Pensamientos Guías para el Servicio Divino Iglesia Nueva Apostólica

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Iglesia Nueva
Apostólica
Pensamientos
Guías para el
Servicio Divino
Miércoles, 2 de marzo
Dedicarse al débil
Domingo, 6 de marzo
Guiar a los ciegos
Miércoles, 9 de marzo
Aceptar al otro
Domingo, 13 de marzo
Alabar y honrar
al Señor
Miércoles, 16 de marzo
Paciencia
Domingo, 20 de marzo
Dejar que brille la luz
Miércoles, 23 de marzo
La certeza - Fruto
de la fe
Domingo, 27 de marzo
Seguir el bien
Miércoles, 30 de marzo
Humildad y seguimiento
Servicio Divino
para la juventud
La familia divina
Publicación mensual para
portadores de ministerio
Marzo 2011
3
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2.3.2011
Dedicarse
al débil
Al oír esto Jesús, les dijo: Los
sanos no tienen necesidad de
médico, sino los enfermos. No
he venido a llamar a justos, sino
a pecadores.
Marcos 2: 17
Servicio Divino de entresemana
justo, creerá que se las puede
arreglar sin la gracia de Dios.
Sin embargo hemos reconocido que necesitamos de la gracia y que un corazón dispuesto al arrepentimiento nos llevará a ella. Por lo tanto, no seamos vanidosos, sino sigamos
el llamado de Jesús. De este
modo alcanzaremos la justificación que rige ante Dios
(comparar con Ro. 1: 17).
Ser honestos
Mensaje
El llamado de Cristo al arrepentimiento se aplica a todos
los débiles: esto es, también a
nosotros.
Explicaciones
Los escribas se escandalizaron por que Jesús había compartido la mesa con los publicanos, quienes estaban al servicio de los ocupantes romanos y solían cobrar a la población local impuestos más altos
de lo admisible. Por eso, se
consideraba a los publicanos
ejemplo del accionar pecaminoso. Y con los pecadores,
ningún judío que se preciara
fiel a las leyes debía tener
trato.
Dada la crítica a su comportamiento, el Hijo de Dios comentó cuál era su mandato: “No he
venido a llamar a justos, sino a
pecadores”.
El llamado de Jesús también es válido hoy
Quien se precie a sí mismo de
2
Para recibir ayuda rápida y
efectiva, un enfermo debe
serle honesto al médico. No
debe retener información que
podría ser definitoria. Si
alguien engaña a su médico,
tarde o temprano comprobará
que haciéndolo lo único que
logra es dañarse a sí mismo.
Por eso es aconsejable ser
honesto con uno mismo y con
él. Sólo de este modo es posible ofrecerle ayuda al enfermo.
Esto también se aplica a nuestra relación con Dios. Porque
es necesario someterse a una
autoevaluación honesta estando bajo su palabra. Entonces
la gracia de Dios no será en
vano (comparar con 1 Co.
15: 10).
Dedicarse los unos a los
otros
El autorreconocimiento que
Jesús requiere de nosotros,
nos permite tratarnos mutuamente con honestidad: en
nuestras familias, en el círculo
de hermanos y hermanas. De
este modo surge una comunión atractiva, en la cual está
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Dedicarse al débil
presente el amor mutuo porque se orienta a la voluntad de
Dios. La comunión se muestra:
■
■
■
■
no juzgando nosotros,
sino esforzándonos por
mostrarnos comprensivos;
hablando bien los unos
de los otros para que
podamos incrementar la
confianza y salir fortalecidos;
dirigiéndonos a los
demás con humildad y
amor, para que la ayuda
ofrecida también sea
aceptada con agradecimiento;
prefiriendo servir a dejarnos servir.
Dedicarse al débil
Desarrollemos sensibilidad ante
las necesidades y aflicciones
de los demás. También en ello,
Jesucristo es un modelo para
nosotros.
Si somos honestos con nosotros mismos, no nos consideraremos con derecho a
excluir a otros, porque sabemos que todos sin excepción
estamos supeditados a la gracia del Señor. Que el reconocimiento de la propia debilidad
nos lleve a dedicarnos gustosos al débil. Esto también se
aplica al mundo de los difuntos.
Resumen
■
Reconocemos que necesitamos
de la gracia y que un corazón
dispuesto al arrepentimiento nos
llevará a ella.
■
Es necesario someterse a una
autoevaluación honesta estando
bajo su palabra.
■
El reconocimiento de uno mismo
nos permite tratarnos los unos a
los otros con honestidad y permite
que surja una comunión orientada
en la voluntad de Dios.
■
Que el reconocimiento de la
propia debilidad nos lleve a
dedicarnos gustosos al débil.
Contexto
La palabra bíblica forma parte
de la situación que se dio al
comer Jesús con los publicanos (comparar con Mr. 2: 1517). Los publicanos eran
mencionados junto con los
gentiles (comparar con Mt.
18: 17) y las rameras (comparar con Mt. 21: 31).
En la palabra bíblica, Jesús
explica que Él se dedica
especialmente al pecador.
Jesús puede sanar de la
enfermedad del pecado, Él es
el “médico” (comparar con
Éx. 15: 26). La diferenciación
entre “justos” y “pecadores”
queda relativizada a la luz del
envío de Jesús.
Notas
3
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6.3.2011
Servicio Divino dominical
Servicio Divino en ayuda para los difuntos Cristo nuestro modelo
Guiar a los
ciegos
¿Acaso puede un ciego guiar a
otro ciego? ¿No caerán ambos
en el hoyo?
Lucas 6: 39
Mensaje
¡Seamos quienes ven, para
servir de ayuda a los ciegos
espirituales en el mundo del
más allá!
