Guía para la construcción de garantías de no repetición en Colombia / Carolina Suárez Baquero ... [et al.] ; compilador Manuel Páez Ramírez. -- Bogotá: Fundación Social, 2013. 160 p.; 22 cm. ISBN 978-958-8049-60-1 1. Justicia restaurativa - Colombia 2. Reconciliación - Colombia 3. Víctimas del conflicto armado - Colombia I. Suárez Baquero, Carolina II. Páez Ramírez, Manuel Y., comp. 303.69 cd 21 ed. A1378827 CEP-Banco de la República-Biblioteca Luis Ángel Arango Guía para la construcción de garantías de no repetición en Colombia Fundación Social Calle 72 No. 10 - 71 Piso 10, Bogotá Tel. (57- 1) 310 57 00 www.fundacionsocial.org | www.derechoshumanosypaz.org Presidente Álvaro Dávila Ladrón de Guevara Vicepresidente de Desarrollo (e) Ruth Gómez Salomón Directora Área de Incidencia en Políticas Públicas Adriana González Rivera Investigadores Karin Andersson Camilo Barrera Fabien Maitre-Muhl Manuel Páez Ramírez Natalia Rodríguez Carrillo Sergio Roldán Coordinadora del Proyecto Carolina Suárez Baquero Evaluadora del Proyecto Caterina Heyck Puyana Fotografías Folder - juanktru. Flickr - www.flickr.com/photos/juanktru/5301462131 A. El Qué - CIAT International Centerfor Tropical Agriculture. Flickr - www.flickr.com/photos/ciat/5037565581 B. El Quiénes - Luz Adriana Villa A. Flickr - www.flickr.com/photos/luchilu/2178306585 C. El Cuándo - momentcaptured1. Flickr - www.flickr.com/photos/pat_ossa/4994140528 D. El Cómo - CIAT International Centerfor Tropical Agriculture. Flickr - www.flickr.com/photos/ciat/5244256525 Diagramación e impresión Reves Diseño Ltda. | [email protected] Primera edición Bogotá, 2013 Impreso en Colombia / Printed in Colombia ISBN 978-958-8049-60-1 Esta publicación fue financiada por: Institut für Auslandsbeziehungen ifa, Förderprogramm zivik Auswärtiges Amt Charlottenplatz 17 Werderscher Markt 1 D - 70173 Stuttgart D - 10117 Berlin www.ifa.dewww.auswaertiges-amt.de Índice de Abreviaturas y Siglas (ACR): (AUC): (CMH): (CNRR): (Corte IDH): (CIJ): (CONPES): (CTJT): (CV): (CVR): (DDR): (DDHH): (DIH): (DNP): (DPS): (EETT): (ELN): (FARC): (FRV): (FUV): (ICBF): (IES): (INCODER): (OEA): (ONG): (PIRC): (PIU): (PLANEDH): (PNARIV): (PNUD): (RUPD): (RUV): (SNARIV): (UARIV): (UAEGRTD): (UNP): Agencia Colombiana para la Reintegración Autodefensas Unidas de Colombia Centro de Memoria Histórica Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación Corte Interamericana de Derechos Humanos Corte Internacional de Justicia Consejo Nacional de Política Económica y Social Comités Territoriales de Justicia Transicional Comisión de la Verdad Comisión de la Verdad y la Reconciliación Desmovilización, Desarme y Reinserción Derechos Humanos Derecho Internacional Humanitario Departamento Nacional de Planeación Departamento para la Prosperidad Social Entidades Territoriales Ejército de Liberación Nacional Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia Fondo para la Reparación a las Víctimas Formato Único de Víctimas Instituto Colombiano de Bienestar Familiar Instituciones de Educación Superior Instituto Colombiano de Desarrollo Rural Organización de Estados Americanos Organización No Gubernamental Plan Integral de Reparación Colectiva Plan Integral Único Plan Nacional de Educación en Derechos Humanos Plan Nacional de Atención y Reparación Integral a Víctimas Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo Registro Único de Población Desplazada Registro Único Víctimas Sistema Nacional de Atención y Reparación Integral a las Víctimas Unidad Administrativa Especial para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas Unidad administrativa especial de gestión de restitución de tierras despojadas Unidad Nacional de Protección Presentación Desde hace más de un lustro la Vicepresidencia de Desarrollo de la Fundación Social viene trabajando en la elaboración de insumos técnicos que cualifiquen las políticas públicas a favor del desarrollo integral y la convivencia pacífica, como una de sus estrategias para contribuir a la superación de las causas estructurales de la pobreza. La presente Guía hace parte de una serie de publicaciones con herramientas concretas para fortalecer políticas nacionales y locales que faciliten el tránsito del conflicto armado hacia la paz. La primera de ellas, Guía sobre reconciliación: Claves para la construcción de un horizonte en Colombia (2006), desarrolló a través de cuatro capítulos el concepto de reconciliación, los actores involucrados en el proceso, los momentos y las estrategias requeridas para alcanzarla. La segunda publicación Bogotá, un espacio para la construcción de experiencias locales de reconciliación (2009), analizó las experiencias institucionales y sociales sobre reconciliación en la capital del país; y la más reciente, denominada Región y reconciliación: claves de política pública desde lo local (2011), reunió los principales elementos para la construcción de procesos locales de reconciliación en seis regiones del país. La acogida de estas publicaciones, así como los nuevos desarrollos normativos y políticos en el ámbito nacional -Ley de Justicia y Paz, Ley de Víctimas, procesos de negociación- mostraron la necesidad de continuar con una nueva publicación, en esta oportunidad, dirigida a contribuir en la discusión y formulación de garantías de no repetición en Colombia. Los diferentes capítulos de la presente Guía de garantías de no repetición buscan entregar insumos para la formulación e implementación de políticas dirigidas a garantizar los derechos de las víctimas del conflicto armado interno y a crear condiciones para la reintegración adecuada de los ex combatientes a la sociedad, para la construcción de una sociedad incluyente. Se trata de elementos prácticos que contribuirán tanto para las decisiones del ámbito nacional, como para su concepción y aplicación por parte de cada uno de los entes territoriales. Esta publicación es el resultado de un proceso de investigación que incluyó la parte documental, así como entrevistas con expertos, actores oficiales y sociales, y las conclusiones obtenidas de un foro internacional realizado en Bogotá sobre “Garantías de no repetición desde la perspectiva comparada: retos y desafíos para el caso colombiano” (noviembre de 2012). Cada uno de sus capítulos intenta responder a preguntas comunes alrededor de la no repetición: A) El qué expone el concepto de garantías de no repetición, su alcance y dimensiones, así como su estrecha articulación con los derechos de las víctimas a la verdad, a la justicia y a la reparación. B) El quiénes, presenta los diferentes actores comprometidos en la formulación e implementación de las medidas que evitan la repetición de las violaciones a los derechos humanos. C) El cuándo, aborda la pertinencia y el alcance de las garantías de no repetición en escenarios como el colombiano, donde el conflicto armado persiste. Finalmente, D) El cómo explica algunas de las apuestas del Gobierno Nacional en materia de rutas y estrategias para garantizar la no repetición, y propone ciertas medidas de ajuste para reforzar su eficacia práctica. Esta publicación que hoy ponemos a su consideración ha sido realizada por la Fundación Social y financiada por el Instituto para las Relaciones Culturales de la Cancillería alemana, IFA (Institut Für Auslandsbeziehungen), a través de su programa ZIVIK, el cual apoya la elaboración de estudios y evaluación de proyectos encaminados a identificar alternativas que garanticen soluciones sostenibles para países en conflicto o postconflicto. Cabe mencionar que ellos financiaron también la mencionada Guía sobre reconciliación: Claves para la construcción de un horizonte en Colombia (2006). Con esta Guía esperamos contribuir a la reflexión sobre los retos inherentes a un escenario de reconciliación, a través de la promoción de garantías de no repetición reales y sostenibles. También esperamos que esta publicación permita encontrar nuevos caminos para que las autoridades nacionales, las entidades territoriales y la sociedad civil dirijan sus esfuerzos en el desarrollo de este propósito común. RUTH GÓMEZ SALOMÓN Vicepresidente de Desarrollo (e) Proyectos Sociales Directos FUNDACIÓN SOCIAL Agradecimientos El Área de Incidencia en Política Pública de la Fundación Social expresa su agradecimiento a los consultores que acompañaron la construcción de esta publicación, en especial a Caterina Heyck, Sergio Roldán y a Manuel Páez, este último encargado de realizar la revisión final del documento. De igual forma, agradece a los expertos que nos acompañaron en el Foro “Garantías de no repetición desde la perspectiva comparada: retos y desafíos para el caso colombiano”, en particular, a Gabriel Cifuentes (Director de Gestión Interinstitucional de la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas), a Juan David Bello (Asesor de la Unidad Nacional de Protección), a Tatiana Vila (Representante del Colectivo Fuerza para la Tierra), a Eliécer Soto Ardila (Representante de Pastoral Social Magdalena Medio), a Cristian Wlaschutz (Experto en reconciliación), a Gustavo Gallón (Director de la Comisión Colombiana de Juristas), a Carlos Martín Beristaín (Miembro de la Comisión de la Verdad de Guatemala), a Helen Mack (Defensora de Derechos Humanos en Guatemala), a Luz Marina Monzón (experta en Sistema Interamericano de Protección a los Derechos Humanos) y a Alejandro Rodríguez (Secretario de Política Comunal del Ministerio Público de Guatemala). Contenido Introducción A3 1. El concepto de las garantías de no repeticiónA7 1.1. ¿Cuál es el marco conceptual de las garantías de no repetición? 1.2. El desarrollo del concepto de garantías de no repetición 1.2.1. En la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos 1.2.2. En instrumentos internacionales A7 A7 A7 A9 2. Consensos sobre las garantías de no repetición A13 2.1. Definiciones de las garantías de no repetición 2.2. Consensos sobre las garantías de no repetición A13 A14 3. Características de las garantías de no repeticiónA17 3.1. Las garantías de no repetición son medidas de alcance individual y general 3.2. Las garantías de no repetición buscan cambios institucionales 3.3. Las garantías de no repetición son interdependientes 3.4. Las garantías de no repetición son medidas contextuales A17 A18 A19 A21 4. Dimensiones de las garantías de no repeticiónA23 4.1. La dimensión preventiva de las garantías de no repetición 4.2. La dimensión reparadora de las garantías de no repetición A23 A24 5. Tipos de garantías de no repeticiónA25 5.1. Educación en derechos humanos 5.2. Cambios institucionales 5.3. Procesos de desarme, desmovilización y reintegración (DDR) 5.4. Construcción y difusión de la memoria histórica A25 A25 A28 A28 6. Garantías de no repetición en el contexto colombiano A31 6.1. Ley de Justicia y Paz 6.1.1. El proceso de adopción de la Ley de Justicia y Paz 6.1.2. Las garantías de no repetición en la Ley de Justicia y Paz 6.1.3. Evaluación de la implementación de la Ley de Justicia y Paz 6.2. Ley 1424 de 2010 6.3. Ley de Víctimas y Restitución de Tierras (Ley 1448 de 2011) y sus decretos reglamentarios A31 A31 A31 A32 A33 A34 El Qué A1 A2 El Qué Usted está aquí A B C D El Qué El Quiénes El Cuándo El Cómo Introducción La necesidad de abordar la temática de las garantías de no repetición es tan imperiosa, como profundas las dificultades para hacerlo. De un lado, existe un consenso generalizado sobre su trascendencia e importancia en contextos comprometidos con el goce efectivo de los derechos humanos. La razón de ello, es que las medidas de no repetición están encaminadas a hacer cesar las condiciones de tipo económico, político, social y cultural, que provocan su vulneración. Si determinados imaginarios arraigados en ciertos segmentos sociales generan la violación continuada y masiva de algunos derechos, estas garantías se dirigen a modificarlos y alterarlos; si determinada organización y funcionamiento institucional estimulan la transgresión, las medidas de no repetición apuntan a una nueva institucionalidad y sus reformas; si el contenido de ciertos preceptos constitucionales o legales riñen o resultan incompatibles con estos estándares, a través de las medidas se pretende su modificación o eliminación del sistema jurídico. Esto explica que en las últimas décadas las garantías de no repetición se hayan convertido en una especie de “lugar común”, tanto en la teoría como en la práctica involucrada con los derechos humanos; recomendaciones de comisiones de la verdad alrededor del mundo, demandas de organizaciones sociales, órdenes de tribunales y jueces supranacionales y nacionales, exhortaciones de actores políticos de distintos frentes, mandatos del legislador, programas gubernamentales, entre muchos otros, han enfatizado la necesidad de estructurar un sistema completo e integral de garantías de no repetición. 1. En la década de los 90, por ejemplo, la declaración de responsabilidad del Estado por la violación grave de derechos humanos venía acompañada únicamente de la orden de indemnización de perjuicios a los afectados. Recientemente, en la sentencia del 18 de febrero de 2010 (exp. 18436, C.P. Mauricio Fajardo Gómez), el Consejo de Estado resolvió una demanda en contra del Estado, por no haber garantizado el derecho a la vida y la tenencia de la tierra de distintas familias que vivían en el departamento del Cesar. El Consejo de Estado ordenó medidas adicionales para garantizar la reparación integral: ofició a la Fiscalía para que iniciara las investigaciones para esclarecer la responsabilidad penal por los hechos ocurridos, ordenó que dentro de la investigación respectiva los familiares de las víctimas fuesen citados para tener conocimiento de los hechos, decretó la publicación del fallo en lugares visibles para la fuerza pública así como la fijación de una placa en los comandos de policía donde ocurrieron los hechos. Por tan solo mencionar algunos ejemplos, en septiembre de 2011, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas creó el mandato de la Relatoría Especial para la Verdad, la Justicia, la Reparación y las Garantías de No Repetición. En el mismo sentido, el Consejo de Estado de Colombia, cada vez con más frecuencia ordena al Estado colombiano la implementación de un amplio repertorio de medidas de no repetición, como parte de la reparación integral1. Estas medidas van desde el desmantelamiento y la disolución de los grupos armados ilegales hasta reformas normativas, pasando por cuestiones como órdenes de investigación y sanción de delitos, capacitación a funcionarios, o formación comunitaria con entrega de material didáctico. De este modo, El Qué A3 2. Se reitera una y otra vez su importancia, pero no se especifican las razones. Se indica que hace parte de la reparación integral, pero no se explica la forma en que se relaciona con las medidas de compensación, satisfacción, restitución o rehabilitación; se reseñan ejemplos emblemáticos como las reformas normativas o el diseño de programas de capacitación en derechos humanos de las Fuerzas Armadas, pero no se explica cómo se relacionan entre sí, ni se diseña una clasificación conceptual que permita su sistematización; se insiste en la necesidad de imprimir una perspectiva de derechos humanos, pero no se especifican los estándares para asegurar este objetivo. leyes, reglamentos, planes de desarrollo nacionales y locales o sentencias judiciales, insisten en la necesidad de implementar estas garantías. En contraste con esta apuesta, los resultados concretos son menores. Su materialización efectiva ha sido exitosa en escenarios puntuales y aislados, sin que pueda evidenciarse una transformación generalizada que permita postular la implementación de las garantías en la práctica. Por su parte, la literatura jurídica en la materia es homogénea y repetitiva, y dotada de un alto nivel de abstracción, generalidad e indeterminación. Aunque la mención a las garantías de no repetición es sistemática y reiterativa2, su contenido no parece ofrecer herramientas concretas y específicas para priorizar las medidas ni para idear estrategias y rutas de acción que permitan su efectiva implementación. Existe entonces una especie de “déficit conceptual” en esta materia, que a su vez dificulta la materialización de las garantías. Así las cosas, a pesar de que haya un consenso acerca de la importancia de las garantías de no repetición, nos encontramos entonces con cierta incertidumbre acerca de la forma en que estas deben ser aplicadas. Recursos económicos, decisiones de los más importantes actores políticos, modificación de planes de desarrollo, reglamentos, voluntades políticas y sociales, sentencias y numerosos esfuerzos institucionales comprometidos con el diseño y la implementación de planes y programas de garantías de no repetición, enfrentan más dudas que certezas en torno al componente conceptual de la temática. En este contexto surge la necesidad de abordar de manera integral las garantías de no repetición. De este modo, el presente ejercicio intenta cumplir con dos objetivos fundamentales: Por un lado, pretende solucionar este “déficit conceptual”. Se trata entonces de explorar, rastrear e inspeccionar las cuestiones y asuntos que no son visibilizados ni afrontados en su especificidad y particularidad. En tal sentido, son pertinentes preguntas como su relación con otras medidas, si se trata de un componente autónomo y diferenciable de la reparación integral, el rol específico que deben tener las víctimas en su diseño, implementación y evaluación y sobre las estrategias y mecanismos para tal efecto. Por último, también vale la pena preguntarse la forma en que deben interactuar los diferentes actores relevantes para la materia o sobre las directrices y estándares que deben ser tenidos en cuenta para estructurar el sistema de medidas. A4 El Qué En definitiva, lo que se busca establecer con esta guía, es que detrás de los grandes acuerdos sobre las garantías de no repetición, existe una amplia gama de problemáticas y oportunidades no identificadas ni resueltas. Por ende, el propósito de la publicación consiste en reflexionar sobre estos cuestionamientos y ofrecer respuestas tentativas. En segundo lugar, se busca indagar por las estrategias, los caminos, las técnicas y los procedimientos para su concreción. El objetivo consiste entonces en traducir los insumos teóricos sobre las garantías de no repetición, en recomendaciones, estrategias y fórmulas específicas dirigidas a las instancias gubernamentales, que permitan su materialización en un escenario concreto. La presente guía se desarrolla a través de cuatro capítulos que se describen a continuación: • El qué: Explica el concepto de garantías de no repetición y el alcance y dimensión que le han otorgado instrumentos nacionales e internacionales. • El quiénes: Presenta los diferentes actores comprometidos en el desarrollo, formulación e implementación de medidas que constituyan garantías de no repetición. • El cuándo: Aborda la pertinencia y el alcance de las garantías de no repetición en escenarios como el colombiano, donde la implementación enfrenta la imposibilidad de desarrollarlas en medio de la guerra. • El cómo: Presenta las apuestas del Gobierno Nacional en materia de rutas y medidas tendientes a garantizar la no repetición, así como las recomendaciones puntuales a los diferentes actores responsables en su implementación, para que tomen las medidas de ajuste necesarias a las políticas ya desarrolladas y se les dé el enfoque de garantías de no repetición. Finalmente, cada uno de estos capítulos tuvo en cuenta tanto la experiencia comparada, como las aproximaciones de los distintos actores relacionados con su diseño e implementación, particularmente las agencias gubernamentales, las víctimas, la academia y la sociedad civil en general. Si bien es cierto que las experiencias foráneas no son trasladables o replicables automáticamente a otros contextos, constituyen un punto de partida ineludible que permite visibilizar y anticipar ventajas, dificultades y retos, y, abrir horizontes para construir modelos locales de reparación integral. El Qué A5 A6 El Qué 1. El concepto de las garantías de no repetición 1.1. ¿Cuál es el marco conceptual de las garantías de no repetición? El concepto de “garantías de no repetición” se ha utilizado en contextos de violaciones a derechos humanos o al derecho internacional humanitario (DIH), vinculándolo directamente al derecho a la reparación de las víctimas. En este sentido, este derecho apunta hacia dos objetivos: a) “Ayudar a las víctimas a mejorar su situación y a enfrentar las consecuencias de la violencia, reconociendo los daños ocasionados a las mismas así como su dignidad como personas y sus derechos como ciudadanos, y b) mostrar solidaridad con las víctimas y un camino para restablecer su confianza en la sociedad y las instituciones”3. 3. BERISTAIN, Carlos Mario. Diálogos sobre reparación: Qué reparar en los casos de violaciones de derechos humanos. Quito: Ministerio de Justicia y Derechos Humanos 2009, p. 173. 4. Por ejemplo, en la sentencia LaGrand (2001), la CIJ consideró que el otorgamiento de medidas clásicas de reparación no era suficiente para suplir el daño y que era necesario garantizar que nunca volverían a ocurrir esa misma clase de hechos. Aunque las garantías de no repetición nacieron en el contexto del derecho internacional para solventar y canalizar los conflictos entre Estados, esta primera aproximación se ha extrapolado a otros escenarios, particularmente de violación de derechos humanos, o en el marco del derecho interno, de derechos fundamentales. Ahora bien, para que estos propósitos se cumplan, no es suficiente tener una mirada enfocada exclusivamente en las consecuencias de las violaciones a los derechos. En muchos casos, las medidas de reparación se deben implementar en contextos en los cuales las múltiples causas de las violaciones a los derechos humanos o al DIH no han desaparecido. En estos escenarios en particular, para que las víctimas puedan restablecer sus derechos y reconstruir sus proyectos de vida, las mencionadas medidas deben apuntar a la cesación de la violación a sus derechos; y el establecimiento de garantías para que estas violaciones no se repitan. Cumplir con estos grandes desafíos es el principal interés de lo que conceptualmente se ha entendido como “garantías de no repetición”. 1.2. El desarrollo del concepto de garantías de no repetición 1.2.1. En la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos Si bien el concepto de garantías de no repetición existe en la jurisprudencia de la Corte Internacional de Justicia (CIJ)4, es en las decisiones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos(Corte IDH) que se definió y precisó su contenido y alcance. El Qué A7 5. Corte IDH. Caso Aloeboetoe y otros Vs. Surinam. Fondo. Sentencia de 4 de diciembre de 1991. Serie C No. 11. 6. Corte IDH. Caso Suárez Rosero Vs. Ecuador. Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de enero de 1999. Serie C No. 44. 7. Corte IDH. Caso Barrios Altos Vs. Perú. Fondo. Sentencia de 14 de marzo de 2001. Serie C No. 75. En efecto, la jurisprudencia de la Corte IDH ha sido clave en el desarrollo del concepto de garantías de no repetición otorgando mayor alcance a estas medidas e incluyéndolas como parte de las medidas de reparación. En un primer momento, la Corte IDH ordenó únicamente indemnizaciones pecuniarias como medidas de reparación para las víctimas. No obstante, a partir de 1991, y en particular en el caso Aloeboetoe Vs. Suriname5, la Corte cambió su posición ordenando medidas de reparación de tipo no pecuniario (traducidas en obligaciones positivas u obligaciones “de hacer”), como lo fue la reapertura de una escuela y su correspondiente dotación de personal docente y administrativo, situación que garantizaba su funcionamiento de manera permanente. Siguiendo con la evolución del concepto, este tribunal, en el caso Suárez Rosero Vs. Ecuador (1997)6, ubicó por primera vez las garantías de no repetición dentro del acápite titulado “otras formas de reparación” haciendo énfasis en la autonomía de este tipo de medidas. En suma, la jurisprudencia de la Corte IDH partió desde la caracterización de las garantías de no repetición con cierto grado de generalidad, hasta llegar a la inclusión de medidas con un mayor grado de especificidad. Progresivamente la misma Corte, en materia de reparación, ha incorporado medidas que apuntan hacia la prevención de nuevas violaciones y, pese a su carácter en principio subsidiario, las garantías de no repetición se convirtieron en un referente de obligatoria inclusión en las sentencias de reparaciones. Es importante también resaltar el hecho de que la jurisprudencia de la Corte IDH ha tenido un impacto en el orden interno de los Estados partes de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Un ejemplo de lo anterior es la forma en la que los tribunales argentinos han acogido dentro de sus fallos la jurisprudencia de la Corte IDH. En particular la Corte de Apelación, pronunciándose sobre la constitucionalidad de las leyes de Punto Final y de Obediencia Debida, declaró la nulidad de las mismas citando la decisión de la Corte IDH en el caso Barrios Altos7. El tribunal consideró que: “es inadmisible la impunidad de las conductas que afectan más gravemente los principales bienes jurídicos sujetos a la tutela de ambas manifestaciones del Derecho Internacional. La tipificación de esas conductas y el procesamiento y sanción de sus autores -así como de otros participantes- constituye una obligación de los Estados, que no puede eludirse a través de medidas tales A8 El Qué como la amnistía, la prescripción, la admisión de causas excluyentes de incriminación y otras”8. En este caso, la Corte IDH resaltó la importancia de garantizar el derecho a la justicia de las víctimas pero también lo planteó como una garantía de no repetición teniendo en cuenta su papel en la lucha contra la impunidad. 1.2.2. En instrumentos internacionales Además de las órdenes judiciales impartidas por tribunales internacionales, existen otros instrumentos donde se han formulado garantías tendientes a evitar la repetición de las violaciones de derechos humanos, en especial aquellos tendientes a garantizar los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación. 8. Ibíd. Voto concurrente del Juez Sergio García Ramírez a la Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso Barrios Altos, 14 de marzo 2001. 9. Naciones Unidas, Consejo Económico y Social, Comisión de Derechos Humanos. Estudio relativo al derecho de restitución, indemnización y rehabilitación a las víctimas de violaciones flagrantes de los derechos humanos y las libertades fundamentales, Informe definitivo presentado por el Sr. Theo van Boven, E/ CN.4/Sub.2/1993/8. 10. Ibíd. Dentro del Sistema de Naciones Unidas, desde la década de los ochenta del siglo veinte, se han elaborado recomendaciones para la creación y ejecución de medidas dirigidas a garantizar los derechos de las víctimas de violaciones a los derechos humanos y al DIH. Tal proceso se resume a continuación: El Informe de Theo Van Boven: “El derecho de restitución, indemnización y rehabilitación a las víctimas de violaciones flagrantes de los derechos humanos y las libertades fundamentales” a)la cesación de las violaciones aún existentes; En 1993, la Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y Protección a las Minorías, encomendó al experto holandés Theo Van Boven, la tarea de realizar un estudio relativo al derecho de restitución, indemnización y rehabilitación a las víctimas de violaciones flagrantes de los derechos humanos y las libertades fundamentales9. d)una disculpa, incluido el reconocimiento público de los hechos y la aceptación de la responsabilidad; En las conclusiones de este informe, se mencionan las siguientes garantías de no repetición: b)la verificación de los hechos y la revelación completa y pública de la verdad; c) un fallo declaratorio en favor de la víctima; e) el enjuiciamiento de las personas a quienes se considere responsables de las violaciones; f) la celebración de conmemoraciones y homenajes a las víctimas; g)la inclusión de datos exactos sobre las violaciones de los derechos humanos en los planes de estudios y el material didáctico; i) sometiendo a las Fuerzas Militares y de seguridad a un control efectivo de la autoridad civil; ii) limitando las competencias de los tribunales militares; iii) reforzando la independencia del poder judicial; iv)protegiendo a los abogados y a quienes trabajan en pro de los derechos humanos; v) enseñando a todos los sectores de la sociedad, en particular a las fuerzas militares y de seguridad y a los oficiales encargados de aplicar la ley, a respetar y conocer mejor los derechos humanos”10. h) la prevención de una repetición de las violaciones del modo siguiente: A9 A9 El El Qué Qué 11. Naciones Unidas, Consejo Económico y Social, Comisión de Derechos Humanos. Informe final revisado acerca de la cuestión de la impunidad de los autores de violaciones de los derechos humanos (derechos civiles y políticos) preparado por el Sr. L. Joinet de conformidad con la resolución 1996/119 de la Subcomisión, E/ CN. 4/Sub. 2/1997/20/Rev.1. 