Juego de palabras o la palabra (en) juego JUEGO DE PALABRAS María Regina Öfele O LA PALABRA (EN) JUEGO* Erwin Glonnegger, historiador de juegos, en su libro “Das Spiele-Buch” comenta las pocas referencias actuales a juegos de letras y palabras de la antigüedad. Dentro de esos juegos de palabras y de letras una forma muy divulgada eran las fórmulas mágicas que se utilizaban para distintas situaciones como curar enfermedades y aullentar malos espíritus. Algunas de estas fórmulas aún se pueden leer en grabados y piedras en diferentes lugares de Europa. También existían ya aquellos juegos donde, al cambiar una letra (agregar, quitar o cambiar de lugar) se modifica el sentido de la palabra o las oraciones que leídas de un lado tienen otra acepción que leídas desde atrás. El juego de palabras más conocido y divulgado es el de las palabras cruzadas, que surgió alrededor del 1900. Un juego que aún actualmente es muy divulgado especialmente entre los adultos y que no sólo aparece en revistas especializadas en el tema sino también en los diarios y otras publicaciones. El juego de las palabras cruzadas fue la base para muchos otros juegos con letras y palabras. Hoy en día encontramos múltiples juegos con letras y palabras para niños y para adultos, que o bien se utilizan simplemente como entretenimiento y pasatiempo o también se llegan a implementar con fines didácticos (con niños). Como ya menciona Glonnegger, dentro de los juegos de palabras están las rimas y fórmulas mágicas que no sólo se utilizaban en la antigüedad, sino que también en la actualidad podemos encontrar una variedad importante de referencias al tema. Si observamos, por ejemplo, un niño en sus comienzos del lenguaje, podremos observar como las primeras palabras siempre son repetición de sílabas “mama” “papa” “meme” “tete”, etc. Esta repetición de sílabas la volvemos a encontrar más adelante en rimas y canciones infantiles, donde surgen repeticiones de sílabas o palabras cortas o sonidos muy semejantes. Esta repetición tiene estrecha relación con la necesidad de unidad del hombre y la búsqueda de la unidad perdida con la madre. La psicóloga Selma Freiberg explica el caso de una niña pequeña, que mediante la repetición de determinadas sílabas trae de vuelta las personas y personajes ausentes. Cuando los padres de esta niña salen a la noche de la habitación, la niña comienza a repetir : “mamabapa, wauwaumamam...”. De esta manera la niña mágicamente sobrelleva la soledad de ese momento y de alguna manera conjura los espíritus. Esto tiene estrecha relación con las antiguas fórmulas de curación que ya mencionaba Glonnegger, fórmulas mágicas cuyo fin era estrictamente la sanación. Hoy en día, utilizamos muchas veces una versión “moderna” de esto que ya era conocido en el siglo X. Pensemos en: “Sana, sana, colita de rana, si no sana hoy sanará mañana”. Aquí nuevamente se repiten sílabas y palabras y el objetivo es “sanar” o por lo menos “aliviar” el dolor del niño. Los niños utilizan estas palabras y fórmulas mágicas en sus juegos y en su vida cotidiana. De los tres a los cinco años comienzan los primeros pasos hacia una mayor independencia. Al mismo tiempo surge también una mayor creatividad en el lenguaje. Por medio del juego de palabras comienzan a tomar más distancia de esa primera armonía en la que estaban inmersos. Es la etapa de las rimas inventadas y creadas por ellos mismos, modificando una parte de una palabra o agregando determinados sonidos a las palabras. Cuando los niños siguen avanzando surgen nuevos juegos de palabras, donde la repetición de una o varias sílabas o palabras vuelve a aparecer. Estos juegos muchas veces también se asemejan a fórmulas mágicas o conjuros que implementan los niños en situaciones críticas del juego o de su vida cotidiana. Un conjuro infantil muy conocido por todos, utilizado para “cortar” una amistad es el famoso: “Corto mano corto fierro el que se muere se va al infierno” Y seguramente habremos escuchado esta otra fórmula mágica cuando los niños juegan a la mancha o también a otros juegos, fórmula “salvadora” como dice el investigador Felix Coluccio, “Pido gancho el que me toca es un chancho” teniendo en cuenta que diciendo estas palabras, el niño que lo dice “se salva” de que lo toquen o lo manchen. Dentro