CAPÍTULO 6. El glaucoma y las ciencias básicas CAPÍTULO 6.3 Presión intracraneal M.ª Paz Villegas Pérez, Inmaculada Sellés Navarro, Jaime Miralles de Imperial y Mora-Figueroa El nervio óptico está rodeado por sus cubiertas meníngeas, la duramadre que está unida a la esclera posterior y al espacio subaracnoideo contiene líquido cefalorraquídeo (fig. 1). En la papila, por donde los axones de las células ganglionares, las arterias y las venas retinianas atraviesan la lámina cribosa para entrar en el nervio óptico, se producen complejas interacciones entre la presión intraocular (PIO), la presión arterial y venosa y la presión intracraneal (PIC; figs. 2 y 3). Estudios realizados en la última década sugieren que la PIC podría tener un papel etiológico en el glaucoma, por lo que a continuación revisaremos los conocimientos sobre este tema. en bebés (2,3), también aumenta con el índice de masa corporal (4,5). El LCR se forma por un proceso activo, fundamentalmente en los plexos coroideos de los ventrículos laterales, pero también en el epéndimo que recubre los ventrículos y el canal medular central, desde allí se dirige unidireccionalmente hacia el espacio subaracnoideo donde se reabsorbe por un proceso pasivo hidrostático, sobre todo a nivel de las vellosidades aracnoideas de los senos venosos de la duramadre, desde donde pasa una parte a la sangre venosa y otra al sistema linfático (1). Desde su lugar de producción en los ventrículos laterales pasa por los agujeros de Monro hacia el tercer ventrículo y luego a través del acueducto de Silvio o mesencefálico hasta el cuarto ventrículo, desde el que fluye hacia el canal medular central o pasa a la unidad externa, a la cisterna magna, por medio del agujero central de Magendie y los dos agujeros laterales de Luschka y ya en la unidad externa, circula 1. LÍQUIDO CEFALORRAQUÍDEO El líquido cefalorraquídeo (LCR) es un componente del sistema nervioso central (SNC) con importantes funciones: i) rodea al cerebro y lo provee de un soporte mecánico que lo protege y disminuye su peso efectivo, actuando de amortiguador, ii) sirve de convector para transportar diversas sustancias entre regiones del cerebro y para eliminar productos de desecho (1). Forma dos unidades independientes pero conectadas entre sí: la interna, que está formada por el LCR que rellena los ventrículos (centrales y laterales) y el canal espinal central y la externa que está formada por el que rellena el espacio subaracnoideo y sus cisternas (fig. 1). El LCR es el responsable de la PIC que tiene unos límites que varían con la edad y la postura corporal, entre 5 y 15 mmHg en posición supina en adultos, entre 3 y 7 mmHg en niños y entre 1,5 y 6 mm de Hg Figura 1: Lugares de producción y circulación del líquido cefalorraquídeo en el cerebro humano. Realizada por Manuel Jiménez López. 89 Diagnóstico y tratamiento del glaucoma de ángulo abierto a través del espacio subaracnoideo que rodea al cerebro y la médula espinal (fig. 1). Como el LCR tiene en condiciones normales una circulación libre por todo el cerebro, la presión de éste en cualquier parte del SNC es similar, aunque pueden existir pequeñas variaciones de presión entre los diferentes compartimentos cerebrales que se acentúan con los cambios posturales (3). El volumen cerebral total es de aproximadamente 1.400 ml. De los que se ha calculado que 1.100 ml corresponden a tejido , 150 ml a la sangre y otros 150 ml al LCR. El SNC del adulto contiene entre 125-160 ml de LCR y la producción se calcula entre 430 y 590 ml por día, con una renovación total cada 6-9 horas (1). Su volumen total se mantiene constante por el equilibrio entre producción y eliminación, si este balance se altera, en situaciones patológicas, se produce una hipertensión o una hipotensión intracraneal que causa síntomas visuales y neurológicos y requiere tratamiento. 3. PRESIÓN INTRACRANEAL Y SISTEMA VISUAL El LCR rodea a las estructuras que componen el sistema sensorial visual, tanto las estructuras que componen la vía óptica como la corteza cerebral visual, por lo que cualquier modificación de este líquido como aumento o disminucion de su presión, podría en teoría afectar al sistema visual. La hipertensión intracraneal produce un papiledema que si se deja mucho tiempo sin tratar puede llevar a la atrofia óptica y a la ceguera (7). También produce en ocasiones defectos del campo visual que sugieren afectación quiasmática o retroquiasmática de la vía óptica (8,9). La hipotensión intracraneal también en ocasiones, puede producir síntomas visuales muy variados (10-12). 