cárquemis, de reino a virreinato - Universidad de Castilla

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CÁRQUEMIS, DE REINO A VIRREINATO
Juan A. Belmonte Marín
Manuel Pintado Martínez-Meco
Universidad de Castilla – La Mancha
Dedicado a Th. E. Lawrence, 100 años
después de pisar por primera vez
Yerablus / Cárquemis (11/03/1911)
0. Introducción
El paso del Bronce Medio (BM), ca. 2000-1600, al Bronce Final (BF), ca. 16001200, en Siria-Palestina coincidió con el reinado de Ḫattušili I (ca. 1650-1620), el cual
se lanzó a la conquista de los territorios septentrionales de Yamḫad/Alepo y, también,
con las primeras incursiones por parte de los primeros faraones de la Dinastía XVIII
(ca. 1552-1305) en el sur de esa región.
Por las fuentes escritas provenientes de los archivos reales de Mari (ca. 1810-1761),
sabemos que Cárquemis encabezaba una pléyade de pequeños reinos: Ḫaššum, Uršum y
Zalwar, que a su vez compartían espacio geopolítico en la zona del Éufrates Medio con
los grandes poderes de la Siria del BM: Yamḫad/Alepo y Mari1. Los intereses de
Cárquemis y su territorio se movieron, al parecer, entre estos dos estados, intentando
conservar contactos políticos y/o económicos con ambos. Aunque el control de Yamḫad
sobre zonas situadas al este del Éufrates, seguramente, ya se habría debilitado mucho
antes de que éste cayera en manos hititas, este hecho favoreció de manera importante la
expansión de la influencia de Mittani, una nueva potencia surgida al este del Éufrates,
por el norte de Siria y, naturalmente, sobre Cárquemis.
Más de dos siglos y medio después, Šuppiluliuma I, otro rey hitita (ca. 1370-1342),
consiguió dominar el área de influencia mitania de la orilla derecha del Éufrates y
conquistar Cárquemis. Allí instaló a Piyašili, también llamado Šarri-Kušuḫ, uno de sus
hijos, asimismo como rey. En esta nueva etapa histórica, el Virreinato de Cárquemis se
nos presenta muy activo en la zona, donde los asuntos sirios de Ḫatti son gestionados
por una dinastía instalada en la ciudad, como así se percibe a través de la
documentación de Ugarit y Emar (archivos en funcionamiento desde mediados del s.
XIV a principios del s. XII)2.
Cómo fue ese tránsito, es lo que aquí nos proponemos analizar.
1
Hawkins (1980) 426ss; Klengel (1992) 70-74; Kupper (1992) 16-19; Lacambre – Tunca (1999) 593598; Miller (2001a) 97; Charpin – Ziegler (2003) 206; Oliva (2008) 180 y 420-423.
2
Hawkins (1980) 429-434; Klengel (1992) 120-128; Kupper (1992) 20-23; Lacambre – Tunca (1999)
601s; Singer (1999) 646s y passim; Adamthwaite (2001) 55-70; D’Alfonso (2005) 23s.
1
1. Ḫattušili I en Siria
1.1. Las dos primeras campañas de Ḫattušili I y el asedio de Uršu (ca. 1650-1649)
El desmoronamiento de Yamḫad, un poderoso reino del norte de Siria, comenzó a
hacerse patente a raíz de las campañas militares de Ḫattušili I3. De acuerdo con las
Hazañas de Ḫattušili I4, éste atacó en su primera campaña a la ciudad de Sanawitta
(Saḫuitta en acadio) y, seguidamente, arremetió contra Zalpa (Zalpar en acadio)5.
Durante su segunda campaña, el rey hitita avanzó sobre las ciudades de Alalaḫ (actual
Tell Açana6), Uršu (¿Gaziantep?7), Ikakali8 y Tašḫiniya9:
Versión hitita
Versión acadia
§4 «Al año siguiente marché contra la ciudad
de Alalaḫ y la aniquilé. Luego marché contra
la ciudad de Waršuwa y de la ciudad de
Waršuwa marché contra la ciudad de Ikakali,
marché contra la ciudad de Tašḫiniya.
Aniquilé sus territorios, me llevé su riqueza y
llené completamente con esa riqueza mi casa»
§4 «Al año siguiente marché contra la ciudad
de Alalaḫ y la aniquilé; luego marché contra
la ciudad de Uršu. De la ciudad de Uršu
marché contra la ciudad de Ikakali. De la
ciudad de Ikakali marché contra la ciudad de
Tašḫiniya. A mi vuelta devasté el territorio de
la ciudad de Uršu y cubrí la casa con el oro
del botín»
CTH 4 (Bernabé − Álvarez-Pedrosa, 2000: 103 [T 2])
Si se está en lo cierto con relación a las identificaciones de los lugares citados
anteriormente, se puede intuir que los primeros movimientos militares del monarca
hitita tuvieron un marcado carácter estratégico (véase Mapa 1). Al parecer, intentaba
dominar rutas de acceso hacia la vega baja del Orontes, cercana al Mediterráneo
(Alalaḫ), la llanura de Gaziantep (¿Uršu?), un lugar (¿Ikakali?) en el tramo inicial de la
vía que unía Maraç con Malatya y el Alto Éufrates (Tašḫiniya).
3
Wilhelm (1989) 20-22; Klengel (1992) 76s y 80-82; Liverani (1995) 340-346; Kühne (1999) 207s;
Bryce (2001) 100s; Freu – Mazoyer (2007a) 79ss; Oliva (2008) 484s; Von Dassow (2008) 15s.
4
Documento al que se le han añadido nuevos textos -Salvini (1994), Salvini (1996), Salvini (1998b) 114s,
Miller (2001b) y Durand (2006)- que permiten conocer mejor la historia de los territorios “al otro lado del
río” (Éufrates) durante los momentos finales del Bronce Medio –Salvini (1998a); Forlanini (2004) 412415. Véanse también Wilhelm (1989) 20ss; Kühne (1999) 207s; Bryce (2001) 107-109 y 110s (resulta
paradójico hablar únicamente de las conquistas de Alalah y Uršu como objetivos estratégicos mientras
que el asedio y la destrucción de Ḫaḫḫa sólo se observa como un acto cargado de gran importancia
simbólica); Freu (2003) 18s y 32; Freu – Mazoyer (2007a) 88-92.
5
Para M. Liverani (1995: 340-46) y T. Bryce (2001: 99s.) estas campañas permitieron a Ḫattušili
establecer su autoridad en Anatolia central. Hay quien ha llegado a poner la mención de Zalpar, en la
versión acadia, con relación a Zaruar/Zalwar/Zalbar (sobre esta ciudad, véase infra los ejemplos
documentales de El asedio de Uršu).
6
Bryce (2001: 107) sitúa la destrucción de Alalah durante la primera campaña del reinado de Hattušili I.
7
Según Archi et al. (1971) 45s; Astour (1997) 2s; Astour (2002) 166.
8
Topónimo recogido como Ag(a)gališ por las fuentes de Ebla -RGTC 12/1 p. 27; Pettinato (2000) 272 y
363-, también mencionado en el «Ritual de la liberación» junto a Ebla y otros –Otten (1988) 292; RGTC
6/2 p. 48; Neu (1996); Astour (1997) 6s «It (Saray-köy) stands at 70 Km. in beeline almost exactly of
Gaziantep» / «…one political entity north of the kingdom of Uršu»; Astour (2002) 123s y 141-164;
Pettinato (2000) 81. Freu – Mazoyer (2007a: 81 y 83) se preguntan si Ikkakali pudo ser Ekalte (hipótesis
no argumentada ni explicada en su obra).
9
Topónimo sin localizar, aunque véase Von Schuler (1965) 21: «in der oberen Euphrat-Region» y Collins
(1987) 140s: «Taking both Zalpa and Hemuwa as the southern towns of these names, all of the cities in
question (: Tamalkiya, Hatra, Tashiniya) belong in the Upper Euphrates region».
2
Estas rutas eran los caminos por los que las mercancías de Egipto, Siria-Palestina y
Mesopotamia llegaban a los mercados del norte de Siria, abasteciéndolos de materias
primas. Por ejemplo, el necesario estaño para fabricar bronce, proveniente de Elam,
alcanzaba el Mediterráneo a través del valle del Éufrates en un itinerario anteriormente
asegurado por los asirios. El intento de controlar este recorrido por parte de los hititas10
les llevó a enfrentarse con los intereses de Yamḫad, que no reaccionó enérgicamente
ante el avance de Ḫatti porque pudo haberse encontrado entonces en un momento de
debilidad.
