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ACADEMIA DE GUERRA NAVAL
ACADEMIA DE GUERRA NAVAL
N° 01
Abril 2000
Trabajos de
Investigación
Repensando los Principios de la Guerra
Hugo Fontena Faúndez
Abril 2000.
WWW.ACANAV.MIL.CL
Repensando los Principios de la Guerra
Repensando los Principios de la Guerra1
“El arte militar es un arte que tiene principios
que jamás están permitido violar”
Napoleón
INTRODUCCIÓN
La racionalización de la guerra, en su estudio y análisis sistemático ha generado una serie de
principios que procuran explicar y eventualmente predecir los resultados de ésta. Debemos tener
presente que la búsqueda de los principios de la guerra es una preocupación relativamente
reciente, por cuando los grandes Capitanes de la Antigüedad se desempeñaron muy bien sin que
tuvieran conciencia de que los estaban utilizando, y esta actividad, la guerra, se desarrolló sin
importar que existiera o no una teoría de ésta.
El estudio de la guerra, en la
forma indicada precedentemente data
desde no hace más de dos siglos, a
pesar de que la actividad de la guerra
es tan antigua como la existencia
misma del hombre. La época en que
los principios de la guerra fueron
deducidos y enunciados, corresponde
a los inicios de la era industrial; hoy,
en plena era de la información, la
visión del mundo, de la historia y la
forma de aplicarla, es diferente y
lógicamente influenciada por la época,
los medios y la visión actual de los
hechos, de los actores, de la política y
de la guerra misma (expresado en un
sentido polemológico) por lo que es
pertinente revisar el tema.
Es interesante tener en consideración de que no existe tratadista o escritor militar
importante que no aborde los principios de la guerra, constituyendo estos tal vez, la síntesis o
resultado de su estudio. Así mismo, toda doctrina militar de un país, tiene necesariamente un
capítulo o anexo que describe y enumera los Principios de la Guerra, por cuanto ellos son el sostén
de esa doctrina, es decir, la forma en que la experiencia aconseja abordar la teoría de la guerra.
La idea de este ensayo, es justamente, debatir y pensar estos temas, que normalmente, tal
vez por falta de tiempo para profundizar,
se estudian como dogmas, sin mayores
cuestionamientos, con el propósito de entenderlos, cimentarlos, meditarlos, aprehenderlos y
eventualmente generar un debate que nos permita arribar a un resultado consensuado y adecuado
a nuestra doctrina. Se hace presente de que ocasionalmente, la asimetría en cuanto al origen de
los antecedentes, pueden revelar el origen naval del autor, aun cuando se postula que el tema
trasciende a las instituciones.
1
Este trabajo fue publicado en el Cuaderno de Difusión de la Academia de Guerra Naval, por el
Departamento de Investigación Académica, Nº 1 - 2001
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Repensando los Principios de la Guerra
ANTECEDENTES
“Puede que se me reproche el haber ido un
poco lejos en la manía de las definiciones;
pero confieso que lo considero un mérito;
pues para poner las bases de una ciencia
hasta aquí poco conocida, es esencial
entenderse ante todo sobre las diversas
denominaciones que hay que dar a las
combinaciones de las que se compone, de
otra manera sería imposible designarlas y
calificarlas”
Jomini
Es casi axiomático decir que toda ciencia y todo arte tiene principios, que se fundamenta en ellos,
2
que a partir de ese basamento se desarrolla y progresa. Parafraseando a Ortega y Gasset,
diremos que toda disciplina – intelectual se entiende – tiene que comenzar por una o varias
proposiciones primeras, que son improbadas e improbables, y que sin embargo son más verdad
que las a ellas subsecuentes y en ellas fundadas, puesto que éstas tienen sólo una verdad
derivada de aquellas, que es primitiva e ingénita a las proposiciones primeras. Se llama a éstas
principios, no sólo porque con ellas de comienza, sino porque de ellas se siguen las demás que se
llaman consecuencias”. A continuación, tratemos de ponernos de acuerdo en que es un principio, o
3
al menos, que se debe entender como tal. El Diccionario de la Real Academia nos entrega
algunas acepciones que son atinentes: “Base, origen, razón fundamental sobre la cual se procede
discurriendo en cualquier materia”, “Causa, origen de algo”, “Cualquiera de las primeras
proposiciones o verdades fundamentales por donde se empiezan a estudiar las ciencias o las
artes”, “Norma o idea fundamental que rige el pensamiento o la conducta”. El Diccionario
4
Enciclopédico SOPENA, además de las acepciones indicadas precedentemente, nos ilustra con
las siguientes: “Cada una de las primeras verdades por donde se comienza a estudiar una facultad
y son los fundamentos de ella”, “Cualquiera de las máximas particulares por donde cada cual se
rige para sus operaciones”.
A pesar de las definiciones de principios enunciadas, es justo reconocer que existen discrepancias
al referirse a ellos, motivadas por las diferencias semánticas derivadas de las diferentes
aproximaciones o interpretaciones con que han sido utilizados por los diferentes autores, tal como
se desprende de los juicios que se indican en los párrafos que vienen a continuación. Es muy
probable que estas diferencias se deban a que al hacer mención a un principio, que en lógica –
refiriéndonos a la disciplina filosófica – es lo que se denomina un término análogo, y por ende, para
referirlo apropiadamente, faltaría añadir si el principio en cuestión es del tipo formal, material o
teleológico. Para complicar aún más el problema, los principios también pueden ser diferenciados
según se trate de principios naturales o normativos. 5
La disquisición anterior debería ayudar a entender la existencia de opiniones tan disímiles referidas
a un mismo término, los principios, diferencias que en ocasiones, son francamente antagónicas.
2
“La idea de principio en Leibnitz”, Ortega y Gasset, citado en “Investigaciones Estratégicas”. Eliseo
lvarez-Arenas, página 113
3
Diccionario Virtual de la Real Academia, en Internet, actualización 1992, página 1182
4
Diccionario Enciclopédico Ilustrado SOPENA, Tomo IV, página 3457
5
Aporte del CN (EMC) Armada del Ecuador, Héctor F. COBA Terán, a la primera edición
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Repensando los Principios de la Guerra
En el ámbito militar, los principios son conocidos además por el nombre máximas, axiomas,
constantes de la guerra o factores estratégicos permanentes.
Conceptualmente el hombre realiza dos tipos de acciones como actividades destinadas a conocer;
en primer término, utiliza conceptos y realiza una actividad de raciocinio, en seguida realiza
actividades dirigidas a hacer, que dicen relación con la praxis. La guerra como actividad humana
es teoría y práctica. Desgraciadamente, no es posible comprobar las teorías en un laboratorio, sólo
el ejercicio intelectual puede tratar de simular e imaginar situaciones, realidades y cambios en los
procedimientos, en los objetivos y en la forma de hacer la guerra; y extraer teorías, crear escuela o
establecer estilos.
Yendo ahora a lo que nos interesa, a los principios de la guerra, como
paso previo antes de enunciarlos y tratar de determinar cuales y
cuantos son, estimamos interesante revisar algunas opiniones de
autores célebres. Cronológicamente, pareciera que el primero en
abordar el tema, aún cuando no de manera específica, fue Sun Tzu:6
“En el arte de la Guerra no existen reglas fijas, las reglas se
7
establecen de acuerdo con las circunstancias”
8
Mauricio DE SAJONIA hace notar que
“Todas las ciencias tienen principios, excepto la Guerra”,
Más tarde Napoleón afirmó:
“El arte militar es un arte que tiene principios que jamás
están permitido violar”.
“Los Principios de la Guerra son los que han guiado a
los grandes capitanes cuyos altos hechos nos ha
transmitido la Historia.”
No deja de ser curioso que este militar genial, cuyas acciones son
objeto de estudio y fuente inspiradora de los principios de la
guerra, a pesar de haberlos enunciado en forma de máximas y
haber señalado “Si algún día tengo tiempo, escribiré un libro
describiendo en forma tan precisa los principios de la guerra, que
éstos serán comprendidos por todos los soldados, pudiendo
estudiarse la guerra fácilmente como cualquier otra ciencia”,9
nunca elaboró una suerte de lista de principios, no al menos en la
forma en que los conocemos y estudiamos hoy en día. Una
interpretación de sus escritos y campañas, nos revela los
siguientes: Ofensiva, Movilidad, Sorpresa, Concentración y
Defensa.
En este estudio, tampoco podemos dejar de referirnos, con un cierto grado de detalle, a
Clausewitz, uno de los primeros tratadistas en abordar el estudio sistemático de la guerra, quien
desarrolla un pensamiento que oscila entre la negación absoluta y una cierta aceptación de la
existencia de principios. Inicialmente es un poco escéptico respecto al tema, sin embargo,
debemos entenderlo como una reacción ante el racionalismo propio de la época, que procuraba
6
General chino, tal vez el primer autor de temas de estrategia, inteligencia y táctica. (400 – 320 a.C.)
“El arte de la Guerra”, Sun-Tzu, Fernando Montes y Marisa Amilibia, Pamplona, España, 1974, pág. 27
8
Mariscal de Francia, llamado el Mariscal de Sajonia (1696, 1750), tomó parte en la guerra de sucesión de
Polonia; en 1740 fue enviado a Bohemia y se apoderó de Praga en 1741. Ganó las batallas de Fontenoy
(1745) y de Lawfeld (1747) y sometió parte de Holanda. Escribió “Lettres et Mémoires”
9
“Memoires por servir à l’Histoire Militaire sous le Directoire, le Consulat et l’Empire”, Mariscal Gouvion
Saint-Cyr, vol IV, pág 149, citado por J. F. C. Fuller en “La Dirección de la Guerra”, página 41
7
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sistematizar, clasificar y cuantificarlo todo, la ciencia, las artes, incluso la conducción de la guerra
mediante fórmulas casi matemáticas, de causa y efecto. Clausewitz rechaza que sólo se considere
el aspecto material de la guerra y no los aspectos morales, tan caros para este militar. Ello lo
motiva a expresar lo siguiente:
Surgió entonces el intento de establecer principios, reglas y
hasta sistemas para la conducción de la guerra. Se
estableció, pues, un fin positivo, sin que tuvieran en vista en
forma apropiada las innumerables dificultades que, en
relación con esto, ofrece la conducción de la guerra. La
conducción de la guerra no tenía, como lo hemos
demostrado, límites fijos en dirección alguna. No obstante,
cada sistema, cada construcción teórica posee la naturaleza
limitante de una síntesis, y el resultado es el resultado de
10
una oposición irreconciliable entre tal teoría y la práctica.”
”Los escritores de teorías....deseaban, como en las ciencias
que tratan de la preparación para la guerra, llegar a
resultados perfectamente establecidos y positivos y, como
resultado de ello, tomar en consideración solamente aquello
11
que pudiera convertirse en materia de cálculo”.
“Todos estos intentos por formular una teoría deben ser considerados como
progresos en el dominio de la verdad sólo en la medida en que son analíticos; en
la medida en que son sintéticos deben considerárselos completamente inútiles
en sus preceptos y sus reglas. Se aferran a cantidades determinadas, mientras
que en la guerra todo es indeterminado, y los cálculos deben ser hechos con
12
cantidades totalmente variables......”
“Los principios son sólo un estudio de las condiciones fundamentales a tener en
cuenta en la concepción de las operaciones”.
Pese a lo taxativo de sus afirmaciones, más adelante, en su raciocinio, admite que es posible una
teoría de la guerra pero la condiciona a algunos supuestos. Primero, reconoce que en la guerra
hay niveles de conducción, cada una de ellos con distintas exigencias, en segundo término, que
esta teoría no debe ser un conjunto de reglas positivas y por último, que la teoría debe considerar
los fines además de la naturaleza de los medios. Hechas las consideraciones anteriores,
Clausewitz reconoce la bondad de una teoría e incluso muestra un cierto entusiasmo al respecto:
“...Entonces se convierte en guía para todo aquel que quiera familiarizarse con la
guerra a través de los libros13 y en todo momento le iluminará el camino,
facilitará sus progresos, educará su juicio y evitará que se desvíe....
La teoría, en consecuencia, existe a fin de que cada persona no tenga que
explorar el terreno y estudiarlo otra vez, sino que pueda encontrarlo ya
despejado y en orden....
10
von Clausewitz, Karl, “De la Guerra”, Libro II, Capítulo II, Título 6.” Intentos para establecer una teoría
positiva
11
von Clausewitz, Karl, “De la Guerra”, Libro II, Capítulo II, Título 7.”Limitación a los objetivos materiales”
12
von Clausewitz, Karl, “De la Guerra”, Libro II, Capítulo II, Título 12.”Todos estos intentos son
defectuosos”
13
Nota del autor: Esta es una cuestión hoy en día de la mayor importancia por cuanto vivimos en una época
en que la guerra es una actividad excepcional y de muy rara ocurrencia, de hecho nuestro país hace más de
cien años que no participa en una guerra en contra de otro estado.
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Si los principios y las reglas se ponen de manifiesto por las observaciones que
instituye la teoría; si su propia verdad cristaliza en esas formas, entonces la
teoría no se opondrá a esta ley del pensamiento. Por el contrario, si el arco
termina en esa clave, le dará mayor prominencia, pero lo hará sólo para
satisfacer la ley filosófica del pensamiento, de modo que demuestre con claridad
el punto hacia el cual convergen todas las líneas, y no con el propósito de
construir una fórmula algebraica para ser usada en el campo de batalla. Porque
incluso esos principios y reglas tienen mayor valor para determinar en la mente
reflectora las características principales de sus movimientos acostumbrados,
que, a manera de semáforos, señalan la vía que habrá de tomarse para su
14
ejecución.
Un contemporáneo de Clausewitz, el Mariscal francés Bugeaud,15 se refirió al tema de la siguiente
forma:
“Existen pocos principios absolutos, pero hay algunos. Cuando se trata de
establecer algún principio sobre la guerra, inmediatamente gran número de
oficiales creen resolver la cuestión diciendo: Todo depende de las circunstancias,
según como sople el viento hay que orientar la vela. Pero si de antemano no
sabéis la vela o la forma que conviene a tal o cual viento, ¿cómo podréis
16
orientarla según el tiempo?
El Almirante Mahan, en el prólogo de su obra principal, “La influencia del Poder Naval sobre la
Historia, de 1660 a 1783” se refiere al tema que nos preocupa:
“...pero los precedentes son menos valiosos que los
principios. Los primeros pueden estar equivocados
en su base, o pueden dejar de ser aplicables a través
de los cambios producidos en las circunstancias; los
últimos tienen sus raíces en la esencia misma de las
cosas....Las condiciones y las armas cambian; pero
para hacerles frente a unas o para manejar las otras
debe haber un respeto por esas enseñanzas
constantes de la Historia en la Táctica del campo de
batalla, o en aquellas operaciones bélicas más
amplias comprendidas bajo el nombre de
17
estrategia.
