El optimismo, un estado del espíritu a cultivar para elevar la consciencia del mundo? El optimismo no es una aptitud congénita a la felicidad, algo que nos libera de los problemas dolorosos y de las grandes tristezas de nuestra vida. El optimismo es un aprendizaje, la construcción y desarrollo de un estado de ánimo a través del cual, partiendo de una decisión consciente, el hombre se construye con disciplina y consciencia de sí mismo. Ese es el espíritu. La Liga de los optimistas desea crear una revolución cultural basada en un optimismo voluntarista y no en un optimismo beato, que es una tontería. Quiere alentar la revolución de la fe en el futuro, la confianza que engendra el deseo y el placer de trabajar para que mañana el mundo sea más hermoso, más justo, más humano de lo que es hoy en día. La Liga alienta la revolución cultural del optimismo realista, que prefiere la cooperación, inspirada en la idea de la abundancia antes que la competencia que surge del miedo a la escasez. “El pensamiento crea la realidad”. No sería mejor buscar un poco mas de satisfacción en las relaciones humanas en lugar de en los bienes? La crisis, que tal vez no haya hecho nada más que empezar, nos obligará sin duda. Lo que vivimos es más que una crisis, es una revolución de valores que, esperamos, marcará el final de una sociedad de sobreproducción, de consumo excesivo de productos que aportan poco a la calidad de vida. Esta revolución positiva dejará obsoleto el viejo mundo que estamos dejando atrás. Sería mejor, no obstante, sustituir la palabra « crisis » por la de « cambio », ya que la crisis implica un regreso a la fase anterior. Este « cambio », por doloroso que sea, podría ser un regalo de la inteligencia colectiva, una manera de conseguir un futuro más auténtico y feliz. El optimismo realista que la Liga desea reposa sobre ciertos valores, como el principio enunciado por Emmanuel Kant, según el cual debemos actuar de tal manera que el orden del mundo no se vea alterado si todo el mundo actúa como nosotros lo hacemos. De acuerdo con Mahatma Gandhi, la tierra es capaz de satisfacer las necesidades de todos, pero no la codicia. La economía, que debe promover el bien común, incluidos los más débiles, debe aliarse con los principios éticos más elevados. Desde este punto de vista, la pregunta que debemos hacernos es si el crack que sufrimos no era tan necesario como inevitable. ¿Podría Occidente continuar indefinidamente derrochando y destruyendo el planeta sin preocuparse por la pobreza que afecta a tres cuartas partes de la humanidad? Hace tres años, cuando estábamos en la euforia total, escribí que: "La economía, que alguna vez perteneció a los campesinos y los artesanos y después a los comerciantes e industriales, está ahora en gran parte en manos de los financieros. Esta situación puede ser peligrosa, ya que sería ilusorio creer que la exigencia de rendimiento del capital, cada vez más elevado, seguirá siendo compatible con la ética industrial, el respeto de los derechos humanos y la protección del medio ambiente ... " No he sido suficientemente optimista porque pensé que los campesinos, artesanos, industriales y comerciantes tendrían que librar una dura batalla en contra de este mundo de las finanzas que se había revestido de honorabilidad y de una ética de fachada, pero que en realidad había adoptado el beneficio rápido como el valor supremo. Ese mundo del que todos somos responsables por haber exigido rendimientos que no podían ser soportados por una economía sana, afortunadamente se derrumbó 1 como un castillo de naipes, y creo que sus ruinas anuncian un futuro mejor, basado en una relación más respetuosa con el mundo. Preguntémonos acerca de nuestro concepto del dinero. ¿Es para nosotros una materia inerte que tratamos de acumular obsesivamente para evitar la angustia de la finitud de nuestra vida, ya que el dinero es un número y un número es infinito por definición, o es energía, buena energía a través de la cual deseamos hacer cosas igualmente buenas? Deberíamos, además, cambiar nuestra visión de la tierra, debemos dejar de considerarla sólo en términos de beneficio, entendiendo que es la tierra la que nos alimenta, y que será fecunda e inagotable en la medida en que la respetemos. ¿No deberíamos aprender a tratarla con amor, algo que sabían hacer bien nuestros antepasados y que estamos olvidando obsesionados por la codicia? Es hora de que las empresas integren nuevos valores, que tengan en cuenta primero los intereses