De los objetivos aquí expuestos, cabe destacar el interés hitita por la región eufrática
que discurre desde la zona de Samsat (la clásica Samosata) hasta la desembocadura del
Nahr al-Sāğūr, a unos 20 km al sur de Cárquemis (véase Mapa 1). Por las Hazañas de
Ḫattušili I, no se resuelve que esta última ciudad eufrática se viera acosada por los
hititas. Sin embargo, gracias al texto conocido como El asedio de Uršu11, parece ser que
el “hombre” de Cárquemis ayudó a esta ciudad durante el asalto que sufrió a manos del
ejército hitita12:
«El rey llamó a Šanda a la ciudad de Luḫḫuzantiya y le preguntó acerca del siervo del
hombre de Cárquemis (ARAD LÚ URU.Kar-ka-mi-is): ¿Qué dice la gente / el país? Así le
contestó él: “Cuando Uršu sea destruida, el siervo caerá en nuestras manos. Ahora sus
siervos se hallan en los montes y nos vigilan” Así dijo el rey: ¿Me oyes? – “Te oigo” (dijo
él). Ve y diles: “¡Tanto tú como tú, sed inteligentes, guiad un buen regimiento! En Ḫatti
nunca hubo mal, pero ahora Nunnu y Kuliat han hecho mal. Ahora tú eres testigo de lo que
ha hecho el hombre de Cárquemis (LÚ URU.Kar-ka-mi-is.KI)”»
CTH 7 anv. 21´-27´ (Beckman, 1995: 24ss = Bernabé − Álvarez-Pedrosa, 2000: 111s)
Posiblemente, Yamḫad y los hurritas también pudieron auxiliar a Uršu, ya que
embajadores de Alepo, Zarwar (Zalwar/Zalbar) y Ḫurri (el que, al parecer, les ofreció
refuerzos), entraban y salían o permanecían en Uršu sin que el ejército hitita pudiera
bloquear con éxito las rutas que llegaban hasta ella:
«... El rey se encolerizó. Así habló el rey: “Vigilad los caminos. Tened cuidado con
los que van a la ciudad y con los que vienen de la ciudad. Nadie de entre ellos debe salir a
encontrarse con otro enemigo nuestro, es decir, hacia Zaruar, hacia Alepo, hacia la tropa
hurrita o hacia Zuppa (24-25) ... a-na LÚ.KÚR la ú-uṣ-ṣí / a-na URU.Za!?-ru-a-ar a-na
URU.Ḫa-la-ab.KI a-na ÉRIN.MEŠ Ḫur-ri ù a-na Zu-up-pa)”. Así contestaron:
“¡Vigilamos! Ochenta carros de guerra y ocho batallones rodean la ciudad. El corazón del
rey no debe latir deprisa ¡Estoy en mi puesto!” Pero vino un fugitivo de la ciudad y dijo así:
“El siervo del hombre de Alepo ha venido cinco veces, el siervo de Zuppa se encuentra en
la propia ciudad, la gente de Zaruar entra y sale (29)... LÚ.MEŠ URU Za!?-ru-a-ar i-ru-bu), y
el siervo del hijo del dios de la Tormenta, mi señor, entra y sale...”»
CTH 7 rev. 22-30 (Beckman, 1995: 25ss; Bernabé – Álvarez-Pedrosa, 2000: 113 [T 3])13
10
Klengel (1992) 80s; Liverani (1995) 343; Bernabé − Álvarez-Pedrosa (2000) 88-90; Bryce (2001) 110112; Freu – Mazoyer (2007a) 77s.
11
Beckman (1995); Bernabé − Álvarez-Pedrosa (2000) 111s. Uršu era una ciudad localizada en la orilla
oeste del Éufrates según Bernabé − Álvarez-Pedrosa (2000: 89).
12
Klengel (1992) 74: «A messenger of this ruler (“man” from Karkamish) was in the city of Urshu during
the time of the Hitite siege»; Beckman (1995) 26: «...and the king interrogated him (Šanda) concerning
the serveant of the man of Carchemish (i.e., the king of Uršu?)»; Kühne (1999) 207: «we learn that among
Uršu´s allies, to wich belonged such famous kingdoms as Halab and Carchemish, was included a group
called the “Hurrians troops”»; Bernabé − Álvarez-Pedrosa (2000) 93-95; Bryce (2001) 102ss: «Pero el
punto significativo es que parece que existía alguna forma de alianza entre Uršu, Alepo y el reino
hurrita». Resulta curioso que Freu – Mazoyer (2007a) no pongan de relieve este hecho.
13
Como se puede advertir, hay que aceptar una lectio defficilior: Za!-ru-a-ar (Bernabé − Álvarez-Pedrosa
leen Anwar y Arwar) acorde con el contexto geográfico de los documentos paleoasirios, véase Forlanini,
(1985) 54s.
3
1.2. La sexta campaña de Ḫattušili I (ca. 1645)
Cuatro años después del asedio de Uršu, Ḫattušili I reinició las campañas contra
territorios meridionales14:
Versión hitita
Versión acadia
§§ 10-13 «Al año siguiente marché contra el §§ 10-13 «Al año siguiente marché contra la
territorio de la ciudad de Zaruna. Y marché ciudad de Zarunti y destruí la ciudad de
contra la ciudad de Ḫaššuwa y los hombres de Zarunti. Marché contra la ciudad de Ḫaššu y
la ciudad de Ḫaššuwa marcharon en armas me hicieron frente. Y había con ellos tropas
contra mí. Y con ellos, en su ayuda, estaban de la ciudad de Ḫalap. En las montañas de
las tropas del territorio de la ciudad de Ḫalpa. Adalur causé su derrota. En aquellos días el
Marcharon en armas contra mí y los vencí. Y gran rey cruzó como un león el lecho del río
en días contados atravesé el río Puruna y Puran. Como un león con su zarpa derrotó a
sometí el territorio de la ciudad de Ḫaššuwa, Ḫaššuwa, amontonó polvo sobre ella y llenó
como un león con su zarpa. Y cuando la hube la ciudad de Ḫatti con el botín. ...»
vencido, amontoné el polvo sobre ella, me
quede con toda su riqueza y llené con ella la
ciudad de Ḫattuša. ...»
§§ 14-17 «Y sometí el territorio de Ḫaššuwa §§ 14-17 «En el curso de un año, ellos
en un solo año [...]. Y yo, el gran rey Tabarna, rindieron sus armas [...] la ciudad de Taunaga.
corté su cabeza y marché contra la ciudad de Y cortó su cabeza [...] la ciudad de Zippašna.
Zippašna. Subí por la noche al territorio de la Me acerqué de noche. Y la divinidad solar se
ciudad de Zippašna, trabé con ellos combate, situó a la espalda del territorio montañoso.
amontoné el polvo sobre ellos y el dios del
Yo, el gran rey Tabarna, había marchado
Sol penetró en los territorios.
contra la ciudad de Zippašna.
Y yo, el rey Tabarna, había marchado contra
Pero miré hacia la ciudad de Ḫaḫḫu como
la ciudad de Zippašna.
un león furioso. Destruí la ciudad de Zippašna
Mas a la ciudad de Ḫaḫḫa no dejaba de y la aniquilé. Ofrecí sus dioses a la diosa del
mirarla con el ceño fruncido, como un león. Y Sol de la ciudad de Arinna.
aniquilé la ciudad de Zippašna, le arrebaté sus
Marché contra la ciudad Ḫaḫḫu. Intenté por
dioses y se los ofrecí a la diosa del Sol de la tres veces el asalto contra la puerta de la
ciudad de Arinna.
ciudad y la destruí. Sus bienes los llevé a mi
Y marché contra la ciudad Ḫaḫḫa, y en la ciudad, a Ḫatti...»
ciudad de Ḫaḫḫa intenté por tres veces el
asalto contra las puertas de la ciudad. Y
aniquilé la ciudad de Ḫaḫḫa, le arrebaté su
riqueza y la llevé conmigo a Ḫattuša, mi
ciudad ...»
CTH 4 (Bernabé−Álvarez-Pedrosa, 2000: 105ss y 109s [T 2])
Primeramente, Ḫattušili I marchó contra la ciudad y/o el territorio de Zaruna
(Zarunti en acadio, situada cerca de Alalaḫ15), destruyéndolos16. Seguidamente, también
marchó contra la ciudad de Ḫaššuwa (Ḫaššu en acadio, un reino situado cerca de
Uršu)17, enfrentándose a su ejército. En esta ocasión, Alepo (Ḫalpa/Ḫalap) sí reaccionó
14
Klengel (1992) 81s; Liverani (1995) 343s; Bernabé − Álvarez-Pedrosa (2000) 91-93; Bryce (2001)
197-109; Freu – Mazoyer (2007a) 85-88.
15
Bryce (2001) 108, n. 56.
16
Posteriormente, la ciudad de Zaruna fue también atacada por Idrimi de Alalaḫ ca. 1490/80 (véase
RGTC 12/2, p. 352).
17
Reino al este del Éufrates que debió localizarse no lejos de Uršu (quizás en zona de Tilmen Hüyük,
véase Mapa 1). A esta última ciudad, con motivo del asedio a la que la sometió el ejército hitita, se
4
y mandó tropas propias para apoyarlo, pero este ejército conjunto fue vencido por los
hititas en las montañas de Adalur, un lugar concreto que se cita en la versión acadia y no
en la versión hitita de las Hazañas de Ḫattušili I18. Entonces, el ejército hitita cruzó el
río Puruna (Puran en acadio)19, destruyó la ciudad de Ḫaššuwa «a fuego» y sometió su
territorio en un año.
En su empeño de aislar a Alepo, el rey hitita atacó nuevas ciudades de la región. En
la versión acadia de sus Hazañas, aparece citada una ciudad llamada Taunaga de la que
no se dice nada más porque falta el texto que precede a este topónimo. La siguiente
localidad contra la que se lanzó Ḫattušili I fue Zippašna, la cual fue aniquilada de
noche. Desde aquí, marchó hacia la urbe de Ḫaḫḫa -Ḫaḫḫu en acadio, ubicada en el
Éufrates, posiblemente podría identificarse también con Samsat o con Lidar Hüyük20
(véase Mapa 1)- que había intentado ayudar a Zippašna en vano21 y sufrió la misma
suerte que Ḫaššuwa; después de tres intentos de asalto, fue aniquilada también «a
fuego». A continuación, el rey hitita, al igual que hiciera Šarrukin (Sargón de Akkad)
hacia el 2340, también venció a Ḫaḫḫa pero el primero, al contrario que hicieran los
acadios, la destruyó por completo:
Versión hitita
Versión acadia
«(§ 20) Nadie antes había cruzado el río
Mala. Y yo, el gran rey Tabarna, lo atravesé
por mi propio pie y mi ejército lo atravesó por
su propio pie tras de mí. Sólo Šarrukin lo
había atravesado y había derrotado a las
tropas de la ciudad de Ḫaḫḫa, pero no le hizo
nada a la ciudad de Ḫaḫḫa. No la destruyó por
completo a fuego y el humo no se dispersó
hacia el dios de la Tempestad del cielo.
(§ 21) En cambio yo, el gran rey Tabarna,
aniquilé Ḫaššuwa y Ḫaḫḫa y las incendié a
fuego, le mostré el humo al dios de la
Tempestad del cielo y uncí a un carro al rey
de Ḫaššuwa y al rey de Ḫaḫḫa»
«(§ 20) Nadie había atravesado el río Puratta.
