Generación 98 - Salesianos Mérida

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Colegio "Mº Auxiliadora" 2º BACH. Prof. ª Rosa Mª Delgado.
Tema 6 Literatura.
TEMA 6. LA GENERACIÓN DEL 98
1. CIRCUNSTANCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES
La sociedad española se compone, en su base, de una gran masa rural dominada por el caciquismo a la que se
añade - en Cataluña y en el País Vasco- un proletariado industrial relativamente poco desarrollado. Las duras
condiciones en que viven estos sectores (miseria e ignorancia) contrasta con las ambiciones y el lujo de la
aristocracia y la alta burguesía de las ciudades.
Unos trágicos acontecimientos vendrán a despertar las conciencias más sensibles. En 1895 estalla la guerra
colonial: Cuba, Puerto Rico y Filipinas - nuestras últimas colonias de ultramar- luchan por su independencia y
España se verá obligada a firmar el Tratado de París por el que abandona lo que le quedaba de su antiguo
imperio. Las pérdidas humanas y económicas fueron cuantiosísimas. Es el Desastre del 98, que constituye un
fuerte aldabonazo en muchos espíritus. Inevitablemente, se cobra conciencia de la debilidad del país y se buscan
causas en los problemas internos que España arrastra desde hace tiempo.
2. MODERNISMO Y NOVENTAYOCHO
Como ya vimos en el tema anterior, la crisis de fin de siglo en España dio lugar a dos tendencias: el
Modernismo y la Generación (o Grupo) del 98. Esta diferenciación ha sido siempre discutida y es difícil
no aceptar que existen entre ambos movimientos características comunes (Antonio Machado y ValleInclán, por ejemplo, considerados como miembros del 98, son modernistas en sus comienzos).Sin
embargo, cabe hablar, en líneas generales, de un Modernismo asociado a las preocupaciones estéticas
y el refinamiento artístico (y al género lírico, fundamentalmente), y de una Generación del 98 más
intelectual y filosófica (que utiliza como principal vehículo expresivo la prosa).
3. LA GENERACIÓN DEL 98. NÓMINA DE AUTORES
José Martínez Ruiz "Azorín", Pío Baroja y Ramiro de Maeztu formaron un grupo inicial, llamado
El Grupo de los tres (firmaban así sus colaboraciones), al que unía un mismo espíritu juvenil de
rebeldía. En 1901 difundieron un manifiesto conjunto en el que denunciaban la "descomposición" que
veían en la "atmósfera moral" de su tiempo, la desorientación de la juventud y "la bancarrota total de los
dogmas" y en el que observaban "un deseo común de mejorar la vida de los miserables" y de estudiar
soluciones para todas las llagas sociales.
A este grupo inicial se unió después, aunque a él no le gustaba tal encasillamiento, Miguel de
Unamuno. Finalmente, Antonio Machado y Ramón María del Valle-Inclán han solido ser incluidos
en este Grupo del 98, a pesar de que se trata de autores de una trayectoria bastante personal.
4. TEMÁTICA DEL GRUPO DEL 98
A. LA PREOCUPACIÓN POR ESPAÑA.
En la segunda mitad del siglo XIX encontramos que en España se produce un enfrentamiento
exacerbado entre dos ideologías, dos modos de contemplar lo español:
a) el tradicionalismo(representado por Menéndez Pelayo, Balmes o Donoso Cortés), que defiende
el orden social establecido;
b) el liberalismo reformista, promovido por la pequeña y mediana burguesía intelectual, que critica
el sistema y propugna una serie de reformas (hechas siempre "desde arriba")encaminadas a acabar
con el caciquismo y los privilegios oligárquicos, a extender la educación, etc. Este liberalismo
reformista tiene como principales representantes a los escritores conocidos como
regeneracionistas (que querían "regenerar" España), y fue ampliamente extendido por la llamada
Institución Libre de Enseñanza (fundada por Giner de los Ríos), en la que se formaron
numerosos escritores españoles.
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c) Junto a estas dos doctrinas dominantes, surgen con fuerza a finales de siglo, e incrementan su
influencia hasta la Guerra Civil, las corrientes ideológicas marxistas, socialistas y anarquistas,
que basan su análisis de la realidad española en la lucha de clases y el sometimiento de los más
desfavorecidos. Su pretensión es lograr un cambio radical, una revolución (no hay que olvidar que
la Revolución leninista rusa se produce en 1917).
