CARTA DE LA TIERRA Y BIOLOGÍA CULTURAL Co-Inspirado por el Amor Ximena Dávila y Humberto Maturana El Significado de la Carta de la Tierra Maturana: Lo que yo encuentro en la Carta de la Tierra es que tiene importancia más amplia que la localidad en la cual uno se puede encontrar, es su preocupación del ámbito de existencia humana, de existencia biológica en general que la Tierra es y que su preservación requiere cuidado y atención nuestra porque nosotros somos precisamente los que la dañamos. Dávila: La Carta de la Tierra se lee en un momento histórico muy particular, porque para mí la Carta de la Tierra nos invita a un espacio de conciencia de que somos de la Tierra y vamos a la Tierra, por lo tanto la Tierra, como decimos en el norte, nuestros pueblos indígenas, la Pachamama. O sea, la Pachamama nos acuna, nos contiene y por lo tanto el leer la Carta de la Tierra hoy, en este momento en donde hay tanta destrucción de la biosfera por la antropósfera, o sea por las creaciones humanas, para mi es un llamado a tomar conciencia de que la Tierra nos permite vivir y nos permite alimentarnos, o sea, la Tierra es fundamental. Entrelazando Biología Cultural y Carta de la Tierra Maturana: La Biología Cultural corresponde precisamente a hacerse cargo de la naturaleza biológica cultural de lo que es la antropósfera, el vivir humano, el habitar humano que este momento se extiende a todas las dimensiones de la Tierra, de modo que afecta la biosfera, así es que en verdad, como sugerí en la respuesta anterior, no tenemos una biosfera y una antropósfera sino que tenemos una unidad biósfera-antropósfera que debe ser armónica y su armonía está en reconocer que esa totalidad es biológico-cultural porque también aparece y existe desde que los seres humanos la distinguimos, la tocamos, nos hacemos cargo de que somos parte de ella. Dávila: La Biología Cultural nos invita a un espacio de conciencia. Todos los seres humanos somos seres y nacemos como seres biológicos-culturales, entonces, tomar conciencia es la invitación desde la Biología Cultural y como hemos conversado estos días, lo que hace o a lo que invita es a una transformación psíquica, a un mirar desde otro lugar, que es el llamado que hace también, desde lo que yo he visto, la Carta de la Tierra. Entonces nosotros ponemos los fundamentos biológicos y culturales de la clase de seres que somos, como seres vivos y como seres humanos. Porque la conciencia es un darse cuenta, un darse cuenta que la Tierra nos ofrece muchos regalos y que a veces nosotros le ofrecemos muy pocos regalos a la Tierra. Vivir Amorosamente: los cambios necesarios Dávila: Vivir amorosos como seres humanos en el lenguaje. Nacemos como seres amorosos, nacemos como hemos dicho, en la confianza de ser amados, de ser queridos, de ser acogidos. Una confianza implícita, dada a nuestra hechura. Si tú tomas un bebé y lo pones en tus manos, en tus brazos, el bebé está ahí en la confianza de que va a ser contenido, de que va a ser arrumado, de que va a ser “apapachamamado” y resulta que el amar en tanto es nuestra ontología constitutiva, en la cultura en que vivimos se va transformando y pasa a ser un amor que tiene otra connotación y que no tiene que ver con nosotros como seres humanos y vamos hablando del amar como algo que yo doy a otro y sin embargo el amar es nuestra constitución biológica. Todos queremos ser vistos, ser escuchados, tener presencia y el amar es abrir el espacio para que el otro o la otra tengan presencia. Maturana: Esto que acaba de decir Ximena, de la presencia, haciéndonos cargo de uno ve lo que ve, y hemos hablado de eso durante estos dos días, uno no ve lo que hay, uno ve lo que ve, que tiene que ver con uno, entonces el ver depende de cómo uno está mirando, qué puede aparecer en las coherencias del vivir en el cual uno se encuentra y para que aparezca algo de las coherencias del vivir en el cual uno se encuentra tiene que dejar que aparezca, tiene que estar en la disposición de que algo va a aparecer y que uno no va a interponer un juicio, un prejuicio, un supuesto, una exigencia y podrá desde ver allí lo que aparece, actuar según lo que siente uno desde lo que ve, pero ese acto de mirar sin prejuicio, sin exigencia, sin expectativa, es el acto amoroso, eso es el amar. El conducirse de manera que lo otro surja sin ser negado, distorsionado por uno como observador. De modo que el amar es como decía Ximena, es la condición