Introducción

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Introducción
El capítulo de “Un antropólogo en Marte”, del libro que lleva el mismo nombre y fue
escrito por Oliver Sacks en el año 1995, donde describe su encuentro con Temple
Grandin una mujer autista de las más extraordinarias porque, a pesar de su autismo, es
licenciada en zoología y enseña en la Colorado Estate University además de llevar su
propio negocio.
Desarrollo
Resumen y análisis del contenido
El tema principal desarrollado en este capítulo es el autismo que proviene del
griego auto- de autós, 'propio, uno mismo'. La clasificación médica del autismo no
ocurrió hasta 1943, cuando el Dr. Leo Kanner, del Hospital John Hopkins, estudió a un
grupo de 11 niños, introduciendo la caracterización autismo infantil temprano. A su
vez, un científico austríaco, el Dr. Hans Asperger, utilizó coincidentemente el
término psicopatía autista en niños que exhibían características similares. El trabajo
del Dr. Asperger, sin embargo, no fue reconocido hasta 1981 debido principalmente a
que fue escrito en alemán. Este reconocimiento no se llevo a cabo hasta que Lorna
Wing, Beate Hermelin, Neil O’Connor y sus colegas de Londres se centraron en la
escuela mental del autismo de forma sistemática. Su trabajo sugiere que el problema
central de los autistas es la coherente triada de deterioros de la interacción social con
los demás, de la comunicación verbal y no verbal y de la actividad lúdica e imaginativa
por lo cual los autistas no tienes verdadera noción de la mente de los demás ni
sensibilidad hacia ellas. Aunque todo es una simple hipótesis.
Actualmente, el autismo está definido como un trastorno del desarrollo,
permanente y profundo que afecta a la comunicación, imaginación, planificación y
reciprocidad emocional tal y como apuntaron tiempo atrás. El autismo se manifiesta
antes de los 10 años. Su origen es causa de una anomalía en las conexiones neuronales
que se atribuye, con frecuencia, a mutaciones genéticas. El autismo se clasifica como
uno de los desordenes extendidos del desarrollo. Algunos médicos, también usan
término como “perturbados emocionalmente” para describir a personas con autismo.
A pesar de que cada individuo es distinto, que no hay dos autismos iguales se
pueden señalar unas características que se presentan en muchos de los casos, como
son, problemas de la comunicación, dificultad en relacionarse con las personas, uso de
objetos y juguetes de manera poco usual, dificultad con los cambios de rutina o
alrededores familiares, movimientos corporales o comportamientos repetitivos e
hipotonía generalizada.
Aunque tanto Hans Asperger como Leo Kanner posiblemente observaron la
misma condición, sus diferentes interpretaciones llevaron a la formulación
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del síndrome de Asperger (término utilizado por Lorna Wing en una publicación en
1981), lo que lo diferenciaba al autismo de Kanner.
Los que padecen el síndrome de Asperger son autistas “altamente funcionales”.
La diferencia fundamental es que los que padecen el síndrome de Asperger pueden
hablarnos de sus experiencias, de sus sentimientos y de su estado interior, mientras
que los que padecen el autismo clásico no pueden. En él no hay ventanas, y sólo
podemos inferir. En el síndrome de Asperger hay conciencia de uno mismo y al menos
cierta capacidad de introspección y comunicación. Asperger indicó que algunos de
estos niños hablaban como "pequeños profesores" acerca de su área de interés, y
propuso la teoría de que para tener éxito en las ciencias y el arte uno debía tener
cierto nivel de autismo.
Kanner reportó que 3 de los 11 niños no hablaban y los demás no utilizaban las
capacidades lingüísticas que poseían. También notó un comportamiento autoestimulatorio y "extraños" movimientos en aquellos niños. Los niños que Kanner
observó presentaban, además, una extrema soledad, una memoria excelente,
expresión inteligente y ausencia de rasgos físicos, hipersensibilidad a los estímulos,
lenguaje sin intención comunicativa real y las limitaciones en la variedad de la
actividad espontánea, (los objetos los utilizaban con buena destreza manual, pero, no
se le daba ningún uso social a los objetos).