El gran rey, el Tabarna, lo atravesó con su
propio pie y sus tropas lo atravesaron con su
propio pie tras él. Sólo Šarrukin lo había
atravesado y había derrotado a las tropas de la
ciudad de Ḫaḫḫu, pero no le hizo nada a la
ciudad de Ḫaḫḫu, no la entregó al fuego, no
hizo que el dios de la Tempestad viera el
humo.
(§ 21) Pero el gran rey, el Tabarna, cuando
aniquiló al rey de la ciudad de Ḫaššu y a la
propia Ḫaššu y al rey de la ciudad de Ḫaḫḫu y
a la propia Ḫaḫḫu, les puso fuego y mostró el
humo al dios del Sol del cielo y al dios de la
Tempestad y unció al carro al rey de Ḫaḫḫu»
CTH 4 (Bernabé − Álvarez-Pedrosa, 2000: 107 y 110 [T 2])
Después del relato de la toma de Ḫaḫḫa, se cita en las Hazañas de Ḫattušili I la
ciudad de Tikunā (URU.Ti8-ku!-na-ia en acadio), cuyo rey vasallo ofreció un carro
ligero de plata al gran rey hitita22.
trasladó un gran ariete para sustituir a otro roto cortado en sus montañas, Bernabé − Álvarez-Pedrosa
(2000): 91 y 111.
18
Bryce (2001) 108, n. 58.
19
Un río que los estudiosos han querido identificar tanto con el Pyramos/Ceyhan, como con el Éufrates,
el Orontes o el Afrin, Bernabé − Álvarez-Pedrosa (2000) 91s: «¿actual Ceyhan?»; Bryce (2001) 108 [sin
pronunciarse] y n. 55 (con bibliografía anterior); Freu – Mazoyer (2007a) 90: «le Pyramos classique (turc
Ceyhan)» y n. 173 (con bibliografía anterior).
20
Liverani (1988); Bryce (2001) 108s, nn. 60 y 61.
21
Bryce (2001) 108.
22
Sobre las nuevas lecturas que no recogen Bernabé − Álvarez-Pedrosa (2000) 107, véase Miller (2001b)
411. En cuanto a las relaciones entre Ḫattušili I y Tikunani, véase la bibliografía de la primera parte de la
nota 4.
5
Mapa 1. El Éufrates Medio durante las campañas de Ḫattušili I (obtenido de Veenhof, 2008: 4)
2. De la caída de Alepo (ca. 1595) hasta el reinado de Telepinu (ca. 1525-1500)
Aunque Ḫattušili I, al final de su reinado, dominaba extensas regiones, como el
entorno del río Halys (Marrasantiya), las tierras al sur de este río hasta el Mediterráneo,
las rutas de comunicación del Tauro y Antitauro, la zona norte de Siria hasta Alalaḫ
(salvo Alepo), la orilla este del Éufrates e incluso algunos territorios al otro lado del río,
fracasó precisamente en la conquista de Alepo, el principal problema para asegurar el
control hitita sobre Siria. Cuando Muršili I (ca. 1620-1590), su sucesor e hijo adoptivo,
comenzó su mandato, este inconveniente todavía existía. Para superarlo, emprendió una
campaña contra esa ciudad y se embarcó también en una empresa aún más ambiciosa: la
conquista de Babilonia23.
En algunos documentos hititas posteriores al reinado de Ḫattušili I, la derrota del
reino de Alepo se exponía como un proceso iniciado por este rey y finalizado por
Muršili I, lo que permite pensar que Ḫattušili I acabó con el predominio de Yamḫad
sobre sus zonas vecinas, pero no pudo conquistar Alepo, cosa que sí hizo Muršili I24.
23
Liverani (1995) 336 y 344; Bernabé − Álvarez-Pedrosa (2000) 133s; Bryce (2001) 129; Charpin (2004)
382ss; Freu – Mazoyer (2007a) 111ss.
24
Por ejemplo, en el Edicto de Ḫattušili I (CTH 5, véase Bernabé − Álvarez-Pedrosa (2000) 98):
«…También el hombre de la ciudad de Alepo desdeñó las palabras de su padre (del de Muršili I).
¡También la ciudad de Alepo será destruida!»; en un fragmentario texto sobre Muršili I y Hantili I (CTH
11 = Bernabé − Álvarez-Pedrosa (2000) 137 [T 8]): «Y fue (Muršili I) a la ciudad de Alepo y vengó la
sangre de su padre» (véase también Bryce (2001) 128); en el Edicto de Telepinu (CTH 19 = (Bernabé −
Álvarez-Pedrosa (2000) 155 [T 12]): § 9 «Marchó (Muršili I) contra la ciudad de Alepo y aniquiló a
Alepo y se llevó consigo cautivos y bienes de Alepo a Ḫattuša…»; en el Tratado entre Muršili II y Talmi-
6
La toma de esta ciudad representó para los hititas el control tanto de Siria como de las
rutas que la alcanzaban, las cuales portaban las valiosas materias primas antes citadas.
En esta coyuntura, aunque el conflicto entre hititas y hurritas persistía25, Muršili I no
se detuvo en Alepo. La conquista de Yamḫad le dejó el camino libre hacia el Éufrates y
marchó hacia Babilonia, probablemente aprovechando la debilidad de este país. Una
expedición de tal magnitud implicaba que los hititas seguramente controlaban
totalmente Siria ya que, para lanzarse a tomar Babilonia era necesario tener bien
cubierta la retaguardia. Cárquemis también se encontraría bajo dominio de Ḫatti,
aunque no existe documentación de la época que lo confirme26.
Babilonia fue también destruida y el gran botín conseguido allí por los hititas se
sumó al logrado en Alepo27. La razzia contra Babilonia no tuvo como objetivo el
asentamiento hitita en su territorio porque había demasiada distancia desde Hattuša para
que se pudiera controlar con efectividad tan vasta área. Los que se beneficiaron de la
expedición fueron los casitas, quienes lograron establecerse como nueva dinastía en la
ciudad aniquilada, sustituyendo a la vieja dinastía amorrea de Hammurabi28. Es posible
que ellos negociaran la expedición con los hititas, ofreciéndoles un importante botín y
un aliado en el sur contra el peligro hurrita a cambio del poder en Babilonia. La
cooperación con los casitas se pudo dar ya en la propia conquista de Alepo. De todos
modos, la incursión contra Babilonia representó para Hatti un enorme prestigio y uno de
los máximos triunfos de toda su historia29.
Pocos años después de que Muršili I regresara a Ḫattuša, fue asesinado por el que le
sucedió en el trono, su cuñado Ḫantili I (ca. 1590-1560), ayudado, a su vez, por su
yerno Zidanta. Este último intentó mantener durante algún tiempo la influencia hitita en
Siria y en el Éufrates. Dirigió operaciones militares por la región contra los hurritas
alcanzando Cárquemis, que se había rebelado frente al poder hitita junto a otras
ciudades30. Al parecer, durante o inmediatamente después del reinado de Ḫantili I, los
hititas perdieron el control de Siria y la Alta Mesopotamia ya que, en ese momento,
además de los acontecimientos internos que se produjeron en Ḫattuša, coincidió con una
reorganización política en esa zona que terminó con el surgimiento del reino de Mitanni,
Šarruma de Alepo (CTH 75 = PDK nº 6 = Bernabé – Álvarez-Pedrosa (2004) T 51 § 4): «Antaño los
reyes del país de Alepo tomaron el título de Gran Rey. Luego Ḫattušili (I), Gr[an R]ey, rey del país de
Ḫatti, acabó con la soberanía de ellos. Después de Ḫattušili (I), rey del país de Ḫatti, Muršili (I), Gran
Rey, el nieto de Ḫattušili (I), Gran Rey, arruinó la soberanía del país de Alepo y el (propio) país de
Alepo» (para una interpretación diferente, véase Bryce (2001) 114, n. 73).
25
El enfrentamiento hitito-hurrita aparece asimismo citado en los documentos de la nota anterior, tanto en
CTH 11 [Bernabé – Álvarez-Pedrosa (2000) T 8]: «… Muršili (I) hizo expiar su culpa (por haber
conquistado Alepo) al territorio de los hurritas», como en CTH 19 [Bernabé – Álvarez-Pedrosa (2000) T
12]: § 9 «…(Muršili I) combatió a los hurritas…».
26
Hawkins (1980) 428; Bryce (2001) 128-131; Freu – Mazoyer (2007a) 109.
27
Estas acciones también están reflejadas en una Crónica sobre Muršili y Ḫantili [CTH 11 = Bernabé –
Álvarez-Pedrosa (2000) T 8]: «…Luego (Muršili I) marchó hacia la ciudad de Babilonia y destruyó la
ciudad de Babilonia»; en el Edicto de Telepinu [CTH 19 = Bernabé – Álvarez-Pedrosa (2000) T 12]: § 9
«…A continuación (Muršili I) marchó a Babilonia y aniquiló Babilonia…y se llevó consigo cautivos y
bienes de Babilonia a Hattuša»; en fragmentos relativos a la Expedición de Muršili contra Babilonia
[CTH 10 = Bernabé – Álvarez-Pedrosa (2000) 133s]: «(...) en el cielo, hicimos enfermar a los dioses [...]
nos llevamos los bienes de Babilonia [...] fuimos en busca de sus vacas, de su gente...»; en la Plegaria a
la diosa de Arinna (CTH 376 = Lebrun (1980) 155-179); etc.
28
Klengel (1992) 82; Liverani (1995) 336; Bryce (1998) 130s; Bernabé − Álvarez-Pedrosa (2000) 133s;
Freu – Mazoyer (2007a) 111-115.
29
Bryce (2001) 129s; Bernabé − Álvarez-Pedrosa (2000) 134.
