La Mano y el Brazo del Señor

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Bridges for Peace
(Puentes para la Paz)
Los Estudios de Israel
Vol. # 771002S
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L A M ANO
Y EL B RAZO
DEL S EÑOR
“Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que Jehová
tu Dios te sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido...”
(Deut. 5:15; Sal.136:11-12).
¿Te has preguntado alguna vez lo que significa la frase “con
mano fuerte y brazo extendido”? La palabra “brazo” aparece alrededor de 80 veces en las Escrituras Hebreas (Antiguo Testamento), y
tres veces en el Nuevo Testamento. Raras veces es utilizada en su
sentido literal (Jueces 15:4; 16:12). Por lo general, es usada de
manera figurativa, y a menudo con referencia a Dios. Al igual que
ocurre con otras frases bíblicas un tanto extrañas a nuestros tiempos, es importante conocer el contexto, además de la vida y estilo
particular del autor, para entender el mensaje de Dios.
Tenemos que seguir dos reglas de interpretación para que
podamos comprender mejor lo que se nos quiere expresar por
medio de esta frase.
Primeramente, esta descripción física de Dios es lo que se
conoce como antropomorfismo, lo que significa atribuirle a Dios
características, actos o sentimientos típicamente humanos. Vemos
esta figura literaria en otros versos bíblicos, por ejemplo, “Inclina a
mí tu oído...” (Sal. 31:2); “He aquí, no se adormecerá ni dormirá el que
guarda a Israel” (Sal. 121:4); “Porque los ojos del Señor están sobre
los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones; pero el rostro del
Señor está contra aquellos que hacen el mal” (1 Ped. 3:12), etc.
Dios no es humano y, por lo tanto, no puede estar restringido a un cuerpo como el nuestro, que tiene necesidades fisiológicas.
Dios tampoco tiene ojos, oídos ni rostros como los nuestros. Esas
son simples herramientas literarias por medio de las cuales
podemos comprender y describir mejor Su naturaleza,
según nuestra mente humana y finita.
Un segundo punto que debemos tener en cuenta
para interpretar la mencionada frase es que los
escritores hebreos pensaban de manera hebraica
y no griega. El método de pensamiento griego
es el que utiliza y enseña el sistema
educativo moderno. El pensamiento
hebraico se interesa
más en lo que un
objeto hace (su función) en contraste con lo
que un objeto es (su
forma). Por esa razón, los
autores bíblicos, quienes eran judíos en
cultura y lenguaje, utilizaban un estilo hebraico para expresar algo acerca de la naturaleza de
Dios en Su trato con el hombre y el universo. En los pasajes donde se utiliza la ilustración de
la mano de Dios, realmente se está comunicando un mensaje más profundo. Al conocer el pensamiento detrás de la imagen, podremos entender mejor el mensaje.
LA MANO
Y EL
BRAZO
DE
DIOS
EN LA
BIBLIA
FUERZA Y PODER: En la Biblia, vemos que el “brazo”
es símbolo de fuerza y poder. En tiempos antiguos, se enfatizaba mucho lo que los hombres lograban hacer por medio de
la fuerza de sus brazos. El “brazo de Dios” es frecuentemente
usado para referirse al omnipotente poder de Dios. Ejemplo lo
vemos en la pregunta que le hace Dios a Job: “¿Tienes tú un
brazo como el de Dios? ¿Y truenas con voz como la suya?” (Job
40:9). También María se refería al poder de Dios cuando dijo:
“Hizo proezas con su brazo...” (Lucas 1:51). El Salmista declaró
lo siguiente: “Con tu brazo poderoso esparciste a tus enemigos”
(Sal. 89:10b).
De la misma manera, se utiliza en la Biblia la palabra
“mano”. Inclusive, es la parte del cuerpo más utilizada para
referirse a poder o posición. “¿Quién midió las aguas con el
hueco de su mano y los cielos con su palmo, con tres dedos
juntó el polvo de la tierra...?” (Is. 40:12). Allí vemos que la
palabra “mano” también incluye la palma y los dedos. El
dedo también implica destreza o habilidad (Sal. 8:3).
Recordemos que fue el dedo de Dios que escribió los mandamientos sobre las tablas de piedra (Éx. 31:18; Deut.
