DESCRIPCIÓN DE CONCEPTOS CLAVES PARA EL GRUPO EAV María Elena Giraldo Ramírez Versión: marzo de 2004 Comunicación El punto de partida para ubicar la comunicación en EAV es comprender que su objeto es la vinculación humana. Cuando hablamos de vínculo nos referimos a un tipo especial de intercambio en dos sentidos: el de la participación y el de la comprensión, que lo distinguen fundamentalmente de otras formas de intercambio, donde priman la coordinación, el contacto físico, y la unidad; características de dispositivos comunicacionales como la informática y las telecomunicaciones que fundan teorías específicas como la teoría matemática de la comunicación y la teoría cibernética. Sin embargo, ni estos dispositivos ni estas teorías están orientadas, en principio, al intercambio en el sentido filosófico y antropológico asumido en EAV, esto es, un sentido originario de la existencia humana: el hombre no es y después se relaciona, el hombre es porque se relaciona consigo mismo y con los otros. Desde esta perspectiva la comunicación se entiende como el espacio de construcción de prácticas sociales y por tanto de cultura. Sujeto de la comunicación (interlocutor) Pensar la participación y la comprensión en la comunicación implica, entonces, reconocer a los actores que intervienen en ella como sujetos de la comunicación y no como objetos encerrados en la dupla emisor-receptor, confinamiento heredado de la teoría matemática de la comunicación (Shannon, 1948) y que aún hoy conservan la mayor parte de modelos comunicativos 1 presentes en el ámbito educativo. Hablar de sujetos de la comunicación es reconocerlos como sujetos capaces de lenguaje y de acción. Se entra aquí al campo de la interacción, donde la dinámica mediadora de la comunicación se manifiesta en el lenguaje, repertorio de esquemas simbólicos construidos y organizados históricamente para una sociedad o un grupo, en virtud de los cuales los individuos se comunican entre sí y dotan de sentido sus comportamientos y sus relaciones. Educación La educación es entendida aquí como una práctica social que se construye en la comunicación para preservar “el residuo acumulativo de cuanto hemos asimilado, comprendido en todo nuestro pasado y que se convierte en elemento de nuestro presente, en conflicto o en combinación con nuestra percepción actual del mundo exterior”.1 Se puede inferir entonces que el proceso educativo es un particular proceso de comunicación donde intervienen sujetos capaces de lenguaje y de acción que construyen el conocimiento en los procesos de interacción del sujeto consigo mismo, con los otros, con el medio y con el entorno. En este sentido, ya no se puede pensar en el conocimiento como objeto acabado y que se transmite, sino que se da como una construcción que está mediada por procesos de comunicación. Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) Las tecnologías de información y comunicación son entendidas en EAV en un doble sentido: el de su naturaleza técnica y el de su naturaleza expresiva. MOLES, A. “Sistemas de medios de comunicación y sistemas educativos”. En La educación en materia de comunicación. Unesco, París. 1984, p, 24 1 2 Desde el punto de vista de la naturaleza técnica, las TIC se entienden como artefactos basados en la electrónica, con una capacidad incomparable de tratamiento, almacenamiento y transmisión de información. La velocidad de combinación de la información y su flexibilidad de la retroalimentación permiten una nueva configuración del espacio/tiempo de la interacción, de carácter obicuo y asincrónico. Desde el punto de vista de la naturaleza expresiva las TIC no dan cuenta, exclusivamente, de una transmisión de la información sino de un intercambio simbólico, que nos ubica en el campo del lenguaje, los saberes, los sujetos, los objetos que construyen un ser humano integral como individuo y colectivo, inscrito en unas relaciones sociales y culturales particulares. La capacidad de penetración de las TIC en la estructura productiva y en la estructura social han incidido directamente en la creación de otro tipo de sociabilidad, diferente a la que se generó con la oralidad y con la escritura. Y para instaurar ese otro tipo de sociabilidad, éstas construyen nuevos repertorios simbólicos o, lo que es lo mismo, nuevos lenguajes, nuevas formas discursivas que propician, a su vez, otras reglas vinculativas. De allí que cuando en EAV nos referimos a la tecnología, hablamos menos del instrumento, de los aparatos y más de los operadores perceptivos y las destrezas discursivas. Intersubjetividad Entre relación y vínculo se halla la intersubjetividad, esa habilidad humana para aprehender el papel de los contextos en los que se dan estos lenguajes, para comprender la transformación de las referencias simbólicas que surgen en la relación con los medios y las TIC; relaciones escenificadas que no están ancladas, necesariamente, a un territorio, y que conviven con otras formas más tradicionales de sociabilidad. 