120272 PDF - Servicio de blogs del Poder Judicial de la Provincia

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CÁMARA SEGUNDA CIVIL Y COMERCIAL DE LA PLATA (SALA II
INTEGRADA). PODER PARA INTERVENIR EN JUICIO. CODIGO CIVIL Y
COMERCIAL: LIBERTAD DE FORMAS. INNECESARIEDAD DE ESCRITURA
PÚBLICA Y DE RATIFICACIÓN ANTE EL ACTUARIO.
Con fecha 16 de Junio de 2016, la Cámara Segunda de La Plata, Sala
Segunda integrada por la Dra. Silvia Patricia Bermejo y el Dr. Francisco
Agustin Hankovits, en la causa n° 120.272 "Sciatore Diego Martin Y Otro/A C/
Rossini Estela Laura Y Otro/A S/ Daños Y Perj.Autom. C/Les. O Muerte
(Exc.Estado)", resolvió en virtud de las disposiciones del Código Civil y Comercial
de la Nación la innecesariedad de la presentación de escritura pública a fin de
acreditar el mandato judicial otorgado a un letrado para actuar en juicio, como así
de la ratificación del mismo ante el actuario.
VJS
L° de Sentencias INTERLOCUTORIAS N° LXXII
Causa N° 120272; Juzgado En Lo Civil Y Comercial Nº25 - La Plata
Sciatore Diego Martin Y Otro/A C/ Rossini Estela Laura Y Otro/A S/ Daños Y
Perj.Autom. C/Les. O Muerte (Exc.Estado)
REG. INT.: 133 Sala II - FOLIO: 276
La Plata,
16
de junio de 2016.
AUTOS Y VISTOS: CONSIDERANDO:
I- Vienen las presentes actuaciones a fin de tratar el recurso de apelación
subsidiariamente interpuesto y fundado por la parte actora a fs. 107/108, contra la
resolución de fs. 103/104, en cuanto deniega la posibilidad de apoderamiento en el
expediente solicitado por la parte accionante en el Capítulo I de la demanda. El
recurso fue concedido a fs. 110 (art. 238, 242, 248 del C.P.C.C.).
II. El Juez de grado exige, a los fines del apoderamiento requerido en el
escrito de inicio, que se acompañe copia de escritura pública de poder general o
especial o fotocopia de la misma suscripta por letrado o, en su defecto, que los
mismos continúen interviniendo como patrocinantes de los actores en autos.
Ello, en tanto entiende que si bien actualmente el nuevo Código Civil y
Comercial de la Nación no incluye al mandato para los poderes generales o
especiales para estar en juicio entre los actos a instrumentarse por escritura
pública (arts. 1015 y 1017 C.C.C.N.), no importa por sí la derogación expresa o
tácita de las normas que emergen del Código Procesal Civil y Comercial de la
Provincia, dictado dentro del marco de la autonomía que ésta posee (arts. 75 inc.
12, 121 de la Constitución Nacional).
Incluso, sostiene el a-quo, que el propio artículo 1017 del nuevo Código, en su
inciso “d” establece el instrumento público para “los demás contratos que, por
acuerdo de parte o disposición de la ley, deben ser otorgados por escritura
pública", y que resulta claro entonces que, dado que el artículo 47 del C.P.C.C.
exige la acreditación de la representación voluntaria en juicio a través de escritura
pública, enmarcado en el diálogo de fuentes que promueve el nuevo Código Civil y
Comercial de la Nación (arts. 1 y 2), así debe procederse.
III. Liminarmente cabe señalar que en el anterior Código Civil se preveía
expresamente que los poderes generales o especiales a presentarse en juicio,
debían hacerse por escritura pública, conforme el art. 1184 inc. 7 de ese digesto.
Actualmente, no se ha establecido ese requisito para el otorgamiento de
este tipo de poderes. Por el contrario, el nuevo Código Civil y Comercial de la
Nación consagra el principio de libertad de formas al respecto (arts. 284, 285, 363,
1319 del CCyCN) y es a través del análisis específico de cada acto jurídico el que
determinará qué forma debe revestir el acto de apoderamiento.