9:10), y el mensaje sobre la pared ante el rey de Babilonia
(Dan. 5). La palabra hebrea para “mano” también incluye
la muñeca, razón por la cual se describe que cuando Jesús
fue crucificado, los clavos atravesaron sus manos. Realmente era costumbre poner
los clavos en las muñecas, entre los dos huesos del antebrazo, para así poder soportar
el peso del cuerpo. Cuando Jesús se refiere a las marcas en sus manos, realmente son marcas
en sus muñecas (Luc. 24:39, 40).
De esta manera vemos que en la Biblia, las palabras “mano” y “brazo” tienen la connotación de fuerza y poder. El término “desnudar el brazo” llegó a ilustrar la inminencia de un
ataque, según vemos en Isaías 52:10: “Jehová desnudó su santo brazo ante los ojos de todas las
naciones, y todos los confines de la tierra verán la salvación del Dios nuestro”. En el antiguo
mundo, los guerreros extendían los brazos cuando tiraban su lanza, o utilizaban su espada u
otro instrumento de guerra. Como la ropa que vestían colgaba suelta sobre los brazos, les era
sencillo subir las mangas para lanzar su arma. Por esa razón, encontramos tantos versos que
describen a Dios “con brazo extendido”, demostrando así Su gran poder y determinación para
actuar, tanto en beneficio de Su pueblo Israel como para redimir al mundo. Vemos en Génesis
6:6 el ejemplo de Dios librando a Su pueblo de la esclavitud en Egipto: “os redimiré con brazo
extendido, y con juicios grandes...” También vemos el ejemplo en Jeremías 27:5 de Dios creando el mundo: “Yo hice la tierra, el hombre y las bestias que están sobre la faz de la tierra, con mi
gran poder y con mi brazo extendido, y la di a quien yo quise”.
También relacionaban el término “mano” con el poder y la fuerza del ser humano. Hay
numerosos ejemplos a lo largo de la Biblia. En 1 Samuel 7 vemos ambos usos, refiriéndose tanto
a los filisteos como a Dios: “Habló Samuel a toda la casa de Israel, diciendo: Si de todo vuestro
corazón os volvéis a Jehová, quitad los dioses ajenos y a Astarot de entre vosotros, y preparad
vuestro corazón a Jehová, y sólo a él servid, y os librará de la mano de los filisteos. Entonces los
hijos de Israel quitaron a los baales y a Astarot, y sirvieron sólo a Jehová... Así fueron sometidos
los filisteos, y no volvieron más a entrar en el territorio de Israel; y la mano de Jehová estuvo contra los filisteos todos los días de Samuel” (1 Sam. 7:3-4,13).
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OTROS SIGNIFICADOS
DE
“MANO”
Y
“BRAZO”
EN LA
BIBLIA
CUIDADO Y PROTECCIÓN: Las manos poderosas de Dios son
capaces de protegernos y defendernos de nuestro enemigo: “El Dios de
antaño es tu refugio, debajo de ti están sus brazos eternos. Él expulsa ante
ti al enemigo, y dice: ¡Destruye!” (Deut. 33:27, Nueva Biblia de Jerusalén,
1999). También son capaces de consolarnos: “Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los
llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas”
(Is. 40:11). Dios le hizo entender a Moisés que tenía cuidado
de él y que podía proteger a Su pueblo: “¿Acaso se ha
acortado la mano de Jehová?” (Núm. 11:23).
La Biblia ilustra a Su pueblo como ovejas de
Su prado, siendo el Señor mismo nuestro pastor. En
Juan 10, Jesús se refiere a nosotros como Sus ovejas:
“Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las
puede arrebatar de la mano de mi Padre” (Jn. 10:29). Si estamos en Sus manos, no tenemos nada
que temer. Aún Jesús, desde la cruz, “...clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu...” (Luc. 23:46).
OBRAS DE JUSTICIA: El término “santo brazo” habla de las obras justas de Dios.
“Cantad a Jehová cántico nuevo, porque ha hecho maravillas; Su diestra lo ha salvado, y Su santo
brazo” (Sal. 98:1). Sin lugar a dudas, solamente el brazo de Dios es completamente santo en
Sus obras cuando establece Su justicia.
DEBILIDAD HUMANA: El concepto “brazo de carne” simboliza la capacidad limitada
del ser humano, el cual es débil en contraste con el poder de Dios: “...Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo...” (Jer. 17:5).
