http://www.iesxunqueira1/maupassant Flaubert: ¿padre biológico de Maupassant? Por José Manuel Ramos González. (Extraído del libro “La ecuación Maupassant”) Una vez solo, el chiquillo sin padre se puso a correr hacia los campos, pues le vino un recuerdo que lo había decidido a tomar una drástica resolución. (Guy de Maupassant. El papá de Simon) Existe una duda en la biografía de Maupassant que para algunos especialistas, diríamos que la mayoría, ni es digna de consideración, pero que se nos antoja cuando menos sensacional, al ser cuestionada una paternidad que aparentemente parece completamente diáfana. Sin embargo no es así para todos y, como una erupción cutánea molesta, nos incita a ser rascada por el prurito que provoca. Laure de Maupassant contrae nupcias con Gustave de Maupassant el 9 de noviembre de 1843. Guy nace siete años después. Considerando que Gustave era un aventurero que tenía debilidad por las faldas, con seguridad habría dado múltiples ocasiones durante los siete años transcurridos entre la celebración del matrimonio y el nacimiento del primer hijo, a que su esposa abrigase sospechas, sino plena certeza, de que estaba siendo engañada, lo que pudiera inducir a pensar que un adulterio por parte de ella fuese más que probable y justificado. Aunque esta posibilidad es un tanto aventurada si se considera la educación y mentalidad de la mujer de la alta burguesía decimonónica, pero... ¿quién sabe? Por otra parte Laure poseía una cultura muy superior a la de la mujer de su época, mientras su esposo era un individuo superficial de carácter voluble e indolente. Tan acusada disparidad de personalidades contribuyó sin duda a crear una brecha cada vez más honda entre ambos esposos y, tras siete años de matrimonio, inevitablemente Laure estaría más que desencantada con un esposo que no compartía sus anhelos e incluso llegaba a menospreciarlos. Y la cantada separación conyugal se produjo cuando Guy ya tenía diez años. Pero también se sabe que esos diez años fueron un calvario para la familia debido a las discusiones y peleas que la pareja mantenía, http://www.iesxunqueira1/maupassant habiendo incluso indicios de malos tratos físicos infligidos por el infiel Gustave a su esposa. Guy, como no podía ser de otro modo, padeció con horror esas disputas. ¿No son motivos más que suficientes para que una mujer joven trate de rehacer su vida sentimental con alguien que la colme en todos los sentidos? Estas son las preguntas que se hacen los que tienen el convencimiento de que la infidelidad no era exclusiva de Gustave. Hasta aquí todo parece mera conjetura, pero... sucede que otro Gustave, nombre de pila de moda a mediados del siglo XIX, aparece en escena. Se trata ni más ni menos que de Gustave Flaubert, mucho más afín a Laure en cuanto a carácter y gustos. En esta ocasión no es Georges Normandy quien genera la polémica, sino todo lo contrario. En su biografía escribe: Resulta odioso y estúpido admitir, con una gran dosis de fantasía malintencionada que Guy fuese hijo de Gustave Flaubert; tal hipótesis es una locura.1 ¿Quién propaga el rumor? ¿De dónde proviene semejante acusación? Para hacerse una composición de lugar es necesario subrayar que la madre de Laure y la de Gustave Flaubert, habían sido en su niñez compañeras de estudios en un internado y, ya casadas, se habían encontrado de nuevo reafirmando su vieja amistad y extendiéndola a sus respectivos esposos e hijos. Este hecho, capital en el devenir futuro del escritor Maupassant dio lugar a algunos ¿malintencionados? a aventurar que Guy podría ser hijo de Gustave Flaubert. Un periodista, a la sazón amigo de Maupassant, Henri Fouquier publicaba un artículo en el XIXe Siècle afirmando que Guy era hijo natural de Gustave Flaubert. Y lo más sorprendente es que Guy jamás trató de refutarlo, permitiendo con su silencio que el rumor se propagase. Nos parece insólito que una persona, celosa de su vida privada y que amenazó múltiples veces a los editores con procesos judiciales por detalles tan banales como la publicación de sus fotos, no se levantara en armas, cuando menos dialécticas, para defender la virtud de su madre, a la que quería con locura, y el honor de su padre. Y lo que al principio parecía una afirmación gratuita o maliciosa, fue tomando cuerpo para posteriormente acrecentarse basándose en la interpretación, llevada a los límites de una literalidad extrema, de la correspondencia que Laure mantuvo con Flaubert durante los años posteriores a su separación conyugal. Cartas llenas de añoranza, de recuerdos de un pasado