Pero la diferencia entre el síndrome de Asperger y el autismo de Kanner es una
cuestión controvertida, al igual que lo ha sido la causa del autismo. Su incidencia es de
uno entre mil y suele ser obvio en el segundo o tercer año de vida. Asperger lo
consideraba un trastorno congénito del contacto afectivo, (innato, intrínseco, análogo,
un defecto físico e intelectual), mientras que, Kanner lo ve como un trastorno
psicogénico.
El autismo es un tema que roza las cuestiones más profundas de la ontología,
pues comporta un desvío radical en el desarrollo de la mente y el cerebro y cada vez
sabemos más del autismo, pero, su comprensión definitiva puede que exija avances
técnicos y conceptuales que superen los que tenemos.
Normalmente, se relaciona autismo con un niño profundamente discapacitado
con movimientos estereotipados, que quizá da golpes con la cabeza, se expresa con un
lenguaje rudimentario y es casi inaccesible. Por tanto, la gente solo habla de niños
autistas y no de adultos autistas como si al crecer se desvanecieran. Pero algunos
jóvenes autistas pueden alcanzar un desarrollo aceptable en el lenguaje, módico en
sus relaciones sociales e incluso elevado aspecto intelectual, pudiendo llevar una vida
al menos aparentemente normal aunque persista la singularidad autista.
El autismo es mucho más común en los varones y cada vez se acepta más que
es genético, aunque también puede ser adquirido, ya que, en los sesenta, con la
epidemia de Rubeola, cuando muchos bebés expuestos a la enfermedad, antes de
nacer, desarrollaron autismo. Hay sospechas que las vacunas en la niñez incluyendo la
vacuna contra el sarampión/paperas/rubeola causan autismo. Aunque no se sabe si
estas formas de autismo, regresivas, se dan por causa genética o ambiental. Estudios
recientes sugieren enfáticamente que algunas personas tienen una predisposición
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genética al autismo ya que está demostrado que en familias con un niño autista, el
riesgo de tener un segundo niño con el mismo trastorno es aproximadamente, un 5%.
Este porcentaje es más elevado que el riesgo que corre la población en general. Por
ello, los investigadores están buscando pistas acerca de qué genes contribuyen a este
aumento de la susceptibilidad.
Oliver Sacks realizó una visita a un pabellón donde se encontraban niños
autistas. Lo extraño de estos niños era lo distante e inaccesibles que parecían. En la
adolescencia, algunos, comenzaban a salir de este estado, hablaban con fluidez y
aprendían relaciones sociales, (mucho más difícil para estos niños que cualquier
enseñanza académica), para crearse un afaz social que poder presentar al mundo,
pero, para ello, necesitan una educación especial, (Asperger habló de la “inteligencia
autista” y la consideró una especie de inteligencia apenas afectada por la tradición y la
altura: nada convencional, ni ortodoxa, extrañamente pura y original, parecida a la
inteligencia de la verdadera creatividad).
El caso clínico sobre el que se centra Oliver Sacks es el de Temple Grandin que
nació el 29 de Agosto de 1947 en Boston (Estados Unidos). A los 6 meses, su madre
empezó a notar que rechazaba los abrazos. El bebé autista puede pasar desapercibido
hasta el cuarto mes de vida; a partir de ahí, la evolución lingüística queda estancada,
no hay reciprocidad con el interlocutor, no aparecen las primeras conductas de
comunicación intencionadas (miradas, echar los brazos, señalar...). Más tarde, se hizo
evidente de que la pequeña Temple no soportaba que la tocaran.