El concepto de “quebrantar los brazos” del impío o malvado significa dejarlo impotente,
como vemos en los siguientes ejemplos: “Mas la luz de los impíos es quitada de ellos, y el brazo
enaltecido es quebrantado” (Job 38:15); “Cortado es el poder de Moab, y su brazo quebrantado,
dice Jehová” (Jer. 48:25); “Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Heme aquí contra Faraón rey
de Egipto, y quebraré sus brazos, el fuerte y el fracturado, y haré que la espada se le caiga de la
mano. Y esparciré a los egipcios entre las naciones, y los dispersaré por las tierras. Y fortaleceré
los brazos del rey de Babilonia, y pondré mi espada en su mano; mas quebraré los brazos de
Faraón, y delante de aquél gemirá con gemidos de herido de muerte” (Ezeq. 30:22-24).
El “brazo seco” se refiere a la pérdida total de poder: “¡Ay del pastor inútil que abandona
el ganado! Hiera la espada su brazo, y su ojo derecho; del todo se secará su brazo, y su ojo derecho será enteramente oscurecido” (Zac. 11:17). Las “manos cansadas” simbolizan debilidad o
falta de ánimo, mientras que “fortalecer las manos” significa dar nuevo ánimo (Isa. 35:3).
UNCIÓN O LLAMAMIENTO DE DIOS: En el Salmo 89, primero vemos el uso del término “mano” y “brazo” según lo hemos indicado anteriormente, implicando sometimiento al
poder y autoridad. Luego, vemos que Dios habla acerca de defender a David, y posteriormente
de otorgarle poder. “Con tu brazo poderoso esparciste a tus enemigos... Tuyo es el brazo potente;
Fuerte es tu mano, exaltada tu diestra... Hallé a David mi siervo; lo ungí con mi santa unción. Mi
mano estará siempre con él, Mi brazo también lo fortalecerá... Asimismo pondré su mano sobre el
mar, y sobre los ríos su diestra... Para siempre le conservaré mi misericordia, y mi pacto será firme
con él” (Sal. 89:10-13, 20-21, 25, 28).
En el Nuevo Testamento, encontramos que Dios ha entregado todas las cosas en manos
de Yeshúa (Jesús), o sea, ha puesto todo bajo Su autoridad: “El Padre ama al Hijo, y todas las
cosas ha entregado en su mano” (Jn. 3:35).
UNCIÓN POR MEDIO DE LA IMPOSICIÓN DE MANOS: Hay varios ejemplos bíblicos
que describen cómo un ser humano impone sus manos sobre otro para conferirle unción, una
bendición, el don del Espíritu Santo o la sanidad.
Los levitas recibían unción para “servir en el ministerio de Jehová” por medio de la
3
imposición de manos de todos los israelitas: “Y cuando
hayas acercado a los levitas delante de Jehová, pondrán
los hijos de Israel sus manos sobre los levitas;...y servirán
en el ministerio de Jehová” (Núm. 8:10-11).
En el Nuevo Testamento, leemos: “Entonces les
imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo” (Hech.
8:17). Pablo aconsejó a Timoteo: “No descuides el don que
hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio” (1 Tim. 4:14).
Jesús imponía Sus manos sobre los enfermos, y
recibían sanidad (Marcos 6:5; 7:32), y también nos dio
ese poder cuando nos comisionó a hacer lo
mismo: “...sobre los enfermos pondrán sus
manos, y sanarán” (Mar. 16:18). Mientras
los discípulos predicaban, Dios extendía
Sus manos para que pudieran realizar
sanidades y milagros en el nombre de
Jesús: “Y ahora, Señor, mira sus amenazas,
y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, mientras extiendes tu
mano para que se hagan sanidades y
señales y prodigios mediante el nombre de
tu santo Hijo Jesús” (Hech. 4:29-30).
Tanto en el Antiguo como en el Nuevo
Testamento vemos ejemplos de cuando se
imponían las manos sobre los niños para
bendecirlos (Gén. 48:14; Mat. 19:13). Aún
hoy día, las familias judías celebran el shabat con una
cena especial, y durante la ceremonia previa a la comida,
el padre bendice a su esposa e impone sus manos sobre
sus hijos para impartirles su bendición.
Por otro lado, los sacerdotes imponían sus manos
sobre animales para transferir sobre ellos los pecados del
pueblo. Se describe así: “...y confesará sobre él todas las
iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones y
todos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza del
macho cabrío, y lo enviará al desierto...” (Lev. 16:21).
