Reseña 4

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Reseña Redes de Indignación y Esperanza: La Revolución Egipcia
Manuel Castells Nació en Hellín, Albacete, España, en 1942. Estudió Ciencias
Económicas en la Universidad de Barcelona. Se desempeñó como activista estudiantil
en la época de la dictadura del General Franco hasta que huyó a Francia, donde
consiguió su doctorado en Sociología en la Universidad de París. Ha sido profesor
visitante en 17 universidades de todo el mundo y profesor invitado en cientos de
instituciones académicas en más de 45 países, incluyendo la Universidad de Berkeley y
la Universidad de Oxford. Es reconocido por desarrollar una visión diferente del
concepto de ciudad, relacionando esta con la aparición de las nuevas tecnologías de la
información, y analizando la influencia del flujo informático en la sociedad, como
prolongación de una nueva dimensión cultural. El libro Redes de Indignación y
Esperanza (2012), el cual hace un recuento de las protestas y manifestaciones sociales
de los últimos años, enfatizando en la creación, la dinámica, los ideales, valores y
visiones de la transformación social, desde Túnez e Islandia hasta el movimiento
Occupy Wall Street y los indignados en España. Incluso contiene el cambio social
ocurrido en Egipto, describiendo como las redes multimodales de comunicación
llevaron al levantamiento de un pueblo entero contra un gobierno corrupto, en un
capítulo entero titulado la Revolución Egipcia, donde Castells explica cómo se
construye una red de indignación (desde sus causas, formación y apogeo) a partir de
redes tecnológicas.
En primer lugar, Castells expone los factores decisivos que llevaron a el florecimiento
del sentimiento de revolución en la población egipcia, a través de una distinción entre
los espacios de flujos (virtuales) y los espacios de lugares (físicos) que uso el
movimiento que acabó con la prolongada dictadura de Mubarak el 25 de enero del 2011.
Es aquí donde el autor demuestra cómo los espacios originales de resistencia contra el
régimen de Mubarak se llevaron a cabo en internet, pues las formas tradicionales de
protesta y disconformidad se veían comprometidas con la ilimitada brutalidad policial,
que dejaba miles de muertos sin impunidad. Gracias a la amplia cobertura y la facilidad
de acceso, las redes sociales tuvieron un papel importante en la revolución, pues la
población compartía acontecimientos, se coordinaban y expresaban en tiempo real.
Debido a esto, gran parte de la población llegó a declarar que “la revolución se tuítio”,
ya que Twitter proporcionó la plataforma tecnológica para que muchos individuos
marcaran las tendencias del movimiento. De igual manera, Castells hace énfasis en
cómo las redes “offline”, como las reuniones en mezquitas y la distribución de panfletos
en los centros urbanos del país, fueron una parte esencial en la movilización, pues
rompían las barreras de aislamiento y permitía superar el miedo mediante la unión. Es
así como esta multimodalidad de comunicación autónoma, como la llama el autor,
fundó la base sobre la cual se erigiría la revolución. Asimismo, Al Jazira y otros medios
de comunicación también desarrollaron un papel fundamental, pues comunicaron a toda
la comunidad demostraciones que alimentaron el levantamiento de las revueltas, no solo
en Egipto, sino en el resto de la comunidad árabe. Al mantener una comunicación
permanente con el público, crearon lo que Castells llama un “manto de protección” para
el movimiento, pues ponía al régimen en el ojo del mundo entero. En un subtítulo aparte,
Castells sostiene por qué las estrategias del gobierno para mitigar la revolución
fracasaron; en un intento desesperado por acabar con las protestas, decidieron apagar la
conexión de internet en el país entero. Sin embargo, el movimiento se apoyó en
tecnologías antiguas, como el fax y las líneas de teléfono fijas, para continuar
conectados con el resto de sus compatriotas y crear redes permanentes. Ante la presión
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internacional y necesidades económicas, el gobierno sucumbió y restableció el internet,
demostrando que este es imperante en la estabilidad de un país y, por lo tanto, no puede
dejar de funcionar. Ni siquiera el apagón total pudo acabar con las redes del movimiento.
Por otro lado, el autor expone el importante rol que desarrollaron las mujeres en la
revolución, empezando por los blogs en internet hasta liderando manifestaciones, donde
le demostraron a una sociedad patriarcal que ellas también podía actuar con valor,
podían protegerse ellas mismas, y tenían los mismos deseos por pronunciarse ante la
violación de sus derechos. En Egipto, las mujeres le demostraron al mundo entero que
el poder de cambio también residía en ellas, no sólo en los hombres. Inclusive se podría
argumentar que la revolución egipcia no hubiera sido la misma sin una mujer en
particular, Asmaa Mahfouz, quien suscito el florecimiento de sentimiento de revolución
de un país entero mediante un video en Internet, a través de su influencia y autoridad
moral. Las mujeres le dieron un verdadero lema a la revolución; libertad, justicia e
igualdad. Por último, Castells explica que la fuerza del movimiento era tal, que ni
siquiera el ejército (la SCAF), siendo un enemigo mucho más poderoso que el propio
Mubarak, pudo acabar con las redes de solidaridad y movilización activas en Internet,
en las plazas y en las calles, las cuales se encontraban más organizadas y determinadas
que antes, y que no descansarían hasta terminar con décadas de engaño y represión en el
país y culminar en una democracia legítima.
En conclusión, el capítulo La Revolución Egipcia del libro Redes de Indignación y
Esperanza de Manuel Castells es, sin lugar a duda, una gran visión sobre la sociedad en
red; plantea, desde una perspectiva crítica inigualable, la proyección de las redes de
comunicación en los aspectos políticos, económicos y culturales de una comunidad,
identificando las nuevas vías de cambio social que se han podido observar en los
últimos años. Es un texto imprescindible para entender el funcionamiento del mundo y,
por qué no, cambiarlo, mediante la construcción de redes de “indignación” que permitan
redistribuir el poder de una sociedad de una manera uniforme, basada en la libre
expresión y la culturización.
REFERENCIAS
Castells, M. (2012). Redes de indignación y esperanza: los movimientos sociales
en la revolución egipcia. Alianza Editorial, Madrid (pgs. 65-93 ).
Infoamérica. (2014). Manuel Castells: perfil biográfico y académico.
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
Extraído de: http://www.infoamerica.org/teoria/castells1.htm
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