12. Ibíd. De forma posterior, en el “Informe final revisado acerca de la cuestión de la impunidad de los autores de violaciones de los derechos humanos (derechos civiles y políticos)”, Louis Joinet identificó las medidas prioritarias en materia de garantías de no repetición particularmente en contextos de lucha contra la impunidad. Los principios Joinet (1997) sobre impunidad La Organización de las Naciones Unidas, en cabeza de la Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y Protección a las Minorías, a partir de 1991 realizó un estudio sobre la cuestión de la impunidad de los autores de violaciones de los derechos humanos. Como parte de esta labor, estableció un conjunto de principios para la protección y la promoción de los derechos humanos mediante la lucha contra la impunidad, más conocidos como los “Principios Joinet”11. Dentro de estos, y como parte del derecho de reparación de las víctimas, se señala que existe un deber por parte del Estado de prever garantías de no repetición de las violaciones. Aunque en estos principios no se incluye una definición de las mismas, sí se establecen cuáles deberían ser las garantías prioritarias: a)Las medidas encaminadas a disolver los grupos armados paraestatales; b)las medidas de derogación de las disposiciones de excepción, legislativas o de otra índole, que hayan favorecido las violaciones; c) las medidas administrativas o de otra índole relativas a los agentes del Estado que hayan incurrido en responsabilidades a este respecto durante el período de referencia12. Finalmente, la Asamblea General de la ONU expidió la resolución 60/147 de 2005 con los “Principios Internacionales sobre el derecho de las víctimas a obtener reparaciones”. Su importancia radica en ser el resultado de los estudios e informes que se realizaron sobre el derecho a la reparación de las víctimas y la cuestión de la impunidad. Las resoluciones de este órgano de las Naciones Unidas son un parámetro de interpretación de los tratados internacionales sobre derechos humanos y representan un compromiso fuerte por parte de los Estados miembros frente al derecho a la reparación de las víctimas y el reconocimiento de la importancia de las garantías de no repetición. A10 El Qué Resolución 60/147 de la Asamblea General de la ONU (2005)13 “23. Las garantías de no repetición han de incluir, según proceda, la totalidad o parte de las medidas siguientes, que también contribuirán a la prevención: a)El ejercicio de un control efectivo por las autoridades civiles sobre las fuerzas armadas y de seguridad; b)la garantía de que todos los procedimientos civiles y militares se ajustan a las normas internacionales relativas a las garantías procesales, la equidad y la imparcialidad; c) el fortalecimiento de la independencia del poder judicial; d)la protección de los profesionales del derecho, la salud y la asistencia sanitaria, la información y otros sectores conexos, así como de los defensores de los derechos humanos; e) la educación, de modo prioritario y permanente, de todos los sectores de la sociedad respecto de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario y la capacitación en esta materia de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, así como de las fuerzas armadas y de seguridad; Estos principios e informes son un referente en el Derecho Internacional Público, ya que resumen los desarrollos que se han presentado en la materia respaldados por las diferentes Cortes Internacionales y los Estados, a través de su inclusión en jurisprudencia y en leyes y políticas públicas14. f) la promoción de la observancia de los códigos de conducta y de las normas éticas, en particular las normas internacionales, por los funcionarios públicos, inclusive el personal de las fuerzas de seguridad, los establecimientos penitenciarios, los medios de información, el personal de servicios médicos, psicológicos, sociales y de las fuerzas armadas, además del personal de empresas comerciales; g)la promoción de mecanismos destinados a prevenir, vigilar y resolver los conflictos sociales; h) la revisión y reforma de las leyes que contribuyan a las violaciones manifiestas de las normas internacionales de derechos humanos y a las violaciones graves del derecho humanitario o las permitan”. 13. Naciones Unidas, Asamblea General. Principios y directrices básicos sobre el derecho de las víctimas de violaciones manifiestas de las normas internacionales de derechos humanos y de violaciones graves del derecho internacional humanitario a interponer recursos y obtener reparaciones, A/RES/60/147. 14. GOMEZ, María Paula. Una mirada hacia adelante: Elementos para la reparación colectiva en Colombia. Bogotá: Fundación Social, 2006. El Qué A11 A12 El Qué 2. Consensos sobre las garantías de no repetición 2.1. Definiciones de las garantías de no repetición Como consecuencia de los múltiples escenarios, actores y contextos donde han sido ordenadas e implementadas garantías de no repetición, estas se han convertido en una categoría amplia de medidas heterogéneas15. Tal situación, dificulta la construcción de un concepto uniforme de las garantías de no repetición. Este vacío ha motivado diferentes actores a desarrollar definiciones de las garantías de no repetición como se ilustra a continuación: Carlos Beristain Médico y doctor en psicología. Ha trabajado temas de derechos humanos, especialmente en atención a víctimas de tortura. También en justicia transicional, apoyando, entre otros, el informe Guatemala Nunca Más y la Comisión de la Verdad de Paraguay. Adelina Loianno Profesora Regular Ajunta de Derechos Humanos y de derecho constitucional de la Universidad de Buenos Aires. Procuradora General adjunta de Control de Legalidad de Buenos Aires. Amnistía Es un movimiento global de más de 3 millones de simpatizantes, miembros y activistas en más de 150 países y territorios que hacen campaña para poner fin a los graves abusos que se cometen contra los derechos humanos. Antonio Cançado Trindade Juez de la Corte IDH (1995 - 2006). Presidente de la Corte IDH (1999-2004). Magistrado de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) (2009-2018). 15. DE GREIFF Pablo. Justice and reparations. En: The handbook of reparations. New York: Pablo de Greiff, ed. Oxford University Press, 2006. 16. BERISTAIN, Carlos Martín. Diálogos sobre la reparación: qué reparar en los casos de violaciones de derechos humanos. 17. LOIANNO, Adelina. Evolución de la doctrina de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en materia de reparaciones. En: Revista Iberoamericana de Derecho Procesal Constitucional. nº 7. México: Porrúa, 2007, p. 389-413. 18. Corte IDH. Caso Bulacio Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 18 de Septiembre de 2003. Serie C No. 100, Voto Razonado del Juez A.A. Cançado Trindade. “...tienen que ver con el tipo de violaciones y sus elementos causales. En general, se refieren a un conjunto de medidas que van desde los cambios legislativos, la implementación de procedimientos administrativos, los cambios institucionales, la puesta en marcha de mecanismos de control o la formación de funcionarios en el campo de los derechos humanos o protocolos internacionales. Requieren, por tanto, cambios estructurales o de forma en el funcionamiento del Estado e implican, la mayoría de las veces, a los poderes ejecutivo, judicial o legislativo”16. “La garantía de no repetición se relaciona precisamente con ese deber de implementar medidas de otro carácter y tiene como objetivo que no se reiteren los hechos que provocaron la violación de los derechos, en el entendimiento de que resultaría insuficiente imponer una reparación sin comprometer al Estado a evitar su repetición futura”17. “Medidas encaminadas a asegurar que no se someta a las víctimas a más violaciones de derechos humanos, mediante, entre otras medidas, el fortalecimiento de la independencia del poder judicial; la capacitación en derechos humanos de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, así como las fuerzas armadas y de seguridad; y la reforma de las leyes que hayan contribuido a la comisión de crímenes o los hayan permitido”. Amnistía Internacional. Plena Reparación. [En línea http://www.amnesty.org/es/international-justice/ issues/full-reparations [consultado el 11 de noviembre de 2012]. “El rechazo de la indiferencia y del olvido, y la garantía de no-repetición de las violaciones, son manifestaciones de los lazos de solidaridad entre los victimados y los potencialmente victimables, en el mundo violento y vacío de valores en que vivimos. Es, en última instancia, una expresión elocuente de los lazos de solidaridad que unen los vivos a sus muertos.”18. El Qué A13 Como se ilustró, las garantías de no repetición pueden entenderse como el conjunto de medidas requeridas, en un contexto nacional y regional, para que cesen las violaciones a los derechos humanos y al DIH. Estas medidas apuntan a cambios estructurales o formales en el funcionamiento del Estado y en la sociedad para que desaparezcan las causas de estas violaciones. Así mismo, van más allá de la obligación de los Estados de proteger los derechos de los individuos, dado que el concepto de garantía de no repetición requiere que toda la sociedad participe en el diseño, la implementación y la evaluación de las medidas creadas, para evitar la repetición de las violaciones a los derechos humanos. 2.2. Consensos sobre las garantías de no repetición A pesar de existir multiplicidad de definiciones sobre las garantías de no repetición, pueden resaltarse los siguientes consensos: • Son medidas orientadas hacia el futuro. Están encaminadas a asegurar que no se repitan las violaciones de derechos humanos sobre quienes han sido víctimas de estas, así como evitar procesos de victimización sobre quienes se encuentran en riesgo potencial de padecerlas. • Son medidas indispensables para la reparación. Nacen del entendimiento de que resultaría insuficiente imponer una reparación sin comprometer al Estado a evitar su repetición futura. Si no se busca desde el principio asegurar a las víctimas que no volverán a ser objeto de violaciones a sus derechos, no se puede pensar en una reparación integral. • Son medidas que se enfocan en los elementos detonantes de las violaciones de los derechos humanos o del DIH, para que su implementación sea efectiva. De no analizar las causas de las violaciones, las garantías no lograrán evitar su repetición. A lo sumo, podrán hacerlas cesar por un tiempo las violaciones. En consecuencia, investigar y conocer las causas de las violaciones es un deber del Estado en el diseño de dichas medidas. • Son medidas que tienen que ver con reformas institucionales del Estado. Deben incluir la interacción de las diferentes ramas del poder, instituciones de los niveles nacional, regional y local y actores en general involucrados en su diseño e implementación. Sin embargo, no solamente deben ser entendidas como cambios a la estructura del Estado, sino también como políticas promovidas por aquel para lograr cambios culturales en la sociedad. A14 El Qué • Son medidas autónomas. Las garantías de no repetición constituyen un derecho autónomo de las víctimas y una obligación del Estado19. Esto quiere decir que las garantías no se agotan ni deben confundirse con la restitución, la compensación, la rehabilitación, sino que deben ser vistas de forma independiente, algunas veces acompañadas de medidas de satisfacción, constituyendo una nueva responsabilidad para el Estado que no cesa con la reparación sino que proyecta sobre la necesidad de prevención. Garantías de no repetición y reconciliación Las garantías de no repetición constituyen una herramienta empleada a nivel internacional para la construcción de condiciones tendientes a la reconciliación. No obstante, dichas garantías por sí solas no conducen automáticamente a la reconciliación. En el caso colombiano, la reconciliación ha sido vista como una meta y un proceso. Por ejemplo, la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación sostiene que el concepto implica: “[…] tanto una meta como un proceso de largo plazo, de personas o sociedades, encaminado a construir un clima de convivencia pacífica basado en la instauración de nuevas relaciones de confianza entre los ciudadanos y las instituciones del Estado y entre ellos mismos, así como la profundización de la democracia, con la participación de las instituciones y la sociedad civil”20. Como proceso, diferentes autoridades nacionales han emprendido acciones dirigidas a fomentar las condiciones favorables para la implementación de esta clase de procesos. Así, han construido políticas que buscan ser impulsadas a través de iniciativas “de arriba hacia abajo” es decir, que se implementan desde el nivel nacional con el objetivo de generar incentivos para la reconciliación local. De otro lado, se ha reconocido la existencia de experiencias locales de reconciliación que se pueden potencializar, constituyéndose en insumos válidos como iniciativas de “abajo hacia arriba” que demandan respuestas técnicas del Estado y coherentes a las características de su contexto político, social, económico y cultural. En este sentido, la reconciliación se ha postulado como la meta a alcanzar por las políticas que se implementen en el marco del proceso de justicia transicional que se adelanta en Colombia. Haciendo esta aclaración, en la presente guía tomaremos las garantías de no repetición como herramientas legítimas que coadyuvan en la consecución de condiciones favorables a los procesos locales y nacionales de reconciliación, en sus diferentes niveles21. 19. DIAZ PEREZ, Ivonne Leadith. El rostro de los invisibles: víctimas y su derecho a la verdad, justicia, reparación y a la no repetición. En: Víctimas invisibles, conflicto armado y resistencia civil en Colombia. Barcelona: Huygens, 2009. 20. Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación. Documento estratégico sobre reconciliación. Bogotá: 2006. 21. En efecto, la reconciliación tiene al menos tres niveles o dimensiones: interpersonal, social y política. Por la primera, se entiende “la restauración o construcción de relaciones de cooperación y confianza entre víctimas y victimarios, entre individuos que tuvieron desacuerdos y enfrentamientos. Incluso implica la reconciliación de estos individuos con ellos mismos, poder abordar el pasado doloroso como forma de aprendizaje y punto de partida hacia un nuevo acercamiento con los otros. Este nivel de reconciliación tiene un profundo sentido emocional, moral e incluso religioso. Tiene efectos cicatrizadores al permitir que los ofendidos expongan su dolor e intenten perdonar y, en algunos casos, que los ofensores demuestren su arrepentimiento y ofrezcan disculpas sinceras”. La segunda dimensión, “se ubica en un plano medio, que involucra a los directamente afectados por el conflicto y a la sociedad en general. Este tipo de reconciliación comprende la (re)construcción del tejido social, de los vínculos entre actores sociales. Para ello requiere que la comunidad comprenda el conflicto, procese sus causas, haga una reconstrucción histórica, entienda su papel dentro de dicho escenario, propenda por la reintegración de sus miembros y se proyecte como unidad hacia el futuro. En este nivel, la cultura y las creencias se convierten en elementos centrales que favorecen la cohesión de la sociedad”. Por último, el nivel político de la reconciliación “puede identificarse como la construcción o restauración de relaciones de confianza entre sociedad y Estado”. Fundación Social “Guía sobre Reconciliación: claves para la construcción de un horizonte en Colombia”, Bogotá, 2006, pp. B21 a B14. El Qué A15 A16 El Qué 3. Características de las garantías de no repetición A continuación se intentará establecer algunas características generales de las garantías de no repetición, tratando de identificar sus elementos comunes en los diferentes contextos en los que han sido aplicadas: 3.1. Las garantías de no repetición son medidas de alcance individual y general 22. Corte IDH. Caso Manuel Cepeda Vargas Vs. Colombia. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de mayo de 2010. Serie C No. 213. 23. Ibíd., párr. 101. 24. Ibíd., párr. 114. 25. Ibíd., párr. 175. 26. Ibíd. El alcance de las garantías de no repetición es doble. Es individual en el sentido que una gran parte de éstas se han otorgado en el marco de sentencias individuales que decretan obligaciones específicas de reparación a favor de las víctimas (por ejemplo, una orden de protección de un líder social para que no se repita la agresión en contra del mismo). Pero también, el alcance de las garantías de no repetición es general, en el sentido que va más allá de la violación específica que ha sufrido esta víctima porque busca cambiar prácticas en la sociedad. Ejemplo del doble alcance de las garantías de no repetición La sentencia de la Corte IDH en el Caso Manuel Cepeda Vargas vs. Colombia22 ilustra este doble alcance de las garantías de no repetición. En esta decisión del 26 de mayo de 2010, la Corte condenó al Estado colombiano por la ejecución extrajudicial de Manuel Cepeda Vargas, último senador electo del partido de la Unión Patriótica y el Partido Comunista Colombiano. Este tribunal reconoció la existencia de una “estructura organizada que determinó, planificó y llevo a cabo la ejecución del Senador Cepeda Vargas’’23 en la que ‘’habrían participado agentes estatales como autores intelectuales del crimen, así como jefes y miembros de uno o varios grupos paramilitares”24. Adicionalmente, la Corte consideró que esta ejecución extrajudicial se produjo en un ‘’contexto de amenazas y hostigamientos permanentes por sus posiciones políticas y de desprotección por parte de agentes estatales’’25. Por tal motivo, la Corte condenó al Estado colombiano a implementar medidas de reparación así como garantías de no repetición. El contenido de las últimas muestra el doble alcance que pueden tener estas medidas: b)medidas de alcance general como “realizar una publicación y un documental audiovisual sobre la vida política, periodística y rol político del Senador Manuel Cepeda Vargas en coordinación con los familiares y difundirlo”. a)Medidas específicas para las víctimas como “adoptar todas las medidas necesarias para garantizar la seguridad de los familiares del Senador Manuel Cepeda Vargas, y prevenir que deban desplazarse o salir del país nuevamente como consecuencia de actos de amenazas, hostigamiento o de persecución en su contra con posterioridad a la notificación de esta Sentencia”26; y, El Qué A17 Otro ejemplo dentro del sistema interamericano se presenta en la Sentencia del caso Instituto de Reeducación del Menor vs. Paraguay (2004). Medidas ordenadas por la Corte IDH en el caso Instituto de Reeducación del Menor vs. Paraguay (2 de septiembre 2004) Esta sentencia constituye un caso importante dentro de la jurisprudencia de la Corte IDH, no solo porque en ella se establecieron estándares en materia de condiciones de detención de menores de edad, sino también en relación con las garantías de no repetición que se ordenaron. Paraguay BOLIVIA BRASIL PARAGUAY Asunción ARGENTINA En este caso, la Corte IDH consideró que Paraguay violó la Convención Interamericana por haber mantenido en funcionamiento un centro de detención para menores de edad, en donde las condiciones de trato de los niños internos en el Instituto (sobrepoblación, falta de higiene, carencia de atención en salud, etc.), constituían una violación a sus derechos a la vida, a la integridad personal, a las garantías judiciales y a la protección judicial. Con respecto a las acciones de reparación otorgadas, la Corte ordenó medidas de compensación para las víctimas por los daños causados y en su sección sobre “Otras formas de reparación” dictaminó el reconocimiento de la dignidad de las víctimas, buscando evitar futuras violaciones. Específicamente, la Corte ordenó: • La publicación de las partes pertinentes de la sentencia; • un acto público de reconocimiento de responsabilidad internacional; • la formulación de una política de Estado en materia de niños en conflicto con la ley, coherente con los compromisos internacionales asumidos por Paraguay; • el tratamiento médico y psicológico para todos los niños ex internos; • el establecimiento de un programa de educación y de asistencia vocacional para todos los ex internos; y, • el otorgamiento de un lugar para los restos de uno de los niños ex internos fallecidos27. 3.2. Las garantías de no repetición buscan cambios institucionales 27. Corte IDH. Caso “Instituto de Reeducación del Menor” Vs. Paraguay. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de septiembre de 2004. Serie C No. 112. Dado su carácter preventivo, y que en muchas ocasiones la vulneración grave y masiva de los derechos humanos es provocada por problemas de naturaleza sistémica, las medidas de no repetición con frecuencia apuntan a modificaciones de tipo estructural. Así, por ejemplo, cuando en los regímenes dictatoriales o autoritarios la violación de derechos ha estado asociada a dinámicas institucionales en las fuerzas armadas, las comisiones de la verdad y los tribunales regionales han ordenado reformas A18 El Qué integrales de las instituciones policiales y de las fuerzas armadas. En este mismo sentido, cuando la vulneración ha estado ligada a patrones culturales, discriminatorios, surge la necesidad de diseñar e implementar programas educativos en materias relacionadas con derechos humanos. Finalmente, cuando la raíz del problema se encuentra en el propio derecho interno, las reformas normativas constituyen un imperativo. Medidas dirigidas a implementar cambios estructurales como garantías de no repetición: • La aplicación de sanciones penales a los responsables de las violaciones. Con ellas no solo se satisface el derecho de las víctimas a la justicia, sino también se busca transmitir un mensaje disuasorio general a través de la lucha contra la impunidad. • La puesta en marcha de procesos de reconciliación que persiguen la reconstrucción del tejido social. • Las campañas educativas para transformar referentes culturales violentos o negativos, arraigados en el colectivo social. 3.3. Las garantías de no repetición son interdependientes Es indudable que existe una relación entre las garantías de no repetición y otras medidas componentes de la justicia transicional como el derecho a la justicia, el derecho a la verdad y el derecho a la reparación integral (indemnización, restitución, rehabilitación, satisfacción y las propias garantías de no repetición), así como entre ellas mismas. Esta interdependencia corresponde a la necesidad de que los programas de reparación y de garantías de no repetición tengan una coherencia interna y externa. 28. DE GREIFF, Pablo, Los esfuerzos de reparación en una perspectiva internacional: el aporte de la compensación al logro de la justicia imperfecta. En: Revista Estudios SocioJurídicos vol. 7 número 099, Universidad del Rosario. 2005. Como lo explica De Greiff, “la coherencia externa expresa la exigencia de que el programa de reparaciones sea diseñado de tal manera que guarde una estrecha relación con los otros mecanismos transicionales, esto es, con la justicia penal, el esclarecimiento de la verdad y la reforma institucional” 28. El Qué A19 29. SHELTON Dinah. Remedies in International Human Rights Law. Second Edition, Oxford University Press, 2010, p. 278. 30. Ibíd. 31. Ibíd. Expertos en la materia, como Dinah Shelton, han presentado la estrecha línea que existe entre medidas de satisfacción, el derecho a la justicia y garantías de no repetición, expresando, por ejemplo, que la decisión de juzgar y sancionar a los victimarios por los crímenes cometidos puede ser una medida para que no se repitan los hechos, pero también hace parte del componente de derecho a la justicia que se debe garantizar a los ciudadanos29. Ejemplo de lo anterior fue la aprobación en Colombia de la Ley 975 de 2005, mejor conocida como la Ley de Justicia y Paz, con la cual se buscó crear un instrumento judicial atractivo para incentivar las desmovilizaciones y la judicialización de los principales líderes paramilitares mediante pena reducidas, a cambio de que los beneficiarios contaran la verdad y entregaran sus bienes como parte de la reparación a sus víctimas directas. Este caso ilustra la complementariedad entre los componentes de verdad, justicia y reparación. En resumen, los programas de reparación y de garantías de no repetición son programas complejos en los cuales ‘’los diferentes componentes del plan deben ser mutuamente coherentes’’30. Como lo indica De Greiff, “es importante que los beneficios formen parte de un plan cuyos elementos se apoyen entre sí internamente’’31. Esto significa que las medidas aunque autónomas, deban concebirse, diseñarse e implementarse, en función de la reparación integral. Ejemplo de la necesidad de coherencia interna de las garantías de no repetición • La sanción a los responsables de violaciones a los derechos humanos solo es posible cuando institucionalmente se viabiliza la reconstrucción de la verdad. • La creación e implementación de nuevos mecanismos para canalizar los conflictos sociales supone también transformaciones institucionales profundas. • Los procesos de reconciliación usualmente se encuentran precedidos de campañas intensivas de promoción de los derechos humanos. A20 El Qué • La construcción de escenarios de participación facilita y promueve la reconstrucción del tejido social. • La eliminación de la impunidad requiere muchas veces de reformas normativas, programas especiales de fortalecimiento institucional de la investigación judicial y protección a los operadores jurídicos y a ciertas partes del proceso, como los testigos. 