Un Velorio Raro (Poder Sobre La Muerte)

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Lección de la Escuela Dominical
Pastor Hispano, Enrique Gonzalez
La Iglesia Trinidad Bautista
Arlington, Texas
11 de Agosto, 2013
Un Velorio Raro
(Poder Sobre La Muerte)
Referencias:
Marcos 5:21-43; Lucas 8:40-56
Propósito:
Que ningún alumno quede entre los muertos en pecado, sino que cada uno tenga vida
nueva en Cristo.
Énfasis para los medianos:
Nuestro Padre Celestial, en su gran amor, nos ha indicado la manera de
tener vida para siempre con El. Es por creer en su Hijo, el Señor Jesús.
Énfasis para los medianos:
Aunque algunos primero se burlaron del Señor, al fin vieron que Él tenía
razón. Así todos veremos algún día que el Señor tiene razón y mejor es seguirle a Él y no a los que se
burlan.
Énfasis para los mayores:
Pensar como la hija de Jairo y si familia deberían haber pasado lo demás
de su vida dando testimonio del poder del Señor. ¿Y nosotros?
Versículos de memoria:
Menores: “…Si crees veras la gloria de Dios” Juan 11:40.
Medianos: “¿Dónde está, oh muerte tu aguijón? Donde, oh sepulcro, tu victoria?” 1 Corintios 15:55
Mayores: “Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque este muerto, vivirá” Juan 11:25
Como aprendimos la semana pasada Jesús puede sanar a cualquier enfermo, no importa si los doctores
hayan dicho que no se puede hacer nada. Para Jesús todo le es posible. La semana pasada aprendimos
de una mujer que había estado enferma por muchos años. ¿Que hizo ella para ser sanada? ¡Si, ella toco
el manto del Señor Jesús y por su fe Jesús la sano! Ahora veremos que milagro hizo el Señor Jesús con la
hija de Jairo.
Mientras tanto el pobre Jairo estaba desesperado para llegar rápido a su casa. Seguro que deseaba que
nadie más buscara sanarse hasta que Cristo sanara a su hija, porque peligraba. Pero antes que Cristo
terminara de hablar con la mujer sanada, uno de la casa de Jairo vino con malas noticias. Le dijo: “Tu hija
ya está muerta. ¿Para qué molestas al maestro?” (Muéstrese el cuadro.) ¡Como se entristeció Jairo! Eso
era lo que el temía. Pensó: “Ya es demasiado tarde”.
Jesús también oyó las noticias, pero no se preocupó de lo que decían, porque Él sabía que tenía más
poder que la muerte. Pero si consoló al pobre padre en el mismo momento. Le dijo: “No tengas miedo.
Solo cree”. ¡Qué alivio! Jairo tenía que sentir esperanza de nuevo. (Jesús es nuestra consolación y
nuestra esperanza en todo tiempo.)
Siguieron caminando hacia su casa, y el Señor no permitió que nadie los acompañara sino Pedro Juan y
Jacobo. Mientras caminaban, quizás Jairo iba pensando en el hijo de la viuda de Nain que Jesús había
resucitado. Esperaba que su hija también viviera. ¿No le había dicho el mismo Señor que no temiera,
sino que solo creyera?
Cuando llegaron a la casa, encontraron a mucha gente reunida y llorando. Los vecinos y amigos ya
estaban velando a la niña. Se habían quitado los adornos. Unos se habían echado polvo y ceniza en la
cabeza para que todos vieran su tristeza, y otros se arrancaban los cabellos. Los judíos hacían estas
cosas en tiempo de duelo. Todos lamentaban en voz alta y unos tocaban melodías tristes en flautas.
Había unos que lloraban muy fuerte; eran profesionales que lo hacían por pago.
Cuando el Señor vio el alboroto y tanta gente llorando y gritando, dijo: “¿Por qué hacen tanta bulla y
lloran así? La niña no está muerta, sino dormida”. Para Él era tan fácil levantarla de la muerte como si
solamente estuviera dormida. No podían creer tal cosa, y se burlaron del Señor.
A veces decimos, cuando un creyente muere, que “duerme en Cristo”, porque sabemos que resucitara
cuando El venga.
Primero el Señor hizo que todos salieran de la casa, menos los padres y los tres discípulos, y entonces
entraron a donde estaba el cuerpo de la niña. El Señor le tomo de la mano y le dijo: “Niña, te digo,
levántate”. ¿Qué piensan ustedes? ¿Se levantaría?
Si, en ese mismo momento la niña se levantó. (Muéstrese el cuadro.) ¡Aun pudo andar! Dice Lucas que
su espíritu volvió. Su espíritu no había dejado de ser. Solo había salido del cuerpo.
La muerte es la separación del cuerpo del espíritu. No es que la persona deje de existir, sino que deja de
vivir en el cuerpo. El espíritu y el alma no mueren.
Todos quedaron admirados y asombrados, y la fama de este milagro corrió por toda aquella región
(Mateo 9:26). ¡Ahora no se burlaban! Así llegara también el día cuando no habrá quien se burle del
Señor ni de los que creemos en El. Cuando venga el fin del mundo, todos verán que Jesús es el Hijo de
Dios y tendrán que adorarlo. Pero será tarde para salvarse si no han creído durante esta vida.
Para los incrédulos: La niña no pudo volver a vivir por su propia cuenta, ¿verdad? Ningún muerto puede
resucitarse. Ella necesitaba a Cristo para que Él le diera vida de nuevo. Así nosotros, que estamos
muertos en el pecado no quiere decir que le cuerpo está muerto, sino que nos falta vida espiritual.
Cuando creemos en El, nos regala esa vida espiritual, la vida eterna (Romanos 6:23), y llegamos a ser
nuevas criaturas (II Corintios 5:17). Muchos han creído en Cristo. ¿No quieres tu también aceptar hoy al
Señor Jesús para que te de esa vida nueva, para que estés entre los que están vivos espiritualmente?
Así estarás listo para la venida del Señor. “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al
que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Juan
5:24).
Para los creyentes: El Señor Jesús prometió volver para llevarnos al cielo, y puede venir pronto. Como la
niña se reunió alegremente con sus padres, así todos los muertos que creyeron en Cristo mientras vivan,
se levantaran con nuevos cuerpos y se reunirán con el Señor y los demás que hemos creído.
Inmediatamente Él nos llamara a todos los que quedamos vivos, y nos cambiara los cuerpos en unos
cuerpos mejores, perfectos, sin defectos. Estaremos reunidos, como la niña, con toda nuestra familia en
Cristo.
Para los pequeños: Se puede hacer la lección más grafica usando un imán para representar al Señor. Se
puede envolver el imán sencillamente en tela blanca, o se puede pegar una figura del Señor en el imán
dejando una punta del imán detrás de la mano del Señor. Una figura de una niña (de papel liviano si el
imán es pequeño) representara la hija de Jairo. Se pegara o se enganchara una aguja de acero en el
brazo de la figura de la niña, la que acostara en un pañuelo sobre un libro que representara la cama. Al
acercar el imán al brazo de la niña, la aguja se pegara al imán; y la figura de la niña se levantara al
levantar el imán. Se debe practicar de antemano para poder ponerla en la posición deseada y para saber
la fuerza del imán con el peso de la figura.
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