Explicaciones
Los Servicios Divinos para
difuntos son momentos culminantes en nuestra vida de
fe. Recordamos a quienes
nos precedieron en la fe aunque al mismo tiempo también
sabemos que en el mundo del
más allá encontramos a
muchos que necesitan ayuda.
Intercedamos para que les
sea prestada ayuda. Practicar
la misericordia en los vivos y
en los difuntos forma parte de
nuestra comprensión del
Evangelio. La comunidad cristiana del principio también
estaba unida muy entrañablemente con sus muertos.
Dios quiere ayudar a todas
las personas
Es la voluntad de Dios que las
almas del más allá no deban
permanecer en el tormento de
la lejanía de Dios. Él quiere que
todos reciban ayuda (comparar con 1 Ti. 2: 4). Tiende su
4
mano de ayuda a quienes la
buscan y aceptan. En la palabra bíblica compara la necesidad de ayuda con la ceguera.
Encuentro con un ciego
Cuando nos encontramos con
una persona ciega, primero
nos fijaremos si necesita ayuda
o no. En un siguiente paso nos
acercaremos cuidadosamente
y le preguntaremos si podemos ofrecerle ayuda. Si deja
que le ayudemos, tomaremos
de su mano y le guiaremos.
Para ello será necesario tener
paciencia y tomarse tiempo.
Esta ayuda es un bello símbolo de sensibilidad por el otro.
Reconocer la voluntad de
salvación de Dios
En la palabra bíblica, el Señor
Jesús afirma: “Un ciego no
puede ayudar a otro ciego”. En
el mundo del más allá (al igual
que aquí en la tierra) hay
muchos que están ciegos ante
el obrar de Dios y el sacrificio
de Cristo: ciegos, entonces,
ante lo que el Señor ofrece.
Quien quiera ayudar a un ciego
espiritual deberá estar en condiciones de ver espiritualmente, es decir que debe tener
reconocimiento, en principio
de las necesidades en el
mundo del más allá. Asimismo
debe haber reconocimiento
por la grandeza del sacrificio
de Cristo, la riqueza de la gracia, la importancia de los
Sacramentos y el futuro que
nos ha sido prometido.
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Servicio Divino en ayuda para los difuntos
Asistirnos con ayuda
Resumen
Si estamos afirmados en este
reconocimiento, podremos tomar a los ciegos espirituales
“de la mano”, para que ganen
confianza en la voluntad de
salvación de Dios.
■
Practicar la misericordia en los
vivos y en los difuntos forma
parte de nuestra comprensión
del Evangelio.
■
Es la voluntad de Dios que las
almas en el más allá no deban
permanecer en el tormento de
la lejanía de Dios.
■
A través de nuestra intercesión
apoyamos el anhelo de salvación
en aquellas almas del más allá
que estaban ciegas al obrar
de Dios.
■
Tomemos de la mano a
todos por igual a través
de la fe.
■
Tomémonos tiempo
para interceder por
ellos.
Pero tampoco podemos imponerles la ayuda, ya que tiene
que ser aceptada por ellos.
El
Señor
ofrece
los
Sacramentos para las almas
del más allá y a través del
ministerio de Apóstol da salvación a todos los que tengan
anhelo de ello. Lo mismo ocurre hoy, este domingo.
Reconozcamos las necesidades de estas almas en el más
allá y no pasemos de largo.
De un Servicio Divino del Apóstol Mayor
Contexto
Al contestar el Señor una consulta de los fariseos y escribas
sobre la pureza y la impureza,
hizo una comparación con
lazarillos que guiaban a los ciegos (al pueblo) a pesar de que
ellos mismos no veían que su
interpretación de la ley pasaba
por alto la voluntad de Dios.
El término “hoyo” aquí puede
tener una implicancia metafórica y referirse al reino de los
muertos (un sentido similar se
encuentra en Is. 38: 18 [“descienden al sepulcro”] y Sal. 30:
3 [“descendiese a la sepultura”]).
Notas
5
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9.3.2011
Aceptar al
otro
Entonces, cuando la mujer vio
que no había quedado oculta,
vino temblando, y postrándose a
sus pies, le declaró delante de
todo el pueblo por qué causa le
había tocado, y cómo al instante
había sido sanada. Y él le dijo:
Hija, tu fe te ha salvado; ve en
paz.
Lucas 8: 47-48
Mensaje
Sigamos el ejemplo de Jesús
y aceptemos al otro sin prejuicios.
Explicaciones
La palabra bíblica narra sobre
una mujer que siendo “impura” fue salvada por Jesús.
Según la ley y su interpretación de la época, una mujer
con flujo de sangre era considerada impura (“inmunda”) y
podía contagiar su impureza
a otros (comparar con Lv. 15:
25-27). A pesar de que seguramente conociera la ley y
probablemente
también
supiera qué efectos tendría
actuar en contra de ella, se
atrevió a salir a la muchedumbre y a buscar ayuda en el
Señor.
La mujer estaba convencida de
que sanaría sin explicar su
situación, tan sólo tocando el
manto de Jesús. Es probable
que su temor fuera grande, por6
Servicio Divino de entresemana
que no sabía cómo reaccionaría
ante su pretensión. Es comprensible que temblara al adelantarse, caer de rodillas, y
admitir su accionar delante de
todo el pueblo y tener que
anunciar su experiencia.
La fe ayudó
En Lc. 8: 48 se describe la
reacción del Señor ante la
confesión de la mujer. A pesar
de que ya había sido sanada
cuando Jesús se dirigió a la
enferma, le explicó que su fe
había sido decisiva para su
salvación. La respuesta de
Jesús fue tranquilizadora,
edificante y consoladora.
Además, la mujer hizo una
experiencia importante: después de que había gastado
infructuosamente en médicos
todo lo que tenía para vivir, el
mero hecho de tocar el borde
del manto de Jesús, de inmediato la sanó.