Cuando era pequeña, (al principio sin habla), y comenzó a hablar, confundía los
pronombres tales como “tu” y “yo” incapaz de comprender su significado según el
contexto. Temple describe su mundo como hecho de sensaciones agudizadas a veces
hasta un grado torturante. Vivía, a veces, furiosa en un mundo de caos, volviéndose, a
los tres años destructiva y violenta, por lo que fue enviada a un colegio especial para
niños perturbados y discapacitados, y se sugirió intentar una logoterapia, debido a que
la encontraron un daño cerebral, consiguiendo llegar hasta ella y rescatarla del abismo
(falta de lenguaje). Además, como muchos niños autistas desarrolló un inmenso poder
de concentración, (una concentración similar puede darse en el síndrome de Tourette),
una atención selectiva, tan intensa que fue capaz de crear un mundo propio, un lugar
de calma y orden en medio del caos y el tumulto, siendo, la gente de a su alrededor
completamente transparente.
Más tarde, a los 6 años había adquirido un buen nivel lingüístico traspasando el
mito de que los autistas sean incapaces de alcanzar un nivel de lenguaje ni autonomías
suficientes. A raíz del lenguaje, Temple comenzó a relacionarse con una o dos
personas. De esta manera, a los 8 años, comenzaba a llegar al juego de fingimiento que
los niños normales alcanzan al empezar a andar, pero que los niños autistas de bajo
rendimiento nunca alcanzan.
A pesar de que antes no entendía por qué no encajaba en la escuela con los
demás niños, ahora es consciente de la existencia de las señales sociales, puede
inferirlas, pero no percibirlos, ni participar directamente en ellas, ni percibir los
estados de ánimo. Temple señala como, incluso de niña, sacaba la máxima puntuación
en los test visuales y espaciales, pero lo hacía bastante mal en las partes abstractas y
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secuenciales, (característico de autistas). De hecho, para ella la naturaleza es hermosa
pero no la conmueve. Es extraño que después de su dura y caótica infancia lograse ser
bióloga.
Con 15 años sintió un gran interés por la biología y la ciencia en general. A los
16 años, fue a pasar unos días a la granja de ganado de su tío en Arizona, donde se fijó
que utilizaba una máquina, previamente a que viniera el veterinario, para tranquilizar
al ganado. La presión suave parecía relajarlas, por lo que pensó que podría inventar
uno para ella. A raíz de aquí, creó su “máquina de estrujar o abrazar” en la que
utilizaba un compresor industrial (utilizado para hinchas neumáticos), porque deseaba
los abrazos, pero a su vez le atemorizaba el contacto, por lo que creó una máquina
para que la abrazara y así la relajase, (al igual que las personas normales lo hacen
relacionándose con los demás), despertando ciertos sentimientos a los demás
percibiendo el amor que sienten por ella y el suyo hacia ellos, enseñándola a sentir
empatía por lo demás. Esta máquina modificada de distintas maneras, es utilizada hoy
en día en el ámbito de la investigación clínica.
Con la llegada de la adolescencia, Temple, comenzó a enfrentarse a la idea de
que jamás podría llevar una vida normal, ni disfrutar de las satisfacciones “normales”.
Sólo cuando acabó la universidad consiguió calmarse, después de los altibajos que
había sufrido, y por los que tuvo que tomar un antidepresivo, imipramina, con el que le
desaparecieron, poco a poco, los problemas de salud.
Los últimos 20 años han sido para Temple un continuo desarrollo. En las
conferencias su estilo se ha vuelto mucho más fluido y tiene más contacto visual con
el público llegando incluso a añadir digresiones humorísticas e improvisaciones y
respondiendo a las preguntas fácilmente. En su vida social, ha evolucionado, en el
aspecto en que es capaz de disfrutar pasando un rato agradable con dos o tres amigos.
Pero llegar a una verdadera amistad, apreciar a los demás por su otredad, por su
propia inteligencia, puede ser más difícil de lograr para un autista.
Temple se podía caracterizar como una mujer cuyos aspectos y modales eran
sencillos y directos, y, sus andares eran torpes, como ocurría con la mayoría de los
adultos autistas, a lo que, se denominó ataxia, como causa del desarrollo del sistema
nervioso.
