materiales escolares de antaño

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Materiales escolares de antaño – Lidia Barroso Carrascal – ISSN : 1989-9041, Autodidacta ©
MATERIALES ESCOLARES DE ANTAÑO
Lidia Barroso Carrascal
Maestra del CEIP “Eloy Vela Corbacho”
(Valle de Santa Ana)
1. ESTUCHE DE MADERA
Nunca me había preguntado qué era aquella cajita de madera colocada en una
repisa de mi habitación, ni cómo había llegado hasta allí. Desde que tengo uso de
razón ese objeto ha sido un elemento más del mobiliario formando parte de mi vida sin
saber la historia que detrás de ella se escondía. Mi interés por ella surge a raíz de una
exposición que realizamos en clase sobre utensilios escolares antiguos.
Cuando comenté en casa la actividad, sin decir nada mi madre fue a la
habitación y trajo entre sus manos la caja. Sus palabras fueron: “-este es mi estuche
del colegio”. No me podía creer que aquello que yo usaba a modo de escondite de
cosas sin importancia tuviese tantos años de historia detrás. Esa caja que yo fecho
para la exposición en 1954 ya estaba en casa de mis abuelos mucho antes de que mi
madre comenzara la escuela, por lo que podemos estar hablando de un material que
puede tener más de 60 años.
1.1-¿CÓMO ERA LA EDUCACIÓN EN AQUELLA ÉPOCA?
Casi todos mis años escolares se han desarrollado en un colegio de monjas, y
escuchando la historia personal de mi madre he visto diferencias pero también muchas
semejanzas. Había colegios públicos donde iban la mayoría de alumnos, y privados a
los cuales acudían los hijos de familias adineradas. En la actualidad ocurre lo mismo,
no todos pueden pagar las cuotas que supone hoy día un colegio de tales
características.
Respecto a la educación había mucha disciplina, respeto, religiosidad y
autoritarismo por parte del profesorado (ahora estamos luchando por la autoridad
docente). Los métodos no eran los adecuados ya que a través de ellos se fomentaba
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el aprendizaje memorístico, lo cual no permite el desarrollo integral del alumnado en
todas sus potencialidades; apenas había tiempo para la investigación, descubrimiento
autónomo...más bien era una enseñanza basada en el modelo de transmisiónrecepción. En ella predominan sobre todo los castigos, un error a mi modo de
entender, ya que se obtienen actitudes mucho más positivas premiando las buenas
acciones que condenando las malas. Actualmente en las escuelas, se observa más
premios de tipo afectivo, de reconocimiento...
1.2- SU EXPERIENCIA EN EL COLEGIO
Mi madre asistió a un colegio privado de Monjas en San Sebastián (País Vasco)
llamado “Madres Franciscanas de Montpellier” (hoy día no existe). Era un colegio
únicamente de educación femenina. Montpellier es un pueblecito francés por lo que
como lengua extranjera, aprendían francés. La construcción del edificio era moderna,
de grandes dimensiones y forma cuadrada, con varias entradas y ubicado en un
monte. Dentro del colegio estaba la iglesia además de las clases, cuartos de baño,
gimnasio en el sótano, comedor, salón de actos... Estaba distribuido en cuatro plantas
y la última de ellas estaba ocupada por las habitaciones de las monjas y de las
internas. Estaba prohibido subir a las habitaciones porque “era pecado”.
A estos colegios el alumnado asiste con regularidad y no se observaban casos
de absentismo. La escuela privada tenía más prestigio que la pública.
La vestimenta.
Estaba formada por una serie de uniformes: uno para verano y otro para invierno,
y lo mismo ocurría con el chándal de gimnasia. Además, toda la ropa que llevaran las
alumnas debía ser igual, los abrigos, pololos, boina, babis, chotos... todas estas
prendas no se podían adquirir en ninguna tienda de la ciudad, sino que tenían que ser
elaboradas por las familias. A mi madre se las hacía su tía, que era costurera.
Compraban las telas y ellas se encargaban de hacerlo.
¿Cómo iba a la escuela?
Acudía a la escuela andando. Cuando mis abuelos se mudaron de casa, de
lunes a viernes mi madre se quedaba en casa de una tía que estaba cercana al
colegio para así ahorrarse el dinero del autobús, que por entonces valía 2,50 pesetas.
Mobiliario y material didáctico.
Como material didáctico en el aula recuerda la existencia de pizarra, libros, globo
terráqueo y crucifijo. La clase era rectangular con las ventanas a un lado y la puerta a
otro. Las alumnas estaban colocadas en filas y la maestra a un nivel más elevado que
el resto. Algunas de las clases tenían paredes de corredera. De esta forma se podían
juntar dos clases para alguna actividad. Los pupitres en un principio eran individuales y
de los que se abrían hacia arriba levantado una tapa. En cursos superiores, eran
parecidos a los de hoy pero de dos en dos.