de la sociedad en su totalidad y del medio ambiente. Llegó el momento en que empiecen a hablar de bienestar más que de lucro, de reflexionar sobre el significado de sus actividades y tratar de no ser los mejores del mundo, sino los mejores para el mundo. Los cambios brutales y rápidos que nos han despertado de la inconsciencia egoísta constituyen una oportunidad maravillosa para superarnos con valentía y creatividad, las mejores razones para abrirnos al optimismo. Bajo una apariencia romántico-surrealista, la Liga de los Optimistas del Reino de Bélgica quiere promover los grandes valores basados en el optimismo. Fundada el 4 de octubre 2005 con ocasión del 175 aniversario de la independencia de Bélgica por 175 miembros fundadores, cuenta hoy con 3.000 miembros de todas las regiones del país y se han formado varias asociaciones gemelas en otros países, así como la matriz internacional Optimistas sin Fronteras. Como fundador de este movimiento, ahora internacional, me gustaría resaltar que tenemos el privilegio de vivir en un país situado en el punto de encuentro de dos culturas. Mi sueño es reunir a las facultades de psicología de nuestras grandes universidades en torno a la invención de un método de resolución de conflictos colectivos que, aplicado al formidable laboratorio institucional que es Bélgica, podría servir de modelo después para resolver otros conflictos del planeta. “La confianza el luminosa. Es lo opuesto a nuestros miedos, derivados de la ignorancia y en particular del miedo de los que son diferentes a nosotros”. La Liga quiere promover este mensaje de optimismo y confianza en el futuro, aderezado con un toque de humor, porque, compartiendo la reflexión de François de la Rochefoucauld según la cual las virtudes a veces no son más que vicios ocultos, no queremos dar lecciones. La Asociación Internacional Optimistas sin Fronteras propone, a través de la difusión del entusiasmo en su sentido etimológico, del optimismo, de la audacia y el espíritu empresarial, la tolerancia y el entendimiento entre los ciudadanos y las comunidades para participar en el aumento del nivel de consciencia del mundo, en línea con el pensamiento de Pierre Teilhard de Chardin quien sugirió elevar la consciencia del mundo el mundo a medida que éste se fuera haciendo más complejo. El nivel de conciencia del 2 mundo se eleva a través de la información, la formación, el intercambio y la transmisión de conocimientos. Por eso estoy encantado de organizar, conjuntamente con otras asociaciones admirables como Tetra, Filosofía y Gestión y el Instituto de Neurociencias, conferencias, seminarios y cursos de formación que tienen como objetivo poder ayudar a los ciudadanos conscientes y responsables en que queremos convertirnos. En línea con la tradición más auténtica del surrealismo belga, la creación de Optimistán se acerca a este Estado de Consciencia. Optimistán será un Estado sin territorio cuyos ciudadanos serán los miembros de la Liga y sus asociaciones hermanas. Será lo que fue Córdoba en la antigüedad. En un momento de la historia, concretamente, en el siglo XI y principios del siglo XII, y en un solo lugar, Andalucía, las tres religiones monoteístas optaron por el respeto, la admiración y por enriquecerse los unos de los otros. En toda libertad los más grandes filósofos conversaron libremente entre sí y con otros filósofos griegos. Ciencia y religión se alían. Se escuchaba hablar en todos los idiomas, del árabe al bereber, del romance al hebreo. Algunos de los que venían del norte continuaron incluso discutiendo en francés, flamenco o genovés. Los comerciantes llegados de la Toscana, desde el Mar del Norte, desde las costas de la India, África y China habían hecho de Córdoba, tierra perdida en medio de Andalucía, la ciudad más próspera de Occidente, el primer centro comercial al oeste de la India y la confluencia de todas las ideas, el lugar donde se reunieron todas las religiones, el refugio de quienes escapaban del oscurantismo. En ninguna otra parte se veían tantos intercambios entre religiosos, sabios, médicos y comerciantes, para beneficio de todos. “Abandonar el camino fácil del conformismo para arriesgarse en el camino audaz de la creatividad”. Andalucía fue capaz de derrotar a sus conquistadores, que pronto se enamoraron de la dulzura de la vida y abandonaron su integrismo, dejando las tres religiones convivir en paz prendados de la música y la poesía. Del mismo modo, Optimistán pasará a ser punto de confluencia de todas