Otro norteamericano, tremendamente pragmático, el Comandante McCarty,18 expresó el siguiente
concepto ante los estudiantes del Naval War College, el cual si bien no es muy orientador, al
menos es ilustrativo de una opinión acerca de un tema que no está definido y en el cual no hay
consenso:
14
von Clausewitz, Karl, “De la Guerra”, Libro II, Capítulo II, Títulos 13 al 29
Thomas Robert Bugeaud de la Pinconerie, Mariscal de Francia y Duque de Isly (1748-1849). Contribuyó a
consolidar las conquistas de Francia en Argelia, de la que fue Gobernador. (Diccionario Enciclopédico
SOPENA)
16
Citado en “Los principios de la guerra”, Mariscal Ferdinand Foch, Imprenta y Encuadernación Fiscal de la
Penitenciaría, Santiago, 1919
17
Alfred T. Mahan, “La influencia del Poder Naval en la Historia, 1660-1783 (Londres, Publicaciones de la
Universidad, 1967), pág. 7, citado en “Guerra, Estrategia y Poder Marítimo” de B. Mitchel Simpson
18
Capitán de Navío William McCarty Little, oficial norteamericano que introdujo los juegos de guerra en la
Armada de los Estados Unidos
15
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“Un principio es aplicable cuando es aplicable, y no es aplicable cuando no es
19
aplicable”
Haciendo un breve recuento, en general, todos los autores de esa época que escribieron de la
guerra y de la estrategia, muchas veces confundieron a la Estrategia con la doctrina táctica de la
época y ello tal vez explique la diversidad de criterios existentes y que nadie haya reproducido con
claridad una relación de principios, en la forma en que los estudiamos hoy en día.
Veamos ahora la opinión de algunos autores más contemporáneos tal como el Almirante C.S.
Brown, citado por el Almirante Eri Solís en su “Manual de Estrategia”, quien se refiere a los
principios con una expresión muy conocida:
“....historia destilada, cápsulas de sabiduría derivadas del estudio de triunfos y
20
derrotas”:
John Collins, por su parte expresa:
“...........Principios de la guerra, un conjunto de experiencias y pensamientos
21
acumulados por siglos”
El inglés Geoffrey Till, es un tanto escéptico respecto a la existencia de principios. Para apoyar su
razonamiento cita a A. C. Dewar quien en 1904 escribió lo que se indica a continuación:
“Una correcta estrategia no debe ser construida con el
pasado....El primer
prerequisito es entender las
potencialidades y limitaciones de las armas, de las fuerzas y de
los instrumentos que tendremos que utilizar; entonces se
deben desarrollar los métodos de ensayo que se puedan
comprobar en forma práctica por las maniobras y práctica
constante... Los principios de la estrategia deben ser
desarrollados de nuevo en la medida que los instrumentos
cambien”
Es el mismo Till quien sostiene sin embargo que tal opinión va
22
En este mismo
demasiado lejos, tildándola incluso, de herejía.
sentido, Till cita a John Keegan, quien escribió refiriéndose al tema:
Es una pena que estas primitivas máximas, con todas sus limitaciones y todo el
mal consejo que profieren, deban sobrevivir para contradecir tanto el buen
sentido que los soldados modernos aprenden y sobre el cual comentan. Una
creencia en los principios universales podría ser peligrosa si fomentan actitudes
dogmáticas e inflexibles.....Podría disuadir al timorato de aprovechar
oportunidades, ya que al hacerlo parecería ir en contra de las reglas. En
ocasiones, una preocupación excesiva por la jerga y el dogma confundieron en
23
vez de clarificar el pensamiento.”
Un interesante aporte lo hace Bernard Brodie, quien apunta a la universalidad de los principios,
situándolos más allá de las distintas escuelas de pensamiento y de las idiosincrasias de los actores
o protagonistas. Desechando la existencia de una estrategia “japonesa” en la Segunda Guerra
Mundial, escribió lo siguiente:
19
Cita en “Guerra, Estrategia y Poder Marítimo” de B. Mitchel Simpson, pág. 138
Cita del Manual de Estrategia, Almirante Eri Solís, Tomo II, Capítulo X, Academia de Guerra Naval
21
Cita del Manual de Estrategia, Almirante Eri Solís, Tomo II, Capítulo X, Academia de Guerra Naval
22
“Maritime Strategy and the nuclear Age”, Geoffrey Till, Pag. 9
23
“Maritime Strategy and the nuclear Age”, Geoffrey Till, Pag. 9
20
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“Ninguna concepción válida del Poder Marítimo puede variar de acuerdo a la
sicología o cultura de las diferentes naciones. Un concepto del Poder Marítimo o
24
es correcto y se ajusta a las realidades de la guerra, o es equivocado”
Situación Nacional.
En Chile, obviamente este tema también ha sido tratado en todas las
publicaciones de estrategia. Una primera aproximación para ver la
evolución de este tema en el ámbito nacional naval, se puede obtener
de la revisión de los artículos publicados en la Revista de Marina que de
una u otra forma es la publicación que recoge las inquietudes
profesionales de los oficiales de marina. El artículo más antiguo
encontrado es una recensión del artículo del “Boletín do Club Naval”
titulado “Principios de Guerra. Interpretación de su sentido y aplicación”,
cuyo autor es el Capitán de Fragata de la Armada de Brasil don César
Augusto Machado da Fonseca, publicado en 1938 en la Revista de
Marina Nº 482. Su conclusión respecto a los principios de la guerra es
que:
“Son ciertas ideas fundamentales e inmutables, de aplicación
general, cuya precisión forma las ideas directivas de la guerra.
Por consiguiente, deben caracterizarse por sus propios atributos, abrazando los
medios esenciales para su aplicación eficaz. Por lo tanto, subsiste esencialmente
su razón de ser, que determina su finalidad.
Como consecuencia, toda idea que no represente un concepto filosófico
completo y definido, bajo el punto de vista doctrinario, no debe ser considerada
25
como principio de guerra.”
El próximo artículo referido al tema y que tiene el mérito de ser el primero de un autor nacional, fue
publicado en 1942, en las Revistas de Marina Nº 508 y 509, del Capitán de Navío R. Santibáñez
E., titulado “Los Principios de la Guerra”, en el cual éste se preocupa inicialmente de establecer la
existencia de tales principios en un razonamiento de dieciséis considerandos, que lo lleva a
concluir lo siguiente:
“En resumen, podemos decir que la ciencia y el arte de la guerra tienen un cierto
número de principios sobre los cuales descansan, en gran parte, las reglas o
normas que guían la conducción de las operaciones.
.......En realidad, los principios de la guerra son las bases o los fundamentos del
arte de la guerra sobre las cuales descansan los métodos de ejecución de las
operaciones bélicas.
.......Si existe discusión en cuanto al grado de invariabilidad de los principios, en
cambio, no hay duda en cuanto a la variación de los métodos de aplicación de
26
ellos, lo que ha hecho a muchos autores confundir una cosa con la otra.”
24
Citado en “Maritime Strategy and the nuclear Age”, Geoffrey Till, Pag. 11
“Principios de Guerra. Interpretación de su sentido y aplicación”. César Augusto Machado da Fonseca,
Revista de Marina Nº 482, pág. 75
26
“Principios de la Guerra” R. Santibáñez E. Revista de Marina Nº 508, pág. 279
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La próxima referencia al tema la podemos apreciar en la recensión del Proceeding, titulada
justamente, “Los principios de la Guerra” del Contraalmirante USN C. R. Brown, aparecida en la
Revista de Marina Nº 552 de 1949. En este artículo se analizan las diferentes posturas que van
desde aquel que considera los principios como básicos e inmutables hasta los que los denostan y
los niegan y dicen que: son sólo prejuicios confirmados por la ignorancia, o que: los principios son
sólo un montón de sustantivos. Este artículo es interesante por cuanto detalla el número de estos y
los identifica en cuanto a cuáles deberían ser considerados como tales, con una adecuada
explicación. Su opinión la expresa de la siguiente forma:
....son interesantes y provechosos. No son sin embargo, sagrados ni inmutables.
Debemos tratarlos como lo que son: meras suposiciones y términos abstractos
que se han derivado del estudio de un montón de complicadas experiencias de
guerra a través de la Historia. Estas suposiciones han sido sacadas de
contenidos históricos especiales.
Los principios pueden también ser peligrosos. La guerra no puede pelearse sólo
con un libro de reglas. La facultad de pensar será siempre esencia. La adhesión
a un principio frecuentemente demanda la violación de otro. Cualquier líder que
se adhiera inflexiblemente a un solo juego de mandamientos se está invitando a
27
una desastrosa derrota que le impondrá un ingenioso oponente.
El año 1951, aparece una nueva recensión de la Military Review, del artículo “Los principios de la
28
Guerra según los aplican Inglaterra, Estados Unidos y Rusia”, del Mayor británico S. J. Watson.
En este trabajo, el autor analiza en forma comparativa entre las tres potencias, la manera en que la
idiosincrasia y realidades de esos países condicionan determinados aspectos, debiendo tenerse en
mente que a la sazón, el mundo estaba ingresando al período conocido como “Guerra Fría”. El
autor se limita a pasar revista a los siguientes Principios, aun cuando no los cuestiona ni los
identifica en su origen y calidad: Conservación del Objetivo y Cooperación, Conservación de la
Moral, Acción Ofensiva, Seguridad, Concentración y Economía de Fuerzas, Sorpresa, Elasticidad y
Administración.
29
El artículo “Los Principios de la Guerra” del Vicealmirante USN Richard L. Conolly apareció en la
Revista de Marina Nº 576 y en éste el autor postula que es posible que los principios hayan sido
incluso demasiado resumidos, que su número dependería de la mentalidad del que los analiza. Así
por ejemplo, Sun Tzu enunció trece, las “máximas” de Napoleón fueron ciento quince, Clausewitz
se conformó con siete y Nelson usaba diez. Es interesante lo que señala en cuanto que a la sazón,
la USN era la única Armada que no aceptaba oficialmente ningún principio, de manera que esta
era una inquietud entre sus oficiales, lo que se ve refrendado por la cantidad de colaboraciones
existentes, algunas de las cuales fueron traducidas en nuestra Revista de Marina. El almirante
Conolly repasó los principios comúnmente aceptados y elaboró una proposición:
...De acuerdo a lo establecido la nueva lista será la siguiente: Objetivo (Principio
maestro), Sencillez, Control (en lugar de Cooperación o Unidad de Mando),
Ofensiva, Explotación, Movilidad (en lugar de Maniobra o Movimiento),
Concentración (en lugar de Masa o Superioridad), Economía de Fuerzas,
Sorpresa, Seguridad y Preparación (que debe incluir tanto la preparación del
personal como la del material)
27
“Los Principios de Guerra”, C. R. Brown, Revista de Marina Bimestre Septiembre – Octubre de 1949, Nº
552, pág. 670
28
Revista de Marina Nº562, Bimestre Mayo – Junio de 1951, Pág. 29
29
“Los Principios de la Guerra”, Richard L. Conolly, Revista de Marina Bimestre Septiembre – Octubre de
1953, Nº576, traducido del “U. S. Naval Proceedings”
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Este conjunto de Principios, o cualquier otro, no pueden sustituir al pensamiento
imaginativo, al análisis lógico y al sentido común (o buen juicio), en que se basen
amplios conocimientos profesionales y las cualidades morales del “Don de
Mando”. Esas cualidades las tiene que poseer el Comandante, pero los
principios, si hace buen uso de ellos, podrán servirle como una gran ayuda.
El siguiente artículo es una traducción del U. S. Naval Proceedings, “Principios Elementales de la
30
Guerra”. En éste, el autor postula la necesidad de que los oficiales apliquen la experiencia
acumulada y reconoce la dificultad de que especialmente, los más jóvenes tengan la oportunidad
de interiorizarse en las obras de Mahan o Clausewitz. Postula en consecuencia, una suerte de
proceso lógico, similar a la apreciación de la situación, empleado en la planificación militar,
seguramente influenciado por el hecho de que a la sazón, este procedimiento o metodología, se
estaba recién comenzando a difundirse y aplicarse. De este modo, según él lo postula, los
principios tendrían un “orden” y cada uno de ellos sería la suma de los efectos de los que lo
preceden. Este modelo lo explica con un gráfico que muestra la interdependencia de ellos y la
forma en que se van afectando así como su precedencia u orden de aplicación. Es un modelo un
tanto complicado. Por cuanto éste tiene aplicación sólo en una operación móvil y no de posición,
ya que el modelo sólo considera el caso de la defensa dinámica ya que en una estática ello
quedaría librado a la iniciativa.
Al aplicar este círculo analítico a una relación militar, el procedimiento sería el
siguiente:
“Formulado su objetivo y según se trate de una ofensiva o defensiva, el
Comandante evalúa los cursos de acción a seguir y formula una decisión
compatible con la economía de fuerza. Imparte luego directivas cuya
simplicidad guarde proporción directa con el adoctrinamiento de sus fuerzas.
Estas iniciarán un movimiento, en que la seguridad guarde relación con los
recursos; la cooperación proveerá el apoyo mutuo que determinará que el
movimiento se traduzca en una efectiva concentración. La masa producida por
la concentración determinará la sorpresa y el grado de agresividad con que
ésta se explote determinará el éxito del Objetivo.”
La siguiente colaboración aparecida en la Revista de Marina, Nº 636, se refiere a otra recensión,
esta vez de un artículo norteamericano aparecido en la “Military Review” titulado “Principios de
Guerra”, en que el autor se cuestiona el porqué son necesarios, cuántos son y si la guerra
moderna requiere nuevos principios. Hace un interesante aporte en cuanto establece una relación,
un cuadro resumen, de los principios establecidos cronológicamente por los distintos autores
militares, presenta los actuales (a 1963) y su proposición de cuales deberían ser. Por lo mismo, es
interesante su opinión respecto a la importancia de los principios:
“Si esos principios expresados en una sola palabra son tan indefinidos, ¿por qué
se les da tanta importancia?. Una razón podría ser que se necesita algún
resumen sencillo del asunto fundamental de la conducción de la guerra, en vista
de que el militar profesional de hoy tiene demasiados campos de estudio que
cubrir y que el material de estudio disponible es muy extenso. Eso sería un
substituto muy inadecuado para el estudio cabal y detallado de la historia militar
y la formación de la propia opinión en cuanto a las lecciones que se pueden
aprender en campaña. No obstante, probablemente es de algún provecho en
vista del poco tiempo que los oficiales pueden dedicarle al estudio de ese
31
aspecto de su profesión.”
30
“Principios Elementales de la Guerra”, Robert W. Daly, Revista de Marina Nº 5801,Bimestre Mayo –
Junio de 1954, pág. 157
31
“Principios de Guerra”. Revista de Marina Nº 636, pág. 653
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La próxima colaboración es de 1968, “Principios de la guerra”, del Capitán de Corbeta Reinaldo
Rivas González, publicada en la Revista de Marina Nº 662, quien elabora una proposición con un
planteamiento muy similar a la comentada precedentemente, centrado, en esta oportunidad, en los
ocho principios sustentados por la Armada de Chile.
La siguiente colaboración corresponde al artículo “Sobre los principios de la Guerra” del
Contraalmirante Italo Piat de la Armada de Italia, publicado en la “Rivista Marittima” y aparece en
una recensión aparecida en la Revista de Marina Nº 696. En este artículo – en mi opinión, uno de
los mejores referido a este tema, por su profundidad y claro razonamiento – el almirante Piat
revisa los considerandos de la guerra en cuanto ciencia y arte, analiza la utilidad, el uso y el riesgo
que conlleva la interpretación errónea de los principios, para lo cual aprovecha el episodio de los
“jóvenes turcos”, en la Francia de la posguerra franco-prusiana para ejemplificar su opinión. Sus
32
conclusiones son de suyo interesantes:
En primer lugar, la guerra no puede hacerse siguiendo las rígidas normas o
reglas de un manual. Segundo, los principios no pueden reemplazar al
razonamiento lógico, al sentido común, al libre juicio profesional y a la
capacidad de los hombres. Tercero, una fe ciega en los principios, o en alguno
de ellos en particular, puede acarrear graves consecuencias; nada puede
sustituir a un estudio exhaustivo y en profundidad de la situación.