3.4. Las garantías de no repetición son medidas contextuales Las medidas dirigidas a la prevención de los crímenes atroces no constituyen un modelo único, adaptable a todas las situaciones. A pesar de que existan algunos puntos en común a todas las garantías de no repetición, el diseño, implementación y evaluación de las mismas dependerá del contexto en que se apliquen. Este hecho explica por qué antes de formular una teoría general de las garantías de no repetición, es necesario identificar y analizar los escenarios concretos en los cuales se formulan este tipo de medidas. Para hacer un análisis contextual adecuado, habrá entonces que tener en cuenta tres factores circunstanciales: a) Las necesidades particulares de las víctimas. b) El escenario donde se aplicarán estas medidas. c) Las competencias de quién o quiénes diseñan e implementan las garantías. En primer lugar, para que las garantías de no repetición sean adecuadas y efectivas, es fundamental conocer cuáles son las necesidades de las víctimas. Los procesos de diseño y de implementación de las garantías de no repetición deben apuntar específicamente a evitar procesos de victimización y re victimización. De igual modo, es fundamental conocer cuáles medidas se identifican por las víctimas como más urgentes, para así responder adecuadamente a sus necesidades. En segundo lugar, se debe tener en cuenta el escenario de aplicación. La magnitud y el alcance de las garantías de no repetición dependerán de si buscan tener un ámbito de aplicación local, nacional o si estas pretenden responder a un caso concreto. Las medidas materiales dirigidas a proteger a los líderes de comunidades rurales en Colombia ilustran este punto. En general, tienden a traducirse en la entrega de chalecos antibalas, teléfonos celulares y, en los casos más graves, incluyen la asignación de guardaespaldas, carros blindados o cambios de domicilio. Sin embargo, estas medidas no solo resultan insuficientes sino que además carecen de un diseño adaptado a la lógica del contexto rural y campesino, al impedir por ejemplo las labores agrícolas rutinarias, resultando entonces ineficaces. En tal sentido, es menester que las medidas de protección se funden en análisis de riesgos contextuales que generen propuestas propias para el territorio y el ambiente en el cual se desenvuelven habitualmente sus beneficiarios. Por último, aunque nos encontremos entre garantías de no repetición generales o específicas, siempre existirá un margen de aplicación reservado al órgano encargado de diseñarlas e implementarlas, el cual dependerá de su marco competencial y funcional asignado por la ley. El Qué A21 A22 El Qué 4. Dimensiones de las garantías de no repetición Las garantías de no repetición se diferencian de las otras modalidades de reparación porque no solo buscan reconocer el pasado, sino que están orientadas a generar cambios en el futuro. Es insuficiente e inadecuado imponer medidas de reparación sin que el Estado se comprometa a evitar que las violaciones a los derechos humanos y al DIH se repitan. En este sentido, las garantías de no repetición tienen dos dimensiones que se complementan: • Una dimensión preventiva frente a las posibles nuevas violaciones de los derechos humanos o del DIH. • Una dimensión reparadora frente a las víctimas que expresan el deseo de que la victimización no se repita para ellas y para otras personas. 4.1. La dimensión preventiva de las garantías de no repetición La dimensión preventiva de las garantías de no repetición adquiere relevancia específica en los contextos de justicia transicional. Surge por la necesidad de emprender acciones para prevenir la ocurrencia futura de las violaciones a los derechos humanos y al DIH con carácter masivo y sistemático. Se ha destacado la relación inherente entre el derecho de las víctimas a obtener reparaciones y la prevención o no repetición de futuras violaciones. El ex relator especial sobre tortura de las Naciones Unidas, Nigel Rodley, estimó que “las reparaciones, más allá del fin de mitigar el sufrimiento y de brindar justicia a las víctimas eliminando o corrigiendo, en la medida de lo posible, las consecuencias de los actos ilícitos, tienen un aspecto inherente de prevención y disuasión”. En este sentido, la dimensión preventiva de las garantías de no repetición va más allá de la reparación específica a la víctima en consideración del daño sufrido. No puede esperarse a que exista una nueva violación para tomar medidas, pues estas deben estar disponibles desde que se identifique el riesgo de repetición. Es importante resaltar que la relevancia de garantías de no repetición como parte del derecho a la reparación de las víctimas surge de la obligación internacional que tienen los Estados de prevenir las violaciones a los derechos humanos. Estas obligaciones se concretan en los diferentes instrumentos internacionales de protección ratificados por los Estados y nacen de la necesidad de que estos tomen acciones para prevenir violaciones específicas de derechos humanos, cometidas por sus agentes o por terceros. Adicionalmente, se traducen en la implementación de medidas legislativas, judiciales, culturales y administrativas concretas que deben expresarse en su gran mayoría en políticas públicas. En este sentido, el Comité de Derechos Humanos de la ONU en su Observación General N.31, reconoce claramente la existencia de esta obligación específica, considerando que “los objetivos del Pacto se echarían por tierra sin la obligación básica, según el artículo 2, de que se adopten medidas que impidan la repetición de una violación del Pacto. Por consiguiente, en los casos relativos al Protocolo Facultativo, el Comité ha seguido frecuentemente la práctica de mencionar en sus Dictámenes la necesidad de que, además de los recursos que se pongan al alcance de la víctima, se adopten medidas para impedir la repetición de violaciones del mismo tipo. Esas medidas pueden exigir la El Qué A23 32. Naciones Unidas, Comité de Derechos Humanos, Observación General N. 31, CCPR/C/21/Rev.1/Add.13, 26 de mayo 2004. introducción de modificaciones en la legislación o la práctica de los Estados Parte’’32. 4.2. La dimensión reparadora de las garantías de no repetición Una de las cuestiones más importantes en torno a las garantías de no repetición se refiere a su inclusión dentro del marco de la reparación integral a las víctimas de violaciones de derechos humanos o del DIH. Las discusiones al respecto giran alrededor de la pregunta sobre si las garantías de no repetición son un elemento constitutivo de la reparación o son un componente independiente de la misma. Este interrogante no es meramente teórico, pues su respuesta incide en asuntos como el rol que deben tener las víctimas dentro del diseño, implementación y evaluación de las garantías de no repetición o el tipo de medidas que deben ser priorizadas. Tal debate se refleja en las posiciones adoptadas por parte de las autoridades a nivel internacional, que interpretaron la naturaleza de las garantías de no repetición y que progresivamente las ha venido modificando, pasando de ser reconocidas únicamente como parte integrante de la reparación, para adquirir la entidad de medidas con carácter autónomo. Por ejemplo, en la Relatoría Especial de las Naciones Unidas para el Fomento de la Verdad, la Justicia, la Reparación y las Garantías de no Repetición mencionada anteriormente, las garantías de no repetición son vistas con un elemento independiente de la reparación. En este sentido, las garantías de no repetición no solamente cumplen una función preventiva que trasciende a la situación de las víctimas y que se dirige al conglomerado social en su conjunto, sino también cumplen una función reparadora frente a los hechos que afectaron directamente a las víctimas. Esta función se explica por el hecho que las garantías de no repetición apuntan también a satisfacer las necesidades, expectativas, intereses y derechos de las víctimas, pues se concibieron inicialmente como un componente de la reparación integral, junto con la indemnización, la restitución, la rehabilitación y la satisfacción. Este rol reparador de las garantías de no repetición es fundamental y corresponde a una necesidad de las víctimas. Se debe insistir en que las garantías de no repetición pueden cumplir un papel tanto reparador como preventivo. Por ende, no siempre se limitan a asegurar el cese de la violación. En sentido contrario, este debe considerarse como un primer logro en su implementación, el cual deberá avanzar hacia la generación de cambios estructurales en la sociedad y el Estado, encauzados a través de políticas públicas con vocación de permanencia. A24 El Qué 5. Tipos de garantías de no repetición El contenido de las garantías de no repetición puede ser muy variado. En general, los programas, estrategias y actividades contempladas bajo esta categoría se adecuan a los contextos específicos de las violaciones a los derechos humanos y al DIH. Sin embargo, las garantías de no repetición dictadas en diferentes ámbitos jurisprudenciales tienden a orientarse hacia temas específicos, que presentamos a título enunciativo. 5.1. Educación en derechos humanos Consiste en la capacitación a funcionarios judiciales, miembros de la Fuerza Pública y otros agentes estatales, en materia de derechos humanos y DIH, teniendo en cuenta su responsabilidad en las violaciones a estos derechos. Cuando las autoridades públicas están involucradas por omisión en crímenes ciudadanos, es fundamental que adquieran conocimientos en temas de derechos humanos. En este sentido, la educación o capacitación debería estar encaminada a que los mismos reconozcan su obligación de proteger a los individuos ante el riesgo de ver lesionados sus derechos por terceros. De otro lado, para que la educación sea realmente un elemento que propicie el respeto a los derechos humanos y logre constituirse en una garantía de no repetición, deben implementarse programas que busquen educar no solo a los funcionarios públicos, sino también a toda la población. Únicamente así se promoverán cambios culturales y mentales de amplio alcance, que conduzcan a la toma de conciencia de la sociedad y al repudio colectivo de esta clase de infracciones. 5.2. Cambios institucionales Las modificaciones institucionales resultan particularmente importantes puesto que, por un lado, las violaciones a los derechos humanos en últimas son el resultado de fallas en la estructura o el funcionamiento del Estado, y, por otro, porque el Estado es el garante de estos mismos derechos. Las políticas de no repetición encaminadas a generar cambios institucionales en muchos casos se orientan al fortalecimiento de la independencia del poder judicial, y a nivel legislativo a la derogación o eliminación del marco jurídico favorable al desarrollo de las violaciones. Asimismo, las garantías de no repetición se enfocan en la necesidad de brindar mayor autonomía y gobernabilidad al Estado local para afrontar problemáticas propias de cada territorio. En el caso colombiano, intensificar el proceso de descentralización administrativa es una manera de acercar el gobierno a los ciudadanos y hacer más eficiente la respuesta estatal ante los riesgos identificados. El Qué A25 Ejemplo: Reformas institucionales en Perú Perú Perú vivió entre 1980 y 2000 un período de violencia intensa liderado por la organización maoísta conocida como Partido Comunista del Perú “Sendero Luminoso”, el cual inició una guerra popular alegando la inmensa brecha socioeconómica y educativa que existía entre la población peruana, y la exclusión social que sufría la población indígena. COLOMBIA ECUADOR BRASIL PERÚ Lima BOLIVIA Océano Pacífico Esta guerra se tradujo en un período de terror en donde terminaron participando no solo los grupos subversivos (Sendero Luminoso y Movimiento Revolucionario Túpac Amarú, MRTA), sino agentes estatales y grupos paramilitares. La captura de Abimael Guzmán en 1992, máximo líder de Sendero Luminoso, llevó al declive de la acción subversiva y permitió la negociación de un acuerdo de paz y de la expedición de una ley de arrepentimiento que condujo a la captura de los últimos reductos. En el año 2000 el presidente Alberto Fujimori huyó al Japón, situación que facilitó la puesta en marcha de un proceso de transición política que incentivó la creación de la Comisión de la Verdad y Reconciliación del Perú (CVR)en el año 2001. Entre las funciones de esta comisión estuvo el esclarecimiento del proceso, los hechos y las responsabilidades de la violencia terrorista y la violación masiva a los derechos humanos, imputables tanto a las organizaciones terroristas como a los agentes estatales. De igual forma, la comisión tuvo a su cargo la presentación de recomendaciones de reformas institucionales para prevenir la repetición de la violencia en el país. A26 El Qué Las reformas institucionales sugeridas fueron agrupadas en cuatro grandes ejes dirigidos a: • Lograr la presencia de la autoridad democrática y de los servicios del Estado en todo el territorio, respetando la organización popular, las identidades locales y la diversidad cultural, y promoviendo la participación ciudadana; • afianzar una institucionalidad democrática basada en el liderazgo del poder político, la defensa nacional y el mantenimiento del orden interno; • modificar el sistema de administración de justicia para que cumpla efectivamente con su papel de defensor de los derechos de los ciudadanos y del orden constitucional; y, • asegurar una educación de calidad que promueva valores democráticos como el respeto a los derechos humanos, el pluralismo y la diversidad cultural; y comparta visiones actualizadas y complejas de la realidad peruana, especialmente en las zonas rurales. Ejemplo: Reformas institucionales en Perú Eje Medidas Presencia de la autoridad democrática y de los servicios del Estado en todo el territorio Mejorar el acceso a la justicia para todas y todos aumentando el número de defensores de oficio, número de dependencias judiciales y dotar de mayores recursos a Consultorios Jurídicos Populares Recomendar a los Gobiernos Regionales de los departamentos de alta ruralidad, particularmente de aquéllos que fueron más afectados por la violencia, la realización de planes de Ordenamiento Territorial concertados con las municipalidades, para permitir atención integral de necesidades de las poblaciones de poca densidad Incentivos al personal estatal que trabaje en zonas afectadas por el proceso de violencia y alejadas del entorno urbano Creación de una institución u órgano estatal de política en materia indígena y étnica Dación de una ley de partidos y modificaciones al sistema de representación Afianzamiento de una institucionalidad democrática, basada en el liderazgo del poder político Delimitar el alcance del concepto de Defensa Nacional y el significado de la política correspondiente, de forma que todo lo que se llame Defensa y dependa de personal y organismos militares sea atribución, responsabilidad y competencia del Ministerio de Defensa Desarrollar una política nacional de seguridad que incluya una estrategia nacional de pacificación, que apunte a la reconciliación y presencia del Estado en todo el territorio Formación de una elite civil experta en temas de seguridad y defensa Establecer una ley que norme y regule las actividades de inteligencia, aún las secretas Definir Constitucional y legalmente a la Policía Nacional como una institución civil, no militarizada. Establecimiento de un sistema especializado temporal para procesar casos de crímenes y violaciones a los derechos humanos Incorporar a la legislación avances de documentos internacionales vinculados a la administración de justicia y al debido proceso. Establecer expresamente en la Constitución la jerarquía constitucional de los tratados relativos a derechos humanos Iniciar un sostenido programa de capacitación a jueces, fiscales y abogados en Derechos Humanos, DIH y cultura democrática Impulsar un sistema integrado para abordar el tema de las personas desaparecidas durante el conflicto armado interno entre 1980 y 2000 Impulsar un plan de alfabetización con prioridad para la mujer adolescente y adulta de las zonas rurales Establecer un sistema de incentivos y premios a los profesores que opten por ejercer su profesión en zonas rurales o remotas del país que ayude a tener maestros de calidad en dicho ámbito. Reforzar instancias de participación y democratización de la escuela Propiciar la implementación de una política de educación bilingüeintercultural, que permita una mejor integración de los distintos grupos componentes de la sociedad peruana, la superación del racismo y la discriminación Reforma del sistema de administración de justicia Creación de un ente autónomo responsable del Programa de Protección de Víctimas y Testigos Reforma para asegurar una educación de calidad Promoción de una educación en el respeto a las diferencias étnicas y culturales. Adaptar la escuela en todos sus aspectos a la diversidad étnicolingüística, cultural y geográfica del país El Qué A27 5.3. Procesos de desarme, desmovilización y reintegración (DDR) 33. Guía sobre reconciliación: claves para la construcción de un horizonte en Colombia (Fundación Social, 2006). 34. Ibíd. Estos procesos están orientados a garantizar la seguridad personal de los individuos. En un principio las garantías de no repetición asociadas con procesos de desarme, desmovilización y reintegración (DDR), están dirigidas a la reducción de las acciones armadas y su posterior finalización. El desarme se lleva a cabo mediante la recolección, almacenamiento y destrucción de armas pequeñas y pesadas, explosivos y municiones por parte del Estado. Los procesos de desmovilización, buscan el desmonte de las estructuras militares gracias a la voluntad de los combatientes de retornar a la vida civil y de reintegrarse a la sociedad. Por último, en los procesos de reintegración se busca que los desmovilizados se incorporen social y económicamente por medio de programas especiales de atención psico-social y generación de ingresos, entre otros33. Sin duda, estos procesos ayudan a la no repetición de las violaciones cometidas en el marco de los contextos de conflicto armado. Sin embargo, cuando se establecen como garantías de no repetición, es importante señalar que apuntan solamente a la no repetición de las violaciones cometidas en dicho contexto, pero dejan intactas las otras causas de la victimización. Adicionalmente, los procesos de DDR solamente son efectivos cuando superan el reto de lograr que los desmovilizados reincidan en sus actividades ilícitas. 5.4. Construcción y difusión de la memoria histórica El conocimiento y la divulgación de la verdad, en tanto ingrediente de la reparación, se entiende como una medida de satisfacción. Sin embargo, por la interdependencia que existe entre estas dos modalidades de reparación, también ha sido considerada como una garantía de no repetición. Las medidas de satisfacción “tienen un carácter simbólico y contribuyen al cumplimiento del deber estatal de recordar y preservar del olvido la memoria colectiva (Principio para la lucha contra la impunidad); son medidas no pecuniarias, que pretenden compensar el daño moral causado por la comisión de crímenes atroces. Tienen un impacto tanto individual como colectivo, en tanto que permiten la dignificación de las víctimas al tiempo que contribuyen al conocimiento y comprensión de los hechos pasados”34. A28 El Qué La memoria es un relato histórico que se transfiere a las presentes generaciones y que recuerda los hechos violentos del pasado y los daños que aparejaron. Contar lo que pasó es afirmar el rechazo al recurso de la violencia por las causas que se identificaron en el proceso de búsqueda de la verdad. 35. Corte IDH. Caso Masacre Plan de Sánchez Vs. Guatemala. Fondo. Sentencia de 29 de abril de 2004. Serie C No. 105. Históricamente, las órdenes de implementación de garantías de no repetición han sido impulsadas por comisiones de la verdad y por jueces supranacionales, especialmente cuando se estructuran en ejercicios de transición. En casos como la Masacre del Plan de Sánchez vs Guatemala, la Corte IDH consideró que las medidas preventivas y de no repetición empiezan con la revelación y el reconocimiento de las atrocidades del pasado, puesto que la sociedad tiene el derecho a conocer la verdad como herramienta para prevenir su repetición en el futuro35. El Qué A29 A30 El Qué 6. Garantías de no repetición en el contexto colombiano 6.1. Ley de Justicia y Paz La adopción de la Ley de Justicia y Paz en el año 2005 constituye un avance importante en materia de garantías de no repetición, en particular, porque las reviste de fuerza normativa legal y condiciona su aplicación a la desmovilización de los grupos armados. 6.1.1. El proceso de adopción de la Ley de Justicia y Paz En noviembre de 2002, el gobierno colombiano invitó a los grupos paramilitares a un acercamiento para adelantar negociaciones de paz. Las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) respondieron a esta propuesta con la declaración del cese de hostilidades. Al mismo tiempo, el Gobierno Nacional impulsó una política de desmovilización, con fundamento jurídico en las previsiones del Decreto No. 128 de 2003 y la Ley 782 de 2002 (Reglamentario de la Ley 782 de 2002), según el cual aquellos integrantes de grupos armados ilegales responsables de delitos políticos o conexos que decidieran desmovilizarse voluntariamente, podrían obtener beneficios jurídicos y acceso a programas de reincorporación socioeconómica. En julio de ese mismo año se suscribió el denominado “Acuerdo de Santa Fe de Ralito”, en el cual las AUC se comprometieron a desmovilizar a todos sus miembros antes del año 2005. No obstante, el proceso fue suspendido hasta la aprobación del marco jurídico respectivo, representado por la Ley 975 de 2005, conocida como la “Ley de Justicia y Paz”. Posteriormente, en el año 2012 el Congreso de la República aprobó la Ley 1592 otorgándole la posibilidad a los desmovilizados de postularse al proceso penal especial de Ley de Justicia y Paz, a más tardar dentro de los seis meses o un año después de su promulgación, según fueren desmovilizados colectivos o individuales. Con esta medida se buscó, entre otras cosas, ampliar el espectro investigativo de la Ley 975, con el fin de indagar por los patrones sistémicos que provocaron los crímenes atroces para contribuir con el acercamiento de la verdad judicial a la verdad histórica. 6.1.2. Las garantías de no repetición en la Ley de Justicia y Paz El objetivo específico de la Ley es la desmovilización de los grupos armados ilegales, a través de la sustitución de penas ordinarias por penas alternativas, condicionadas por la colaboración efectiva con la verdad y con la reparación de las víctimas. Específicamente, el artículo 8 de la Ley dispone que las garantías de no repetición “comprenden, entre otras, la desmovilización y el desmantelamiento de los grupos armados al margen de la ley”, y, en desarrollo de este precepto, el artículo 9 del Decreto 1290 de 2008 dispone que, “el gobierno nacional pondrá en ejecución acciones encaminadas a prevenir que las conductas violatorias a los derechos fundamentales se repitan. Igualmente, se adelantarán campañas de capacitación, difusión y promoción para la observancia de las normas nacionales e internacionales sobre derechos fundamentales”. El Qué A31 36. ONU, Consejo de Derechos Humanos, Informe anual de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, 31 de enero de 2012, A/HRC/19/21/Add.3, párr. 44. 37. Ibíd. 38. Ibíd. 39. Fundación Social, Centro de Memoria Histórica y otros - ¿Qué piensan los colombianos después de siete años de Justicia y Paz?, 2012. 40. Ibíd., p. 30. 41. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe sobre la implementación de la Ley de Justicia y Paz: Etapas iniciales del proceso de desmovilización de las AUC y primeras diligencias judiciales (2007). Adicionalmente, el artículo 48 de la Ley contiene un amplio catálogo de medidas dentro de las cuales se encuentran las siguientes: • La verificación de los hechos y la difusión pública y completa de la verdad judicial, en la medida en que no provoque más daños innecesarios a las víctimas, los testigos u otras personas, ni cree un peligro para su seguridad. • La aplicación de sanciones a los responsables de las violaciones. • La asistencia a cursos de capacitación en materia de derechos humanos a los responsables de las violaciones. 6.1.3. Evaluación de la implementación de la Ley de Justicia y Paz No obstante las expectativas que generó esta Ley, los resultados han sido escasos. Como lo indica el Informe Anual 2011 de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos: “el Gobierno reconoció públicamente la necesidad de reformar la Ley 975 de 2005, porque continuaba sin satisfacer adecuadamente los derechos de las víctimas: la aplicación del derecho a la verdad sigue sin ser completa; no se han conseguido desmantelar completamente las estructuras políticas y económicas que fueron usadas por las organizaciones paramilitares para garantizar la no repetición; y solo se han proferido seis sentencias’’36, recomendando no “buscar únicamente una reforma procedimental, sino una reforma estructural”37. De igual forma, la Alta Comisionada expresó su preocupación frente a ‘’la continua expansión de grupos armados ilegales surgidos después de la desmovilización de organizaciones paramilitares’’38. Por otro lado, esta Ley se ha venido aplicando desde hace ya siete años y pocas personas conocen sus verdaderos alcances. Esto lo corroboró el Informe “Qué piensan los colombianos después de siete años de Justicia y Paz”39, pues frente a la pregunta sobre qué tanto considera usted que conoce dicha Ley, un “11% de la población general ni siquiera había oído hablar de ella, un 71% solo la ha oído mencionar, pero realmente no conoce mucho de ella. El 17% conoce algo acerca de la Ley y el 1% conoce mucho”40. Con respecto a la verificación de los hechos y la difusión pública de la verdad, también se han presentado varias deficiencias. Al respecto, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sostuvo que “el 90% de los desmovilizados que pasaron por los circuitos jurídicos (aproximadamente 28 mil) no aportaron datos relevantes sobre acciones ilegales desplegadas o sobre crímenes cometidos por los bloques paramilitares”41. A32 El Qué Ahora bien, como la Ley únicamente hace referencia a la “verdad judicial” (artículo 48), y no reconoce la necesidad de construir la memoria histórica, el alcance de esta medida como garantía de no repetición ha sido bastante modesto. No obstante, desde la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (CNRR), el Grupo de Memoria Histórica realizó varios informes en los cuales intentaba reconstruir la memoria histórica a través del estudio de algunos casos como: “Bojayá: La guerra sin límites”, “La masacre de El Salado: esa guerra no era nuestra”, “Las masacres de Remedios”, “Los asesinatos y masacres de Trujillo” y “La Masacre de Bahía Portete: Mujeres Wayuu”. 42. Abogados Sin Fronteras Canadá, ‘’El Principio de Complementariedad en el Estatuto de Roma y la situación colombiana: Mas allá de lo positivo – Un análisis sobre la necesidad de adoptar otra aproximación frente a un Estado que no quiere judicializar los crímenes que comprometen su responsabilidad internacional y la de sus altos funcionarios’’, 2012. 43. Ibíd. p.44. La aplicación de sanciones efectivas y proporcionales a los responsables de las violaciones de derechos humanos también ha sido un punto débil de la Ley. Según el Informe de Gestión de la Unidad Nacional de Fiscalías para la Justicia y la Paz, al 31 de enero de 2012 solamente 11 personas habían sido condenadas por sentencias parciales relativas a hechos considerados de manera fragmentaria42. Adicionalmente, frente a la labor de la Fiscalía General de la Nación y su investigación en los procesos de justicia y paz, el 70% de la población general piensa que esta institución no ha investigado suficientemente, mientras que el 79% de las víctimas, a su vez, consideran que dicha institución no ha cumplido correctamente con sus funciones43. Finalmente, en cuanto a la capacitación en materia de derechos humanos a los responsables de las violaciones, pese a su importancia en la prevención de nuevos crímenes, los programas y proyectos diseñados han tenido una visión estrecha de la cuestión y se han implementado de manera marginal y puntual. En efecto, dada la función preventiva de las garantías de no repetición, dichos programas deberían extenderse a los funcionarios y a los miembros de la fuerza pública. 