30
Bernabé − Álvarez-Pedrosa (2000) 155 [T 12]: Edicto de Telepinu § 12 «…Las ciudades de Aštata,
Šukziya, Ḫurpana y Cárquemis dejaron de enviar regularmente tropas a la tierra de Ḫantili»; § 14 «…El
enemigo hurrita invadió la tierra de Ḫatti…».
7
facilitada por la derrota de Yamḫad a manos de Muršili I31. De todas formas, el
resultado de las acciones bélicas fue que los hurritas estuvieron obligados a retroceder
antes de que capturaran la propia Ḫattuša32.
Zidanta I (ca. 1560-1540) sucedió a Ḫantili I después de eliminar a su heredero y a
sus hijos. Pero disfrutó de un reinado muy corto ya que su propio hijo, Ammuna,
también lo asesinó y alcanzó así el poder. Parece ser que el mandato de éste último fue
problemático, produciéndose en él carestías, insurrecciones y derrotas. Aunque
Ammuna intentó restablecer la autoridad hitita en zonas que se volvieron hostiles, las
incursiones de los hurritas desde el sureste y las de los kaška por el norte, lo hicieron
fracasar33.
Cuando Telepinu (ca. 1525-1500) alcanzó el trono después de numerosas intrigas
palaciegas, se encontró con un territorio de soberanía hitita reducido sólo a la Anatolia
Central. Se esforzó, entonces, en tratar de mantener bajo control la zona del Éufrates
anteriormente dominada por Ḫatti. Para ello, se dirigió hacia la ciudad de Ḫaššuwa
(probablemente Tilmen Hüyük) y la atacó, aniquilándola34. Al parecer este enclave
podría ser visto por los hititas como un punto fronterizo meridional a controlar frente a
la influencia hurrita.
3. La región de Cárquemis entre 1500 y 1348/47
3.1. ¿Qué aportan las fuentes escritas egipcias?
Se suele aceptar que ya Amenofis I (ca. 1527-1506) «ensanchó las fronteras de
Egipto... y, tal vez, llegara al Éufrates»35, aunque otros autores no comparten esta
opinión36. Si bien sólo tenemos constancia de la llegada de los ejércitos de Tutmosis I
(ca. 1506-1494) a la zona más septentrional de Retenu (es decir, Siria-Palestina), el
territorio denominado Naharina por los escribas egipcios.
31
Wilhelm (1989) 22s;...; Freu (2003) 32s; Liverani (2006) 55.
Bryce (2001) 132-133.
33
Bernabé − Álvarez-Pedrosa (2000) 156 [T 12]: § 20 «…Y en sus manos (las de Ammuna) los granos,
los viñedos, los bueyes, las ovejas, no medraban. Se echaban a perder bajo su mano», § 21 «Y se
volvieron enemigos los territorios de Ḫa/Zaga, Matila, Galmiya, Adaniya, Arzawa, Parduwata y Aḫula. Y
de cualquier lugar al que el ejército fuera en campaña, nunca volvía triunfador». Adaniya se localizó en la
región que más tarde fue el independiente reino de Kizzuwatna y cuya pérdida posiblemente privó a los
hititas de su acceso a Siria a través del Tauro, Bryce (2001) 134. En las Crónicas de Ammuna (CTH 18)
se expone el reinado del mismo de una forma muy diferente a la del Edicto de Telepinu: el rey hitita «hizo
del mar sus fronteras», hecho que pudo suponer el dominio de una amplia zona, aunque esta expresión es
de una fórmula y quizá no pueda ser interpretada de manera literal. En CTH 18 también aparecen otras
ciudades que se sublevaron: Tipiya, Ḫaspina, otra vez Parduwata y Ḫaḫḫa, ciudad eufrática ya
protagonista en una de las campañas de Ḫattušili I, Bernabé − Álvarez-Pedrosa (2000) 147; Bryce (2001)
134s, n. 31.
34
Ḫaššuwa, que también fue protagonista de una campaña de Ḫattušili I, y Zizzilippa son citadas,
asimismo, en el Edicto de Telepinu (Bernabé − Álvarez-Pedrosa (2000) 157 [T 12]: § 24 «Cuando yo,
Telipinu, me senté en el trono de mi padre, fui a la ciudad de Ḫaššuwa para una campaña y aniquilé la
ciudad de Ḫaššuwa. Y mi ejército estuvo en la ciudad de Zizzilippa y en Zizzilippa tuvo lugar una
batalla»), así como Lawazantiya, antigua base de operaciones de Ḫattušili en la zona (Bernabé − ÁlvarezPedrosa, 2000: 157 [T 12]): § 25 «Cuando yo, el rey, fui a la ciudad de Lawazantiya, Laḫa fue mi
enemigo y sublevó la ciudad de Lawazantiya». Véase también Bryce, 2001: 136, nn. 34 y 35.
35
Padró (1996) 263, siguiendo el artículo de Redford (1979).
36
Véase Kühne (1999) 212 n. 59: «It shows, however indirectly, that the question about Amenophis I’s
Asian policy cannot be settled as yet» y Martínez Babón (2003) 43: «No se han conservado fuentes
fidedignas de Amenofis I que indiquen actividades militares en territorio asiático».
32
8
La incursión hasta Naharina se menciona en dos textos que recubren las tumbas
de soldados, situadas en Al-Kab, que participaron en la campaña de este último faraón:
la del almirante Ahmose, hijo de Ebana, y la del soldado Ahmose Pennekhbet37. Y se
intuye también en la Estela de Tombos, levantada a más de 100 km al sur de la Tercera
Catarata, hoy Sudán, en la que se cita «aquel río invertido (en el que) se navega río
abajo yendo hacia el sur»38, posiblemente el Éufrates, como frontera más septentrional
de Egipto39.
Si nos atenemos a lo que expuso su nieto Tutmosis III, Tutmosis I pudo cruzar
junto con su ejército el río Éufrates y erigir una estela en la otra orilla del mismo (véase
infra). Así, el Éufrates pudo pasar a ser «un perfecto sustituto del océano cósmico» y la
erección de la estela, la conmemoración de la llegada al fin del mundo, además al
enemigo (Naharina/Mittani) se le trasladaba de forma simbólica la consolidación del
poder egipcio al otro lado del Éufrates, los territorios más próximos a su capital40.
Bajo el reinado Tutmosis III (ca. 1490/1468-1436), se inauguró una etapa de
esplendor para Egipto, al mismo tiempo que comienza la verdadera presencia militar
egipcia en Asia. Este monarca necesitó 17 campañas para someter Palestina y la costa
sirio-libanesa (ca. 1468-1449), recogidas en los Anales de Tutmosis III41 e inscritos en
el interior del templo de Amón en Karnak, pues tuvo que enfrentarse a unas fuerzas
superiores a las de unos simples reyezuelos locales.
Tutmosis III, tras haber vencido a una coalición de príncipes sirios aliados de
Mittani en Meguido, se aseguró el control de los puertos de la costa fenicia para el
traslado por vía marítima de sus tropas a Siria, haciéndose con Qadeš después de siete
campañas. En la octava, la que se efectuó en el año 33 de su reinado (ca. 1457),
Tutmosis III penetró con su ejército hasta el interior de Siria y combatió por primera vez
a las propias fuerzas mitanias42, hecho que marcó la cumbre del éxito militar egipcio en
esta zona43:
«Año 33. Su majestad estaba en la tierra de Retenu. Alcanzando [la región de
Qadna en la octava campaña de victoria.
Vadeando el río de Naharina (= Éufrates) por su majestad al frente de su tropa,
hasta (alcanzar) la orilla] oriental del río. Él dejó una estela al lado de la de su “padre”,
37
Véase Galán (2002) 38-42 [Inscripción del almirante Ahmose, hijo de Ebana] (esp. p. 42); Ibid. 43-45
[Inscripción de Ahmose Pennehbet] (esp. p. 44).
38
Véase Galán (2002) 48-51 (esp. p. 50).
39
Véase BARE 2 p. 73; Redford (1979) 68ss; Edel (1980) 72; Hannig (1995) 329: «mw pf qdw ḫdd m
ḫntyt “jenes umgedrehte Wasser das stromab nach Süden zieht (der Euphrat)”»; Redford (2005) 222s.;
contra Galán (2002) 50s. n. 12; siguiendo a Goedicke (1974); Goedicke (1996) 172 (quien argumenta que
la expresión mw qdw debe referirse a la Tercera Catarata del Nilo) o Bradbury (1984-85) 4ss. (quien
interpreta que puede ser la curvatura del cauce del Nilo en la región de la Cuarta Catarata).
40
Parece que existe consenso por parte de los investigadores en que la estela fue erigida al este del
Éufrates, Helck (1981) 241ss; Galán (2002) 90; Liverani (2003) 66; Redford (2006) 333; Pérez Largacha
(2007) 333. Sin embargo, las diferentes menciones sobre la erección de la estela no terminan de ser
coincidentes, véase Redford (2003) 220ss, Anales (véase infra); Estela de Armant, Galán (2002) 115:
«inscribió una estela de victoria en su lado [...]»; y Estela de Gebel Barkal, Galán (2002) 120: «Mi
majestad erigió entonces una estela real en aquella colina de Naharina, esculpida en la vertiente del lado
oeste del Éufrates».
41
Klengel (1992) 91-95; Galán (2002) 75-100; Martínez Babón (2003) 55-70; Redford (2003) passim;
Redford (2006).
42
Sobre la ruta que le llevó desde Egipto a Siria (o el itinerario que siguió) no existe información,
Martínez Babón (2003) 65 n. 151). A veces se echa mano de la Biografía de Amenemheb -Faulkner,
(1946) 39-41; Gardiner (1947) I *157s- o de la Lista topográfica de Tutmosis III –Helck (1971) 140-153para precisarla, pero la cuestión está todavía pendiente de resolverse.
43
Véase Galán (2002) 90-91; Martínez Babón (2003) 65-67; Redford (2003) 73-76.