....los principios de la guerra no tienen una validez absoluta, sino que deben
adaptarse a la situación que tendrá lugar en el momento de su aplicación. Tal
vez sea un error llamarlos principios puesto que automáticamente se los
considerará principios científicos, sobre cuya validez absoluta nadie discute.
Finalmente, el almirante Piat postula un sistema de principios que sirvan para que el jefe tenga la
comprensión de:
La naturaleza de la guerra
La única y crítica importancia del jefe
La naturaleza de los instrumentos a emplear
Las reglas generales que gobiernan el empleo de estos instrumentos
Continuando con la revisión de lo publicado en la Revista de Marina, durante ese mismo año, en la
forma de “Apuntes de Estrategia Marítima”, publicado en tres partes, cuyo autor es Torwil, se
entregaba un resumen de las clases impartidas en la Academia de Guerra Naval por el Capitán de
Navío don Santiago Díaz Buzeta, en el cual destina todo un Capítulo, el IV, a tratar el tema de los
Principios de la Guerra. En éste se establece que:
Los principios de la guerra nacen del estudio histórico inductivo y se han
mantenido inmutables a través de los siglos, ajenos al tiempo y al espacio.
Constituyen normas generales que no han cambiado a pesar de la influencia de
33
la técnica sobre los medios empleados.
Una visión distinta, novedosa e interesante es la que postula el Capitán de Corbeta don Eduardo
Cabezón Contreras en su artículo “Los principios de la Guerra a la luz de la concepción aristotélica
del Arte”, publicada en la Revista de Marina Nº 735 de 1980. Primero, clasifica las acciones del
hombre entre aquellas dedicadas al Conocer y las orientadas a Hacer. A continuación realiza las
consideraciones usuales en cuanto a ciencia y arte que caracteriza a la guerra, y en cuanto a los
32
33
“Sobre los Principios de la Guerra”, Italo Piat, Armada de Italia, Revista de Marina Nº 696
“Apuntes de Estrategia Marítima (1)”, Torwil, Revista de Marina Vol. Nº 90/696, Bimestre Septiembre –
Octubre de 1973, pág. 373
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ABRIL 2000 - TRABAJO DE INVESTIGACIÓN
Repensando los Principios de la Guerra
principios de la guerra, los ordena (aquellos reconocidos en la Armada de Chile) de acuerdo a la
doctrina de las cuatro causas de la concepción aristotélica: la final, la material, la formal y la
34
eficiente.
La segunda aproximación en esta investigación consiste en analizar los libros de estrategia
escritos por investigadores nacionales. En primer lugar debemos mencionar al libro “Estrategia
Naval” del Capitán de Navío Santiago Díaz Buzeta, quién tuvo una prolongada labor como
profesor de Estrategia en la Academia de Guerra Naval y contribuyó en forma importante al
estudio de la Estrategia influyendo poderosamente en la formación de los numerosos oficiales que
durante los más de veinte años en que impartió la cátedra de Estrategia pasaron por las aulas de
35
la Academia de Guerra Naval.
El Almirante Eri Solís Oyarzún, publicó en 1985 el “Manual de Estrategia”, al decir del autor, una
recopilación de materias, ordenadas de acuerdo al programa de la asignatura de Estrategia para el
primer año del Curso de Estado Mayor de la Academia de Guerra Naval de Chile, basadas en
apuntes de clases impartidas por el Capitán de Fragata don Hernán Rivera Calderón,
36
complementado con extractos de libros y artículos atinentes. Respecto al tema que nos ocupa, el
citado Manual le dedica todo un capítulo, en el cual hace un resumen de las opiniones de varios
autores, concluyendo que:
....Indudablemente que estos conceptos no son de una exactitud matemática
sino que ideas orientadoras, pero cuya validez permanece inmutable a través del
tiempo, las circunstancias y el medio.
También hace un distingo entre los principios y los procedimientos, lo cual es orientador respecto
al alcance, aplicación e invariabilidad de los primeros:
Sobre los principios descansan los procedimientos, que equivalen a los principios
puestos en acción de acuerdo a los medios.
El Vicealmirante don Horacio Justiniano Aguirre, después de más de veinte años de enseñanza de
Estrategia en la Academia de Guerra Naval, se puede decir que ha contribuido en forma
importante a formar escuela en nuestra Academia en cuanto al rigor del estudio, cuestionamiento y
originalidad para abordar el estudio de la Estrategia, tanto a través de sus clases como en los
numerosos artículos y publicaciones en las que ha dado a conocer su pensamiento. Respecto a
los Principios, el Almirante Justiniano se refiere al tema en los siguientes términos:
Constituyen ideas que a través del tiempo ha sido posible constatar que, por lo
general, cuando fueron aplicados y explotados correctamente, las posibilidades
de éxito fueron máximas; en cambio, cuando fueron vulnerados algunos de ellos,
quienes incurrieron en tal situación, se expusieron siempre al fracaso o por lo
37
menos a experimentar diversas dificultades en el cumplimiento de su misión.
Conclusiones parciales
Hemos iniciado este ensayo con un repaso cronológico de las opiniones vertidas en este tema por
los más insignes pensadores y tratadistas de la guerra que se han ocupado del tema que nos
34
“Los principios de la Guerra a la luz de la concepción aristotélica del Arte”, Eduardo Cabezón Contreras,
Revista de Marina Vol. Nº 97/735 de 1980, pag 141/143
35
“ Estrategia Naval”, Santiago Díaz Buzeta, Imprenta de la Armada, Valparaíso, 2ª edición, 1970
36
“Manual de Estrategia”, Eri Solís Oyarzún, Academia de Guerra Naval, Valparaíso, 1985, Prólogo
37
“Estrategia Naval. Fundamentos”, Horacio Justiniano Aguirre, Academia de Guerra Naval, 1987
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ABRIL 2000 - TRABAJO DE INVESTIGACIÓN
Repensando los Principios de la Guerra
interesa. No en vano, son ellos los que han enunciado y sido protagonistas en muchos casos de
hechos de guerra que han sido señeros y que han hecho precisamente la historia militar,
formándose una opinión fundada en su experiencia personal y en el estudio de hechos guerreros.
Es interesante constatar que el tema de los principios de la guerra es una materia que ha estado
en el interés de los oficiales de marina desde antiguo y la revisión de los artículos publicados en la
Revista de Marina es un buen indicador de ello. Del material tenido a la vista, en total, doce
artículos aparecidos en un período de cuarenta y dos años, cinco de ellos corresponden a autores
nacionales (dos artículos en 1942 y uno en 1968, 1973 y 1980), el más antiguo es una recensión
de Brasil de 1938 (Boletín do Club Naval), hay cinco recensiones norteamericanas (tres del
Proceeding y dos del Military Review) y una de Italia (Rivista Marittima).
El hombre, desde siempre, ha buscado en forma instintiva una suerte de guía o normas de
conducta; en esencia, principios. Ello opera en todos los ámbitos y niveles, incluso en temas
como la religión, en la cual, los Diez Mandamientos no son sino principios, elevados al nivel de
dogmas por cuanto en ese caso es una materia de fe, sin embargo, pareciera ser consustancial a
la naturaleza del hombre, buscar y establecer principios que orienten su actuación en los distintos
ámbitos del accionar humano, es decir, una doctrina. La guerra, tratada como un fenómeno social,
no podía escapar a ello, con la peculiaridad que ésta tiene en cuanto que a pesar de su
componente ciencia, no es posible reproducir en laboratorio condiciones que con rigor científico y
mediante el método experimental, puedan o permitan determinar y comprobar la validez de los así
llamados Principios, en este caso particular, de la Guerra. Ello explicaría el que existan tantas
opiniones e interpretaciones en esta materia.
Existencia de los principios A este respecto, nuestra opinión, es que sí existen, toda vez que hay
miles de años de historia, un sinnúmero de conflictos, guerras y enfrentamientos, de cuyo estudio y
análisis sí se pueden inferir conductas, situaciones y resultados que han estado presentes en todas
ellas. Hay mucha experiencia que no es prudente desechar, más bien, la lógica indica que debe
ser aprovechada, a riesgo de que por arrogancia se enfrente a un desastre. Las guerras no son
materia de experimento ni para comprobar la bondad de una teoría, debido a que las
consecuencias son tremendas, afectan al devenir del país que las emprende y modifica su historia,
pero sí son materia de estudio. Al revisar las opiniones vertidas, pareciera ser que la mayoría de
los estudiosos de materias militares admite la existencia de tales principios, – no en vano este
ensayo se inicia con una frase rectora pronunciada por Napoleón, tal vez el más insigne y
prestigioso militar de estos últimos siglos – A pesar de que también existen opiniones discrepantes,
creemos que ellas se deben al temor de que el alcance de estos principios produzca una rigidez de
pensamiento que inhiba la creatividad y la originalidad en el empleo de los medios; esta posición
no es extraña, en cuanto lo que se desea evitar es que el estudio de la guerra se convierta en un
aprendizaje de recetas, lo cual sería erróneo y barrunta una confusión entre los principios y los
procedimientos, que son de un nivel más bajo que los principios. Si esta presunción es correcta, y
se admite la diferencia conceptual entre Principios y Procedimientos, entonces, creemos que no
existirían discrepancias de opinión y podría en consecuencia, aceptarse en forma generalizada la
existencia de los Principios de la Guerra.
De una forma asertiva, se debe tener presente que los principios son ideas, conceptos que deben
estar en la mente del conductor, aprehendidos por el estudio, la ejercitación y la experiencia propia
y de otros, para utilizarlos dependiendo de la situación particular que se enfrente, en función a su
capacidad, la de su adversario, de las condiciones del escenario, de los factores del teatro, de su
personalidad, etc.. Visto así, los principios son el sustento intelectual para que un jefe pueda
sopesar y evaluar adecuadamente una situación y para ayudarle a identificar los factores que
maximizarán su accionar. Un comentario adicional: nos parece que la exigencia o costumbre de
que los principios sean enunciados en forma breve, de que se los identifique ojalá con tan solo una
palabra para que puedan ser aprendidos fácilmente, conlleva justamente un peligro por cuanto con
este afán de simplificar, se pueden inferir interpretaciones diferentes a las establecidas por quien
las formuló y alejar su aplicación de lo apropiado y lo correcto.
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ABRIL 2000 - TRABAJO DE INVESTIGACIÓN
Repensando los Principios de la Guerra
Inmutabilidad de los principios. Este es otro tema en el cual no existe acuerdo. Respondiendo a
aquellos que sostienen que los principios no son ni sagrados, ni inmutables ni inviolables, me
remito a la definición de principio enunciada en las primeras líneas de este ensayo, Cualquiera de
las primeras proposiciones o verdades fundamentales por donde se empiezan a estudiar las
ciencias o las artes, a nosotros nos parece que la inmutabilidad, validez y permanencia son los
atributos que precisamente le dan su carácter de principios, si ello no es así, entonces las
proposiciones en comento son sólo eso, proposiciones y en ningún caso principios. Nuevamente,
con empatía, y tratando de entender las aprensiones o motivos por los cuales algunos autores
opinan en contrario, creemos que lo que sustenta esas opiniones es nuevamente, el temor de caer
en la ortodoxia, en la tendencia a repetir o evitar acciones antaño exitosas o incorrectas
respectivamente, obviando el hecho de que los principios se aplican dependiendo de la situación,
para un momento particular y con actores determinados. También se debe considerar que los
principios son varios y que su aplicación depende de cada situación particular, por lo que la
importancia relativa de cada uno de ellos, es diferente justamente por las razones indicadas
precedentemente.
Un elemento importante y que ha sido esgrimido como justificación para justificar la mutabilidad de
los principios, es la Tecnología, sin embargo, ésta se refiere a los medios, y no a las voluntades
detrás de ellos; no cabe duda que la tecnología ha tenido un impacto profundo en la forma de
hacer la guerra, ello desde tiempos remotos: el uso del hierro, la galera, la coraza, la ballesta, la
pólvora, el vapor, los misiles y últimamente la energía nuclear han provocado cada vez que uno de
esos adelantos se ha materializado, una verdadera revolución en la forma de hacer la guerra. Que
duda cabe que la forma de hacer la guerra hoy es distinta a la de ayer, pero en rigor, ello sólo en
38
los procedimientos, no en sus principios.
Otra observación, derivada de la revisión de los libros de Estrategia de autores nacionales y de la
bibliografía tenida a la vista consiste en advertir que no hay constancia de la fecha, período o
proceso mediante el cual la Armada de Chile definió los Principios de la Guerra en la forma en que
los conocemos hoy. También es digno de mencionar el hecho de que no exista un documento o
publicación oficial de la Armada que los recoja, fuera de aquellos publicados por y para la
Academia de Guerra Naval, los cuales cuentan obviamente con el aval institucional, sin embargo,
no existe una suerte de Doctrina Institucional, de carácter ordinario y público que los recoja, como
sí ocurre en cambio, ocurre en otras Marinas.
Finalmente, también se pudo comprobar que no existe doctrina común entre las instituciones de la
Defensa Nacional y cada una de ellas ha desarrollado una teoría de la guerra propia, sin un mayor
acuerdo o coordinación entre ellas, lo que a nuestro juicio, apunta a debilitar o hacer más difícil el
trabajo conjunto, que es una prioridad cada vez más sentida en estas materias.
PRINCIPIOS DE LA GUERRA EN DISTINTAS INSTITUCIONES
A continuación, y para mejor información de nuestros lectores, se procederá a listar los principios
existentes en diversas Instituciones, las cuales han sido consideradas por cuanto se cuenta con
antecedentes considerados fidedignos; obviamente, ello puede ser mejorado y completado en
cualquier momento, cuando se cuente con información para ello. Posteriormente se analizará el
alcance y significado de cada uno de ellos:
38
El almirante Justiniano trata este tema en forma particular en su obra “Estrategia Naval. Comentarios”, en
el capítulo III “ La Estrategia y el avance tecnológico”
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ABRIL 2000 - TRABAJO DE INVESTIGACIÓN
Repensando los Principios de la Guerra
Armada de Chile
La Armada de Chile reconoce los siguientes principios:
1. Objeto
2. Ofensiva
3. Sorpresa
4. Economía de la Fuerza
5. Seguridad
6. Concentración
7. Movilidad
8. Cooperación
Ejército de Chile39
Para el Ejército de Chile, los principios de la Guerra son un conjunto de normas y preceptos de
carácter científico bélico, cuya aplicación favorecerá la consecución del objetivo. En conjunto con el
escenario, objetivo y fuerza, conforman los elementos de la Conducción Estratégica. Los principios
definidos por el Ejército son los siguientes:
1. Libertad de acción
2. Ofensiva
3. Mantenimiento del Objetivo o Tenacidad
4. Economía de las Fuerzas y Reunión de los Medios
5. Sorpresa y Seguridad
Fuerza Aérea de Chile40
La Fuerza Aérea de Chile reconoce los siguientes principios de la guerra:
1. Objeto
2. Ofensiva
3. Concentración del Esfuerzo
4. Economía de la Fuerza
5. Sorpresa
6. Seguridad
7. Unidad de Mando
8. Sencillez
Estados Unidos 41
Todas las instituciones de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, consideran los mismos
principios de la guerra, ello seguramente derivado de que poseen experiencia y de su doctrina de
guerra conjunta. Es curioso, pero hasta hace poco tiempo, la Armada de los Estados Unidos no
42
reconocía oficialmente los principios que se indican a continuación; de hecho fueron promulgados
43
después del período de Guerra fría aún cuando se debe señalar que éstos ya habían sido
listados por el Ejército en el documento “War Departament Training Regulation 10-5”44 y son los
nueve que se indican a continuación, entre paréntesis se incluye la denominación original por
cuanto pueden existir diferencias en la traducción de estos.