de posibilidad de ver a la biósfera, de ver a la Tierra, de ver a la Pachamama y verla en una multi-sensorialidad, no solamente desde el punto de vista usual sino de captar la configuración de su existencia en nuestro vivir desde toda nuestra sensorialidad. Dávila: Y solo lo podemos hacer desde un mirar distinto, o sea, si estamos mirando desde el mismo lugar donde estamos en esta cultura en una epistemología lineal, causal, con una realidad independiente de mi, las cosas suceden allá, no voy a entrar en ese espacio de darme cuenta que yo genero, que nosotros generamos el mundo que vivimos, por lo tanto la transformación psíquica implica también una transformación epistemológica. La epistemología cambia y cambia nuestro pensar y nosotros hablamos de la epistemología unitaria. La epistemología unitaria es la que une a los componentes del sistema en donde estamos, que somos. Maturana: Claro, por una parte nos une y por otra parte es el fundamento de todo. Al decir epistemología unitaria, es decir nos movemos desde el espacio de darnos cuenta de que estamos en el ámbito en que se constituye todo lo que sucede, porque todo lo que sucede surge distinguido por nosotros los seres humanos. Es el espacio de realización del vivir humano lo que constituye este referente operacional, relacional fundamental que es la epistemología unitaria. La palabra epistemología hace referencia al espacio donde uno está puesto en el momento en que hace lo que hace y el espacio donde estamos puestos en el momento que hacemos lo que hacemos es el espacio del vivir humano. O sea que el vivir humano constituye el ámbito de la epistemología unitaria. Dávila: La epistemología nos invita a pensar el pensar. Si no cambiamos el pensar que pensamos el amor sigue siendo un discurso y pasa a ser más de lo mismo y no una dinámica relacional que tiene que ver con ver al otro como legítimo otro en la convivencia con uno. Maturana: Y para pensar el pensar tenemos que dejarlo aparecer y para dejarlo aparecer tenemos que estar ahí desde la madre, decir sin prejuicios sin exigencias, sin expectativas para ver cuáles son los fundamentos de nuestro pensar y so hacemos eso nos encontramos que los fundamentos de nuestro pensar tienen que ver con el amar, que es lo mismo que tenemos que usar para verlos. Dávila: Cuando decimos que los fundamentos tienen que ver con el amar estamos diciendo que a todos nos gusta sentirnos bien, tener presencia, ser vistos, ser amados. Uno de los grandes dolores, como conversábamos hoy día, tiene que ver con cuando yo quiero agradar a otros es porque no me amo a mí mismo, por lo tanto el amar es la primera medicina, como dice Humberto, para curar nuestros dolores culturales y nuestros dolores fisiológicos. La Presencia en el Mundo Natural Maturana: Todo el vivir humano es maestro y el vivir humano es lo que hace aparecer todo lo que aparece porque son las distinciones que hacemos, pero aparece también de alguna manera con cuál es el ámbito de realización de nuestro vivir, así que es fundamental. Ciertamente, todo nuestro vivir y todo lo que hacemos en nuestro vivir es nuestro maestro o maestra, pero depende de cómo lo vivimos, cuál es la teoría en la cual estamos moviéndonos con respecto a nuestro conocimiento, nuestro conocer. Desde la exigencia, desde el deseo de control o desde el miedo, de la ambición. Depende de cuál es la postura desde nosotros nos acercamos a vivir esto que surge como nuestro maestro que es el vivir mismo. Dávila: Yo escucho la pregunta si nosotros podemos aprender de la naturaleza y claro, nada para el mundo natural es extraordinario, todo es ordinario. El mundo natural ocurre, ocurren los cambios de estación, ocurre la mariposa que sale de crisálida, ocurre. Lo extraordinario ocurre en el vivir humano en el lenguaje, entonces si nosotros podemos aprender del mundo natural tenemos que aprender de lo que nos ofrece la Tierra y ese mundo natural que nos hace preguntas, que no tiene explicaciones y que fluye en la conservación del vivir de la biósfera. Maturana: Y el mundo natural que tiene presencia solamente en la medida en que lo vemos. Si no lo vemos no existe, pero para verlo tenemos que estar dispuestos a verlo porque ese mundo natural tiene que ver con los fundamentos de nuestra existencia. La Carta de la Tierra: Co-inspiración, ética y amor Dávila: La Carta de la Tierra es una invitación a inspirarnos juntos, o sea a co-inspirar. Cuando