Las asignaturas.
De las materias estudiadas, algunas han variado escasamente con respecto a
las actuales: lengua, matemáticas, geografía e historia, gimnasia, religión, lengua
moderna (francés), Educación del Hogar y Educación Nacional y según me cuenta mi
madre tenían un libro para cada asignatura impartida. Para leer y escribir utilizaban
cuadernillos como los “RUBIO” de caligrafía, problemas...El material era transportado
en un maletín los más pequeños y en un “macuto” los mayores (bolsa bandolera).
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Los llamados “deberes” han sido una constante a lo largo de toda la historia. A mi
madre le ayudaba a realizarlos su tía porque mis abuelos llegaban tarde de trabajar.
Profesores y horario.
El equipo de profesores estaba formado por monjas y algún cura encargado de
dar religión. Posteriormente se fueron incorporando maestros de la calle. El horario era
de jornada partida de 9:00 a 13:00 y de 15:00 a 17:00 aproximadamente. Aunque las
que estaban castigadas se quedaban más tiempo. Mi madre era habitual de los
castigos y me ha comentado que le daban las 7 de la tarde allí metida.
A las alumnas que se quedaban al comedor, media hora antes de la salida, una
monja acompañada de una cestita, les repartía la merienda: un trozo de pan con
chocolate. Las que no se quedaban al comedor no tenían merienda.
¡Claro que había clases particulares por las tardes! Mi madre acudía durante
todo el verano por sus malas notas. Lo que no recuerda es la existencia de actividades
extraescolares. Se acuerda de unos ejercicios espirituales que se hacían un par de
horas a la semana dejando de lado las clases, por eso a todas les encantaba.
Premios y castigos.
Más que de los premios mi madre se acuerda de los castigos: si comían chicle,
se lo pegaban en la nariz; si hacían algo mal, les daban con la regla en los dedos; si
hacían alguna trastada le colgaban un cartel con la acción escrita y se paseaban por
todas las clases, se quedaban después de las horas de clase haciendo las tareas, sin
comer... Los premios eran para alumnas sobresalientes, les galardonaban con una
banda y con medallas de honor que se entregaban junto con las notas al final del
trimestre.
Juegos de la época.
Durante los recreos jugaban a las “tabas”, a la goma de saltar, al corro de la
patata, al cocherito leré...
2-. EL LIBRO DE TEXTO.
Sorprendida y encantada por todas las cosas que me pudo
transmitir mi madre a partir de un simple estuche de madera, decidí
hacer un viaje a la casa deshabitada de mi abuela, situada en
Fregenal de la Sierra, pues allí van a parar todos aquellos “trastos”
de la familia que estorban o están en desuso. En una de las
habitaciones, colocados en una estantería encontré varios libros. El
que más me llamó la atención fue uno dedicado a la niña instruida.
Cuando llegué a Badajoz me puse en contacto con la dueña
de aquel libro, se trata de mi tía Reme, la cual no puso impedimento en contarme todo
lo que recordaba de aquella época ya pasada.
2.1-¿CÓMO ERA LA EDUCACIÓN EN AQUELLA ÉPOCA?
Al igual que en el caso anterior, los métodos no eran los más adecuados pero
supongo que serían los empleados en las aulas. Dependiendo de la maestra que diese
clase le tenían “más miedo o menos miedo” (palabras textuales de mi tía al contarme
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su experiencia personal). Esta afirmación es horrible para la educación. ¿Cómo se
puede aprender algo de una persona que te suscita miedo? Está claro que el ambiente
de trabajo no era el ideal y por lo tanto los aprendizajes tampoco. Aprendían de
memoria para saberse la lección, con el único de fin de no recibir el castigo elegido por
la maestra y no para aprender y formarse como personas.
Además ¿a qué podían aspirar las niñas de aquella época teniendo como
asignatura “Economía y Hacienda”? algunos de los temas no tienen desperdicio:
Condiciones de una habitación sana; la limpieza de la casa; la limpieza de los
muebles; la limpieza de la cocina; la colada….
Era una educación muy discriminativa con respecto a las mujeres donde no se
las educaba igual que a los hombres, y no existen diferencias intelectuales ni físicas
para ello, por eso pienso que no hay ninguna razón por la que debieran aplicarse
enseñanzas distintas.
