¿PRENSA POPULAR O PRENSA CHICHA? Eduardo Quirós Sánchez El docente universitario -tal vez el único-, que ha estudiado con rigor académico el caso peruano del llamado periodismo chicha, ninguna duda cabe, es Juan Gargurevich Regal. El Fondo Editorial de la Universidad Católica del Perú, en donde presta sus eficientes servicios, ha enriquecido su producción bibliográfica con varios textos suyos, que son fuentes de primera calidad para los estudiantes de la carrera profesional de comunicación social o periodismo, extinguida en casi todas las facultades. Para una visión completa del fenómeno, me tengo que remontar a la aparición del primer tabloide en Lima, “La Crónica”, que causó gran impacto por su tamaño, los titulares con letras grandes, profusión de fotograbados y la introducción del sensacionalismo. Esto ocurrió el 7 de abril de 1912, bajo la dirección de Clemente Palma, hijo de don Ricardo, “El bibliotecario mendigo”, pero que lamentablemente tuvo una actitud francamente repudiable contra el poeta universal César Vallejo. Si dicho diario, inspirado en el “Daily Mirror” de Londres, constituye un antiguo vestigio de la más tarde llamada llamada prensa amarilla, el diario “Ültima Hora”, aparecido en Lima el 13 de enero de 1950, fundado por el nefasto Eudocio Ravines pero con la decisión de Pedro Beltrán, dueño del diario “la Prensa”, es el verdadero promotor de esa tendencia que ha llegado hasta una degeneración total. Buenos periodistas trabajaron en esa publicación equivocadamente considerada como un vespertino, denominación aplicada a diarios cuya hora de circulación es pasado el medio día, que no era el caso de dicho diario. Igualmente consideraban que “Última Hora” no era un periódico sensacionalista sino popular. Luis Peirano ha propuesto dos conceptos sobre el término: 1 “aquello que se difunde, se consume y se reproduce rápidamente a partir de una demanda mayoritaria e incontrastable” Pienso que en ningún momento existió una demanda del pueblo peruano por un diario de las características de “Última Hora”. 2 La otra versión es la siguiente: “Conjunto de conocimientos primarios sobre el mundo y la sociedad que permiten un comportamiento productivo, una recreación estética elemental y la utilización de un lenguaje directamente vinculado a la vida cotidiana” Gargurevich (1) Uno de los cargos más serios sobre esa prensa es, precisamente, haberse apartado del uso de la lengua común, prefiriendo la replana o jerga de los delincuentes. PRENSA DE MASAS Y CULTURA DE MASAS Con la revolución industrial de fines del siglo XIX empieza la producción masiva de bienes, cuyas bases son la división del trabajo y el avance tecnológico. En el campo del periodismo se pueden lograr diarios de un penique, en Inglaterra o de un céntimo de dólar en los Estados Unidos de Norteamérica y se incorporan nuevos términos como masmediático. Se habla frecuentemente de ello para referirse a la que viene a través de los tres medios de información más importantes: prensa, radio y televisión. -2A partir de 1950, con el diario Última Hora empieza la oferta de diarios de bajo precio, de formato tabloide y de grandes titulares. También se introduce de manera muy sutil, la inclinación por el sensacionalismo. Las grandes masas populares, generadas por las migraciones andinas hacia Lima, cuyos destellos a través de la expresión “Lima es el Perú”, son las que se refugian en la prensa de bajo costo. Socialmente constituye un sector mayoritario, con un nivel cultural tan bajo como sus ingresos económicos. Los migrantes andinos, procedentes de la región central, quechuas monolingües, o bilingües subordinados, traen usos y costumbres que las practican e imponen en los asentamientos humanos en los que se resignan a vivir. Música, comidas, fiestas, modos de vivir y de vestir, creencias y tradiciones no cambian rápidamente el modus vivendi de estos grupos humanos. Estos pobladores son los que prefieren los diarios de bajo precio y