39
Reglamento de Conducción estratégica terrestre del Ejército de Chile
Doctrina Básica Aeroespacial de la Fuerza Aérea de Chile
41
“Naval Warfare”, Frank Kelso y C.E. Mundy, U.S.A., 1994
42
“Los Principios de la Guerra”, Richard L. Conolly, Revista de Marina Bimestre Septiembre – Octubre de
1953, Nº576, traducido del “U. S. Naval Proceedings”, página 633
43
The Principles of War,. Brian Weeden, de Internet
44
“Enciclopedia Británica” Tomo XXX, página 2184
40
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ABRIL 2000 - TRABAJO DE INVESTIGACIÓN
Repensando los Principios de la Guerra
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
Objetivo (Objetive)
Ofensiva (Offensive)
Masa (Mass)
Economía de Fuerzas (Economy of Force)
Maniobra (Maneuver)
Unidad de Mando (Unity of Command)
Seguridad (Security)
Sorpresa (Surprise)
Simplicidad (Simplicity)
Armada de Gran Bretaña45
La doctrina marítima del Reino Unido reconoce diez principios que se indican a continuación; para
evitar errores de interpretación derivados de una incorrecta traducción, se incluye entre paréntesis
la denominación en su idioma original.
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
Objetivo (Selection and Maintenance of the Aim)
Moral (Maintenance of Morale)
Ofensiva (Offensive Action)
Sorpresa (Surprise)
Seguridad (Security)
Concentración (Concentration of Force)
Economía de Fuerzas (Economy of Effort)
Flexibilidad (Flexibility)
Cooperación (Cooperation)
Administración (Administration)
Armada de Nueva Zelandia
46
La Armada de Nueva Zelandia reconoce los mismos principios que la Armada de Gran Bretaña,
pero con ligeras diferencias en su denominación (Morale en vez de Maintenance of Morale) y con
un ordenamiento diferente. Aún cuando, la Armada de Nueva Zelandia no considera prioridades ni
jerarquía en los principios, si indica que un eventual orden de importancia dependerá del juicio del
Comandante para cada ocasión. Esto es ligeramente diferente a la Armada de Gran Bretaña quien
considera el Principio del Objetivo (Selection and Maintenance of the Aim) como el principio
principal (Master Principle), no jerarquizando al resto. Los Principios de la Guerra de la Armada de
Nueva Zelandia son los siguientes:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
45
46
Objetivo (Selection and Maintenance of the Aim)
Concentración (Concentration of Force)
Cooperación (Cooperation)
Economía de Fuerzas (Economy of Effort)
Seguridad (Security)
Ofensiva (Offensive Action)
Sorpresa (Surprise)
Flexibilidad (Flexibility)
Administración (Administration)
Moral (Maintenance of Morale)
“The Fundamentals of British Maritime Doctrine”, BR 1806, HMSO, 2ª Edición, 1996, Anexo “A”
“Maritime Doctrine for the Royal New Zealand Navy”. Royal New Zealand Navy, Página 17
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ABRIL 2000- TRABAJO DE INVESTIGACIÓN
Repensando los Principios de la Guerra
Argentina47
La Armada argentina reconoce doce principios, los cuales son:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
11.
12.
Objetivo
Ofensiva
Concentración de Fuerzas
Economía de la Fuerza
Maniobra
Cooperación
Seguridad
Sorpresa
Simplicidad
Moral
Libertad de Acción
Alistamiento
Fuerza Terrestre del Ecuador 48
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
Objetivo
Libertad de Acción
Ofensiva
Masa y Economía de Fuerzas
Unidad de Mando
Sorpresa
Seguridad
Fuerza Naval del Ecuador 49
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
Objetivo
Ofensiva
Sorpresa
Concentración
Economía de los Medios
Seguridad
Movilidad
Unidad de Comando
Fuerza Aérea del Ecuador50
1.
2.
3.
4.
5.
6.
Objetivo
Ofensiva
Sorpresa y Seguridad
Masa
Economía de Fuerza
Simplicidad
47
“Un modelo para relacionar los Principios de la Guerra”, Guillermo Delamer, página 6
Aporte del CN (EMC) Armada del Ecuador, Héctor F. COBA Terán, a la primera edición
49
Aporte del CN (EMC) Armada del Ecuador, Héctor F. COBA Terán, a la primera edición
50
Aporte del CN (EMC) Armada del Ecuador, Héctor F. COBA Terán, a la primera edición
48
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ABRIL 2000- TRABAJO DE INVESTIGACIÓN
Repensando los Principios de la Guerra
Francia.51
Francia siempre ha privilegiado la sumarización de los principios, de ahí que éstos sean muy pocos
aun cuando en su aplicación, se advierten claramente varios de los principios reconocidos como
tales en otros países
1. Concentración
2. Libertad de Acción
3. Sorpresa
Alemania
El Ejército de Alemania, en su manual básico “Heeresdienstvorschrift 100/100” no lista los
principios de guerra, por cuanto su doctrina considera que el mando y control de las fuerzas es un
arte, una actividad creativa basada en el carácter, formación y criterio del jefe, el entrenamiento de
sus tropas y una actitud mental. Sin perjuicio de ello, los comandantes, aún cuando tienen amplia
52
libertad, se guían por algunos principios generales:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
Defensa activa
Movilidad
Reservas
Uso del terreno
Simplicidad
Sorpresa
Decepción
España
La doctrina española reconoce tres principios fundamentales, los cuales en su explicación, incluyen
otros principios considerados “principios derivados”, que en otras instituciones son principios
53
individuales.
1.
Voluntad de vencer (Moral). Principios derivados: Valor, Tesón, Iniciativa, Audacia y
Actividad
2. Acción de Conjunto (Unidad de acción)
Masa, Economía de Fuerzas, Articulación,
Colaboración, Enlace, Ofensiva, Maniobra
3. Sorpresa
Astucia, Seguridad, Tiempo y espacio
(Libertad de Maniobra)
Rusia
Desgraciadamente, no ha sido posible obtener información directa y oficial en lo referido a este
país; por lo que a continuación se listan los principios de la guerra extraídos de publicaciones no
oficiales.54 Cabe hacer notar que en los textos rusos, a los cuales se ha tenido acceso sólo por
referencias, denominan “factores operativos permanentes” a lo que nosotros llamamos principios.
1.
2.
3.
4.
Masiva correlación de Fuerzas
Economía y Suficiencia de las Fuerzas
Iniciativa
Ataques simultáneos Trabajo Conjunto
51
“Un modelo para relacionar los Principios de la Guerra”, Guillermo Delamer, página 6
“International Military and Defense Encyclopedia. Vol. 5, página 2185
53
“Elementos del Arte de la Guerra”, Vicente Rojo, Página 72
54
“Un modelo para relacionar los Principios de la Guerra”, Guillermo Delamer, página 6
52
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ABRIL 2000- TRABAJO DE INVESTIGACIÓN
Repensando los Principios de la Guerra
5. Sorpresa
6. Movilidad y Cadencia
55
56
Cabe hacer notar que tanto el Almte. Solís, como el Capitán Rivas atribuyen a la URSS cinco
principios de la guerra, diferentes a los enunciados precedentemente y que también se indican a
continuación:
1.
2.
3.
4.
5.
Habilidad del Comandante
Moral
Cantidad u calidad de las Divisiones
Estabilidad de la Retaguardia
Armamento
China57
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
11.
Selección y Mantenimiento del Objetivo
Aciones Ofensivas
Concentración de Fuerzas
Iniciativa y Flexibilidad
Coordinación
Seguridad
Sorpresa
Movilidad
Moral
Libertad de Acción
Movilización Política
Además de los principios adoptados por las instituciones nombradas precedentemente, se han
incluido también la opinión de algunos tratadistas y autores destacados quienes han esbozado los
58
que a su entender, son los principios de la guerra. Así tenemos por ejemplo, que para Jenofonte
59
existía tan sólo un principio: Libertad de Acción. Napoleón, ya se mencionó anteriormente, pese
a su intención de entregar un listado de principios, no lo hizo, y de sus máximas y análisis de sus
campañas se puede colegir que concebía los siguientes principios:
1.
2.
3.
4.
5.
Ofensiva
Movilidad
Sorpresa
Concentración
Defensa
Clausewitz en cambio, aun cuando tampoco listó a los principios en la forma que los ordenamos
hoy en día y tampoco fue muy explícito al respecto, al interpretar sus máximas, se pueden
60
reconocer a los siguientes principios:
55
“Manual de Estrategia”, Eri Solís Oyarzún, Academia de Guerra Naval, Valparaíso, 1985, Página 151
“Principios de la guerra”, Reinaldo Rivas González, Revista de Marina, Nº 662, página 76
57
“Un modelo para relacionar los Principios de la Guerra”, Guillermo Delamer, página 6
58
Filósofo, historiador y general ateniense (445-355 a.C.) Se destacó como militar en la guerra del
Peloponeso. Sus obras principales son: “Entrada de Ciro el Menor en Asia”, “Ciropedia”, “Apología de
Sócrates”, “Anábasis”
59
“Belicología”, Julio C. Guerrero, página 61
60
“Principios de la guerra”, Reinaldo Rivas González, Revista de Marina, Nº 662, página 652
56
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ABRIL 2000 - TRABAJO DE INVESTIGACIÓN
Repensando los Principios de la Guerra
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
Concentración de Fuerzas
Movilidad
Ofensiva
Persecución
Objetivo
Sorpresa
Opinión Pública
61
En forma distinta, otros autores creen reconocer en la obra de Clausewitz nueve conclusiones
que tendrían el carácter de principios, y estas son:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
Superioridad de la Defensa
Defensa Activa
Simplicidad
Ofensiva
Concentración de fuerzas
Economía de fuerzas
Objetivo
Reservas
Sorpresa.
En rigor, los dos primeros, creemos que pueden ser considerados como uno solo, Defensa activa
Otro autor contemporáneo muy importante es el británico Basil H. Lidell Hart,
quién conceptualizó la Estrategia de aproximación indirecta y que reconoce como
principios a los siguientes:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
No embista si el adversario lo puede parar
Explotación del éxito
Flexibilidad
Nunca refuerce un fracaso
Objetivo
Sorpresa
Aún cuando las denominaciones de los principios, para las distintas
instituciones analizadas, sean homónimas, su significado o interpretación pudieren ser diferentes.
Sin embargo, se ha tratado de homologarlas para poder tener una visión aproximada de su
frecuencia o u consideración, ue es lo que se pretende mostrar en el cuadro resumen que se
muestra a continuación.
Cuadro Resumen con los Principios reconocidos en distintas
Instituciones y por algunos Tratadistas destacados.
61
“The New Enciclopdia Britannica, Macropdia, Vol. 29, pag. 2184
Página 19
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ABRIL 2000- TRABAJO DE INVESTIGACIÓN
Principios de Guerra
Jenofonte
Napoleón 62
Clausewitz (1)
Clausewitz (2)
Lidell Hart
Armada de Chile
Ejército de Chile
Fuerza Aérea de Chile
Estados Unidos
Royal Navy
Royal N. Z. Navy
Argentina
Fuerza Terrestre Ecuador
Fueza Navlal Ecuador
Fuerza Aérea de Ecuador
Francia
Alemania, Ejército
España
Rusia (1)
Rusia (2)
China
Repensando los Principios de la Guerra
Administración
Alistamiento
Armamento
Cantidad y Calidad de las fuerzas
Concentración de Fuerza (Masa)
X X X
Cooperación (Unidad de Mando)
Defensa activa
Economía de fuerzas
Engaño
Flexibilidad
Habilidad del Comandante
Iniciativa
Libertad de acción
Moral
Movilización política
X X
X X X
X
Maniobra
Movilidad
No embista si el adversario lo puede parar
Nunca refuerce un fracaso
Objeto, Objetivo
Ofensiva
Opinión pública
Persecución, Explotación del Exito
Reservas
Seguridad
X X X
X X X
Simplicidad
Sorpresa
X
X X X
X
X X X
Figura 1
Se hace presente que el cuadro mostrado precedentemente, sólo muestra la información recogida que
representa solamente la que estuvo disponible al momento de reunir antecedentes. A continuación se
presentará la misma información, ordenada por frecuencia de mención, lo cual no tiene otro propósito
62
La Dirección de la Guerra. J. F. C. Fuller, edición especial A.G.N., página 41
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Repensando los Principios de la Guerra
que mostrar una suerte de tendencia general, la cual, se insiste, puede variar significativamente en la
medida que se incorporen o se considere nueva data.
Listado de Principios ordenado por cantidad de menciones
Sorpresa
Concentración de Fuerza (Masa)
Ofensiva
Objeto, Objetivo
Cooperación (Unidad de Mando)
Economía de fuerzas
Seguridad
Moral
Libertad de acción
Simplicidad
Movilidad
Maniobra
Flexibilidad
Reservas
Defensa activa
Administración
Iniciativa
Persecución
Alistamiento
Armamento
Cantidad y Calidad de las fuerzas
Engaño
Habilidad del Comandante
Movilización política
No embista si el adversario lo puede parar
Nunca refuerce un fracaso
Opinión pública
0
2
4
6
8
10
12
14
16
Figura 2
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Definiciones de cada uno de los principios a considerar 63
Aprovechando el cuadro anterior, los principios se han ordenado a en cuanto a frecuencia de
aparición en éste, sin que ello constituya por supuesto una suerte de preponderancia o importancia
entre ellos, tema que trataremos más adelante.
Sorpresa
Poner al enemigo en una situación inesperada ante la cual no se haya preparado para
contrarrestarla o no le es posible reaccionar con oportunidad. Descansa en el secreto de las
operaciones y de las comunicaciones.
Existen diversas manifestaciones de la
sorpresa.
a.
b.
c.
d.
Sorpresa moral, que obra sobre la moral
de las tropas y sobre la población del
adversario. Se ejerce cuando se logra
demostrar al enemigo que su poder de
lucha no es lo suficientemente fuerte
para obtener el éxito.
La Sorpresa político-estratégica, cuando
se coloca al adversario ante una
situación de esta índole, que éste no
había previsto.
La Sorpresa estratégica, que consiste en
colocar el enemigo ante una situación estratégica inesperada; tiene gran repercusión y
efectos duraderos. También puede manifestarse en el nivel operativo y táctico.
Sorpresa técnica, que consiste en presentar al adversario un aspecto tecnológico que no
esperaba; puede afectar el campo moral, estratégico o táctico.
La Sorpresa puede ser total o parcial. La primera es aquella situación de excepción, más común en
el campo táctico, totalmente inesperada en que se coloca al enemigo; la segunda aquella que, en
general, ha sido prevista por el adversario, pero que éste desconoce los detalles para hacerle
frente; esta última será la que normalmente ocurrirá.
Una sorpresa, sea total o parcial, requiere:
a.
b.
c.
d.
e.
Que sea aplicada a una parte débil del dispositivo del adversario.
Que sea difícil o lento el tomar una acción de control sobre ella
Que tenga la potencia suficiente pata hacer un daño efectivo.
Que permita explotar sus efectos.
Que una vez lograda, ésta se debe generar una y otra vez para mantener al adversario
ante una constante situación de inseguridad.
