texto completo - Parroquia Cristo Resucitado

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DÍA NOVENO
MARÍA, LA ESPOSA DEL ESPÍRITU SANTO
-SALUDO
Al llegar a la meta de nuestro caminar de preparación para la gran solemnidad de
Pentecostés, con la que también terminamos la alegre celebración de la Resurrección
del Señor, la Pascua. Que el don del Espíritu cubra todo nuestro ser para que como
María Santísima, proclamemos con nuestra vida la grandeza del Señor.
-CANTO
AMARÍA
A María la Hija de Dios Padre,
a María la Madre del Señor,
a María la Esposa del Espíritu,
alabanzas, honor y bendición.
Nueva Eva, desde antes figurada,
anunciada y proclamada en la escala de Jacob.
De verdad, arca nueva de la alianza,
sagrario inmaculado que lleva al Redentor./ (bis)
El Espíritu Santo poderoso
viniendo sobre ti, con su amor te fecundó.
/Te llenó de sus dones y de gracias
e hizo de su esclava la gran Madre de Dios./(bis)
Eres Madre de Cristo y de la Iglesia,
modelo sin mancilla donde se mira Dios.
/Que nosotros al soplo del Espíritu,
seamos como ella, espejos del Señor./(bis)
-INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
(Para todos los días)
R. Espíritu Santo llénanos de ti.
Ven, Espíritu Creador,
visita las almas de tus fieles
y llena de la divina gracia los corazones,
que Tú mismo creaste.
R. Espíritu Santo llénanos de ti.
Tú eres nuestro Consolador,
don de Dios Altísimo,
fuente viva, fuego, caridad
y espiritual unción.
R. Espíritu Santo llénanos de ti.
Enciende con tu luz nuestros sentidos;
infunde tu amor en nuestros corazones;
y, con tu perpetuo auxilio,
fortalece nuestra débil carne,
R. Espíritu Santo llénanos de ti,
Aleja de nosotros al enemigo,
danos pronto la paz,
sé Tú mismo nuestro guía,
y puestos bajo tu dirección,
evitaremos todo lo nocivo.
R. Espíritu Santo llénanos de ti.
Por Ti conozcamos al Padre,
y también al Hijo;
y que en Ti, Espíritu de entrambos,
creamos en todo tiempo.,
R. Espíritu Santo llénanos de ti.
Tú derramas sobre nosotros los siete dones;
Tú, el dedo de la mano de Dios;
Tú, el prometido del Padre;
Tú, que pones en nuestros labios los tesoros
de tu palabra.
Gloria a Dios Padre,
y al Hijo que resucitó,
y al Espíritu Consolador,
por los siglos infinitos. Amén.
R. Espíritu Santo llénanos de ti.
R. Espíritu Santo llénanos de ti.
-PRESENTACIÓN DEL TEMA
Nunca en la historia de la Humanidad una persona ha tenido un vínculo de unión tan
profundo con el Misterio de Dios como la Santísima Virgen María. Al terminar nuestra
preparación para la solemnidad de Pentecostés, aprendamos con María a ser dóciles al
Espíritu Santo.
-TEXTO BÍBLICO: Lc 1,26-38
En el sexto mes, el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada
Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la
familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Ángel entró en su
casa y la saludó, diciendo: «¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo». Al oír
estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese
saludo. Pero el Ángel le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha favorecido.
Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será
llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la
casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin». María dijo al Ángel: «¿Cómo
puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?». El Ángel le respondió:
«El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra.
Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel
concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su
sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios». María dijo entonces: «Yo soy la
servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho». Y el Ángel se alejó. Palabra de
Dios.
REFLEXIÓN
La imagen de María como esposa del Espíritu Santo, quiere expresar dos realidades.
Primera, que nunca el Espíritu de Dios ha penetrado tanto en un ser humano,
adueñándose totalmente de él, transformándolo y convirtiéndolo en puro instrumento
suyo, como lo hizo en la Madre de Dios. Y segunda, que nunca una persona se ha dejado
poseer y guiar por el Espíritu con total disponibilidad y confianza como María. De ahí,
que la acción del Espíritu en María Santísima sea un lugar privilegiado para comprender
mejor su acción en todos nosotros. Y que, igualmente, la libre y amorosa colaboración de
María con el Espíritu, sea el modelo de nuestra relación con el Espíritu Santo.
Contemplar la figura de María como esposa del Espíritu Santo nos lleva a seguir su
ejemplo: Que es prudente: ¿Cómo será esto, pues no conozco varón? Es humilde "Eh
aquí la esclava del Señor". Escucha y pone en práctica la Palabra de Dios: "Hágase en
mi según tu palabra".
Que al meditar la Palabra de Dios y reflexionar el ejemplo de María Santísima nos haga
preguntarle cada día al Señor: ¿Qué quieres de mi?, nos lleve a vivir la humildad
reconociendo que solos no podemos hacer nada y como Ella nos dispongamos a vivir la
Voluntad de Dios.
COMPROMISO: PERSONAL Y COMUNITARIO
Personal: Vivir la devoción mariana guiado por lo que enseña la Palabra de Dios y la
Iglesia.
Comunitario: Buscando acrecentar el don de la humildad, ofrecer nuestro servicio a
favor de los más necesitados de nuestra comunidad, ya sea con obras materiales o
espirituales de caridad.
-ORACIÓN COMUNITARIA
Como hijos oremos al Padre por mediación de la llena de Gracia.
R. Mira a la llena de Gracia y escúchanos.
- Para que la Iglesia en el mundo entero esté atenta a la voz del Señor. R.
- Para que los ministros de la Iglesia, sean cada día colmados de la Gracia Divina . R.
- Por los gobernantes para que se comprometan en la búsqueda de la justicia. R.
- Por los que sufren, para que la mediación de María los ayude a descubrir la Voluntad de
Dios en su vida. R.
- Por quienes hemos realizado esta novena de Pentecostés, para que siguiendo el
ejemplo de María nos dejemos poseer y guiar por el Espíritu Santo. R.
- Intensiones de la comunidad.
Movidos por el Espíritu que habita en nosotros digamos: Padre nuestro...
-ORACIÓN FINAL
Oh María, tú que eres Madre de la Iglesia, obtén para la Iglesia
el don del Espíritu Santo, para que sepa caminar con
constancia hacia el futuro por el camino de la renovación
marcada por el Espíritu Santo y que sepa asumir en tal obra
renovadora todo lo que es verdadero y bueno, discerniendo
asiduamente entre los signos de los tiempos lo que sirve para
la venida del Reino de Dios. Amén.
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