un pianista toca el piano uno dice está inspirado, está apasionado, es uno con el piano, él y el piano uno y la invitación de la Carta de la Tierra nos invita a inspirarnos juntos para tomar conciencia de ese espacio que no tiene presencia a veces para nosotros. Entonces la co-inspiración es este deseo de inspirarnos, de generar un mundo distinto. Maturana: Y en relación al tema de la ática, tal vez lo que hay que destacar es que la ética tiene que ver con el amar. No hay muchas éticas porque tiene que ver con el que el otro tenga presencia y que uno se ocupe de hacer lo que hace consciente de no querer dañar al otro y hacer las cosas desde la perspectiva que uno ve en la cual no daña al otro, en este caso podemos estar hablando de la biósfera y esa es nuestra condición primaria, el bebé nace amoroso, o sea, nace abierto a ver lo que ocurre, pero en el proceso de su vivir nosotros negamos el amar, lo restringimos, lo castigamos, lo exigimos, lo abusamos, lo violamos. Entonces esa espontaneidad de estar abierto a ver, a acoger, un niño pequeño no tiene dificultad en compartir a menos que la cultura le diga que no hay que compartir. No tiene dificultad de ver un animalito y preocuparse de él, a menos que la cultura le diga que es peligroso. De modo que en este proceso cultural de negación del amar, que en tanto es cultural es inconsciente, ya uno no lo ve pero que está ahí, uno empieza en algún momento, la comunidad humana empieza a darse cuenta de que hay que recuperar esa visión, esa condición de ver al otro y empieza la preocupación ética y tenemos que buscar educar sin darnos cuenta para recuperar lo que negamos y nos parece que es una cosa nueva y hablamos de principios éticos, pero no son principios en el sentido de que sean supuestos son fundamentos de nuestro vivir como seres humanos que tenemos que recuperar abriendo el espacio para que tengan presencia. Dávila: Cuando tú dices por qué nos es difícil la conducta ética, la pregunta sería que queremos conservar de tanto que no dejamos que aparezca esa conducta ética, en tanto entendemos a la ética como el hacerme cargo y responsable de las consecuencias de mis actos no dañen a otros. Hay una mirada muy lineal también en ese hacer doler a otro. Entonces la invitación de la Carta de la Tierra y la invitación en esta conversación es a un mirar sistémico, sistémico, sistémico, o sea, darnos cuenta de de que nuestros actos, nuestra conducta ética y no ética tienen consecuencias en la comunidad donde vivimos. No es la localidad sino la comunidad donde vivimos. Si no le pagamos bien a los trabajadores, si engañamos al estado, no es esa relación la no ética sino esa relación más las consecuencias que va a tener esa conducta en la comunidad a la que uno pertenece. Maturana: Y como eso es fundamental en nosotros si somos honestos, la respuesta es honesta, si somos éticos, la respuesta del otro es ética también, por qué? Porque está en la posibilidad fundamental que ha sido ocultada o negada por teoría, por ambiciones de distintas clases a lo largo de la vida de los niños. El futuro es ahora: Quien conoce el tiempo no se espera a que ocurra Dávila: Estaría siendo bastante poco ética en el decir no, porque ¿qué pasa con los niños, las niñas y los jóvenes que están viviendo en este momento en este planeta? Nosotros estamos haciendo lo que estamos haciendo como otras personas hacen lo que hacen no son los niños, somos nosotros hoy. Entonces el decir sabes qué no vamos a poder decir que somos felices en esta Tierra, es negarles la posibilidad de realizar sus sueños. Es ponerles piedras a las alas de sus sueños, un peso. Entonces, yo no podría decirte a pesar del cambio climático y todo lo que está pasando que este mundo no es vivible para los jóvenes y los niños, es posible, pero tiene que ver con nosotros, los seres humanos. Maturana: Nosotros tenemos que actuar, el mundo será vivible o tan vivible según actuemos nosotros y eso depende de nuestra consciencia pero sobre todo de nuestro propósito, nuestra decisión, nuestra voluntad de actuar. Podemos destruir la Tierra completamente, pero también la podemos conservar, todo el tiempo es posible conservarla mientras no desencadenemos un proceso de cambio climático irreversible, como pasa por ejemplo, o tuvo que haber pasado en la historia de Venus en que la producción de gases por vulcanismo o por lo que quiera que fuere generó un efecto que se