¡Ve en paz!
Jesús no sólo sanó a la mujer,
sino que también le dio su
paz. Esta paz debía conducirla fuera de su temor (“temblor”) y significar para ella que
había actuado correctamente
al tocar, en su aflicción, el
manto del Señor.
Valorar a todos
Sigamos el ejemplo de Jesús
en nuestro comportamiento
con otros. La posición social
o las circunstancias personales no deben ser importantes
en este contexto.
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Aceptar al otro
Un ejemplo especial también
es Bernabé, que introdujo a
Saulo en la comunidad después de su conversión, y lo
asistió (comparar con Hch. 9:
26-27).
Resumen
■
El encuentro de Jesús con una
mujer que atravesaba penurias
fue para ésta tranquilizador,
edificante y consolador.
Que nuestro comportamiento
también sea tranquilizador,
edificante y consolador para
otros. Con ello abrimos una
puerta a quienes no pertenecen a la comunidad, para que
puedan tomar contacto con
el Señor. Pero también aquellos que ya integran la comunidad requieren de la dedicación sin prejuicios de nuestro
corazón.
■
Que nuestro comportamiento
tenga un efecto similar para otros.
■
De este modo contribuiremos a
que todos los que buscan la
ayuda de Dios encuentren al
Señor en nuestra comunidad.
■
Entonces podremos anunciar
juntos estas experiencias y
agradecer a Dios por ello.
De este modo contribuiremos
a que todos los que buscan la
ayuda de Dios encuentren al
Señor en nuestra comunidad.
Él donará la fuerza del verdadero amor, la esperanza y la
alegría. De Él recibiremos la
paz, “que sobrepasa todo
entendimiento” (Fil. 4: 7).
Entonces podremos anunciar
juntos estas experiencias y
dar gracias a Dios por ello.
Contexto
La palabra bíblica se desarrolla en el contexto de la sanación de una mujer que sufría
de flujo de sangre (Lc. 8: 43
ss.). La mujer intentó tocar el
borde –en realidad el cordón
(comparar con Nm. 15: 3840)– del manto de Jesús. Los
versículos 45-48 ponen en
claro que de Jesús partió una
fuerza sanadora.
Jesús también aceptaba a
quienes por la ley habían sido
excluidos de la comunión con
los hombres. Jesús despidió
a la mujer con una palabra de
alabanza y un saludo de paz
(versículo 48), significando
que ella tendrá salvación en
Dios para su vida.
Notas
7
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13.3.2011
Servicio Divino dominical
Cristo, nuestro modelo – La alabanza a Dios
Alabar y honrar
al Señor
sido atendido su ruego
(comparar con Jn. 11:
41).
■
En aquella misma hora Jesús se
regocijó en el Espíritu, y dijo: Yo
te alabo, oh Padre, Señor del
cielo y de la tierra, porque
escondiste estas cosas de los
sabios y entendidos, y las has
revelado a los niños. Sí, Padre,
porque así te agradó.
Lucas 10: 21
Mensaje
Jesús nos dio un ejemplo que
debemos imitar.
Explicaciones
Él mismo, que como
Cristo era Señor, alababa a su Padre como
Señor del cielo y de la
tierra. A ello hace referencia la palabra bíblica.
Jesús había escogido personalmente a sus discípulos, les
había enseñado y los había
dotado de poderes y envío.
Ellos regresaban alegres y le
daban cuenta de los grandes
hechos que habían podido
realizar –en su nombre–.
¿Y qué hacía Jesús? No lo
atribuía como un éxito de su
obrar, sino que lleno de alegría le daba el honor al Padre
y alababa a Dios, por haber
revelado el Evangelio a estos
hombres, que otros consideraban necios y de poco
entendimiento (comparar con
1 Co 1: 26-28).
La relación entre el Hijo de
Dios y su Padre llevaba la
impronta de la humildad. Las
palabras que provienen del
himno de los Filipenses siempre ven al Hijo de Dios con
enorme respeto: “El cual,
siendo en forma de Dios,...
hecho semejante a los hombres… se humilló a sí mismo,
haciéndose obediente hasta
la muerte…” (comparar con
Fil. 2: 6-8).
Sus palabras: “Porque ejemplo os he dado...” también
rigen para la dedicación agradecida de Jesús a su Padre
en la oración.
La postura de humildad se
muestra en el obrar de Jesús:
De acuerdo con el modelo de
Jesucristo:
■
■
8
Antes de sucesos decisivos, Jesús se dirigía a su
Padre en la oración,
rogándole (comparar
con Lc. 6: 12).
Le dio gracias a su
Padre, ya antes de haber
■
esforcémonos por llevar
una vida de oración
intensa y permanente;
■
luchemos por una postura básica del agradecimiento a Dios que nos
haga alabarlo en
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La alabanza a Dios
momentos difíciles (comparar con Hch. 16: 2325).
■
alabemos a nuestro
Padre celestial, pero
también a Jesucristo, al
Señor exaltado (comparar con Fil. 2: 9-11).
Al trabajar en la Obra de Dios,
todo el conjunto, jóvenes y
ancianos, hermanos y hermanas, se realizan grandes
cosas y hoy también se realizan innumerables sacrificios
de fuerzas, ofrendas y tiempo. Independientemente de lo
que en esta labor resulte exitoso, “regocijémonos en el
Espíritu” de corazón, igual
que Jesús en su época.
Si lo que damos es reconocido y agradecemos los unos a
los otros por cada servicio de
amor en la comunidad, esto
nos hará bien y aceptaremos
gustosos un agradecimiento
como este. Pero en este contexto seamos conscientes de
las palabras del Señor, que
dicen: “…porque separados
de mí nada podéis hacer”
(comparar con Jn. 15: 4-5).