3.1. Presion intracraneal y nervio óptico: diferencia de presion translaminar Donde se ha observado que la PIC puede tener un mayor efecto en el sistema visual es a nivel del nervio óptico (fig. 2), porque el aumento de la PIC produce un papiledema (13,14) y la pérdida de visión que produce está directamente relacionada con la severidad y la duración de este (7,15). Mediante Tomografía Óptica de Coherencia de dominio espectral, se ha determinado también que algunos parámetros de la papila edematosa están relacionados con el nivel de PIC (16,17). El nervio óptico está rodeado de meninges: la duramadre, la aracnoides y la piamadre. La duramadre se divide posteriormente en dos hojas y la externa se encuentra firmemente adherida al agujero óptico. Entre la aracnoides y la piamadre del nervio óptico está el espacio subaracnoideo, que contiene el LCR (figs. 2 y 3) y se continúa con el espacio subaracnoideo intracraneal. La PIC varía con la posición del cuerpo, en decúbito lateral, la PIC es similar en la médula espinal y en el nervio óptico (18), sin embargo, en posición sentada o de pie y por efecto de la gravedad hay una diferencia de presión positiva entre la zona superior del cerebro y la zona más inferior de la médula espinal y negativa por 2. TEORÍA DE MONRO-KELLIE Para explicar la fisiopatología de las variaciones del contenido del SNC en las patologías cerebrales se ha formulado la teoría de MonroKellie. Alexander Monro describió por primera vez la PIC en 1783 y postuló que, dado que el cráneo no es distensible y que el tejido cerebral no puede ser comprimido, el contenido de sangre del cerebro debía ser constante. Esta hipótesis encontró más tarde sustento experimental en los datos de autopsias realizadas por George Kellie, por lo que se conoce como teoría de Monro-Kellie (6). George Burrows en 1846 propuso que el LCR debía ser tenido en cuenta en la hipótesis y, finalmente, fue Harvey Cushing en 1926 quien formuló la teoría tal como la conocemos en la actualidad (3). Esta teoría postula que en un cráneo intacto, su contenido (la suma del volumen de tejido cerebral, sangre y LCR y otro tejido si existe, por ejemplo, tumores o hemorragias cerebrales) debe mantenerse constante y tiene importantes implicaciones para explicar las patologías del SNC producidas por variaciones del volumen cerebral, aunque no siempre es aceptada. 90 6.3. Presión intracraneal Figura 2: Presiones que actúan a nivel del nervio óptico: Presión intraocular, presión intracraneal y presión orbitaria. Realizada por Manuel Jiménez López. Figura 3: Microfotografía en la que se observa un nervio óptico humano marcado con anticuerpos anti-proteína glial ácida fibrilar y anticuerpos secundarios unidos a peroxidasa y teñido con hematoxilina. La zona más oscura se corresponde con la región prelaminar (en la que predominan los astrocitos). Por debajo se encuentra la lámina cribosa, que se ha señalado en verde y tiñe menos por tener un menor número de astrocitos. Por debajo de la lámina cribosa se observa la región retrolaminar, con un marcaje en columnas. En azul se ha delineado la esclera y en rojo el espacio subaracnoideo. También se puede observar cómo la lámina cribosa se inserta en parte en la piamadre. Cortesía del Grupo de Investigación del Instituto Castroviejo de la Universidad Complutense de Madrid. encima de la porción superior de la médula espinal; en el nervio óptico está entre 4-14 mmHg en decúbito lateral (19) y entre 0 y –10 mmHg en posición erecta (20). El espacio subaracnoideo alrededor del nervio óptico varía en espesor a lo largo del mismo siendo más estrecho en la porción intracanalicular (cuando atraviesa el agujero óptico) dilatándose justo por detrás del globo ocular (fig. 1). Entre la duramadre y la piamadre hay trabéculas de tejido que varían en densidad y espesor, siendo menos densas y gruesas en la zona más posterior (21-23). La medida del diámetro del nervio óptico incluida su cubierta dural (espesor del espacio subaracnoideo) mediante resonancia magnética (24) o ultrasonidos (25) podría ser útil como método diagnóstico no invasivo para determinar la PIC y valorar el resultado del tratamiento en la hipotensión intracraneal (26,27) pero no siempre es fiable (3). El espacio subaracnoideo normalmente termina a nivel de la zona posterior de la esclera (figs. 2 y 