7. El marqués de Lazán en sus señoríos de Letux y Moneva

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7. El marqués de Lazán en sus señoríos de Letux y Moneva
MIGUEL PLOU GASCÓN
La familia Palafox perteneció, en su origen, a la nobleza catalana: “Barones y ricos
hombres del Principado”, unidos a los reyes aragoneses por su pertenencia a la
Corona de Aragón.
Su establecimiento en nuestro Reino data del año 1381 cuando el rey Pedro IV
vendió a Guillén de Palafox la villa de Ariza y sus aldeas: Monreal, Alconchel,
Bordalba, Cabolafuente, Embid y Pozuel.
Comenzamos la rama del Marquesado de Lazán en la persona de don Juan Felipe
Rebolledo de Palafox, en el momento en que hereda el patrimonio de los Bardají
y se convierte su Casa en una de las más importantes de Aragón; y en la suma de
estas pertenencias, entran el pueblo de Letux y la villa de Moneva.
Para la prestación de la posesión y homenaje, Letux recibe el día 21 de noviembre
de 1761 a don Juan Simón, infanzón, como procurador del nuevo señor, a cuya
persona representa. Le acompañan el portero de la Audiencia don Miguel Salas,
como Consejero de Justicia, y el escribano de Cámara don Juan Francisco Peco.
Don Miguel Salas, en nombre de la Audiencia, presentó al alcalde Domingo Bello la
Real Provisión o Mandamiento de posesión y homenaje que el pueblo corresponde
rendir Marqués de Lazán, quien la recibió con la aceptación plena del señorío,
según las reglas pertinentes.
De allí se fueron a Moneva, donde el día veintitrés de igual mes y año los mismos
hicieron extensión de la Real Provisión a don Gregorio Paracuellos, alcalde de la
villa, quien congregó en sus Casas Consistoriales al ayuntamiento, compuesto por
los dos alcaldes, don Gregorio Paracuellos mayor y don Juan Paracuellos del Río;
los dos regidores, don Ramón Tarazona mayor y don Gregorio Paracuellos menor
y el Síndico Procurador, don Domingo Mayor.
Inmediatamente, el Portero de la Audiencia puso una silla en el lugar preeminente
y sentó en ella a don Simón Ruiz, Procurador de Juan Felipe Rebolledo de Palafox;
quien entrando a presidir la corporación dijo que le “daba a su Señor la verdadera,
real, actual, corporal y pacífica posesión de la jurisdicción civil y criminal de la
villa”.
Revocó de sus empleos a los alcaldes y regidores, haciéndoles desamparar los
asientos que como tales ocupaban, quitándoles las varas que tenían en sus manos y
seguidamente, enterado del proceder de ellos, los volvió a nombrar en sus mismos
cargos y asientos con las mismas varas y la misma jurisdicción que antes tenían.
Pidió a los mismos que por sí y en nombre de todos los vecinos prestaran el
juramento de fidelidad y los homenajes debidos a su señor temporal, a uso y
costumbres de España.
De la Historia 143
Y ellos, siguiendo el rito, hincándose de rodillas ante un misal que
el procurador tenía en sus manos,
juraron por Dios Nuestro Señor y
Cuatro Evangelios –que tocaron y
adoraron–, guardar y observar en
todo tiempo cuanto tienen prometido y lo demás que como leales
vasallos son obligados.
Y por lo mismo, el procurador,
siempre en nombre del Marqués,
cogió con sus manos, uno por
uno, las de los dichos alcaldes y
regidores, juntas unas con otras, y dijeron que guardarían y cumplirían todo lo
prometido sin faltar en cosa alguna.
Moneva, cuya iglesia, ayuntamiento y vías públicas
fueron escenario de la toma de posesión señorial el
23-XI-1761
Seguidamente, el portero de la Audiencia, llevando de la mano al procurador, lo
paseó por las casas del ayuntamiento, por la plaza y calles públicas en señal de
dicha posesión.
Luego, se entraron en su iglesia, en compañía de don Domingo Pelayo, que era
el rector y tomó igualmente posesión como Patrón de la misma, de la Rectoría y
demás derechos pertenecientes a dicho Patronato. Se sentó en una silla, al lado del
evangelio, hizo oración reverente al Santísimo; abrió un misal puesto en el altar
mayor, levantó los manteles, entró en la sacristía, se paseó por ella; registro los
ornamentos, cerrando y abriendo sus cajones y puertas. Subió al coro, se paseó y
sentó en la silla rectoral e hizo otros actos denotantes de la dicha posesión.
Y así tomó la misma del horno de pan cocer, molino harinero, castillo y bohalar;
y de sus pastos y de sus leñas y de la pecha que le pagan sus vecinos, señalando
la obligación que tienen los mismos de llevar, a sus expensas, al dicho señor
temporal o a sus comensales dos carretadas de leña, al lugar de Letux, siempre que
estuvieren allí residiendo.
Y terminó con la posesión de todos los derechos dominicales pertenecientes a don
Juan Felipe de Rebolledo Palafox, y como prueba de dicha verdadera posesión, se
paseó por sus términos y montes.
Doña Jerónima de Bardají y Urríes, hermana del que fuera el último señor de
ambos pueblos de la familia Bardají, don José Claudio, marqués de Navarrés y
de Cañizar, conde de Luna y duque de Villahermosa, que es de quien hereda
don Juan Felipe, entre otros muchos bienes Letux y Moneva, se casa con su
pariente don Bernabé de Rebolledo de Palafox y Marta, segundo Marqués de
Lazán. Y celebran la boda en Letux, el día 19 de octubre de 1716, en la iglesia
parroquial que ellos habían construido a sus expensas, oficiando don José
144 Comarca de Campo de Belchite
Azlor, arcediano de Cámara, dignidad en la
catedral de Huesca. Fue un día memorable
para el pueblo, con la presencia de muchos
miembros de la nobleza aragonesa: ducado
de Villahermosa, condado de Guara…, de
las más linajudas de Aragón.
