Recurre el interno la aplicación del art. 10 L.0.G.P., motivado este

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Recurre el interno la aplicación del art. 10 L.0.G.P., motivado este régimen en
que es presunto autor de delitos relacionados con una organización delictiva de cuya
disciplina interna no consta se haya sustraído.
De los informes del centro penitenciario consta que el interno, de nacionalidad
marroquí, se encuentra en situación de preventivo desde el 18 de noviembre de 2001, a
disposición del Juzgado Central de Instrucción nº 5, por delito de pertenencia a banda
armada. Fuera de este dato, se menciona que no colabora con el tratamiento, sólo se
relaciona con otro interno de origen musulmán con el que en todo momento habla en
árabe y en sus rezos dedica oraciones a Osama Bin Laden, que es lo único que los
funcionarios entienden cuando reza; al mismo tiempo, en el poco tiempo transcurrido no
tiene ningún parte regimental, ni ha faltado al respeto a funcionarios ni al resto de los
internos, siendo muy distante con ambos.
De estos escuetos datos no se puede desprender ni inadaptación manifiesta y
grave a las normas generales de convivencia del centro penitenciario ni peligrosidad
extrema por parte del interno como requiere el art. 10 L.0.G.P. para la aplicación del
régimen cerrado. Por lo que respecta al primer supuesto, uno de los informes refiere
según se ha indicado que no ha tenido partes y no ha faltado el respeto, por lo que es
evidente que no ha sido la causa justificante de la decisión del Centro Directivo. En
cuanto al segundo supuesto, con los datos expuestos no existen motivos suficientes para
entender que el preso sea extremadamente peligroso; de momento no ha sido condenado
por ningún delito, sólo está imputado por un delito de pertenencia a banda armada, y no
se dice qué organización ni la actividad desarrollada ni los vínculos que dicho interno
pueda tener con otras personas de aquélla, ya sea en prisión ya fuera de ella, ni el
peligro que pueda comportar, que justifique la aplicación del art. 10 L.0.G.P. Y no se
pone de manifiesto ninguna otra razón reveladora de su peligrosidad en prisión, que es
lo que en los demás casos contempla el art. 102 R.P., que justifique la aplicación del
régimen cerrado, pues la relación con las demás personas en el centro penitenciario no
plantea ningún conflicto ni ha protagonizado ningún altercado, por lo que hasta la fecha
de la resolución administrativa no existía riesgo para los demás internos o los
funcionarios. Por ello se entiende que no concurren las circunstancias exigidas para la
aplicación del art. 10 L.0.G.P. al interno, por lo que se estima el recurso, debiendo
someterse al interno al régimen ordinario.
Auto 1581/02, 17 de junio de 2002, JVP nº1, Exp. 112/2001
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