Para Temple los mitos de carácter amoroso le eran indiferentes, era incapaz de
sentir empatía por los personajes pero, podía comprender sus emociones “simples,
fuertes y universales”, aunque, por el contrario, le confundían las emociones más
complejas y los juegos que practicaba la gente, tal como dice en una ocasión “Casi
siempre me siento como un antropólogo en Marte”. “Con la gente, me parece que
estoy estudiando a los indígenas de un lugar desconocido, que intento comprender lo
que tienen dentro. Pero no me siento así con los animales”.
Por otra parte había acumulado una inmensa biblioteca de experiencias a lo
largo de los años, por tanto, era como una videoteca que podía reproducir y visionar
en cualquier momento. Había complementado su experiencia leyendo
constantemente.
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Su tesis trataba sobre el efecto de un ambiente más o menos rico en el
desarrollo de los cerebros de los cerdos. Había dos grupos en los que destacaban
grandes diferencias: los sociables y encantadores, que se criaban en un ambiente
“enriquecido” y los hiperexcitables y agresivos, (autistas), que eran, por contraste, los
que se criaban en un ambiente “empobrecido”, por lo que, cabía la posibilidad de que
el factor del empobrecimiento de la experiencia fuese causa en la ilustración del
autismo humano. Temple destaca que les coge cariño a los animales, pero, que aún
así, tiene que matarlos para poder examinar sus cerebros. Para Temple su trabajo era
su vida y no había nada más, y, además, el exterior y el interior están fusionados, sin
separación de lo personal y lo profesional.
Debido a que no lo agradaba la forma de tratar a los animales, sobre todo, a la
hora de su muerte, diseñó unas rampas de altos muros ligeramente curvados, donde el
ganado caminaba en fila india, felizmente e ignorante de lo que le esperaba, hasta el
aparato que les disparaba la saeta letal, evitando así que el ganado llegara a sospechar
algo, y, por tanto, no sentían ninguna aprensión de lo que iba a sucederles; todo el
esfuerzo de Temple consistía en eliminar todo aquello que pudiese asustar o poner en
tensión a los animales.
La aspiración de Temple era devolver a la ganadería la idea de que había que
volver a contar con los sentimientos de los animales. Además, quería reformar la
industria cárnica.
Es sorprendente la enorme diferencia entre el reconocimiento inmediato por
parte de Temple de los estados de ánimo y signos de los animales y su extraña
dificultad para comprender a los seres humanos, sus códigos y señales, la manera en
que se comportan. No se puede decir que Temple carezca de sentimientos, ni que
exista una carencia fundamental de simpatía en ella. Por el contrario, su percepción de
los estados de ánimo y los sentimientos de los animales es tan fuerte que estos casi
toman posesión de ella, abrumándola a veces.
Temple cree que puede sentir simpatía por lo que es físico o fisiológico -por el
dolor o el terror de un animal-, pero carece de empatía para los estados de ánimo y
puntos de vista de la gente. Los niños pequeños, por el contrario, dice Temple, ya
“comprenden” a los seres humanos de una manera que ella nunca podrá alcanzar. El
conocimiento implícito, que toda persona normal acumula y genera durante su vida
sobre la base de la experiencia, de los encuentros con los demás, es algo de lo que
Temple parece carecer. Para subsanar esta carencia, tiene que “calcular” las
intenciones y estados de ánimo de los demás.
El autismo debe considerarse también una manera de ser, una identidad
totalmente distinta que necesitaba ser consciente (y estar orgullosa) de sí misma.
Temple sostiene opiniones parecidas, es muy consciente de lo que se está perdiendo
en esta vida, aunque también, es igualmente consciente de sus potenciales: su
concentración, su profundidad de pensamiento, su decisión, su tenacidad, su
capacidad para fingir, su franqueza y su honestidad. Estos potenciales son un aspecto
más de su autismo que van parejos a los negativos.