2.2- SU EXPERIENCIA EN EL COLEGIO
Estudió en un colegio público situado al sur de Extremadura, en la localidad de
Fregenal de la Sierra (provincia de Badajoz). La fecha en la que ella ha basado su
testimonio ha sido 1958, cuando tenía 10 años.
La vestimenta
Al igual que en el caso anterior, acudían al colegio con uniforme, compuesto por
una camisa azul de manga larga con el cuello blanco y una falda azul marino. No
tenían Educación Física, pero mi tía sí que estaba apuntada al equipo de baloncesto
del colegio. Para ello tenían que hacerse unos pololos (falda pantalón) y una camisa
blanca. El uniforme se lo hacía una modista del pueblo dedicada a ello.
Estructura del colegio
El Colegio tiene, porque actualmente existe, las características de los edificios de
aquella época: grandes dimensiones, techos altos, patio amplio a la entrada y árboles
en ella. Las clases estaban todas orientadas hacia el mismo lado, la carretera que va a
Badajoz. Además estaba dividido, por una parte las niñas y por otra, los niños. No
hacían nada en común: recreo, actividades... y cada uno de los grupos tenía una
puerta de entrada distinta. El edificio tenía dos plantas. En la planta baja estaban
distribuidas las aulas de 1º, 2º y 3º (para que los pequeños no subieran escaleras); y
en la planta alta 4º, 5º y 6º. Posteriormente introdujeron 0, supongo que sería para
niños más pequeños de preescolar o así, pero no se acuerda con exactitud dónde lo
ubicaron
Mobiliario y material escolar.
Los pupitres estaban colocados en filas de 4. Entre los materiales didácticos del
aula tenían globo terráqueo, además de perchas para colgar los abrigos, baldas y
armarios para guardar material escolar... La profesora daba las clases desde una
tarima, donde estaban colocados el encerado y su mesa.
Disponían de un libro para todas las asignaturas y un cuaderno de dos rayas. La
profesora escribía los problemas en el encerado y una por una iban saliendo a
resolverlo. Una vez estuvieran bien hechos, lo escribían en limpio en sus libretas. En
un principio utilizaban un pizarrín de cera, pero era muy malo y pasaron al de pizarra,
que si se les caía se hacía añicos. Mi tía me comentó que utilizaban una especie de
pinturas “pastel” envueltas en papel para escribir en los pizarrines. Para el cuaderno
empleaban la pluma y el tintero, y para colorear los lápices de madera “alpino”.
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Horario y asignaturas.
La jornada escolar era partida, mañana y tarde. Todos los días de 9:00 a 13:00 y
de 15:00 a 17:00. Uno de los libros trae pegado a la pasta un horario, el cual detallo a
continuación:
Horario de mañana:
Lunes
Martes
Miércoles
Jueves
Viernes
Sábado
Aritmética y Geografía
Aritmética y geografía
Sistema Métrico e Historia de España
Geometría e Historia de España
Lenguaje y Ciencia
Lenguaje y Ciencia
Horario de tarde:
Lunes
Martes
Miércoles
Viernes
Sábado
Religión
Religión
Historia Sagrada
Formación del Espíritu Nacional
Explicación del Santo Evangelio
Todas las tutoras eran maestras a excepción del catecismo, que era impartido
por el cura que asistía a las clases por la tarde. Como un tipo de actividad extraescolar
(puesto que no era obligatorio), había Corte y Confección para aquellas alumnas que
quisieran, de 17:00 a 18:00.
Higiene y Economía lo daban dentro de la asignatura Educación Nacional, donde
se les enseñaba cómo comportarse en sociedad, hablar de usted, cómo tratar a la
gente mayor... He tenido tiempo de echarle una ojeada al libro y me parece no menos
sorprendente cómo se les puede enseñar a las niñas a limpiar el polvo, qué productos
usar para dejar más brillante el suelo de la casa, cómo tratar los muebles... y sobre
todo y más importante cómo se culpa a la mujer de la ruina y desgracia de su familia si
desconoce sus obligaciones domésticas. Eran educadas con unos valores que se
limitaban exclusivamente a ser previsoras y ordenadas, gobernar adecuadamente la
casa y amar la limpieza y el trabajo. La verdad es que al leerlo he tenido sentimientos
de rabia e impotencia pero a la vez de alivio al vivir en una sociedad en la que el papel
de la mujer no solo se limita a las tareas del hogar.
El absentismo era poco frecuente. Más bien existían los famosos “novillos” y
alguna que otra familia que llevaba a sus hijos a la recolecta de la bellota, aceituna...
Transportaban el material escolar en maletines de madera, y si tenían dinero de cuero.
