La muerte lenta de Recoletos

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Diagonal // Del 21 de julio al 31 de agosto de 2005
18 // MEDIOS
observatorio
de
medios
A MACHETAZOS CON LA PRENSA
CANAL INVISIBLE
Varios periodistas fueron agredidos con
machetes en el transcurso de una manifestación de ex paramilitares en Guatemala el
pasado 11 de julio. Lo mismo ocurrió en
un evento similar en marzo.
Colectivos usualmente marginados en los
medios de comunicación (prostitutas, gitanos, etc.) envían, a través de sus móviles,
imágenes y mensajes que son publicados
automáticamente en una web (zexe.net).
MEDIOS DE COMUNICACIÓN DE MASAS - MEDIOS ALTERNATIVOS - LIBERTAD DE INFORMACIÓN - [email protected]
HISTORIAS MEDIÁTICAS // ENTRE DESPIDOS Y ALTA ESPECULACIÓN
PEDRO ANTONIO NAVARRO*
La muerte lenta de Recoletos
Un mundo
invisible
Álvaro Minguito
Un continuo goteo de
despidos y la venta de
cabeceras avanzan la
desmembración de uno
de los grupos editoriales
más leales al anterior
gobierno, con cabeceras
como ‘Marca’, ‘Qué!’ o
‘Expansión’.
Felicia Barrio
Madrid
Se ha convertido en una fea costumbre: cada pocos días, el director del diario. económico Expansión hace llamar a su despacho a
uno de sus empleados. Al cabo de
unos minutos éste se dirige a su
puesto de trabajo, recoge sus cosas
y sale por la puerta camino de su
casa. Van 11 en pocas semanas.
Veteranos, recién llegados, fichajes, becarios... Desde el pasado
enero, el Grupo Recoletos limpia
selectivamente las plantillas de sus
principales cabeceras –Marca, Expansión y Qué!–, donde los despidos y no renovaciones se suceden
como un lento goteo, mientras se
deshace de otras publicaciones no
estratégicas.
Un goteo que ha hecho charco.
“Separemos el músculo de la grasa”, afirmó su presidente y propietario, Jaime Castellanos, las últimas navidades. Y la poca fibra que
aún navega junto al sebo que se
conduce cada mañana al trabajo,
entre la paranoia y el desasosiego,
no sabe si será ése su último día.
No es para menos, ya que el
rumbo que ha tomado el que fuera
uno de los principales grupos editoriales del Estado sólo tiene dos
destinos: la venta en bloque o a pedazos, dos soluciones que firmarían un nuevo capítulo del bucle especulativo que se repite a lo largo
El rumbo que ha tomado
el Grupo Recoletos
sólo tiene dos destinos:
la venta en bloque
o a pedazos
de su historia. Sea cual sea el desenlace, nada de lo que quede recordará a los viejos tiempos de rancio
copete y cenas en el Ritz con lo más
florido del empresariado y el gobierno nacional.
Conviene hacer un poco de balance. Los orígenes de Recoletos se
remontan a 1977, cuando un grupo
de periodistas compra el semanario Actualidad Económica a su empresa editora. Posteriormente, el
mismo grupo adquiere otras publicaciones como la revista Telva y el
diario Marca y lanza otras nuevas
como Expansión y Diario Médico.
El Opus Dei es desde sus comienzos una de sus señas de identidad.
Algunos de sus fundadores, Juan
Pablo Villanueva, Ignacio de la
PRESENCIA PÚBLICA. A traves de sus distintas cabeceras, el Grupo Recoletos fue uno de los principales apoyos mediáticos de los gobiernos de José María Aznar.
Rica, José M. García Hoz, Luis Infante o Alejandro Kindelán siempre han sido algo más que simpatizantes de La Obra. Entre 1988 y
1994, el grupo británico Pearson,
propietario del Financial Times y
The Economist, fue adquiriendo
acciones hasta copar el 99,6% de la
compañía.
Hacia el capital riesgo
España va bien y Recoletos también. Mientras sus viejos propietarios se hacen de oro, toman protagonismo los actuales directivos,
con Jaime Castellanos, con domicilio en el barrio de Neguri (GetxoBizkaia), a la cabeza. El grupo se
alía con Unedisa (Rizzoli) para hacerse fuerte en la guerra por la
consolidación que tiene lugar en
los medios del Estado a finales de
los noventa. El acuerdo –Recoletos
toma el 30% de El Mundo y se firman varios lazos comerciales– se
concibe como una plataforma de
lanzamiento para lanzar la empresa en Bolsa. En 2002 Pearson decide sacar al parqué el 20% de
Recoletos a un precio de 12 euros
por título, ofreciendo a sus empleados un descuento que lleva a una
parte de ellos a endeudarse para
adquirir participaciones. Una OPV
inflada y un entorno bursátil y editorial nefasto hunden la cotización
hasta los cuatro euros en diciembre de 2003.
A finales de 2004, el equipo directivo de Recoletos resuelve adquirir la compañía a la firma inglesa por 732 millones de euros y
retirarla de Bolsa a un precio de 7,2
euros la acción. Gracias a esta subida –de cuatro a siete euros en un
año–, Castellanos y otros ejecutivos se embolsan grandes sumas de
dinero en stock options y crean
Retos Cartera, en la que participan
varias familias y casas especuladoras –gestoras de fondos de inversión como Providence, una de las
mayores de Europa, y Mercapital,
sociedad de la familia Loizaga–, la
familia Bonomi y, sobre todo,
Banesto, el banco que dirige Ana
Patricia Botín, a la sazón la sobrina
de Castellanos.