9
el rey de Egipto Aheperkara (= Tutmosis I). Su majestad viajó hacia el norte saqueando
poblaciones, asolando regiones, debido a aquel enemigo de la maldita Naharina44.
(...) [...] con la tropa entera: 3 jefes, 30 mujeres suyas, 80 personas capturadas,
66 dependientes hombres y mujeres junto con sus niños, [...] hombres que se habían
rendido, [sus] mujeres [y sus niños...]. [...] su cosecha saqueada.
Su majestad alcanzó la ciudad de Niya viajando hacia el sur. Al llegar su
majestad, él había dejado su estela en Naharina, expandiendo las fronteras de Egipto
[...].
[Relación] de los productos traídos por los jefes de esta tierra para su majestad:
513 dependientes hombres y mujeres, 260 caballos, 45 deben y 1/9 de qidet de oro,
vasijas de plata la estilo de Yahi [...] (...) 28 bueyes, vacas y cabestros, 564 toros, 5.323
cabras, 828 jarras de incienso, jarras de aceite y de [aceite de virgen...] todo lo dulce de
esta tierra y todas sus abundantes frutas» (Urk. IV 696ss. = Galán 2002: 90)
Además del relato de la octava campaña de Tutmosis III por medio de sus
anales, conocemos los siguientes textos que nos permiten precisar aún más estas
campañas:
1. La Biografía de Amenemheb, inscripción hallada en una tumba situada en Abd
al-Qurna perteneciente a un oficial del ejército de Tutmosis III, que realizó capturas
(prisioneros, animales, armas, etc.) en un lugar denominado “Colina del Enebro”, al
oeste de Alepo, y en la tierra de Cárquemis, desde donde cruzó «el agua de Naharina»:
«De nuevo hice captura(s) (en) esta campaña, en la “Colina del Enebro”, al
oeste de Alepo, y me traje 13 hombres semitas cautivos, 70 asnos vivos, 13 hachas de
bronce, el bronce labrado como oro [...].
De nuevo hice captura(s) (en) esta campaña, en la tierra de Cárquemis, y me
traje [...] como cautivos. Crucé el agua de Naharina (= Éufrates), estando ellos en mi
mano [...], y los [puse] delante de mi señor. Él me recompensó entonces con una gran
recompensa. Relación: [...]» (Galán, 2002: 130; Redford 2003, 168).
2. La Estela de Armant, en la entrada al templo de Montu de esa localidad,
situada a unos 20 km al sur de Tebas, nos indica:
«Os contaré lo que se hizo delante de toda la tropa, sin exagerar ni mentir, sin
adornar palabras. Si pasa un momento de diversión cazando en cualquier colina, el
número de lo que él se trae es mayor que las capturas de toda su tropa. Él mató siete
leones disparando (flechas) en un instante, y se trajo un grupo de 12 toros salvajes a la
hora del almuerzo, sus colas colgándole por detrás. Abatió a 120 elefantes en la tierra de
Niya, volviendo de Naharina. Cruzó el Éufrates y pisoteó los poblados de ambos lados,
consumidos por el fuego para siempre. Inscribió una estela de victoria en su lado [xxx]»
(Galán, 2002: 115; Redford, 2003: 155)
3. La Estela de Gebel Barkal, en el templo de Amón de ese lugar, situado a unos
100 km antes de llegar a la Cuarta Catarata, nos muestra que el ejército mitanio huyó a
la otra orilla, siendo perseguido por los egipcios, quienes atravesaron el río gracias a
barcos que habían sido prefabricados cerca de Biblos, en madera de conífera, y
transportados hasta allí en carros de bueyes:
«Mi majestad marchó luego hacia los confines de Retenu. Hice que se talara
(madera para construir) numerosas embarcaciones de pino de las colinas de la Tierra-deDios, en las proximidades de la señora de Biblos, que se colocará sobre carros y que
44
«... en busca de aquel maldito enemigo de Mittanni» (según la Estela de Gebel Barkal, Urk. IV 1232, 12
= Galán (2002) 120). Es posible que ese «maldito enemigo» fuese Parsatatar y que, aunque ciertamente la
derrota hurrita debió ir acompañada de un tributo de sometimiento, el éxito egipcio resultara algo efímero,
si nos atenemos a que las campañas egipcias por el centro-norte de Siria continuaron después de la octava
campaña de Tutmosis III (año 33).
10
bueyes la arrastraran. Navegaron delante de mi majestad para cruzar aquel gran río que
fluye entre esta tierra y Naharina.
El rey es él, de quien se alardea como consecuencia de sus acciones en batalla,
quien cruza el Éufrates al frente de su tropa persiguiendo a quien le atacó, en busca de
aquel maldito enemigo de Mittani. Él había huido delante de su majestad hasta otra
tierra lejana por miedo. Mi majestad erigió entonces una estela real en aquella colina de
Naharina, esculpida en la vertiente del lado oeste del Éufrates (...)»
(Galán, 2002: 120 = Redford, 2003: 106)
Por la documentación hasta ahora indicada, parece que Tutmosis III erigió una
estela en una de las orillas del río. Si nos decantamos por la oriental, tanto este faraón
como su abuelo, casi 50 años antes, vadearon el Éufrates. Si el paso fue en las cercanías
de Cárquemis, ¿cuáles pudieron ser las poblaciones atacadas en territorio de Naharina?
(véase supra: Anales Año 33 y Estela de Armant).
Además, como consecuencia de esta exitosa campaña, también en estos Anales
se reflejan los regalos que el faraón recibió de los sucesores del monarca hitita
Telepinu45, quienes formalizaron relaciones diplomáticas con el Egipto de Tutmosis III
igualmente con pactos formales46 para beneficiarse mutuamente ante Mitanni, la tercera
potencia en discordia por el control de la zona sirio-eufrática:
«Productos del jefe de Babilonia (eg. Śngr en egipcio): […] deben de lapislázuli
auténtico, lapislázuli sumando 24 deben, lapislázuli de Babilonia […]
[Productos del jefe de Assur (?) en este año]: una cabeza de carnero de lapislázuli
auténtico, 15 qidet de lapislázuli auténtico, junto con vasijas […]
Productos de la gran Ḫatti en este año: 8 aros de plata que suman 401 deben, 2
piedras grandes blancas valiosas, madera-ṯagu […].
Su majestad llegó en paz a Ta-meri de su marcha por Naharina, expandiendo las
fronteras de Egipto».
(Recepción de dones y dádivas [año 33, 1457]: Urk. IV 700ss; Galán 2002: 91)
«(...) Productos del jefe de la gran Hatti en este año: plata [...]. (...)».
(Recepción de dones y dadivas [año 41, 1449]: Galán, 2002: 96; Redford, 2003: 93s)
3.2. ¿Qué ofrecen las demás fuentes?
De este periodo no se ha encontrado, hasta el momento, ninguna otra referencia
a Cárquemis en las series documentales de la región47. Por medio de los archivos reales
del nivel IV de Alalaḫ (ca. 1480-1350), sabemos que los gobernantes de esta ciudad
45
Klengel (1992) 95: «the identity of this Hittite king is not clear»; Redford (2003) 75, 76s
(Zidanta/Huzziya II según Bryce (2001) 156 n. 97); Freu – Mazoyer (2007b) 71s (Ḫattušili II); etc.
46
Tratado de Kurustama (= CTH 134), véase Padró (1996) 271; Bryce (2001) 156; Martínez Babón,
(2003) 66; Freu – Mazoyer (2007b) 51-53.
47
Véase Hawkins (1980) 428: «the rise and expansion of Mitanni is poorly documented and Alalaḫ level
IV texts do not refer to Karkemiš». Si bien habría que señalar una mención de Cárquemiš en la Lista
topográfica de Amenofis III [ca. 1438-1412] (para Kupper (1992) 19s y Lacambre – Tunca (1999) 599 la
mención de Qrqm[š] en la Lista AN: 8 (Edel, 1966: 4s) «ne peut être question alors d’une conquête
durable» y «sans pour autant que cette mention puisse signifier une quelconque présence égyptienne dans
la région»). Y también la cita de la ciudad en una carta, muy fragmentada, de Akizzi de Qatna a Amenofis
IV (ca. 1364-1347): «Il messaggero [del mio signore] è venuto presso di me, e ha detto [così:] 40) “Sto
andando al paese di Mitanni, tre o quatro re sono ostili al re di Hatti, si sono messi tutti dalla mia parte”
[... ...] i suoi carri 45) [... ...] il suo messaggero [... ...] non può [... ...] non rinuncia. [... 50) ... Car]quemis [...
...]» (EA 54 [= LA 266]: 36-50).
11
controlaban una disminuida parte del antiguo reino de Alepo; siendo ahora
Alalaḫ/Mukiš, al parecer, un vecino oriental de Cárquemis, aunque este último territorio
quedaba lejos del horizonte geográfico de su documentación escrita48. Sin embargo, es
aceptado por buena parte de los investigadores que se dio un dominio mitanio al oeste
del Éufrates49, aunque los papeles que jugaron tanto Alepo como Cárquemis, dentro de
la estructura organizativa de la nueva potencia hurrita, no nos quedan claros.
Sobre la posición jerárquica de la ciudad de Alepo en este momento,
disponemos de datos escritos que nos muestran un LÚ.ḫa-al-ṣú-uḫ-lu ša URU.Ḫa-laab.KI «jefe del distrito de Alepo»50 (época de Niqmepa, ca. 1430/20). Información que
coincide con la cita de un ḫal-ṣí URU.Ḫal-pa «distrito de Alepo» (época de Artatama,
ca. 1420-1400), recogido en una reciente tablilla hallada en Tall Bazi (¿Baṣīru?),
yacimiento situado en la orilla izquierda del Éufrates51.