6.2. Ley 1424 de 2010 En diciembre del 2010, se profirió la Ley 1424 con el fin de asegurar la reinserción a la vida civil de desmovilizados otorgándoles ciertos beneficios. Cabe mencionar que la Ley también introduce una invitación a la desmovilización de grupos guerrilleros. En materia de beneficios jurídicos, la Ley contempla únicamente como beneficiarios a los desmovilizados que hayan cometido los delitos de concierto para delinquir agravado, porte ilegal de armas, uso de prendas de uso privativo de las Fuerzas Militares y Policía Nacional, y uso ilegal de equipos de comunicaciones. El Qué A33 Esta normatividad se emitió con el fin de que los excombatientes en proceso de reintegración comprendan y enmienden su responsabilidad con la sociedad y las víctimas. Como parte de esto, la Ley 1424 establece un “Acuerdo de contribución a la verdad histórica y la reparación”, suscrito entre el Presidente de la República o su delegado y los desmovilizados, que espera contribuir a la garantía de los derechos de las víctimas a la verdad, la satisfacción y la no repetición. El Acuerdo consiste en contribuir al esclarecimiento de la conformación de los grupos organizados al margen de la ley, el contexto general de su participación, y todos los hechos o actuaciones de las que tengan conocimiento en razón de su pertenencia (Artículo 3, Ley 1424 de 2010). Para esto, establece la creación de un mecanismo no judicial que recopile y preserve la información que surja de los acuerdos aclarando que esta no podrá en ningún caso, ser utilizada como prueba en un proceso judicial. 6.3. Ley de Víctimas y Restitución de Tierras (Ley 1448 de 2011) y sus decretos reglamentarios A partir del 2011 la política del Gobierno Nacional frente al conflicto armado dio un giro importante en su configuración. Por primera vez en más de ocho años, admitió la existencia de un conflicto armado en el país y, en consecuencia, formuló una serie de herramientas con el fin de paliar sus efectos y promover su terminación negociada. En este contexto, se promulgó en junio del mismo año la Ley 1448, “Por la cual se dictan medidas de atención, asistencia y reparación integral a las víctimas del conflicto armado interno y se dictan otras disposiciones”, también conocida como Ley de Víctimas. Al igual que la Ley de Justicia y Paz, este instrumento se enmarca en un proceso de justicia transicional, pero, a diferencia de esta, la Ley de Víctimas centró su ámbito de aplicación en los principales afectados por el conflicto interno armado: las víctimas, y no sus victimarios. De esta forma, se creó un marco legal sin precedentes que incluye una serie de medidas judiciales, administrativas, sociales y económicas, de carácter tanto individual como colectivo. No obstante, la Ley 1448 no es el primer esfuerzo legislativo colombiano para regular las garantías de no repetición. La Ley 975 de 2005 ya lo había realizado. Su novedad es consagrarlas de forma explícita y autónoma con respeto a las otras medidas de reparación, a diferencia de esta última que, por ejemplo, las fusionó con las medidas de satisfacción. Desde su mismo objeto, la Ley en cuestión relaciona las garantías de no repetición con la reparación a las víctimas, la cual tendrá una “dimensión individual, colectiva, material, moral y simbólica” (artículo 25). De igual modo, reafirma el carácter contextual de estas medidas al señalar que las estrategias adoptadas deberán configurarse ‘’dependiendo de la vulneración a los derechos y características del hecho victimizante producido a las víctimas” (Ídem.). No obstante lo anterior, como se ha venido postulando, las garantías de no repetición trascienden el ámbito de las víctimas e impactan, o deberían hacerlo, a la sociedad en su conjunto. Por ende, dentro de la Ley de Víctimas se incluyó un catálogo de veinte garantías de no repetición, que buscan evitar la proliferación de nuevos hechos victimizantes sobre la población afectada y la sociedad en su conjunto. A34 El Qué En general, se trata de estrategias de diferente naturaleza, alcance y complejidad, que deberán ejecutarse por diferentes órganos estatales. En su gran mayoría, han sido calificadas como garantías de no repetición en instrumentos internacionales, como los principios de reparación a víctimas y lucha contra la impunidad (ver sección “La consagración del concepto de garantías de no repetición en instrumentos internacionales”), en la jurisprudencia de la Corte IDH44 y en la Ley de Justicia y Paz. A su turno, los decretos reglamentarios de la Ley establecen que dichas garantías serán aplicadas siempre que se haya consumado una violación grave y manifiesta a las normas internacionales de Derechos Humanos o una infracción al DIH45. Por lo tanto, su aplicación no está circunscrita al logro efectivo de la paz, sino que buscará estabilizar situaciones concretas46, en contextos donde se constate la efectiva cesación de los hechos dañinos. 44. A pesar de esto, la mayoría de las medidas de no repetición ordenadas por la Corte IDH a Colombia, han sido incluidas dentro de la Ley de Víctimas como medidas de satisfacción. 45. Artículo 194, Decreto 4800 de 2011. 46. Situaciones concretas no significa, per se, soluciones individuales o a sujetos considerados de forma aislada. En efecto, las garantías de no repetición pueden enmarcarse en ámbitos de reparación individual o colectiva, tal como lo ha considerado la Ley y sus decretos reglamentarios. El Qué A35 Memoria Histórica: el caso de las masacres de Trujillo Las masacres de Trujillo aluden a los homicidios sistemáticos de cientos de personas en los municipios de Trujillo, Bolívar y Riofrío en el norte del Valle del Cauca, desde finales de los años 80 y hasta principios de los años 90. Los grupos paramilitares, con el apoyo del narcotráfico, y la Fuerza Pública fueron los responsables de estos hechos. Trujillo - Valle RISARALDA CHOCÓ Océano Pacífico QUINDIO Trujillo VALLE TOLIMA Cali CAUCA HUILA 47. Fundación Social, Los Retos de la Justicia Transicional en Colombia. Bogotá: 2009, p. 144. 48. Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, Grupo de Trabajo de Memoria Histórica, Informe “Trujillo, una tragedia que no cesa”. Bogotá, 2008. 49. Íbid., p. 146. A36 El Qué Debido a la situación de impunidad a nivel nacional, estos crímenes fueron denunciados ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en cuya sede fueron objeto de una solución amistosa con el Estado colombiano, el cual reconoció su responsabilidad por acción y omisión. Uno de los componentes de la solución amistosa entre el Estado y la comunidad de víctimas fue la creación de la “Comisión de Investigación de los Sucesos violentos de Trujillo” (CISVT), entre otros, con el fin de impulsar las investigaciones judiciales, disciplinarias o administrativas emprendidas en la jurisdicción interna. Sin embargo, los resultados de esta Comisión fueron pocos y debieron pasar más de 10 años para que se hablara de nuevo de lo sucedido en Trujillo. La Fundación Social, en el marco de la encuesta nacional rural y sus muestras regionales47, implementada en los municipios Trujillo, Bolívar y Riofrío en 2008, evidenció que el 63% de la población afectada señaló que no había ninguna investigación por los delitos de los que fue víctima, y sólo el 12% de los sobrevivientes señaló que la persona responsable del delito fue condenada. Este mismo año, el Grupo de Memoria Histórica de la CNRR (GMH) expidió su primer informe denominado “Trujillo, una tragedia que no cesa48”, que pretendía recolectar información sobre los sucesos y los actores involucrados; plasmar los esfuerzos realizados por preservar la memoria; evaluar las deudas del Estado en materia de verdad, justicia y reparación; y formular una serie de recomendaciones. Con base en este informe, el Estado colombiano tomó algunas medidas para buscar la reparación de las víctimas. Por ejemplo, la Procuraduría General de la Nación le solicitó al Ministerio de Defensa Nacional la realización de un acto público para pedir perdón a la comunidad; al Ministerio de Educación le pidió excluir de los currículos el material educativo que negara o redujera la importancia de los hechos ocurridos y a la Policía Nacional le encargó diseñar un programa de policía comunitaria, con el fin de garantizar la no repetición. A pesar de estas iniciativas, aún puede considerarse que los sucesos atroces de Trujillo permanecen en impunidad. Para la muestra, hasta hace dos años, es decir, veinte años después de los hechos ocurridos, se profirió la primera condena a un miembro del Ejército involucrado en los mismos. De igual forma, si bien se reconoce el trabajo del Grupo de Memoria Histórica, las víctimas de este caso le solicitaron presentar el Informe en versiones pedagógicas y menos académicas, a su comunidad y la población en general, ajustadas a su nivel educativo49. Contenido Introducción B3 1. Los órganos supranacionales y las garantías de no repeticiónB5 1.1. El rol de los tribunales internacionales 1.1.1. Garantías derivadas de medidas de satisfacción 1.1.2. Garantías implementadas como reformas institucionales 1.2. La comunidad internacional B5 B6 B6 B9 2. Las autoridades estatales y las garantías de no repeticiónB11 2.1. El rol del legislativo en las garantías de no repetición 2.1.1. Un marco legal para la desmovilización – Ley 782 de 2002 2.1.2. Ley 1592 de 2012 que modifica la 975 de 2005 o Ley de Justicia y Paz 2.1.3. Ley 975 de 2005 y la sentencia C-370 de 2006 de la Corte Constitucional 2.1.4. Ley 1424 de 2010 2.1.5. Ley 1312 de 2009, el principio de oportunidad y su modificación según la sentencia C-936 de 2010 2.1.6. Ley 1448 de 2011: Ley de Víctimas y Restitución de Tierras 2.1.7. Marco Legal para la Paz 2.2. El rol de los órganos del Poder Ejecutivo 2.3. Los entes territoriales y las garantías de no repetición 2.4. El rol de los tribunales nacionales 2.5. La Fuerza Pública y las garantías de no repetición 2.6. El rol de los órganos de control en las garantías de no repetición B11 B11 B13 B14 B15 B17 B17 B19 B21 B21 B23 B26 B30 3. Las comisiones de la verdad y las garantías de no repeticiónB33 4. La sociedad civil y las garantías de no repeticiónB39 4.1. Las víctimas en la configuración de las garantías de no repetición 4.1.1. Intereses de las víctimas y respuesta institucional 4.2. Organizaciones de Derechos Humanos 4.3. Los medios de comunicación y las garantías de no repetición 4.4. Victimarios B39 B41 B43 B44 B47 El Quiénes B1 B2 El Quiénes Usted está aquí A B C D El Qué El Quiénes El Cuándo El Cómo Introducción Dada la naturaleza de las garantías de no repetición, es posible encontrar una multiplicidad de actores involucrados en su diseño, implementación y seguimiento, tales como: organizaciones sociales; víctimas organizadas y no organizadas; jueces nacionales, internacionales y supranacionales; el legislador; las instancias gubernamentales del orden nacional o territorial y los órganos estatales de control. Aunque existan algunos que por su naturaleza y atribuciones legales y constitucionales deban liderar la ejecución de algunos programas de prevención, se requiere la participación de todos para que dichas medidas sean efectivas y cumplan su fin ulterior. Ahora bien, teniendo en mente esta pluralidad de actores, surgen varios interrogantes: ¿Cuál es el rol que cada uno de ellos desempeña? ¿Cuáles deben ser sus atribuciones? ¿Cómo se deben articular las funciones y las competencias de cada uno de ellos? ¿Qué papel tienen las víctimas en el diseño, implementación y evaluación de las políticas públicas relativas a las garantías de no repetición? Por un lado, el contexto histórico en el que pretenden implementarse las medidas juega un papel decisivo en el rol desempeñado por los diferentes actores y su nivel de participación. Hace unas cuantas décadas, por ejemplo, los derechos de las víctimas a la verdad y la justicia no eran considerados imperativos, por lo que en muchos procesos de transición, particularmente de dictaduras, los agentes gubernamentales encargados de viabilizar el cambio no contemplaron dentro de las garantías de no repetición la posibilidad de generar espacios participativos para la reconstrucción y la difusión de la verdad histórica, ni la de atacar sistemáticamente la impunidad para sancionar a los responsables de las violaciones graves de los derechos humanos. En este contexto, fueron las comisiones de la verdad y los jueces supranacionales los encargados de ordenar e impulsar garantías de este tipo, mientras que el legislador y los gobiernos nacionales asumieron el rol de ejecutores. Hoy en día, sin embargo, cuando difícilmente se cuestionan los derechos a la verdad, la justicia y la reparación de las víctimas, no parece tener sentido que las instancias gubernamentales esperen las órdenes de estos órganos para diseñar e implementar garantías de no repetición. De este modo, mientras en el contexto histórico mencionado las órdenes provinieron de lo que puede denominarse “agentes externos”, hoy en día se debe dar una mayor participación e iniciativa por parte de los actores oficiales “internos”. El Quiénes B3 Por otro lado, una característica de las garantías de no repetición es su interdependencia, la coordinación entre los diferentes actores involucrados en su diseño e implementación no solo debe considerarse dentro de la ejecución de programas específicos, sino también dentro del catálogo de garantías como sistema, cuyo fin primordial es evitar procesos futuros de violaciones a los derechos humanos. Dada la complejidad de los fenómenos de victimización, la aplicación de acciones de prevención debe ser integral y sistemática evitando ser reducida a programas circunstanciales. Por último, el compromiso frente a la no repetición de violaciones no debe reducirse a las instituciones y organizaciones constituidas oficialmente para diseñarlas y ejecutarlas. Este compromiso debe extenderse a la sociedad en general, ya que sin su participación activa, el rol de las autoridades se verá dificultado. Así las cosas, el presente capítulo pretende describir el rol que debe jugar cada uno de los actores involucrados en el diseño y la ejecución de las garantías de no repetición. Esta información está basada en experiencias internacionales, política comparada y normativa nacional e internacional, haciendo énfasis en los aciertos y desaciertos identificados en la práctica. B4 El Quiénes 1. Los órganos supranacionales y las garantías de no repetición 1.1. El rol de los tribunales internacionales En primer lugar, es necesario hacer mención al papel que desempeñan los tribunales internacionales en el diseño y la aplicación de garantías de no repetición en los diferentes países donde tienen jurisdicción. Existen muchos órganos de tipo judicial o cuasi-judicial a nivel internacional, de los cuales cada uno cumple diferentes funciones dependiendo del contexto. A continuación se resumen algunas de las competencias que pueden tener: • Resolver conflictos entre Estados (p.ej. Corte Internacional de Justicia y cortes regionales). • Resolver conflictos entre Estados e individuos (p.ej. tribunales regionales tales como la Corte Europea de Derechos Humanos, la Corte IDH, la Corte Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos y la Corte de Justicia de la Comunidad Económica de los Estados de África del Oeste, entre otras. En este punto también es pertinente mencionar a órganos cuasi-judiciales tales como los diferentes Comités de la ONU). • Judicializar a individuos por crímenes determinados (p.ej. Corte Penal Internacional, Tribunal Penal Internacional para Ruanda, Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, Cámara Extraordinaria en las Cortes de Camboya, etc.). La competencia de estos órganos está definida por el instrumento que los constituyó. En tal sentido, tienen un poder limitado para ordenarle a los Estados la implementación de garantías de no repetición dado que, por lo general, se pronuncian en casos individuales de violaciones a derechos humanos y, adicionalmente, no en todos los casos cuentan con los mecanismos para realizar un seguimiento a las sentencias o los instrumentos técnicos creados por ellos. Sin embargo, los conceptos emitidos por estos órganos son importantes dado que pueden tener un impacto en los procesos internos por las siguientes razones: • El pronunciamiento puede corresponder a un caso individual, pero en su desarrollo examinar patrones de violaciones sistemáticas por parte de un Estado; • sus decisiones pueden tener en cuenta de forma integral las violaciones a los derechos de las víctimas; • en el caso de los órganos judiciales, los Estados aceptaron la competencia de los mismos y las decisiones tienen un carácter vinculante; • constituyen las últimas instancias de interpretación de los estándares de derechos humanos contenidos en el instrumento que los crea y, en tal sentido, pueden influenciar las decisiones de cortes nacionales; y, • tienen por lo general competencia para ordenar medidas de reparación que incluyen garantías de no repetición y constituyen lineamientos para el diseño e implementación de programas de reparación a nivel nacional. El Quiénes B5 1. Ver al respecto los casos: Herrera Ulloa vs. Costa Rica, Ricardo Canese vs. Paraguay, Palamara Iribarne vs. Chile, Perozo y otros vs. Venezuela, Kimel vs. Argentina y Usón Ramírez vs. Venezuela. En cuanto a la jurisprudencia en materia de garantías de no repetición, vale la pena mencionar a la Corte IDH, tribunal encargado de la aplicación e interpretación de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Es el órgano a nivel internacional que tiene la jurisprudencia más desarrollada y con mayor impacto en cuanto al concepto de reparación y de garantías de no repetición, tanto en contextos de transición como fuera de ellos. De igual manera, otros tribunales como la Corte Europea de Derechos Humanos y la Corte Internacional de Justicia, han ordenado en sus fallos la introducción de garantías de no repetición en varios países. Las garantías ordenadas por estos tribunales pueden clasificarse en dos grupos: 1.1.1. Garantías derivadas de medidas de satisfacción La Corte IDH establece una diferencia conceptual clara entre garantías de no repetición y medidas de satisfacción. En algunos casos como Comunidad Moiwana vs. Suriname, la Corte ha manifestado que estas últimas cumplen, a su vez, el rol de garantías de no repetición. Al tratarse de medidas de satisfacción, su alcance se ciñe muchas veces a la situación individual de las víctimas -su dignificación a través de disculpas públicas y preservación de la memoria histórica, por ejemplo, omitiendo reformas de tipo estructural. 1.1.2. Garantías implementadas como reformas institucionales El segundo tipo de garantías ordenadas apunta a reformas estructurales en los países condenados, dentro de las que se encuentran, por ejemplo, adecuaciones normativas o formación de funcionarios públicos en derechos humanos y DIH. Sin embargo, dado el carácter subsidiario y jurisdiccional de estos órganos, en algunos casos estas medidas no han sido bien recibidas por los países obligados a implementarlas, llevándolos inclusive a replantear su observancia de los diversos instrumentos que dan competencia a las Cortes, tal como sucedió en Perú con las medidas de reformas legislativas ordenadas con ocasión del caso Barrios Altos. Un ejemplo de ello es el impacto que han tenido las decisiones de la Corte IDH en la legislación interna de varios países sobre la criminalización de la libertad de expresión. En varios casos1, este tribunal le ha ordenado a los países reformar la legislación, para que no sea penalizada la libertad de expresión referida a la conducta oficial de servidores públicos o de quienes cumplen funciones B6 El Quiénes públicas. Este tipo de órdenes y directrices se ha traducido en una serie de reformas legales puntuales a la legislación, tal como ocurrió en Argentina con la denominada “Ley Kimel” o con la despenalización plena de estas conductas en el Código Penal de la Ciudad de México. Algo semejante ha ocurrido con temáticas como el fuero penal militar, el alcance de las amnistías y los indultos o la participación de las víctimas en los procesos penales. En Colombia se ha verificado una apropiación significativa de las sentencias de los tribunales internacionales. Por ejemplo, una revisión general de las sentencias del Consejo de Estado de Colombia, órgano de cierre de la jurisdicción de lo contencioso administrativo, muestra claramente la ampliación progresiva de la noción de “reparación”, pasando de la mera indemnización de perjuicios a la reparación integral con garantías de no repetición2. 2. Sobre la influencia del Sistema Interamericano de Derechos Humanos en la jurisprudencia del Consejo de Estado, cfr. Lina Marcela Escobar Martínez, Vicente Benítez Rojas, Margarita Cárdenas Poveda. Influencia de los estándares interamericanos de reparación en la jurisprudencia del Consejo de Estado colombiano. En: Estudios Constitucionales, Centro de Estudios Constitucionales de Chile – Universidad de Talca, año 9, Nro. 2, 2011, p. 165-190. El Quiénes B7 Algunas sentencias de la Corte Interamericana que ordenan garantías de no repetición B8 Garantías de no repetición ordenadas Caso Hechos 19 Comerciantes vs. Colombia Desaparición y posterior ejecución de 19 comerciantes en los departamentos de Boyacá y Santander por grupo paramilitar con aquiescencia de miembros del Ejército. Placa conmemorativa y monumento público. Gutiérrez Soler vs. Colombia Privación de la libertad personal y vulneración de la integridad personal de Wilson Gutiérrez Soler, perpetradas por un agente del Estado y un ex agente del Estado que intentaron extraerle una confesión mediante tortura. Difusión de la sentencia, formación a funcionarios públicos. Mapiripán vs. Colombia Miembros de las Autodefensas Unidas de Colombia con la colaboración y aquiescencia de agentes del Estado, privaron de la libertad, torturaron y asesinaron a por lo menos 49 civiles en el Municipio de Mapiripán (Meta). Sentencia, investigación, sanción y condena a responsables. Adecuación de la legislación interna. Pueblo Bello vs. Colombia Desaparición forzada de 37 personas y ejecución extrajudicial de 6 campesinos de la población de Pueblo Bello (Antioquia) en enero de 1990. Crimen perpetrado por grupos paramilitares en el Departamento de Córdoba, cometido con la aquiescencia de agentes del Estado. Investigar y sancionar responsables. Disculpa pública y reconocimiento de responsabilidad. Masacres de Ituango vs. Colombia Grupos paramilitares pertenecientes a las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) efectuaron sucesivas incursiones armadas en el Municipio de Ituango (Antioquia) y asesinaron civiles en estado de indefensión, despojaron a otros de sus bienes y generaron terror y desplazamiento con la omisión, aquiescencia y colaboración por parte de miembros de la Fuerza Pública. Investigación y sanción a responsables en un plazo razonable. Reconocimiento público de responsabilidad. Adecuación de legislación interna. Masacre de La Rochela vs. Colombia En enero de 1989, un grupo paramilitar con la cooperación y aquiescencia de agentes estatales ejecutó extrajudicialmente a 12 personas y lesionó la integridad personal de tres personas mientras estas cumplían una diligencia probatoria en su carácter de funcionarios de la administración de justicia, en el corregimiento de `La Rochela´ (Santander). Homologación de acuerdo entre Estado y víctimas, creación de sistema de protección a funcionarios públicos y víctimas y sus familiares. Satisfacción del derecho a la verdad. Escué Zapata vs. Colombia Maltrato y ejecución del líder indígena Germán Escué Zapata por parte de agentes del Ejército colombiano en el resguardo indígena Jambaló (Cauca). Investigar y sancionar a los responsables, publicación de la sentencia, creación de una cátedra. El Quiénes Manuel Cepeda Vargas vs. Colombia Ejecución extrajudicial del Senador Manuel Cepeda Vargas perpetrada en 1994 en Bogotá, y falta de debida diligencia en la investigación. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos alegó que su ejecución se enmarcó en un patrón sistemático de violencia contra los miembros de la UP y del PCC y que fue perpetrada mediante la supuesta coordinación operativa entre miembros del Ejército y grupos paramilitares. Remover obstáculos legales para impulsar investigación y sanción, más un acto público de reconocimiento de responsabilidad. Valle Jaramillo vs. Colombia Ejecución extrajudicial del defensor de derechos humanos Jesús María Valle Jaramillo (quien trabajaba sobre los crímenes perpetrados en el Municipio de Ituango); la detención y tratos crueles, inhumanos y degradantes que le precedieron, la falta de investigación y sanción de los responsables de tal hecho; falta de reparación adecuada en favor de las víctimas y sus familiares. Reconocimiento público de responsabilidad. La sentencia en sí misma. 1.2. La comunidad internacional Además de los tribunales internacionales, existen diversos órganos supranacionales como comunidades de países, organismos no gubernamentales internacionales y países cooperantes con diferentes composiciones y naturaleza, los cuales han jugado un papel importante en la implementación de las garantías en algunos países. Al respecto, existen compromisos de carácter eminentemente político entre los Estados que los tornan particularmente receptivos a las recomendaciones y los mandatos de los organismos internacionales, constituyéndose así en actores con un alto grado de influencia sobre la recomendación de garantías de no repetición específicas y la forma en la cual deben implementarse. De igual forma, algunos organismos internacionales han creado diferentes relatorías donde han sido incluidas medidas que deben ser adoptadas como garantías de no repetición. El carácter transnacional, su especialidad y su labor externa e independiente, le otorgan cierta legitimidad a estas organizaciones sobre la aplicación de estándares internacionales en materia protección a los derechos humanos en las jurisdicciones internas. El Quiénes B9 B10 El Quiénes 2. Las autoridades estatales y las garantías de no repetición 2.1. El rol del legislativo en las garantías de no repetición La rama legislativa es un actor muy importante en el diseño e implementación de las garantías de no repetición. Lo anterior, pues representa los intereses de la población y define, a través de normas de carácter general, las políticas que respondan a las necesidades de sus electores. Es importante recalcar el papel que juega el poder legislativo en el diseño de las garantías de no repetición. Este es el encargado de su configuración mediante la producción de normas que contengan medidas tendientes a evitar la ocurrencia de violaciones a los derechos humanos o al DIH. Un marco legislativo favorable es entonces la piedra angular de la aplicación de garantías de no repetición3. 