Es así que aceptamos el
agradecimiento, pero alabamos y honramos al Trino, a
quien tenemos que agradecer
todo lo que tenemos hoy y
por siempre y por todo lo que
se nos permite ser.
Resumen
■
Con respeto miramos al Hijo de
Dios, vemos tanto su autohumillación al adquirir la condición
humana como su exaltación
hasta lo sumo.
■
Jesucristo es un modelo para
nosotros en la oración, la
alabanza y el agradecimiento.
■
Del mismo modo que Jesucristo
alababa al Padre en el cielo,
alabemos y honremos al Trino.
Contexto
A la palabra bíblica la precede
inmediatamente el párrafo
sobre el poder de los discípulos que intentaban echar a
espíritus (inmundos) en el
nombre de Jesús. Pero los
poderes que les dio Jesús no
eran el motivo de alegría, sino
que Dios escogiera a los discípulos para la salvación.
Notas
9
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16.3.2011
Paciencia
Porque os es necesaria la
paciencia, para que habiendo
hecho la voluntad de Dios,
obtengáis la promesa.
Hebreos 10: 36
Mensaje
La paciencia es necesaria en
cada paso que damos en el
camino hacia nuestra terminación.
Explicaciones
La paciencia es un fruto de la
fe y, en este contexto, también significa perseverancia o
longanimidad. Este fruto es
necesario en nuestro camino
de fe en múltiples sentidos.
La paciencia en el trato
mutuo
El Apóstol Pablo recomienda
que tratemos con indulgencia
a los hermanos y hermanas:
“También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los
ociosos, que alentéis a los de
poco ánimo, que sostengáis
a los débiles, que seáis
pacientes para con todos” (1
Ts. 5: 14). Además aconseja:
“Porque el siervo del Señor
no debe ser contencioso,
sino amable para con todos,
apto para enseñar, sufrido;
que con mansedumbre corrija a los que se oponen” (2 Ti.
2: 24). Esto no sólo se aplica
a los portadores de ministerio, sino a todos nosotros.
10
Servicio Divino de entresemana
Paciencia en las pruebas
También necesitamos paciencia en las pruebas, en la
enfermedad y en la preocupación. En ello miremos a
Job, que mucho tuvo que
soportar, aunque nunca perdió su fe en Dios. Quedó
siempre bajo la voluntad de
Dios y pudo afirmar con convicción: “¿Recibiremos de
Dios el bien, y el mal no lo
recibiremos?” (Job 2: 10).
La paciencia en nuestras
obras
Orientar la vida cotidiana y la
vida en la comunidad en la
voluntad de Dios y en su promesa, requiere de un compromiso activo. Para ello se
necesita paciencia. Esto se
aplica a la vida en la comunidad (por ejemplo la escuela
dominical, la asistencia espiritual, el coro, dar testimonio)
al igual que en la familia o la
propia vida: ¡nada se logra sin
paciencia!
La paciencia en la espera
del Señor
También en nuestra espera por
el retorno de Cristo necesitamos paciencia. Por esta razón,
Stg. 5: 7 nos da qué pensar.
“Por tanto, hermanos, tened
paciencia hasta la venida del
Señor. Mirad cómo el labrador
espera el precioso fruto de la
tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia
temprana y la tardía”. Cada
maduración necesita su tiempo, así también la terminación
de la comunidad del Señor.
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Paciencia
Guardar paciencia
Resumen
Muchas veces nos falta
paciencia. En esos momentos debemos recurrir a aquello que nos fortalece en la
paciencia,
Es necesario que tengamos paciencia
en el trato mutuo, en las pruebas, en
nuestras obras y en la espera del
Señor.
■
■
orando fervientemente
como lo hizo Jesús en la
hora de la tentación
(comparar con Mt. 26:
36-46).
recordando la ayuda
divina, las experiencias
que hemos hecho nosotros u otros con Dios.
Cuando la fe es probada, actúa la paciencia
(comparar con Stg. 1:
3).
La paciencia puede fortalecerse, si
■
oramos fervientemente,
■
recordamos experiencias vividas
con Dios,
■
buscamos la comunión,
■
aceptamos la palabra del Señor,
■
conservamos a la vista la meta
en la fe.
Contexto
■
■
■
buscando la comunión,
mantenernos cerca de
Dios (comparar con Sal.
73: 26-28), de sus siervos y de sus hijos.
aceptando la palabra del
Señor (comparar con
Lc. 8: 15). Jesús mismo
habla de quienes guardan la palabra y dan
fruto con perseverancia.
manteniendo a la vista
nuestra meta en la fe:
nuestro Padre celestial
quiere recompensar
nuestra paciencia. Los
días se acortarán por
causa de los elegidos
(comparar con Mt. 24:
22).
La palabra bíblica forma parte
del contexto de una exhortación a perseverar y a ser
tenaces en la fe (He. 10: 32
ss.).
Primero se hace referencia al
pasado, en el cual los creyentes habían mostrado paciencia y perseverancia en el
seguimiento. Esto también ha
de servir como modelo en el
presente. En la acuciante
situación del presente no
deben cansarse ni perder su
confianza en la asistencia de
Dios y confianza en sus promesas (retorno de Cristo).
Notas
¡Esforcémonos siempre por
tener paciencia!
11
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20.3.2011
Servicio Divino dominical
Fruto de la fe – Ser luz
Dejar que
brille
la luz
Nadie que enciende una luz la
cubre con una vasija, ni la pone
debajo de la cama, sino que la
pone en un candelero para que
los que entran vean la luz.
Luz – fe, amor, esperanza
y alegría
La luz que salió de Dios se
muestra en la fe, en el amor,
en la esperanza y también en
la alegría. Esta luz no debe
ser cubierta con una vasija.