2. En los escritores del 98 el tema de España es abordado recurrentemente, aunque desde diferentes
perspectivas. En la etapa de juventud de estos autores, la actitud adoptada está cercana a los credos
más radicales. Unamuno, Azorín, Baroja y Maeztu militan o simpatizan con los partidos izquierdistas,
e intentan contribuir activamente a un cambio de España. La escasez de resultados concretos, el
desengaño que les provoca la defensa de esta postura, les lleva, en su etapa de madurez, a observar el
problema de España desde posiciones menos extremas (más acordes con el regeneracionismo burgués),
y sobre todo a reflexionar sobre la esencia, el alma de lo español. Del análisis directo de los problemas
materiales pasan, pues, a un idealismo, a una búsqueda de las raíces de la mentalidad hispánica.
No es extraño que, finalmente, algunos escritores del 98 acaben defendiendo posturas netamente
conservadoras. Maeztu, por ejemplo, llega a la conclusión de que en el origen del carácter español se
encuentra el catolicismo ortodoxo (uno de los fundamentos del tradicionalismo).
3. Uno de los ensayos más influyentes sobre el tema español en el Grupo del 98 es En torno al
casticismo, de Miguel de Unamuno. En él se pueden observar tres ideas principales:
a) Es necesario "europeizar" España, es decir, acabar con el aislamiento del país y con el complejo
de inferioridad que los propios españoles sienten frente a Europa. Esta "europeización" es perfectamente
compatible con la reivindicación de lo plenamente español.
b) Para buscar qué es lo español (y poder así reivindicarlo), es preciso bucear en la intrahistoria de
España. El concepto de intrahistoria pretende llamar la atención sobre la importancia de la historia con
minúsculas, de la vida, los pensamientos, los sueños, el lenguaje y la literatura de las gentes que
componen un país (más que los grandes hechos, las fechas, las batallas, los gobernantes).
c) Existe una conexión entre el paisaje español y el alma castellana. El paisaje elegido por
Unamuno (y también por el resto de los autores) es Castilla, en cuya sobriedad y sencillez quiere
simbolizarse el espíritu español. En ese paisaje y en la historia de Castilla, además, pueden encontrarse
vestigios de las grandezas y las miserias de España (grandezas en el heroísmo guerrero, los castillos, el
Cid, el idealismo de don Quijote; y miserias en la pérdida de ese pasado glorioso, en las ciudades y
pueblos hoy abandonados y fantasmales, en la exaltación de la sangre, el honor, la religiosidad vacía de
los cristianos viejos).
De acuerdo con estas ideas, es muy frecuente que los escritores del 98 dediquen muchas de sus obras a
describir los paisajes españoles, sus gentes, sus modos de vida, su lenguaje, su historia. Así, por
ejemplo. Por tierras de España y Portugal, y Andanzas y visiones españolas, de Unamuno; Los
pueblos. La ruta de don Quijote, y Castilla, de Azorín; Campos de Castilla de Machado. ( Texto I)
B. TEMÁTICA EXISTENCIAL-RELIGIOSA.
1. Durante todo el siglo XIX, se afianza en Europa la corriente filosófica positivista, que representa el
triunfo de la razón y de la ciencia. Según el Positivismo, la ciencia es capaz de conocer la realidad tal y
como es, descubriendo las leyes mecanicistas que la rigen, y por tanto sólo la ciencia podrá guiar al
hombre en la transformación o progreso de la sociedad.
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En contraste con esto, la filosofía de finales de siglo busca, sobre todo, recuperar lo que el Positivismo
había negado: los valores espirituales, la vida como algo más que un conjunto de leyes físicas y
mecánicas. El racionalismo positivista pierde terreno ante una nueva forma de captación de la realidad:
la intuición, la vivencia. El pensamiento del fin del siglo XIX se puede resumir, así, en estas filosofías
vitalistas o irracionalistas. Destacan, en este sentido, Nietzsche y Bergson, y son nuevamente
valorados y leídos, además, algunos autores de la primera mitad del siglo XIX, como Schopenhauer o
Kierkegaard. ( Texto II)
Junto a este cambio en el pensamiento, es necesario recordar que la crisis general de la época que nos
interesa (que se prolonga, no obstante, al menos hasta la Primera Guerra Mundial), provoca en la
sociedad, y en los pensadores y escritores, un sentimiento de desorientación, de malestar y
confusión. Por todo ello, no es sorprendente que a finales del siglo XIX resurjan con fuerza los
interrogantes sobre el sentido de la vida y del hombre, sobre Dios, sobre la muerte...