adictos al sensacionalismo. MÚSICA Y DIARIOS CHICHA Me detengo un poco en este punto, para proporcionar una correlación aceptable entre una palabra tan antigua como chicha y la aplicación a la música y al diarismo de los últimos años. Gargurevich (op.cit.) propone que a pesar de ser una bebida de tiempos inmemoriales, su etimología no está en el quechua sino en la lengua de los indios cuna de Panamá: reducción de la frase: chichah co-pah, en la cual el primer término significa maíz y el resto, bebida. El Diccionario de la Real Academia, XXII edición (2) consigna igual referencia: (de la voz aborigen de Panamá chichah - maíz) Bebida alcohólica que resulta de la fermentación del maíz en agua azucarada y que se usa en algunos países de América. Con una ligerísima modificación en su redacción, el Diccionario Enciclopédico Larousse 2005 (3) acepta la misma definición del término. De manera más minuciosa, el Diccionario Enciclopédico del Perú (4) nos ofrece una información que me permito reproducir: “Bebida que desde tiempo inmemorial se prepara en el Perú, a base de maíz. La más sencilla y más antigua forma de elaboración consistió en echar agua caliente sobre el grano, previamente chancado o molido; al cabo de uno o dos días, agregar agua a la mezcla, para aligerarla; y después de hervirla, colarla y ponerla a fermentar en un porongo dos o más días, según se desease una chicha ligera y refrescante o embriagadora. Después se generalizó el empleo del maíz germinado y chancado, al cual se llamó sora o jora; para algunas festividades se acostumbró que las acllas u otras mujeres masticaran este grano germinado, de modo que la fermentación se acentuase por efecto de la ptialina contenida en la saliva; e incluso hubo otra especie de chicha, a la cual se agregaba un trozo de carne, desprovisto de huesos, grasa o nervios, y que recibió por esto el nombre de tekti. Pero también podía ser la chicha de los pequeños frutos del molle, de ocas o yucas, de maní o quinua; o se podía agregar uno o más de estos productos a la chicha de maíz. Y según el grado de fermentación o las materias agregadas al maíz, la chicha podía variar de tonalidad y consistencia. (densa o acuosa, viscosa y cristalina, y de color amarillo oscuro o blanquecino, colorado o ceniciento) Era un elemento insustituible en las solemnidades de la vida prehispánica”. Con ella brindaba el Inca durante el Inti Raymi, y en un vaso de oro invitaba a sus parientes arrodillados; se rociaba la tierra al ofrecer el sacrificio, y se hacían las líneas rituales ofrecidas a las huacas. Hoy es la bebida usual entre las poblaciones andinas; y aun en la costa, suele acompañar las comidas hechas a base de picantes criollos. -3Ahora, cómo fermenta la chicha en la música popular de los años 60. Desde tiempo muy remoto, la población andina ha cultivado el huaino, ritmo alegre porque es bailable, pero de contenido triste en la letra. Vieja herencia de la cultura incaica, en la cual los temas de la ausencia, despedida, separación, añoranza del pueblo natal le han dado a la música vernacular un sello de tristeza muy típico. La música andina se propalaba en espacios de televisión trasmitidos en las primeras horas de la mañana, con intérpretes que lograron fama como cantautores, entre quienes podemos mencionar a la Pastorcita Huaracina o al Jilguero del Huascarán, Flor Pucsrina y otros. Durante los domingos, las grandes carpas y los coliseos, especialmente el de la Av.. 28 de julio reventaban de espectadores. En la década del 70, los pobladores andinos intentan nuevos ritmos musicales, matizando los sones nativos con la cumbia la nueva ola.y el rock, con los que triunfan Los demonios del Mantaro, por ejemplo. Ya en la década siguiente, Beto Cuestas, líder del conjunto “Los ecos”, es el primero que utiliza la palabra chicha al grabar un disco suyo. El periodista que lo entrevistó le agregó lo siguiente: “Aunque muchos no asumen lo de chicheros o chicha por el peyorativo