La sorpresa compensa la inferioridad. Todos los escalones del mando deben estar capacitados
para ejercerla en cualquiera de sus formas y en toda oportunidad que se presente. La rapidez, la
variación en los métodos y el secreto de las operaciones son factores determinantes en la
aplicación de este principio.
63
Las principales fuentes para este apartado, y que no se citan en forma especial, sin ser las únicas, son el
Manual de Estrategia, Estrategia Naval, conceptos fundamentales y el Reglamento de Conducción
estratégica del Ejército de Chile
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Del análisis de grandes sorpresas políticas y militares, diríamos que son ejemplos clásicos, los
siguientes:
a.
Pearl Harbour
1941
b.
Operación Barbaroja 1941
c.
Corea
1950
d.
Yom Kippur
1973
e.
Falklands
1986
Podemos sacar una lección que denota la vigencia de este principio. En todos los caso indicados
precedentemente, el estado atacado fue sorprendido, y ello ocurrió a pesar de que siempre existió
una gran cantidad de elementos de información que indicaban la posibilidad de dicho ataque.
En la guerra de hoy en día, en que la información es parte vital de ésta, hay dicotomías
permanentes, cada vez más vigentes, informaciones verdaderas y engaño, conocimiento e
ignorancia, información y exceso de información, por lo tanto, la sorpresa, siendo una forma de
dislocación mental del adversario, nos parece que seguirá muy vigente, pero ahora por la vía de la
información. Otra cuestión es si este concepto, asumamos que cada vez más vigente, tiene la
calidad de principio por si solo o está contenido en otro, o con otros principios. Vimos en los
cuadros precedentes que algunas instituciones consideran a la Sorpresa y a la Seguridad como un
único principio (Ejército de Chile), también veremos la estrecha ligazón existente entre la Ofensiva
y la Sorpresa, y sobre todo con la Libertad de Acción, que comprende a todos los principios
enunciados. Por ahora adelantaremos que la Libertad de Acción considera a la Sorpresa como un
requisito para obtenerla, ésta a su vez considera a la Iniciativa además de la Ofensiva y la
Seguridad para materializar una Maniobra que logre la libertad de acción requerida.
Concentración
Este principio también es conocido como Concentración de Fuerzas, Reunión de los Medios,
64
Masa, Poder, Foco (en inglés Focus) o Superioridad y a menudo ha sido calificado como el más
vital de todos los principios. Masa significa superioridad, pero no solo en número de unidades de
combate, también significa material, poder de fuego, armas, habilidad, determinación, disciplina,
dirección, administración y moral. Los británicos consideran estos dos últimos atributos, la
Administración y la Moral como principios. Consiste en concentrar las fuerzas materiales y morales
en el lugar y oportunidad adecuados para conseguir fines decisivos, significa superioridad en el
punto de contacto, superioridad que puede mantenerse tanto tiempo como la situación lo requiera.
La aplicación correcta y hábil de todos los principios,
cualesquiera que estos sean, debe dirigirse a obtener un fin,
concentración del máximo poder de combate en el momento y
lugar seleccionado para desarrollar un arrollador ataque en el
punto decisivo y obtener el objetivo.
Para lograr la superioridad relativa es necesario restar fuerzas
de aquellos lugares o zonas en las cuales no se piensa
obtener la decisión.
En este sentido hay que jugar entre dos límites:
a.
64
No dejar en los lugares secundarios fuerzas
demasiado débiles que no estén capacitadas para
cumplir la misión que se les impuso o que puedan ser
batidas en detalle.
“The Principles of War in the 21st Century; Strategic Considerations”, Johnsen, Johnson II, Kievit,
Lovelace y Metz, de Internet
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b.
No debilitar las fuerzas del centro de gravedad, para obtener una mayor seguridad en los
lugares secundarios.
La regulación del esfuerzo implica llegar a la decisión con el máximo de potencia humana y
material. Esto significa que no es posible desgastar este potencial prematuramente en operaciones
secundarias, sino conservar las energías para el momento supremo. Se debe tener presente que
nunca se es suficientemente fuerte en el lugar de la decisión. De lo anterior se deduce la estrecha
ligazón existente entre este principio y el de Economía de las Fuerzas, toda vez que sus propósitos
son concordantes y el uno necesita del otro para llevarse a cabo. El Ejército de Chile considera
como un solo principio a la “Economía de las Fuerzas y Reunión de los Medios”
Reunión de los Medios, significa articular adecuadamente las fuerzas, de tal forma que ellas
puedan auxiliarse mutuamente en tiempo y espacio, manteniendo un dispositivo flexible que evite
que los distintos esfuerzos estructurados puedan ser batidos en detalle. Significa también, accionar
sincronizadamente con el total de las fuerzas disponibles, en los lugares y momentos oportunos,
posibilitando que los diferentes núcleos que se hayan organizado, puedan participar en una batalla
común o de conjunto.
La reunión de los medios puede efectuarse antes o durante de la o las batallas. Lo anterior
dependerá; del grado de libertad de acción que quiere conferir el Comandante a sus Unidades
Subordinadas, de las líneas de operaciones o direcciones de aproximación disponibles y sus
características y, de la maniobra prevista. Lo anterior, en el plano estratégico, obedece
conceptualmente a la aproximación estratégica, en función de crear las condiciones favorables
para la batalla.
La Concentración, paradójicamente lleva en sí la acción inversa cual es la dispersión, la cual a su
vez obedece a motivos logísticos, operativos, administrativos, de seguridad o simplemente de
engaño, por cuanto al éxito de la maniobra contribuirá en forma importante, la sorpresa que se
logre; no en vano Sun Tzu recomendaba crear cambios de situación mediante la concentración y la
dispersión para materializar el engaño, componente principal de la Maniobra.
Con la distribución adecuada de las fuerzas se trata de lograr la formación de un centro de
gravedad, con el cual materializar una superioridad relativa con respecto al enemigo.
El centro de gravedad es función de:
a.
b.
c.
d.
e.
f.
Importancia del objetivo fijado, en relación con la potencia de la Unidad.
Empleo de mayor cantidad de fuerzas en frentes igualmente extensos, o determinación de
frentes de diferentes extensiones para fuerzas de igual magnitud.
Ubicación y empleo de la reserva general.
Empleo de mayor apoyo aéreo y apoyos de fuegos y técnicos.
Empleo de fuerzas de mayor potencia y movilidad.
Explotación de factores tales como calidad del mando y unidades de selección.
La aplicación de este principio difiere un poco para la guerra en el mar y la guerra terrestre, toda
vez que en esta última, el empleo de la Reserva es fundamental y decisiva a la hora de obtener
una decisión, en cambio, la guerra en el mar, condicionada por un escenario uniforme, abierto y
por la naturaleza de los medios, alcance, precisión y efecto de las armas, no considera de igual
forma el empleo de la Reserva, toda vez que es muy posible que se obtuviera una decisión antes
de que ésta alcanzara a intervenir. El Almirante Castex se refiere con propiedad al tema de la
65
Reserva estratégica en el mar en su obra “Teorías Estratégicas”
65
“Teorías Estratégicas” R. Castex. Tomo IV, Página 104
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Ofensiva
También es conocido como Acción Ofensiva. Expresa acción, actividad y cambio en el estado de
las cosas. Persigue modificar la situación en beneficio propio y debe ser acertada en tiempo y
espacio para explotar la sorpresa y accionar contra un objetivo bien elegido.
La ofensiva es una actitud que constituye el procedimiento más efectivo para lograr una decisión.
Su ejecución requiere de libertad de acción, iniciativa, agresividad y alta moral, de superioridad
potencial, al menos relativa, sobre el adversario, Debe aplicarse idealmente donde el enemigo sea
más débil, de tal manera de hacerle sentir nuestra superioridad con mayor amplitud. La ofensiva es
consustancial a la guerra por cuanto siempre se buscará, por parte del agresor, modificar una
situación, y ello sólo puede darse mediante una acción positiva, es decir, mediante una ofensiva.
El procedimiento ofensivo causa gran desgaste en el material y en el personal y eventualmente el
alargamiento de las propias líneas de comunicaciones, por lo tanto, existe una componente
logística de sustentabilidad para mantener el ritmo hasta el colapso del adversario en atención a
que una ofensiva que disminuya su potencia está condenada al fracaso. Los requisitos a observar
son los siguientes:
1. Mando capaz
2. Objetivo bien elegido
3. Medios apropiados
4. Oportunidad adecuada
Según el punto de vista del Ejército, el desgaste que se produce por el empleo de la ofensiva se
disminuye a través de una correcta aplicación en tiempo y espacio de la fuerza (Economía de las
Fuerzas), con una adecuada superioridad cualitativa o cuantitativa (Concentración) que permita ir
alimentándola y contando con la suficiente movilidad para mantener el ímpetu, así como
neutralizando la capacidad del enemigo para reaccionar, amenazando sus flancos y espalda,
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dominándolo por posición, oportunidad (Sorpresa) y no permitiendo que se sustraiga a la decisión
o se reorganice después de una acción inicial desfavorable (Persecución), ni amague ni interfiera a
nuestras fuerzas y operaciones (Seguridad).
La Ofensiva está muy ligada a la Iniciativa, entiendo a ésta como la acción y disposición para
actuar antes que el adversario y a la Libertad de acción. La Armada de Chile hace mucho énfasis
en esta ligazón, y en la Academia de Guerra es un tema recurrente en los ejercicios y juegos de
guerra, sin embargo, hemos visto que en otras instituciones, estos conceptos han sido elevados a
la calidad de Principios, lo que demuestra su relevancia.
Objeto.
Es el principio rector por excelencia, señala el “QUE”, es de carácter abstracto, consiste en un
concepto, una idea, efecto deseado, fin perseguido y propósito anhelado. Consiste en la habilidad
para elegir con acierto el objeto principal y enseguida, mantenerlo
Este principio es a menudo descrito también
como
Objetivo,
Misión,
Intención,
Propósito, Mantenimiento del Objetivo o
Tenacidad. Aún cuando en la Armada se
hace un distingo entre el Objeto, que es
abstracto y el Objetivo que es lo concreto
que lo materializa, en todas las instituciones
la aplicación de este principio, más allá de
su denominación, es similar y se lo entiende
de igual modo. Según algunos autores,
estaríamos
en
presencia
del
más
importantes de los principios, del eslabón de
enlace que, solo, puede dar coherencia a la
66
guerra, es el principio orientador, sin éste, los otros principios resultan insípidos. Como se señaló
en el primer párrafo, contiene el “QUE”, los otros principios señalarían el “COMO”. Todos los
comandantes, en rigor, todos los jefes, en los diferentes niveles, necesitan un objeto para planificar
las acciones, comenzando obviamente por el país, los Campos de Acción y así sucesivamente
hasta el nivel más bajo. Habiéndose definido el Objeto para cada nivel, aparecen ahora los
objetivos principales y los secundarios que materializarán el logro del Objeto. En la guerra, la
elección del Objeto en el ámbito nacional tiene obviamente una importancia trascendental, toda vez
que si este no es elegido apropiadamente, puede significar lisa y llanamente que la guerra, aun
cuando se gane, se haya hecho incorrectamente, persiguiendo objetivos erróneos.
Este principio tiene, tal como se indicó precedentemente, dos componentes, inherentes uno del
otro: Seleccionar el objeto y mantenerlo.
Para seleccionar un objetivo es necesario considerar los siguientes factores:
1) Que sea factible, es decir, que esté acorde con las posibilidades y capacidades de los
medios con que se cuenta.
2) Que el logro del objetivo permita alcanzar una solución definitiva.
3) Que el objetivo puede obtenerse dentro de los límites de tiempo de que se dispone.
Un objetivo seleccionado erróneamente lleva todos los esfuerzos tras un fin equivocado, lo que se
traduce en concepciones estratégicas inútiles, que incluso pueden conducir a la derrota de las
fuerzas
El objetivo debe mantenerse siempre que no cambien los antecedentes de la situación. Si se
presentan nuevos antecedentes o varían fundamentalmente los existentes en el desarrollo de una
66
“Los Principios de Guerra”, C. R. Brown, Revista de Marina, Nº 552, pág. 674
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maniobra, habrá necesidad de volver a apreciar y en consecuencia, a fijarse un nuevo objetivo o
modificar el anterior. Esto no significa vacilación del conductor militar.
Cooperación
También este principio es conocido como Acción Unificada, Unión, Unidad, Unidad de Mando,
67
Acción de Conjunto o Unidad de Acción u Orquestación (en inglés Orchestration). Es la
actuación coordinada, concertada y armónica de los diversos medios orientados a obtener las
metas previstas. Dicho de otra forma, es la disposición, manejo y aplicación conjunta y concertada
de los medios de acción en condiciones de crear la superioridad sobre el adversario.
Hoy en día, en que la complejidad cada día más creciente
de los medios es una norma, así como la complejidad de
la guerra en su elaboración y ejecución, con las múltiples
interferencias que se generan, la cooperación, el trabajo
conjunto y/o combinado pareciera ser lo natural y lógico.
Si ello no es así aún – nótese que utilizamos la expresión
“aún” por cuanto estamos convencidos que es la
dirección en que se mueven las organizaciones
relacionadas con la guerra y en general, con todas las
actividades – creemos que se debe a resabios de
posturas antiguas, derivadas de épocas en que la guerra
podía ser llevada a cabo con una cierta división de las
acciones, o por posturas que advierten pérdida de
autonomía y en último término, poder, en el nivel que ello
ocurra; los recursos son proporcionalmente más escasos,
tanto en lo referido al material como también al personal.
Hoy en día, la guerra es una, es conjunta, y estimamos
ello es una realidad que golpeará terriblemente a aquellos
que no lo entiendan así y por ende no lo apliquen de esa
forma cuando ello sea requerido.
La Cooperación abarca todos los ámbitos, doctrinales, operativos, logísticos, etc.. Tiene un efecto
multiplicador y sinergético. La simplicidad facilitará grandemente la aplicación práctica de este
principio, la que deberá aplicarse y potenciarse en todos los niveles y en todas las instituciones por
los respectivos mandos
Economía de las Fuerzas.
Consiste en la distribución de las fuerzas orientada a lograr la superioridad en el lugar en que se
busca la decisión y obtener una seguridad razonable en las áreas secundarias. En decir, asignar el
máximo de fuerzas al objetivo principal y el mínimo necesario a los objetivos secundarios. También
se lo reconoce como Economía del Esfuerzo
El Ejército de Chile a este principio lo denomina Reunión de los Medios pero lo entiende como
uno solo junto a la Concentración y lo define como la "Dosificación adecuada y aplicación oportuna
al fin perseguido”. En este principio se distinguen dos aspectos fundamentales:
a.
67
Distribución de las fuerzas de acuerdo a la maniobra concebida, de tal manera de lograr
superioridad en los lugares en que buscan la decisión y seguridad mínima en los lugares
secundarios.
“The Principles of War in the 21st Century; Strategic Considerations”, Johnsen, Johnson II, Kievit,
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Repensando los Principios de la Guerra
b.
Regular el esfuerzo humano y material, de tal manera que se llegue a la decisión con la
mayor potencia combativo posible.
Con la distribución adecuada de las fuerzas, se trata de lograr la formación de un centro de
gravedad, con el cual materializar una superioridad relativa con respecto al enemigo.
El centro de gravedad es función de:
a.
b.
c.
d.
e.
f.
Importancia del objetivo fijado, en relación con la potencia de la Unidad.
Empleo de mayor cantidad de fuerzas en frentes igualmente extensos, o determinación de
frentes de diferentes extensiones para fuerzas de igual magnitud.
Ubicación y empleo de la reserva general.