2. En el Grupo del 98, la temática existencial aparece en la etapa de madurez, en que los autores,
desengañados de la acción social y política como vía para solucionar los problemas que les rodean, se
orientan hacia la reflexión (sobre España, y sobre el hombre). Aunque en general todos los autores se
interesan por la temática religioso-existencial, es Unamuno quien lo hace de un modo más intenso.
En 1897, el Unamuno positivista y políticamente revolucionario se derrumba, e influido
fundamentalmente por el filósofo Kierkegaard (a quien llama "mi hermano"), siente la necesidad de
preocuparse en sus obras del hombre y sus enigmas. En esta etapa de madurez del Grupo del 98, es
Unamuno el autor que reflexiona con mayor intensidad sobre estas cuestiones. Además de sus novelas
y poemas, deben destacarse aquí dos importantes ensayos suyos: Del sentimiento trágico de la vida
(1912), y La agonía del cristianismo (1924). En ellos se pone de manifiesto que es necesario para todos
nosotros reflexionar acerca del sentido de la vida, de la muerte, de Dios. Según Unamuno, existen tres
respuestas sobre la eternidad del alma:
- La primera es que la muerte no es total. Existe un más allá, y por tanto, quien cree esto, posee una
resignación esperanzada (debemos morir, pero nuestra vida y nuestra muerte sirven para algo).
- La segunda respuesta es que la muerte es total, y más allá de ella sólo existe la Nada. La
consecuencia de esta postura es la desesperanza, la angustia.
- La tercera respuesta (aquella en que se sitúa Unamuno) es que no podemos saber si moriremos o
no moriremos del todo, si existe un más allá o no. En esto consiste el sentimiento trágico de la vida , y
quien se da cuenta de ello no posee más que la duda, y la lucha para no dejarse vencer por la
desesperación. A esta lucha llama Unamuno DUDA AGÓNICA, y de ella nacen las grandes acciones
humanas. La crítica ha resaltado cómo todos los personajes de sus novelas son, precisamente,
personajes agónicos, que afrontan cara a cara su existencia, que luchan consigo mismos para intentar
comprenderse y comprender el mundo. ( Obsérvese en San Manuel Bueno, mártir)
La duda agónica no ofrece, de cualquier manera, una única solución. Por una parte, Unamuno cree que es
necesario "despertar" a los demás a través de sus obras, hacerles pensar y angustiarse: "Hay, pues, que
desasosegar a los prójimos los espíritus, hurgándoselos en el meollo, y cumplir la obra de misericordia de
despertar al dormido [...]. Hay que inquietar los espíritus y enfusar en ellos fuertes anhelos, aun a sabiendas de
que no han de alcanzar nunca lo anhelado. ¿Qué es eso de envidiar el sosiego de quien nunca vislumbró el
supremo misterio ni miró más allá de la vida y de la muerte?"Por otra parte, puede encontrarse, también, la
idea contrapuesta (basada en Blas Pascal, e inspiradora de San Manuel Bueno, mártir): la razón, la
inteligencia, el continuo pensar son el origen de la angustia. Los que no piensan son felices, y quizá sea mejor
no "despertarlos".
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5. ESTÉTICA DEL GRUPO DEL 98
Al hablar de la concepción estética de este grupo hay que tener en cuenta las profundas diferencias
individuales de los distintos autores, no obstante se pueden señalar algunas coincidencias:
Voluntad de ir a las ideas, al fondo en el lenguaje: Unamuno decía: "tengamos primero que decir algo
jugoso, fuerte, hondo [...], y luego, del fondo, brotará la forma".
Búsqueda de la sobriedad expresiva: los noventayochistas huyen de la retórica y la grandilocuencia
postrománticas; y ello va acompañado de un exigente cuidado del estilo.
Preocupación por el léxico: buscan los vocablos tradicionales, olvidados, palabras procedentes de la
lengua popular. Esta valoración de las palabras populares, castizas, está en íntima relación con su amor
a ese pueblo que es protagonista de la "intrahistoria".