de esta categoría también están aquellas palabras o conjunto de palabras que los niños van inventando y creando para diferentes situaciones que tienen mucho que ver con el paso de un lugar a otro, la transición que es factible al pronunciar determinado vocablo. Estos juegos de palabras son independientes del idioma que hablen los niños, los encontramos en las culturas más diversas. En las diferentes rimas y versos que utilizan los niños para contar y así ver quien dirige el juego o quien tiene que contar en las escondidas, etc., también aparecen estas creaciones y las repeticiones de sílabas. Veamos uno en alemán, que si bien no es de nuestro idioma, las palabras utilizadas aquí no tienen ningún significado en ese idioma: “Enne, denne dubbe denne dubbe denne dalia, ebbe bebbe bembio, dio bio buff!!” 2 Estas rimas ya son prácticamente un juego de palabras en sí mismo, si bien, se implementan la mayoría de las veces al comienzo de un juego o al recomenzar un juego o una ronda. Estas rimas para contar van acompañadas también de determinado movimiento corporal, que, o bien puede ser simplemente el ir señalando con el dedo a cada niño de la ronda, o bien puede ser un movimiento más complejo. La misma rima lleva un movimiento en sí mismo, tema sobre el cual no me extenderé ahora. Dentro de los diferentes estudios de juegos tradicionales encontramos numerosas rimas y rondas características de determinadas épocas. Juegos donde se une la palabra y el movimiento. En muchos de ellos se refleja también una determinada situación social. Así lo afirma también Víctor Pavía cuando expresa: “...aunque a veces se juegue al mismo juego en una escuela urbana y una rural, lo que los chicos ponen en juego es esencialmente diferente” En relación a esto afirma Tizuko Kishimoto “...en cuanto al hecho social, el juego asume la imagen, el sentido que cada sociedad le atribuye. (...) dependiendo del lugar y de la época, los juegos asumen significaciones distintas”. Diferentes autores coinciden en que el juego es el modo en que los niños van creando su relación individual y personal con la realidad. El juego con rimas y canciones es para los pequeños también un medio para diferenciarse de la realidad y deslindarse del mundo adulto cuando a frases y/o canciones conocidas les agregan y/o modifican párrafos, palabras o sonidos. Estas modificaciones creadas e inventadas por los niños, muchas veces adoptan características burlonas ya sea hacia sus pares como también a ciertas pautas y comportamientos del mundo adulto. En muchas oportunidades estas rimas creadas o no, están estrechamente ligadas también a lo mítico y a los rituales. Tengamos en cuenta que muchas de ellas se utilizan (a modo de ritual) al comienzo de un juego por ejemplo. Y en relación a lo antedicho, operan en el psiquismo infantil en el área del símbolo. En cuanto a esto resulta interesante la investigación de Ana Pelegrín cuando afirma: “Desde la génesis y comprensión del símbolo en el juego, el niño establece un acuerdo poético con esa fuerza soterrada, construye las vías de acceso a lo imaginario, a la literatura”. Precisamente el juego -especialmente en el juego libre, pero no limitado al mismo- es el lugar en donde se desarrolla la simbología de los temas lúdicos infantiles. Aún los juegos más simples no permanecen en la mera exploración del cuerpo o del objeto. construye, se dan nuevos nombres a los objetos, etc. Algo se El niño se va creando un mundo ordenado simbólicamente, que puede permancer o modificarse según las necesidades de los niños para cada momento. Esta capacidad simbólica es decisiva para el desarrollo emocional del niño. Porque si el pequeño, con su lenguaje fragmentado, su fragilidad corporal, su total dependencia, se tiene que vivenciar como ser independiente, entonces lo puede hacer en primer lugar a través por la participación simbólica y el manejo constante en el mundo del juego. 