PODER MEDIÁTICO, MOVILIZACIÓN CIUDADANA Y

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INFORMATIVO POLÍTICO – CULTURAL DEL ECUADOR - EDICIÓN ESPECIAL 21 DE ABRIL 2005 EDITOR: JOSÉ AMAUTA
PODER MEDIÁTICO, MOVILIZACIÓN CIUDADANA Y GOBERNABILIDAD
“Gutierrez huye y Palacio asume con la venia militar"
(Comercio Pg. 1, del 21 de abril- Quito. Ecuador).
Fernando Garzón
[email protected]
Testimonio en honor a Julio García, periodista chileno-ecuatoriano
El poder mediático de la comunicación generada durante el proceso de
rebelión y acciones que confluyeron en la caída de Lucio Gutiérrez, (ex)
Presidente del Ecuador, configuran una nueva caracterización de la
movilización social, los canales de toma de decisiones políticas, los tiempos
políticos, la territorialidad de la lucha política, la convergencia interclasista y en
especial de la organicidad política en torno a las acciones de poder de fuerzas
involucradas en los procesos políticos.
El uso intenso y masivo de las formas de comunicación de masas como la TV
y la Radio, al integrarse en forma generalizada con la utilización individual de
la comunicación por celular y en forma restringida de los correos electrónicos,
han generado un potencial
de las acciones políticas urbanas cuya
consecuencia inciden fuertemente en las situaciones emergentes del Poder
político.
El ciudadano trabajador, oficinista, empresario, estudiante, empleado, joven o
anciano, al acceder a la información en “vivo y directo” de las acciones
políticas urbanas que trasmiten los canales de televisión; interpretan las
imágenes y se convierten en actores subliminales de la realidad virtual. Estos
mismos ciudadanos al incorporarse a las movilizaciones políticas urbanas, de
actores subliminales se convierten en actores reales, no solo por estar en la
acción, sino también porque comparten e interactúan con información y
decisiones a través de las radios alternativas, celulares y correos electrónicos.
Esta experiencia individual vivida lo conecta con la experiencia social colectiva
y viven la experiencia de ser parte de la historia, porque el nivel de
empoderamiento de la experiencia social colectiva, esta en relación directa de
cómo interpreta su rol real o virtual en la toma de decisiones y acciones
ejemplares que se producen en las luchas urbanas.
En Quito, Guayaquil y Cuenca, en los dos meses anteriores al derrocamiento
del Gobierno del Crnel. Lucio Gutiérrez, los Gobiernos locales (Municipios y
Consejos Provinciales) haciendo de intermediarios de estrategias partidarias,
direccionaron procesos de acción política en el territorio urbano. Guayaquil
con una agenda política institucional y autonómica; Cuenca con una agenda
de demandas locales condicionadas a las decisiones del Gobierno Central; y,
Quito con una Agenda de concertación asambleísta para exigir el respeto de
la constitución. En consecuencia las marchas impulsadas en estas ciudades
replicaban con ciertas innovaciones, las movilizaciones políticas que
precedieron a las caídas de los gobiernos en Ecuador de Abdhala Bucarám y
Jamil Mahuad.
Pero, en los ocho días de movilización ciudadana en Quito, que culminaron
con la huida de Lucio Gutiérrez del Palacio de Gobierno, se configura un
nuevo momento en la historia de las movilizaciones sociales en Ecuador
porque en esos ocho días paulatinamente cambio la correlación de fuerzas a
favor de los ciudadanos aplicando nuevas y novedosas formas pacificas de
acción y movilización distribuidas en todo el tejido urbano capitalino.
El precedente y una de las causas de este nuevo momento, se caracteriza por
la perdida de legitimidad y credibilidad de los políticos en ejercicio,
identificados como responsables de la crisis nacional y de la inconsecuencia
con las demandas de los ecuatorianos, después de las caídas del Gobierno
de Abdalá Bucarám y Jamil Mahuad. Esto se hizo evidente en Quito, en
donde la clase política de la oposición al Gobierno de Lucio Gutiérrez,
perdieron liderazgo en la Asamblea de Quito, convocadas por el Municipio de
Quito y la Prefectura de Pichincha.