3. Por ejemplo, en Estados Unidos se promulgó la Ley de restitución a américo japoneses y aleutianos en 1988. Dicha ley propone diferentes medidas de reparación, como la creación de un fondo de educación pública para informar a la ciudadanía sobre la reclusión sufrida por estos individuos. Su objetivo es prevenir la recurrencia de eventos similares que violen las libertades civiles y políticas. US, Law on Restitution for WWII Internment de Japanese-Americans and Aleuts (as amended) (1988), Purposes, Section 1989. En Colombia, la rama legislativa ha desempeñado un papel importante durante la última década y ha emitido una serie de disposiciones para promover la transición hacia la paz. A continuación se describen algunas de las iniciativas legislativas creadas en tal sentido: 2.1.1. Un marco legal para la desmovilización – Ley 782 de 2002 Poco después de que Álvaro Uribe Vélez fuera elegido Presidente de la República de Colombia en agosto del año 2002, varios líderes de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) anunciaron su intención de negociar los términos para la desmovilización de sus combatientes y declararon un alto al fuego unilateral, como muestra de su voluntad, en el mes de diciembre del mismo año. Para la época existía un marco legal para la negociación, la Ley 418 de 1997 que buscaba incentivar las desmovilizaciones de los miembros de grupos armados ilegales responsables de la comisión de delitos políticos, mediante la concesión de los beneficios jurídicos de indulto, cesación del procedimiento, resolución de preclusión de la instrucción o resolución inhibitoria. Estos beneficios se perderían si el beneficiario cometía delitos dolosos dentro del término que durara su proceso de reintegración. El Quiénes B11 4. Ley de Amnistía General para la Consolidación de la Paz. A la luz del alto al fuego de las AUC, en diciembre de 2002, el gobierno colombiano prorrogó formalmente la vigencia de la Ley 418 de 1997 mediante la adopción de la Ley 782 de 2002. Ésta tuvo como objeto facilitar el diálogo y la suscripción de acuerdos de paz con grupos armados organizados al margen de la ley para su respectiva desmovilización, y con ello, la consecución de la reconciliación entre los colombianos. Cabe mencionar que, mientras la Ley 418 de 1997 exigía el reconocimiento del carácter político del delito cometido para aplicar el procedimiento de extinción de la acción penal, la Ley 782 de 2002 suprimió la referencia a ese reconocimiento. Luego, en enero de 2003, el Gobierno reguló el régimen de las desmovilizaciones mediante la expedición del Decreto 128, que estableció los procedimientos por los cuales los individuos podían desmovilizarse, y el Decreto 3360 de 2003, indicando la ruta de las desmovilizaciones colectivas. El primero fue utilizado particularmente por miembros de grupos guerrilleros y el segundo por grupos paramilitares. Si bien dichas normas se formularon para todos los actores armados, el proceso de negociación se enfocó en los grupos paramilitares y, por tanto, su promulgación preparó el terreno para los acuerdos de Santa Fe de Ralito donde el Gobierno Nacional y las AUC crearon un marco formal para las negociaciones de paz. Caso internacional: El Salvador y la Ley de Reconciliación Nacional El Salvador GUATEMALA HONDURAS EL SALVADOR San Salvador Océano Pacífico B12 El Quiénes Al final del conflicto armado en El Salvador, se emitió una normativa similar a la Ley 782 y los decretos mencionados anteriormente. Las partes salvadoreñas en conflicto acordaron una amnistía general para los crímenes cometidos durante la guerra civil. En enero del año 1992, la Ley de Reconciliación Nacional legalizó el estatus de los integrantes del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y concedió una amnistía a favor de ‘todas las personas que hayan participado como autores inmediatos, mediatos o cómplices en la comisión de delitos políticos comunes conexos con éstos y en delitos comunes cometidos por un número de personas que no baje de veinte, antes del 1º de enero de 1992, exceptuándose, en todo caso, el delito común de secuestro, contemplado en el Artículo 220 del Código Penal’4. 2.1.2. Ley 1592 de 2012 que modifica la 975 de 2005 o Ley de Justicia y Paz En junio del año 2005, el Presidente Uribe firmó la Ley 975, más conocida como la Ley de Justicia y Paz. Esta ley buscaba complementar la Ley 782 de 2002, recién expuesta, e incentivar a los principales líderes de los grupos paramilitares a desmovilizarse, desarmarse y acogerse a un proceso judicial que concedía una pena alternativa de máximo 8 años por los delitos cometidos. Así mismo, según esta ley las víctimas podían hacerse parte de los procesos seguidos en contra de sus victimarios para recibir una reparación con los bienes entregados por ellos y conocer la verdad ofrecida por los mismos. La Ley de Justicia y Paz reguló entonces, los pasos a seguir para los miembros desmovilizados de grupos armados ilegales excluidos de los procedimientos de indulto, la cesación del procedimiento, la resolución de preclusión de la instrucción o la resolución inhibitoria. A diferencia de anteriores esfuerzos de desmovilización llevados a cabo en Colombia, en los cuales se prometía el indulto a cambio de la paz, esta ley contenía un componente de justicia transicional que posibilita el enjuiciamiento y la condena de los líderes paramilitares. En consecuencia, previó beneficios que incluyeron la reducción de penas a cambio de contar la verdad, la reparación a las víctimas y la promesa de no volver a cometer delitos. La Ley de Justicia y Paz estableció así, un marco que intentó proporcionar incentivos para la paz respetando al mismo tiempo los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación. De igual forma, creó la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (CNRR), compuesta por autoridades públicas y representantes de la sociedad civil, con el fin de garantizar el cumplimiento de los derechos de las víctimas por ella estipulados. Al respecto, la Ley de Justicia y Paz le asignó a la CNRR algunas funciones tendientes a la aclaración de la verdad. Entre ellas, debía garantizar que las víctimas participaran en los procedimientos de investigación judicial y que sus derechos fueran debidamente observados; debía presentar un informe público sobre las razones por las que surgieron y se desarrollaron los grupos armados ilegales, así como supervisar y verificar el proceso de reinserción y la labor de los funcionarios locales, a fin de asegurar la plena desmovilización de los acogidos al proceso de paz y el funcionamiento pleno de las instituciones en los territorios receptores. Por otra parte, en la Ley 975 de 2005 fueron incluidas, sin distinción, garantías de no repetición y medidas de satisfacción, lo cual profundiza la dificultad práctica que existe para diferenciar entre unas y otras (Cfr., Capítulo 1). Sin embargo, expertos coinciden en que los derechos de las víctimas a la verdad, justicia y reparación no han sido adecuadamente atendidos en el marco del proceso de Justicia y Paz. Las víctimas de las AUC a menudo no logran participar, ya sea porque no reciben una notificación adecuada o porque no pueden sufragar los gastos de asistir a las audiencias. Además, su participación se limita a un medio indirecto de interrogatorio, en virtud del cual ellas o sus abogados pueden enviar preguntas a un funcionario investigador para que decida si las aprueba y las envía al fiscal del caso, quien, a su turno, El Quiénes B13 5. En, www.cidh.oas.org/pdf%20files/ Colombia-Demobilization-AUC%202008.pdf y http://www.coljuristas.org/documentos/ pronunciamientos/pro_2012-05-14.pdf (consultados el 8 de noviembre 2012). 6. Realizada a población general “subdivididos a su vez en dos categorías, afectados por el conflicto armado interno y no afectados-; y a dos muestras de carácter exploratorio: víctimas organizadas y expertos”. Centro de Memoria Histórica, Fundación Social, Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas y Universidad de los Andes. Encuesta Nacional: ¿Qué piensan los colombianos después de siete años de Justicia y paz? Bogotá, 2012. 7. Algunas de ellas, resueltas por la Corte Constitucional en las sentencias C-127 de 2006, C-319 de 2006, C-370 de 2006, C-455 de 2006, C-531 de 2006, C-575 de 2006, C-650 de 2006, C-670 de 2006, C- 719 de 2006 y C-080 de 2007. es libre de optar por formularlas o no al postulado. Adicionalmente, la participación de muchas se inhibe porque residen en zonas con fuerte influencia de actores armados ilegales5. Ahora bien, frente a las motivaciones que tuvieron los victimarios para desmovilizarse, la Encuesta Nacional ¿Qué piensan los colombianos después de siete años de justicia y paz? (2012)6 evidencia que el 21% de la población general cree que la desmovilización de los paramilitares fue motivada por la existencia de la Ley 975. Este bajo porcentaje afianza la tesis de que la ley no respondió a los objetivos planteados. En el mismo sentido, cuando se preguntó qué tanto confiaba en el sistema judicial de Justicia y Paz, el 27% de la población general respondió que “poco”, frente a un 25% que respondió “mucho” y el 48% que contestó “algo”. Estos resultados muestran que el instrumento creado y su respectivo sistema judicial no cuentan con la confianza de los ciudadanos. Asunto que puede verse como un reto para la implementación de nuevas normas, como la Ley de Víctimas, ya que las instituciones competentes para atender y reparar a la población afectada se enfrentan a elevados niveles de desconfianza fundados en la experiencia de los anteriores instrumentos jurídicos, que si bien no fueron diseñados con tal fin, ofrecieron garantizar sus derechos. 2.1.3. Ley 975 de 2005 y la sentencia C-370 de 2006 de la Corte Constitucional Desde su promulgación, diversas organizaciones de víctimas y de derechos humanos han instaurado múltiples acciones legales contra la Ley de Justicia y Paz7. Entre ellas vale la pena destacar la resuelta en la sentencia C-370 de 2006, estructurada sobre cuatro acusaciones: 1. Inconstitucionalidad formal de la ley por no haberse tramitado como estatutaria. 2. Inconstitucionalidad formal de algunos artículos, por faltas graves en el procedimiento. 3. Inconstitucionalidad material de la ley por generar un perdón general a modo de indulto frente a graves violaciones de derechos humanos. 4. Inconstitucionalidad material de algunos artículos de la norma por desconocer parcialmente los derechos de las víctimas y de la sociedad a la verdad, la justicia y la reparación por los hechos sucedidos. B14 El Quiénes Si bien la ley no fue declarada contraria a la Constitución integralmente, varias de sus disposiciones fueron retiradas del ordenamiento jurídico por afectar de forma desproporcionada los derechos de las víctimas. 8. Universidad Sergio Arboleda. Boletín No. 7 del Instituto de Estudios Constitucionales [En línea]. http://www. usergioarboleda.edu.co/estudios_ constitucionales/boletines/boletin_7.pdf (consultado el 16 de noviembre, 2012). En cuanto a las garantías de no repetición, la sentencia C-370 estableció que el Estado está obligado a vigilar a quienes hayan sido beneficiados por la pena alternativa para que, dentro de un periodo de prueba no inferior a la mitad de la misma, pierdan todos los beneficios del procedimiento en caso de reincidencia en actividades ilícitas. Dicha reincidencia se valorará con respecto a cualquier tipo de delitos y no únicamente a aquellos por los cuales fue condenado. Por otro lado, la Corte Constitucional conminó a la reconstrucción general de los hechos violentos con el fin de generar una memoria histórica de la sociedad, que prevenga la repetición del conflicto8. La mencionada providencia también declaró inexequible el artículo de la ley que establecía que los miembros de grupos paramilitares eran responsables de cometer el delito de sedición por la pertenencia al grupo ilegal y, por tanto, eran delincuentes políticos. Dicha declaración condujo a que cerca de 18.000 desmovilizados no pudieran acogerse a la Ley 782 de 2002 y el Gobierno Nacional tuviese que presentar nuevas iniciativas legislativas para sacarlos del “limbo jurídico” en el cual quedaron. En síntesis, a través de su jurisprudencia la Corte Constitucional ha mejorado la normatividad en la materia, ha brindado protección a los derechos de las víctimas y ha sentado criterios materiales para evaluar la validez de las futuras iniciativas legislativas y políticas públicas que se desarrollen estos temas. 2.1.4. Ley 1424 de 2010 En diciembre del 2010 se emitió la Ley 1424 con el fin de asegurar la reinserción a la vida civil de los desmovilizados en situación legal indefinida. Esta norma pretendió ser un fiel reflejo de la mencionada 782 de 2002, en este caso dirigida a los desmovilizados que no son considerados delincuentes políticos, pero participaron en un grupo armado al margen de la ley. Por tanto, los beneficios otorgados son similares a los dispuestos en la 782 de 2002, y se le otorgarían solo a aquellos que hubiesen cometido concierto para delinquir agravado, porte ilegal de armas, uso de prendas de uso privativo de las Fuerzas Armadas y de Policía, y uso ilegal de equipos de comunicaciones. El Quiénes B15 9. De los nueve jueces, cuatro salvaron el voto. Corte Constitucional de Colombia. Comunicado No. 41 de octubre 14 de 2011.[En línea]. www.corteconstitucional. gov.co/comunicados/No.%2041%20 comunicado%2014%20de%20octubre%20 de%202011.php (consultado 16 de noviembre 2012). Uno de los objetivos de esta normatividad fue que las personas desmovilizadas y en proceso de reintegración comprendieran su responsabilidad con la sociedad y las víctimas. Así, la mencionada ley contiene ciertas modalidades de reparación y de garantías de no repetición que se detallan a continuación: • Medidas de satisfacción las cuales tienen un carácter simbólico y contribuyen al cumplimiento del deber de recordar y preservar del olvido la memoria colectiva. • Garantías de no repetición dirigidas a evitar que las víctimas vuelvan a ser objeto de violaciones de los derechos humanos e infracciones al DIH que vulneren su dignidad. La Ley 1424 de 2010, por considerarse una herramienta de justicia restaurativa, a cambio de otorgar beneficios jurídicos a los ex combatientes, establece como condición la firma de un “Acuerdo de contribución a la verdad histórica y la reparación”. En consecuencia, el Centro de Memoria Histórica coordinará la suscripción de tales acuerdos con los victimarios, para que estos relaten la verdad acerca de cómo sucedieron los hechos y, de esa forma, contribuyan en la satisfacción de los derechos de las víctimas a la verdad y a las garantías de no repetición. Sin embargo, esta nueva normatividad también ha sido objeto de críticas, ya que se percibe como un instrumento que permite la impunidad. En este sentido, la Corte Constitucional revisó la constitucionalidad de la Ley 1424 de 2010 en la sentencia C-771 de 2011. La ley fue demandada por desconocer los deberes del Estado de investigar, juzgar y sancionar violaciones a los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad. Adicionalmente, las críticas sostenían que la imposibilidad de utilizar en procesos judiciales la información proveniente de las confesiones realizadas por los desmovilizados en virtud del “Acuerdo de Contribución a la Verdad Histórica y a la Reparación”, vulneraba el acceso a la justicia de las víctimas. No obstante lo anterior, la Corte Constitucional declaró la constitucionalidad de la Ley 1424. Sin embargo, la minoría de sus magistrados sostuvo que dicha norma privilegiaba en forma desmesurada el perdón y la amnistía de los delitos, en lugar de la justicia para las víctimas9. B16 El Quiénes 2.1.5. Ley 1312 de 2009, el principio de oportunidad y su modificación según la sentencia C-936 de 2010 La Ley 1312 permite a la Fiscalía General de la Nación suspender, interrumpir o renunciar a la persecución penal, aun cuando existan elementos de juicio para hacerlo. Esta facultad se denomina principio de oportunidad y se introdujo por primera vez en Colombia con la expedición del Acto Legislativo 03 de 19 de diciembre de 2002. Dicho principio se aplica por razones de política criminal, buscando criterios de selectividad para el ejercicio de la acción penal en el sistema acusatorio. Una de las justificaciones del principio de oportunidad en el país, fue el desbordamiento de la delincuencia, lo cual produjo una congestión judicial que obligó a concentrarse en ciertos delitos, dejando sin respuesta muchos crímenes denunciados pero sin avances en su investigación10. 10. CAMARGO Humberto, MORALES, Lemmy, OSUNA Wilfredo. La implementación del principio de oportunidad en la legislación penal colombiana. Justicia Juris, ISSN 1692-8571, Vol. 6. No 13. Abril - Diciembre 2010, pp. 79-92. 11. Corte Constitucional. Comunicado No. 59 [En línea]. http://www. corteconstitucional.gov.co/comunicados/ No.%2059%20Comunicado%2023%20de%20 noviembre%20de%202010.php. En la sentencia C-936 de 2010 le correspondió a la Corte Constitucional resolver si la aplicación del principio de oportunidad en la Ley 1312 de 2009 vulneraba el principio de legalidad y desconocía los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación. La respuesta fue afirmativa: a juicio de la Corte, la aplicación del principio de oportunidad a la desmovilización masiva de miembros de grupos armados al margen de la ley resultaba inconstitucional. Lo anterior, teniendo en cuenta que la Ley 1312 de 2009 autorizaba a la Fiscalía General de la Nación a renunciar a su obligación de investigar y juzgar a los desmovilizados por crímenes respecto de los cuales existe un imperativo internacional de investigar y juzgar, y en donde la impunidad resulta inadmisible11. 2.1.6. Ley 1448 de 2011: Ley de Víctimas y Restitución de Tierras Para rectificar los problemas de las normas anteriores en cuanto a la definición, el rol y los alcances de los derechos de las víctimas del conflicto armado, el Gobierno Nacional apoyó una iniciativa legislativa dirigida de manera exclusiva a reconocer y reglamentar sus derechos: la Ley 1448 de 2011 o más conocida como la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras. La Ley de Víctimas incluye un amplio catálogo de medidas dirigidas a la atención y a la reparación, incluyendo garantías de no repetición. En algunos casos, estas medidas reproducen las incluidas en diversos instrumentos internacionales, como los Principios de Lucha contra la Impunidad y Reparación a Víctimas de Violaciones a Derechos Humanos, la jurisprudencia de tribunales internacionales y la Ley 975 de 2005. El Quiénes B17 Las garantías de no repetición de la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras Las garantías de no repetición dentro de esta ley están señaladas en dos artículos, el 149 y el 150. Artículo 149. 1) La desmovilización y el desmantelamiento de los grupos armados al margen de la ley. 2) La verificación de los hechos y la difusión pública y completa de la verdad, en la medida en que no provoque más daños innecesarios a la víctima, los testigos u otras personas, ni cree un peligro para su seguridad. 3) La aplicación de sanciones a los responsables de las violaciones de que trata el artículo 3 de la presente ley. 4) La prevención de violaciones contempladas en el artículo 3° de la presente ley, para lo cual, ofrecerá especiales medidas de prevención a los grupos expuestos a mayor riesgo como mujeres, niños, niñas y adolescentes, adultos mayores, líderes sociales, miembros de organizaciones sindicales, defensores de derechos humanos y víctimas de desplazamiento forzado, que propendan superar estereotipos que favorecen la discriminación, en especial contra la mujer y la violencia contra ella en el marco del conflicto armado. 5) La creación de una pedagogía social que promueva los valores constitucionales que fundan la reconciliación, en relación con los hechos acaecidos en la verdad histórica. 6) Fortalecimiento técnico de los criterios de asignación de las labores de desminado humanitario, el cual estará en cabeza del Programa para la Atención Integral contra Minas Antipersonal. B18 El Quiénes 7) Diseño e implementación de una estrategia general de comunicaciones en Derechos Humanos y DIH, la cual debe incluir un enfoque diferencial. 8) Diseño de una estrategia única de capacitación y pedagogía en materia de respeto de los Derechos Humanos y del DIH, que incluya un enfoque diferencial, dirigido a los funcionarios públicos encargados de hacer cumplir la ley, así como a los miembros de la Fuerza Pública. La estrategia incluirá una política de tolerancia cero a la violencia sexual al interior de las entidades del Estado. 9) Fortalecimiento de la participación efectiva de las poblaciones vulneradas y/o vulnerables, en sus escenarios comunitarios, sociales y políticos, para contribuir al ejercicio y goce efectivo de sus derechos culturales. 10)Difusión de la información sobre los derechos de las víctimas radicadas en el exterior. 11)El fortalecimiento del Sistema de Alertas Tempranas. 12)La reintegración de niños, niñas y adolescentes que hayan participado en los grupos armados al margen de la ley. 13)Diseño e implementación de estrategias, proyectos y políticas de reconciliación de acuerdo a lo dispuesto en la Ley 975, tanto a nivel social como en el plano individual. 14)El ejercicio de un control efectivo por las autoridades civiles sobre la Fuerza Pública. 15)La declaratoria de insubsistencia y/o terminación del contrato de los funcionarios públicos condenados en violaciones contempladas en el artículo 3° de la presente Ley. 16)La promoción de mecanismos destinados a prevenir y resolver los conflictos sociales. 17)Diseño e implementación de estrategias de pedagogía en empoderamiento legal para las víctimas. 18)La derogatoria de normas o cualquier acto administrativo que haya permitido o permita la ocurrencia de las violaciones contempladas en el artículo 3° de la presente ley, de conformidad con los procedimientos contencioso administrativos respectivos. 19)Formulación de campañas nacionales de prevención y reprobación de la violencia contra la mujer, niños, niñas y adolescentes, por los hechos ocurridos en el marco de las violaciones contempladas en el artículo 3º de la presente ley. 20)Por otro lado, el artículo 150 conduce al desmantelamiento de las estructuras económicas y políticas que se han beneficiado y que han dado sustento a los grupos armados al margen de la ley. 2.1.7. Marco Legal para la Paz En junio del 2012 se aprobó el Marco Legal para la Paz. Esta norma está concebida como una herramienta para compensar algunas de las debilidades de la Ley de Justicia y Paz, ser un complemento a la Ley de Víctimas y sentar las bases jurídicas para un proceso de paz con la guerrilla. Así, determinó que los instrumentos de justicia transicional tendrán como finalidad prevalente la terminación del conflicto interno armado y el logro de una paz estable y duradera, garantizando la seguridad de todos los colombianos12. 12. Diario oficial de la Presidencia de la Republica. Edición 48.508. Martes 31 de julio de 2012. Acto Legislativo Número 01 de 2012 por medio del cual se establecen instrumentos jurídicos de justicia transicional en el marco del artículo 22 de la Constitución Política y se dictan otras disposiciones. Con el fin de hacer efectiva la investigación de los procesos de Justicia y Paz, la reforma constitucional permite clasificar y priorizar los distintos delitos para que la rama judicial se concentre en la investigación y sanción de quienes tuvieron la mayor responsabilidad en la ocurrencia de los hechos más graves. De igual forma, autoriza a la creación de instrumentos de justicia transicional de carácter no judicial que permitan garantizar los deberes estatales de investigación y sanción de quienes tuvieron menor responsabilidad. En tal sentido, el legislador podrá ordenar la renuncia a la persecución penal de los casos que no sean seleccionados o priorizados y, cuando esto ocurra, deberá ordenarse la aplicación de mecanismos colectivos y no judiciales de investigación y sanción. Por último, y con relevancia para el diálogo con los grupos guerrilleros, la reforma constitucional señala que por el voto de la mayoría absoluta de los miembros de una y otra cámara, los desmovilizados de grupos armados al margen de la ley podrán acceder a cargos de elección popular y ser designados como servidores públicos. Como se observa el papel del legislador en la construcción de leyes a favor de la construcción de paz en Colombia se ha ido incrementando, motivado no solamente por las directrices internacionales en la materia, sino por la necesidad imperiosa de responder a la demanda de los ciudadanos que viven en zonas de conflicto y requieren de herramientas políticas para superar su situación. El Quiénes B19 En este sentido, el Congreso de la República a la fecha tramita cerca de once proyectos de ley y de actos legislativos con relevancia en la temática y en particular en la construcción de condiciones para garantizar la no repetición. Entre éstos se destacan: A) La iniciativa “Por la cual se expide el régimen para los jueces de paz y se dictan otras disposiciones”, dirigida a fortalecer la Jurisdicción Especial de Paz, mediante la formulación de un régimen claro de elección, funciones, potestades, inhabilidades e incompatibilidades, entre otras. B) “Por el cual se reforman los artículos 116, 152 y 221 de la Constitución Política de Colombia y se estable un fuero militar.” Esta iniciativa pretende reforzar el fuero militar, darle mayor alcance y mayor especialización a la justicia militar. Sin embargo, ha sido cuestionado duramente por organizaciones defensoras de derechos humanos que la consideran contraria a los estándares internacionales y la jurisprudencia constitucional en torno al sometimiento de las Fuerzas Armadas al poder civil. C) “Por la cual se establecen políticas públicas que implementen el Derecho Operacional en el marco de la garantía y el respeto de los derechos humanos y del DIH por parte de las Fuerzas Militares y Policía Nacional. [Derecho Operacional de las Fuerzas Militares]”. Crea un manual de operaciones para las Fuerzas Armadas con el fin de brindarle mayor especialidad y seguridad técnica en el desarrollo de sus competencias, adecuando sus actuaciones al respeto de los derechos humanos y el DIH, así como a las normas nacionales y los tratados internacionales en la materia. D) “Por medio del cual se dictan disposiciones acerca de la entrevista y el testimonio en procesos penales de niños víctimas de delitos sexuales”. Busca dotar de mayores garantías a los menores de edad víctimas de delitos sexuales, protegiendo su integridad psicológica mediante un procedimiento tecnificado de investigación que evite la revictimización. E) “Por el cual se crea un sistema de búsqueda de desaparecidos y se adoptan medidas de satisfacción y garantías de no repetición”. Persigue la implementación de un Grupo de Trabajo Técnico de Policía Judicial para la búsqueda de personas desaparecidas y víctimas de desaparición forzada a cargo del despacho del Fiscal General de la Nación. Este grupo hará parte de un programa nacional para la ubicación y recuperación de personas desaparecidas, víctimas de desaparición forzada y personas inhumadas como no identificadas. Uno de los fines principales de este proyecto es la satisfacción del derecho a la verdad de las víctimas de estos delitos y de igual forma se contempla la adopción de medidas de no repetición para las víctimas, familiares y sociedad en general, las cuales deben ser concertadas por el gobierno con la sociedad civil. F) “Por medio de la cual se modifica la Ley 599 de 2000 para eliminar la prescripción de la acción penal contra las conductas punibles de genocidio crímenes de lesa humanidad u otros actos inhumanos”. Este proyecto no solo alínea la legislación interna con los estándares internacionales de derechos humanos y DIH, sino que se convierte en una herramienta fundamental para la lucha contra la impunidad, pues el rezago del sistema penal colombiano ha permitido que muchos crímenes queden impunes debido al vencimiento de términos judiciales. G)“Por medio del cual se dictan medidas para combatir los grupos criminales armados y organizados, dentro del territorio nacional”. Otorga facultades a las Fuerzas Armadas para combatir grupos armados que no persigan ningún fin político. No obstante, la definición de los grupos criminales que trae es vaga y puede ser interpretada de forma que el Ejército amplíe su margen de operaciones hacia cualquier tipo de crimen cometido, desligando aún más el sometimiento de las Fuerzas Armadas al poder civil. B20 El Quiénes Con todo, las apuestas de la rama legislativa no se agotan en la presentación y aprobación de proyectos de ley sobre garantías de no repetición, sino también en asumirse como ejecutor de las mismas. En efecto, una de las garantías más comunes en diferentes contextos, es la derogatoria legislativa de aquellas normas favorables para la comisión de violaciones de derechos humanos. 