juntos, en compañía de Alfred, el amigo íntimo de él y el hermano de ella. En esas cartas se encuentran alusiones veladas a una posible relación amorosa entre Laure y Flaubert, pero hay que leer mucho entre líneas para llegar a conclusiones tan aventuradas como las que plantean esa paternidad espuria. Como detalle curioso debemos destacar que Laure tutea a Flaubert y trata de usted a su ex-marido, lo que nos hace pensar que la ruptura matrimonial no fue tan amistosa como ella quiso hacer ver. Veamos un extracto de una carta dirigida a su ex-marido: (...) Nos hemos convertido en unos extraños el uno para el otro, y por esa misma razón, cualquier resentimiento, toda recriminación debe cesar. Que entre nosotros el pasado quede de ahora en adelante oculto por un velo (...)2 A continuación un extracto de la correspondencia entre Laure y Flaubert: (...) Me permito decir en voz muy alta: «¡Gustave Flaubert es el mejor de mis amigos, el viejo compañero de mi infancia!» Esta vanidad procede del corazón.3 (...) 1 Georges Normandy. Guy de Maupassant. Vald. Rasmussen edidtor. París. 1926. Carta de Laure de Maupassant a Gustave de Maupassant, 9 de marzo de 1862 (Carta #1) 3 Carta de Laure de Maupassant a Gustave Flaubert, 26 de noviembre de 1869. (Carta #8) 2 http://www.iesxunqueira1/maupassant Pero sobre todo este párrafo: Sí, tienes razón, tenemos gran necesidad de volvernos a ver y de hablar (...) Eres tan excelso, tan perfecto para mi hijo que no sé como agradecértelo. El joven te pertenece de corazón y espíritu, y yo soy como él, toda tuya ahora y siempre. Adiós, mi querido compañero, te abrazo con todas mis fuerzas.4 Al aislar y sacar de contexto las frases “El joven te pertenece” y “soy toda tuya”, podemos deducir, casi sin temor a equivocarnos, que Maupassant es hijo de Flaubert. Recíprocamente, Flaubert lo acoge con una disposición propia de un padre, con un afecto que pronto se convertirá en sincero cariño. En más de una ocasión comenta en sus cartas: Lo quiero como a un hijo. Todo esto no tendría nada de particular y nos limitaríamos a calificarlo como expresiones típicas en momentos de arrebato emocional y sin mayor trascendencia si no se hubiese levantado el rumor en vida del propio Guy de Maupassant, y máxime cuando éste no intentase detenerlo. Jacques Louis Douchin, autor del interesante libro La Vie Erotique de Maupassant, es uno de los autores que mantienen la audaz tesis de esta filiación, basándose en que Fouquier, siendo uno de los amigos reconocidos de Maupassant, pudiese haber tenido autorización implícita de éste para realizar una afirmación de tal índole. Posteriormente, en 1911, el doctor Maurice Pillet dejaba entrever que Maupassant debía a Flaubert su temperamento epiléptico, vinculando a ambos escritores por la herencia genética. En su novela Pierre et Jean, Maupassant nos cuenta la historia de dos hermanos que viven felices y aman a sus padres, cuando un día reciben la noticia de que un amigo de la familia ha fallecido dejando toda su herencia al hermano menor, Jean. Comienza un suplicio de dudas para Pierre, que acaba sospechando primero, y descubriendo finalmente, que el generoso amigo de la familia había sido amante de su madre y por tanto padre natural de Jean. En la novela, Pierre acaba perdonando a su madre, haciendo primar el amor que siente por ella a la vergüenza y deshonor de la familia. Esta novela ha sido considerada por muchos críticos, tan sincera en sus diálogos y de tal realismo, que se podría inferir que muchas situaciones fueran autobiográficas. Douchin se lamenta del silencio que rodea este misterio alrededor de la vida de Maupassant, culpando de ello a las «manos piadosas», personas que han tratado de ocultar, no se sabe en nombre de qué o de quién, aquellos aspectos más sórdidos de su existencia, tratando de protegerlo. Transcurrido más de un siglo desde su muerte parece ser que esas «manos piadosas» todavía siguen ejerciendo su influencia e impiden resolver tan delicada cuestión. Armand Lanoux, en su excelente biografía Maupassant, le Bel-Ami, refiere: La cantidad de semejanzas entre Flaubert y Maupassant, morales, físicas, de carácter, ideológicas, artísticas, es impresionante. La misma robustez normanda, mismo terreno hereditario, idéntico gusto por las muchachas de burdel, mismo amor al arte, idéntico nihilismo, igual anticlericalismo, mismo antimilitarismo, mismo odio hacia la estupidez, igual desprecio hacia el burgués, misma repulsión por el Orden, igual aversión respecto de «la masa», en definitiva, igual concepción del mundo. ¡Es demasiado!5 Pero paradójicamente es también el propio Lanoux quién aporta el argumento capital en contra de esta dudosa paternidad: Hay algo más convincente: las fechas. Flaubert abandonó París para viajar a Egipto, el 29 de octubre de 1849, en compañía de Maxime Du Camp. 4 5 Carta de Laure de Maupassant a Gustave Flaubert, 10 de octubre de 1873. (Carta #8) Armand Lanoux. Maupassant le bel ami. Librairie Fayard. Paris. 