La imposición de manos no es un rito supersticioso ni
mágico para otorgar poderes especiales. Expresa la idea de
que el que recibe la oración ha sido separado para cumplir
una tarea específica dentro de la congregación.
LOCALIZACIÓN: En la antigüedad, los mapas de Israel se dibujaban con el “este” hacia
arriba, en el lugar que actualmente ubicamos el “norte”. Los hebreos se ponían de cara al sol
naciente para orientarse y determinar los puntos cardinales. Según esa interpretación, Asia lo
dibujaban en la parte superior, Europa en la inferior izquierda y África en la inferior derecha.
Por tal razón, en la Biblia, el término hebreo “hacia la mano derecha” (yaminá) indica “en dirección al sur”, mientras que “hacia la mano izquierda” (smolá) representa “en dirección al norte”
(Gén. 14:15; 1 Sam. 23:19; 2 Sam. 24:5). Uno de los países más distantes al sur de Israel, en
el extremo de la península arábica, se llama Yemen, el cual obtuvo su nombre de “yaminá”.
JURAMENTO: En muchos de los tribunales hoy día, se pide levantar la mano derecha
mientras la persona jura “decir toda la verdad y nada más que la verdad”. Esta costumbre
proviene de la Biblia, donde la mano derecha levantada se utiliza como señal de juramento: “Y
respondió Abram al rey de Sodoma: He alzado mi mano a Jehová Dios Altísimo, creador de los
cielos y de la tierra” (Gén. 14:22); “Por tanto, alzó su mano contra ellos...” (Sal.106:26a); y “Juró
Jehová por su mano derecha, y por su poderoso brazo...” (Is. 62:8a).
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Muchas veces, cuando dos personas se dan un apretón de mano, lo hacen para demostrar
un acuerdo o compromiso. Aunque la versión de Reina Valera, 1960, traduce Proverbios 6:1-2a
utilizando el término “palabra” en lugar de “mano”, el verso literalmente dice: “Hijo mío, si has
salido fiador de tu prójimo, si has chocado tu mano con un extraño, si has dado tu
palabra...escapa como gacela de la trampa...” [Nueva Biblia de Jerusalén, 1999]. Ezequiel 17:18
también describe esta costumbre, utilizada todavía en muchas culturas: “Por cuanto menospreció el juramento y quebrantó el pacto, cuando he aquí que había dado su mano, y ha hecho todas
estas cosas, no escapará” (Ezeq. 17:18).
SEÑAL DE INOCENCIA: A través de toda la Biblia, vemos que los israelitas enfatizaban
mucho la limpieza de manos, y siempre lavaban sus manos antes de comer. Este acto también
tiene un significado simbólico, indicando inocencia respecto a algún asunto. El ejemplo más
notable para los cristianos es el lavado de manos que hizo Poncio Pilato delante del pueblo. Lo
hizo en señal de que no quería cargar con la culpa de la ejecución de Jesús. “Viendo Pilato que
nada adelantaba, sino que se hacía más alboroto, tomó
agua y se lavó las manos delante del pueblo, diciendo:
Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros”
(Mat. 27:24). Ésta realmente no era una costumbre
romana, sino que fue adoptado por Pilato porque sabía
que el pueblo judío lo entendería muy bien.
En el libro de Deuteronomio, se describe lo que
debería hacer el pueblo cuando se descubriese un asesinato, y no se conocía quién era el homicida. El pueblo sería
librado de su culpa delante de Dios y el pecado sería perdonado mediante el lavado de manos: “Si en la tierra que
Jehová tu Dios te da para que la poseas, fuere hallado
alguien muerto, tendido en el campo, y no se supiere quién
lo mató...los ancianos de la ciudad más cercana al lugar donde fuere hallado el muerto, tomarán
de las vacas una becerra que no haya trabajado, que no haya llevado yugo...y quebrarán la cerviz
de la becerra en el valle...Y todos los ancianos de la ciudad
más cercana al lugar donde fuere hallado el muerto lavarán
sus manos sobre la becerra cuya cerviz fue quebrada en el
valle; y protestarán y dirán: Nuestras manos no han derramado esta sangre, ni nuestros ojos lo han visto. Perdona a
tu pueblo Israel, al cual redimiste, oh Jehová; y no culpes
de sangre inocente a tu pueblo Israel. Y la sangre les será
perdonada” (Deut. 21:1-8).