Innovaciones en los géneros literarios tradicionales: configuraron el ensayo moderno, dándole una
gran flexibilidad que les permitía recoger el pensamiento, las reflexiones culturales, la visión lírica del
paisaje, la intimidad... La novela y el teatro rompen con el realismo (las nivolas de Unamuno o los
esperpentos de Valle-Inclán).
6. ALGUNOS AUTORES Y OBRAS
UNAMUNO
Desarrolló una vida de intensa actividad intelectual (llegó a ser rector de la Universidad de Salamanca) y de
incesante lucha. Lucha, ante todo, consigo mismo, debatiéndose entre ideas contradictorias y sin encontrar
nunca la paz. Lucha también con los demás, contra la trivialidad de su tiempo. Toda su labor gira en torno a dos
centros de interés: el problema de España y el sentido de lavida humana. Y estos son los temas que llenarán,
ante todo, sus ensayos (hemos citado ya varios títulos), pero también sus novelas, sus dramas y su poesía.
Unamuno consideraba la novela como el género idóneo para la expresión de sus problemas existenciales —de
hecho, muchas de sus novelas son textos paralelos a algunos de sus ensayos—.Pero si por algo destacan es por
la renovación de la técnica novelística que llevó a cabo en ellas: la creación de la nivola. Algunas nivelas son:
San Manuel Bueno, mártir; La Tía Tula; Niebla...
AZORÍN
Su filosofía está centrada en una obsesión por el tiempo, por la fugacidad de la vida, por ese fluir de todo
hacia la muerte. En una palabra, es Azorín un espíritu nostálgico.
Las principales cualidades de su estilo son la precisión y la claridad. De ahí el empleo de la palabra justa y de
la frase breve. En sus descripciones se observa una técnica miniaturista, por la atención al detalle revelador.
Estas cualidades aparecen con plenitud en aquellos ensayos que reúnen estampas y evocaciones de la vida
española: La ruta de Don Quijote, Castilla, El paisaje de España visto por los españoles...
La novela azoriniana es muy particular porque, aunque puso el subtítulo de novela a unos quince libros, éstos
a veces apenas se distinguen de sus ensayos. Destacan: La voluntad, Antonio Azorín y Las confesiones de un
pequeño filósofo.
BAROJA
Fue Baroja un inconformista radical. De su anarquismo juvenil, le quedó siempre una postura hostil a la
sociedad. No creyó en Dios ni en la vida. "La vida -decía- es esto: crueldad, ingratitud, inconsciencia, desdén de
la fuerza por la debilidad". Y el hombre, "un animal dañino, envidioso, cruel, pérfido, lleno de malas pasiones".
No cabe mayor pesimismo. Y, sin embargo, hay también enBaroja una inmensa ternura por los seres desvalidos
o marginados. Los héroes típicamente barojianos son seres al margen de la sociedad o enfrentados con ella. En
unos casos, personajes frustrados, juguetes de las circunstancias (La busca); en otros, hombres de acción, en los
que proyecta el autor su añoranza (Zalacaín el aventurero).
El estilo de Baroja lleva al extremo la tendencia antirretórica de la generación del 98. Se le suele tachar de
desaliñado y hasta de incorrecto. En todo caso, es una prosa espontánea y vivísima.
Otros títulos de su producción literaria son: El árbol de la ciencia, Mala hierba, Las inquietudes de Shanti
Andía...
VALLE-INCLÁN
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La amplia producción de Valle-Inclán reúne novelas, cuentos, obras dramáticas y poemas. En todos
esos géneros se aprecia una profunda evolución. A grandes rasgos, pasa de un Modernismo elegante y
nostálgico a unas posturas críticas vecinas a las del 98.
De la etapa modernista son las Sonatas (Sonata de Primavera, de Estío, de Otoño y de
Invierno),novelas llenas de leyenda y de misterio, donde se suceden episodios de exquisita elegancia.
La consolidación de su nuevo arte llega con la publicación de la obra de teatro Luces de bohemia,
subtitulada esperpento (véase el tema 8). Con esta palabra palabra designa Valle a esas obras
dramáticas suyas que quieren ser "una superación del dolor y de la risa". En los esperpentos se agitan
figuras marginales, fantoches grotescos o conmovedores que parecen salidos de un baile de máscaras o
de un teatro de marionetas, presentados a menudo con un lenguaje soez.