En el 2005, cuando a principios de abril la Asamblea de Quito pierde
convocatoria social es cuando se produce una inflexión de las prácticas
políticas urbanas en Quito. Este fenómeno profundiza la crisis de legitimidad
de los partidos y políticos de todas las tendencias ideológicas.
Es en este momento clave que la radio alternativa La Luna, a través de su
Director Paco Velasco, es sintonizado por el sentimiento ciudadano y
potencia técnicas de comunicación interactivas entre el comunicador y la
persona receptora, desbordando el campo de la simple información o la
ideologización de la comunicación.
En los hechos, los oyentes convertidos en comunicadores en tiempo real,
intercambiábamos
información sobre
puntos de acción ciudadana,
desplazamientos de la policía y militares, situación de eventos políticos en el
Congreso del Ecuador, todo ello claramente identificado en el mapa urbano de
la ciudad de Quito.
Paco Velasco Director de Radio La Luna, inaugura en el imaginario urbano con
los ciudadanos, asambleas interactivas virtuales que van decidiendo las
acciones urbanas para cada día, como el cacerolazo, el frenazo, el estadiazo,
etc. Irónicamente se replicaba en el imaginario urbano de la lucha social, los
patrones de innovación, cambio o consumo, propios del marketing muy
difundido en la televisión. Pero también los ciudadanos hicieron de la política
social, dinámicas artísticas urbanas con la creatividad de las acciones, la
innovación de los mensajes, la alegría ironizada que desbordó la tradicional
“sal quiteña”, el ejercicio pacífico de la acción política….; se reinventó
focalmente el Mayo 68 de Francia para vivir el Abril 2005 de Quito.
Este estilo de comunicación democrática, participativa, transparente y
solidaria, tuvo como consecuencia evidente que los ciudadanos activos en la
movilización social desbordaron los esquemas dominantes de directrices
políticas emanadas desde las estructuras de las organizaciones de poder,
como los partidos, movimientos, ONG. Gobiernos Locales, etc. En Quito los
ciudadanos autollamados “Forajidos” como reacción a la acusación que con
ese apelativo realizó el entonces Presidente del Ecuador, Crnel Lucio Gutiérrez
, aprendieron a organizar las acciones urbanas como prácticas autónomas del
poder formal, con formas atrevidas de resistencia y rebeldía social.
La virtualidad del proceso permite a cada “forajido” sentirse parte de las
acciones en otras partes del territorio urbano, es como si los contenidos de la
comunicación se endiosó en si misma y desplazó a la realidad, para convertirse
ella misma en LA realidad. Una realidad que presentó mas de 100.000
“forajidos” que marchábamos por las calles de Quito para oponerse al sistema
político ecuatoriano gritando “fuera todos”, en la noche del 19 de abril del 2005,
un día antes de la caída del Crnel. Lucio Gutiérrez.
En la caída de Bucarám y Mahuad, las movilizaciones sociales en Quito
tuvieron como actor clave al movimiento indígena. Durante las acciones de
oposición al Gobierno de Abdalá Bucarám, los canales de la comunicación y
dirección al interior de las movilizaciones urbanas obedecían a las estructuras
organizativas de las confederaciones indígenas y los movimientos y partidos
políticos de izquierda. En la caída del gobierno de Jamil Mahual de igual forma
fue la organicidad de los indígenas, de los mestizos inducidos y los militares
complotados entre los cuales estaba el que iba a ser Presidente del Ecuador,
Crnel. Lucio Gutiérrez; fueron los que cubrieron el vacío de liderazgo político
oficial de los partidos y aplicaron sus propios métodos y formas de comunicación
jerarquizados para la movilización social.
