La Hipergracia Nuevas doctrinas dentro de la Iglesia El secreto del éxito en la vida cristiana, es mantener el equilibrio. Tan perjudicial puede ser el extremo de la liberalidad, como lo puede ser el extremo del legalismo. Y tan mal entendido uno como otro extremo. Puede pensarse que estar contra el legalismo es estar contra los principios fundamentales, radicales contra el pecado, la Ley de Dios… no. Legalismo es un tipo de fariseo: Legalista en cuanto a la observancia de las leyes, pero hipócritas, incapaces de cumplir las mínimas ordenanzas. Viendo el otro extremo, la liberalidad, podría mal interpretarse que se está en contra de la libertad que ofrece Cristo, la Gracia, tan enseñada por Pablo. Tampoco se trata de esto. No, la objeción es en contra del abuso de la libertad, del abuso de la Gracia. Ya en el pasado cercano ha habido abuso de la Gracia, pero hoy se está abusando aún más, y por ello le llaman… la Híper Gracia o Súper Gracia. La Hipergracia es una moda doctrinal surgida como muchas otras en Estados Unidos, antes fuente de sana doctrina y expansión del Evangelio hacia América. Dicha doctrina se basa en la exposición de que Dios es bueno y no condena a nadie. De que la Ley ya es obsoleta, su tiempo ya pasó y fue abolida con Cristo, quien nos dejó la Gracia, que es la que hoy impera. Así que por Gracia sois salvos, puedes vivir como quieras. El peligro está en que la disciplina y santidad del creyente va menguando porque no es necesaria para la salvación. Esto junto con la doctrina de la prosperidad está convirtiendo a la Iglesia en una institución social más que espiritual. Por esta consecuencia cada vez se habla menos de la necesidad de arrepentimiento, de la fe genuina, del pecado. No parece haber una cuna de esta doctrina, una sede, como si lo fue en el Avivamiento de la Risa o la Doctrina de la Prosperidad. Pero es lógico que tiene su origen en quien procura destruir a la Iglesia, no físicamente, sino doctrinalmente, derruir sus bases de fe, doctrina, santidad y amor. Y es que realmente esta doctrina no es nueva. Es nuevo el nombre, Hipergracia. Pero como otras doctrinas heréticas del pasado, ésta ha existido prácticamente desde el principio del cristianismo, se le conoce como “antinomianismo”. El antinomianismo (del griego άντί, "contra", y νόμος, "ley"), “contra la Ley”. Aunque tuvo su auge en los tiempos de Lutero, y en su misma ciudad, Wittenberg, promulgada en 1537 por Johannes Agrícola, quien argumentaba que la fe era lo único necesario para la salvación, la Ley de Moisés por tanto ya es inútil. “El creyente puede perseverar en el pecado para que la gracia abunde”. En realidad desde los fariseos en los tiempos de Cristo se puede ver cierta forma de antinomianismo y en los escritos del apóstol Pablo ya se podía trazar la existencia de dicha doctrina desde Romanos 6:1-2, escrito aproximadamente en el año 58, y hasta nuestros días, hoy promulgada por la Nueva Era, dentro del gnosticismo. Es otra forma de ver como el gnosticismo y la Nueva Era están introduciéndose en la Iglesia de una manera muy sutil y peligrosa. Porque así como Nueva Era presenta argumentos y elementos muy cómodos, modernos, hermosos, el cristiano ligero es cautivado por tales pensamientos. La clave de entrada son los pastores y maestros ligeros, que usan los textos sacándolos de contexto para adaptarlos a su comodidad. El problema va mas allá. Si un pastor o mal maestro quiere perderse, vivir tibiamente, que lo haga, es libre de hacerlo. Pero que se retire y no enseñe así a los miles bajo el púlpito, porque el pueblo es inocente y cree lo que su pastor maestro le ensaña. Es Pueblo para Cristo, no tienen derecho a desviarlo y hacerlo que se pierda. De ello tendrán que dar cuentas. Un caso visto: Un pastor enseñando en el púlpito (no en privado), poniéndose de ejemplo al explicar la supergracia: “Yo puedo ir con mi amante en mi auto y nos estrellamos y morimos, ¿ella? no sé, pero yo como ya soy salvo por fe, me voy al cielo”. Estas ovejas al ver a su pastor vivir y enseñar doctrina ligera, dice “ahhh entonces se puede” y van y viven a la ligera y en pecado. Por eso hoy gran parte de la Iglesia se parece a la Iglesia de Laodicea: “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. !!Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo”. Ap. 3:15-17 ¿Quién practica la Hipergracia? El teólogo Joseph Mattera, creó una lista de 8 signos más claros de que una iglesia está siguiendo la Hipergracia (Publicada en Noticia Cristiana de Agosto 28 de 2013): 1. Los predicadores no hablan en contra del pecado: Si usted está en una iglesia como esta, te darás cuenta de que la palabra “pecado” por lo general sólo se menciona en el contexto del perdón de los pecados en Cristo. A veces se reprende a la gente que se atreven a llevar el asunto, clasificándolos de “legalistas” y “fariseos”. 2. El pastor nunca toma una posición firme sobre la santidad: En un intento por atraer a más gente, todo se hace para que las reuniones sean más agradables, especialmente el sermón. Los ministros no toman una posición pública, o enseñan a los miembros sobre cuestiones que están en la agenda como el aborto, la homosexualidad, la legalización de las drogas, o cualquier cosa que pueda hacer frente a la audiencia. Se ignora cualquier intento de establecer o cobrar a los afiliados de los parámetros para una vida de santidad. 3. El Antiguo Testamento es casi totalmente ignorado: En estas iglesias, el Antiguo Testamento es tratado como un registro que no tiene un valor real con nuestro estilo de vida moderno. Bien, no hay ninguna mención de los Diez Mandamientos o las porciones bíblicas donde Dios se muestra como un juez. 4. A los líderes se les permite enseñar y predicar abiertamente viviendo en pecado: No hay condenación hacia los pecados como la fornicación, la avaricia y la embriaguez son tolerados. Ya sea para los miembros ordinarios o personas en posiciones de liderazgo, esto no es “importante”, ya que no refleja el amor al prójimo y el respeto a sus decisiones. 5. Los mensajes suelen acudir en contra de la “iglesia institucional”: Los pastores que han abrazado la Hipergracia están constantemente en contra de las iglesias más “conservadoras”, porque creen que su mensaje ya no es relevante a la cultura de hoy. Por otra parte, estos “fundamentalistas” sólo colaboraran para que las personas en general tengan una mala impresión de los evangélicos. 6. Los pastores predican en contra del diezmo: La Hipergracia, no estimula a la gente a leer la Biblia y llegar a sus propias conclusiones, pero se preocupa por decir lo que no se puede creer. Aunque si hablan de ofertas y anuncian las necesidades financieras de la iglesia. Los pastores afirman que el diezmo es otra ley que fue abolida en Cristo. Por lo tanto, cada miembro puede decidir si lo desea o no involucrarse financieramente. 7. Los pastores predican sólo mensajes motivacionales: Desde los púlpitos de las iglesias resuenan sólo mensajes positivos sobre la salud, la riqueza, la prosperidad, el amor de Dios, el perdón de Dios y de cómo tener éxito en la vida. No existe una preocupación o interés en proclamar “todo el consejo de Dios”, o estimular el trabajo evangelístico y misionero que requiere arrepentimiento y cambio de vida. No mencionan la existencia del diablo y demonios. Dios ama a todos y ve que ningún daño les ocurra. 8. Miembros de la Iglesia no deben temer a ningún tipo amonestación por parte de su liderazgo: Los participantes de una iglesia que siguen la Hipergracia están convencidos de que, a causa del fuerte énfasis en la gracia, todo está permitido. Es decir, no se espera ningún cambio real de ellos, sólo asistir a los cultos de adoración y ser “mejores personas y más felices”. ¿Algo mas? Jehová Dios te bendiga, y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz. Num 6:24-26 Victor Manuel García