3), aunque en pacientes miopes magnos o con defectos del desarrollo del nervio óptico, este espacio puede estar adelantado (28-30). La esclera termina circularmente alrededor de la papila quedando un espacio a este nivel llamado canal escleral, cubierto normalmente por la lámina cribosa que termina insertándose lateralmente, a la esclera, y a la piamadre (31; fig. 3), siendo esta la estructura que soporta la diferencia de presión entre el espacio subaracnoideo y la porción retrolaminar del nervio óptico. La lámina cribosa tiene un espesor de alrededor de 450 micras en individuos normales (32; fig. 3) y a su nivel interactúan dos presiones, la PIO y la PIC (fig. 2). La PIC normal, se situa entre 5 y 15 mm de Hg y 12 mm de Hg de media (3), y la PIO normal entre 10 y 22 mm de Hg, con una presión media de 16 mm Hg (33,34) lo que supone que en la lámina cribosa hay un gradiente de presión, translaminar (DPTL) de unos 4 mm de Hg, es decir, la PIO ejerce una fuerza hacia atrás sobre la lámina cribosa de 4 mmHg (35) que supone al tener esta un espesor de 450 micras, un gradiente de presión de 1 mm Hg por cada 100 micras. Como la DPTL depende de la PIC, va a variar dependiendo de la postura del individuo y va a ser mayor en posición erecta que en decúbito lateral y podría afectar el transporte axonal que se puede bloquear por gradientes de presión. En animales se ha comprobado que el gradiente de presión translaminar (GPTL) está directamente relacionada con la DPTL, pero sólo hasta un límite; cuando la PIC en el nervio óptico dismi91 Diagnóstico y tratamiento del glaucoma de ángulo abierto na) y la PIO en un ojo a 0 mm de Hg (mediante canulación de la cámara anterior) a las tres semanas observaron que se produjo un daño glaucomatoso en el nervio óptico en el ojo con PIO normal, pero no en el que la tenía reducida, (48) concluyeron que la reducción de la PIC puede tener el mismo efecto sobre el nervio óptico que el aumento de la PIO y que una PIC disminuida podría ser causa de glaucoma. Surgió entonces la teoría de que la PIC puede tener un papel en el glaucoma, sobre todo en el normotensional (GNT), en el que la PIO estaría normal pero la PIC estaría disminuida. Esta teoría apoya la idea de que lo que produce el daño glaucomatoso al nervio óptico no es la PIO, sino la DPTL. En el glaucoma de tensión elevada, la DPTL estaría aumentada porque la PIO estaría aumentada, mientras que en el GNT la DPTL estaría aumentada porque la PIC estaría disminuida (49,50). Esta teoría está apoyada también por el hecho de que en ambos tipos de glaucoma, se produce adelgazamiento y protrusión hacia atrás de la lámina cribosa (28,32,51). En los últimos cinco años han aparecido varios estudios en humanos, que han apoyado la teoría de la posible influencia de la PIC en la patogenia del glaucoma; de entre ellos, destacan dos retrospectivos y dos prospectivos. En un primer estudio (52) se realizó una revisión de los diagnósticos oftalmológicos de 31.786 pacientes sometidos a punción medular entre 1996 y 2007 en la Clínica Mayo de Rochester (EEUU) y se detectaron 20 pacientes GPAA y se seleccionaron 41 controles. Relacionando la excavación papilar con la PIO, la PIC y la DPTL, se llegó a la conclusión de que el tamaño de la excavación estaba directamente relacionado con la PIO y con la DPTL e inversamente relacionado con la PIC (52). En un segundo estudio (53) se realizó una revisión de los diagnósticos oftalmológicos de 62.468 pacientes sometidos a punción medular en la misma clínica entre 1985 y 2007 y se encontraron 57 pacientes con GPAA, 11 con GNT, 27 con HTO y 105 controles para estos pacientes. Cuando se compararon las PIC entre los diferentes grupos diagnósticos, se llegó a la conclusión de que la PIC estaba significativamente disminuida en pacientes con GPAA y GNT y nuye por debajo de –0,5 mmHg, se mantiene ya estable (18) y en posición erecta, la presión orbitaria es de 2 mmHg (fig. 2), mayor que la presión del LCR alrededor del nervio óptico (fig. 2), por lo que se piensa que la presión orbitaria empujaría al LCR hacia el espacio subaracnoideo intracraneal (18,36). En este sentido, se ha observado que en astronautas expuestos a gravedad cero durante largos periodos de tiempo se produce un papiledema, y se cree que se debe posiblemente a que en gravedad cero aumenta la PIC a nivel del nervio óptico porque la falta de gravedad haría: 1) que la PIC fuera la misma a todos los niveles del sistema nervioso y ii) que el drenaje venoso y linfático del LCR disminuyera, por lo que la presión del LCR alrededor del nervio óptico aumentaría y se produciría una acumulación de este líquido a nivel retroocular que disminuiría e incluso revertiría la DPTL (36). 