EL TEATRO ANTERIOR A 1939. VALLE INCLÁN Y GARCÍA LORCA Panorama del teatro español en el primer tercio del siglo XX. Las distintas tendencias pueden clasificarse en dos frentes: A. El teatro que triunfa. Es un teatro comercial, muy del gusto de las clases burguesas urbanas que son sus espectadores habituales. Dentro de este frente se pueden distinguir los siguientes grupos: 1.- La comedia burguesa de Benavente y sus seguidores. 2.- Un teatro en verso, neorromántico, tradicionalista que incorpora las formas del Modernismo. 3.- Un teatro cómico, en el que predomina el costumbrismo. B. El teatro innovador. Dentro de él se hallan: 1.- Las experiencias teatrales de algunos noventayochistas ( Unamuno y Azorín ). Se incluye evidentemente el teatro de Valle Inclán, del que nos ocuparemos luego. 2.- Los intentos innovadores de los movimientos vanguardistas y de la Generación del 27. 3.- El teatro de García Lorca. Vamos a ir repasando someramente cada uno de los grupos mencionados arriba. A.1.: La comedia burguesa de Benavente. Jacinto Benavente (Madrid 1866-1957). Propuso un teatro sin grandilocuencia, sin excesos, con atención preferente a los ambientes cotidianos. Experto en los juegos escénicos y maestro en la construcción de diálogos fluidos, su obra supone una crítica amable de los ideales burgueses. Así sucede en sus obras Gente conocida, Lo cursi, Rosas de Otoño y Los intereses creados. Otras veces intenta el "drama rural" (Señora Ama, La Malquerida) aunque nunca alcanzaría la grandeza de las obras de García 1 Lorca en este campo, como veremos. A pesar de todo, Benavente se ganó el favor del público y una popularidad enorme a nivel nacional. Fue miembro de la Real Academia Española, se le colmó de honores oficiales y en 1922 se le concede el Premio Nobel. A.2.: El teatro en verso. Supone ante todo la presencia en los escenarios del arte verbal modernista. Pero a estos versos tan sonoros y coloristas se les asocia una "ideología marcadamente tradicionalista" que exalta los ideales nobiliarios, las gestas medievales o los altos momentos del Imperio. Basta fijarse en los títulos para entender por qué derroteros discurren las obras. De los cultivadores de esta línea merecen citarse: Francisco Villaespesa (1877-1936 ) con obras como Doña María de Padilla, Abén Humeya y La leona de Castilla . Eduardo Marquina (1879-1946): Las hijas del Cid, Doña María la Brava, Teresa de Jesús, En Flandes se ha puesto el sol, etc. Los hermanos Manuel y Antonio Machado en obras escritas en colaboración como Julianillo Valcárcel, Juan de Mañara, Las adelfas o La Lola se va a los puertos. A.3.: El teatro cómico. Los tipos y ambientes castizos que habían sido la materia de los cuadros costumbristas del Romanticismo vuelven ahora a la escena de la mano de autores como : Los hermanos Álvarez Quintero presentan en sus obras la imagen de una Andalucía superficial, tópica e incluso falsa a fuerza de eliminar cualquier referencia a los problemas económicos y sociales de aquella tierra. Para los hermanos Quintero "todo está bien, todo el mundo es bueno y la gracia y la sal de la tierra de María Santísima brillan por todas partes. Algunas de sus obras más celebradas son: La reina mora, El ojito derecho, El patio, Las de Caín, etc. Carlos Arniches (1866-1943). Por una parte produce sainetes de ambiente madrileño ( El santo de la Isidra, Los milagros del jornal, El puñao de rosas, Don Quintín el Amargao), y por otra parte escribe lo que él mismo denomina "tragedia grotesca", obras en las que se 2 mezcla lo risible y lo conmovedor ( La señorita de Trévelez, Los caciques, Es mi hombre...) Dentro de las tendencias renovadoras citadas antes hemos de señalar: B.1.: El teatro del grupo del 98. Aunque algunos miembros del grupo del 98 intentaron escribir un teatro diferente, sus experiencias fueron un fracaso. No por ello carecen estas obras de interés. Sobre todo las de Unamuno (Fedra, El otro) cuyos personajes tienen el mismo perfil atormentado de los protagonistas de sus novelas, y las de Azorín (Angelita, Lo invisible). Sin embargo, en el grupo del 98 aparece una figura que va a revolucionar todo el teatro contemporáneo y va a servir de referente para la evolución de este género a lo largo de todo el siglo XX. Se trata de Don Ramón María del Valle Inclán. Ramón María del Valle Inclán. Sus primeras publicaciones dentro del género dramático comienzan inmediatamente después de Las sonatas. Están constituidas por un ciclo de obras llamadas Comedias Bárbaras. Se desarrollan en un ambiente rural gallego, ahora reflejado sobre el escenario con toda su miseria y decadencia. Los títulos son "Águila de Blasón", "Romance de lobos" y "Cara de Plata". En estas "comedias" se mueven personajes extraños, violentos o tarados, movidos por pasiones incontrolables y todos ellos presididos por la figura de don Juan de Montenegro, hidalgo tiránico y desmesurado, fiel representante de un mundo caciquil ahora ya en franca descomposición. El "esperpento". Hacia 1920, como hemos dicho, se produce un cambio en la trayectoria literaria de Valle Inclán. En este año publica cuatro obras teatrales decisivas: Farsa italiana de la enamorada del rey, Farsa y licencia de la Reina Castiza, Divinas palabras y Luces de Bohemia. La primera mezcla la fábula sentimental y la caricatura punzante con personajes que, con alguna salvedad, son marionetas grotescas. La segunda 3 obra citada es