Empleo de mayor apoyo aéreo y apoyos de fuegos y técnicos.
Empleo de fuerzas de mayor potencia y movilidad.
Explotación de factores tales como calidad del mando y unidades de selección.
Para lograr la superioridad relativa es necesario restar fuerzas de aquellos lugares o zonas en las
cuales no se piensa obtener la decisión. En este sentido hay que jugar entre dos límites:
a.
b.
No dejar en los lugares secundarios fuerzas demasiado débiles que no estén capacitadas
para cumplir la misión que se les impuso o que puedan ser batidas en detalle.
No debilitar las fuerzas del centro de gravedad, para obtener una mayor seguridad en los
lugares secundarios.
La regulación del esfuerzo implica llegar a la decisión con el máximo de potencia humana y
material. Esto significa que no es posible desgastar este potencial prematuramente en operaciones
secundarias, sino conservar las energías para el momento supremo. Nunca se es suficientemente
fuerte en el lugar de la decisión.
Reunión de los Medios, significa articular adecuadamente las fuerzas, de tal forma que ellas
puedan auxiliarse mutuamente en tiempo y espacio, manteniendo u dispositivo flexible que evite
que los distintos esfuerzos estructurados puedan ser batidos en detalle. Significa también, accionar
sincronizadamente con el total de las fuerzas disponibles, en los lugares y momentos oportunos,
posibilitando que los diferentes núcleos que se hayan organizado, puedan participar en una batalla
común o de conjunto.
La reunión de los medios puede efectuarse antes o durante la o las batallas. Lo anterior dependerá
del grado de libertad de acción que quiere conferir el Comandante a sus Unidades Subordinadas,
de las líneas de operaciones o direcciones de aproximación disponibles y sus características y, de
la maniobra prevista. Lo anterior, en el plano estratégico, obedece conceptualmente a la
aproximación estratégica, en función de crear las condiciones favorables para la batalla.
Conceptualmente, nos parece que la Economía de las Fuerzas y la Concentración son principios
muy cercanos, en que existe una separación de fase en su aplicación pero no actividades
diferentes, enmarcados en la concepción y ejecución de una maniobra. Tal vez se podría decir que
son principios complementarios, toda vez que en la propia definición de ambos principios, lo
diferente es la idea de distribuir fuerzas en el primero y concentrar fuerzas en el segundo, con
propósitos similares, lograr la superioridad en el lugar requerido, lo referido a proteger lo
secundario es explícito en la Economía de Fuerzas, sin embargo, en la concentración está implícito
y así lo entienden algunas instituciones que ven estos principios como uno solo.
Seguridad
Es el conjunto de disposiciones precautorias que debe adoptarse en toda actividad bélica para
resguardar la reserva de las propias operaciones e intenciones. También comprende las medidas
destinadas a proteger la integridad física de las fuerzas. En resumen, procura evitar la sorpresa por
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parte del enemigo. La seguridad no debe significar una desmedida precaución que pudiera inhibir
las operaciones, la guerra es en esencia un asunto de tomar y asumir riesgos calculados, el
principio de la seguridad exige que estos deben ser previstos y aceptados o precaverse de ellos.
La seguridad se emplea para
evitar ser sorprendido por el
enemigo; por tal razón existe
seguridad contra las diversas
formas en que puede aplicarse
la sorpresa. La seguridad no
debe ir en desmedro del
esfuerzo
principal.
Debe
tenerse
presente
que
la
seguridad tiene un fundamento
y un propósito, cual es
resguardar la integridad de las
fuerzas propias. Nos parece
que
este
principio
tiene
aspectos
doctrinarios
por
cuanto además de todo el
esfuerzo orgánico de la fuerza,
debiera
ser
parte
del
comportamiento
personal,
individual y permanente, de
todos los componentes de las
fuerzas propias en todos los
niveles.
La
seguridad
tiene
dos
aproximaciones; la primera se
refiere a las informaciones y
dice relación con la inteligencia
requerida para obtener información del enemigo y resguardar la propia y la segunda, a un sistema
de acción.
a.
El sistema de prevención involucra poseer conocimientos completos de la capacidad del
adversario, a través de un adecuado sistema de Inteligencia y adoptar medidas de
seguridad pasivas y activas.
b.
El sistema de reacción involucra contar con reservas suficientes y hacer un empleo
adecuado de las propias armas y mantener un suficiente grado de alistamiento para la
entrada en acción de las fuerzas.
La seguridad proporciona libertad de acción, es consustancial a la sorpresa, permite economía de
las fuerzas y es un factor de gran valor moral para las propias tropas. Hay instituciones que
consideran a la seguridad y la sorpresa como un solo principio, en todo caso, como se dijo
anteriormente, ellas contribuyen en forma fundamental a lograr libertad de acción.
Quisiéramos observar que este principio ha sido invocado permanentemente en razón de que
hasta ahora se ha operado y planificado en condiciones de gran incertidumbre, principalmente
espacial, básicamente, dónde está el enemigo y cual es su dispositivo. Si consideramos que hoy
en día esas interrogantes pueden ser menores o en último término, conocidas, tenemos que esa
incertidumbre ya no es tal, tal vez deberíamos replantear este principio, al menos en cuanto a los
considerandos. Nos parece que la Seguridad hoy en día debe ocuparse fundamentalmente de la
protección, no tanto del dispositivo físico o medios materiales, sino que de todo lo relacionado con
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el Mando y Control, traspasando medios humanos y materiales destinados a la protección física al
dispositivo operativo, permitiendo operar más rápido, con más medios y más eficientemente.
Moral
Nos parece curioso que este principio no esté más difundido o sea más considerado entre las
opiniones analizadas, toda vez que siempre que se habla de cualquier aspecto de la guerra, lo
primero que se pone de manifiesto es la importancia y gravitación del hombre como elemento
primario y fundamental en todo el proceso de la
guerra. Tanto así que es muy común los
aforismos de que son los hombres los que
combaten y no las armas; que una batalla
perdida es aquella en la cual el adversario cree
que la ha perdido, es decir, se reconoce que
todo el efecto de las acciones irían encaminadas
a doblar la voluntad de lucha del adversario, en
resumen, afectar la moral del adversario.
La escuela inglesa considera como un principio
al Mantenimiento de la Moral y la interpreta en el
contexto de la guerra, como la determinación
para lograr el objetivo. De esta voluntad surge el coraje, la energía, la habilidad y el vigoroso
espíritu ofensivo. La buena moral se basa en un número de factores que incluyen un sentido
compartido del propósito, un claro entendimiento del objetivo, disciplina y respeto a sí mismo,
confianza en el propio equipamiento y confianza en el liderazgo de los jefes. En estos días la
opinión pública y los efectos de los medios de comunicación juegan un rol muy importante en el
mantenimiento de la moral.
Libertad de Acción
Jenofonte, bastante tiempo atrás expresó que los principios de la guerra se reducían solo a uno, la
Libertad de Acción. La escuela francesa, a través de Foch considera a este principio como el más
importante y el fin último de la Estrategia. Una excelente definición de Libertad de Acción nos la
proporciona Castex, quien expresa que es “la capacidad de obrar a voluntad, sin trabas, con todas
las probabilidades a favor, a fin de realizar el plan, pese a la oposición del enemigo”. La Libertad de
Acción significa actuar con iniciativa, obligando al enemigo a someterse a nuestra voluntad.
En el nivel Estratégico la guerra es una lucha
constante por la libertad de acción, tanto en la
preparación como en la ejecución de las campañas,
buscando explotar lo mejor posible el estrecho
margen de libertad de acción que dejan las
situaciones de conflicto, producto de la disuasión, las
acciones del adversario y de las interferencias de
todo tipo.
Iniciadas las hostilidades, se buscará obtenerla
desde un principio, o recuperarla si se ha perdido
Inicialmente, a toda costa y en todos los niveles de
la conducción, ya que la pérdida de la iniciativa y
libertad de acción en el nivel Estratégico, no
necesariamente impide su recuperación en el nivel Operativo o Táctico.
Planificar la obtención de la necesaria Libertad de Acción en los distintos niveles, supone que los
Objetivos entregados por los respectivos escalones superiores han sido correctamente
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seleccionados de forma que idealmente sean dejado al criterio de los mandos la selección del o los
objetivos y los procedimientos a emplear para satisfacer dicha misión, restringiéndosela sólo por
imposiciones derivadas de la maniobra y su coordinación, lo cual nos remite nuevamente a la
importancia y relación con el principio del Objetivo analizado previamente.
La libertad de acción considera anticiparse al adversario y resolver de acuerdo a las propias
necesidades y conveniencias, es decir, con el mínimo de interferencias y servidumbres.
La libertad de acción se logra y mantiene:
a.
b.
c.
d.
e.
Por la ausencia de interferencias
Por la iniciativa en la preparación y ejecución de las campañas y operaciones.
Por la potencialidad combativa (Medios adecuados, Concentración oportuna y Apoyo
logística apropiado)
Seguridad de las fuerzas e inteligencia oportuna y eficaz
Por la concepción de una maniobra adecuada que considere ponderadamente los
riesgos, el tiempo y el espacio
La libertad de acción tiene aplicación en las actitudes ofensivas y defensivas, aún cuando por su
naturaleza está mucho más vinculada a las de carácter ofensivo.
En las actitudes defensivas, la libertad de acción se obtiene por:
a.
b.
c.
d.
La adecuada elección y correcto aprovechamiento del escenario.
La adopción del dispositivo más conveniente
La concepción de una maniobra adecuada.
Los empleos de la Reserva.
La libertad de acción se puede perder o ser interferida:
a.
b.
c.
d.
e.
f.
Por la derrota, cuando el conductor militar no sabe o no puede sobreponerse a ella.
Por la dependencia de una línea de operaciones o imposición del escenario.
Por la pérdida de la iniciativa.
Por la pérdida del secreto de las operaciones.
Por las interferencias a la acción del mando.
Por una gran desproporción del potencial.
La libertad de acción concedida a las Unidades Subordinadas, junto a una doctrina común,
ejercitada desde la paz y al correcto conocimiento de los propósitos del superior, permitirá explotar
las situaciones favorables o paliar las adversas, sin que ello conlleve a una desorganización. o
abandono de la maniobra superior.
Tal como se explicó previamente, la Libertad de Acción está relacionada totalmente con la
Iniciativa, de tal manera que revisaremos brevemente este concepto, señalando que tal como lo
vimos en el gráfico Nº 1, la Iniciativa está presente como uno de los principios de la Guerra.
La Iniciativa consiste en adelantarse al adversario, en cualquiera de los niveles en que ésta se
analice. Representa la capacidad de subordinar al adversario, en cierto grado, a los propios
68
69
propósitos. Reconocemos los siguientes tipos de iniciativa:
a.
68
69
Iniciativa Política. Capacidad y acción de anticiparse en la acción y obligar al adversario a
actuar en el plano político sometiéndose a nuestra voluntad. Permite provocar, eludir o diferir
un conflicto para contar con condiciones más ventajosas.
“Estrategia Naval. Temas”, H. Justiniano A., página 19
“Manual de Estrategia, Tomo II”, E. Solís O., página 311
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Repensando los Principios de la Guerra
b.
c.
d.
Iniciativa Estratégica. Capacidad y acción de obligar al adversario a actuar sometido a
nuestra voluntad o propósitos; o el arte de actuar con entera libertad de acción sin dejarse
supeditar por el adversario. Puede concretarse y ser asumida por medio de la Maniobra.
Iniciativa de las Operaciones. Anticiparse al adversario en el desarrollo de las operaciones
con la libertad de elegir el área y/o el momento en los cuales las fuerzas propias se
encontrarán con las del enemigo para la batalla decisiva.
Iniciativa de Movimiento. Acción de desplazar las fuerzas hacia el objetivo, anticipándose al
adversario para el mejor cumplimiento de la misión.
Simplicidad
Este principio considera que la planificación debe ser efectuada en forma simple, sencilla, fácil de
transmitir y de entender, con órdenes claras y concisas. En inglés este principio está muy bien
representado por el acrónimo K.I.S.S. (Keep It Simple Stupid). También se lo reconoce como
70
Sencillez, o Claridad (en inglés Clarity)
Este principio pareciera contradecirse con lo tan comúnmente expresado en artículos de las más
diversas procedencias y disciplinas, en que todos coinciden, casi como un axioma, que la guerra
moderna es cada vez más compleja, que la sofisticación de las armas y de los sistemas los hace
ser más complicados y que los sistemas de información transforman el panorama táctico los hace
casi inmanejables. A pesar de todo lo anterior, el concepto que está detrás, sigue siendo válido,
usualmente los planes simples son mejores, las órdenes perfectamente entendidas son realizadas
con mayor eficacia. Tal vez el punto está en que las misiones y las tareas deben ser expresadas
en forma parcial, con un trasfondo o propósito general y a través de maniobras componentes de
forma tal de simplificar las tareas a ejecutar para alcanzar el objetivo deseado.
Lo anterior, visto con una perspectiva
matemática, tal vez sea claramente entendida
si realizamos un pequeño ejercicio recordando
nuestro bagaje de probabilidades estudiados
en la Escuela Naval. Supongamos, solamente
para efectos demostrativos, que tenemos un
plan que comprende 100 operaciones
componentes, cada una de ellas con una
probabilidad de éxito de 0,99, es decir, a
primera vista, podríamos asegurar un éxito
casi total, sin embargo, si efectuamos los
cálculos atinentes, nos percataremos que la
probabilidad de éxito de la operación total es de sólo un sorprendente 0,37, lo que nos permite
afirmar que en esas condiciones, es más probable un fracaso que un éxito. Repitamos el ejercicio
pero ahora reduzcamos el número de operaciones componentes a 10 (un número todavía alto), en
este caso podremos respirar aliviados pues nuestra probabilidad de éxito es ahora mayor de 90 %,
lo cual nos suena bastante más aceptable. ¿Qué explica esa diferencia tan grande? Sólo el
número de operaciones componentes, es decir, mayor simplicidad. ¿Probemos con guarismos más
normales? Una operación que posea 3 operaciones componentes, cada una de ellas con un 80 %
de probabilidad de éxito tendrá un 51 %, es decir casi igual probabilidad de éxito que de fracaso.
Impresionante ¿verdad?. El propósito de lo anterior es realzar la importancia de la simplicidad, en
todo orden de cosas, por el efecto multiplicador que la complejidad tiene para incrementar el
fracaso.
¿Es la Simplicidad un principio de la guerra? Tenemos la impresión que este concepto está
presente en todos los otros y en todas las actividades, por lo que debiera considerárselo como un
70
“The Principles of War in the 21st Century; Strategic Considerations”, Johnsen, Johnson II, Kievit,
Lovelace y Metz, de Internet
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ABRIL 2000 - TRABAJO DE INVESTIGACIÓN
Repensando los Principios de la Guerra
aspecto doctrinario, en los distintos niveles, incluso aplicado a las personas y para todas las
actividades, no solo para la guerra.
Maniobra.
Colocar al enemigo en una posición desventajosa a través de la aplicación flexible del potencial de
combate. Así es definido este principio por quienes lo consideran como tal. Castex definió a la
Maniobra, no pensándola como principio, diciendo que “es la suma de movimientos acertados para
crear una situación favorable”, el Ejército de Chile la define como “la suma de movimientos y
acciones de una fuerza, destinada a crear una situación favorable que permita alcanzar un
determinado objetivo estratégico”.