3.2. Presión intracraneal y presión intraocular Los experimentos en animales revelaron que el aumento de la PIC puede producir un aumento de la PIO (37,38). La medida de la PIO en pacientes en los que se había medido la PIC por presentar diversas enfermedades del sistema nervioso confirmó que había una correlación positiva entre la PIC y la PIO, aunque esta relación era variable entre diferentes individuos (39-42). Por el contrario, en otros estudios no se ha encontrado relación (43-45), por lo actualmente se desaconseja la medida de la PIO para determinar la posible existencia de una hipertensión intracraneal. 3.3. Presión intracraneal y glaucoma La idea de que el glaucoma podría deberse a una PIC disminuida fue propuesta por Volkov en 1976 (46) y anteriormente por Szymansky y Wladyczko en 1925 (47). Sin embargo, esta idea no se aceptó hasta el trabajo experimental publicado por Yablonski y cols. en el año 1979 (48) en el que realizaron unos curiosos experimentos en gatos en los que redujeron la PIC a –5 mm de H2O (mediante canulación de la cisterna mag92 6.3. Presión intracraneal significativamente aumentada en pacientes con HTO (53). Posteriormente ha habido dos estudios que han analizado la PIC en pacientes con glaucoma o con HTO en el hospital Tongren de Beijing, en el primero (54) se realizó una punción lumbar a 43 pacientes con glaucoma de ángulo abierto (14 de ellos con GNT) y a 71 controles y se observó que la PIC estaba significativamente disminuida en el GNT y que la DPTL estaba significativamente aumentada en pacientes con GPAA y con GNT (5). En el estudio (54) se realizó una punción lumbar a 17 pacientes con HTO y a 71 pacientes controles y se observó que la PIC y la DPTL estaban significativamente aumentadas en los pacientes con HTO. Los autores postularon que en pacientes con HTO se produce un aumento compensatorio de la PIC para proteger al nervio óptico de la elevada PIO (54). Estos dos últimos estudios, al ser prospectivos, plantean serios problemas éticos, ya que la punción medular es una exploración que tiene sus riesgos, por lo que han sido muy criticados (55). El papel de la PIC en la patogenia del glaucoma ha sido apoyado posteriormente por un estudio que ha documentado que el espesor del espacio subaracnoideo del nervio óptico, medido mediante resonancia magnética, es menor en pacientes con GNT que en pacientes con GPAA o en controles, lo que sugiere una menor PIC en individuos con GNT (56). Por otra parte, la PIC disminuye con la edad (57), por lo que pudiera tener un papel en el desarrollo del GPAA. Sin embargo, otro estudio no se ha encontrado una relación entre el diámetro del nervio óptico con sus cubiertas meníngeas medido con ultrasonidos entre diferentes tipos de glaucoma e individuos normales (58). Y por el contrario, un reciente estudio ha documentado un aumento del diámetro del nervio óptico con sus cubiertas meníngeas medido mediante tomografía axial computerizada en pacientes con GHT (59). tro venoso en la papila óptica. La pulsación se debe a una variación del gradiente de presión en la vena cuando ésta cruza la lámina cribosa, pero el principio que rige estas pulsaciones es todavía es objeto de controversia. Cuando Coccius las describió por primera vez en 1853 (60) pensó que se debían al aumento de la PIO durante la sístole, que forzaría a la sangre a salir del ojo, y esta teoría que fue apoyada por Bailliart en 1918 (61) y Elliot en 1921 (62) pero descartada por Duke-Elder en 1926 (63) y otros autores. Posteriormente se observó que la pulsaciones venosas desaparecían cuando aumentaba la presión intracraneal (64) por lo que se propuso que fueran utilizadas para el diagnóstico de la hipertensión intracraneal (65-67). También se observó posteriormente que estas pulsaciones aumentan cuando disminuye la PIC (67) o aumenta la PIO (68,69). En 1998, Levine (70) explicó el origen de estas pulsaciones utilizando un modelo matemático que proponía que las variaciones de amplitud de PIO y del la PIC durante el ciclo cardiaco eran distintas, siendo mayor la primera, por lo que en la sístole se produciría un gradiente de presión en la vena central que atraviesa la lámina cribosa que haría que