una deformación despiadada de la corte de Isabel II, tema recurrente también en sus novelas del "Ruedo Ibérico". En cuanto a "Divinas Palabras" es un violento drama. Aparece de nuevo la Galicia rural y eterna y desfilan ante el espectador toda suerte de deformidades morales y sociales, mientras los personajes se expresan con un lenguaje desgarrado y brutal. Ya está presente en estas tres obras la deformación "esperpéntica", pero es Luces de Bohemia la primera a la que el propio Valle Inclán da el nombre de "esperpento". Con esta palabra (cuyo significado habitual entonces era el "persona o cosa extravagante, desatinada o absurda"), designa el autor a esas obras suyas en las que lo trágico y lo burlesco se mezclan con una estética que quiere ser "una superación del dolor y de la risa". Su mejor definición se halla en la escena XII de "Luces de Bohemia", en la que el protagonista Max Estrella reflexiona , más o menos de esta guisa : "...Nuestra tragedia, la tragedia de España, no es una tragedia. La tragedia es un género demasiado noble como para reflejar adecuadamente el panorama español. España es una "deformación grotesca" de la civilización europea. Y, por eso, el sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada. Así, de la imposibilidad de la tragedia surge "el esperpento". La índole de esa estética nos la quiere explicar aludiendo a las imágenes distorsionadas que nos devuelven los espejos cóncavos y convexos, o algunas figuras monstruosas y terribles que aparecen en los cuadros de Goya." Hay además otras declaraciones periodísticas de 1928 del autor en que aborda de nuevo este tema y de forma didáctica aclara cuál es el sentido de los personajes esperpénticos. Dice que, según su opinión, hay tres modos de ver el mundo artística o estéticamente: "de rodillas, de pie o levantado en el aire". Si el autor mira desde abajo, de rodillas, los héroes aparecen como seres superiores (es lo que sucede en la tragedia clásica). Si se mira al mismo nivel, de pie, los personajes aparecen como nuestros hermanos (sería el caso de las obras de Shakespeare ). Pero si los miramos desde arriba, estos mismos personajes aparecerán como peleles, como títeres. Los dioses y los héroes se convierten en personajes de sainete. Esta última sería la 4 posición desde la cual escribe Valle. Aparte de Luces de Bohemia, (1920) escribe en los años siguientes otros tres esperpentos: Los cuernos de Don Friolera , Las galas del difunto y La hija del capitán . Los tres están recogidos bajo el título común de Martes de Carnaval. De la misma época (1924-1927) son diversas piezas teatrales breves que integran el denominado Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte: La rosa de papel, La cabeza del Bautista, Ligazón y Sacrilegio. La significación de Valle dentro del teatro contemporáneo es excepcional. Si en sus comienzos compartió con Rubén Darío la estética modernista, su inquietud le llevó a fraguar un "arte de ruptura", libre en el más hondo sentido, abriendo caminos que sólo más tarde habrían de ser seguidos. Valle fue más allá de lo que permitían las convenciones estéticas de su tiempo y no se doblegó nunca a los prejuicios de los públicos o de los empresarios. Por ello es considerado considerablemente a como las un "vanguardista" nuevas tendencias del que se teatro anticipa occidental posteriores a la segunda guerra mundial. B.2.: El teatro de la generación del 27. Aunque la mayor parte de la producción del 27 está constituido por poesía, varios componente de la generación se vieron tentados por el teatro. Son interesantes las obras escritas por Salinas ( El dictador), Rafael Alberti (El adefesio ), Miguel Hernández ( El labrador de más aire ) y Alejandro Casona ( La dama del alba ). Tres son los rasgos que debemos citar de toda esta generación en su obra dramática: un afán por depurar el "llamado teatro poético"; la incorporación de las formas vanguardistas; el intento por acercar el teatro, hasta entonces consumido exclusivamente por la burguesía, a las clases bajas y al mundo rural. C.3. : El teatro de García Lorca. Caso aparte merece la obra dramática de Lorca. Su teatro está entre las más valiosas producciones de todo el siglo XX en España. Se da a conocer 5 con Mariana Pineda (1925) el drama de la heroína que murió ajusticiada en Granada en 1831 por bordar una bandera liberal. También en los últimos años de su vida García Lorca dedica al teatro una atención preferente. La temática de todas estas obras de última hora es similar. Se trata del viejo conflicto entre la realidad y el deseo. Lorca lleva a escena amores condenados a la soledad o a la muerte, casi siempre encarnados en mujeres. (La zapatera prodigiosa, Doña Rosita la soltera, Bodas de sangre, Yerma, La casa de Bernarda Alba, etc.) . No se trata de un teatro feminista, sino de una reflexión amarga sobre las personas condenadas a una vida estéril, a la frustración vital. Lo que frustra a los personajes se sitúa, a veces, en un plano metafísico: el tiempo, la muerte...; otras veces la causa hay que buscarla en el terreno social : son los prejuicios de casta, de sexo, de cultura. En su teatro se combinan el verso y la prosa, pero poco a poco el verso quedará reducido a los momentos de más intensidad. Sus obras se van abriendo a los problemas colectivos a la par que la postura de Lorca se comprometía con los ideales republicanos en sus últimos años de vida. 6