2.2. El rol de los órganos del Poder Ejecutivo En sus funciones de Gobierno Nacional, el Poder Ejecutivo desempeña un papel clave en la reglamentación de la normatividad y su ejecución a través de políticas públicas. Por mandato legal, ciertas instituciones son las responsables de coordinar o liderar la implementación de las medidas de garantías de no repetición. Lo anterior no impide a las demás instituciones adelantar esfuerzos tendientes a desarrollarlas. Al contrario, los diferentes organismos estatales no deben esperar mandatos específicos en la materia, sino que deben hacer una revisión constante de cuáles son sus funciones legales y entender si estas pueden servir de alguna forma para evitar la repetición de violaciones a los derechos humanos. De igual forma, la dimensión de política pública de las garantías de no repetición, implica que tanto su diseño como su implementación, deben darse en función de los intereses y las necesidades de los grupos e individuos destinatarios. Lo anterior significa que todo programa de implementación debe adecuarse al contexto, así como contar con la participación de las víctimas en la configuración y ejecución de sus actividades. Por último, entender las garantías de no repetición como políticas públicas implica articular las diferentes instituciones encargadas de implementarlas, ya sea porque compartan competencias ciertas áreas o porque exista interdependencia entre las mismas. 2.3. Los entes territoriales y las garantías de no repetición Otro actor importante para la implementación de las garantías de no repetición son los órganos de administración de los entes territoriales, tales como gobernaciones y alcaldías, y las instituciones creadas a nivel local en materia de reparación a víctimas. Los entes territoriales deben jugar un doble papel: • Diseñar e implementar garantías de no repetición de acuerdo con sus competencias legales, y • garantizar que las condiciones de su territorio sean las más favorables para la implementación de programas que hayan sido concebidos a nivel nacional. Debido a que la Constitución les otorga ciertas competencias y algún grado de autonomía en la formulación de políticas, los entes territoriales son actores claves en las garantías de no repetición. Así, juegan un papel activo en la creación y adopción de medidas de garantías de no repetición sin que necesariamente medie alguna orden por parte del gobierno central. De esta forma, las garantías aplicadas en las respectivas unidades responderán mejor al contexto específico de las víctimas, sin importar dónde se encuentren ubicadas. El Quiénes B21 13. Ley 1448 de 2011, Artículo 173. 14. Las competencias de las entidades territoriales incluidas fueron tomadas de la Ley 1448 de 2011 y del Decreto reglamentario 4800 de 2011. El alcance referido de las mismas fue extraído de la Guía para la formulación y ajuste de los planes de acción departamentales, municipales y distritales para la prevención, atención, asistencia y reparación integral a las víctimas del conflicto armado y la Guía para conformación y funcionamiento de Comités Territoriales de Justicia Transicional, elaboradas por el Equipo Interinstitucional del Gobierno Nacional para la Coordinación Nacional Territorial, durante el primer semestre de 2012. No obstante, los entes territoriales enfrentan el reto de diseñar y aplicar estrategias de no repetición articuladas con la política nacional en la materia. Por este motivo, deben convertirse en aliados en la aplicación de garantías de no repetición y no en obstáculos para la implementación de los programas nacionales. Al respecto, la Ley de Víctimas estableció que “[l]as entidades territoriales, en el marco de sus competencias para la implementación de la Ley 1448 de 2011, tienen un deber de cumplimiento con las garantías de no repetición, específicamente porque entre las obligaciones de los Comités de Justicia Transicional, principal instancia de coordinación, deben elaborarse los Planes de Acción Territorial a fin de lograr no sólo la atención, asistencia y reparación integral a las víctimas, sino también la articulación de la oferta institucional para garantizar los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación, así como la materialización de las garantías de no repetición”13. En este sentido, es claro que las entidades territoriales tienen obligaciones con las víctimas y la sociedad frente a las garantías de no repetición14, pero con miras a contar con una ruta, es necesario lograr un mayor nivel de concreción frente a cuáles son las medidas que podrían desarrollarse en el marco de la política territorial, teniendo en cuenta las recomendaciones que sobre “el qué” se hacen en este documento, el catálogo previsto en la Ley 1448 de 2011, y las competencias de los departamentos, distritos y municipios frente al tema. Educación en derechos humanos • Desarrollar estrategias locales de educación y promoción de los derechos humanos. • Trabajar de manera local pedagogías sociales que promuevan los valores constitucionales que fundan la reconciliación. • Difundir la información sobre los derechos de las víctimas y las rutas para acceder a ellos. • Fortalecer la participación efectiva y empoderamiento de las víctimas del conflicto armado. Cambios institucionales • Fortalecer las capacidades institucionales locales para afrontar las problemáticas propias del territorio y hacer más eficiente la respuesta estatal ante riesgos identificados. • Depurar la institucionalidad local, especialmente aquella B22 El Quiénes cercana a las víctimas, como las personerías o los funcionarios de los puntos y centros de atención, cuando estos hubieren estado involucrados en las violaciones de derechos humanos. • Promover la derogarotoria de normas municipales, distritales y departamentales que hayan permitido la ocurrencia de las violaciones graves de derechos humanos. En el caso concreto de la Ley de Víctimas, el artículo 173 ordena la creación de los Comités de Justicia Transicional, órganos encargados de aprobar planes de acción en el marco de los planes de desarrollo para ofrecer atención, asistencia, reparación integral y garantías de no repetición a las víctimas. Así mismo, el artículo 174 enumera las funciones de las entidades territoriales y las conmina a diseñar e implementar programas de prevención que deben contar con el presupuesto requerido en los planes de desarrollo. Las estrategias formuladas deberán ser coherentes con las directrices nacionales emitidas en el Plan Nacional para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas. Además, el plan territorial de desarrollo, según órdenes del Auto 383/10 de la Corte Constitucional, deberá estar actualizado y articulado con el Plan Integral Único (PIU), relativo a la prevención y atención del desplazamiento forzado por la violencia. En la actualidad, muchos entes territoriales incluyeron, o lo harán por primera vez, una línea integral acerca de las víctimas del conflicto interno armado en sus planes de desarrollo. Aunque anteriormente hubiesen abordado la protección a las víctimas de desplazamiento forzado mediante la formulación de los PIU, varios de estos no fueron congruentes con las directrices constitucionales en la materia. Con todo, el Gobierno Nacional ha sostenido que dichos esfuerzos no fueron en vano y que los entes territoriales deben partir de estas herramientas de planeación para la inclusión de las nuevas directrices previstas en la Ley de Víctimas y sus decretos reglamentarios. 2.4. El rol de los tribunales nacionales Otro actor importante en la definición y ejecución de medidas de no repetición es la Rama Judicial. Los jueces y tribunales poseen la atribución de declarar la ocurrencia de violaciones a los derechos humanos y pueden decretar garantías de no repetición, bien sea como formas de reparación o como estrategias de prevención general. El caso de la masacre de Mampuján y la sentencia proferida al respecto por la Sala de Justicia y Paz del Tribunal Superior de Bogotá, ilustran este punto: El Quiénes B23 Caso Mampuján Mampuján - Bolívar Cartagena Mar Caribe Mampuján CESAR MAGDALENA SUCRE BOLÍVAR CÓRDOBA ANTIOQUIA El Quiénes El 29 de junio de 2010 la Sala de Justicia y Paz del Tribunal Superior de Bogotá profirió sentencia en contra de los ex jefes del grupo armado, la cual sería la primera sentencia en el marco de un proceso de justicia transicional en Colombia. La sentencia estableció algunas medidas de reparación y previó las siguientes garantías de no repetición: • Acompañamiento de las autoridades para retornar a la población. • Cambio de funciones a los militares que potencialmente hayan podido colaborar en la comisión del delito o hayan sido mencionados en las versiones preliminares, mientras se define su situación jurídica. • Educación en derechos humanos a la Fuerza Pública. • Capacitación a los miembros de las Fuerzas Especiales del Ejército en retiro, para ejercer otro tipo de actividades y evitar que acojan los ofrecimientos de organizaciones criminales. SANTANDER 15. La Corte ha declarado el estado de cosas inconstitucional en diferentes sentencias como: T-068 de 1998 (en materia de reconocimiento y reliquidación de pensiones y otros derechos laborales en la Caja Nacional de Previsión); T-153 de 1998 (en establecimientos carcelarios del país); SU-250 de 1998 (en la carrera notarial); T-590 de 1998 (en materia de protección a defensores de derechos humanos); T-606 de 1998 (en la asistencia médica y suministro de medicamentos a los reclusos de establecimientos carcelarios); y SU-090 de 2000 (en el pago de pensiones en el departamento del Chocó). B24 La noche del 10 de marzo del 2000, un grupo de hombres armados entraron a la vereda las Brisas, colindante de Mampuján (corregimiento de San Cayetano), y asesinaron a 12 campesinos señalándolos como auxiliadores de la guerrilla. Después de la masacre, los perpetradores amenazaron a toda la población, obligando a 180 familias de Mampuján y de las Brisas a desplazarse huyendo del terror. Teniendo en cuenta que en el sistema jurídico colombiano las garantías de no repetición son componentes de la reparación, los jueces cumplen un papel fundamental al momento su decreto y su ejecución. Así, cuando se trata de sancionar y castigar las violaciones de derechos humanos, esclarecer los hechos y difundir la verdad histórica, los jueces pasan de ser meros ordenadores a ser ejecutores de las garantías de no repetición. Con todo, el alcance de las medidas decretadas por los jueces aparece ligado a su marco de competencias y será tan amplio y comprensivo como lo sean las facultades a ellos reconocidas por la ley y la Constitución. Un ejemplo valioso del rol judicial en este ámbito, es la figura del “estado de cosas inconstitucional”, creada por la Corte Constitucional colombiana para enfrentar violaciones reiteradas y generalizadas de derechos fundamentales. Al respecto, la Corte ha entendido que esta clase de hechos revelan problemas estructurales y sistémicos frente a los cuales las órdenes judiciales tradicionales resultan insuficientes15, por lo cual, además de proteger a las víctimas puntuales del caso, resulta necesario también garantizar la dimensión objetiva de los derechos a través de una amplia gama de medidas de ejecución compleja, normalmente vinculadas con garantías de no repetición. Este tipo de órdenes se han evidenciado especialmente en materia de desplazamiento forzado, a partir de la sentencia T-025 de 2004 que contuvo una serie de decisiones encaminadas no sólo a proteger los derechos de las personas que puntualmente acudieron al sistema de justicia, sino también de todas las víctimas potenciales de este ilícito. A continuación se mencionan algunas características de la intervención de la Corte Constitucional frente al desplazamiento forzado en Colombia. Desplazamiento forzado en Colombia: el rol de la Corte Constitucional En el caso específico del desplazamiento forzado, las órdenes de implementación de medidas de no repetición han tenido un impacto significativo en distintos frentes. En efecto, en el año 2004 la Corte declaró el estado de cosas inconstitucional mediante la sentencia T-025, al constatar, entre otras cosas, que el 92% de la población desplazada tenía sus necesidades básicas insatisfechas, el 80% vivía en condiciones de indigencia, el 63.5% tenía una vivienda inadecuada y el 23% de los menores tenía una mala alimentación. toda la población desplazada actual y potencial, así como a todas las agencias estatales comprometidas, directa o indirectamente, con la garantía de sus derechos. Una vez declarado el estado de cosas inconstitucional, la Corte ha venido adoptando una serie de medidas encaminadas a evitar la repetición de estos hechos. Por ende, sus decisiones no se extienden únicamente a los demandantes en los procesos judiciales respectivos, sino a Para muchos, las medidas de no repetición proferidas por la Corte, han tenido un impacto significativo en distintos niveles: un efecto creativo, en el que se reconoce al desplazamiento forzado como un verdadero problema de violación de derechos y no simplemente como un efecto Por otro lado, en cuanto al ámbito temporal de los fallos, la Corte ha mantenido su jurisdicción sobre la problemática desde el año 2004 hasta la fecha, bajo el entendido que su competencia se extinguirá únicamente cuando se verifique la ejecución integral de las órdenes impartidas en el marco del respectivo proceso judicial. colateral de la violencia en el país; el desbloqueo institucional, en el que se logra activar nuevamente la actividad gubernamental; un efecto coordinador en el que se logra articular la actividad de las instituciones públicas y privadas ligadas a la problemática; un efectivo deliberativo en el que la formulación y ejecución de las políticas son el resultado de procesos participativos; un impacto en el contenido de las políticas públicas mismas, y finalmente; una incidencia significativa en el goce efectivo de los derechos, y en particular de los derechos a la salud, la educación, la alimentación, la vivienda, la generación y percepción de ingresos, identidad personal y la subsistencia. Aunque hoy en día las situación crítica persiste, ha sido evidente la transformación, impulsada por las medidas de no repetición ordenadas por la Corte Constitucional. A pesar de lo anterior, la intervención judicial en el sistema de garantías de no repetición no se encuentra libre de dificultades. De un lado, debe tenerse en cuenta que la “injerencia” del juez en esta materia es tan solo circunstancialmente necesaria. Cuando aún no se había reconocido el derecho a la verdad, la justicia y la reparación integral de las víctimas de las violaciones de derechos humanos, fueron las comisiones de la verdad y los jueces, particularmente la justicia trasnacional, las que lideraron este proceso de reconocimiento. Sin embargo, cuando las circunstancias históricas se han modificado y es indudable la necesidad de implementar sistemas de garantías de no repetición El Quiénes B25 para hacer cesar la violación sistemática de derechos humanos, parece razonable que la iniciativa provenga del propio legislador y de las instancias gubernamentales internas, en lugar de esperar a que la “activación” provenga de órdenes judiciales. En este mismo sentido, se sostiene la carencia de herramientas técnicas de los jueces en materias altamente complejas, cuyo manejo debería estar en manos del Ejecutivo: el diseño e implementación de políticas públicas en temáticas tan especializadas como las garantías de no repetición, requiere de conocimientos, destrezas y habilidades técnicas de las que carecen los jueces y tribunales, por lo que su mediación termina siendo más nociva que benéfica en la prevención de nuevas vulneraciones de derechos: la definición por vía judicial de medidas de no repetición puede carecer de la tecnicidad y el rigor requerido. Por ejemplo, que se ordene la difusión de un programa educativo en un municipio y no en todos los demás de ese mismo departamento o provincia; la inclusión de cierto instrumento internacional en los manuales de capacitación a jueces y no la de otros tantos; el pago de una indemnización pasando por alto los derechos e intereses de todas las otras víctimas cuyos casos no fueron judicializados; o una reforma institucional sin tener en cuenta la reforma integral a la administración pública, son decisiones que implican un “desajuste” permanente y que en últimas no logran el objetivo perseguido. Finalmente, se afirma que la intervención judicial tiene únicamente una eficacia simbólica, más no un impacto real en el goce efectivo de los derechos. Los jueces pueden resolver casos individuales de manera muy “vistosa”, ordenando el pago de cuantiosas indemnizaciones, la construcción de monumentos en honor a las víctimas o la creación de una cátedra en colegios y universidades. No obstante, pocas veces estas decisiones logran transformar y tener un impacto material en la realidad. Vale la pena entonces preguntarse: ¿Acaso todas las víctimas de una dictadura o de un conflicto armado han sido reparadas en su integridad? ¿Los cursos sobre derechos humanos que se imparten a las Fuerzas Armadas han logrado transformar sus patrones culturales y sus prácticas cotidianas? ¿La reconstrucción y difusión de la verdad ha tenido el efecto preventivo a partir del cual se justifica? Pocas veces la respuesta parece positiva. Estas observaciones, sin embargo, no descartan per se la intervención judicial en la fase de ordenación de las medidas, sino la forma en que se interviene. La verdadera dificultad reside en lograr un equilibrio entre la precisión y concreción de las órdenes dirigidas a las instancias encargadas de implementar las medidas de no repetición, y la flexibilidad de las mismas, para permitirle un margen de maniobra a dichas instancias. Cuando el juez no solo ordena la ejecución de medidas sino que también define de manera meticulosa y detallada la forma en que debe hacerse, dificulta y obstaculiza la implementación. Por el contrario, cuando se limita a señalar derroteros excesivamente amplios que no definen rutas de acción, se pierde toda efectividad e impacto en el sistema de garantías de no repetición. 2.5. La Fuerza Pública y las garantías de no repetición Otro actor importante en cuanto a la aplicación de las garantías de no repetición es la Fuerza Pública, compuesta por el Ejército y las fuerzas de Policía. Dentro de sus funciones es posible resaltar la defensa de la nación, así como el mantenimiento del orden público dentro del territorio nacional. Debido a la especificidad de sus funciones, el régimen penal y disciplinario de las Fuerzas Armadas se diferencia en algunos aspectos del resto de la población, no obstante, siempre debe mantenerse bajo el imperio del poder civil y sus instituciones. B26 El Quiénes El rol que juegan las Fuerzas Armadas es importante en dos sentidos: 1. Como garantes de la seguridad en los territorios, y, 2. como instituciones que deben respetar los derechos humanos de todos los ciudadanos del territorio nacional, en cualquier circunstancia. A pesar de sus funciones de protección y respeto por los derechos de las personas, las Fuerzas Militares han tenido responsabilidad en la comisión de violaciones a los derechos humanos, principalmente por omisión, pero también por colaboración con los grupos armados ilegales. Para ilustrar en detalle este accionar, se acude al caso de Mapiripán, el cual fue llevado a la Corte IDH. Este órgano del Sistema Interamericano dictó sentencia en contra del Estado colombiano en septiembre del año 2005 por la participación de las Fuerzas Armadas como colaboradores de los miembros de las AUC, que cometieron las violaciones. Caso Mapiripán Entre los días 15 y 20 de julio de 1997, en el municipio de Mapiripán (Meta) fue perpetuado uno de los peores crímenes de la historia reciente del país. Durante más de cuatro días, miembros de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), torturaron y asesinaron a 49 habitantes del municipio, bajo la acusación de ser miembros del grupo subversivo de las FARC, el cual tenía una fuerte influencia y en la zona. Además de la participación activa de los miembros de las AUC, hubo dos factores determinantes en la ocurrencia de estos hechos. En particular, la Corte decretó como medidas de satisfacción y garantías de no repetición lo siguiente: En primer lugar, los perpetradores de esta masacre contaron con la complicidad de miembros de las Fuerzas Armadas operantes en zonas aledañas, quienes no solo prestaron apoyo, sino que fueron renuentes a brindar auxilio de forma oportuna a los habitantes del municipio. 5) Brindar garantías de seguridad para los ex habitantes del municipio de Mapiripán que decidan regresar. Mapiripán - Meta 1) Investigar los hechos del caso, identificar, juzgar y sancionar a los responsables 2) Identificar las víctimas de la masacre de Mapiripán y sus familiares. 3) Crear mecanismo oficial de seguimiento del cumplimiento de las reparaciones ordenadas. 4) Ofrecer tratamiento adecuado a los familiares de las víctimas. CASANARE CUNDINAMARCA Villavicencio META Mapiripán 6) Impartir educación en derechos humanos. GUAVIARE CAQUETÁ El caso fue llevado a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y posteriormente a la Corte, la cual falló en contra del Estado colombiano y ordenó diversas medidas de reparación para las víctimas. El Quiénes B27 16. Documental “Falsos Positivos”. En www.contravia.tv, 8 de mayo de 2011. 17. Fundación Social. El mosaico de la memoria: experiencias locales no oficiales o parciales de búsqueda de la verdad histórica. Bogotá: Editora géminis, 2007. p. 149-161. 18. CIDH, Segundo Informe sobre la situación de los derechos humanos en Colombia OEA/Ser.L/V/II.84 Doc. 39 rev. 14 octubre 1993, Capítulo VII, disponible en: http://www.cidh.org/countryrep/ Colombia93sp/cap.7.htm. Motivados por hechos como la masacre de Mapiripán, las desapariciones forzadas de los jóvenes de Soacha16 o el controversial caso del genocidio del partido político Unión Patriótica (que se explica a continuación), dentro del proceso de consultas celebrado con las víctimas para la formulación de la Ley 1448, una de las necesidades expresadas por esta población fue la depuración de la Fuerza Pública, con el fin de separar de su cargo a aquellos miembros que participaron en la comisión de violaciones a los derechos humanos. Exterminio de la Unión Patriótica (UP): La Unión Patriótica surgió como una fuerza política después de los acuerdos de paz de “La Uribe” en 1984 entre el Gobierno del Presidente Belisario Betancur y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Dentro de lo estipulado se estableció que una vez cesados los enfrentamientos armados, se abriría un período de prueba de un año para que sus integrantes pudieran “organizarse política, económica y socialmente, según su libre decisión”17. En 1986 la Unión Patriótica participó por primera vez en unas elecciones y logró la votación más alta de la historia de un partido distinto al conservador y liberal. Sin embargo, este triunfo dio inicio a un hostigamiento y persecución que se vería reflejada en asesinatos, desapariciones forzadas, amenazas y atentados. También se conoció que existían varios planes de exterminio, como el llamado Baile Rojo. Como respuesta a la impunidad frente a todos estos crímenes la Corporación Reiniciar y la Comisión Colombiana de Juristas llevaron en el año 1993 el caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. En su petición anexaron una lista conformada por 1163 miembros asesinados entre 1985 y 1993, 123 desaparecidos, B28 El Quiénes 43 sobrevivientes a intentos de asesinato y 225 amenazados. Los peticionarios alegaron que se trataba de un genocidio para eliminar al partido como fuerza política. Acusaron al Estado colombiano como responsable directo de dichas violaciones, a través de sus agentes, y lo culparon de negligencia en lo que respecta a la protección de los derechos humanos de los miembros de la UP. Para la Corte IDH, “[d]e acuerdo con diversos organismos de derechos humanos, la autoría de tales hechos [ocurridos ente 1986 y 1989] correspondería tanto a los agentes estatales (Fuerzas Militares, de Policía y Departamento Administrativo de Seguridad) como a los grupos paramilitares a quienes correspondería la mayor cuota de responsabilidad en la violencia contra la UP, el 73.84%, o sea 544 casos”18. A pesar de esta clara acusación contra el Estado colombiano, la persecución contra este partido político no cesó y en el año 2002 terminó por desaparecer. Según la Corporación Reiniciar, para el año 2004 se registraban cerca 6000 víctimas de la Unión Patriótica. Para evitar la recurrencia de violaciones a los derechos humanos por parte de la Fuerza Pública se han diseñado estrategias tanto en instrumentos internacionales como en la legislación nacional. Dentro de las principales, cabe destacar aquellas encaminadas a garantizar un control efectivo de la misma por parte del poder civil, así como aquellas dirigidas a fortalecer procesos de capacitación en materia de respeto a los derechos humanos. Como ejemplo, a continuación se expone el caso mexicano, país en el cual se derogó el fuero militar para la investigación y sanción de actos ilícitos contra civiles. 19. Caso Radilla Pacheco Vs. México. Sentencia de 23 de Noviembre de 2009. Serie C No. 209, párr. 339, 342 y 344. 20. Corte IDH. Caso Fernández Ortega y otros vs. México. Sentencia de 30 de agosto de 2010. Serie C No. 215, párr. 239 y 240. 