Es decir, el poder debe cumplimentar las mismas solemnidades que el
ordenamiento jurídico requiere para el acto que el apoderado va a realizar en
nombre del poderdante. La forma en que deba realizarse el apoderamiento estará
dada por el acto que el representante deba realizar de modo que ata la suerte de
la formalidad del poder a aquella prescripta (Alvarez Julia, Luis y Sobrino Reig,
Ezequiel, en Código Civil y Comercial de la Nación comentado, dirigido por Julio
César Rivera y Graciela Medina, La Ley, Buenos Aires. 2010 T I, p-811).
Si el objeto del mandato es entonces la representación en juicio, ya sea por
poder general o especial y al sólo efecto de ejercer los actos procesales
necesarios, resulta suficiente con la manifestación de la voluntad de la parte
otorgante de ser representada por el letrado, sin ser necesario el otorgamiento de
ella a través de una escritura pública (Cfme. Cám. Civ. Dolores; Causa 95004; RS
8/2016 del 11/02/2016; voto de la Dra. Canale).
IV. En efecto, las Provincias han delegado la facultad de dictar el Código
Civil y Comercial al Congreso de la Nación y teniendo en cuenta el carácter
netamente procesal de las reglas que sobre la acreditación del mandato establece
el artículo 47 del Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos
Aires (que fue redactado en consonancia con el articulado del anterior Código
Civil, art. 1184 inciso 7), no resulta admisible que la legislación local limite el
alcance establecido por la normativa de fondo (conf. arts. 31 y 75 inc. 12º de la
Constitución Nacional; cfme. Ac. 79.617 del 18/4/2001).
Al haberse sancionado un nuevo Código Civil y Comercial de la Nación por
parte del Congreso Nacional en ejercicio de las facultades delegadas (ley 26.994),
en el que no se exige expresamente el instrumento público para la acreditación del
mandato para intervenir en juicio (arts. 1015 y 1017 del C.C.C.N.), a su disposición
ha de estarse.
No puede entenderse de la prescripción del artículo 47 del Código Procesal
Civil y Comercial –que ha sido dictado con anterioridad y no ha sido reformado
desde la sanción del C.C.C.N.- que el modo de acreditar la personería sea a
través de la presentación de la pertinente escritura pública, lo que actualmente no
encuentra sustento en el artículo 1017 inciso “d” del C.C.C.N. –lo que se coordina
con el art. 362 del mismo cuerpo legal-. Ello pues, una ley procesal no puede
crear para actos jurídicos –en la especie: contrato de mandato-, formas
instrumentales que la ley sustancial no prevé (arts. 5, 31, 75 inc. 12, 121, 126,
Const. Nacional). Es decir, la Provincia no puede imponer las formas a los
contratos, cuando ellas no están previstas en la ley nacional que regula sobre la
materia delegada. Por ello se juzga inadmisible exigir se formalice el poder de
marras en escritura pública (arts. cit.) como lo requiere el a quo.
V. Asimismo, atento el planteo efectuado a fs. 108 por el apelante, cabe
señalar que el Código Procesal es un conjunto de disposiciones tendiente a
desarrollar un juicio justo, por el cual, en palabras de Francesco Carnelutti, se
logre resolver los conflictos y comprobar o tutelar las relaciones no litigiosas (autor
citado, “Estudios de Derecho Procesal”, Ediciones Jurídicas Europa América,
Buenos Aires, 1952, Tomo I, pág. 67). Por el sistema de gobierno de nuestro país,
su dictado está reservado a las Provincias (arts. 5, 121 y sig., Const. Nac.) y por
su intermedio el Juez aplica las normas de los Códigos de derecho común, cuyo
dictado fue delegado al Congreso de la Nación (art. 75, inc. 12, Const. Nac.). Por
ende, no puede el legislador provincial hacer modificaciones a aquellas materias
atribuidas al legislador nacional (art. 75, inc. 12, CN), entre ellas, los contratos.
Aun cuando el legislador provincial debe asegurar la prestación del servicio de
justicia, ello lo será en la aplicación de las normas que integren el universo
jurídico, ya sea creadas por el Congreso de la Nación o las legislaturas locales.
En el caso del mandato, como ya se dijo, el anterior artículo 1184 inc. 7 del
Código Civil ya derogado disponía que el poder de representación en juicio se
debía realizar por escritura pública. Es así que cuando el letrado intervenía en el
proceso con poder de su cliente, debían respetarse las formas que la ley de fondo
establecía para su otorgamiento.