Don Juan Felipe, el nuevo señor se casa con
doña Paula Melzi y Eril, nacida en Abiategraso,
pueblo italiano cercano a Milán, hija de los
Condes de Melzi.
Tuvieron una hija, doña María Pilar, que se
casa en 7 de junio de 1804 con don Pascual
Marimón, marqués de Sardañola y de Boil,
conde de Revilla y barón de Boriol, vecino
de Valencia. Tres hijos, don Luis, don Francisco y don José Rebolledo de Palafox y MeEscudo en alabastro de los Bardají en la
lzi, hicieron la carrera militar en los Guardias
fachada de su palacio de Letux
de Corps, el cuerpo más selecto del Ejército.
Los tres tomaron parte en la Guerra de la Independencia como mandos principales en los Sitios de Zaragoza. En el primero, los tres juntos, lograron vencer a los
franceses, y acabado el cual, Luis y Francisco abandonaron la ciudad en busca
de refuerzos, pues pensaron, no sin razón, que los franceses volverían. Cuando
lograron reunir una columna importante, la ciudad ya estaba totalmente cercada,
arruinada entre las bombas y la peste, y no era posible romper el cerco. En ella
don José, enfermo de la epidemia, tuvo que rendir la plaza, pero ganó ante el
mundo el título de caudillo y defensor de la Ciudad.
Don Luis heredó el marquesado con sus títulos y señoríos, por ser el primogénito.
Acabada la Guerra de la Independencia, en 28 de agosto de 1815, fue nombrado
capitán general y presidente de la Real Audiencia, lo que le dio más oportunidades
de visitar sus posesiones. Le tenemos registrados varios viajes de Zaragoza a la
Sierra, una de ellas hasta Segura de Baños, y como le gustaba describir los pormenores del viaje copiamos:
“Al salir de Belchite, a cosa de un cuarto de hora se encuentra una ermita de la Virgen
los Desamparados y, contiguo a ella, un edificio muy grande y hermoso que se hizo por
un arzobispo de Zaragoza con objeto de poner en él un seminario conciliar, cuya idea
no se realizó; y por tanto se halla sin destino alguno, y es lástima que el Gobierno no
eche mano de él para hospital o cuartel, o para algún otro uso.
El camino a Letux se toma a cosa de media legua de Belchite por la derecha y dejando
a la izquierda el camino que va a Lécera. Todo él es bastante llano, y aunque pasa por
medio de algunos cerros son bajos y por consiguiente muy suaves subidas y bajadas.
Letux está a la caída de unas colinas y dominando un valle espacioso, en el que está
De la Historia 145
situada la Huerta más hermosa que puede
verse, la cual baña el río Aguas. Se extiende,
esta Huerta, más de una legua y al fin de
ella está el pueblo de Azuara. Su vista es
sumamente deliciosa. Letux es un pueblo
de unos doscientos sesenta vecinos”.
Su mujer, la Marquesa de Lazán, con su
hijo mayor Joaquín, estuvo bastantes
veces en Letux y en alguna visita tuvieron
necesidad de adelantar el regreso a
Zaragoza ante las noticias de revueltas
en el Bajo Aragón por los partidarios
liberales del general Riego. La Señora
Marquesa oía misa en la iglesia de Letux
desde la tribuna de su Palacio a través de
una celosía que unía a ambos edificios.
Cuando se hace la recluta para la guerra
contra los franceses, el Brigadier del Ejército don Andrés Boggiero, desde Herrera,
Letux. El palacio señorial y la iglesia
a 8 de junio de 1808, escribe al general
José de Palafox a la Ciudad: “Excmo. Sr.: Los voluntarios del pueblo de Azuara, llenos
del mayor fervor en sacrificarse por su Rey y por su Patria, desean pasar mañana a Zaragoza, y yo condescendiendo con su gusto, los mando a V.E. como Padre y Protector
de este Reyno”.
Al día siguiente el mismo Boggiero nombraba oficial del ejército al vecino de Azuara
don Juan Ignacio Floría, y con fecha 9 de agosto 1808 nombra a José Marín, vecino de
Belchite, comandante militar de los pueblos de Codo, Letux, Lagata, Híjar, La Puebla,
Azaila, Quinto, Fuentes, Mediana, Azuara y Almonacid de la Cuba.
Cuando José de Palafox es relevado como Capitán General de Aragón y se le nombra
General en Jefe del Ejército del Centro, durante los meses de abril y mayo de 1815
pasa la mayor parte de los días en Letux, desde donde cursaba las órdenes para la
organización de sus unidades.
Y como detalle curioso, terminamos copiando de una carta dirigida el 14 de abril de
1815 desde la villa de Belchite al Administrador de su Excelencia en Letux:
“Este Ayuntamiento se ha tomado la satisfacción de remitir esa poca verdura para el Excmo.
Sr. General, a quien se servirá V. decirle su atención y que lleve a bien la llaneza.
Por mandamiento de los señores del Ayuntamiento, firma su Secretario, Domingo Genzor.”
Fue una delicadeza de los Regidores de Belchite que Palafox, que al principio de los
Sitios pasó unos días en esa villa con parte de su ejército, agradecería mucho.
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