esta se vaciara (70,71). Esta hipótesis también explicaba que las pulsaciones venosas desaparecieran o aumentaran con las variaciones de la PIO o de la PIC y la correlación que existe entre la amplitud de las pulsaciones venosas y la frecuencia cardiaca (negativa) y las variaciones pulsátiles de la PIO (positiva). Sin embargo, esta teoría no explica completamente la naturaleza de las pulsaciones venosas espontáneas porque se observa el colapso venoso en la diástole y no en la sístole (72). Experimentos recientes han documentado también que las diferencias de PIO y de PIC con el ciclo cardíaco no son las referidas anteriormente, sino que son ambas iguales y de aproximadamente 2 mmHg (73,74). Por todo ello, la teoría de Levine ha sido revisada y recientemente se ha postulado que las pulsaciones venosas ocurren en la diástole y se deben a las oscilaciones de la PIC (75,76). La exploración de las pulsaciones venosas espontáneas es importante en el glaucoma y en la sospecha de aumento de PIC. Las pulsaciones 3.4. Presión intracraneal y pulso venoso espontáneo Las pulsaciones venosas se pueden observar como pequeñas variaciones rítmicas del diáme93 Diagnóstico y tratamiento del glaucoma de ángulo abierto venosas se pueden observan con una lente de 60 o 78 D en la lámpara de hendidura. Si no se ven claramente, se puede aplicar presión con el dedo en el ojo a la vez que se mira la papila hasta que aparezcan, y luego liberar la presión y ver si se siguen observando. Las pulsaciones venosas espontáneas se observan en el 90% de los pacientes normales (67,77,78) y su presencia es un indicador fiable de una PIC normal o baja, ya que no ocurren a partir de 190 mm de H2O (67). Así, si observamos que una papila tiene bordes borrosos pero presenta pulsaciones venosas espontáneas, es muy posible que la borrosidad papilar no se deba a un aumento de PIC. También se ha visto que hay pulsación venosa espontánea sólo en el 54% de los pacientes con glaucoma y en el 75% de los pacientes sospechosos de glaucoma que la magnitud de la pulsación se correlaciona con la severidad y la posibilidad de progresión del glaucoma (79,80). No se conoce en la actualidad la causa de la disminución de las pulsaciones venosas en el glaucoma pero se ha propuesto un aumento de la PIC o un aumento de la resistencia venosa (80,81). fluctuaciones de la PPO, pueden estar alteradas tanto en GPAA como en GNT (82-84). La PIC y la PIO también están relacionadas con la PA, ya que fluctúan con esta. El flujo vascular cerebral presenta una autoregulación, variando el diámetro vascular para mantener constante el flujo (85). Como el cerebro se encuentra en una cavidad cerrada, el cráneo, los cambios del volumen vascular van a producir variaciones de la PIC que a su vez pueden producir alteraciones del flujo vascular cerebral (3). En pacientes con hipertensión intracraneal crónica se ha verificado una disminución de la velocidad del flujo ocular (86). Por último, se ha postulado que la relación entre estas tres presiones podría estar alterada en enfermedades como el glaucoma (5,50,54,87). BIBLIOGRAFÍA 1. Oresković D, Klarica M. The formation of cerebrospinal fluid: nearly a hundred years of interpretations and misinterpretations. Brain Res Rev 2010; 64: 241-62. 2. Dunn LT. Raised intracranial pressure. J Neurol Neurosurg Psychiatry 2002; 73(S1): i23-7. 3. 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Las diferencias entre la PIO y la PA en cualquier momento del ciclo cardiaco determinan la Presión de Perfusión Ocular (PPO) y ésta determina el riego que reciben el nervio óptico y la retina. Varios estudios epidemiológicos han documentado que existe una relación entre una baja PPO y una mayor incidencia, prevalencia y progresión del glaucoma. En estos estudios se documentó que tanto presiones diastólicas bajas como presiones sistólicas bajas como PPO bajas o caídas muy importantes de PA nocturna, podían asociarse con la enfermedad glaucomatosa (82-84). Por otra parte, también se ha visto que el glaucoma está relacionado con PIO altas y con las fluctuaciones de la PIO y se ha documentado que las fluctuaciones de la PIO y de la PA, que determinan 94 6.3. Presión intracraneal 13. Hayreh SS. Optic disc edema in raised intracranial pressure. V. Pathogenesis. Arch Ophthalmol 1977; 95: 1553-65. 14. Hayreh SS. Cerebrospinal fluid pressure and glaucomatous optic disc cupping. 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