BENDICIÓN Y ORACIÓN: La costumbre israelita
de levantar las manos para bendecir al pueblo es una
muy antigua. “Después alzó Aarón sus manos hacia el
pueblo y lo bendijo...” (Lev. 9:22). Jesús, justamente antes
de ser recogido al cielo, bendijo a Sus discípulos de la misma
manera: “Y los sacó fuera hasta Betania, y alzando sus manos,
los bendijo. Y aconteció que bendiciéndolos, se separó de ellos, y
fue llevado arriba al cielo” (Luc. 24:50-51).
También se extendían las manos abiertas, con las palmas
hacia arriba, para pedir la ayuda y misericordia de Dios: “Extendí
mis manos a ti, mi alma a ti como la tierra sedienta” (Sal. 143:6). Las
manos abiertas demostraban inocencia, porque una mano abierta
no podía sostener un arma. Las palmas abiertas también representaban sumisión, y el gesto se usaba cuando se pedía o se
recibía. Salomón asumió esa postura cuando dedicó el Templo en
Jerusalén, presentando una extensa súplica a Dios: “Luego se puso
Salomón delante del altar de Jehová, en presencia de toda la congregación de Israel, y extendiendo sus manos al cielo...” (1 Re. 8:22).
Pablo, cuando escribió a Timoteo, le dijo: “Quiero, pues, que los
hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni con5
tienda” (1 Tim. 2:8). Ésta era la forma en que uno expresaba su sinceridad al hacerle una súplica
a Dios por medio de la oración.
“A MANO DERECHA” REPRESENTA UN LUGAR DE HONRA: Durante el período
del Segundo Templo, aún los judíos adoptaron la costumbre romana de sentarse a comer
alrededor de un triclinio. Esa mesa en forma de “U” obligaba a las personas comer reclinados
sobre el codo izquierdo, mientras usaban la mano derecha para tomar los alimentos. El
anfitrión se sentaba en el segundo asiento del ala izquierda. La persona que se sentaba a su
derecha era la persona de su mayor confianza, quien podría proteger su pecho en caso de un
ataque inesperado, y también sería el primero en comer algún alimento envenenado. A su mano
izquierda se acomodaba el huésped de honor, el invitado más distinguido de la cena. Durante
la última cena que celebró el Señor con Sus discípulos, sabemos que Juan estaba al lado derecho de Jesús, en la posición del amigo de mayor confianza, porque estaba “... recostado cerca
del pecho de Jesús...” (Jn. 13:23-25).
En Mateo 20, encontramos
que a Jesús “...se le acercó la madre
de los hijos de Zebedeo con sus
hijos, postrándose ante él y pidiéndole algo. El le dijo: ¿Qué quieres?
Ella le dijo: Ordena que en tu reino
se sienten estos dos hijos míos, el
uno a tu derecha, y el otro a tu
izquierda” (Mat. 20:20-21). La
madre de estos discípulos entendía
la importancia de estas dos posiciones. Sin embargo, Jesús le
respondió que no la podía complacer, porque esa era una decisión
que sólo tomaba el Padre (v. 23).
Según la Biblia, la persona
que se sentaba a la mano derecha
era el amigo de más confianza, pero también era quien lo ayudaba en sus batallas: “A Jehová
he puesto siempre delante de mí; porque está a mi diestra, no seré conmovido” (Sal. 16:8).
Después de la resurrección, Jesús ascendió al cielo para sentarse “... a la diestra de Dios”
(Mar. 16:19), el lugar de más honra e importancia. En el Salmo 110, vemos que ese es el lugar
destinado para el Mesías: “Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra...” (Sal. 110:1).
“A MANO IZQUIERDA” REPRESENTA UN LUGAR DE MALDICIÓN: En la Biblia
encontramos que la posición de la izquierda es un lugar de maldición. Mateo 25 habla acerca
de las naciones, las cuales serán divididas en dos grupos: uno para bendición (las ovejas), y el
otro para maldición (los cabritos). “Y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará
los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su
derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos
de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo... Entonces
dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el
diablo y sus ángeles” (Mat. 25:32-34, 41). Es posible que esa división estará basada en la
manera que las naciones trataron al pueblo judío, si bendijeron a Israel o si lo maldijeron, según
el verso 40: “De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más
pequeños...” (Mat. 25:40). La mayoría de los eruditos bíblicos opinan que “estos mis hermanos
más pequeños” se refiere al pueblo judío, al pueblo del pacto de Dios.