3 Este nuevo tipo de vínculo permite vislumbrar el tránsito de una relación dual, mecanicista, lineal y objetiva emisor/receptor a un “proceso comunicacional como una interpenetración del sujeto con el medio ambiente técnico y cultural” (Sodré, 1998, 28). Esta interpenetración del sujeto se logra efectivamente gracias a los procesos de mediación y de interacción que se dan en el proceso comunicacional donde el hombre se construye, construyendo sus prácticas sociales, y por tanto la cultura. Mediación El estado de tensión producido por la concurrencia de dos elementos cognitivos pertenecientes a planos heterogéneos de la realidad se denomina disonancia; los esfuerzos orientados a reducir la disonancia se conocen como mediación. Los esfuerzos por restablecer la consonancia lleva a los sujetos a realizar acciones para el establecimiento de un modelo de orden; en la medida en que el modelo de orden sea compartido, se reduce la disonancia y aumenta la consonancia. La condición misma de la consonancia en la que se funda el consenso social, es que exista un referente (objetos, modelos o actos). La mediación actúa a través de de medios materiales y culturales conocidos como soportes de la mediación; estos soportes se caracterizan porque, aparte de mediar, son cosas que existen y que sirven para otra cosa. Sólo algunos mediadores son al mismo tiempo objetos (por ejemplo la televisión, el libro y el ordenador). Introducimos la mediación para el análisis de los procesos de enseñanza y aprendizaje a través del modelo comunicativo de acción que regula el entendimiento a partir de los planes de acción y las actividades teleológicas de los participantes para que puedan construir una interacción (Habermas, 138). Este modelo reduce la disonancia a través del entendimiento, entendido como 4 un proceso cooperativo de interpretación que tiene como fin obtener definiciones de la situación que puedan ser intersubjetivamente reconocidas. “Todo proceso de entendimiento tiene lugar sobre el trasfondo de una precomprensión imbuida culturalmente. El saber de fondo permanece aproblemático en su conjunto. Sólo la parte de ese ecervo de saber, que los participantes en la interacción utilizan y tematizan en cada caso para sus interpretaciones, queda puesta a prueba. En la medida en que las definiciones de la situación son negociadas por los implicados mismos, con le tratamiento de cada nueva definición de una situación queda también a disposición el correspondiente fragmento temático del mundo de la vida”. (Vol. I, 145). Lejos se está aquí (aunque han sido corrientes las interpretaciones en este sentido) de la consecución de una interpretación unívoca y estable de la situación. El sentido del modelos comunicativo de la acción es el de una relación consensual, el de un entendimiento en el sentido de un proceso cooperativo de interpretación. Esto exige, necesariamente, procesos de interacción. La mediación introduce el sentido en la acción. Entendemos por Mediación los procesos que coadyuvan a concretar las intencionalidades comunicativas que dependiendo del contexto pueden ser de diferentes ordenes. Los procesos de Mediación se dan en espacios y procesos interactivos, por tanto no se ubica la mediación únicamente en el instrumento o canal usado para la comunicación La interacción Se reconoce como el espacio y el proceso donde se concretan los intercambios de sentido a través de actos de lenguaje que propician la intervención como una acción de complementariedad del proceso comunicativo. Desde una 5 perspectiva pragmática de la comunicación estos intercambios se estructuran y se instauran con base en unas reglas relacionales, ya sea en nuestras familias, en nuestros grupos de pertenencia, en nuestro nivel profesional, en nuestro grupo cultural, etc. Las reglas relacionales están fundadas en la redundancia, esto es, en la repetición de ciertos comportamientos, de ciertas costumbres en uno, que se corresponden con la reacción del otro. Para Gregory Bateson2 sin redundancia no sería posible ningún aprendizaje, y de hecho define el aprendizaje como “un aumento de la redundancia entre el que aprende y su entorno, y la comunicación como el medio para establecer esta redundancia”3. Los tres elementos constitutivos de la interacción son el intercambio (unidad mínima), el acto (lenguaje) y la intervención (acción del interlocutor que genera nuevos intercambios). El término interactivamente es la noción que permite calificar un acto según las relaciones que mantiene con otro acto. La noción de interacción es indisociable de la de contexto, ya que el medio ambiente en el que se inscribe una comunicación (el marco, la situación, la institución, etc.) posee reglas y códigos que tienden a conferirle una especifidad. Gregory Bateson en su obra Naturaleza y pensamiento intenta formular una teoría del aprendizaje desde una óptica interaccional, donde es fundamental el concepto de contexto. 3 WITTEZAELE, J.J, y GARCIA, T. Op. Cit. p, 124. 2 6