llama invernadero en que la emisión de calor por el planeta es muy baja y se acumula mucho calor y la temperatura sube. Entonces si uno rompe las dinámicas normales de la temperatura climática en un planeta puede llevar al calor extremo y al frío extremo. Mientras no lleguemos eso y eso lo podemos evitar porque sabemos lo que puede ocurrir y cómo evitarlo, mientras tomemos las acciones que entendemos que evitaría una cosa así la Tierra va a ser siempre vivible, aunque vaya a dar las condiciones que vivamos siempre según cómo queramos vivir ese vivir de la Tierra. Dávila: Cuando se habla del Cambio Climático hoy día, el Cambio Climático no apareció en el año 2000, tiene historia, es un proceso, por lo tanto yo creo y la invitación también de la Carta de la Tierra y nosotros es que la era del discurso termine, la era del decir estamos mal, el cambio climático, tenemos las energías sustentables y resulta que preferimos una no sustentable, como hablábamos hoy día en la tarde, por lo tanto cuando decimos que nosotros tenemos que hacer algo, no es mañana, no es pasado, es ahora, hoy día, en este presente, porque si seguimos en el discurso de que está todo mal y no hacemos cosas para cambiar entonces vamos a seguir estando mal. Maturana: Además, si seguimos en el discurso de que todo está mal, estamos generando el mal que valida nuestro discurso. Cambiando por la acción y la reflexión: Colaboración, responsabilidad y conciencia Maturana: El tema es que cada persona o cada pequeño grupo de personas o cualquier grupo de personas actúa en la localidad de su vivir y tiene que actuar desde allí. Ahora, esa localidad tiene distintas dimensiones, tiene las dimensiones de hasta dónde llegue el entendimiento de uno, si mi entendimiento me permite darme cuenta de las consecuencias de mis actos a diez kilómetros de distancia, quiere decir que mi localidad llega a 10Km de distancia, pero uno actúa desde su localidad y eses actuar deber ser responsable con el deseo que uno tiene y si el deseo que uno tiene es conservar continuamente la armonía entre la biósfera y la antropósfera a través de lo que uno hace, es responsabilidad de uno hacer las cosas y sabemos, no estamos en una limitación de conocimiento, lo que nos limita es la voluntad de acción. Dávila: Y ahí de nuevo volvemos a que aprendemos de la naturaleza, tenemos que aprender de la naturaleza para existir en ese espacio de colaboración y responsabilidad. EL mundo natural nos ofrece y nos muestra esa posibilidad si es que queremos aprender. Aprender de ella significa soltar ciertos apegos y estar dispuestos a cambiar de mirada y estar dispuestos también a bendecir lo que tenemos. No sé si la palabra es bendecir, a contentarnos con lo que tenemos. Maturana: Agradecer lo que tenemos, bendecir lo como tu dices y sobre todo hacernos cargo de que sabemos lo que tenemos que hacer. Tenemos que soltar las teorías religiosas, políticas, filosóficas, económicas que justifican las acciones desde perspectivas distintas de aquellas que corresponden a lo que es adecuado hacer en el momento que se está viviendo. Por ejemplo, yo diría que el tema central es el crecimiento de la población y para que el crecimiento de la población no siga abierto al infinito tiene que haber una educación, la generación de los medios de conciencia y acción que permitan que la población se estabilice. Si eso no pasa, lo que va a haber siempre es un tipo de daño enorme y la generación de pobreza. Sobrevivirán, pero va a haber mucho sufrimiento en el proceso. Pero para poder evitar eso, uno tiene que estar dispuesta a actuar desde el conocimiento y el entendimiento de lo que es adecuado hacer sabiendo que ese es un tema central en la distorsión de la armonía antropósfera/biósfera. Dávila: Estoy segura que la invitación de la Carta de la Tierra no es a algunas personas, es a las personas y lo increíble en esto es que somos nosotros los seres humanos en tanto existimos en el lenguaje y reflexionamos, los que podemos hacer algo. La hormiga, el árbol, la planta, el río, el mar no reflexionan, viven, fluyen, pero nosotros tenemos esa gran responsabilidad en tanto somos seres lenguajiantes, que conversamos, seres reflexivos, desde ese espacio es posible que giremos y generemos un mundo distinto. Maturana: Somos los únicos a quienes le puede importar. Dávila: Y somos los únicos que nos tiene que importar por los jóvenes, niños y niñas que hoy día viven.