manejo que hacen del término, otros sí se sienten orgullosos”. Grupos musicales como Los diablos Rojos o La nueva crema de Lorenzo Palacios, cantante conocidísimo con el nombre de Chacalón merecieron la preferencia popular por esa mezcla de cumbia. rock y huaino que se inscribió como música chicha en los amplios ambientes de los llamados Chichódromos. Mientras la clase media tenía preferencia por la salsa con su sonero mayor, Oscar de León o la cubana Celia Cruz, los sectores populares de Lima seguían a Los Shapis, Los diamantes, Pintura Roja y otros. Los primeros emigraron a Argentina en donde pegó mucho el nuevo ritmo y se formaron conjuntos propios en Buenos Aires. Es una expresión cultural de los inmigrantes andinos que el nuevo diccionario de la Real Academia consigna en su quinta acepción con los siguientes términos: “5. Perú U. en apos. Para referirse a cualquier manifestación cultural de origen occidental interpretada y desarrollada por inmigrantes andinos en ciudades grandes como Lima. Cultura chicha, música chicha” Aunque la definición no es completa, por lo menos recoge la nueva versión del término chicha con el cual también se califica a un nivel cultural deficiente, una población de inmigrantes andinos que se unen para celebrar sus fiestas nativas con una música propia. llamada la cumbia peruana. LOS DIARIOS CHICHA Muy insensible ha sido el tránsito de la palabra chicha, aplicada a la música, a los medios impresos de información. Se dice que en un estudio de ESAN consta el uso del término por primera vez. Lo cierto es que en la década del 90, Lima se convierte en la capital de un periodismo de nuevo tipo. Ya circulaban diarios sensacionalistas, algunos mesurados, otros extremos, como Página libre, La Nación, La mañana, El mañanero que podrían estar considerados dentro de la prensa chica de carácter popular, todos ellos de formato tabloide, cuyo único exceso es abrir las puertas a la corriente -4conocida con el nombre de sensacionalismo o prensa amarilla. Más adelante ganan las calles de Lima los diarios chicha que se extienden a provincias, con características tan notorias que no es difícil reconocerlos y supuestamente diferenciarlos de otras publicaciones que no merecen ser consideradas como diarios chicha. En la prensa popular, al alcance de todos por su bajo precio, no hay sensacionalismo, ni violencia ni una desmedida inclinación por la morbosidad, ninguna de las características de los diarios chicha y que son las siguientes: El nombre. Las empresas que se encargaron de la conducción de estos diarios escogieron nombres que no guardan ninguna relación con el proceso comunicativo, a parte de preferir palabras no del español que hablamos, sino de origen jergal y hasta sacadas de la replana. El propósito -equivocado por cierto- era usar como nexo una palabra que abriera las puertas de la popularidad. Así nacieron Ajá, P·al micro, La chuchi, El palo de Susy, La yuca, El tío, El chino. El colmo de la grosería está en una publicación que no es ni chicha ni limonada y que está muy lejos de considerarse como un periódico. Con el repudiable nombre de Chesu…, está dirigido por Carlos Osambela, se jacta de ser La revista terapéutica anti estrés y en el fondo no es sino una vulgar publicación pornográfica. Primera página. Los diarios de formato tabloide utilizan letras de mayor cuerpo que los estándar para los titulares de primera página. Los diarios chicha, además de eso, caen en un sensacionalismo exagerado y aplican en la impresión los colores fuertes o planos: amarillo, azul y rojo, con diferentes matices harto llamativos. Naturalmente que esto no es sino un recurso para llamar la atención del lector, ante la pobreza de sus contenidos. Vedetismo. Así se llama en la prensa chicha al uso de fotografías de vedetes muy conocidas en el mundo de la farándula, cuya vida privada es el renglón al que le dedican mayor espacio. Las fotos que se exhiben en primera plana son de mujeres por lo común