En cuanto a Cárquemis, sólo nos consta que en las campañas de Telepinu, hijo
de Šuppiluliuma, durante la «Guerra Hurrita» (ca. 1347-1342), era una entidad
territorial (KUR URU.Kar-ga-miš, véase infra), cuya capital era la propia ciudad que
inicialmente no se sometió:
«... A II 1-8) Tropas de suteos vinieron en multitud y atacaron su ejército por la
noche. Entonces los dioses de mi padre ayudaron a mi hermano, (de esta manera) él
derrotó las tropas de suteos del enemigo y los mató. Y cuando él hubo derrotado a las
tropas suteas, el país del enemigo lo vio, ellos tuvieron miedo y todos los países de
Arziya (KUR URU.Ar-z[i-i]a) y Cárquemis (KUR URU.Kar-ga-miš) hicieron la paz
con él. Asimismo la ciudad de Murmuriga (URU.Mu-ur-mu-ri-ga) hizo la paz con él.
9-14)
En el territorio de la ciudad de Cárquemis (KUR URU.Kar-ga-miš), la
misma Cárquemiš (URU. Kar-ga-miš) fue el único lugar que no hizo la paz con él. Así
que el sacerdote, mi hermano, dejó 600 hombres, carros de guerra y a Lupakki, el
Comandante en jefe de las tropas en la región de Murmuriga (KUR URU.Mur-mu-riga), mientras que el sacerdote fue a Ḫattuša para encontrarse con mi padre. Pero mi
padre se hallaba en la ciudad de Uda celebrando fiestas religiosas, por lo que se citaron
allí.» (Hazañas de Šuppiluliuma I contadas por su hijo Muršili I, fr. 28; Bernabé –
Álvarez-Pedrosa, 2004: 67ss)
Por otra parte, los estudios sobre los restos arqueológicos del BF I (ca. 16001400) en el Éufrates Medio, que casi coincide con la fuerte presencia de los hurritas en
la zona, no terminan de ilustrarnos cómo fue tal control político. Hasta ahora, parece
que la siguiente etapa (BF II, ca. 1400-1200), fase hitita y/o posible influjo asirio en las
zonas orientales del río, es la que mejor se está percibiendo52. Aunque conviene estar
atento a los últimos informes arqueológicos sobre el BF I relacionados con Tall Šiyuḫ
Tahtani53, Ekalte/Tall Munbāqa54, Tall Bazi/Baṣīru55, Umm al-Marra56, Tall Amarna57,
etc. (véase Mapa 2).
48
Von Dassow (2008) 66s y 504 (mapa).
Klengel (1965) 37-40; Klengel (1978) 110; Wilhelm (1989) 25; Córdoba (1989-1990) 93 y 131;
Klengel (1992) 120; Márquez (1997) 196s; Bryce (2001) 205 y 220; Sallaberger – Einwag – Otto (2006)
99.
50
Véase el último estudio sobre AlT 101 realizado por Márquez (1997).
51
Sallaberger – Einwag – Otto (2006) 81, línea 6.
52
Luciani (1999-2001) 106ss; Tenu (2006) 167-177.
53
http://www.unipa.it/falsone/en/excavation.html (véase The Late Bronze Age – Level VII).
54
Werner (1998) 49-60.
55
Sallaberger – Einwag – Otto (2006) 77-84; Otto (2008).
56
Cooper – Schwartz – Westbrook (2005); véase también http://nearast.jhu.edu/uem/page5.html.
57
Experiencia personal a través de nuestra participación en la Misión Arqueológica de la Universidad de
Barcelona en Tall Amarna, Siria (véase Report for the Direction Générale des Antiquités et des Musées
de la R.A.S. on the results of the 1st season, July-August 2007, 4.3.2 The Northeastern Sector).
49
12
Mapa 2. Yacimientos del BF en el Éufrates Medio (Sallaberger et al. 2006: 71)
En cuanto a la argumentación arqueológica para los estudios de Geopolítica y/o
Geografía Histórica de la región, para justificar un determinado razonamiento,
convendría no solamente enumerar yacimientos del BF al estilo: Ribera derecha turca:
Cisirin Höyük; Ribera izquierda turca: ∅; Ribera derecha siria: Tall Amarna, Tall
Aušariya (nivel V), Tall al-Qiṭar (¿Till Abna?), Tall Hadidi (Azu), Tall al-Ḫağğ
(¿Araziqa?), Maskana (Emar), Tall Faqcūs (Aštata),...; Ribera izquierda siria: Tall Šiyuḫ
Foqani, Tall Šiyuḫ Tahtani (nivel VII), Tall Ahmar (Mazuwati/Masuwari), Tall Bazi
(¿Baṣiru?), Tall al-Šuweyhat, Tall Munbāqa (Ekalte), Tall Fray,..., por poner un
ejemplo58. Creemos que ya existen en la actualidad suficientes pruebas para diferenciar
las dos etapas del BF (textos escritos en babilonio medio frente a otros de época asiria
media, la cerámica de Nuzi y la asiria, etc.), si bien somos conscientes de la siempre
complicada edición de los informes arqueológicos finales de las Misiones de
Salvamento en Siria y Turquía.
58
Véase otras enumeraciones Anastasio (1995) 244s; Luciani (1999-2001) 106; Wilkinson (2004) 187189; Sallaberger – Einwag – Otto (2006) 70; Otto (2008) 716.
13
4. Los momentos iniciales del Virreinato de Cárquemis (ca. 1346-1331)
4.1. La conquista de Cárquemis por Šuppiluliuma I (ca. 1348/47)
Telepinu, después de dejar al general Lupakki al mando de las tropas
acantonadas en Murmuriga (véase supra), marchó a Uda para reunirse con su padre
Šuppiluliuma. En ese momento, se produjo una respuesta hurrita encabezada por
Taguḫli, consistente en un asedio contra la ciudad donde se establecieron los hititas,
quizá motivada por una presencia militar egipcia en el territorio de Qadeš. Ante estos
hechos, Šuppiluliuma también reaccionó: el rey hitita se desplazó con su ejército a
territorio hurrita tras los pasos de Arnuwanda, otro de sus hijos, y de Zida, uno de sus
generales. Al mismo tiempo, para contrarrestar el avance egipcio por la región, envió a
Lupakki y Tarḫumtazalma a atacar Amqa (= Valle de la Beqaa, Líbano):
21-46)
Tropas y carros de guerra de Egipto (KUR URU.Mi-iṣ-ri) llegaron al
territorio de la ciudad de Qadeš (KUR URU.Qí-in-sà), que mi padre había conquistado,
y atacaron los territorios de Qadeš. A mi padre se le envió un mensaje: “Los hurritas
han cercado a las tropas y carros de guerra que se han quedado en la ciudad de
Murmuriga”. Así que mi padre movilizó tropas y carros de guerra y marchó contra los
hurritas. Y cuando el llegó al país de Tegarama, pasó revista a sus tropas y carros de
guerra en la ciudad de Talpa. Entonces envió a su hijo Arnuwanda y a Zida, el jefe de la
guardia de corps, a adentrarse en territorio hurrita. Cuando Arnuwanda y Zida llegaron
al territorio, [el enemigo] se lanzó contra ellos en batalla. Entonces los dioses de mi
padre les ayudaron, (de manera que) ellos derrotaron [al enemigo]. Pero el enemigo,
[....] de la ciudad y bajaron de la ciudad (¿con intención de huir?)... las montañas del
país de Tegarama. [...] Cuando [mi padre es]cuchó: “Antes de eso [irá y] escapará de la
ciudad”. Y cuando mi padre bajó al territorio, no se encontró con el enemigo del país
hurrita, así que bajó a la ciudad de Cárquemis (URU. Kar-ga-miš), la sitió y [... en esta
cara] de ella y en esa cara, (para que) la sitiara. El río [...] debajo de la ciudad [... ...]
barcos [...] él tomó, entonces [...]».
III 1-25)
Mientras mi padre bajaba al territorio de la ciudad en Cárquemiš (KUR
URU.Kar-ga-miš), envió a Lupakki y Tarḫumtazalma hacia el país de Amqa (KUR
URU.Am-qà). Así ellos fueron a atacar el territorio de Amqa y llevaron cautivos, vacas
y ovejas en presencia de mi padre. Pero cuando la gente del país de Egipto se enteró del
ataque a Amqa, se atemorizaron…». (Hazañas de Šuppiluliuma I contadas por su hijo
Muršili I, fr. 28; Bernabé – Álvarez-Pedrosa, 2004: 67ss)
Mientras sus fuerzas arremetían contra Amqa y él mismo se encontraba sitiando
Cárquemis, Šuppiluliuma recibió un curioso mensaje de la reina de Egipto que había
enviudado (¿Nefertiti, viuda de Aḫenatón?) y le pedía un hijo suyo para casarse con ella
y se convirtiera en corregente de su país. El rey hitita envió a su copero a Egipto para
que investigara y continuó con el asedio de Cárquemis hasta que la conquistó:
III 1-25)
«…Y en vista de que, en suma, su señor Nipḫururiya había muerto, la
reina de Egipto, que era esposa del rey, envió un mensajero a mi padre y les escribió de
este modo: “Mi marido ha muerto y no tengo hijos. Pero dicen que tú tienes varios. Si tú
quisieras darme uno de tus hijos, él se convertiría en mi marido. ¡Nunca tomaré un
servidor mío y le haré mi marido! Me desagradaría mucho”. Cuando mi padre escuchó
esto, él convocó a la asamblea de sus nobles (diciendo): “¡Jamás en toda mi vida me
había sucedido una cosa como esta!”.
Ante lo ocurrido mi padre envió a Egipto a Ḫattušaziti, el copero real, con el
siguiente encargo: “Ve y a tu vuelta, tráeme la verdad. Quizá ellos tratan de engañarme.
Quizá ellos tienen un hijo de su soberano. ¡Ve y a tu vuelta, tráeme la verdad!”.