las ideas, el lugar de encuentro de todos los idiomas, colores de piel, los patrones de pensamiento, el refugio de quienes escapan del oscurantismo. Optimistán se convertirá en un Estado fundado en los valores morales y, en particular la ética de la responsabilidad, porque ser hombre, escribió Saint-Exupéry, significa exactamente ser responsable, significa sentir, poniendo su piedra, que está ayudando a construir el mundo; también un Estado de esperanza, porque nadie puede sentirse responsable y desesperado a la vez. Optimistán será un estado donde cada ciudadano se enriquecerá de las diferencias de los demás, un Estado itinerante, un Estado caravanesco también, si se atreven con un neologismo, cuya capital se establecerá en una ciudad diferente cada año, ciudad donde la Asociación Internacional Optimistas sin Fronteras celebrará el Congreso anual mundial del Optimismo, e invitará a oradores conocidos en todo el mundo. 3 Optimistán será un Estado del que la música será la única lengua oficial, porque, como decía Sofía Gubaidulina, la vida separa al hombre en tantas piezas que no conozco tarea más importante que ayudarle, a través de la música, a recomponer su unidad espiritual. Optimistán no reclamará ninguna independencia, sino por el contrario una total integración de los valores universales. Nosotros no intentamos convencer a los pesimistas, los escépticos o cínicos de todo tipo, intentamos reunir a aquellos que confían y han optado por el optimismo, de modo que su unión aumenta la fuerza y la eficacia de su entusiasmo. La confianza es brillante. Es lo contrario de nuestros miedos, que a menudo van de la mano con la ignorancia, en particular, el miedo a las diferencias de los demás, tan alejados de nosotros social y culturalmente, los otros cuya piel tiene un color diferente de la nuestra, que practican otra religión y que hablan otro idioma. Aunque no es un foro político, la Liga tiene la intención de participar en la reconstrucción del concepto de ciudadanía. Los optimistas creen que el pensamiento construye la realidad. Quieren luchar contra la resignación y las ideas negativas y preferir las buenas a las malas noticias. Aprecian que hable bien de ellos cuando es tan fácil hablar mal de los demás. Si nos sentimos libres de pensar de un modo u otro, somos también responsables de cada uno de nuestros pensamientos y tenemos nuestra parte de responsabilidad en todo lo que sucede en el universo. El optimista, en realidad, ha decidido que es el dueño de su propio cerebro y no a la inversa. Por lo tanto tiene la capacidad de orientarle en un sentido positivo en lugar de en sentido negativo. Este es un extraordinario acto de la libertad que conlleva una responsabilidad igual de importante. La responsabilidad es claramente la base de optimismo. Mientras sigamos atribuyendo a los demás o las circunstancias la responsabilidad de nuestra infelicidad y nuestras dificultades, no podemos transformar nuestra vida. “La audacia tiene algo de genio, de poder, de magia...”. Una buena vida es en realidad un privilegio reservado a las personas conscientes de su poder, y la libertad y responsabilidad que le acompañan, y estas personas preferirán abandonar el camino fácil del conformismo para arriesgarse sobre el camino más audaz de la creatividad... También creen que el optimismo comienza aceptando las cosas como son, porque nada es más absurdo de luchar contra algo sobre lo que no tenemos ningún control. Quien quiera perlas debe sumergirse en el mar, dejarse llevar y atreverse con la inseguridad porque, cuanta más seguridad tenemos más miedo tenemos a perderla. Cuando una persona se compromete definitivamente, la Providencia se pone a trabajar y todo se pone en su sitio para lograr aquello que de otro modo nunca hubiera logrado. Una serie de acontecimientos se ponen en marcha bajo la forma de incidentes fortuitos, de encuentros 4 o de una asistencia suprasensible que nadie hubiera soñado encontrar en su camino... La audacia tiene algo de genio, de poder, de magia... Por último, los miembros de la Liga creen que el optimismo se basa en valores, que la resignación es una contaminación, que el ser optimista no significa pretender que todo vaya bien siempre, que la crítica es fácil, pero el arte difícil, que el optimismo es bueno para la salud, que no hay alternativas a un optimismo realista y que la realidad del mundo es mejor que lo que muestran los medios de comunicación. El optimismo es un actor y no un espectador! Luc Simonet 5