Todas las mañanas al llegar al patio se ponían en fila, colocaban su brazo derecho en
el hombro de la compañera que tenían delante y se disponían a cantar el Himno
Nacional. Después del canto, repartían entre los escolares “Leche Americana”, en
vasos que tenían que traer de sus casas. Por las tardes a la entrada repartían queso.
Otra de las “costumbres” que me ha llamado la atención es el rito de ir todos los
20 de Noviembre a la cruz de los caídos (una plaza allí en Fregenal de la Sierra) a
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depositar una corona de laurel que ellas mismas elaboraban por la muerte de Primo de
Rivera.
El Colegio tenía comedor en el cual se quedaban los hijos de aquellas familias
más necesitadas. En el testimonio de mi madre era al contrario, en el comedor se
quedaban los hijos de familias pudientes.
Premios y castigos.
En cuanto a los métodos empleados, dominaban los castigos. Éstos eran
impuestos por motivos de falta de disciplina, no saberse la lección al pie de la letra,
contestar mal a una maestra, mala conducta... y entre ellos estaban ponerse de
rodillas con los brazos en cruz y con tres o cuatro libros en cada brazo, dar con la
regla en la palma de la mano, escribir 100 veces en una hoja la mala acción, e incluso
de vez en cuando una torta. Mi tía me contó que en la asignatura de Historia de
España no se supo el tema de “La Reconquista”, y la castigaron sin comer. De lo que
nunca se enteraron es que mi tía se saltó por la ventana y fue a casa a comer. Mi
abuela no supo que estaba castigada, y cuando terminó volvió a la clase.
Normalmente los deberes eran para las alumnas más retrasadas, a parte de los
estudios diarios que tenían que hacer de las lecciones. Existían las clases particulares,
personas que se dedicaban en sus casas a enseñar y reforzar los conocimientos de
los alumnos. Mi tatarabuela, según me han contado, se dedicaba a impartir clases de
francés, porque sabía la lengua.
Al terminar el Colegio, los escolares acudían a “La Academia”, donde se
preparaban para luego venir a Badajoz si querían cursar estudios superiores. Al
finalizar cada curso, como premio, a las alumnas destacadas, además de incluirlas en
un cuadro de honor, se las llevaban de viaje en verano a la playa. En este caso iban a
Punta Umbría y algún año según recuerda mi tía, a Cáceres.
Tenían que acudir a la modista a hacerse un bañador azul y un vestido de paseo
para los 20 días que duraban las vacaciones. Solo podían llevar para gastar 5 duros
(un billete de 25 pesetas) que entregaban a las maestras al comienzo. Éstas eran las
encargadas de racionalizarlo, dándoles una cantidad para gastar al día. Para
comunicarse con las familias durante la estancia allí utilizaban las postales.
Juegos y entretenimiento.
Entre los juegos habituales de aquella época están algunos de los ya vistos en
clase, así tenemos la Rayuela, la soga (comba), el pincho, o también hacían
representaciones de teatro y bailes.
3-. PROPUESTA DIDÁCTICA PARA EL AULA
Realizar en el aula una exposición de tales características nos ayuda a conocer
de manera más profunda la educación a lo largo de los años.
Algo tan sencillo como es preguntar a nuestros familiares nos proporciona un
conocimiento más cercano de la historia, pues ellos mismos la han vivido. Gracias a
ello nos damos cuenta de los cambios que se han ido produciendo y de las diferencias
que existen con respecto a la enseñanza actual. En todo esto ha influido notablemente
la situación política que vivía el país, el estado social del que gozase tu familia y la
localidad o región en la que vivieses. Así por ejemplo mientras que mi madre se educó
en el norte en un colegio privado de monjas; mi tía, tuvo una educación muy diferente
en el sur en un colegio público. Hoy en día esas diferencias se siguen dando pero no
tan pronunciadas como las de entonces.
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Uno de los grandes objetivos que pretenden las exposiciones es, además de
conocer las costumbres y características de una determinada población (años 60),
ayudarnos a comprender mejor la situación actual y encontrar sentido a muchas de las
cosas que hasta entonces nunca antes nos habíamos planteado.
Son contenidos que podrían ser trabajados en el aula de forma teórica, pero de
ser así, no despertarían el interés y la motivación que con la exposición se levanta.
Exige por nuestra parte un pequeño esfuerzo de recopilación y redacción pero los
resultados son sorprendentes. Estamos aprendiendo y qué mejor forma de hacerlo,
que removiendo la memoria histórica de nuestros antepasados más cercanos.
BIBLIOGRAFÍA.
F. Ascarza, V. (1923): La niña instruida. Higiene y economía. Madrid, Magisterio
Español.
P. D, JMª.(1954): Libro IVº de Labor escolar. Madrid, Dalmau Carles.
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