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Según explica en su autobiografía la metáfora y la ironía no puede llegar a
entenderla (al igual que todos los niños autistas), para ella todo era literal.
En cuanto a las relaciones sexuales, el enamorarse o haber salido con alguien lo
encontraba como interacciones desconcertantes y demasiado complejas para poder
afrontarlas. Nunca estaba segura de lo dicho, lo implícito o lo esperable. Esto es
corriente en los autistas.
Los autistas tienen un buen oído, pero no entienden la profundidad de la
música. Según ella misma describe no tiene inconscientes; no reprime los recuerdos y
los pensamientos como la gente normal, ya que, en su memoria no hay archivos que
estén reprimidos, porque no tiene ningún recuerdo tan doloroso como para estar
reprimido.
En personas normales la amígdala cierra los archivos del hipocampo, sin
embargo, en ella la amígdala no genera suficiente emoción para cerrar los archivos del
hipocampo.
En el autismo, no es el afecto en general, lo defectuoso, sino el afecto en
relación con experiencias humanas complejas, lo cual, ejemplifica claramente Temple.
Cree que hay algo mecánico en su mente, y, a menudo, lo compara con un ordenador,
viendo su propio pensamiento como un “proceso informático” y su memoria como
archivos de ordenador. Conjetura que su mente carece de parte de la subjetividad y la
interioridad que otros parecen tener.
Temple cree que las partes visuales de su cerebro y las que se dedican a
procesar una gran cantidad de datos simultáneamente están muy desarrolladas, y que
las partes verbales y las que rigen los procesos secuenciales están relativamente
subdesarrolladas y eso también es muy común entre los autistas. Esto lo atribuye a un
defecto del cerebelo, el hecho de que esté por debajo del tamaño normal.
Temple se aferra a la idea de que los “circuitos emocionales” del cerebro son
defectuosos, e imagina que estos sirven para enlazar las partes filogenéticamente
primitivas emocionales del cerebro (amígdala y sistema límbico) con las de evolución
más reciente, las partes específicamente humanas de la corteza prefrontal.
Un autista tiene una visión totalmente causal o científica del universo y un
deficiente sentido de la mediación o la intención, pudiendo formular tales asuntos en
términos de juicio o voluntad divina. Cree que en el universo existe una fuerza superior
que imparte el bien, no una entidad personal como Buda o Jesús; sino quizá algo como
el orden a partir del desorden.
La finalidad de su vida quiere que sea el haber hecho algo, una contribución
positiva, saber que su vida a tenido sentido y dejar algo a la posteridad y sus objetivos
son reformar la manera de tratar a los discapacitados, especialmente a los autistas, (ya
que se ha puesto demasiado énfasis en los aspectos negativos del autismo y prestado
insuficiente atención a los positivos), al igual que quiere reformar la forma de tratar al
ganado en la industria cárnica.
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Relación del contenido con los temas o conceptos propios de la
Psicología
En “Un antropólogo en Marte” se tratan varios temas que están relacionados
con los temas abordados en Psicología.
Uno de ellos, es la represión, un concepto central del psicoanálisis que designa
el mecanismo o proceso psíquico del cual se sirve un sujeto para rechazar
representaciones, ideas, pensamientos, recuerdos o deseos y mantenerlos en
el inconsciente. Este mecanismo de defensa hace su aparición en el texto cuando
Temple Grandin que no tiene inconsciente, es decir, describe que no puede reprimir
los recuerdos y los pensamientos como la gente normal, porque en su memoria no hay
archivos que estén reprimidos al no poseer ningún recuerdo tan doloroso como para
estar reprimidos. Esto extraña a Oliver Sacks porque, en su opinión, la represión es
universal.
Otro de los temas que se poseen relación, tiene que ver con la neuropsicología,
ya que Temple habla acerca de dos zonas del cerebro, la amígdala y el hipocampo, de
manera que, describe que la amígdala cierra los archivos del hipocampo, pero, en ella
la amígdala no genera suficiente emoción para cerrar los archivos del hipocampo,
produciendo así que la represión no aparezca en ella, porque la amígdala es una parte
del cerebro que se encarga principalmente de la formación y almacenamiento de
memorias asociadas a sucesos emocionales. Debido a que la amígdala no genera
suficiente emoción no es capaz de relacionar los sucesos con las emociones.