21. Corte IDH. Caso Rosendo Cantú y otra vs. México. Sentencia de 31 de agosto de 2010. Serie C No. 216, párr. 220, 221 y 222; Corte IDH. Caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México. Sentencia de 26 de noviembre de 2010. Serie C No. 220, párr. 233, 234 y 235. México En varias ocasiones la Corte IDH ha encontrado responsable al Estado mexicano por vulnerar los derechos humanos de sus habitantes, por acciones u omisiones imputables a miembros de las Fuerzas Militares. Así, en el Caso Radilla Pacheco19 del 2009 la Corte IDH ordenó, como garantía de no repetición, modificar los artículos 57 del Código de Justicia Militar (sobre el fuero militar) y 215 A del Código Penal Federal (sobre el delito de abuso de autoridad por parte de los servidores públicos), para hacerlos compatibles con la Convención Americana. A su vez, en el Caso Fernández Ortega y otros, la Corte declaró que la señora Fernández Ortega fue víctima de violación sexual y tortura y que México empleó el fuero militar para investigar y juzgar a los responsables. En consecuencia, ordenó la inaplicación del Código Militar, para que en su lugar se utilizara la ley ordinaria. Además, conminó al Estado a efectuar las reformas legales necesarias para que las personas afectadas por la intervención del fuero militar, cuenten con un recurso efectivo para impugnar su competencia20. Estas medidas fueron incluidas también en los casos Rosendo Cantú y Cabrera García y Montiel Flores vs. México, en los cuales la Corte ordenó adecuar las interpretaciones constitucionales y legislativas en materia de jurisdicción militar, modificar el artículo 57 del Código de Justicia Militar y proporcionar un recurso efectivo para impugnar la competencia militar21. Finalmente, después de cuatro condenas consecutivas de la Corte IDH, el 20 de agosto de 2012 la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) emitió la declaración de inconstitucionalidad del artículo 57, fracción II, inciso a) del Código de Justicia Militar ordena juzgar mediante el fuero castrense a los soldados que cometan actos ilícitos contra civiles. El 13 de septiembre del mismo año, el Pleno de la SCJN anunció que después de analizar 13 casos relacionados con el fuero militar, ratificó lo expuesto en el fallo del 20 de agosto y evidenció la necesidad de difundir y hacer cumplir la jurisprudencia consolidada, así como la urgencia de que el Poder legislativo aborde el tema de manera profunda y reforme el Código Militar vigente, expedido desde 1933. México ESTADOS UNIDOS MÉXICO Golfo de México México GUATEMALA Océano Pacífico El Quiénes B29 2.6. El rol de los órganos de control en las garantías de no repetición Las procuradurías y defensorías de derechos humanos (en Colombia, Ministerio Público) deben velar por la protección y promoción de los derechos humanos. Entre sus funciones usualmente se encuentra: vigilar el cumplimiento de la Constitución, las leyes, las decisiones judiciales y los actos administrativos; velar por el ejercicio diligente y eficiente de las funciones administrativas; vigilar la conducta oficial de quienes desempeñen funciones públicas; y, ejercer el poder disciplinario, adelantar las investigaciones correspondientes e imponer las respectivas sanciones conforme a la ley. Es fundamental que los diferentes organismos de control jueguen un papel activo en la destitución y sanción de los funcionarios involucrados en la comisión de violaciones a los derechos de las víctimas. Ejemplo de lo anterior es la inclusión en la Ley de Víctimas de la declaratoria de insubsistencia o terminación de contrato de los funcionarios condenados por violaciones a los derechos de las víctimas del conflicto armado, como garantía de no repetición. De igual modo, en otro tipo de garantías como el desmantelamiento de las estructuras económicas y políticas que subyacen a los grupos al margen de la ley, los órganos de control jugarían un papel fundamental al investigar aquellos funcionarios que auspiciaron su configuración al interior del Estado. Además, el artículo 201 de la Ley de Víctimas establece que el Procurador General de la Republica, el Defensor del Pueblo y el Contralor General de la Nación serán los encargados de conformar la Comisión de Seguimiento y Monitoreo al proceso de diseño, implementación, ejecución y cumplimiento de las medidas contenidas en la misma. Con tal fin, deberán reunirse por lo menos una vez cada seis meses y rendir un informe al Congreso de la República, dentro del mes siguiente al inicio de cada legislatura. Por último, dentro de las principales funciones del Ministerio Público están la promoción y la protección de los derechos humanos de la población en general. Por lo tanto, deberá participar en el diseño, ejecución y liderazgo de diversos programas considerados garantías de no repetición por la Ley de Víctimas. Como ejemplo se puede mencionar algunas acciones de prevención y protección de derechos humanos, el diseño de pedagogías en la materia y el juzgamiento a responsables de las violaciones de los mismos. El caso argentino permite analizar el papel del Ministerio Público más allá del ámbito nacional, defendiendo los derechos de las víctimas ante la Corte IDH en contra del Estado. B30 El Quiénes El Ministerio Público en Argentina El Ministerio Público de la Defensa de Argentina es un órgano independiente de los poderes del Estado, liderado por el Defensor General de la Nación. Se encarga de asegurar la efectiva asistencia y defensa judicial de los derechos de las personas y pertenece a la Asociación Interamericana de Defensorías Públicas que acordó con la Corte IDH proveer asistencia legal a las víctimas que carezcan de la misma. El caso Furlan y familiares vs. Argentina fue el primer caso representado por defensores públicos interamericanos, en concreto, por los Defensores Públicos de Argentina y Uruguay. La Corte encontró responsable al Estado de Argentina por las violaciones alegadas y le ordenó implementar las garantías de no repetición solicitadas por los representantes de las víctimas, entre las que se encuentran: acceso a la información en salud y seguridad social, reformas legales al procedimiento civil y a la ejecución de sentencias en casos que involucren a menores de edad y personas con discapacidad, y capacitación a funcionarios públicos. Argentina PARAGUAY BRASIL CHILE ARGENTINA Océano Pacífico URUGUAY Buenos Aires Océano Atlántico El Quiénes B31 Perú: convenio de cooperación institucional entre la Defensoría del Pueblo y la Comisión de la Verdad y Reconciliación22 Perú La Defensoría del Pueblo fue considerada como una institución vital para brindarle mayor impacto y alcance a la Comisión de la Verdad y Reconciliación. En consecuencia, las dos instituciones realizaron un convenio para el logro de los siguientes fines: COLOMBIA ECUADOR BRASIL PERÚ Lima BOLIVIA Océano Pacífico • Promover la consolidación del proceso de reconciliación nacional y el fortalecimiento del régimen democrático constitucional a partir del proceso de esclarecimiento de la verdad, el imperio de la justicia y la reparación a las víctimas. • Promover la vigencia de los derechos humanos en la sociedad peruana, poniendo especial énfasis en la restitución de los derechos vulnerados como consecuencia de la violencia. • Contribuir a la elaboración de propuestas de reformas legales, institucionales y educativas con carácter preventivo; así como propuestas de reparación a las víctimas de la violencia. • Promover y difundir los alcances de la labor desarrollada por la Comisión de la Verdad y Reconciliación en el país. 22. Convenio de Cooperación Institucional entre la Defensoría del Pueblo y la Comisión de la Verdad y Reconciliación. [En línea] http://www. cverdad.org.pe/lacomision/cnormas/ convenio13.php [consultado el 15 noviembre de 2012]. B32 El Quiénes Además se establecieron ocho áreas de cooperación, para trabajar y fortalecer conjuntamente en la apropiada difusión de la verdad, alcanzar la reconciliación, la reparación a las víctimas y la implementación de las recomendaciones formuladas por la Comisión. Estas áreas fueron las siguientes: 1) Desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales. La Defensoría del Pueblo debió entregar a la Comisión la sistematización de las denuncias por desaparición forzada de personas presentadas ante el Ministerio Público desde 1980 hasta 1996. 2) Fosas con restos humanos. La Defensoría del Pueblo tuvo la función de realizar una propuesta de pautas de procedimientos de intervención en investigaciones de graves violaciones de derechos humanos relacionadas con el hallazgo de fosas con restos humanos. Además, debió elaborar un registro con la ubicación de estas fosas. 3) Víctimas del terrorismo. La Defensoría estuvo encargada de presentar un diagnóstico preliminar sobre el tratamiento del Estado para resarcir a las víctimas generadas por la acción de los grupos terroristas. 4) Difusión de las funciones de la Comisión y de sus resultados. 5) Investigación en temas de derechos humanos. 6) Apoyo territorial. 7) Publicaciones de informes, documentos y otros materiales elaborados por ambas instituciones con relación a los objetivos generales. 8) Seguimiento de recomendaciones. La Defensoría del Pueblo fue la institución prevista para diseñar mecanismos de seguimiento a las recomendaciones emitidas por la Comisión de la Verdad y Reconciliación. 3. Las comisiones de la verdad y las garantías de no repetición Las comisiones de la verdad han sido actores determinantes dentro del sistema de garantías de no repetición. En sus informes finales, usualmente recomiendan medidas encaminadas a evitar la prolongación de la violación del derecho internacional de los derechos humanos en un contexto específico. Así ha ocurrido en países como Argentina, Sudáfrica, Chile, El Salvador, Brasil, Sri Lanka, Paraguay, Bolivia y Perú. COMISIONES DE LA VERDAD EN EL MUNDO País Comisión Año de creación Alemania Comisión de Investigación en el Bundestag alemán para Tratamiento del Pasado y Consecuencias de la Dictadura del SED (EnqueteKommission ‘Aufarbeitung von Geschichte und Folgen des SED-Diktatur in Deutschaland). 1983 Argentina Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas. 1983 Bolivia Comisión Nacional de Investigación de Desaparecidos Forzados. 1982 Chad Comisión de Investigaciones de los Crímenes y Malversaciones Cometidos por el ex Presidente Habré, sus Coautores y/o cómplices. 1991 Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación. 1990 Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura. 2003 Comisión Presidencial para el Esclarecimiento de Muertes Acaecidas en Circunstancias Sospechosas. 2000 Comisión “Verdad y Justicia”. 1996 Comisión de la Verdad. 2007 El Salvador Comisión de la Verdad. 1992 Ghana Comisión para la Reconciliación Nacional. 2002 Granada Comisión de la Verdad y la Reconciliación. 2001 Guatemala Comisión para el Esclarecimiento Histórico de las Violaciones a los Derechos Humanos y los Hechos de Violencia que han causado Sufrimientos a la Población Guatemalteca. 1997 Haití Comisión Nacional de la Verdad y la Justicia. 1995 Indonesia Comisión de la Verdad y la Reconciliación. 2004 Marruecos Comisión de Equidad y Reconciliación. 2004 Nepal Comisión de Investigación para Localizar a Personas Desaparecidas durante el Período Panchayat. 1990 Nigeria Comisión para la Investigación de las Violaciones de Derechos Humanos. 1999 Panamá Comisión de la Verdad. 2001 Chile Corea del Sur Ecuador El Quiénes B33 Paraguay Comisión de la Verdad y la Justicia. 2003 Perú Comisión de la Verdad y Reconciliación. 2000 República Democrática del Congo Comisión de la Verdad y la Reconciliación. 2003 República Federativa de Yugoslavia Comisión de la Verdad y la Reconciliación. 2001 Sierra Leona Comisión de la Verdad y Reconciliación. 2002 Sri Lanka Comisión Presidencial de Investigación sobre el Traslado o la Desaparición Involuntaria de Personas. 1994 Sudáfrica Comisión de la Verdad y la Reconciliación. 1995 Timor Oriental Comisión para la Acogida, la Verdad y la Reconciliación. 2002 Comisión de Investigación sobre la Desaparición de Personas en Uganda. 1974 Comisión de Investigación sobre las Violaciones de los Derechos Humanos. 1986 Comisión Investigadora sobre la Situación de Personas Desaparecidas y hechos que la motivaron. 1985 Comisión para la Paz. 2000 Uganda Uruguay EUROPA • Alemania • República Federativa de Yugoslavia AMÉRICA • Argentina • Bolivia • Chile • Ecuador • El Salvador • Granada • Guatemala • Haití • Panamá • Paraguay • Perú • Uruguay B34 El Quiénes AFRICA ASIA • Chad • Ghana • Marruecos • Nigeria • República Democrática del Congo • Sierra Leona • Sudáfrica • Uganda • Cora del Sur • Indonesia • Nepal • Sri Lanka • Timor Oriental Por tratarse de órganos sin funciones jurisdiccionales, la importancia y el impacto de las comisiones de la verdad no ha sido notable. Sin embargo, en cualquier caso, sus resultados siempre dependen de múltiples variables. Lo primero que debe tenerse en cuenta es que estos organismos formulan recomendaciones que por su propia naturaleza carecen de fuerza vinculante, salvo que ostenten funciones judiciales o cuasi-judiciales, como en Sudáfrica. Por ende, las comisiones enfrentan una desventaja frente a otras posibilidades institucionales, como los órganos jurisdiccionales nacionales y transnacionales (p. ej., Corte IDH), donde el descubrimiento de la verdad puede conducir a la sanción de los responsables. Lo anterior no implica que la utilidad de las comisiones de la verdad en relación con las garantías de no repetición sea siempre limitada. La experiencia comparada muestra resultados heterogéneos. Entre otras cosas, porque dependen en buena parte del diseño institucional y, particularmente, del alcance dado en su acto de creación, en cuanto a su finalidad, facultades y competencias. Es necesario tener en cuenta además que en contextos de violaciones masivas y sistemáticas a los derechos humanos, la investigación de cada uno de los crímenes resulta ser una tarea descomunal para el aparato judicial. En consecuencia, las comisiones de la verdad toman en cuenta otras fuentes de información, tales como la social y la histórica, y sus análisis se desarrollan contextualmente, según los espacios y tiempos en donde se produjeron las violaciones. Así, la finalidad atribuida en el acto de creación de la comisión determina en buena medida el contenido y el alcance de las medidas de no repetición. Si el esclarecimiento y difusión de los hechos constituye el único objetivo de la comisión, no producirá recomendaciones para evitar una nueva vulneración generalizada y sistemática de derechos humanos, o en el mejor de los casos pasarán a un segundo plano (salvo en el sentido de que el conocimiento y divulgación masiva de la verdad cumpla con una función preventiva). En igual sentido, si de las investigaciones realizadas por la comisión de la verdad pueden iniciarse procesos judiciales contra los presuntos responsables, se introduce un elemento fundamental para las víctimas, cual es lograr la justicia. Pero, si el objetivo se extiende también a la reparación de las víctimas, probablemente este componente juegue un papel más determinante, como quiera que las medidas de no repetición satisfacen de manera indirecta sus intereses. El Quiénes B35 23. Las comisiones históricas “no nacen necesariamente a partir de un proceso de transición, buscan clarificar verdades de sucesos puntuales acaecidos mucho tiempo atrás con el fin de esclarecer una verdad histórica. Su autoridad es más limitada que la de las comisiones de la verdad. Como referencia, se puede indicar el caso de The Canadian Royal Commission on Aboriginal People (Comisión Real Canadiense para Pueblos Aborígenes) que fue constituida en 1991, con el ánimo de que investigara y produjera una reflexión acerca de los problemas históricos de la relación entre pueblos aborígenes, el gobierno canadiense y la sociedad en general”. Fundación Social, “Guía sobre reconciliación: Claves para la construcción de un horizonte en Colombia”, Bogotá, 2006, p. D11. 24. Centro de Memoria. En: www.centrodememoriahistorica.gov.co, [consultado el 13 de enero de 2013]. B36 El Quiénes No obstante, en los procesos de paz llevados a cabo en Colombia no se han creado comisiones oficiales de la verdad para investigar las violaciones a los derechos humanos como instrumento de transición, aunque sí se ha optado por ejercicios de búsqueda de la verdad, como la Comisión de Memoria Histórica23 sobre los hechos del Palacio de Justicia y el Grupo de Memoria de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación. Así mismo, el artículo 146 de la Ley 1448 de 2011 ordena la creación del Centro de Memoria Histórica, adscrito al Departamento Administrativo de la Presidencia de la República, el cual tiene entre sus funciones la obligación de reunir y recuperar todo el material documental disponible sobre los crímenes cobijados por la Ley. Esta información recopilada será puesta a disposición de los interesados, mediante actividades pedagógicas24. Si bien las recomendaciones proferidas por estas comisiones carecen de fuerza jurídica vinculante, son cada vez más las legislaciones y los espacios políticos donde se toman en cuenta. Perú: Comisión de la Verdad y Reconciliación25 La Comisión de la Verdad nació mediante el Decreto Supremo No. 65-2001- PCM del 4 de junio de 2001. Posteriormente, por medio del Decreto Supremo No. 101-2001 se modificó su nombre a Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) estableciendo como uno de los principales objetivos la reconciliación nacional. La Comisión de la Verdad y Reconciliación buscaba esclarecer el proceso, los hechos y responsabilidades de la violencia terrorista y de la violación a los derechos humanos producidos desde mayo de 1980 hasta noviembre de 2000, imputables tanto a las organizaciones ilegales como a los agentes del Estado. Además, la CVR debía proponer iniciativas para afirmar la paz y la concordia entre los peruanos, consolidar el imperio de la ley y fortalecer el régimen democrático. En concreto, los objetivos de la CVR fueron los siguientes: 1). Analizar las condiciones políticas, sociales y culturales, que contribuyeron a la trágica situación de violencia; 2). Contribuir al esclarecimiento judicial de los crímenes y violaciones de los derechos humanos imputables a las organizaciones terroristas o agentes del Estado (además, cuando corresponda, colaborar en la identificación del paradero y la situación de las víctimas y los presuntos responsables); 3). Elaborar propuestas de reparación y dignificación de las víctimas y de sus familiares; 4). Recomendar reformas institucionales, legales, educativas y otras, como medidas de prevención; y, 5). Establecer mecanismos de seguimiento de sus recomendaciones. Perú También se estableció que la CVR enfocaría su trabajo sobre los siguientes hechos: asesinatos y secuestros; desapariciones forzadas; torturas y otras lesiones graves; violaciones a los derechos colectivos de las comunidades andinas y nativas del país y finalmente, otros crímenes y graves violaciones contra los derechos de las personas. En un principio se previó que la Comisión trabajaría por 18 meses. Sin embargo, sus funciones se extendieron por un lapso de dos años y el informe final estuvo listo hasta el año 2003. Dicho informe basó sus conclusiones en los datos recolectados mediante audiencias públicas y aproximadamente 17.000 testimonios. Además, la CVR realizó análisis históricos, socio-políticos y jurídicos, así como estudios psicosociales para el manejo de las víctimas y sus familiares, y para la formulación de un plan de reparaciones. En general, se abarcaron cuatro grandes temáticas: i) El proceso, los hechos, las víctimas; ii) Los factores que hicieron posible la violencia; iii) Las secuelas de la violencia; iv) Recomendaciones. COLOMBIA ECUADOR BRASIL PERÚ Lima BOLIVIA Océano Pacífico Dentro de estas últimas, se establecieron cuatro ejes: reformas institucionales, reparaciones integrales a las víctimas, plan nacional de sitios de entierros y mecanismos de seguimiento de sus recomendaciones. 25. Fundación Social, Alcaldía de Medellín, International Center for Transitional Justice. El mosaico de la memoria: Experiencias locales, no oficiales o parciales de búsqueda de la verdad histórica. Bogotá: Fundación Social, 2007. pp. 256 a 271. El Quiénes B37 B38 El Quiénes 4. La sociedad civil y las garantías de no repetición En aquellos contextos donde el conflicto interno o las represiones gubernamentales han minado la confianza en las instituciones judiciales o administrativas, la sociedad civil se convierte en un actor fundamental para brindar apoyo en los procesos de reconstrucción del tejido social y la persecución de los autores de violaciones a los derechos humanos. Esta sección presenta los actores de la sociedad civil con un rol específico en las garantías de no repetición. Como beneficiarios se destacan las víctimas y su papel participativo en la formulación y evaluación de políticas públicas en la materia. También se destaca la labor de las organizaciones defensoras de los derechos humanos como promotoras de los derechos de las víctimas; los medios de comunicación y su influencia en la discusión y visibilización de las garantías; y, finalmente, los victimarios que participan en procesos de desarme, desmovilización y reintegración. 4.1. Las víctimas en la configuración de las garantías de no repetición Los principales beneficiarios de las garantías de no repetición son las personas directamente afectadas por las violaciones a los derechos humanos. Frente a las mismas, el Estado tiene la obligación de evitar a toda costa su nueva victimización y garantizar que los delitos cometidos no se repitan ni afecten a más personas26. 26. Sobre esto ver BERISTAIN, Carlos Martín. Diálogos sobre reparación. Qué reparar en los casos de violaciones de derechos humanos. Quito: Ministerio de Justicia y Derechos Humanos,2009. p. 89. donde establece: “Para muchas víctimas, la repetición de los hechos, el conocimiento de nuevas violaciones similares a las sufridas, o llevadas a cabo por los mismos perpetradores, es un factor de nueva victimización, ya que las lleva de nuevo al escenario de sus recuerdos traumáticos y a la sensación de injusticia o inseguridad. Esto tiene que ver con la capacidad de muchas víctimas, especialmente madres de identificarse con otras que están padeciendo las mismas violaciones. Esta capacidad de empatía es una energía positiva para el apoyo mutuo, pero también para la exigencia de garantías de no repetición”. 27. Quienes a pesar de haber sufrido violaciones a sus derechos, no se encuentran incluidos dentro del grupo poblacional definido por la ley, como aquel previsto en el artículo 3° de la Ley 1448 de 2011. Con todo, el concepto de víctimas no es limitado. Teniendo en cuenta la doble dimensión de las garantías de no repetición (preventiva y reparadora), algunos programas podrían beneficiar a quienes no han sido considerados víctimas de manera oficial27 y, de este modo, gozar de mayor legitimidad por su componente participativo. El Quiénes B39 Evolución del concepto de víctima en la normatividad nacional: En el ámbito nacional, las víctimas han sido definidas a través de diferentes fuentes normativas: Ley 418 de 1997 (Artículo 15) y sus prórrogas: Esta Ley entiende por víctima de la violencia política, aquellas personas de la población civil que sufran perjuicios en su vida o grave deterioro en su integridad personal o en sus bienes, por razón de atentados terroristas, combates, secuestros, ataques y masacres en el marco del conflicto armado interno. Son víctimas los desplazados en los términos de la Ley 387 de 1997. Así mismo, se entiende por víctima de la violencia política toda persona menor de edad que haga parte de las hostilidades. Ley 1448 de 2011 (Artículo 3°): La Ley de Víctimas y Restitución de Tierras define a las víctimas, como aquellas personas que individual o colectivamente hayan sufrido un daño por hechos ocurridos a partir del 1º de enero de 1985, como consecuencia de infracciones al DIH o de violaciones graves y manifiestas a las normas Internacionales de Derechos Humanos, ocurridas con ocasión del conflicto armado interno. También son víctimas el cónyuge, compañero o compañera permanente, parejas del mismo sexo y familiar en primer grado de consanguinidad, primero civil de la víctima directa, cuando a ésta se le hubiere dado muerte o estuviere desaparecida. A falta de éstas, lo serán los que se encuentren en el segundo grado de consanguinidad ascendente. De la misma forma, se consideran víctimas las personas que hayan sufrido un daño al intervenir para asistir a la víctima en peligro o para prevenir la victimización. B40 El Quiénes La condición de víctima se adquiere con independencia de que se individualice, aprehenda, procese o condene al autor de la conducta punible y de la relación familiar que pueda existir entre el autor y la víctima. Parágrafo 1°. Cuando los miembros de la Fuerza Pública sean víctimas en los términos del presente artículo, su reparación económica corresponderá por todo concepto a la que tengan derecho de acuerdo al régimen especial que les sea aplicable. De la misma forma, tendrán derecho a las medidas de satisfacción y garantías de no repetición señaladas en la presente ley. Parágrafo 2°. Los miembros de los grupos armados organizados al margen de la ley no serán considerados víctimas, salvo en los casos en los que los niños, niñas o adolescentes hubieren sido desvinculados del grupo armado organizado al margen de la ley siendo menores de edad. Para los efectos de la presente ley, el o la cónyuge, compañero o compañera permanente, o los parientes de los miembros de grupos armados organizados al margen de la ley serán considerados como víctimas directas por el daño sufrido en sus derechos en los términos del presente artículo, pero no como víctimas indirectas por el daño sufrido por los miembros de dichos grupos. Parágrafo 3°. Para los efectos de la definición contenida en el presente artículo, no serán considerados como víctimas quienes hayan sufrido un daño en sus derechos como consecuencia de actos de delincuencia común. Parágrafo 4º. Las personas que hayan sido víctimas por hechos ocurridos antes del primero de enero de 1985 tienen derecho a la verdad, medidas de reparación simbólica y a las garantías de no repetición previstas en la presente ley, como parte del conglomerado social y sin necesidad de que sean individualizadas. A pesar de que la Ley 1448 de 2011 construye un concepto bastante amplio de víctima, fue cuestionadaprincipalmente por la limitación temporal que excluye del derecho a la restitución de tierras a las personas victimizadas antes de 1985. Con todo, la Ley previó que dichas víctimas podrán acceder, en todo caso, a las medidas de satisfacción y las garantías de no repetición que se implementarán, al igual que los miembros de la Fuerza Pública. También vale la pena resaltar el reconocimiento como víctimas de los niños, niñas y adolescentes combatientes desvinculados antes de cumplir la mayoría de edad. Si bien con la tipificación del delito de reclutamiento forzado de menores en la Ley 1106 de 200628 se había avanzado en este sentido, su afirmación en la Ley de Víctimas otorgó directrices claras en materia de atención y reparación integral al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), entidad encargada de garantizar los derechos de esta población. Ley 1592 de 2012, por medio de la cual se reforma la Ley de Justicia y Paz: Se entiende por víctima la persona que, individual o colectivamente, haya sufrido daños directos, tales como lesiones transitorias o permanentes que ocasionen algún tipo de discapacidad física, psíquica y/o sensorial (visual y/o auditiva), sufrimiento emocional, pérdida financiera o menoscabo de sus derechos fundamentales. Los daños deberán ser consecuencia de acciones que hayan transgredido la legislación penal, realizadas por miembros de grupos armados organizados al margen de la ley. También se tendrá por víctima al cónyuge, compañero o compañera permanente, y familiar en primer grado de consanguinidad, primero civil de la víctima directa, cuando a ésta se le hubiere dado muerte o estuviere desaparecida. La condición de víctima se adquiere con independencia de que se identifique, aprehenda, procese o condene al autor de la conducta punible y sin consideración a la relación familiar existente entre el autor y la víctima. Igualmente, se considerarán como víctimas a los miembros de la Fuerza Pública que hayan sufrido lesiones transitorias o permanentes que ocasionen algún tipo de discapacidad física, psíquica y/o sensorial (visual o auditiva), o menoscabo de sus derechos fundamentales, como consecuencia de las acciones de algún miembro de los grupos armados organizados al margen de la ley. Así mismo, se tendrán como víctimas al cónyuge, compañero o compañera permanente y familiares en primer grado de consanguinidad, de los miembros de la fuerza pública que hayan perdido la vida en desarrollo de actos del servicio, en relación con el mismo, o fuera de él, como consecuencia de los actos ejecutados por algún miembro de los grupos armados organizados al margen de la ley. de las leyes ha ampliado dicho concepto. Así por ejemplo, en la demanda presentada contra el inciso 2° del artículo 3° de la Ley 1448 de 2011, la mencionada Corte manifestó en la sentencia C-052 de 2012 que el concepto de víctima incluye a los familiares de los sujetos pasivos del delito que no tienen primer grado de consanguinidad, siempre y cuando “demuestren el daño real, concreto y específico sufrido con ocasión de las actividades delictivas de que trata la ley demandada”. También serán víctimas los demás familiares que hubieren sufrido un daño como consecuencia de cualquier otra conducta violatoria de la ley penal cometida por miembros de grupos armados organizados al margen de la Ley. No obstante los avances en la definición del concepto de víctima en la diferente normatividad, la Corte Constitucional al estudiar las demandas de inexequibilidad 4.1.1. Intereses de las víctimas y respuesta institucional No todas las personas afectadas por el conflicto interno armado comparten los mismos intereses y esperan ser reparadas de igual forma. Así, mientras algunas víctimas centran sus expectativas en la compensación económica, otras lo hacen en el conocimiento y difusión de la verdad o en la justicia y el combate a la impunidad. Incluso al interior de una misma familia pueden concurrir diversos criterios, y así, mientras algunos de sus integrantes esperan una indemnización de perjuicios, otras persiguen la realización de actos como el reconocimiento público de la responsabilidad del Estado, y otros solo se sienten satisfechos con medidas que modifiquen las condiciones sociales, institucionales o normativas que facilitaron o provocaron la violación de sus derechos. 