RESUMEN CASO AMALIA Sentencia T-1078/12 Magistrado Ponente: Jorge Ignacio Pretelt Chaljub Bogotá D.C., 12 de diciembre 2012 Amalia nació en 1956 en un pequeño pueblo de Colombia. Cuando tenía entre 6 y 7 años de edad, nombraron a un Alcalde Militar - Sr. Sánchez - quien la llevó a vivir a Bogotá, a casa de su suegra – Sra. de Beltrán -, quien la puso a trabajar en los oficios de la casa. Desde ese momento Amalia tiene que asumir una fuerte carga, debe levantarse antes de las 6:00 am para preparar desayunos y levantar a los niños/as de la casa y solamente podía acostarse a dormir cuando ya todos lo hacía, después de dejar todo limpio entre las 10:00 pm y 11:00 p.m. Para Amalia no fue fácil adaptarse a esta nueva vida, y en el momento que llegó, siendo aún muy pequeña, tenía dificultades en su control de esfínteres en la noche. Así que cada vez que se orinaba la metían en la alberca fría para que aprendiera a no hacerlo. Y como si esto fuera poco la golpeaban con zapatos de tacón cuando no hacía bien los oficios, cuando se entretenía por allí como lo haría cualquier niña y constantemente era insultada, le decían – entre otras cosas - que su madre era una prostituta y que por eso ella no merecía nada mejor. En medio de estas condiciones, Amalia logra aprender a leer y escribir con los niños/as de la casa, cuestión nada agradable para la Sra. de Beltrán, quien asume de todas maneras inscribirla en un colegio donde solamente dura 2 meses ya que no logra adaptarse, sin contar con las dificultades para poder cumplir con los oficios de la casa. A penas empieza a crecer, Amalia debe asumir además de los oficios y maltratos, ser víctima de abuso sexual por parte de los hombres de la familia, ello sin contar que en varias ocasiones tenía que ir donde otros familiares de la Sra. de Beltrán para hacer oficios pesados. Después de varios años, el Sr. Sánchez – antiguo Alcalde Militar de su pueblo de origen - regresa a vivir a Bogotá por lo que la lleva a vivir a su casa donde la situación no cambia, continúan las largas jornadas de trabajo, debe seguir soportando golpes e insultos, y ahora el abuso sexual por parte de este. Después de 13 años, Amalia logra huir a pesar de no tener dinero ya que nunca le pagaron, ni le permitían tener acceso a este. Las personas a su cargo decían que ya era suficiente con la ropa, alimentos y vivienda que le daban. En ese momento se encuentra Amalia en la calle sin documentos, sin saber de su historia, ni siquiera teniendo certeza de su nombre. No tiene a nadie más a quien acudir sino a las persona con las que vivió en Bogotá, quienes después de mucho insistir, le entregan un contrato de adopción firmado 1 en 1964, donde no aparece el nombre completo ni firma de su madre, donde no hay certeza de nada porque solamente firman unos testigos (ningún familiar suyo). Con este papel, regresa a su pueblo y hace su registro civil para poder tener documentos de identificación. Cuando Amalia quiso saber por qué se la llevaron de su hogar, la única razón que encontró es que un señor Pedro, al parecer familiar de la madre, le pidió al Alcalde de ese entonces que se llevara a la niña porque la madre andaba con uno y otro hombre, dándole mal ejemplo. No hay más razones. Después de cumplir 50 años, Amalia aún no conoce su historia, no sabe quién es, no sabe si el nombre que le dieron el Sr. Sánchez y la Sra. de Beltrán es su nombre de origen, tampoco sabe si es cierto lo que dicen de su madre, y si así fuera por qué no pudo crecer al lado de ella. Por supuesto, tantos años de maltrato no pasaron en vano, ahora Amalia es una mujer con baja autoestima, quien no tiene un sueño, que ha perdido interés en las actividades propias de la vida, con dificultades para dormir y comer, que no busca relacionarse con otras personas y no ha logrado construir una relación profunda de pareja o con otras personas. Amalia lo que más desea en este momento es simplemente saber quién es, es conocer su historia y comprender por qué la separaron de su madre. 2