4.17 - Jesucristo sana al ciego Bartimeo

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26.09.2005
14:57 Uhr
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Jesucristo sana al ciego Bartimeo
Marcos 10:46-52 / Lucas 18:35-43
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El Señor Jesús y sus discípulos dejaron atrás a Jericó para ir a Jerusalén. El ciego Bartimeo se encontraba al borde del camino.
Cuando escuchó que pasaba Jesús, nadie pudo impedir que clamara en voz alta: «¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!»
Jesucristo le prestó atención. Le preguntó en qué podía ayudarle. El ciego respondió: «Maestro, quisiera poder ver». Jesús dijo:
«¡Recobrarás la vista! Tu fe te ha salvado». Bartimeo pudo ver de inmediato. Junto a todos los que le rodeaban alabó a Dios,
luego siguió tras los pasos del Señor Jesús.
Los niños toman conocimiento, que el Señor Jesús no desoyó el clamor
insistente y creyente de Bartimeo.
1
U
n hombre con mirada perdida estaba sentado al
borde del camino, era el ciego Bartimeo. Su vestimenta
estaba muy gastada y llevaba una manta sobre sus hombros.
A su lado tenía un bastón y un plato para las limosnas.
Bartimeo escuchaba el susurrar de los árboles y aspiraba el
perfume de las flores a su alrededor. ¡Cuánto le gustaría
verlas y alegrarse con su colorido! Pero sólo las podía tocar.
Sus manos tenían que reemplazar a sus ojos. Bartimeo
sentía el calor del sol en su rostro. ¡Cuánto le gustaría ver el
sol y sus brillantes rayos! Pero estaba sumido en la
oscuridad.
2
Dado que nadie se hacía cargo de Bartimeo, éste se vio
obligado a mendigar. Cada vez que escuchaba pasos,
llamaba: «¡Por favor, tened misericordia de mí, soy ciego.
Dadme algo para comprar pan!» Algunos se compadecían y
colocaban algo en el plato. Otros se burlaban de él cuando
pasaban a su lado.
Ese día mucha gente estaba de camino a Jerusalén dado
que pronto se festejaría la Pascua. Súbitamente los oídos
aguzados de Bartimeo percibieron que se acercaba un
grupo de gente. Su intuición le decía que algo en especial
las atraía.
Bartimeo preguntó: «¿Qué sucede?»
«Jesús de Nazaret pasará por aquí», le respondieron.
«Jesús de Nazaret», masculló Bartimeo. Ya había escuchado
hablar de Él. Por ello pensó: «Si Jesús está cerca no podrá
ignorarme». Nervioso clamó: «¡Jesús! ¡Jesús! ¡Ayúdame!»
Los que precedían a Jesús dijeron alterados: «¡Cállate, no
grites. Estamos de camino a Jerusalén. No nos detengas
con tu griterío!»
Pero Bartimeo hacía exactamente lo contrario. A pesar de
que la gente trataba de hacerle callar, siguió gritando:
«¡Jesús, Redentor, ayúdame! ¡Ten misericordia de mí!»
El Señor Jesús se detuvo, la gente que trataba de acallarlo
enmudeció. El Señor Jesús llamó al ciego con amor.
Bartimeo se quitó la manta y dejó que algunos hombres lo
acercasen al Hijo de Dios. Escuchó que el Señor Jesús le
preguntaba con dulce voz: «¿Qué quieres? ¿qué puedo
hacer por ti?» Bartimeo respondió: «Señor, quisiera poder
ver», a lo que Jesucristo le dijo: «Recobrarás la vista, ¡tu fe
te ha salvado!»
Al instante los ojos de Bartimeo vieron la claridad.
Distinguieron los colores maravillosos de las flores y los
árboles, vio la luz y el brillante cielo azul. En ese instante
miró a los ojos bondadosos de Jesús. Con alegría le
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Jesucristo es nuestro Maestro
agradeció por la curación milagrosa, comenzó a alabar y
glorificar a Dios con un corazón profundamente agradecido.
Todos los que lo rodean estaban conmocionados. Se
asombraban por el milagro; Bartimeo ya no se quería
separar más de Jesús. Sin titubear se mezcló entre los
acompañantes del Señor y a partir de entonces fue un feliz
seguidor de Cristo.
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El Señor Jesús se dirigía a Jerusalén. Al borde del camino estaba
sentado el mendigo ciego Bartimeo. Éste clamaba en voz alta hasta que
el Señor Jesús lo advirtió. Con fe Bartimeo le pidió que lo ayudase y
Jesucristo lo sanó. Bartimeo recobró la vista y agradeció al Señor Jesús
y lo siguió.
1 Tratamos de ponernos en el lugar de un ciego:
• Los niños cierran los ojos y cuentan lo que ven.
• Los maestros de la escuela dominical colocan algo en las manos de los niños y éstos, sin abrir los ojos,
adivinan qué es.
• Todos los niños cierran los ojos y uno de ellos hace ruido en cualquier lugar de la estancia. Los demás
niños adivinan con qué se produce el ruido y de qué lugar proviene.
A continuación pasamos al relato con la indicación: Hoy escucharemos la historia de un hombre ciego.
2 Observamos y describimos la ilustración. ¿Cómo se siente Bartimeo? ¿cuál es su preocupación? ¿qué piensa la
gente que pasa a su lado? ¿qué dicen?
3 Qué significado tienen las palabras que el Señor Jesús dirigió a Bartimeo: «Tu fe te ha salvado». (El deseo de
Bartimeo de recibir ayuda, demuestra su gran confianza en Jesucristo; está convencido que el Señor Jesús lo
puede sanar. Su fe y su confianza hicieron posible su curación).
4 Jesucristo no desoyó el clamor de Bartimeo, en su gran amor y misericordia lo ayudó. Jesucristo es nuestro
Maestro. ¿Qué podemos aprender de su proceder? (También nosotros queremos ser misericordiosos, ayudar,
consolar, asistir…).
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