3 Si analizamos los juegos de palabras, podemos observar por un lado todos aquellos intrínsecos a los niños, o sea aquellos que los mismos niños van implementando por sí mismos según las diferentes etapas y que tienen un vínculo estrecho con la tradición oral y que los mismos niños van modificando y recreando según las circunstancias. Por otra lado están aquellos juegos propuestos de afuera, por los adultos en general, que pueden tener vinculación con la tradición pero no necesariamente. Si nos referimos estrictamente a lo didáctico encontraremos una serie de juegos con palabras que tienen como objetivo practicar conocimientos alfabéticos en un contexto lúdico. El espectro es amplio y va desde los juegos orales hasta los escritos y aquellos que ya vienen armados en cajas. Si bien muchos especialistas en juego critican o cuestionan los denominados “juegos didácticos”, en tanto y en cuanto que al no ser libres dejan de tener carácter lúdico, considero que hay muchas formas de introducir y afianzar conocimientos de manera más lúdica, aunque no sea estrictamente un juego libre. Queda luego en las manos del educador permitir mayor libertad durante el proceso de manera tal que el objetivo inicialmente planteado no sea el único y se permita una desviación -si es que así lo requiere el grupo-. En los niveles iniciales el juego será predominantemente con la palabra oral y que muchas veces se da espontáneamente entre los mismos niños y también con la maestra. Si uno de nuestros objetivos es fomentar el desarrollo de la expresión oral en los más pequeños, podemos comenzar con la expresión plástica, que para los niños es un campo de mucha libertad. Con ello se pueden utilizar los más diversos materiales y colores, a través de los cuales los niños pueden expresar innumerables sentimientos. Para lograr la mayor libertad de expresión posible en los niños respecto de sus sentimientos, deseos, temores u otros temas, es fundamental crear un clima de trabajo agradable, dando suficiente seguridad para que el niño pueda experimentar. Es importantísimo también que haya un respeto mutuo, de manera tal que los errores o supuestos errores sean aceptados y tolerados y no burlados. Cuando el tema viene propuesto por el docente o coordinador es fundamental que el mismo se sienta cómodo con el tema y convencido interiormente, de lo contrario esto es percibido por el grupo y va creando un clima de inseguridad. A través de las diferentes obras de cada niño podemos buscar la expresión de lo que cada uno quiso expresar y lo que los demás ven o sienten frente a ese dibujo. Otro medio interesante para trabajar la expresión en los niños es a través de juegos con fotografías, donde podemos dejar volar nuestra imaginación para buscar las fotografías más diversas; desde aquellas que muestren objetos, situaciones o personas bien concretas hasta aquellos juegos con fotos de partes de objetos, donde cada uno tendrá que adivinar qué simboliza. Lo mismo podemos jugar con diferentes ruidos, intentando adivinar lo que se escuchó o que los mismos niños realicen diferentes ruidos o sonidos y el resto del grupo adivine. Cuando los niños son pequeños también podemos aprovechar el primer momento de encuentro para que 4 cada uno pueda expresar lo que soñó. El sueño tiene mucho en común con el juego, y la posibilidad de contarlo, permite al niño expresar algo que tiene sus propias reglas y por lo tanto, es válido que no tenga aparente coherencia lógica para el que escucha, dado que proviene de otro nivel. Las posibilidades lúdicas se enriquecen cuando los niños tienen mayor dominio de la lectura y escritura. Podemos aprovechar entonces para organizar juegos tanto individuales. Teniendo siempre el objetivo de fomentar la expresión oral y/o escrita, encontramos en el juego múltiples posibilidades para ello. Un recurso interesante es la dramatización desde diferentes personajes de la vida real o imaginaria, a partir de la cual los niños pueden crear infinidad de diálogos contextuados en las más diversas situaciones. Volviendo nuevamente al tema de los sueños, estos son un tema especial para que los niños puedan escribir sobre ellos, ya sea sobre lo que han soñado como sobre aquello que les gustaría soñar. Los recursos que nos da el juego son muchísimos, lo importante es situarse en la postura de los niños, para encontrar aquellos temas y materiales más acordes a sus deseos y necesidades y permitir un grado de libertad importante, para que la expresión sea lo más auténtica posible favoreciendo así un mayor grado de apertura. * Publicado en: La Obra, Revista Educación Inicial. Buenos Aires: Mayo, 1997. 5