A partir de esa obra toda su producción, tanto dramática como narrativa, se moverá en esa misma
línea; entre sus novelas destacan Tirano Banderas y la trilogía El ruedo ibérico.
Con los esperpentos y con las novelas afínes llevó a cabo "un arte de ruptura" y abrió caminos que
sólo más tarde habrían de ser seguidos.
ANTONIO MACHADO
1. En 1903 se publica su primer libro: Soledades, que se amplía en 1907 con el título
Soledades,galerías y otros poemas. El Modernismo ha triunfado ya, y a pesar de que Machado pretende
seguir un camino distinto (para él la poesía "no era la palabra por su valor fónico, ni el color, ni la línea,
ni un complejo de sensaciones, sino una honda palpitación del espíritu"), es mucho lo que hay de
Modernismo en este libro. Eso sí, un Modernismo intimista, muy próximo al Romanticismo
sentimental. El tema fundamental es la preocupación por el tiempo, o intentando precisar más, la
conciencia humana del tiempo, sea éste presente (aparecen aquí la fugacidad, la caducidad de la vida,de
nosotros mismos), sea pasado (los recuerdos, la infancia), sea futuro (la muerte, nuestraconcepción de
Dios y el más allá, etc.) Pero sin duda lo fundamental de Soledades es que para expresar esta temática
Machado utiliza de una forma continuada multitud de símbolos, es decir,realidades que encierran
significados ocultos. La mayor parte de los poemas son, aparentemente,meras descripciones de paisajes
o ambientes, pero cada uno de los elementos que en ellos aparecen pueden ser interpretados como
representación de ideas o conceptos más profundos. Algunos de los símbolos más repetidos son el agua,
la tarde, el camino, el sueño...
2. Su obra cumbre es Campos de Castilla, con la que se acerca al tema fundamental del Grupo del 98:
España. La obra se publica en 1912, poco antes de la muerte de su mujer Leonor, y se corregirá después
para incluir una decena de poemas sobre esa muerte. Sigue habiendo en el libro meditaciones sobre "lo
eterno humano", sobre "los enigmas del hombre y del mundo"; pero lo quedomina son los cuadros de
paisajes y gentes, o las meditaciones sobre la realidad española.
El paisaje parece recogido, en algunos poemas, con una aparente objetividad. Así en "Orillas del
Duero" o en la serie "Campos de Soria". Sin embargo, una mirada atenta nos descubre cómo Machado
proyecta sus propios sentimientos sobre aquellas tierras, operando una selección que prefiere lo que
sugiere soledad, fugacidad o muerte.
Otras composiciones responden a una preocupación patriótica. Son poemas sobre el pasado, el
presente o el futuro de España. En ellos se observa una actitud crítica con la que Machado se incorpora
a las preocupaciones de la generación del 98 ("Por tierras de España", "Del pasado efímero", "El
mañana efímero"...)
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Texto I
EN TORNO AL CASTICISMO (Fragmentos).
¡Ancha es Castilla! ¡Y qué hermosa la tristeza reposada de ese mar petrificado y lleno de cielo!
Es un paisaje uniforme y monótono en sus contrastes de luz y sombra, en sus tintas disociadas y
pobres en matices. Las tierras se presentan como en inmensa plancha de mosaico de pobrísima
variedad, sobre la que se extiende el azul intensísimo del cielo. Faltan suaves transiciones, ni hay
otra continuidad armónica que la de la llanura inmensa y el azul compacto que la cubre e ilumina.
No despierta este paisaje sentimientos voluptuosos de alegría de vivir, ni sugiere sensaciones de
comodidad y holgura concupiscibles: no es un campo verde y graso en que dan ganas de
revolcarse, ni hay repliegues de tierra que llamen como un nido. [...]
Penetrad en uno de estos lugares o en una de las viejas ciudades amodorradas en la llanura, donde
la vida parece discurrir calmosa y lenta en la monotonía de las horas, y allí dentro hay almas
vivas, con fondo transitorio y fondo eterno y una intra-historia castellana.