1967. http://www.iesxunqueira1/maupassant Guy nació el 5 de agosto de 1850. Doscientos setenta y nueve días más tarde, o sea nueve meses y algunos días. 6 ¿Es posible que Guy naciese después del plazo temporal que la naturaleza otorga a la mujer para dar a luz? Tal vez sí, pero, como sigue explicando Lanoux: ...los partos después del plazo son más raros que los partos antes de tiempo, y son completamente excepcionales en doscientos ochenta y seis días. La imposibilidad no está rigurosamente establecida, es probable. ¡Ah! ¡Cuántas veces aparece esta palabra! Maupassant o un mundo de lo probable.7 ¿Tuvo Laure un embarazo postérmino? Es posible aunque poco probable, ya que su incidencia varía entre el cinco y el ocho por ciento de los partos, y es considerado de alto riesgo por condicionar una mayor morbimortalidad perinatal, pero como bien dice Lanoux, la imposibilidad no está rigurosamente establecida. De este modo puede franquearse el argumento de las fechas, dejando indemne el misterio y la duda en toda su inquietante grandeza. Por otra parte debemos analizar la correspondencia entre Flaubert y Maupassant en busca de alguna prueba que refuerce esta posible paternidad. En las múltiples cartas que se escribieron no podemos encontrar pruebas concluyentes. Es más, servirían en muchas ocasiones para refutar esa tesis. Flaubert y Maupassant mantienen por escrito un trato recíproco muy conservador, tratándose de usted y despidiéndose con las fórmulas de rigor que el arte epistolar de la época impone. Si bien el tratamiento de usted era algo muy normal en la época, ¿lo era también entre padre e hijo? La respuesta es afirmativa en la mayoría de los casos. Pero Flaubert comienza a tutear a Guy a raíz del éxito del relato Boule de Suif, en un arrebato de alegría, debido a la entrada triunfal en la literatura de su discípulo (¿o hijo?) No obstante, también comparten bromas. Maupassant da cuenta a Flaubert de sus aventuras amorosas, lo que complace mucho al solitario de Croisset, que reprende cariñosamente al muchacho llamándole jovencito lúbrico y lindezas similares. Veamos algunos curiosos párrafos de esta correspondencia: Autor lúbrico, obsceno jovencito, no venga a almorzar el domingo a mi casa (...)8 (...) Laporte, actualmente, no dispone de galgos, habiendo pasado la época de celo (para los perros: para usted no) (...) Modere su pene y tenga alegría y trabajo.9 (...) espero tus cartas todos los días, ¡tipo obsceno! Me debes eso para que yo esté tranquilo en la elaboración de mi capítulo. 10 ¿Es este el trato que dispensa un padre a un hijo? Ciertamente no lo parece. ¿Y que trato mantiene Guy con Gustave de Maupassant? Cuando Laure y Gustave se separan, Guy tiene diez años y ya ha experimentado todo el dolor de los años previos a la separación, dónde las discusiones entre ellos son constantes, malos tratos físicos incluidos. 6 Armand Lanoux. Maupassant le bel ami. Librairie Fayard. Paris. 1967. Ibid. 8 Gustave Flaubert. Lettres à Maupassant. Les editions des Portiques. París 1929. 9 Ibid. 10 Ibid. 7 http://www.iesxunqueira1/maupassant En el fondo de su corazón nunca perdonaría a su padre, pues sabía que prodigaba sus atenciones a otras mujeres para vergüenza y humillación de su querida madre. A partir de la disolución del matrimonio mantiene con su padre una relación distante. Ya en su juventud y por necesidades económicas, se ve en la obligación de compartir vivienda con su progenitor en París, al que trata de forma condescendiente, como a un hermano menor, reprendiéndole y aconsejándole. Gustave, de naturaleza indolente, nunca mostró ascendencia alguna sobre su hijo. No es pues de extrañar que Guy hubiese deseado ser hijo natural de Flaubert, su amado maestro, al que admiraba y quería. De ahí que tal vez no tuviese mayor interés en acallar el escandaloso rumor surgido con respecto a la identidad de su padre biológico, sintiéndose incluso adulado con su propagación. Capítulo 2 del libro “La Ecuación Maupassant” José M. Ramos González [email protected] Pontevedra 2009 Se autoriza la reproducción total o parcial de este artículo citando la fuente y el autor.