semidesnudas en poses que les permiten mostrar sus nalgas a las que le llaman cucú. Casi en todos aparecen las mismas artistas y las mismas poses, aunque El trome reproduce fotos extraídas de revistas con inclinación sicalíptica. Algún director de estas publicaciones ha revelado que ponen tales fotos porque en un estudio realizado en Lima, el lector peruano ha mostrado su predilección por las ancas y no por los senos, puesto que les sugieren maternidad o lactancia. Esta preferencia ha repercutido en una seria preocupación de las vedetes de someterse a operaciones para aumentar con silicona o aceite de avión las ancas o las mamas. Uso de replana. Los diarios deben estar redactados usando el nivel de la lengua estándar, común o conversacional, la que corresponde a la mayoría de peruanos o de hablantes hispanos en cualquier otro lugar del mundo. La jerga de los delincuentes, llamada replana no debe aparecer ni en los titulares de primera plana, ni en las informaciones de páginas interiores. Dicen ellos que de esa manera llegan a los sectores más bajos de la población y que las noticias son trabajadas de diferente manera, con el único propósito de que la población encuentre deleite con la lectura. El sector juvenil de ese nivel cultural ha introducido muchas palabras que son empleadas frecuentemente. La jerga, como una modalidad de lenguaje que sirve de vínculo entre personas de la misma profesión o de igual situación, contribuye a enriquecer nuestra lengua, pero la -5replana crea términos exóticos porque es un medio de defensa o de seguridad y un diario no debe ofrecer dificultades para su lectura. Bajo precio. Para estar al alcance de los sectores populares, los diarios chicha se pagan a cincuenta centavos el ejemplar. A diferencia de los diarios de circulación nacional o diarios grandes en provincias, que tienen en la publicidad el más seguro soporte financiero, los diarios chicha no gozan de esa garantía porque los anunciadores no los prefieren. Esta dura realidad conduce a que vivan únicamente de las ventas para seguir subsistiendo y la mayoría se ven obligados a permitir la publicidad de ofertas sexuales, incluyendo fotos a color y hasta la tarifa por los servicios. Si analizamos con cuidado esta actitud, lamentablemente llegaremos a la conclusión de que los diarios están amparando, promoviendo y fomentando un tipo de prostitución no muy clandestina porque aparece el nombre de combate, el número del celular y la dirección. Es una pena que empresas poderosas como El Comercio, en Lima y La Industria aquí en Trujillo hayan iniciado esta modalidad que ninguna falta les hace para el mantenimiento de su estatus financiero. Confieso que no encuentro explicación, luego de este somero enfoque, sobre las dos caras que ofrecen los diarios más importantes de Lima. Quizá Pedro Beltrán, dueño del diario La Prensa inició esta práctica al crear, dentro de la misma empresa, el diario Última Hora, con lo cual tenía un diario serio y otro sensacionalista. Igual fenómeno se da ahora con empresas de reconocida solvencia que tienen la doble cara. Allí está el diario La República y el diario chicha El Popular; también El Comercio con el diario sensacionalista moderado El Trome; Expreso con su acompañante El Ojo. No se puede servir a dos señores al mismo tiempo y el público peruano es un señor que espera con paciencia mejorar su calidad de vida, pero los diarios chicha no cumplen con las funciones propias de la prensa, especialmente con la de educar a los lectores. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. GARGUREVICH, Juan La prensa sensacionalista en el Perú. Fondo Editorial de la Universidad Católica del Perú. 2002. Lima. 2. Diccionario de la Lengua Española. Real Academia Española. XXII edición. Edit. Espasa Calpe. Madrid, España. 2002. 3. Diccionario Enciclopédico LAROUSSE 2005. Ediciones Larousse. Dinamarca 2005. 4. Diccionario Enciclopédico del Perú. Edit. Mejía Baca. Tucumán. Argentina 1966.