■
La luz de la fe: no debe
ser tapada con la vasija
de la duda. El pensamiento: “¿Conque Dios
os ha dicho…?” (comparar con Gn. 3: 1), que
ya hizo caer a los primeros hombres, impide que
brille la luz.
■
La luz del amor: no la
cubramos con la vasija
del amor propio y del
egoísmo. Pensemos en
el samaritano misericordioso. Él dejó que esta
luz brillara. Él se ocupó
de su prójimo sin peros
ni objeciones, incluso
hizo más de lo que se
hubiera podido esperar
de él (comparar con Lc.
10: 33-35).
■
La luz de la esperanza:
no debe extinguirse bajo
el pensamiento de que
podemos ocuparnos
nosotros mismos de
nuestro futuro. También
el pensamiento: “Mi
Señor todavía tardará
mucho en venir…” (Lc.
12: 45) es una vasija que
impide que esta luz brille.
■
La luz de la alegría: no
debe ser tapada por la
vasija del enojo ni de la
Lucas 8: 16
Mensaje
Dejemos que brille la luz que
el Señor ha encendido en
nosotros mediante su palabra.
Explicaciones
La palabra de Dios es luz
En la palabra bíblica, el Señor
Jesús compara la palabra de
Dios con la luz que debe
difundirse libremente.
Jesucristo mismo ha llegado
al mundo como la luz divina y
como palabra encarnada de
Dios (comparar con Jn. 1: 1,
9, 10, 14). Y dijo a sus
Apóstoles: “Vosotros sois la
luz del mundo” (Mt. 5:14).
En definitiva, que todos los
vinculados con los Apóstoles
protejan e irradien la luz
encendida. Nuestra función
también es ocuparnos de que
la luz de Cristo llegue a
muchos.
12
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Ser luz
crítica. La crítica constructiva puede ser conducente, pero: ¡atención!, porque también
puede tapar la luz de la
alegría.
Resumen
■
Jesucristo es la luz divina.
Hemos recibido parte de su luz
y la llevamos a otros.
■
La luz que salió de Dios se
muestra en la fe, en el amor, en
la esperanza y también en
la alegría.
■
Estas luces no deben ser
tapadas, sino que deben brillar
en lo cotidiano.
La luz debe brillar
Estas luces tampoco deben
ser “escondidas en un cajón”,
porque significaría que las
dejamos de lado en el quehacer de todos los días y que no
las incorporamos a la vida
diaria.
Contexto
Cada uno que “entra”, es
decir que se contacta con
nosotros, debe poder percibir
estas luces. ¡Esta es una elevada pretensión! Seamos
“portadores” de la luz,
■
mediante una fe tan verdadera que otros puedan orientarse en ella y
busquen la conexión con
Dios.
■
logrando que nuestro
amor al Señor y al prójimo tenga un efecto
práctico; nos damos
cuenta de que hay necesidad y actuamos.
■
■
no perdiendo nuestra
esperanza en el Señor,
a pesar de las preocupaciones y necesidades.
En la antigüedad, en una
casa típica de Palestina que
tenía un único ambiente, una
lámpara de aceite sólo cumplía su cometido si se la paraba sobre un candelero desde
el cual su luz se irradiaba e
iluminaba todo el ambiente.
Si la lámpara debía iluminar a
alguna persona que ingresaba a la casa, además se la
debía emplazar correctamente en la entrada.
Mediante esta alegoría Jesús
dice que su palabra no sólo le
es accesible a sus discípulos,
sino que a través de ellos
debe llegar al ámbito público.
Notas
logrando que nuestra
alegría en la Obra de
Dios tenga un efecto profundo e imperturbable.
De un Servicio Divino del Apóstol Mayor
13
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23.3.2011
La certeza Fruto de
la fe
Por lo cual asimismo padezco
esto; pero no me avergüenzo,
porque yo sé a quién he creído,
y estoy seguro que es poderoso
para guardar mi depósito para
aquel día.
2 Timoteo 1: 12
Servicio Divino de entresemana
La certeza de que Dios
nos conoce
La certeza de que Dios conoce a los suyos da consuelo y
firme esperanza.
■
Dios conocía a Abraham,
su corazón y su temor
de Dios (comparar con
Gn. 18: 3). Dios nos
conoce por nuestro
nombre y ante sus ojos
encontramos gracia.
■
Dios conocía las preocupaciones y las dificultades que atravesaba el
pueblo de Israel (comparar con Éx. 3: 7). El
Señor también conoce
hoy a su pueblo y lo asiste en el padecimiento
y en las tentaciones.
Mensaje
La certeza en la fe da consuelo y fuerte protección.
Explicaciones
Certeza y confianza, firme esperanza: todas ellas se consideran
fruto esencial de la fe, que ya se
manifiesta desde nuestro renacimiento. Como hijos de Dios
tengamos confianza incondicional en nuestro Padre celestial,
igual que un niño en sus padres.
Esta certeza tiene que ser alimentada permanentemente
para que se conserve y sea fortalecida. También nos ayuda a
proteger lo que nos ha sido
confiado a través de Dios: el
Evangelio de la muerte, resurrección y retorno de Cristo.
Mediante palabras simples
como “yo sé” o “estoy seguro”,
el Apóstol Pablo expresa certeza. En la Sagrada Escritura nos
encontramos una y otra vez
con estas palabras.
14
La certeza de que Cristo
está presente
Recibimos la fuerza para proteger lo que nos ha sido confiado por Dios (por ejemplo
nuestra elección, la paz, la
esperanza en el retorno de
Cristo) con la presencia de
Cristo, porque sabemos
■
que nos ha prometido
que estará todos los
días con los suyos (comparar con Mt. 28: 20).