14
III 26-43)
Entretanto, hasta que Ḫattušaziti volviera de Egipto, mi padre finalmente
conquistó la ciudad de Cárquemis. La había asediado durante siete días y en el octavo la
había tomado tras librar una terrible batalla contra ella durante todo un día. Cuando
hubo conquistado la ciudad –puesto que mi padre era temeroso de los dioses– en lo más
alto de la ciudadela no permitió que nadie se presentara ante Kubaba, ni ante el dios
tutelar, ni dejó que nadie se acercara a los templos. Incluso los reverenció y les entregó
[...]. Pero de la parte baja de la ciudad se llevó cau[tivos], plata, oro y utensilios de
bronce y se los trajo a Ḫattuša. Los deportados que el trajo a palacio fueron 3330…».
(Hazañas de Šuppiluliuma I contadas por su hijo Muršili I, fr. 28; Bernabé – ÁlvarezPedrosa, 2004: 67ss)
En el instante de la conquista, la ciudad era una fortaleza en la que, al parecer,
no residía ninguna dinastía local. Resistió a la invasión hitita más tiempo que otras
ciudades fortificadas debido, quizás, a que la influencia de Mittani era más fuerte que en
otros centros de la región (de hecho, según la tradición, su última defensa estuvo en
manos de un comandante hurrita) y por su posición fluvial, emplazada para prever el
cruce del Éufrates por un vado en el camino hacia Anatolia Central59.
4.2. Desde la afirmación del Virreinato hasta la muerte de Šarri-Kušuḫ (ca. 1331)
Una vez que el territorio y la propia ciudad de Cárquemis fueron sometidos,
Šuppiluliuma nombró a Šarri-Kušuḫ/Piyaššili (su nombre hurrita), otro de sus hijos,
como rey de Cárquemis, instalando así un representante suyo en la región:
E3 III 15-20)
«Entonces [él ...] a su hijo Šarri-Kušuḫ y le [entregó] el país de
Cárquemis [y] la ciudad de [Cárquemis] para que los gobernara y lo hizo rey de ella».
(Hazañas de Šuppiluliuma I contadas por su hijo Muršili I, fr. 28; Bernabé – ÁlvarezPedrosa, 2004: 67ss)
Este racional nombramiento por parte del rey hitita fue realizado por varias y
concretas razones. El sistema de vasallaje impuesto por los hititas a los reyes locales de
las zonas sirias que sometieron, no pareció que fuera suficiente para permitir un
dominio fiable y duradero en la zona. La vecina presencia de los egipcios y la larga
distancia que separaba estos territorios de la capital hitita, eran dos factores que podían
influir en que se produjeran posibles levantamientos en ellos.
Además, todavía perduraba el mermado poder hurrita al otro lado del Éufrates.
Para terminar con él, la primera tarea que le fue encomendada a Šarri-Kušuḫ por su
padre fue la conquista de lo que restaba de Mittani60. La campaña militar, que partió
desde la ciudad de Cárquemis, fue apoyada y legitimada por Šatiwaza, hijo del
asesinado rey mitanio Tušratta y yerno de Šuppiluliuma. El rey de Cárquemis actuó
como comandante militar hitita y dirigió un ejército quizás aumentado por contingentes
mitanios y sirios.
El resultado de esta campaña fue el reparto de los restos de Mittani y su
transformación en un estado dependiente de Ḫatti, ampliándose los dominios de
Cárquemis con algunos territorios y ciudades localizados al este del Éufrates61:
59
Klengel (1992) 113; Liverani (1995) 401.
Liverani (1995) 401; Bryce (2001) 230.
61
PDK pp. 22-25; Forrer (1926) 41-45; RGTC 6/1 p. 48 s.v. Aštata; Na’aman (1980) 39-40; Hawkins,
(1983) 135s; Yamada (1994) 261ss; Beckman (1996) 41; Adamthwaite (2001) 220; Bryce (2001) 231;
Liverani (2003) 83; Freu (2003) 157s; Bernabé – Álvarez-Pedrosa (2004) 94s; Freu – Mazoyer (2007b)
290s.
60
15
«…En la época de Tušratta, me apoderé de él y crucé el Éufrates y en mi
avanzada dejé el monte Niblani (Líbano) dentro de mis fronteras. A mi hijo (ŠarriKušuḫ/ Piyaššili) le di algunas de las ciudades de [Cárquemiš62]: Murmurika, Šipru,
Mazuwati, Šurun y estas ciudades del distrito de [Aštata]: algunas ciudades del país de
Aštata situadas al otro lado del río, pertenecientes a Mittani –Ikal[te, ...], Aḫuna y
Terqa.
Ya que Piyaššili, hijo del rey, junto con Š[attiwaza, el hijo del rey], cruzaron el
Éufrates y entraron en Irrita63. Algunas ciudades del otro lado del río que mi hijo,
Piyaššili tomó, pertenecerán a Piyaššili...
Si Šattiwaza llama a parlamentar a Piyaššili, a la ciudad de Irrite o a la ciudad
de Taita, Šattiwaza no debe planear una traición contra Piyaššili, su hermano, no debe
incitar a otro a cometer traición contra Piyaššili. Además, Piyaššili no debe atacar
ninguna de las ciudades de Šattiwaza (30’) URU.DIDLI. ḪI.A ša mŠat-ti-ú-a-za) ni
planear traición contra él. Éste no debe planear traición ni mal alguno contra Piyaššili.
Si Šattiwaza convoca a Piyaššili, su hermano, a Kargamiš (32’) a-na URU.Kar-ga-miš),
para parlamentar, Piyaššili no debe planear una traición ni un mal de ningún tipo contra
Šattiwaza. En cuanto a las ciudades de Šattiwaza situadas a orillas del Éufrates (33’)
URU.DIDLI. ḪI.[A ša m]Šat-ti-ú-a-za ša i-na a-aḫ ÍD.UD.KIB.NUN.NA GAR-nu), que
las conserve, pero no debe apoderarse de ninguna otra ciudad a orillas del Éufrates (34’)
ù URU-lì ša-na-a i-na a-aḫ [ÍD.UD].KIB.NUN.NA la-a i-a-bat)». Tratado de
Šattiwaza y Šuppiluliuma (PDK nº 1 = Bernabé – Álvarez-Pedrosa, 2004: T 36 [Rev.
14’-21’ / 28’-34’])
Cabría la posibilidad de precisar mejor los límites de esos dominios de
Cárquemiš, pero debido al estado (muy fragmentado) en que nos ha llegado uno de los
tratados entre Ḫatti y Cárquemiš64, denominado Tratado entre Šuppiluliuma y ŠarriKusuḫ (CTH 50 = KUB XIX 27), apenas hallamos unos pocos topónimos inconexos:
URU.Katuma, KUR.Mukiš, URU.Bidina, ḪUR.SAG.Am-ma-ri-[], URU.Ziripa,
URU.Karkuma, etc.65
Pocos años después de completar sus conquistas y conceder a los territorios
obtenidos un ordenamiento político y jurídico, Šuppiluliuma murió. Su hijo y heredero,
Arnuwanda II, también murió pronto. En ese momento subió al trono otro de sus hijos,
Muršili II (ca. 1340-1310).
Las diferentes campañas militares que debió realizar Muršili, recién llegado al
trono hitita, parece que deben explicarse por las ansias de “liberación” de los territorios
anteriormente ocupados por su padre Šuppiluliuma, los cuales vieron en su juventud una
posible debilidad a la hora de repetir el carácter arrollador de su predecesor66. El apoyo
de sus hermanos mayores (Telepinu, rey de Alepo, y Šarri-Kušuḫ/Piyaššili, rey de
Cárquemis) debió ser fundamental. El acuerdo que firmaron Muršili y Piyaššili, además
de reconocer el rango del segundo dentro del organigrama institucional del imperio (rey,
príncipe heredero y virrey de Cárquemis, por este orden), aseguraba la no intromisión
62
Reconstrucción no admitida por todos los estudiosos (véase p. e. RGTC 6/1 p. 48). Sólo después de la
propuesta realizada por Hawkins (1983) 135s, la siguen ahora Klengel (1992) 121; Yamada (1994) 262s;
Freu – Mazoyer (2007b) 290.
63
La versión hitita explica más detalladamente cómo sucedió la «campaña contra Irrita y los distritos de
Ḫarrán» que partió desde Cárquemis (Bernabé – Álvarez-Pedrosa (2004) 98-99; Freu – Mazoyer (2007b)
287s.).
64
Véase Singer (2001).
65
Véase Forrer (1926) 48ss; Klengel (1965) 51; RGTC 6/1 passim; Freu – Mazoyer (2007b) 275s.
66
Liverani, 1995: 402; Bryce, 2001: 240; Bernabé – Álvarez-Pedrosa, 2004: 103s.
16
de Piyaššili a la hora de optar al trono de Ḫatti, si la inestabilidad continuaba durante los
primeros años de reinado del primero67.
Por los textos de las Hazañas de Muršili (CTH 61.II = Bernabé – ÁlvarezPedrosa (2004) 125-153 [T 40]), conocemos bien el apoyo prestado por parte de ŠarriKušuḫ desde el primer momento68 :
«(1339) [Pero cuando me] senté en el trono de mi padre [...] y envié a
Nuwanza, el grande del vino, [...] hacia el territorio de la ciudad de Cárquemis. Y él se
quedó junto a Šarri-Kušuḫ, mi hermano, en el territorio de la ciudad de Cárquemis. Y le
encargué a Nuwanza, el grande del vino, lo siguiente: “Si viene el asirio, luchad contra
él, pero si no viene, quedaos de guarnición en el territorio y mantened el territorio
protegido”. Pero cuando el asirio oyó decir: “Vienen tropas y combatientes en carros de
guerra de la tierra de Ḫatti”, no nos invadió.
Durante el tiempo en que los enemigos gasga me fueron hostiles y la tierra de
Ḫatti se hallaba continuamente agobiada por ataques [...] él no había subido, sino que
había conducido esa tropa hacia Cárquemis y estuvo frente a los asirios...». (Del Monte,
1993: 75 = Bernabé – Álvarez-Pedrosa, 2004: 126)
Durante los primeros años, Muršili II estuvo centrado en campañas contra las
tribus gasgas y contra Arzawa con sus aliados. En el quinto año del reinado de Muršili
(1336), Šarri-Kušuḫ viajó a Ḫattuša. El rey de Ḫatti celebró una fiesta y dio
instrucciones a su hermano69.
