Historia de Superación

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Por: Gabriel González Pérez
Puesto: Instructor de Squash
Área: Kid City
Unidad: Interlomas
Una Historia de Superación
Me asignaron a un grupo nuevo de niños principiantes para darles clases de Squash. Entre ellos se
hallaba Miguel Ángel de 9 años; lo primero que noté en él es que era zurdo. Ya desde el inicio me
había descompuesto la clase, pues mientras todos hacían el golpe de derecha, él debía golpear de
revés, obvio con indicaciones especiales. Lo peor del caso es que era un niño súper descoordinado
¡no daba una!
Al principio creí que Miguel no tardaría mucho en desertar ¡pero qué equivocado estaba yo! pues él
era 1º en puntualidad y asistencia, además al término de su sesión se quedaba a ver la clase de
avanzados — ¡Este niño en verdad es terco! ahora me las tendré que ingeniar para que en verdad
aprenda —me dije.
Cierto día cuando estaba de mirón en mi clase de avanzados le dije: “Miguel, en lugar de estar allí
perdiendo el tiempo, mejor pásate a la otra cancha y practica el saque del lado derecho”. Proseguí
con mi clase y terminé. Cuando al fin todos se marcharon me dediqué a revisar asistencias, de
pronto escuché ruidos en una cancha. — ¡Qué extraño! ¿Quién será? —me preguntaba mientras
subía al mirador. ¡Santo Dios, era Miguel y aún estaba allí, haciendo el mismo ejercicio por más de
una hora y media! — ¡Miguel, es suficiente por hoy, ya te puedes ir! —le dije sintiéndome apenado
por olvidarme de él.
La constancia hizo que Miguel desarrollara un gran servicio de globo, factor que lo llevó a
colocarse en buen sitio en el Torneo Pirámide, sin embargo sus movimientos seguían siendo poco
elegantes. En una ocasión, un compañero instructor se negó a pasarme a unos de sus alumnos,
argumentando: “No quiero que me los vayas a descomponer, basta con ver la horrible técnica que
tiene tu alumno Miguel Ángel”. Ante esto, no supe qué decir…
El Día del Niño fuimos al Torneo Olympic y me sentí orgulloso porque alumnos míos obtuvieron un
2do y 3er lugar. Miguel también participó y lo acompañó su mamá la Sra. Martha. Pese a dar su
mayor esfuerzo el niño no consiguió ganar un partido, ni siquiera un sólo set. A la mamá le ganó el
sentimiento y se le rodaron unas lágrimas, mismas que contagiaron al hijo. La señora ya se quería
retirar pero le dije que se esperaran a la partida del pastel y que además iba a venir un payaso por
ser Día del Niño. Al fin los convencí y la alegría volvió cuando notificaron que Miguel Ángel había
sido el afortunado ganador de la rifa de una raqueta.
Ya con raqueta nueva Miguel retomó sus clases con mayor entusiasmo. Al cabo de unas semanas
la Sra. Martha me comentó: “Profesor; le quiero traer a mi hija, ella dice que también quiere
aprender a jugar Squash, pero no se preocupe, ella no tiene el problema de su hermano Miguel”.
— ¿De qué problema me habla?—pregunté.
— De su coordinación, ¿no le conté ya la historia? pues verá: Miguel Ángel fue un bebé muy
prematuro, de hecho eran gemelos pero el otro bebé no se alcanzó a lograr. Miguel debió
permanecer varias semanas en la incubadora, hubo complicaciones muy serias pero gracias a Dios
salió adelante. Durante su crecimiento presentó problemas de coordinación motriz, pasamos
mucho tiempo en las terapias y finalmente el médico sugirió que practicara algún deporte de
raqueta con el propósito de mejorar sus movimientos. Por esa razón lo inscribí al Squash con usted
—dijo la señora.
— ¡Haberlo dicho antes, y no después de un año! —pensé.
Me llegué a identificar mucho con Miguel porque era muy introvertido; al igual que
yo de niño. En mi periodo de 2 años como su instructor no logré que obtuviera una
buena técnica, pero él fue capaz de mantener un juego al menos básico. Se fue del
club sin enterarse que una niña muy bonita estaba enamorada de él. Hace 5 años
que no tengo noticias suyas, ahora tendrá unos 15. Siempre lo recuerdo porque me
dejó una gran lección y le pido a Dios que bendiga a Miguel Ángel Cerón Ramírez.
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