■
que Él, el Buen Pastor,
nos protege a nosotros,
sus ovejas (comparar
con Jn. 10: 29).
■
que Él también está
entre nosotros en sus
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Certeza - fruto de la fe
mensajeros (comparar
con Jn. 14: 20).
La certeza de que Dios
puede ser experimentado
Recibimos enorme seguridad
cuando experimentamos que
Dios interviene.
■
Su intervención generó
en Pedro la siguiente
certeza: “En verdad
comprendo que Dios no
hace acepción de personas” (comparar con
Hch. 10: 17, 18, 34).
Resumen
La certeza es un fruto de la fe que
comienza con nuestro renacimiento.
Se muestra si creemos lo siguiente:
■
Dios nos conoce.
■
Cristo está presente.
■
Dios puede ser experimentado.
Todo ello nos permite reconocer que
Dios acompaña nuestra vida.
Contexto
■
Del mismo modo, Pedro
pudo experimentar su
intervención cuando fue
liberado de la cárcel
(comparar con Hch. 12:
11).
Nuestra certeza en la fe:
“para este día”
Con el renacimiento por agua
y Espíritu tenemos la certeza
de que hemos sido escogidos, de nuestra filiación divina y de la vida eterna.
Protejamos esta certeza
oyendo la palabra de Dios y
ocupándonos intensivamente
de la Sagrada Escritura.
También las experiencias en
la fe pueden fortalecer nuestra certeza. Nos permiten
reconocer que Dios acompaña nuestra vida.
Pablo sabía que Dios lo había
colocado como Apóstol, predicador y maestro del
Evangelio, para el cual vivió,
padeció y al que debía proteger contra las doctrinas erróneas y las tendencias de
disolución. A Timoteo le fue
encargado seguir adelante la
tarea del servir en el
Evangelio en ausencia del
Apóstol. El hecho de atenerse
al Apóstol (versículo 13) le
dio a Timoteo la autoridad
que necesitaba en la comunidad para protegerla de las
tentaciones del tiempo final (2
Ti. 3: 4).
Notas
Nuestra certeza también es:
“Estando persuadido de esto,
que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de
Jesucristo” (Fil. 1: 6).
15
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27.3.2011
Servicio Divino dominical
Fruto de la fe - Entusiasmo
Seguir el
bien
¿Y quién es aquel que os podrá
hacer daño, si vosotros seguís el
bien?
1 Pedro 3: 13
razón, lo importante es el
interior de la persona, el corazón y su postura frente a
Dios. Dado este trasfondo,
todos estamos convocados a
seguir el bien
¿Qué significa seguir el
bien?
Tengamos entusiasmo
Mensaje
■
en la búsqueda de bendición. Actuemos como
Jacob, que incluso le
“arrancó” la bendición a
Dios y dijo: “No te dejaré, si no me bendices”
(Gn. 32: 27).
■
en la búsqueda de la
paz. Cuando Abram se
separó de Lot, tuvo en
cuenta las desventajas
que conllevaría restaurar
la paz. Abram dejó que
Lot se fuera a la fértil llanura del Jordán (comparar con Gn. 13: 1-12).
■
en la alabanza y en el
agradecimiento. A pesar
de estar en la cárcel
Pablo y Silas oraban al
Señor y alababan a Dios
(comparar con Hch. 16:
25).
■
en el servir en la Obra de
Dios. Pensemos en el
Apóstol Pablo y en su
entusiasmo, pero también en los servicios
pequeños y aún así
impresionantes. Así, el
Apóstol habla por ejemplo de colaboradores
que “expusieron su vida”
a cambio de la suya (Ro.
¡Sigamos el bien! Entonces
estaremos bajo la bendición
divina.
Explicaciones
Detrás de la pregunta que
formula aquí el Apóstol Pedro
encontramos la certeza de
que nadie nos puede hacer
daño si seguimos el bien. De
manera, entonces, que podemos estar seguros de la protección y la asistencia divinas.
De ello puede derivarse la
exhortación: ¡sigamos el bien!
¿Qué es el bien?
El joven rico se dirigió a Jesús
diciéndole “Maestro bueno”.
A lo cual Él dijo: “Ninguno hay
bueno, sino sólo uno, Dios”
(comparar con Mr. 10: 1718). Por lo tanto, el bien sólo
puede salir de lo divino. Por
eso, hacer el bien no sólo se
trata de buenos hechos, sino
del bien en sí mismo, es decir
el bien de Dios. La relación
del hombre con Dios es, en
primera línea, decisiva, porque Jesús dijo: “Así, todo
buen árbol da buenos frutos,
pero el árbol malo da frutos
malos” (Mt. 7: 17). Por esta
16
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Entusiasmo
16: 4). También Bernabé
servía al Señor, ocupándose de que Saulo
pudiera insertarse en la
comunidad después de
su conversión (comparar
con Hch. 9: 27).
Hacer el bien
Ahora bien, tampoco basta
con decir que llevamos el
bien en el corazón y que
tenemos una buena relación
con Dios. Esto también se
explica en la epístola a Tito:
“Profesan conocer a Dios,
pero con los hechos lo niegan...” (Tit. 1: 16). ¡Al entusiasmo por el bien también
deben seguirle las obras del
bien!
“Hagamos bien a todos, y
mayormente a los de la familia de la fe” (Gá. 6:10). Esto
no quiere decir que las personas que están fuera de la
comunidad deben ser excluidas, pero para nuestros hermanos y hermanas en la fe
tenemos una responsabilidad
especial. Se expresa en el
trato mutuo tolerante, previo
a que cada uno reconozca
primero sus propias deficiencias. Ayudémonos mutuamente en las equivocaciones
con espíritu manso. También
estemos dispuestos a cargar
las
penurias
del
otro.