Por último cabe hacer una pequeña referencia a la carta que envió Temple a F.
Skinner para decirle que no tenemos que saber cómo funciona el cerebro: es sólo una
cuestión de reflejos condicionados reduciéndose a un estímulo-respuesta. Mientras
que Skinner defiende que es posible explicar la conducta de los individuos como un
conjunto de respuestas fisiológicas condicionadas por el entorno.
Conclusión
Cabe mencionar que los autistas aunque posean un trastorno incurable (no
debe confundirse con una enfermedad) que condiciona sus capacidades comunicativas
y sociales, así como su posterior desarrollo, es decir, son personas introvertidas con
importantes problemas de interacción social, no deben ser marginados o
discriminados por ello. Con esta intención de concienciación junto con la de informar
acerca de esta enfermedad, el Comité de Derechos Humanos de la Asamblea General
de la ONU ha declarado el 2 de abril como el Día Mundial de Concienciación sobre el
Autismo.
Se ha creado un manifiesto de concienciación para la ocasión donde se aboga
por el derecho de los niños discapacitados a disfrutar de una vida plena y digna, se
destaca la importancia de un diagnóstico a tiempo, pues se calcula que se tarda un año
en recibir el tratamiento apropiado, y se alerta del actual incremento de casos, ya que
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el porcentaje de autistas ha pasado de ser de uno por cada 2.500 personas, a uno por
cada 150. Además, este hecho es extrapolable a todo el mundo.
En el manifiesto, también, se solicita una mayor investigación con el fin de
determinar las causas exactas de este trastorno, se exige la creación de centros de
atención especializados en el autismo y se piden soluciones inmediatas a los
problemas de integración sociolaboral de este colectivo, de manera que, todas las
personas deberían de aceptar a las personas autistas, y, ayudarlas a que puedan llegar
a tener una vida “normal”.
Por lo todo expuesto se puede decir que el autismo no es un trastorno de
origen psicológico y que se expresa en la dificultad para comunicarse. Pero es
imprescindible que quede claro que no es una enfermedad y por tanto los autistas no
son enfermos y no hay que tratarlos como tales sino que hay que ayudarles a
integrarse ya que para ellos, esto es un trabajo muy difícil y complicado.
Al igual que el caso de Temple Grandin, todas las personas que posean autismo
deberían intentar que reduzcan sus dificultades sociales, para que puedan llegar a
integrarse, con ayuda de los demás, en la sociedad, y no ser discriminados como
personas que poseen una enfermedad.
Además se deberían llevar a cabo los objetivos de Temple, en cuanto, a
reformar tanto la manera de tratar a los discapacitados como al ganado en la industria
cárnica.
Frases a destacar
<< Casi siempre me siento como un antropólogo en Marte>>. Página 318
<<La persona que mata enfoca su trabajo como si estuviera etiquetando cajas en una
cinta transportadora. Su acto no le causa ninguna emoción>>. Página 341
<< Veo una gran relación entre la manera en que son tratados los animales y las
personas discapacitadas>>. Página 341
<< Mi mente es como un CD-ROM en un ordenador, como una cinta de vídeo
rebobinándose. Pero una vez llego a la parte que me interesa, tengo que reproducirla
toda>> Página 344
<< Una vez lo básico está trazado, sólo tengo que ponerlo en papel. Puedo hacerlo
escuchando la televisión. No hay emoción en ello. Simplemente pongo en marcha el
ordenador de mi cabeza y lo hago>>. Página 345
<< Si pudiera chasquear los dedos y dejar de ser autista, no lo haría pues entonces no
sería yo. El autismo es parte de lo que yo soy.>> Página 354
8
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