La Reforma Constitucional y la problemática del poder Constituyente

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La Reforma Constitucional y la problemática del poder Constituyente
PUNTOS 4 Y 5:
La libertad del ciudadano se ha garantizado desde la Constitución, entendida como Ley Suprema por un lado y
por otro como complejo normativo. Las competencias y atribuciones del estado también vienen recogidas en
el texto constitucional.
Ya en la Edad Media se plantean los precedentes más claros del constitucionalismo moderno, que revela las
primeras limitaciones de poder y garantías de libertad. La constitución por tanto, se funda en la justicia y la
razón y ha sido considerada como un logro del espíritu humano. Cuando la Constitución se equipara al
término de Contrato Social, se entiende que la firma del pacto social por cuya mediación surge la sociedad
civil, se entiende como el mismo acto constitucional.
La unanimidad es vital para la formación del cuerpo político y las leyes fundamentales vinculadas a el, pero
también es requerida la unanimidad para su abrogación.
Vattel, que junto con Rousseau tuvo una posición relevante dentro del campo de las elites ilustradas del
SXVIII, identificó la noción de contrato con la Loi Fondamentale, y mencionó en hecho de la necesidad de
unanimidad en caso de su modificación.
Al exigirse la unanimidad para la modificación de la Constitución, lo que se está proclamando era su
inmutabilidad (Esmein), ya que la misma suponía una condición,
Los procesos revolucionarios burgueses se vieron obligados a separar el Contrato Social y el Acto
Constitucional. Esta distinción se planteó en América de la mano del Pastor John Wyse, y fue desarrollada
más tarde en Francia en la época de la Convención. Los discursos pronunciados en ésta última por Valdruche,
Romme e Isnard diferenciaron 3 supuestos: Declaración de Derechos, Pacto Social (creación del cuerpo
político) y Acto Constitucional(se crea el Estado y se organizan sus poderes). El Acto Constitucional siendo
creación del espíritu humano en un supuesto que requiere la unanimidad, no por ello se transforma en
inmodificable.
La unanimidad ya no es vital para el Acto Constitucional, ya que podría aprobarse o cambiarse por mayoría.
La idea de que la Constitución puede ser susceptible de cambios y mejoras, es una constante que se repite por
todas las figuras más significativas de los procesos constituyentes americano y francés, aunque también debía
entenderse que la Constitución no podía ni debía entenderse como ley eterna.
Ya la idea de unanimidad se refleja en la Constitución Francesa de 1793, al expresar en su artículo 28 que un
pueblo tenía el derecho a revisar, reformar y cambiar su Constitución.
Es además importante mencionar que no pueden ser consideradas como leyes permanentes y eternas, ya que
las constituciones necesitan adaptarse a la realidad, porque su normativa envejece con el paso del tiempo, y la
existencia de lagunas deriva de la inabarcable y compleja realidad, haciendo imprescindible la modificación.
Sieyes mantuvo en 1789 en la presentación del proyecto de Declaración de Derechos, que no sólo debía
reformarse la Constitución sino que se debían establecer épocas fijas para llevar a cabo esas revisiones.
Para determinar que el conflicto y la contradicción entre el Principio Político Democrático de la soberanía
Popular y el Principio Jurídico de la Supremacía Constitucional, es necesario dar respuesta desde la lógica del
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Estado Constitucional. Si el poder constituyente lleva a cabo la reforma, el Principio Democrático quedará
salvado, pero a costa de un deterioro del Principio de Supremacía Constitucional. Por otra parte si se
considera que la función de reforma responde al ejercicio de competencias y facultades reconocidas en al
Constitución, el Principio de Supremacía aparecerá en su máxima plenitud, con un consiguiente deterioro del
Principio Democrático.
Con el fin de eliminar la contradicción entre el Principio Democrático y el de Supremacía aparece la temática
de la Reforma Constitucional, que descansa en un doble postulado:
• Los poderes constituidos no pueden cambiar la Constitución, y el poder constituyente todo lo puede.
• El poder constituyente puede crear un procedimiento y un poder especial (el poder de revisión), que
puede ordenar y regular las transformaciones futuras del ordenamiento fundamental.
Estas dos ideas se recogerían después en el artículo 1 del título VII de la Constitución, que consagra una
separación fundamental. Puede entenderse la actividad constituyente como una actividad libre y soberana no
sometida a procedimientos jurídicos, además de cómo una actividad reglada por la Constitución.
Cuando se admite la posibilidad de autolimitación del poder constituyente se reconoce la existencia de una
poder de reforma ordenado en la Constitución, y por eso ya no se debe entremezclar el poder constituyente y
el poder de revisión. El poder constituyente podrá modificar, transformar y destruir el ordenamiento
constitucional. Por el contrario el poder de reforma se convierte en un poder limitado, por tanto la actividad de
reforma no podía considerarse ni soberana ni libre. El poder de reforma terminaría siendo un poder ilimitado y
sin control, y el poder de revisión un poder limitado.
La Reforma Constitucional opera sobre 3 aspectos fundamentalmente:
• Como instrumento de adecuación entre la realidad jurídica y la realidad política: La realidad política
que regula la Constitución es una realidad en permanente devenir; la necesidad de adecuar la realidad
política y jurídica es la primera exigencia del sistema constitucional. No apelar a la revisión
produciría un distanciamiento entre la normativa constitucional y la vida política efectiva, por eso la
revisión de la Constitución debe entenderse como su primera y más significativa defensa.
• Como mecanismo de articulación de la continuidad jurídica del Estado: Esa adecuación de las normas
constitucionales se produce sin el quebrantamiento de la continuidad jurídica, ya que el poder de
revisión es un poder constituido, y el poder de reforma es una operación jurídica.
• Como institución básica de garantía: Frente al poder constituyente el poder de reforma aparece como
un mecanismo de articulación de la continuidad jurídica y frente a los demás poderes como la
institución básica de garantía.
Es a través del procedimiento de reforma como la Constitución se consagra en Lex superior, pero de este
aspecto se derivan 2 consecuencias:
. La técnica de reforma invierte el criterio clásico de interpretación de normas, ya que las leyes válidas
contrarias a la Constitución y posteriores a ella, se presentarán como revisiones constitucionales, por tanto los
Tribunales Constitucionales (gran institución de garantía del constitucionalismo moderno), sólo tiene sentido
sobre la premisa de rigidez.
. Se pretende evitar que los poderes constituidos se transformen en poderes constituyentes.
Punto 5: Autolimitación y continuidad del poder constituyente
Al igual que en las Constituciones se regulan y ordenan los distintos poderes del Estado, aparecerá además el
poder de revisión, cuya misión es operar jurídicamente el cambio constitucional cuando sea necesario.
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Rosseau en el Contrato social mencionó la imposibilidad de la autolimitación del soberano. A este aspecto hay
que añadir que el problema no consiste tanto en la autolimitación que derivaría para le poder constituyente
como consecuencia del establecimiento de un poder de reforma, sino en la negación de posibles actuaciones y
en la limitación que ese poder de reforma implica para los poderes constituyentes del porvenir.
La reforma constitucional puede aparecer como una operación jurídica, que no rompe con la idea de la
continuidad estatal, de esta forma la autolimitación inicial sería perfectamente válida y legítima en el plano
político. Por tanto al hablar de la continuidad del poder constituyente hablamos de la continuidad de la
Constitución material.
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