Dos años después, comenzó el desasosiego en Siria, si bien las lagunas del texto
no nos permiten precisar sobre lo ocurrido70. Eso sí, al parecer, la rebelión ocurrió en los
territorios de Nuḫašše71 y con tropas egipcias apoyando la revuelta:
«Mas cuando la gente de Nuḫašše [...] y comenzó la guerra, cuando alguien me
trajo la embajada, acerca de las tropas egipcias: “Vienen”, marché contra las tropas
egipcias. Pero antes, envié a Kantuzzili, el [...] al territorio de Cárquemis. Y él marchó
junto a Šarri-Kušuḫ, mi hermano, a la tierra de Cárquemis. Y a Kantuzzili le di las
siguientes instrucciones: “Como la gente de Nuḫašše ha iniciado la guerra, ¡aniquílalos!
Y si acuden tropas egipcias en su ayuda, escríbeme y yo iré y los combatiré”.
Mas cuando llegué a la ciudad de Ziluna, me llegó la noticia: “Las tropas
egipcias han sido derrotadas y regresan a su patria”, así que por de pronto no llegaron
tropas egipcias72». (Del Monte (1993) 86s = Bernabé – Álvarez-Pedrosa (2004) 132)
En 1331 se produjo la muerte de Šarri-Kušuḫ en Kizzuwatna, adonde había
viajado para volver a reunirse, una vez más, con Muršili. Este hecho debió suponer un
duro golpe a las aspiraciones de aplastar la rebelión en Nuḫašše73.
67
Sobre el poder de los (vir)reyes de Cárquemis frente al Gran Rey de Ḫatti, véase el Tratado entre
Muršili II y Piyaššili de Kargamiš (CTH 57 = Bernabé – Álvarez-Pedrosa (2004) T 38; Klengel (1965)
53ss y 73-74; Hawkins (1980) 429; Gurney (1983) 100s; Klengel (1992) 121; Kupper (1992) 20; Mora,
(1993) 69s; Bryce (2001) 240 n. 7; D’Alfonso (2005) 23 y 61.
68
Liverani (1995) 402; Bryce (2001) 240; Bernabé – Álvarez-Pedrosa (2004) 108.
69
Bernabé – Álvarez-Pedrosa (2004) 131.
70
Bryce (2001: 248ss.) intenta rellenar esas lagunas con otra documentación: Arbitrajes sobre Yaruwatta
y los cautivos de Amurru; RS 17.344 = PRU 4 54s;..., si bien toda esta problemática escapa de nuestros
objetivos actuales (véase también Altman (2000); Richter (2002); Freu (2003); Bernabé – ÁlvarezPedrosa (2004) 157s [T 43]; Freu (2009) 16s;...); véase asimismo, Bernabé – Álvarez-Pedrosa (2004)
131ss.
71
Sobre la localización de Nuḫašše durante este periodo del BF, véase Del Monte (1993) 86 n. 39; RGTC
12/1, s.v. Nuḫašše pp. 213s. «Gebiet zwischen Aleppo und Ḥama, öst. des Orontes».
72
Martínez Babón (2003) 102 -así como Bryce (2001) 250- destacan que detrás de este despliegue de
fuerzas egipcias se encontraba Ḥoremheb. Otra cosa bien distinta es hacer coincidir estos datos con lo que
recoge una inscripción egipcia en un vaso de granito (Redford, 1973), que informa sobre una campaña
llevada a cabo por Ḥoremheb en su decimosexto año (ca. 1320), desde Biblos a Cárquemis. Sobre el
cuestionamiento de este documento, véase Martínez Babón (2003) 102 n. 269.
17
En esa coyuntura de su noveno año de reinado, el mismo Muršili se dirigió hacia
Aštata y envió a Kurunta hacia Nuḫašše74. Pero la amenaza también parecía provenir de
Asiria:
«…Así que fui y obré del siguiente modo; le di a Kurunta tropas y combatientes
en carros de guerra y los envié al territorio de la ciudad de Nuḫašše y le di las siguientes
instrucciones: “Como los de la ciudad de Nuḫašše nos son hostiles, ve, destrúyeles la
cosecha y acósalos”…».
«…Luego fui en ayuda de Kannuwara con tropas y carros y rechacé a los
hombres de Ḫayaša, pero [...] había vencido a Cárquemis y [...]. Si yo no hubiera ido
contra ese enemigo, no hubieran sabido [...], habrían dicho así: “Su padre ha vencido
Cárquemis y está [...]. Su hermano, al que había hecho rey de Cárquemis, ha muerto;
éste no ha ido a Cárquemis, no ha reorganizado Cárquemis, sino que ha ido a otra
parte”75…
...Después de haber enviado a Nanaziti, hijo del rey, ante Nuwanza, grande del
vino, fui al país de Cárquemis. Cuando llegué a Aštata subí a la acrópolis de Aštata y
construí allí una fortaleza y dejé una guarnición...». (Del Monte, 1993: 94s = Bernabé –
Álvarez-Pedrosa, 2004: 134ss.)
Finalmente, Muršili organizó de nuevo la zona e instaló dos nuevos virreyes en
Alepo y Cárquemis, respectivamente:
«[...] Pero yo [...] puse orden en el país de Cárquemis. Luego hice rey de
Cárquemis a Šaḫurunuwa, hijo de Šarri-Kušuḫ, y vinculé el país de Cárquemis a él
mediante un juramento. Hice rey del país de Alepo a Talmi-Šarruma, hijo de Telepinu,
y vinculé el país de Alepo a él mediante un juramento76.
Después de haber puesto orden en el país de Cárquemis, salí de Cárquemis y fui
al país de Tegarama...». (Del Monte, 1993: 96s = Bernabé – Álvarez-Pedrosa, 2004:
136)
De nuevo, Ḫatti volvía a controlar la zona de Cárquemis. A partir de este
momento, Cárquemis inició un periodo que le llevó a erigirse como «un reino vicario,
delegado de Ḫattuša para los asuntos sirios»77, virreinato del que conocemos su dinastía
hasta Kuzi-Tešub (en la transición del BF a la Edad del Hierro78), gracias a diferentes
fuentes, entre ellas los textos de Emar y Ugarit79.
5. Conclusiones
Cuando Ḫattušili I accedió al trono de Ḫatti, una vez que implantó la autoridad
hitita en Anatolia central, pretendió controlar las rutas de comunicación que llegaban
hasta Siria y Anatolia central y oriental a través de los valles del Orontes y del Medio
Éufrates, en torno al reino de Cárquemis, con productos y manufacturas de Egipto,
Siria-Palestina y Mesopotamia. Este propósito chocó con los intereses del reino de
Yamḫad/Alepo, la potencia regional cuya influencia llegaba hasta ese ámbito
geográfico. Ese objetivo no se llegó a cumplir del todo.
73
Bryce (2001) 252s; Bernabé – Álvarez- Pedrosa (2004) 111.
Bryce (2001) 253ss.; Del Monte (1993) 93 = Bernabé – Álvarez-Pedrosa (2004) 134ss.
75
Para Goetze (1933) 116ss; Del Monte (1993) 95 n. 71; Bryce (2001) 254; para Bernabé – ÁlvarezPedrosa (2004) 136 n. 34 son los asirios los que se expresaron de esa forma.
76
Tratado que ha llegado hasta nosotros (CTH 75 = Bernabé – Álvarez-Pedrosa (2004) 187ss), si bien en
la renovación del mismo efectuada por Muwatalli (ca. 1310-1280).
77
Liverani (1995) 443ss.
78
Hawkins (1980) 429-434; Hawkins (1988); Adamthwaite (2001) 55-70; Mora (2004).
79
D’Alfonso (2005) 23-28, 35s y 37-42.
74
18
Sin embargo, su sucesor e hijo adoptivo, Muršili I, consiguió rematar la obra de
su antecesor venciendo a Alepo y controlando finalmente las vías de comunicación que
unían Siria con Mesopotamia. Este hecho le permitió, incluso, destruir y saquear
Babilonia, algo sin precedentes en la historia hitita. Para ello, el control sobre el
territorio circundante a Cárquemis fue un factor fundamental (al menos documentado
hasta Ḫantili I, véase nota 30).
A partir de la conquista de Alepo, la desaparición de Yamḫad favoreció el
surgimiento del reino hurrita de Mitanni/Naharina. La presión de este nuevo estado en la
zona logró que los hititas perdieran el control de las regiones que habían dominado
hasta ese instante, aprovechando los sucesos internos que se produjeron en Ḫatti. De
esta forma, los intereses de Cárquemis debieron coincidir con los de los hurritas,
quienes se enfrentaron no sólo a las incursiones que realizaron hasta el valle del
Éufrates los faraones Tutmosis I y Tutmosis III, como a las posteriores las aspiraciones
hititas en la zona, lideradas por Šuppiluliuma I.
Una vez que este gran rey hitita se asentó en el trono, se propuso establecer la
antigua supremacía hitita en Siria. Para ello debía atacar directamente a los hurritas y
hacerse con los territorios que dominaban al oeste del Éufrates (entre ellos Cárquemis),
teniendo en cuenta, al mismo tiempo, la presencia militar egipcia en Siria-Palestina.
Šuppiluliuma I asedió la ciudad de Cárquemis durante ocho días hasta que la conquistó.
Seguidamente, nombró a uno de sus hijos, Šarri-Kušuḫ/Piyaššili, rey de esa ciudad y sus
tierras, para asegurar un control íntegro en la zona reconquistada.
Salvado un primer contratiempo, la muerte de este primer virrey, con Muršili I
Cárquemis se convirtió en una entidad estatal delegada del poder de Ḫatti en Siria
septentrional. El periodo más conocido y divulgado de la historia de Cárquemis.
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