El vado de Barreras Una vez, escuché unas coplas dedicadas a los pueblos de la comarca y cada una de ellas hacía referencia a alguna característica del pueblo al que estaba dedicada, la correspondiente a Barreras decía lo siguiente: A Barreras mucho fuimos, / a vadear el Huebra en tiempos, / pero hicieron el Resbala / y allí ninguno hemos vuelto. Al ser muchos los pueblos, consecuentemente, las coplas son muchas y por ello, en un primer momento, no me llamó la atención la dedicada a Barreras. Después, repasándolas detenidamente, me sorprendió el asunto de vadear el Huebra. ¿Por qué había que vadearlo? ¿Por qué en Barreras? La respuesta no fue difícil encontrarla. Si observamos un mapa de la provincia, podemos apreciar que nuestra comarca, está rodeada por ríos en gran parte de su perímetro, Por el oeste pasa el Duero que, tras atravesar la meseta, sigue su curso disponiéndose a entrar en Portugal, sirviendo de frontera natural con el vecino país; es el tramo conocido como Duero Internacional. Por el norte discurre el Tormes, en su camino hacia el Duero; mientras que por el sur lo hace el Huebra, nuestro río, también afluente del primero. Los tres ríos, a lo largo de cientos de miles de años, han horadado el terreno formando profundos cañones dando lugar a grandes desniveles, tanto en profundidad, como en anchura, de varios centenares de metros, en algunos sitios, constituyendo el paisaje más típico de nuestra comarca: Los Arribes. Antes de que se construyeran puentes para unir las orillas de los tres ríos, la presencia de estas profundas hondonadas supuso una barrera casi infranqueable para cruzarlos, contribuyendo este hecho, notablemente, a que durante siglos nuestra comarca haya estado muy aislada, ya que una comunicación fácil sólo era posible hacia el éste, hacia Salamanca; todo lo que fuera viajar en las demás direcciones era extremadamente dificultoso. Al Tormes y al Huebra sólo era posible atravesarlos a pie y en zonas muy concretas; mientras que al Duero, debido a su caudal, sólo era posible hacerlo en barca. Al Huebra, actualmente, podemos atravesarlo por varios puentes: Tenemos el puente que hay en el Salto de Saucelle, a la altura de la Quinta de la Concepción, cerca de su desembocadura en el Duero. Más arriba, encontramos el Puente de la Molinera y, por último, está el Puente Resbala. El primero de estos puentes, de hormigón, se hizo cuando Iberduero (la actual Iberdrola) decidió construir el Salto de Saucelle. Para poder llevar los materiales necesarios, desde la estación de Lumbrales, fue necesario construir la carretera que hay entre Hinojosa y el Salto. El puente es de esa época: década de 1950. El Puente de la Molinera, de sillares de granito, es más antiguo. Se levantó en la década de 1920, cuando se construyó la carretera que cruza el Puerto de la Molinera. El plan original consistía en hacer una carretera desde Ciudad Rodrigo hasta Fermoselle, pero el proyecto quedó incompleto. El Puente Resbala, otra magnífica obra de ingeniería, también de sillares de granito, es el más antiguo de los tres. Se contruyó, tal como lo vemos hoy, en la década de 1910. No se trata del puente original, hubo un puente anterior, construido a finales del siglo XIX, aunque debía ser poco consistente pues una riada se lo llevó por delante levantandose el actual entre 1914-1916. Por tanto, hasta finales del siglo XIX, cuando se hizo el primero de estos puentes -el primer Puente Resbala-, la comunicación de nuestra comarca con los territorios del otro lado del río era bastante dífícil. A partir de Gema y Cerrralbo, el Huebra discurre por un cañón que va siendo más profundo a medida que el río avanza hacia el Duero; por ello, antes de que se construyeran los puentes, sólo era posible pasar a la otra orilla, a pie, a través de algún vado. Desde Barrueco, antes de que existieran puentes sobre El Huebra, los caminos que había que seguir para cruzar el río, eran los siguientes: El Camino de Hinojosa. En sus comienzos coincide con el antiguo camino de Saucelle, por Las Cabritas para adelante. Ya en el término de ese pueblo, se separan ambos caminos desviándose el de Hinojosa a la izquierda, en dirección suroeste, hacia el río, hasta alcanzar el Peñón Rubio, a la altura del Puente de la Molinera. Antes de que existiese el puente, quienes iban a Hinojosa atravesaban el río a esta altura. Aguas arriba, está el Camino de Bermellar, también conocido como Camino de Valcarboso, que nace en el camino de las Arribes. Cuando dejamos la carretera y tomamos la calleja que nos lleva a Las Arribes, a unos 200 metros de