La maniobra pretende dislocar al enemigo física y
moralmente,
colocándolo
ante
situaciones
inesperadas ante las cuales no pueda reaccionar
apropiadamente. Es la esencia del arte de la
guerra, procura obtener la decisión o demorarla,
se aplica en todos los niveles. de maniobra. Si el
adversario es superior, tiene ventajas en medios
tecnológicos por ejemplo, una maniobra acertada
sería aquella que procura combatir en otro
escenario, en la cual su ventaja en medios
tecnológicos no tenga aplicación; esto sería una
dislocación funcional.
También existe la
dislocación temporal, espacial y la más
importante, la moral.
Se debe señalar que la Maniobra es un medio y no un fin. Además de sólo movimientos acertados,
la ventaja de una fuerza sobre otra puede ser prevista o mejorada en cada uno de los aspectos
que intervienen en la maniobra; al menos podemos señalar los siguientes:
1. Organización. Ej.: Las legiones romanas, Unidades de Armas Combinadas, Regimientos
acorazados, etc.
2. Tecnología. La coraza, el vapor, los misiles, la Guerra electrónica, el Mando y Control, etc.
3. Entrenamiento. La Armada de Nelson, FF.AA. israelitas en Entebbe, etc.
4. Motivación. Francia pos revolución, Chile en Guerra del Pacífico, etc.
La maniobra en el futuro, debe considerar que el tiempo de combate efectivo de la guerra en el
mar, es cada vez más reducido, de manera que el despliegue y el empleo de los medios, debe
considerar este aspecto. Es probable que si el enfrentamiento tiene resultados estratégico, los
medios que no se emplearon, voluntariamente o forzado por el enemigo, es probable que no
puedan cambiar el curso de los acontecimientos.
La Maniobra considera la Movilidad, la Ofensiva. La Moral, la Seguridad, y la Sorpresa, para
obtener la necesaria libertad de acción para el objetivo final de la guerra.
Movilidad
Es la capacidad de trasladar y mantener fuerzas hacia y donde se necesiten.
Es indudable, y el nombre de este principio así lo sugiere, que la Movilidad implica rapidez de
desplazamiento, es decir, la habilidad para trasladar la fuerza allí donde se la necesite, en el
mínimo de tiempo; pero también implica la capacidad de esa fuerza para permanecer en el área de
operaciones, por el tiempo que sea necesario, en condiciones de combatir eficazmente.
La Movilidad es parte esencial de la Maniobra, necesita de un adecuado sistema de Mando y
Control, permite realizar la Sorpresa, Ofensiva, Concentración y Economía de las Fuerzas. Fuerzas
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estáticas, o muy dependientes de su Base, constituirán elementos muy restrictivos para el
Comandante en la elaboración de su Maniobra.
nos permitimos cuestionarlo.
Nos parece
que
este
Principio
se
refiere
fundamentalmente al Material, es una capacidad que
puede ser mejorada con una apropiada Planificación y
Desarrollo de Fuerzas, pero en el momento de la acción,
aparte de contar con una apropiada organización
logística que pueda asegurar la permanencia, no deja de
ser una capacidad que se la tiene o no, especialmente lo
referido
a
la
velocidad
de
desplazamiento.
Adicionalmente, nos parece que el significativo mayor
alcance y precisión de las armas así como los avances
en la capacidad de Mando y Control, de alguna forma le
han restado importancia a este principio. Es por ello que
la calidad de Principio en cuanto a la necesidad de
aplicarlo para asegurar el éxito, es un tanto restrictivo y
Flexibilidad
Un conflicto demanda un alto grado de flexibilidad para permitir que los planes previamente
dispuestos se puedan alterar para que satisfagan situaciones cambiantes y a desarrollos
inesperados. Esto implica un buen entrenamiento, organización, disciplina, trabajo de equipo y por
sobre todo, esa flexibilidad mental y rapidez de decisión de parte del Comandante y sus
subordinados, lo cual asegura que el tiempo nunca se pierde. También demanda movilidad física
de tal modo que las fuerzas puedan concentrarse con rapidez y economía en el momento y lugar
decisivos. La flexibilidad es por lo tanto, la capacidad de lidiar con situaciones rápidamente
cambiantes y apoderarse de las oportunidades efímeras. Es inherente
a la guerra marítima y la movilidad de las fuerzas marítimas es su
atributo más valioso.
De las instituciones estudiadas, sólo las de origen británico consideran
a la Flexibilidad como un Principio. También nos permitimos considerar
a la Flexibilidad como un atributo de la capacidad de los jefes y como
parte de la doctrina de planificación de una Armada, pero difícilmente
podría ser considerada como un principio de la Guerra.
Reservas
Este concepto está presente en algunas de las instituciones analizadas, todas de ejércitos y en
ninguna de las Armadas. Ello puede explicarse por una concepción muy terrestre del empleo de los
medios en la cual, el empleo de la reserva es fundamental para la
maniobra en cuanto a fijar un centro de gravedad, reforzar un sector,
decidir una acción, explotar el éxito, etc. Del mismo modo, otros
ejércitos incluyen la Reserva como tal dentro de la Maniobra y no le
otorgan a ésta propiedades diferentes de las del resto de la fuerza. La
guerra en el mar no considera el concepto de reserva, por las razones
dadas anteriormente al analizar el principio de la Concentración, dijimos
que ello era debido al condicionamiento dado por un escenario
uniforme, abierto y por la naturaleza de los medios, alcance, precisión y
efecto de las armas, lo que hacía muy probable que se obtuviera una
decisión antes de que la Reserva alcanzara a intervenir y por ende solo
se estarían desperdiciando medios y atentando contra los principios de
Economía de la Fuerza y Concentración. El Almirante Castex se refiere
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Repensando los Principios de la Guerra
con propiedad al tema de la Reserva estratégica en el mar en estratégica en el mar en su obra
71
“Teorías Estratégicas”
Defensa Activa.
Consideramos que todo lo que diga relación con este principio está contenido en la Ofensiva, por
cuanto lo que procura una defensa activa, no se refiere a simplemente incentivar la actividad de la
Defensa, sino que al hecho de que se debe tener presente que en algún momento la actitud debe
cambiar a la Ofensiva. Es por ello que no estamos de acuerdo en considerarla como un principio
de la guerra.
Administración
La sólida administración es prerequisito para el éxito de cualquier operación. Las consideraciones
logísticas son a menudo el factor determinante para evaluar la factibilidad de una operación. Una
clara apreciación de las restricciones logísticas es tan importante para un comandante como su
habilidad para hacer una firme estimación de la situación operacional. Ningún plan puede tener
éxito sin un apoyo administrativo apropiado para el objetivo de la operación; se subentiende que un
comandante debe tener un grado de control sobre el plan administrativo proporcional al grado de
su responsabilidad con relación a la operación. Los recursos escasos deben controlarse a alto
nivel. La organización administrativa debe ser lo suficientemente flexible para reaccionar ante los
cambios de situación con el uso más económico y eficiente de los recursos disponibles.
Este principio, es sostenido por las instituciones británicas y
por Argentina, que en forma más apropiada lo denomina
Alistamiento y lo asimilamos a éste. Es de suyo interesante
por cuanto es el único principio, de los analizados, en el que
se consideran los aspectos logísticos de la Guerra. El resto
de los principios analizados, no consideran a la Logística y
los requerimientos logísticos implícitos en toda acción se los
asume, en forma implícita como un asunto dado por el
superior, un dato, o un antecedente de la situación, pero no
está reflejada en modo alguno, toda la actividad de
preparación y de planificación previa al combate y que es
fundamental a la hora de poder cumplir y realizar lo
planificado. No se aprecia la acción propia y la voluntad de
influir en este aspecto de parte del comandante. Es probable
que la planificación deba ser modificada o adecuada a las
capacidades logísticas de esa fuerza, no considerarlo así
convierte a la estrategia en buenos deseos, planes sobre el
papel pero irrealizables en la práctica. El idioma inglés nos
facilita una expresión muy apropiada para calificar una
situación como la descrita: “Wishful thinking”. Debemos
tener siempre presente que la actividad logística nace de la
concepción estratégica del comandante, pero a su vez, es la
realidad logística la que fija el alcance de los planes.
Es probable que el nombre, Administración, no sea el más apropiado por cuanto nos entrega una
visión sesgada, restringida, con la imagen de una oficina, de algo burocrático y de papeleo, lejano
y ajeno a la actitud operativa que como hombres de arma nos anima. En realidad, la práctica nos
señala que normalmente, la preocupación de los comandantes, antes de salir a operar, está
relacionada prioritariamente con aspectos logísticos del material, del personal, del entrenamiento,
etc., todos ellos aspectos logísticos operativos, que se deben realizar antes de operar. No es un
71
“Teorías Estratégicas” R. Castex. Tomo IV, Página 104
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Repensando los Principios de la Guerra
despropósito afirmar que el resultado de las operaciones se decidió antes de enfrentar al enemigo,
mediante una adecuada planificación de fuerza (Logística de Alto Nivel), entrenamiento intensivo y
realista, un liderazgo potenciado y alentado por el ejercicio del Mando y una reglamentación y
doctrina que las fomente, mandos capacitados y competentes, entrenados y seleccionados con
procedimientos justos y exigentes y finalmente con personal motivado e identificado con su país,
institución y con confianza irrestricta en sus superiores, en todos los niveles. Planteado de esta
forma, ¿no deberían estos factores ser motivo de la más alta preocupación del comandante para
asegurar el éxito de la misión, consciente de que si ello no se genera o es inapropiado es motivo y
explicación de disminuir tremendamente las posibilidades de éxito?, ¿no es esto justamente lo que
identifica un principio?
Sugerimos otros nombres para este principio: Alistamiento o Previsión
Otros principios.
De los otros principios analizados, ninguno de ellos nos parece que tengan la condición de
principios y así por lo demás se desprende del hecho que tengan casi todos ellos tan sólo una
mención. Algunos comentarios:
Iniciativa: La iniciativa es una cualidad, una actitud que fue analizada extensamente en la Libertad
de acción, de la cual es un atributo principal, está presente además en la ofensiva y en la
maniobra. Sólo es considerado como principio por Rusia y por China.
Persecución. Este concepto ha sido considerado sólo por dos tratadistas, Clausewitz y Lidell Hart
(Explotación del éxito). Ninguna institución lo considera como tal. Ello estimamos por cuanto puede
ser considerado como un procedimiento pero no como uno de los principios
Alistamiento. Este concepto lo analizamos en conjunto con el principio de Administración, por lo
que es válida toda la argumentación esgrimida al analizar este principio, que estimamos tiene las
características propias de lo que es un principio.
Armamento. Pareciera que este es un atributo del material con que se cuenta para realizar las
operaciones pero de por sí, no se advierte que sea un principio, excepto si lo consideramos como
parte del que hemos definido como Previsión o Alistamiento, en cuyo caso, sería una componente
de éste.
Cantidad y Calidad de las Fuerzas. Lo mismo indicado en el párrafo precedente es válido para este
concepto.
Engaño. El engaño, la Decepción, es parte fundamental de la Maniobra, es reforzada por la
Seguridad y contribuye a la Libertad de Acción. El Engaño es una consecuencia de nuestras
acciones y existe en la mente del adversario.
Habilidad del Comandante. Estimamos que este es un atributo personal, que puede ser
desarrollado, pero su aceptación como principio, limitaría la ejecución de la guerra sólo a los
comandantes que sean sobresalientes, geniales, pero sabemos que la historia está jalonada por
actores que sin ser genios, sin tener la habilidad natural que sugiere este concepto, han derivado
en comandantes exitosos producto de su voluntad, diligencia, previsión, de su capacidad de
mando, del azar o de la calidad de gente a su cargo, de manera que nos atrevemos a cuestionar la
validez de este concepto como un principio.
Movilización Política. Este concepto es considerado por China y se explica sólo por el carácter
totalitario del régimen comunista de ese país. Sería aceptable sólo si con ello se quieran reconocer
aspectos destinados a reforzar la moral de las tropas y de identificación con la causa nacional. En
ese caso, este aspecto ya habría sido tratado al hablar del Principio de la Moral de las Fuerzas.
No embista si el enemigo lo puede parar y Nunca reforzar un fracaso. Ambos conceptos fueron
planteados por Lidell Hart y nos parece que corresponden a procedimientos y en modo alguno a
principios.
Opinión Pública. Este concepto fue enunciado por Clausewitz, quien en forma premonitoria
identificó el poder de la Opinión pública en cuanto a su capacidad para influir en el resultado de un
conflicto. Es el único que lo considera como un principio, a pesar de haber sido formulado hace
más de un siglo, hemos podido constatar la creciente, importante y tal vez decisiva influencia en la
guerra que tiene la opinión pública, alimentada por la tecnología de comunicaciones, la inmediatez
de las noticias y la fuerza de las imágenes. La guerra hoy es llevada por los medios al interior de
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los hogares de todo el mundo. Es difícil pero se la puede manipular, al menos por el período de
tiempo que se requiera, e indudablemente puede cambiar, modificar la voluntad de lucha o
introducir interferencias a un comandante. ¿Tiene validez este concepto? Estimamos que si, y cada
vez mayor, en todo caso mucho más ahora que cuando fuera postulado por Clausewitz. ¿Su
correcta aplicación puede contribuir al éxito de la guerra y su no observancia puede significar o
explicar el fracaso de ésta? La respuesta también es afirmativa. ¿Es la opinión pública un asunto a
ser aplicado por un comandante? La respuesta es que no siempre ni totalmente, pero por otra
parte, ¿acaso la guerra hoy en día no es conjunta y total, participando en ella todos los campos de
acción?. En forma intuitiva, debemos reconocer que inicialmente no habíamos considerado a la
Opinión Pública (su manejo adecuado, que no debe entenderse como su manipulación) un
principio, por cuanto carece, a primera vista de las características propiamente militares a las
cuales estamos acostumbrados, pero también estamos conscientes de que la guerra es cada vez
una asunto que involucra y en el cual intervienen muchos más actores que sólo los militares, por lo
que hemos modificado nuestra opinión inicial intuitiva y creemos este concepto, al menos, debe ser
repensado como uno de los principios de la Guerra. No cabe duda que ultimamente este ha sido
un tema que ha merecido mucha atención.
Es muy novedosa e interesante la opinión del Almirante francés Guy Labouèrie quien nos propone
solo dos nuevos principios en los cuales ocurre la guerra: el principio de incertidumbre (principe
72
d’incertitude) y el de aniquilación (principe de foudroyance) . Estimamos que esta opinión merece
madurarse un poco para poder analizarla con propiedad.
Análisis Crítico de los principios analizados.
Sin otra pretensión que aplicar en forma crítica las definiciones iniciales y primeras referidas a lo
que debemos entender por principios, ayudados por las distintas visiones entregadas por las
instituciones analizadas, nos permitimos dar nuestra opinión, sabiendo que la Armada de Chile
tiene una opinión oficial respecto a cuales debieran ser considerados como principios de la guerra.
Lo que más nos ha ayudado es recordar que es lo que se entiende por principio, para no caer en la
tentación de catalogar como tal a todo lo que es importante y con alguna influencia en el resultado
de las acciones. Principio es “Cada una de las primeras verdades por donde se comienza a
estudiar una facultad y son los fundamentos de ella”. También tuvimos a la vista lo expresado en
cuanto a que los principios “constituyen ideas que a través del tiempo ha sido posible constatar que
cuando se aplicaron y explotaron correctamente, las posibilidades de éxito fueron máximas y
cuando fueron ignoradas, se expusieron al fracaso o dificultó el cumplimiento de la misión”. Con lo
anterior en mente, podemos concluir que la extensa relación de principios analizados contiene con
largueza a todos los que debieran estar, es decir, no se observan omisiones.