Fue ante aquel marco general que el art. 46 del Código Procesal Civil y Comercial
de la Provincia prevé la instrumentación del mandato frente al Actuario cuando el
valor del proceso fuera inferior a 120 jus. En esos casos, el fedatario de ese acto
de apoderamiento otorgado por un particular al abogado que lo representa deja de
ser ante un escribano para concretarse ante el Secretario del órgano. Lo mismo
acontece cuando la representación se brinda ante el juez de Paz.
Otra referencia nacida también en aquel contexto es el “Protocolo para
Presentaciones Electrónicas” -aprobado por la Resolución 3415/12 del 5/12/2012para el supuesto caso del patrocinio letrado y la presentación de escritos de ese
tenor. Ella se emite para disipar el procedimiento surgido en un contexto distinto,
ya que acontece cuando no hay representación y el letrado efectúa ese tipo de
presentaciones. No es que por vía de superintendencia se requiera dar una
especie de poder, pues cuando la parte suscribe ante el Actuario, en esta
hipótesis, no hay apoderamiento, sino que actúa con patrocinio y se requiere
presentar los escritos de forma digital. En tal reglamentación se explica que se
hace a iguales fines probatorios que el contenido en el art. 1184 inc. 7 del Código
Civil derogado. Empero, tal norma ya no subsiste en el plexo jurídico.
Por ende, si el contexto que dio origen a las disposiciones citadas ha cambiado –
pues el artículo 1184 inc. 7 del CC anterior ya no se incluye en el Código actualno puede el Código Procesal continuar interpretándose como si la ley sustancial
fuera la misma y no hubiese variado.
Como es sabido, las disposiciones del nuevo Código Civil y Comercial de la
Nación son directamente operativas sin necesidad de ser reglamentadas por leyes
complementarias.
De haber una disposición que haya nacido a resguardo de la ley anterior y fuera
contraria al nuevo orden público interno, aquélla se deberá adaptar al nuevo
sistema –en tanto, como es en este supuesto, las mismas son operativas y
consecuencia de las de derecho común-. No se podría continuar estando por la
validez de disposiciones que responden a una ley ya derogada. Sería una forma
de continuar perviviendo una ley ya desaparecida. De así suceder, habría una
divergencia temporal, porque el Código Procesal reflejaría a un Código sustancial
ya perimido. Dicho en otras palabras, el Código Procesal mantendría viva una
disposición fenecida, desaparecida del universo normativo actual y cuya
sobrevivencia no le es atribuible a las legislaturas locales.
VI- La función del abogado es acompañar a su parte en el más adecuado
ejercicio y defensa de sus derechos, en tanto con su título habilitante posee los
conocimientos jurídicos necesarios para conocer de las características del contrato
de apoderamiento que suscribe con su cliente, al igual que se encuentra en
condiciones de explicar a quien representará de los alcances y efectos de su
suscripción.
Pretender, por ejemplo, que la parte ratifique ante un Secretario judicial la firma del
documento como un resguardo adicional, soslayaría la responsabilidad profesional
del propio letrado. Los particulares –personas físicas y jurídicas- ponen en manos
de sus abogados la defensa de su libertad, su propiedad, sus relaciones de
familia, sus bienes y derechos más preciados. Muchos articulan sus demandas
con patrocinio, ocasión en la cual los abogados explican los hechos, definen el
derecho por el cual peticionan, encausando el litigio. Sin embargo, los actores no
son llamados a ratificar ante el secretario la firma que estampó en esa pieza
procesal, aun cuando la misma posea efectos sustanciales y procesales de
relevancia. Tampoco ese paso se requiere cuando con patrocinio letrado se
deduce un recurso o se presenta un escrito notificando y consintiendo una
sentencia.
Será pues ahora el abogado quien al confeccionar el poder controlará el
cumplimiento de las formas y recaudos exigidos y asumirá las eventuales
responsabilidades en razón de ello.
VII- A mayor abundamiento, la mayor libertad que el nuevo Código Civil y
Comercial de la Nación le da a los ciudadanos para ser representados en juicio
lleva a ampliar el alcance del artículo 19 de la Constitución nacional, en tanto la ley
contiene –en este aspecto- menos limitaciones que la anterior.
En efecto, la ausencia en el texto del artículo 1017 del nuevo Código Civil y
Comercial de la Nación de una previsión análoga a la del anterior artículo 1184
inc. 7 del CC, se fortalece desde la perspectiva del artículo 19 de la Constitución
Nacional.