su inicio, en la parte izquierda, existe un ensanchamiento de la misma. Allí nace una calleja que se dirige a un prado vecino. Éste es el comienzo del Camino de Valcarboso que, aunque todo él discurre a través de propiedades particulares, es fácilmente reconocible. Sigue paralelo al Regato Valcarboso, por la margen derecha de éste, alcanzando la orilla del Huebra a la altura del Pozo Redondo. Atraviesa el río y continúa por la otra orilla, hasta Bermellar. De hecho, en ese pueblo existe, también, un Camino de Valcarboso, que es la continuación del mismo en su término. Atravesar el Huebra, siguiendo ambos caminos, era (y es) muy dificultoso. Tanto la bajada al río, como la subida, por la otra vertiente, son muy abruptas y sólo era posible hacerlo a pie, cuando la corriente del río lo permitía. Por ello, cuando era necesario viajar con equipaje, transportar mercancías a lomos de caballería, o llevar ganado al otro lado del Huebra, era casi imposible hacerlo por estos dos caminos. En estos casos, había que remontarse río arriba para encontrar un sitio suficientemente vado que pudiera ser atravesado sin grandes dificultades, tanto por animales, como por personas. Esto, lo estuvieron haciendo nuestros antepasados, durante siglos, por el Vado de Barreras. Para llegar hasta allí, había que acercarse a ese pueblo siguiendo el Camino de Barreras. Camino de Valcarboso Este camino, en su primer tramo, es común al de Villasbuenas. Pasa por el Valle de las Navas y continúa por la calleja que va a Peña Silga. Una vez superado este segundo valle, el camino llega a un punto donde se bifurcaba en dos caminos: Uno giraba a la izquierda y el otro seguía recto. El de la izquierda, continuaba (y continúa hoy día) hasta Villasbuenas y está perfectamente conservado. El Camino de Barreras continuaba recto hacia ese pueblo, desde el punto de la bifurcación, pero hoy día está, todo él, dentro de propiedades particulares. Si antes era un camino público y hoy no lo es, evidentemente, alguien se ha apropiado del camino (adueñarse de callejas y caminos públicos es un deporte muy típico de la comarca. Por cierto, si existiese un campeonato de esta actividad, en Barrueco ocuparíamos un lugar bastante destacado). Lo cierto es que el camino de Barreras, actualmente, sólo es posible seguirlo si estamos dispuestos a atravesar alambradas y saltar paredes. Desde Barreras, en adelante, el camino está muy bien conservado. Se trata de un camino de concentración parcelaria que permite circular por él, incluso, en automóvil. En el mismo pueblo, en la salida hacia Saldeana, a la derecha de la carretera encontramos el frontón de pelota. A esta altura, exactamente enfrente, en la margen izquierda de la carretera, sale este camino que nos lleva directo al río, al Vado de Barreras. Un vado, según la RAE, “es un lugar de un río, arroyo o corriente de agua con fondo firme y poco profundo, por donde se puede pasar”. El Vado de Barreras, aunque reune todas estas características, en la actualidad, no es preciso mojarse los pies para cruzarlo ya que, en ese lugar, hay un puente de reciente construcción para atravesar el Huebra. Este puente continúa, al otro lado del río, con un camino de concentración que nos lleva a Cerralbo. Algo más abajo de este puente, en la margen izquierda del río, podemos encontrar un antiguo molino, y un pontón de lanchas de piedra, bastante deteriorado, que durante mucho tiempo sirvió para cruzar el río; aunque el auténtico vado, “el sitio poco profundo que permitía cruzar el río”, por las características del terreno, creo que está unos metros más arriba del puente actual. El paraje donde se encuentra el Vado de Barreras es muy bonito. Allí, el río ofrece un aspecto muy distinto al que estamos acostumbrados a ver en nuestro pueblo. El terreno es bastante llano y, por tanto, ambas orillas están poco elevadas, el cauce del Huebra es muy ancho y la corriente es suave. En la margen izquierda, en el lado de Cerralbo, podemos ver, como ya indiqué anteriormente, lo que queda de un antiguo molino harinero y en la orilla derecha, existe un merendero, a la sombra de unos árboles. Este vado, por el que cruzaron el Huebra, nuestros antepasados, a lo largo de generaciones y generaciones, fue el principal punto de paso para cruzar el río en nuestra comarca y debió ser un lugar bastante transitado pues era usado por los habitantes de todos los pueblos de este lado del río. El Vado de Barreras Cuando construyeron El Resbala, perdió su razón de ser y quedó en el olvido, salvo para los naturales de Barreras y Cerralbo cuyos términos une.