MUJERES LESBIANAS FRENTE A LA INFECCIÓN POR VIH/SIDA Uno de los mitos sobre el VIH/SIDA más comunes dentro de la comunidad lésbica es la de su propia invulnerabilidad. Como son menos visibles, la comunidad lésbica –junto con muchos investigadores y científicos- no se han preocupado sobre el problema del VIH y las lesbianas. Parece claro que es más difícil que el VIH se transmita entre mujeres por sexo sin protección que por compartir material de inyección o por tener sexo sin protección con un hombre. Aún así, es posible que el flujo vaginal de las mujeres seropositivas pueda tener una alta concentración de VIH, y especialmente cuando hay presencia de otras ITS. Un estudio realizado en 2003 por Ser Positivas y Creación Positiva en Madrid y Cataluña, con una muestra de 268 mujeres seropositivas, nos hace patente una realidad; las mujeres seropositivas lesbianas (un 2,8% de la muestra) y bisexuales (un 6,8%) existen, al margen de cuál haya sido la vía de transmisión. Que el VIH/SIDA no es algo que afecte siempre a l@s otr@s. Sin duda, la homofobia actúa como barrera para el acceso de las lesbianas a los recursos sociosanitarios y por tanto a un mejor cuidado de nuestra salud. Y contribuye a retroalimentar nuestra invisibilidad y la de nuestras relaciones homosexuales dentro del sistema sanitario y en el imaginario colectivo. Todo ello no contribuye a facilitar, sino todo lo contrario, la normalización de la visita ginecológica periódica de la mujer lesbiana, ni el diálogo abierto con los profesionales de atención primaria respecto a cuestiones que tienen que ver con lo sexual, apoyado por la presunción general de heterosexualidad. Podemos ir con nuestras parejas a consulta, pero siempre se “entenderá” que es nuestra amiga, nunca nuestra pareja. Volviendo al VIH, la confusión sobre su transmisión por el sexo entre mujeres está sustentada en esa invisibilidad de la que acabamos de hablar y del doble discurso que se realiza desde las instituciones sanitarias y que las mujeres lesbianas hemos interiorizado. Me refiero al cunnilingus: si una pareja heterosexual realiza un cunnilingus es una práctica de bajo riesgo para la transmisión del VIH, pero se dice. Si esta misma práctica (cunnilingus) es realizada por una pareja de lesbianas el riesgo para la transmisión del VIH ni siquiera es nombrado. No hay más que ver el último folleto preventivo de la Consejería de Sanidad de Madrid donde se dice en una misma página que el cunnilingus es una práctica de bajo riesgo y que otras infecciones (pero no el VIH) se pueden transmitir por el sexo entre mujeres. ¿Sabrán que las lesbianas practicamos el cunnilingus? Probablemente ni sepan lo que hacemos en la cama. Las mujeres lesbianas hemos interiorizado que si no hay relaciones heterosexuales que somos inmunes al VIH y a otras ITS y que, por extensión, no debemos hacernos revisiones ginecológicas. Pero las lesbianas tenemos derecho a una buena salud sexual entendida en un sentido amplio “incluyendo la prevención y tratamiento de las enfermedades y otros trastornos, de tipo sanitario, psicológico, emocional y social que interfieren en la sexualidad”. Ausentarnos de los sistemas de vigilancia médica periódica, de hecho, nos hace vulnerables frente a las consecuencias de bastantes ITS complicándolas, como en el caso del VPH (Virus del Papiloma Humano) causante del 70% de los canceres de cuello uterino (tipos 16 y 18).Además, un estudio realizado en USA en 1993 sobre el cáncer de mama sugiere que los tres factores que más correlacionan con el riesgo de padecer cáncer de mama son ser mayores de 50 años, uso de alcohol y no haber sido madre. Las mujeres que reúnen estos factores de riesgo tienen de dos a tres veces más probabilidades de desarrollar la enfermedad. Muchas mujeres lesbianas podremos, probablemente, reconocernos en el perfil descrito. No se trata de ser lesbiana en sí, sino reunir estos factores de riesgo. Las revisiones ginecológicas son la mejor arma que tenemos para prevenir el cáncer de cuello uterino y el cáncer de mama. Practicar sexo seguro no quiere decir que el sexo deje de ser divertido o que nos tengamos que plastificar de pies a cabeza. ¿Qué debe suceder para que se pueda dar la posibilidad de transmisión del VIH? En primer lugar la presencia del VIH, en segundo lugar un fluido capaz de trasmitirlo de la persona seropositiva (sangre, semen y flujo vaginal) y en tercer lugar una puerta de entrada al organismo de la persona seronegativa (heridas, microheridas, mucosa vaginal, anal y bucal). Se tienen que dar las tres a la vez para que hablemos de la posibilidad de transmisión del VIH. No todas las prácticas sexuales representan el mismo riesgo para la transmisión del VIH. El cunnilingus es una práctica de muy bajo riesgo para la transmisión de VIH y para reducirlo más aún puedes utilizar un cuadrante de látex, plástico de envolver alimentos o un preservativo abierto. Si decides no utilizar nada, observa que no haya presencia de sangre menstrual o llagas y que no tengas heridas en la boca. En prácticas penetrativas (anal y vaginal) si utilizas juguetes sexuales no los intercambies. Si lo vas a hacer, utiliza preservativo para cada una o lávalos con agua y jabón. Si penetras con los dedos sucesivamente a tu compañera y a ti misma, habría algún riesgo en presencia de sangre menstrual si tienes heridas, quemaduras, si te muerdes las uñas…Utiliza guantes o dediles. Tanto para penetración con dedos como con juguetes, utiliza en tus prácticas además lubricantes hidrosolubles. Lo hará más placentero y disminuirá el riesgo. Desde hace varios años, la comisión de salud de COGAM conmemora el día Mundial del SIDA, cuyo acto central es la colocación en la Puerta de Alcalá del lazo rojo símbolo de la lucha contra el VIH/SIDA. Este acto tuvo lugar el día 30 de noviembre pasado. En este acto tan emotivo, recordamos a l@s que ya no están y gritamos nuestra lucha contra el VIH/SIDA y contra la discriminación que siguen sufriendo l@s seropositiv@s. Marisa Planet Grupo de Prevención de VIH de COGAM