Aún desde los días del Antiguo Testamento, el término “a la izquierda” era considerado
como el lugar de la inclinación al mal: “El corazón del sabio está a su mano derecha, mas el
corazón del necio a su mano izquierda” (Ecl. 10:2).
SEÑAL DE RECORDACIÓN: El escribir o hacer una marca sobre la mano era una señal
para recordar que uno pertenecía a otro. Isaías describe los que se consagraron al Señor: “Éste
dirá: Yo soy de Jehová; el otro se llamará del nombre de Jacob, y otro escribirá con su mano [el
texto hebreo realmente implica “en” o “sobre” su mano]: A Jehová, y se apellidará con el nombre
de Israel” (Is. 44:5).
6
Al Dios decir que tiene el nombre de
Jerusalén tallado en Su mano, declara
que Jerusalén es Su propiedad, y que la
ama. “Pero Sion dijo: Me dejó Jehová, y el
Señor se olvidó de mí.... Aunque olvide ella,
yo nunca me olvidaré de ti. He aquí que en
las palmas de las manos te tengo esculpida; delante de mí están siempre tus
muros” (Is. 49:14-16).
También respecto a Jerusalén, el
Salmista dijo lo siguiente: “Si me olvidare
de ti, oh Jerusalén, pierda mi diestra su
Escritura moderna sobre el muro de Jerusalén, proyectada
destreza. Mi lengua se pegue a mi paladar,
a través de luces, declaran la importancia de Jerusalén.
si de ti no me acordare; si no enalteciere a
Jerusalén como preferente asunto de mi alegría” (Sal. 137:5-6). Una costumbre que tenían los
antiguos visitantes de Jerusalén era hacerse una marca temporera sobre la mano como recordatorio. Utilizaban la tinta de una planta para conmemorar su peregrinaje a esa amada ciudad.
UNA VARIEDAD DE ACTIVIDADES: La palabra “mano” (o “yad” en hebreo) fue utilizada en la Biblia para describir una amplia variedad de actividades, pero al traducirla al
español, puede haber sido sustituida por otro término. Podría representar la persona en su
totalidad y no simplemente la mano, como “...la mano de ellos está con David...” (1 Sam. 22:17).
También podría designar un acto de justicia, como en el verso: “...mano por mano...” (Éx. 21:24);
o la intención de atacar: “...alzará su mano...” (Is. 10:32); como también matar o hacer daño,
según el caso de: “No extiendas tu mano sobre el muchacho...” (Gén. 22:12).
“Retraer la mano” podría indicar quitar el apoyo (Sal. 74:11), mientras que “poner la mano
sobre la boca” implicaba hacer silencio (Job 21:5). “Poner la mano sobre su cabeza” era señal
de dolor por causa de una injusticia (2 Sam. 13:19). Uno arriesga la vida cuando “toma su vida
en su mano” (1 Sam. 19:5). El que besa su propia mano está lleno de orgullo (Job 31:27),
mientras que el que besa la mano de otro significa rendirle honra (1 Re. 19:18).
La frase “manos llenas de sangre” ilustra una persona culpable de asesinato y crueldad,
y requiere ser limpiado y lavado de su iniquidad (Is. 1:15; Job 9:30).
Una frase en hebreo de Deut. 15:10, si fuera traducida literalmente al español, diría “aplicar
la mano”, lo cual significa “trabajar”, al igual que “poner la mano en el arado” (Luc. 9:62).
Josué 10:6 literalmente dice en hebreo: “No aflojes tu mano de tus siervos”, significando
“no dejes solos a tus siervos” (Nueva Biblia de Jerusalén, 1999), o “no niegues ayuda a tus siervos” (Reina Valera, 1960). Proverbios 37:7 dice literalmente en hebreo: “Él sella la mano de todo
hombre...”, significando “interrumpe el trabajo de los hombres” (Nueva Biblia de Jerusalén,
1999), o “hace retirarse a todo hombre” (Reina Valera, 1960).
El texto: “El perezoso mete su mano en el plato, y ni aun a su boca la llevará”, describe la
condición del vago, que no se molesta ni en comer (Prov. 19:24).
El gozo se describe por medio de palmadas de aplauso (Sal. 47:1; 2 Rey. 11:12). Aún a la
naturaleza se describe figurativamente como dando aplausos: “...y todos los árboles del campo
darán palmadas de aplauso” (Isa. 55:12).