Entonces, en el seno de la
comunidad quedará especialmente a la vista el bien, para
que su efecto positivo irradie
hacia afuera.
parte de la espera entusiasta
y seria del retorno del Señor.
De un Servicio Divino del Apóstol Mayor
Resumen
■
Nadie nos puede hacer daño si
seguimos el bien.
■
Forma parte del bien, en primera
instancia, la correspondiente
relación con Dios.
■
A ello también deben seguirle las
respectivas obras.
■
Haciendo lo dicho anteriormente
nos dedicaremos de manera
especial a los hermanos y
hermanas en la fe.
Contexto
Nuestra palabra bíblica es
una pregunta retórica que
espera una respuesta con la
palabra “nadie”. Es decir que
no ocurrirá daño alguno a
quien haga el bien. A pesar
de ello, la Epístola a Pedro
llama la atención a sus lectores cristianos en cuanto a
que a pesar de toda disposición a la paz, deberán tolerar
la animosidad y persecución. Pero no sufrirán daño
en el hombre interior. Y más
todavía: los que sufran por la
justicia, serán llamados bienaventurados (versículo 14).
Notas
Pensemos siempre que todas
las buenas obras forman
17
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30.3.2011
Servicio Divino de entresemana
Humildad y
seguimiento
Pasando de allí, vio a otros dos
hermanos, Jacobo hijo de
Zebedeo, y Juan su hermano,
en la barca con Zebedeo su
padre, que remendaban sus
redes; y los llamó. Y ellos,
dejando al instante la barca y a
su padre, le siguieron.
gran cantidad de puntos
de vista y opiniones individuales. Quien quiera
seguir al Señor no puede
insistir en su propia opinión. El Señor dijo:
“Aprended de mí…” (Mt
11: 29).
■
Desesperanza. Quien
se quede con el Señor,
siempre tendrá esperanza. La desesperanza
quita todas las fuerzas y
no puede agradarle al
Señor. Conservemos
toda nuestra esperanza.
■
Buscar únicamente las
cosas terrenales. Hoy
en día, muchas personas
están orientadas a que
sólo lo terrenal es lo que
vale. Así no es posible
seguir al Señor. Hay que
estar dispuesto y libre
para las cosas espirituales.
Mateo 4: 21-22
Mensaje
El Señor también llama hoy al
seguimiento.
Explicaciones
La palabra bíblica para el
Servicio Divino aclara un
importante aspecto del seguimiento: los discípulos bajaron
de la barca, inmediatamente
después de que el Señor los
llamó.
En nuestro tiempo, el Señor
también llama al seguimiento.
Para lograrlo es necesario
dejar y renunciar a comportamientos que nos atan y obstaculizan el seguimiento.
Estos son:
■
■
18
Las dudas y la falta de
fe. Quien quiera seguir al
Señor, deberá dejarlas
atrás.
La propia opinión.
Justamente en el orden
religioso encontramos
¡Vayamos en la misma
dirección!
Hay otro aspecto del seguimiento que debemos tener
en cuenta: quien quiera
seguir al Señor, deberá ir en
la misma dirección que Él.
Esto significa que estamos
completamente orientados a
Él y que no buscamos caminos propios. Quien siga a
Jesucristo, sólo se orientará
en Él.
La dirección que el Señor ha
pautado está caracterizada
por dos rasgos esenciales,
que la hacen un modelo para
nosotros: humildad y obe-
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Humildad y seguimiento
diencia frente a su Padre.
Cumplamos también nosotros
lo pautado para esa dirección.
Humildad y seguimiento
La humildad frente al Señor
probablemente sea otra exigencia comprensible. Pero la
humildad frente a otros es
algo que a muchos les parece
difícil. En este contexto, el
Señor dio un ejemplo inequívoco lavándoles los pies a los
discípulos: les lavó los pies
como si fuera un siervo (comparar con Jn. 13: 14-15).
Resumen
Cuando el Señor llama al seguimiento,
debemos abandonar ciertos
comportamientos:
■
Dudas y falta de fe.
■
La propia opinión.
■
La desesperanza.
■
La búsqueda exclusiva de lo
terrenal.
El seguimiento significa ir en la
misma dirección, ser humilde y no
permitir que se genere distancia.
¡Que no haya distancia en
el seguimiento!
Contexto
Y mencionaré un último
aspecto del seguimiento:
también debemos querer
estar cerca de aquel a quien
queremos seguir. El seguimiento no funciona a distancia. No sigamos al Señor de
lejos, sino estemos con Él.
Esto es posible en el Servicio
Divino, en la oración y en la
comunión con sus siervos,
los hermanos y las hermanas.
Busquemos siempre estar
cerca del Señor.
De un Servicio Divino del Apóstol Mayor
Después de que el Señor predicara por primera vez acerca
del Reino de Dios (comparar
con Mt. 4: 17), llamó a su
seguimiento a los primeros
discípulos directamente de su
trabajo habitual. Siguieron al
Señor de inmediato. A continuación, el Evangelio de
Mateo narra sobre los milagros que obró Jesús. A ello
siguió el Sermón del Monte
(comparar con Mt. 5-7).
El seguimiento requiere que
dejemos atrás las cosas a las
cuales nos hemos acostumbrado. Esto incluso podría
suponer la incertidumbre. El
seguimiento hasta podría
requerir que tomemos una
cruz y nos neguemos a nosotros mismos (comparar con
Mt. 8: 18-21; 16: 24). Por
tanto, el seguimiento comprende la existencia íntegra del
hombre.
Notas
19
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Marzo 2011
Servicio Divino para la juventud
Cristo es nuestro modelo – Hacer la voluntad de Dios
La familia
divina
Porque todo aquel que hace la
voluntad de mi Padre que está
en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre.