Además, Retos invita a cerca
de 40 cargos y biempensante capital humano de la compañía a
participar de su operación por
medio de una empresa filial,
Recoletos Management, que les
convierte en beneficiarios inframinoritarios de futuras ventas.
La nueva zanahoria no es tan
nueva, ya que muchos directivos
De la plantilla de ‘Qué!’
han caído los redactores
jefe de Barcelona y
Bilbao, cesados por una
cúpula del Opus Dei
de la firma perdieron hasta un
40% de sus inversiones cuando
la empresa salió a Bolsa. Retos
tiene que pagar a Pearson y recompensar a los socios prestamistas –el capital riesgo es así:
comprar barato, esperar y vender caro–, que sólo esperan una
prima a cambio de su apoyo.
Pésima gestión
Con este panorama, Recoletos empieza a soltar lastre y a hacer caja. Vende la deficitaria Expansión
TV al grupo Intereconomía, la revista femenina Tú Eres Única a
RBA Editores y el 30% del gratuito Qué! a Godó. Otras como la decana Actualidad Económica,
donde casi se equipara el número
de jefes al de redactores, se debate mes a mes entre la desaparición y la venta a precio de saldo.
Se imponen las malas artes y
una pobre y acomodaticia gestión. Así, todos sus medios pierden gas y prestigio. El pasado 25
de junio, Expansión fue forzada
por Burger King a dedicar nada
menos que la página 3 íntegra a
rectificar una noticia que la multinacional consideraba errónea.
Ya no es sólo que hace bastantes
años que un diario no cede tan
categóricamente a las exigencias
de una empresa –el chantaje y el
arrugue en la prensa económica
es continuo–, es que los directivos del diario no dudaron en cargar abierta y únicamente contra
el redactor de la información.
Este mes, el diario también ha tenido que disculparse por manipular el titular de una entrevista
con el ministro del Interior.
Sólo Marca y Qué!, cuya máquina registradora ingresa cuatro millones de euros mensuales, mantienen el tipo dentro un abanico
de cabeceras en decadencia. Pero
en su seno la relación gestoresempleados es igual de retorcida.
En enero, el nuevo director de
Marca estrenó su cargo con siete
despidos, lo que provocó concentraciones de los empleados a las
puertas de la sede de Castellana
66; mientras que de la plantilla original del gratuito Qué! –que aún
no ha cumplido un año y soporta
fuertes presiones y eternas jornadas laborales– se han caído cerca
de 20 trabajadores, incluidos los
redactores jefes de delegaciones
tan delicadas como Barcelona y
Bilbao, cesados por una cúpula
militante del Opus Dei. ¿Cómo
acabará todo? Próxima entrega en
Expansión.
a lectura diaria de las páginas de la sección de Internacional de cualquier periódico o la contemplación
pasiva de la pantalla del televisor de
la que emanan los noticiarios nos dejan una profunda sensación de aislamiento. ¡Dios mío, estamos solos!
Bueno, casi solos, porque con nosotros tenemos a nuestros amigos
de EE UU, nuestros compañeros de
Francia, los compadres de Alemania... Gracias a la extensa información recibida, me he dado cuenta
de que sus parlamentos funcionan
casi exactamente igual que el nuestro; sus presidentes (o reyes, que
también tenemos espacio para el romanticismo y los valses de Strauss)
se parecen cantidad a los inquilinos
de la Moncloa y de la Zarzuela. Las
ciudades podrían estar diseñadas
por los mismos arquitectos, por no
hablar de la moda: ¿no resulta increíble cómo se ha impuesto la americana de tres botones en todas partes? Nuestros científicos son amigos
de los suyos y comparten sus avances y, así, nuestra vida tiene más y
más calidad cada día. A veces se terminan produciendo las típicas desavenencias entre amigos, pero nada
que no pueda ser superado de un
modo civilizado y que se zanja con
un apretón de manos ante unas copas de vino, que para eso nos hemos
dotado de un sistema de convivencia
tan armónico.
También están esos otros tipos.
Siempre malencarados, de mala leche y sin corbata. No sabemos muy
bien cómo organizan su convivencia
ni cuáles son sus cauces de expresión política. Probablemente no cantan, no pintan, no hacen películas ni
inventan nada interesante, porque
nosotros no tenemos información alguna al respecto. La última vez que
estuve en la procesión del Rocío me
comentaba una monja que esos musulmanes son unos fanáticos religiosos. No me extraña en absoluto.
Afortunadamente están lejos, porque no hay más que ver cómo se las
gastan en Iraq o en lugares así.
Fuera de esto sólo me he enterado
de una nebulosa de tono tenebroso
en forma de maremotos, pandemias
y locura colectiva que afecta a unas
gentes de las que no se sabe mucho
–ni interesa– aunque, por las imágenes que llegan de cuando en cuando, parecen un poco más oscuros
que la mayoría de los socios de nuestro club y se agrupan en algo que los
expertos en comunicación denominan etnias. Es el mundo exterior, la
zona salvaje.
Mirando un atlas me he dado
cuenta de que esta nebulosa agrupa
a cuatro quintas partes del mundo. A
veces he pensado que tal vez podríamos conocer algo más, pero consultando las páginas de información internacional comprendo que los expertos en comunicación y las empresas para las que trabajan no creen
conveniente desvelar más del mundo invisible. Sus razones tendrán.
L
El autor
* Pedro A. Navarro es periodista.
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