Salvación: ¿Regalo de Dios o triunfo del hombre? Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Efesios 2:8-9 INTRODUCCIÓN: La salvación no es un premio que hemos recibido por nuestras obras, sino un don que recibimos por la gracia. No hay salvación que podamos ganar por nuestros esfuerzos, nosotros lo recibimos por la fe. No es el resultado de lo que hacemos por Dios, sino lo que Dios ha hecho por nosotros. Hablando con Nicodemo, Jesús le dijo las palabras que quedarían grabadas como el centro mismo de todo el evangelio y el versículo más conocido de toda la Escritura: "Porque tanto amó Dios tanto al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él no perezca, sino tenga vida eterna." En este versículo, nos encontramos con siete preciosas verdades acerca de esta salvación tan grande. DESARROLLO 1) La salvación es grande por su origen: "Porque tanto amó Dios...". El Dios Todopoderoso, creador del universo y sustentador de la vida tomó la iniciativa de amarnos, incluso antes de la fundación del mundo. Su amor por nosotros es eterno, incondicional. Dios no nos ama por nuestros méritos, pero si a pesar de nuestras faltas. La causa del amor de Dios no está en nosotros, sino en sí mismo. 2) La salvación es grande por su amplitud: "Porque tanto amó Dios al mundo...". Dios ama a la gente de todas las edades, todas las razas, de todos los lugares, de todas las clases y todos los credos. Ama a los que lo amaron o no. Nos amó cuando éramos débiles, pecadores impíos y enemigos de Él. Nos ama aunque no correspondamos a su amor, y nos ha amado a pesar de nuestra rebelión. 3) La salvación es grande por su intensidad: "Porque tanto amó Dios al mundo...". Esta expresión apunta al amor singular, incomparable y superlativo de Dios. No es ninguna hipérbole que su amor haya sido “de tal manera”. Su amor no sólo fue escrito, lo demostró. Demostrado no con escenas amplias, pero con el sacrificio supremo. El amor de Dios no estaba grabado con letras de fuego en las nubes, pero se muestra en la cruz. 4) La salvación es grande por su donación: "Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito...". Dios no ha dado el oro y la plata, ni siquiera un ángel para nuestra redención. Dios se entregó a sí mismo, ha dado a su único Hijo. Él se dio al vestirse con piel humana. Dio a su Hijo pero fue rechazado y despreciado entre los hombres. Dio a su Hijo para llevar la maldición en la cruz. Se dio como un sacrificio por nuestros pecados. 5) La salvación es grande por su oportunidad: "Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él...". La salvación no se recibe como resultado de méritos, pero si como resultado de la gracia mediante la fe. La salvación no es dada a aquellos que se creen santos, o los que hacen buenas obras, a fin de lograr el favor de Dios. La salvación se ofrece libremente a aquellos que creen en Cristo Jesús. No se puede creer en los ángeles ni en los santos, sino creer en Jesús, el Hijo de Dios. Jesús es el camino hacia Dios, la puerta del cielo, el mediador que nos puede conducir al Padre. No se puede desaprovechar una oportunidad tan grande. 6) La salvación es grande por su liberación: "Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él no perezca...". La salvación es la liberación de la ira venidera, afloja las cadenas de la muerte, es la emancipación de las cadenas del infierno. Los que se quedan incrédulos perecerán eternamente. Los que se quedan sin este maravilloso regalo (libre albedrio) se rebelan contra el Hijo y no verán la vida, ni disfrutaran del paraíso con Dios. Los que no beben el agua de la vida, tendrán que soportar el fuego que nunca se apaga. 7) La salvación es grande por su oferta: "Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él no perezca, sino tenga vida eterna." Dios no sólo libera de la condenación a los que creen, sino que también les da la vida eterna. No nos da lo peor pero si lo mejor, nos lleva de un extremo a otro con solo poner la fe en su Hijo Jesús. La vida eterna será como una fiesta que no tendrá fin, el mejor lugar con las mejores compañías con la mejor música con los mejores platos, con la ropa que usan las estrellas. Brillaremos para siempre como nuestro amado Jesús. APLICACIÓN: No puedes desaprovechar tan maravillosa y grande invitación. Estas convidado a las bodas del Cordero, pero primero tienes que aceptar su invitación. ¿Ya le dijiste que si al Señor?