Mateo 12: 50
Mensaje
El que hace la voluntad del
Padre, pertenece a la familia
divina.
Explicaciones
Si bien Jesús se ocupaba de
las cuestiones terrenales de
otros, en primer lugar colocaba la voluntad de su Padre.
No
escatimaba
ningún
esfuerzo para enseñar a los
hombres y para llevarles la
salvación. Acompañaba sus
enseñanzas con actos de
sanación milagrosa mostrando a los hombres el poder de
Dios y les hacía saber que el
tiempo se había cumplido y
que el reino de Dios estaba
más cerca (Mr. 1: 15).
Jesús nunca perdió de vista
la voluntad de su Padre. Ya lo
puso en claro en su juventud,
cuando dijo a sus padres:
“¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?” (Lc. 2: 49).
La nueva familia divina
En Mt. 12: 46-50 se narra
que María, la madre de
20
Jesús, y algunos de sus hermanos querían interrumpirlo
cuando hablaba en una sinagoga. En la oportunidad referida señaló a sus discípulos y
dijo: “He aquí mi madre y mis
hermanos. Porque todo aquel
que hace la voluntad de mi
Padre que está en los cielos,
ése es mi hermano, y hermana, y madre”.
Jesús compara la familia de
sangre con una familia espiritual. Esta es la familia de los
hijos de Dios. Se trata de
quienes “no son engendrados
de sangre, ni de voluntad de
carne, ni de voluntad de
varón, sino de Dios” (Jn. 1:
13).
La familia divina vive de
acuerdo con la voluntad
de Dios
Los hijos de Dios se distinguen porque preguntan por la
voluntad de Dios y porque
intentan cumplirla. En esta
búsqueda, el Evangelio es su
brújula espiritual.
Si bien cumplimos nuestras
obligaciones terrenales y
tenemos nuestras metas
terrenales, nuestro parámetro
debe ser lo que Jesús dijo de
sí mismo: “Mi comida es que
haga la voluntad del que me
envió, y que acabe su obra”
(Jn. 4: 34). Esto significa configurar la vida de acuerdo con
la voluntad de Dios. Es posible cumplir lo antedicho más
fácilmente, si no estamos
solos, sino en comunión con
otros hermanos y hermanas
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Hacer la voluntad de Dios
en la fe. Donde haya comunión en Cristo, Él estará presente (comparar con Mt. 18:
20).
Resumen
■
Jesús compara la familia de
sangre con una familia espiritual.
Esta es la familia de los hijos
de Dios.
■
Los hijos de Dios se distinguen
porque preguntan por la voluntad
de Dios y por intentar cumplirla.
■
No podemos cumplir la voluntad
de Dios únicamente para
nosotros, sino siempre en
comunión con otros.
¿Qué es la voluntad de
Dios?
Es voluntad de Dios que:
■
■
■
Consideremos valiosa la
filiación divina que
hemos obtenido con
nuestro renacimiento por
agua y Espíritu.
Entonces permaneceremos en la familia divina y
no la abandonaremos.
Viviremos en la conciencia de pertenecer y de
buscar una meta en la fe
conjunta.
Sintamos mutua responsabilidad y apoyo, como
es habitual en una familia. Entonces, la comunión será viva y creíble.
Así también la juventud
incentivará la vida en la
comunidad.
Conservemos a la vista
el cercano retorno de
Jesucristo en todas
nuestras decisiones. A
este suceso está dirigida
nuestra búsqueda conjunta. Entonces estaremos agradecidos por
cada acto de aliento que
nos prodiguen para ello
en la comunión.
Contexto
Jesús se distanció de sus
parientes de sangre, no para
discriminarlos, sino para reunir a su alrededor una “familia
divina” que superara las circunstancias naturales.
A cada uno que hace la
voluntad de su Padre en el
cielo (comparar con Mt. 7:
21) lo llama su hermano, su
hermana y su madre. Con ello
fundamenta lo que la comunidad cristiana entiende de sí
misma. En cuanto al contenido, por su parte la voluntad
del Padre tiene su centro en
el amor, es decir, justamente
en que los miembros de la
comunidad son hermanos y
hermanas entre ellos.
Notas
Si nos conducimos así, seremos “hermano, y hermana, y
madre” del Señor.
21
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Notas
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Marzo 2011
Abril 2011
1 Ma
1 Vi
2 Mi Mc. 2: 17
2 Sa
3 Ju
3 Do Mt. 16: 24-25
4 Vi
4 Lu
5 Sa
5 Ma
6 Do Lc. 6: 39
6 Mi 1 S. 17: 37
7 Lu
7 Ju
8 Ma
8 Vi
9 Mi Lc. 8: 47-48
9 Sa
10 Ju
10 Do Fil. 3: 10
11 Vi
11 Lu
12 Sa
12 Ma
13 Do Lc. 10: 21
13 Mi Ro. 5: 8
14 Lu
14 Ju
15 Ma
15 Vi
16 Mi He. 10: 36
16 Sa
17 Ju
17 Do Jn. 12: 23
18 Vi
18 Lu
19 Sa
19 Ma
20 Do Lc. 8: 16
20 Mi
21 Lu
21 Ju
22 Ma
22 Vi Jn. 19: 30
23 Mi 2 Ti. 1: 12
23 Sa
24 Ju
24 Do Jn. 20: 19-20
Pascua
25 Vi
25 Lu
Pascua
26 Sa
26 Ma
27 Do 1P. 3: 13
27 Mi Jn. 20: 17-18
28 Lu
28 Ju
29 Ma
29 Vi
30 Mi Mt 4: 21-22
30 Sa
31 Ju
Domingo de Ramos
Viernes Santo
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Editor: Wilhelm Leber, Zurich/Suiza
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