Columna de opinión sobre los accidentes de tránsito: Ivo Dutra

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Toda una vida para la actuación
“Toda una trayectoria al servicio de la cultura y el arte en nuestro país”, es así como el
mismo Enrique Victoria describe la carrera que tantas satisfacciones le ha dado a lo largo
de los años: la actuación. Importante y reconocido actor nacional, hoy a sus 85 años, con
cientos de obras en su haber y con, cada vez, menos apariciones en los medios, Victoria
sigue disfrutando a plenitud de una vida que gira alrededor de guiones y butacas, entre los
jóvenes talentos de una asociación que le permite seguir difundiendo su arte. Para Enrique
Victoria, los años no han pasado, él sabe que mientras el “altísimo” le dé vida seguirá
ágilmente acumulando glorias en su cofre de recuerdos.
Enrique Victoria siempre llega temprano a sus ensayos en la Asociación de Artistas
Aficionadas, aunque esta vez, el insoportable tráfico a una hora punta, lo coloca a una
gran distancia del Jr. Ica, en el centro de Lima. Apenas llega su amable personalidad lo
obliga a dar una y mil explicaciones de su tardanza, e incluso a tratar de analizar la
complejidad del tráfico limeño.
–¡Por dios! … dos horas para poder llegar. Hay demasiados carros ¿no crees?
Su pregunta rompe de inmediato el hielo y se desata la entrevista, que se convierte en
una conversación de respuestas cortas, por así decirlo. De estatura promedio y algo
encorvado, cabello canoso, largo y recogido en una cola; vestido totalmente casual con
una gorra y una casaca, comienza contándonos de su extraño nacimiento un 18 de agosto
de 1926, en el Consulado Peruano de Nicaragua, debido a que su madre, actriz, tenía que
realizar unas funciones en dicho lugar.
–Desde que uno nace en territorialidad es peruano.
Para Victoria, sus inicios en la actuación se dieron a lado de su madre en un sainete
llamado “Su lado flaco” cuando tenía 7 años y su nombre apareció dentro de los créditos
en las programaciones, que en aquellos tiempos se imprimían en seda. Los cuales aún
guarda entre dos vidrios para evitar su deterioro. Para los hijos del actor, sus inicios
fueron, realmente, a los 4 años cuando participó de una pequeña obra de un teatro
desconocida. “Es una gran controversia”, afirma.
Su vida cuenta la historia de una carrera en ascenso, llegando a interpretar más de 300
comedias, además de otros géneros que lo han ayudado, según sus propias palabras, a
alcanzar la calidad actoral que hoy tiene. Para Victoria no existe una obra que haya sido la
más importante dentro de su trayectoria, pero si quizás algunas que recuerda más por
haber tenido la dicha de compartir escenario con personalidades como Elvira Travesi o
Fernando Larrañaga, en la obra llamada “¿Conoce usted la vía láctea?”.
–Todas tienes tiene un significado especial –dice mientras mira con asombro una hoja en
la que se detalla la mayoría de sus obras y una biografía completa expuesta en Wikipedia.
Enrique Victoria sabe que su trabajo, de algún modo, es reconocido por los grandes del
arte, aunque no siempre ha sido este el caso. Sin embargo, siempre afirma que nada
puede resultar más importante que sentir el verdadero reconocimiento de un público que
disfruta de una buena actuación. Un buen espectáculo que sólo puede brindar un artista
apasionado con lo que hace.
–Para mí, la actuación lo es todo. Es el cofre de recuerdo más hermoso que puedo tener.
Mi “motus viventu”… (Sonríe) Yo siento que es el motor.
Llegar a alcanzar el motor y hacerse de un nombre, no fue tarea fácil. Debido a la
competencia, hacerse conocido a veces resultaba un sueño imposible, y a falta de trabajo,
por los años 30, tuvo que ingeniárselas de mil maneras para poder sacar adelante a sus
hijos: vender televisores, frutas o realizar actuaciones que, si bien no pagaban lo justo, por
lo menos daban para el día a día.
Enrique Victoria, había realizado obras en países como Argentina y Bolivia, incluso un par
de películas que, a diferencia de lo que él imaginó, no le abrieron de inmediato las puertas
del teatro y cine peruano. Nadie lo tomaba en cuenta o llamaba, y él si quería hacer cine.
Tuvo que pasar algún tiempo para recibir la oferta que, prácticamente, le daría impulso,
por fin, su imagen.
–Un buen día llegó “Alias la gringa”, lo que significó mi entrada a la cartelera. Estaba en
teatro, cine y televisión, por fin.
Hoy, a lo largo de tantos años de trabajo y toda la experiencia que lleva consigo, Enrique
Victoria prefiere el rojo telón de un teatro a las frías cámaras de un set de televisión. No
hay nada que disfrute más que respirar del mismo aire que respira el público que lo ve, y
sentir el mismo frío o calor que se siente dentro los pequeños teatros para los cuales
ahora participa.
Enrique Victoria no ve, aún, un final para su carrera. Sin embargo, frente a su respuesta, es
inevitable preguntar por qué entonces no escuchamos su nombre en el medio. Con
sutileza, Victoria afirma que hoy la actuación ya no es lo que era antes, el dinero a
desplazado a la vocación y a la profesión de un verdadero actor. Ocasionalmente, presta
su voz para algunos spots o pequeñas participaciones; no obstante, prefiere pasar los días
junto a aquellos que desean aprender de la buena actuación y junto a su hijo, Carlos
Victoria, que sigue sus pasos y lo incluye en sus proyectos.
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