Jerarquía de los principios.
En este tema ya advertimos una cierta dicotomía, por cuanto se afirma que todos los principios
73
tienen igual importancia y ninguno representa mayor jerarquía que otro y por otra parte, cuando
se analiza el principio del Objeto, se lo describe como el principio rector. De igual forma, creemos
que también se establecen diferencias en los principios cuando se califica a cuatro de ellos como
principios puros por la importancia de los atributos que ellos tienen, Objeto, Ofensiva, Sorpresa y
Economía de las fuerzas y no a los otros cuatro (para el caso de la Armada de Chile). Los
británicos por su parte, reconocen a este principio como el “Master Principle”, no atribuyendo al
resto de los principios ningún orden.
Algo similar ocurre con el principio de Masa que algunos definen como el más vital de todos los
principios dado que la aplicación correcta y hábil de todos los principios se orienta a lograr un fin,
72
73
Des Principes de la Guerre. Guy Labouérie, Defense Nationales, Abril 1992, página 9
Manual de Estrategia, E Solís O., Tomo II, Página 297
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cual es la concentración del máximo poder de combate a la hora y en el lugar seleccionado para
74
desarrollar un arrollador ataque en el punto decisivo y lograr el objetivo.
Otra categorización de principios es establecida para los principios norteamericanos, separándolos
en principios de Convergencia (Aquellos que reducen las divergencias hacia la unidad), Masa,
Objetivo, Unidad de Mando, Simplicidad y Economía de las Fuerzas; y los principios de
Interacción (entre el enemigo y las fuerzas propias), Ofensiva, Maniobra, Sorpresa y Seguridad.
Nuestra opinión es que se debe hacer una diferencia con el principio del Objetivo, por cuanto
efectivamente este es el principio rector o maestro, debido a que si éste está mal planteado, en
cuanto a su selección y mantenimiento, la aplicación del resto de los principios, realmente no tiene
sentido, en cuanto al efecto que se pretende lograr. Si el objetivo no está bien planteado, es
posible incluso, estar ante la curiosa e indeseable situación de ganar una guerra que no otorgue
los beneficios o logros por los cuales se fue a una guerra. Nos parece indudable que el principio
del Objetivo es el norte, el faro, la luz que orienta todo el esfuerzo, y se le debe en consecuencia,
reconocer una jerarquía respecto al resto de los principios. Respecto a los otros, nos parece que la
importancia de éstos es relativa y dependiente de la situación que se viva, es decir, su importancia
o gravitación será variable y en consecuencia, no es posible jerarquizarlos a priori. En resumen,
planteamos que existe un principio rector, el principio del objetivo, y el resto es de jerarquía similar,
pudiendo cobrar o tener una mayor o menor relevancia relativa, dependiendo de la situación en
que sean aplicados.
Alcance y Niveles de aplicación de los principios de la guerra.
¿Los principios de la Guerra se aplican en todos los niveles, a todos los participantes y en todas
las disciplinas que componen el arte de la guerra?. La interrogante anterior apunta a definir si los
principios de la guerra sirven para el nivel político, estratégico, operacional y táctico, si es igual
para todas las ramas de las FF.AA., y si también es aplicable a la Estrategia, la Logística y la
Táctica. Nuestra opinión es que los principios son generales y válidos para todos los niveles y son
válidos para todos los que intervienen en la guerra. Veamos esto con más detalle.
Nos parece que de alguna forma ya expresamos opinión cuando analizamos las definiciones de los
Principios y revisamos las distintas instituciones de las FF.AA. respecto a si los principios son
válidos para todas las ramas de la Defensa. Si aceptamos que la guerra es conjunta, y estamos
convencidos de que ello es así, entonces, todas las Fuerzas que combatirán deben regirse por
similares principios, más allá que las características del medio en que operen y las unidades
participantes generen diferentes procedimientos. Los principios de la guerra, que orientarán a estos
procedimientos, son los mismos, independiente de las armas y de los medios que se empleen.
Respecto a su aplicación en las diferentes disciplinas, además de la Estrategia, nuestra opinión es
que al ser todas ellas parte del arte y ciencia de la guerra, están necesariamente regidas por los
principios de ella. Sin perjuicio de lo anterior, añadimos que es posible, que además se puedan
reconocer otros principios, que serían propios de estas disciplinas particulares, y ellos se derivarían
de la actividad técnica y especializada de cada una de ellas. Hay algunos trabajos que se refieren
al tema, por ejemplo, uno que se refiere a la Diplomacia y la aplicación de los Principios de la
75
Guerra.
Respecto a su aplicación en todos los niveles, además del nivel estratégico, ello no es tan claro.
Los principios de la guerra fueron pensados a través de la estrategia y para ese nivel ellos
funcionan perfectamente, para los niveles más bajos, diríamos que ello también es así, sin
embargo, se debe tener presente que además en este caso aparecen otros factores o elementos
de análisis, de forma similar a lo expresado en el párrafo precedente, que responden a las
74
75
Los Principios de Guerra. C. S. Brown, Revista de Marina Nº 552, página Nº 677
“Diplomacy and the U.S. Army’s Principles of War”, Tim Hoyt, de Internet
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características propias de esos niveles, estamos pensando en el nivel Operacional y Táctico por
ejemplo.
Aún cuando se escapa del ámbito de este trabajo, y sólo para información del lector, existen
algunas opiniones respecto a la existencia y aplicación de los principios de la guerra a otras
situaciones que hasta pueden ser calificadas de curiosas, por decirlo de algún modo. Por ejemplo,
76
la de Jim Wilson, que postula principios de la guerra para una Estrategia Evangélica. que se
aplicaría en la Batalla por la mayor gloria de Dios (sic). También, y es muy importante mencionar el
hecho de que debido a la tendencia a emplear a las FF.AA. en acciones que no son guerra en el
sentido tradicional, existen intereses de los países que modifican los alcances tradicionales de los
conflictos y por ende, la forma y el fondo de lo que se requiere de las FF.AA., como actores
principales, pero no únicos; así tenemos que Estados Unidos ha promulgado recientemente una
doctrina para operaciones militares diferentes de la guerra y que contiene principios distintos a los
analizados hasta ahora; estos son: Objetivo, Unidad de esfuerzo, Seguridad, Limitación (Restraint),
77
Perseverancia y Legitimidad. Este tema es muy interesante y debiera ser tratado con mayor
detalle en otro ensayo.
Proposición de Principios.
En primer lugar debemos reconocer la útil y extraordinaria experiencia obtenidad al haber
participado y presenciado numerosos juegos de guerra, que ha contribuido de manera importante a
despertar nuestra inquietud por el tema y habernos hecho reflexionar al respecto. Uno de los
aspectos que inicialmente nos llamó la atención, es que nunca hemos visto cuestionar en forma
específica principios como la Seguridad, la Movilidad, la Ofensiva o la Cooperación, la pregunta
recurrente para los Comandantes ha sido referente a la Maniobra estructurada, quien tiene la
iniciativa y sobre todo, de que forma pretende, ese comandante, obtener la Libertad de Acción; si
los principios de la guerra son esas normas de conducta que en último término explican el triunfo o
la derrota, ¿qué pasa con aquellos mencionados precedentemente?. Después de haber estudiado
y discutido las diferentes definiciones, posturas institucionales y aplicación de los principios, no
podemos dejar de expresar nuestra opinión al respecto, teniendo en mente lo dicho anteriormente,
de que se trata de verdades fundamentales que han probado contribuir al éxito y cuando no han
sido aplicadas correctamente pueden explicar el fracaso de las acciones o de la guerra.
Objetivo. Habida consideración de las definiciones planteadas precedentemente, hemos llegado a
la convicción de que existe un principio rector, el principio del Objetivo, (definido y entendido como
un objeto y su mantenimiento), al cual se le debe asignar el tiempo y el estudio necesario para
determinarlo correctamente y tenerlo presente siempre, en la etapa de planificación y mientras dure
el conflicto, cuestionándose permanentemente si la Maniobra o las acciones planificadas
contribuyen o no a ese Objetivo definido con anterioridad.
Libertad de Acción. La Maniobra, que es el resumen de los movimientos o acciones a ejecutar para
alcanzar el fin deseado, no es en sí un principio, en cambio sí lo sería la Libertad de acción, que
es un objetivo a alcanzar y que resume el objeto del comandante con su maniobra, para lo cual,
aplicará, cuando y en la forma que lo estime conveniente las acciones y movimientos acertados
para obligar al adversario a actuar de acuerdo a sus designios. Por ende, la Concentración de las
fuerzas, la dosificación del esfuerzo, la Sorpresa y Seguridad requeridas así como la actitud
estratégica a emplear dependerá, o mejor dicho, será el resultado de los movimientos y acciones
planificadas para obtener y lograr la Libertad de acción deseada.
Moral. Siendo el hombre el principal actor en todo lo que diga relación con la Guerra, los aspectos
morales serán lo que en definitiva harán que la guerra se desarrolle con propiedad y motivación.
Esta situación ya fue advertida por Clausewitz hace mucho tiempo y es extraño, en nuestra
opinión, que ésta no haya sido reconocida apropiadamente, por lo que la Moral, debe entendérsela
76
77
“Principles of War. A Handbook on Strategic Evangelism”, Jim Wilson, de Internet
“Joint Doctrine for Military Operations Other than War”, Joint Pub 3-07, página II-1
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Repensando los Principios de la Guerra
como un principio de la guerra, siendo tal vez, después del Objetivo, el que le sigue en importancia,
ya que proporciona el grado de compromiso de quienes intervendrán y en definitiva, librarán la
guerra que nos preocupa.
No se trata de otra cosa que ser consecuentes con la importancia del hombre en la guerra, las
“fuerzas morales” destacadas por Clausewitz, creemos que no pueden estar ausentes en la calidad
de uno de los principios de la guerra. No se puede olvidar que la guerra es una consecuencia del
alma humana, y que todos los conflictos entre los hombres emanan justamente de su naturaleza
(física, síquica y espiritual), por lo que sin lugar a dudas, la moral, que es el sostén y motor de los
hombres que lucharán una guerra y siendo quienes emplearán los medios y los elementos ideados
para hacerla, es justamente ese intangible, la Moral, aquello que provoca imponderables como el
heroísmo, los actos de arrojo y de barbarie, es aquello que posibilita las manifestaciones más
extraordinarias del hombre, lo mejor y lo peor, lo sublime y lo abyecto. La moral por consiguiente,
debe ser considerada como uno de los principios de la guerra. En último término, no se trata ni
más ni menos que ser consecuentes de que lo más importante en una guerra, es el hombre y su
motivación.
Alistamiento. Los aspectos logísticos de preparación, de mantenimiento del esfuerzo, de
factibilidad de ejecución, el adiestramiento, entrenamiento y liderazgo desarrollado antes y durante
el conflicto, son de primera importancia y realmente no podemos concebir que no estén incluidos y
considerados en la teoría de la guerra. Como se expresó anteriormente, los conflictos se ganan
antes de combatir, cuando se planifica en forma acertada, se cuenta con los medios necesarios, se
ha realizado el entrenamiento apropiado, se ha promovido el liderazgo indispensable y se han
realizado los acopios suficientes para desarrollar las operaciones previstas. Definitivamente, el
Alistamiento, es un principio de la Guerra.
Opinión Pública. Por último, en una sociedad en que los medios de comunicación social tienen
tanta relevancia e influencia, en que esta es además, creciente, la participación de la Opinión
Pública es una materia que no solo debe ser tenida en cuenta y considerada por el Comandante,
sino que debe recibir la atención necesaria y ser parte de la Maniobra a nivel país. El desarrollo de
un conflicto, de una guerra, no tiene destino si no cuenta con el respaldo de la Opinión Pública, es
decir, si es que no existe un compromiso del pueblo con la causa por la cual el país emprende una
acción tan cara en vidas, recursos, desarrollo, riesgos y sacrificios.
En resumen, nuestra proposición de los principios de la guerra, habida consideración de las
definiciones planteadas en el párrafo pertinente, considera los siguientes:
1. Objetivo
2. Libertad de Acción
3. Moral
4. Alistamiento
5. Opinión Pública
Conclusión final
Hemos realizado un largo periplo para formarnos una opinión fundamentada acerca de los
principios de la Guerra. Lo iniciamos definiendo lo que se entiende genéricamente por principio, lo
cual es buen comienzo para centrar la discusión y el análisis posterior. A continuación,
apoyándonos en la bibliografía más completa que pudimos obtener, repasamos, en forma
cronológica, las opiniones atinentes al tema, por autores que con propiedad, se han referido al
tema, lo que nos proporcionó información relevante para comenzar a entender y formarse una
opinión del tema. Posteriormente, bajo el título de Situación Nacional, revisamos lo que se ha
publicado en Chile, específicamente en la Revista de Marina, que al respecto es una suerte de
barómetro de los intereses profesionales de los oficiales de marina, analizando un período
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bastante extenso, que se inicia en el año 1938. Las opiniones han sido extractadas y para aquellos
que tengan un interés especial en el tema, se deja la individualización de los artículos. Similar
enfoque se realizó con los libros de estrategia de los autores chilenos que han tratado el tema.
Finalmente, se individualizó para cada una de las instituciones de las que se contaba con
bibliografía atingente y se listó los principios considerados para cada una de ellas. Para mayor
claridad, a continuación se graficó la situación descrita y se la ordenó por número de menciones
para proceder a explicar y comentar las definiciones dadas para cada uno de los principios
mencionados.
Los principios de la guerra, en su aplicación práctica, otorgan beneficios directos, toda vez que le
permiten al conductor identificar los aspectos más sensibles de la guerra y maximizar sus
capacidades, minimizando los aspectos más débiles. En este sentido son una herramienta de
análisis y de hacer las cosas de mejor manera, contribuyendo a la elaboración de una doctrina de
guerra. Conocerlos y aplicarlos no ofrece resultados mágicos. La situación se la puede asimilar al
aprendizaje de la gramática, la pintura o la música (disciplinas de Arte); conocer las reglas no
conlleva la capacidad de estructurar una obra de arte, pero tanto el genio como el lego lo harán
mejor si aplican los principios existentes para cada una de las disciplinas. La genialidad no se
puede enseñar, pero si puede un profesional, mediante la práctica y el estudio, desarrollar
capacidades que con voluntad y deseos de lograrlo, arrojarán resultados sorprendentes.
Una reflexión final, que estimamos pertinente, es que se debe tener presente el hecho de que si
bien los principios son de validez universal (para todos) y permanente (todas las épocas), ellos
fueron estructurados intelectualmente durante la época industrial, en Europa, y con ejemplos y
experiencias reconocidas para esa época y esos actores. Hoy, el mundo ha cambiado, creemos
que este es un aspecto muy importante y que debe tenerse en cuenta; vivimos en una era de la
información, lo que motiva cambios en la percepción y ejecución de la guerra, incluso en la
concepción de lo que se entiende por guerra. Es cada vez más usual que las FF.AA. sean
utilizadas en acciones que no son propiamente la guerra. Los principios no deben cambiar por
estos hechos, ellos han estado ahí por siempre, ya lo establecimos, sólo tal vez no los hemos
identificado adecuadamente, o es probable que nuestra interpretación sea incorrecta o incompleta,
y puede por ende, ser modificada al contar con otros antecedentes o visiones distintas; En su
oportunidad, Einstein no destruyó la física clásica, sólo incorporó diferentes escenarios o
condiciones de aplicación.
Hugo F. Fontena Faúndez
Valparaíso, Abril de 2000
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