En la caída de Lucio Gutiérrez se presenta un cambio radical en esta constitución
clasista-étnica y en las formas de comunicación como hemos analizado.
Efectivamente, la constitución clasista es de todos los estamentos
mestizos-urbanos de la clase media, los pobladores y los jóvenes estudiantes; y,
el liderazgo es un ejercicio colectivo en las fronteras de la felicidad y la
espontaneidad constructiva pacífica.
Los límites de esta innovación fueron evidentes en los minutos inmediatos de la
caída de Lucio Gutiérrez al inicio de la tarde del día 19 de abril. Los ciudadanos
quiteños autollamados “Forajidos”, habían innovado la práctica política en las
acciones urbanas, pero no se habían forjado dinámicas asociativas para dar
respuestas estructuradas para el ejercicio del Poder y desde la práctica política de
la acción urbana pasar a la práctica política de la gobernabilidad.
Podemos afirmar que la historia de “lo político” de los últimos años en el Ecuador
se podría simplificar narrando los “sucesos” como la caída de gobiernos, donde
los actores sociales ejercen sus derechos políticos en las calles y plazas, y los
“procesos” de recomponer la institucionalidad y la gobernabilidad, donde
aparecen nuevamente los actores partidarios, los grandes electores, los lobby
institucionales, los grupos económicos. Como me digo un forajido en plena
movilización: “nosotros ponemos la sangre y los perfumados ponen el poder”.
Esta necesidad de institucionalizar la acción ciudadana, en parte ha sido asumida
por los organismos de derechos humanos con sede en Quito, en los límites de la
protección, vigilancia, denuncia y más procedimientos normativos para el buen
ejercicio gubernamental de los derechos sociales y políticos.
De igual manera, fue evidente que en Quito, determinadas organizaciones
políticas, siempre estuvieron presentes en el proceso de rebeldía de los últimos
días, aunque no pudieron asumir líneas vanguardistas como lo hicieron en la
caídas de los gobiernos de Bucarám y Mahuad. Estas organizaciones políticas
que incluyen organizaciones gremiales, se hicieron evidentes en Quito, en la
tarde critica del día 20 de abril en que cayó Lucio Gutiérrez, con prácticas políticas
que ha diferencia de los “forajidos” que fueron de tipo pacífica, se manifestaron en
forma violenta y que la clase política retardataria inmediatamente la catalogaron
como anárquicas con serios riesgos de convertirlas en justificativos para
reacciones autoritarias.
En suma la capacidad propositiva de la rebeldía ciudadana por ser genérica y de
principios, no tiene el peso de lo que sería una agenda de gobierno, mandato
ciudadano, Hoja de Ruta, u otras formas que aporten a los procesos de
gobernabilidad concreto, al que se enfrenta el Ecuador PostGutierrez. La
amenaza en potencia que se cierne sobre la gobernabilidad postgutierrez, es la
falta de institucionalidad y organicidad ciudadana para incidir o ser parte en las
estructuras del Poder del Estado.
En consecuencia, posiblemente se repita la historia de los gobiernos que
reemplazaron a los gobiernos defenestrados, que terminan respondiendo a la
institucionalidad constitucionalista desde los grupos económicos-financieros,
lobby organizacionales, lideres partidarios, y más referentes del poder real
nacionales e internacionales.
Si esto ocurriese, se sumaran nuevos años a los veinticinco años de Democracia
no Participativa y en el escenario inmediato se sumaran nuevos días a los ochos
que cambiaron una presidencia de la república, días en que la incertidumbre
podría ser un riesgo peor que la paz constitucionalista forjada a espaldas de los
“forajidos”, los mismos que a esta hora están al pie de la Embajada del Brasil
donde se encuentra con asilo diplomático el Sr. Lucio Gutiérrez , expresidente del
Ecuador, coreando la consigna:
“LUCIO AL PENAL, BRASIL AL MUNDIAL”
(Ecuador - Noticiero de Canal 1, a las 23H40 del jueves 21 de abril del 2005)
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