“Abrir la mano” es señal de liberalidad y generosidad, mientras que “cerrar la mano”
indica avaricia. “Cuando haya en medio de ti menesteroso de alguno de tus hermanos en
alguna de tus ciudades, en la tierra que Jehová tu Dios te da, no endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu mano contra tu hermano pobre, sino abrirás a él tu mano liberalmente, y en efecto le
prestarás lo que necesite” (Deut. 15:7-8).
Personas perdidas en el pecado se ilustran como quienes “no saben discernir entre su mano
derecha y su mano izquierda...” (Jon. 4:11).
¿QUÉ SIGNIFICA ÉSTO
PARA
NOSOTROS?
Si pudiéramos comprender la Biblia según la mentalidad de aquellos que oyeron la
Palabra de Dios y nos la comunicaron de la manera más sencilla posible, seríamos mejores discípulos del Señor. Sin embargo, nos ha tocado vivir en un tiempo 2,000 a 4,000 años después
de esos autores, a millas de distancia, en una cultura totalmente diferente y hablando otro
7
idioma. Existe gran probabilidad de que interpretemos erróneamente
el mensaje de Dios. Por esa razón, es importante que ubiquemos todas
las frases idiomáticas y los conceptos dentro de su contexto original.
A medida que comprendamos el significado de “mano” y “brazo”
según los ejemplos expuestos en este estudio, también podremos
comprender otros pasajes donde aparecen estas palabras. Más importante aún es que conozcamos mejor al Señor, y le adoremos en
espíritu y en verdad. Recordemos siempre que Dios tiene la capacidad
de defendernos y protegernos con “Su brazo extendido”, y a la vez consolarnos en “Sus brazos eternos”.
Cuando yo era niño, frecuentemente imaginaba que me sentaba
sobre las piernas de Dios, y me cubría con Sus manos y brazos. En ese
momento, me parecía que todo estaba bien y nada me podía lastimar.
Esa es una imagen muy consoladora, aún cuando uno es adulto. Tantas
cosas nos pueden amenazar, pero si clamamos a Él y depositamos nuestra confianza totalmente en Sus manos, Dios nos cuidará.
Acerquémonos al Señor y adorémosle de todo corazón, alma, mente y fuerza, y Él nos
demostrará que en Sus brazos de amor podemos reposar seguros. Aprendamos del mensaje que
le dio Dios a Su pueblo hace 3,500 años: “Mas a Jehová, que os sacó de tierra de Egipto con
grande poder y brazo extendido, a éste temeréis, y a éste adoraréis, y a éste haréis sacrificio. Los
estatutos y derechos y ley y mandamientos que os dio por escrito, cuidaréis siempre de ponerlos
por obra, y no temeréis a dioses ajenos. No olvidaréis el pacto que hice con vosotros, ni temeréis
a dioses ajenos; mas temed a Jehová vuestro Dios, y él os librará de la mano de todos
vuestros enemigos” (2 Re. 17:36-39).
Shalom desde Jerusalén,
Clarence H. Wagner, Jr.
Director Internacional
BIBLIOGRAFÍA
Abraham P. Bloch, A Book of Jewish Ethical concepts – Biblical and Post-Biblical, (New York, NY: Ktav Publishing
House, Inc. 1984).
Philip Birnbaum, Encyclopedia of Jewish Concepts, (New York, NY: Hebrew Publishing Company, 1993).
James M. Freeman, Manners and Customs of the Bible, (Planfield, NJ: Logos International, 1972).
Steven T. Katz, Jewish Ideas and Concepts, (New York, NY: Schocken Books, 1977).
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Dr. G. Douglas Young, Young’s Compact Bible Dictionary, (Wheaton, IL: Tyndale House Publishers, Inc., 1989).
The Zondervan Pictorial Encyclopedia of the Bible, (Grand Rapids, MI: Zondervan Publishing House, 1976).
Traducido por: Teri S. Riddering
Los versos bíblicos fueron tomados de La Biblia, versión Reina Valera de 1960, excepto donde se aclara lo contrario.
Muchos pastores, maestros bíblicos y personas laicas han escrito preguntando si
pueden utilizar estas notas para sus mensajes y clases. La respuesta es un enfático, ¡sí! Por
tal razón enviamos estos Estudios de Israel. Es mi esperanza que la información contenida
en ellos pueda ser diseminada vez tras vez, ya sea oralmente o por medio de copias fotostáticas. “Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová.” (Is. 2:3)
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