VIII- La presente cuestión nos enfrenta a la delicada misión de impartir
justicia en un tiempo de cambio. Esta postura, como la contraria, sostenida en el
fallo atacado, se asientan en la interpretación de la ley, si bien conjugan de forma
distinta las diversas disposiciones. El Código sancionado con la ley 26.994 es una
norma adaptada a las nuevas realidades sociales, que se ha desprendido de
formulismos que atentan, de distintas maneras, contra la agilidad propia de las
relaciones y vínculos jurídicos actuales. Este es el sentido que expresamente
admite el artículo 1015 del mismo cuando establece “Libertad de las formas. Sólo
son formales los contratos a los cuales la ley les impone una forma determinada”.
Y de ese grupo se apartó a la representación del litigante por su letrado.
Siempre las formas surgen de la propia norma, por lo que no podría por vía judicial
hacerse el camino inverso, crearlas por vía judicial, lo que es contrario a la
flexibilidad que surge de la ley.
Sobre el particular, el artículo 363 del Código Civil y Comercial de la Nación
establece que el apoderamiento debe ser otorgado en la forma prescripta para el
acto que el representante debe realizar.
Por ende, “el principio general del Código es el de la libertad de las formas (arts.
284 y 1015), excepto cuando se la establece bajo pena de nulidad, como es en el
caso de las donaciones de bienes inmuebles, bienes muebles registrables y las
prestaciones periódicas o vitalicias (art. 1522), en las que se exige escritura
pública, con excepción de las efectuadas a favor del Estado, que pueden ser
acreditadas con las actuaciones administrativas (art. 1553). Es importante
destacar que la libertad de formas es un principio fundamental para asegurar que
la voluntad de los otorgantes, salvo casos excepcionales, no quede prisionera de
formalidades rituales que, en su afán de resguardar la expresión de esa voluntad,
terminan paradójicamente impidiendo su cumplimiento” (Cfme. “Código Civil y
Comercial, Comentado, Anotado y Concordado –Modelos de Redacción
Sugeridos-“, Coordinador Eduardo Gabriel Clusellas, Ed. Astrea y Ed. Fen Editorial
Notarial, Buenos Aires-Bogotá 2015, T° 2, pág. 95/96).
“En consecuencia, los poderes que se otorguen para los casos comprendidos en
la enumeración de los artículos 1016 y 1017 deben ser otorgados por escritura
pública, pero ya no bajo pena de nulidad, sino como compromiso de otorgar
oportunamente la forma exigida. Es importante la excepción a la forma impuesta
para las modificaciones que se refieran a estipulaciones accesorias o secundarias,
o que exista una disposición legal en contrario. De esta última excepción legal
puede concluirse que existe libertad de forma para las modificaciones de
instrumentos de representación que originalmente requieren escritura pública, si
solamente esa modificación se refiriera a estipulaciones accesorias o secundarias
del contrato que se autoriza a convenir en nombre del poderdante". (Obra citada,
pág. 97).
En definitiva, y sobre el tópico puntual cabe concluír que "... En el artículo
1017 del Código Civil y Comercial no se reproduce el inciso 7 del artículo 1184 del
derogado Código Civil, que establecía la obligatoriedad de la escritura pública para
el otorgamiento de los poderes generales o especiales que deban presentarse en
juicio, con lo que estos instrumentos en lo sucesivo quedan comprendidos en la
libertad de formas que es el principio general del Código. Debe tenerse presente
que el inciso c. del artículo 1017, que expresa que deben ser otorgados por
escritura pública todos los actos que sean accesorios de otros contratos otorgados
en escritura pública". (Obra citada, pág. 97).
POR ELLO, en virtud de las consideraciones que anteceden, se revoca el
apelado resolutorio de fs. 103/104, con costas por su orden, por el sentido en el
cual se resuelve y resultar una cuestión novedosa en derecho (arts. 68 y 69 del
C.P.C.C.). REGISTRESE. NOTIFIQUESE (art. 135 del CPCC.). DEVUELVASE.
FRANCISCO AGUSTIN HANKOVITS
(CONF. ART. 36, LEY 5827)
PRESIDENTE
Cámara de Apelaciones de La Plata
Sala Segunda
SILVIA PATRICIA BERMEJO
JUEZ
Cámara de Apelaciones de La Plata
Sala Segunda
LUIS ALBERTO MAIMONE
SECRETARIO
Cámara de Apelaciones de La Plata
Sala Segunda
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