Allí dentro vive una casta de complexión seca, dura y sarmentosa, tostada por el sol y curtida por
el frío, una casta de hombres sobrios, producto de una larga selección por las heladas de
crudísimos inviernos y una serie de penurias periódicas, hechos a la inclemencia del cielo y a la
pobreza de la vida. El labriego que al pasar montado en su mula y arrebujado en su capa os dio
gravemente los buenos días, os recibirá sin grandes cortesías, con continente sobrio. Es calmoso
en sus movimientos, en su conversación pausado y grave y con una flema que le hace parecer a
un rey destronado. Esto cuando no es socarrón, voz muy castiza de un carácter muy castizo
también. [...]
Estos hombres tienen un alma viva, y en ella el alma de sus antepasados, adormecida tal vez,
soterrada bajo capas sobrepuestas, pero viva siempre. En muchos, en los que han recibido alguna
cultura sobre todo, los rasgos de la casta están alterados, pero están allí.
Esa alma de sus almas, el espíritu de su casta, hubo un tiempo en que conmovió al mundo y lo
deslumbró con sus relámpagos, y en las erupciones de su fe levantó montañas. Montañas que
podemos examinar y socavar y revolver a la busca en sus laderas de la lava ardiente un día y
petrificada hoy, y bajo esta lava, los restos de hombres que palpitaron de vida, las huellas de
otros.
Texto II
Schopenhauer, conocido como "el pesimista", sostiene que el hombre está impulsado por un deseo
insatisfecho, por una búsqueda irracional (que él llama voluntad) de lo eterno. El hombre, pues, está
destinado a sufrir, y solamente podrá mitigar su dolor anulando ese deseo o voluntad (a través del arte, de
la ética –la unión a los demás-, o de la ascesis -en un estado semejante al nirvana budista-).
Kierkegaard concibe al hombre como un ser que está solo consigo mismo, y que debe elegir
constantemente entre todas las posibilidades que su vida va ofreciéndole. La continua necesidad de elegir,
a veces entre alternativas contradictorias, provoca en el hombre angustia y desesperación. La filosofía de
Kierkegaard reserva un lugar para la fe religiosa (cristiana), pero se trata de una fe que necesita esfuerzo,
una fe heroica: "El heroísmo cristiano, muy raro por cierto, consiste en que uno se atreva a ser sí mismo,
un hombre individuo, este particular hombre concreto, solo delante de Dios, solo en la inmensidad de este
esfuerzo y de esta responsabilidad."
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POEMAS DE ANTONIO MACHADO
SOLEDADES, GALERÍAS Y OTROS
POEMAS
Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos
,las polvorientas encinas!...
¿Adonde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero...
-La tarde cayendo está-.
"En el corazón tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día;
ya no siento el corazón."
Y todo el campo un momento
se queda, mudo y sombrío
,meditando. Suena el viento
en los álamos del río.
La tarde más se oscurece;
y el camino que serpea
y débilmente blanquea,
se enturbia y desaparece.
Mi cantar vuelve a plañir:
"Aguda espina dorada,
quién te pudiera sentir
en el corazón clavada."
RECUERDO INFANTIL
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.
Es la clase. En un cartel
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto a una mancha carmín.
Con timbre sonoro y hueco
truena el maestro, un anciano
mal vestido, enjuto y seco,
que lleva un libro en la mano.
Y todo un coro infantil
va cantando la lección:
mil veces ciento, cien mil,
mil veces mil, un millón.
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.
CAMPOS DE CASTILLA
RETRATO
Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierra de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
Ni un seductor Manara, ni un Bradomín he sido
-ya conocéis mi torpe aliño indumentario-,
mas recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.
Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.
Adoro la hermosura, y en la moderna estética
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosmética,
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.
Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho, solamente, entre las voces, una.
¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso, como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.
Converso con el hombre que siempre va conmigo
-quien habla solo espera hablar a Dios un día-;
mi soliloquio es plática con este buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.
Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.
Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo, ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.
PESADILLA
En medio de la plaza y sobre tosca piedra,
el agua brota y brota. En el cercano huerto
eleva, tras el muro ceñido por la hiedra,
alto ciprés la mancha de su ramaje yerto.
La tarde está cayendo frente a los caserones
de la ancha plaza, en sueños. Relucen las vidrieras
con ecos mortecinos de sol. En los balcones
hay formas que parecen confusas calaveras.
La calma es infinita en la desierta plaza,
donde pasea el alma su traza de alma en pena.
El agua brota y brota en la marmórea taza.
En todo el aire en sombra no más que el aire suena.
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