28. Por medio de la cual se prorrogaron las leyes 418 de 1997, 548 de 1999 y 782 de 2002 -artículos 15 y 17-, y el Decreto 1290 de 2009 -artículo 5-. El Quiénes B41 29. KIZA, Ernesto y RETTBERG, Angelika (Compiladores). “Reparación en Colombia: ¿Qué quieren las víctimas? Retos, desafíos y alternativas para garantizar la integridad”. Primera edición. Bogotá: GTZ, ProFis, 2010. Al respecto, un sondeo con víctimas del conflicto armado en Colombia reveló la gran disparidad de criterios en materia de reparaciones29: mientras el 45.5% consideraba prioritario la satisfacción de las necesidades económicas, el 44% deseaba el conocimiento y la difusión de la verdad, el 37.8% la compensación monetaria por daños y pérdidas, el 36% la implementación de garantías de no repetición, el 32.2% la devolución de bienes, el 26% el juzgamiento de responsables, el 16.1% la recuperación física y sicológica, el 14.1% la liberación del ser querido, el 13.1% la devolución de los restos de la persona allegada, el 10.4% homenajes a la memoria de las víctimas y el 5.1% la solicitud de perdón. Por tal motivo, es preciso recoger esta diversidad de expectativas y criterios entre la población afectada. Ésta es la más interesada en la no repetición y debe cumplir un papel central tanto en la formulación, como en la implementación y la evaluación de las estrategias creadas con tal fin. Las víctimas poco a poco han venido ganando espacios de visualización y reconocimiento de sus derechos no solo a través de la normatividad desarrollada en la materia, sino en los diferentes medios de comunicación, los cuales de manera progresiva han venido ilustrando cada vez la situación por la que atraviesan las víctimas en Colombia y los procesos de exigibilidad de derechos que oferta el Estado. Las víctimas en Colombia: el personaje del año del 2007 En la edición 753 de la Revista Cambio (del 6 al 12 de diciembre de 2007) las víctimas fueron la portada del personaje del año. Dicha publicación reconoció el activismo, lucha y constancia de las víctimas de las FARC, las AUC y el ELN, los familiares de las víctimas del holocausto del Palacio de Justicia, e hizo mención especial a los miles de afectados por el delito de desplazamiento forzado. La revista también destacó el incremento en la visibilidad de la población afectada en la vida nacional y en los futuros procesos de reconciliación. En su opinión, “La mayor visibilidad que adquirieron las víctimas durante 2007 tendrá B42 El Quiénes efectos de largo alcance. […] Las víctimas son claves en un proceso de reconciliación. […] Está demostrado por diferentes experiencias en el mundo, que no hay reconciliación posible si no se tiene en cuenta a los afectados y a sus familiares, si la sociedad voltea la espalda a su dolor y al despojo de que fueron objeto. […] [P]or primera vez en muchos años, las víctimas han empezado a hacerse oír y han recibido mayor atención de algunas fundaciones, los medios de comunicación y la sociedad en general. Por eso para Cambio ellas son el personaje del año”. El Tribunal de Mujeres del Japón En el año 2000 se estableció el Tribunal Internacional de Mujeres sobre Crímenes de Guerra para el Enjuiciamiento de la Esclavitud Sexual, de la que fueron víctimas alrededor de 200.000 mujeres a manos del Ejército Imperial Japonés, entre 1932 y 1945. El 4 de diciembre de 2001 en La Haya, dicho tribunal no judicial declaró la responsabilidad del Estado japonés, formuló varias recomendaciones y brindó a las sobrevivientes la oportunidad de relatar sus experiencias en un entorno formal. Entre sus recomendaciones estuvo: reconocer y homenajear a las víctimas sobrevivientes mediante la creación de monumentos conmemorativos (un museo y una biblioteca dedicada a su memoria); considerar la posibilidad de establecer una Comisión de Verdad y Reconciliación en consulta con las víctimas, por medio de la cual se creara un registro histórico de los delitos de género cometidos durante la guerra, la transición y la ocupación; patrocinar iniciativas educativas tanto formales como informales, incluyendo el relato de los crímenes atroces en los libros de texto de todos los niveles y el apoyo a investigadores y escritores que aseguraran la transmisión de la verdad entre las generaciones futuras; y, revelar todos los documentos en poder del Estado referidos a los “centros de solaz” o “centros de confort” en los cuales se ejecutaron estos delitos sexuales30. Japón CHINA RUSIA Mar de Japón Tokyo JAPÓN Océano Pacífico 4.2. Organizaciones de Derechos Humanos Sin importar cuál sea su composición y naturaleza, las organizaciones sociales de promoción y defensa de los derechos humanos son actores claves en el proceso de formulación, implementación y evaluación de las garantías de no repetición. Por tratarse de actores especializados y en contacto directo con los principales afectados, su aporte en estos ámbitos puede ser determinante. Como es sabido, las organizaciones sociales agrupan colectividades, reflejan intereses comunes y poseen cierto grado de independencia frente a los actores estatales, por lo cual, están llamadas a cumplir una importante labor de amplificación de los intereses de las víctimas y de la sociedad en general. 30. International Organizing Committee for the Women’s International War Crimes Tribunal (04-12-2001). «The Hague Final Judgment» (en inglés) (PDF) págs. pg. 280 de 312. Violence Against Women in War-Network Japan. [En línea] www1.jca. apc.org/vaww-net-japan/english/ womenstribunal2000/Judgement.pdf, [consultado el 15 de octubre de 2012]. El Quiénes B43 Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH) 31 Es una coalición de organizaciones de la sociedad civil que trabajan en la defensa, promoción y educación de los derechos humanos en el Perú. Desde su establecimiento en 1985, la CNDDHH se constituye como la primera institución en América Latina que reúne a un colectivo de organizaciones de derechos humanos de un país. Actualmente, la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos está conformada por 78 organizaciones y cuenta con Estatus Consultivo Especial ante el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ONU), y la Organización de Estados Americanos (OEA). La CNDDHH tiene Grupos de Trabajo que analizan y elaboran planes y proyectos. Estos son: 1. de Reparaciones y un Subgrupo de Reparaciones en Violencia Sexual; 2. Jurídico y; 3. Contra la Tortura. También tiene Mesas de Trabajo para tratar temas que van más allá de los vinculados a los derechos civiles y políticos. 4.3. Los medios de comunicación y las garantías de no repetición 31. Coordinadora Nacional de Derechos Humanos. [En línea] http:// derechoshumanos.pe/coordinadoranacional-de-derechos-humanos/ [consultado el 22 de enero de 2013]. 32. Fundación Social y FLIP. Manual Sobre Periodismo y Justicia Transicional: Oportunidades y Desafíos para el periodismo regional en Colombia. Bogotá: Editora Géminis, 2009. 33. CORTÉS Carlos. El papel del periodismo en la búsqueda de la verdad: Reflexiones para el caso colombiano. En: El mosaico de la memoria: Experiencias locales, no oficiales o parciales de búsqueda de la verdad histórica. Bogotá: Editora Géminis, 2007. B44 El Quiénes Los medios de comunicación desempeñan al menos dos funciones en relación con las garantías de no repetición: 1. Informar al público sobre los hechos de victimización, con el ánimo de evitar su repetición, y, 2. contribuir en la búsqueda de la verdad y la construcción de la memoria histórica32. Estudiosos del tema señalan la necesidad de que el periodismo en Colombia propenda por el equilibrio informativo, y se realice desde una perspectiva de derechos humanos. En este sentido, la experiencia internacional señala los siguientes objetivos a tener en cuenta por los medios de comunicación que trabajan en medio del conflicto33: “a) Darle voz a las víctimas. b) Promover y ayudar a fortalecer las normas nacionales e internacionales sobre derechos humanos. c) Difundir las posibles señales de negociación entre las partes del conflicto, especialmente cuando no tienen comunicación entre sí. d) Atraer la atención de la comunidad internacional para que intervenga o para que presione a las partes para que resuelvan el conflicto mediante la negociación. e) Involucrarse en la construcción de medidas de confianza para la población. f) Educar a las partes y a las comunidades involucradas en el conflicto con el objetivo de modificar el ambiente informativo de las disputas. g) Identificar los intereses verdaderos o subrepticios de las partes. h) Evitar la circulación de rumores incendiarios y contraatacarlos cuando se promulguen. i) Identificar los valores principales de quienes están en disputa, para ayudarles a su vez a entender sus prioridades. j) Explicar y delimitar los elementos del conflicto de una manera que sean comprensibles. k) Identificar los recursos disponibles para resolver conflictos o para movilizar ayuda para las víctimas. l) Establecer redes para circular información sobre la prevención del conflicto o sobre experiencias similares exitosas en otras partes. m) Hacer público lo que debe ser público y dejar en privado lo que es más conveniente para un proceso de negociación. (No obstante, la definición en cada caso varía y usualmente toda la información debe sopesarse. Nada debe darse por sentado). n) Descosificar y rehumanizar a las partes. Evitar los estereotipos. o) Ofrecer canales para que las partes y las víctimas expresen sus emociones. p) Instar a las partes a que formulen propuestas y soluciones articuladas. q) Alertar a la población sobre ataques o etapas de intensificación del conflicto. r) Participar en el proceso de recuperación y reconstrucción social que le sigue al conflicto. s) Consignar la importancia de los acuerdos que permiten la finalización de los conflictos para que se incorporen en la memoria colectiva de la sociedad”34. 34. Ibíd. Existen casos concretos de programas diseñados como garantías de no repetición en cuya implementación, los medios de comunicación deben cumplir una labor activa. Por ejemplo, en la Ley de Víctimas se establece la posibilidad de que la sociedad civil adelante programas de recuperación y preservación de la memoria histórica, para lo cual deberá contar con el apoyo de los medios de comunicación en la difusión de sus resultados. Tarea que puede ser soportada por los medios de comunicación quienes pueden impulsar la reproducción de relatos, datos e información recolectada de la sociedad civil. El Quiénes B45 35. Al respecto ver: http://www. colectivodeabogados.org/Como-se-Activauna-Alerta-Temprana [consultado 22 de enero de 2013]. “La Defensoría del Pueblo dentro de su trabajo por la promoción, ejercicio y divulgación de los derechos humanos, implementó el Sistema de Alertas Tempranas -SAT-, como un instrumento al servicio de la prevención de violaciones masivas de los derechos humanos y del DIH. El SAT es un proyecto defensorial conformado por un conjunto de elementos que se articulan en un proceso de recepción, verificación, análisis, valoración, clasificación, comunicación y seguimiento de informaciones creíbles y factibles de ocurrencia de violaciones masivas de derechos humanos, acaecidas en el contexto del conflicto armado interno, que arroja diversos productos tales como informes, análisis y ‘Alertas Tempranas o de Inminencia’, las cuales son dirigidas a las autoridades pertinentes para procurar su respuesta, tomando en cuenta su gradualidad”. 36. Ver en: http://mundoradio. portalmundos.com/%C2%BFpuede-la-radioincitar-al-genocidio/ [consultado el 22 de enero de 2013]. Ruanda Otro ejemplo de la labor de los medios de comunicación en la implementación de garantías de no repetición, es el rol que juegan las emisoras comunitarias en los planes de contingencia municipal, vinculados al sistema de alertas tempranas35. No obstante el papel de los medios de facilitar y sensibilizar a los ciudadanos frente a procesos de paz, los medios de comunicación que laboran en medio del conflicto no en todos los casos han sido los mejores aliados de la paz. En varias experiencias los medios fueron utilizados para agudizar las confrontaciones. Por ejemplo, en Serbia la televisión fue utilizada para incrementar las tensiones étnicas anteriores a la guerra civil y en Georgia (antigua Unión Soviética) los conflictos territoriales se acrecentaron con la propaganda nacionalista que se promovía a través de los periódicos. Radio Mille Collines y el genocidio ruandés36 Durante el genocidio ruandés de 1994 que acabó con la vida de más de 800.000 personas, la radio tuvo un papel fundamental en el desarrollo del conflicto. En 1992, por ejemplo, la emisora oficial Radio Ruanda, perteneciente a la etnia Hutu, emitió información falsa asegurando que sus líderes serían asesinados por los Tutsis, estimulando el rencor que condujo en gran medida la subsiguiente masacre. UGANDA REPÚBLICA DEL CONGO RUANDA Kigali TANZANIA BURUNDI B46 El Quiénes Luego en 1993 empezó a emitir una nueva emisora llamada “Radio MilleCollines”, la cual sirvió de tribuna a los sectores más radicales de la etnia Hutu y tuvo gran acogida entre el público por sus programas de humor con mensajes racistas. Una vez comenzó el genocidio, esta emisora radicalizó aún más sus mensajes y transmitió directrices claras señalando a las personas que debían asesinarse y la forma en que debían ser agredidas. Entre otras cosas, los locutores invocaban apartes de la Biblia para justificar las atrocidades. Las Voces del Secuestro37 Las Voces del Secuestro es un programa radial único en el mundo, dedicado a acompañar a las víctimas del secuestro en Colombia. Esta iniciativa nació del periodista Herbin Hoyos, secuestrado por las Farc en 1994, quien sintió la necesidad de facilitar algún modo un contacto entre las víctimas de aquel delito y sus seres queridos. Y sin duda lo logró. Todos los domingos las Voces del Secuestro acompaña desde la distancia a los secuestrados en sus momentos de soledad, dándoles aliento y manteniéndolos en contacto con el mundo exterior. Además, con el trabajo de algunos voluntarios, intenta brindar ayuda sicológica, médica y jurídica a las víctimas de otros delitos, como la desaparición forzada. Gracias a esta labor, el programa y su director han sido reconocidos con diferentes galardones, como el Premio Nacional de Paz de 2008 y el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar, entre otros. 4.4. Victimarios Los victimarios se convierten en actores vitales en el proceso de garantizar la no repetición cuando demuestran su voluntad de dejar las armas y acogerse a los mecanismos de justicia y reparación dispuestos en los procesos de paz o de justicia transicional. 37. Ver en: http://www.lasvocesdelsecuestro.com/ quienessomos_autor.php [consultado el 22 de enero de 2013]. La experiencia comparada le asigna diferentes categorías a los victimarios según su rol en la comisión de los delitos. Por ejemplo, mientras los ejecutores materiales de los hechos se denominan autores directos, quienes participaron de forma intelectual o brindaron apoyo económico se conocen como autores intelectuales, indirectos o determinadores. La existencia de diferentes tipos de victimarios también conlleva a plantear diversos mecanismos de dejación de armas, desmovilización y reinserción. Por otro lado, el juzgamiento de los victimarios se efectúa atendiendo al tipo de delito que cometieron con ocasión de su pertenencia al grupo armado. Sin embargo, es de vital importancia evaluar las motivaciones personales de los ex combatientes y evaluar su grado de responsabilidad en la comisión de los ilícitos, de manera que las sanciones penales sean proporcionales y las rutas de reintegración, pertinentes. En el caso colombiano, las leyes creadas para incentivar la desmovilización de los combatientes atienden al tipo de delito cometido y a su participación en el grupo armado. El Quiénes B47 Ley Beneficiarios: Beneficios: Ley 782 de 2002 Artículo 25. Las personas que se desmovilicen bajo el marco de acuerdos con los grupos armados organizados al margen de la ley con los cuales el Gobierno Nacional haya adelantado un proceso de paz, o en forma individual, podrán beneficiarse, en la medida en que lo permita su situación jurídica, de los programas de reinserción socioeconómica que para el efecto establezca el Gobierno Nacional. Artículo 19. El Gobierno Nacional podrá conceder, en cada caso particular, el beneficio de indulto a los nacionales que hubieren sido condenados mediante sentencia ejecutoriada, por hechos constitutivos de delito político cuando a su juicio, el grupo armado organizado al margen de la ley con el que se adelante un proceso de paz, del cual forme parte el solicitante, haya demostrado su voluntad de reincorporarse a la vida civil. Ley 975 de 2005 (modificada por la Ley 1592 de 2012) Artículo 10. Requisitos de elegibilidad para la desmovilización colectiva. Podrán acceder a los beneficios que establece la presente ley los miembros de un grupo armado organizado al margen de la ley que hayan sido o puedan ser imputados, acusados o condenados como autores o partícipes de hechos delictivos cometidos durante y con ocasión de la pertenencia a esos grupos, cuando no puedan ser beneficiarios de algunos de los mecanismos establecidos en la Ley 782 de 2002, siempre que se encuentren en el listado que el Gobierno Nacional remita a la Fiscalía General de la Nación y reúnan, además, las siguientes condiciones: Artículo 3o. Alternatividad. Alternatividad es un beneficio consistente en suspender la ejecución de la pena determinada en la respectiva sentencia, reemplazándola por una pena alternativa que se concede por la contribución del beneficiario a la consecución de la paz nacional, la colaboración con la justicia, la reparación a las víctimas y su adecuada resocialización. La concesión del beneficio se otorga según las condiciones establecidas en la presente ley. Ley 1424 de 2010 Artículo 1o. […] En relación con la conducta de los desmovilizados de los grupos armados organizados al margen de la ley, que hubieran incurrido únicamente en los delitos de concierto para delinquir simple o agravado, utilización ilegal de uniformes e insignias, utilización ilícita de equipos transmisores o receptores, y porte ilegal de armas de fuego o municiones de uso privativo de las Fuerzas Armadas o de defensa personal, como consecuencia de su pertenencia a dichos grupos, así como también, promover la reintegración de los mismos a la sociedad. Artículo 7o. Suspensión condicional de la ejecución de la pena y medidas de reparación. La autoridad judicial competente decidirá, de conformidad con los requisitos establecidos en la presente ley, a petición del Gobierno Nacional, a través de la Alta Consejería para la Reintegración o quien haga sus veces, la suspensión condicional de la ejecución de la pena por un período equivalente a la mitad de la condena establecida en la sentencia […]. *** B48 El Quiénes Contenido Introducción C3 1. Obstáculos para determinar el “Cuándo”C7 2. El “momento” de las garantías de no repeticiónC11 3. ¿Qué se busca al preguntar sobre el “Cuándo”?C29 4. La priorización de las garantías de no repetición C35 5. ¿Por qué se pregunta sobre el “Cuándo”?C37 El Cuándo C1 C2 El Cuándo Usted está aquí A B C D El Qué El Quiénes El Cuándo El Cómo Introducción Las garantías de no repetición son parte integrante de los derechos de las víctimas de graves violaciones a los derechos humanos1. Como tal, representan obligaciones de inmediato cumplimiento para los Estados, quienes deberán formular e implementar en tal sentido todas las estrategias y programas a su alcance, una vez se verifique la ocurrencia de vulneraciones individuales o colectivas a los derechos de sus habitantes. En efecto, las garantías de no repetición emergen en el ámbito jurídico internacional como uno de los componentes esenciales del derecho a la reparación en cabeza de las víctimas de crímenes atroces2. Por este motivo, el momento en el cual debían prestarse apareció ligado al cumplimiento del deber de reparar las consecuencias del ilícito cometido. Así, organismos internacionales como el Comité de Derechos Humanos comenzaron a imponer el deber de “garantizar que no ocurrieran violaciones similares en el futuro”3, una vez declaraban la responsabilidad del Estado en la violación de los derechos humanos y encontraban procedente la orden de efectuar una inmediata reparación de los perjuicios4. Por otro lado, el carácter inmediato de la obligación de prevenir también halla sustento en el tipo de obligaciones que imponen las normas internacionales que la reconocen. Como es sabido, el fundamento positivo a nivel internacional de las garantías de no repetición son las normas convencionales que establecen las obligaciones generales de respetar y asegurar la aplicación de los derechos humanos5. Dichas obligaciones incluyen la prevención de actos contrarios a los mismos6, e imponen deberes de acción y abstención cuyo cumplimiento es de carácter inmediato o inaplazable7. Por ejemplo, en el Sistema Interamericano es claro que las obligaciones de respetar los derechos humanos y garantizar su ejercicio y goce, “son de exigibilidad inmediata en el plano internacional y el Estado las tiene frente a todas las personas que estén sujetas a su jurisdicción, sin discriminación”8. 1. Cfr., Asamblea General de las Naciones Unidas, Resolución 60/147, “Principios y directrices básicos sobre el derecho de las víctimas de violaciones manifiestas de las normas internacionales de derechos humanos y de violaciones graves del DIH a interponer recursos y obtener reparaciones”, 16 de diciembre de 2005. 2. Así lo confirma, entre otros, el “Estudio relativo al derecho de restitución, indemnización y rehabilitación a las víctimas de violaciones flagrantes de los derechos humanos y las libertades fundamentales”. Informe definitivo presentado por el Sr. Theo van Boven, Relator Especial, del 2 de julio de 1993. Comisión de Derechos Humanos, Organización de las Naciones Unidas, documento E/CN.4/Sub.2/1993/8. 3. Caso No. 30/1978, Irene Bleier Lewenhoff y Rosa Valiño de Bleier vs. Uruguay. 4. En igual sentido, los casos Nº 124/1982 (Tshitenge Muteba vs. Zaire) y Nº 176/1984 (Walter Lafuente Peñarrieta y otros vs. Bolivia). 5. Entre ellos se encuentran los artículos 2.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (1966); 1.1 y 2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (1969); y 1° del Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales (1950). 6. CHERIF BASSIOUNI. International Recognition of Victims Rights. Human Rights. En: Review 6:2 Oxford University Press. p. 204. 7. Por ejemplo, el Comité de Derechos Humanos ha reiterado que los Estados partes del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, “están obligados a adoptar medidas inmediatas para asegurar el estricto cumplimiento de [sus] disposiciones”. En, Theo van Boven, “Estudio relativo al derecho de restitución, indemnización y rehabilitación a las víctimas de violaciones flagrantes de los derechos humanos y las libertades fundamentales”, ob. cit., párr. 58. 8. MEDINA Cecilia. Las obligaciones de los Estados bajo la Convención Americana sobre Derechos Humanos”, en “La Corte Interamericana de Derechos Humanos. Un cuarto de siglo: 1979-2004”, Corte Interamericana de Derechos Humanos, San José de Costa Rica, 2005, p. 246. El Cuándo C3 9. Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, Área de Desmovilización, Desarme y Reintegración. Disidentes, rearmados y emergentes: ¿Bandas criminales o tercera generación paramilitar? Bogotá, 2007. p. 5. 10. Ídem. 11. ALONSO Manuel y VALENCIA Darío. Balance del proceso de Desmovilización, Desarme y Reinserción (DDR) de los bloques Cacique Nutibara y Héroes de Granada en la ciudad de Medellín. En: Revista Estudios Políticos. Medellín, Instituto de Estudios Políticos, 2008, p. 24. 12. Corporación para el Desarrollo del Oriente (Compromiso).Los procesos de DDR reclaman una nueva política institucional hacia la paz duradera y sostenible. Boletín No. 1. Bucaramanga, 2012. p 3. Con todo, aun cuando en teoría la obligación de prevenir nuevas violaciones a los derechos humanos resulta exigible con inmediatez a la comisión y declaración de esta clase de hechos, en la práctica distintos factores inciden en la definición del momento en el cual se cumplirá o resulta más adecuado hacerlo. Así, la evidencia de crímenes sistemáticos y masivos, la persistencia o superación del conflicto armado y el desconocimiento de sus causas, actores y consecuencias, el establecimiento de políticas de justicia transicional e, incluso, las posibles limitaciones de orden presupuestal, son factores del contexto con capacidad para definir, postergar y alterar el momento en el cual se emprenderán las medidas para evitar la repetición. Las políticas de desarme, desmovilización y reinserción (DDR) de grupos paramilitares y guerrilleros impulsadas por el Gobierno Nacional en el caso colombiano, demuestran la incidencia de factores como la persistencia del conflicto armado en la efectiva implementación de las garantías de no repetición. Como lo reconoció la entonces Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación en su primer informe sobre DDR de 2007, luego de finalizadas las desmovilizaciones colectivas de los paramilitares, persistían “diferentes modalidades de agrupaciones armadas ilegales ligadas a diversas formas de criminalidad, coerción y control político en distintas regiones del país”9, lo cual representa “una amenaza real a la posibilidad de que las víctimas de la violencia de las [Autodefensas Unidas de Colombia] AUC tengan un contexto seguro para su participación en la aplicación de la Ley de Justicia y Paz, y las garantías de no repetición de hechos de violencia en contra de ciudadanos y ciudadanas”10. De igual forma, diversos análisis locales demostraron la inconveniencia de adelantar ejercicios de DDR en medio de la guerra. Por ejemplo, en el caso de Medellín, algunos estudios señalaron que “[e]l primer obstáculo con el que se enfrenta el proceso de DDR con los paramilitares en la ciudad […] es la presencia de un conflicto armado nacional que tiene como principal protagonista a las guerrillas de las FARC-EP”11, lo cual disminuye sus probabilidades de éxito. En suma, la realidad colombiana demuestra que “a pesar de los esfuerzos, el conflicto continúa poniendo en discusión la eficacia del proceso DDR como eslabón hacia paz y la reconciliación”12. La persistencia del conflicto interno también incide en la eficacia de políticas de restitución de tierras usurpadas por los actores armados y, en general, en las medidas encaminadas a reparar, mejorar las condiciones socio-económicas de amplios sectores de la población victimizada y garantizar su participación en el diseño y la ejecución de las medidas de no repetición. Para la muestra, según cifras de la Defensoría del Pueblo, solo entre los años 2006 y 2011 “ocurrieron al menos 71 asesinatos de líderes de procesos de C4 El Cuándo restitución de tierras en 14 departamentos del país como Atlántico, Bolívar, Sucre, Córdoba, Guajira, Antioquia, Meta y Tolima”13. A su vez, los esquemas de protección a víctimas que decidieron reivindicar sus derechos por la vía judicial, han demostrado su incapacidad para contener los riesgos asociados con la vigencia del conflicto. Tal es el caso de muchas mujeres que además de amenazas, han recibido ataques contra sus vidas “principalmente cuando han asumido roles de liderazgo dentro de sus comunidades. En este sentido, es importante mencionar el caso de cuatro mujeres líderes de organizaciones de defensa de derechos de víctimas, que por adelantar acciones en el marco de la Ley de Justicia y Paz y de mantener un rol público fueron asesinadas, luego de recibir amenazas de grupos paramilitares”14. 13. Revista Semana, “Reina impunidad en asesinatos de líderes de tierras”, 9 de abril de 2012 (disponible en: http://www. semana.com/nacion/articulo/reinaimpunidad-asesinatos-liderestierras/256131-3, consultado el 10 de enero de 2013). 14. BARRAZA Cecilia y GUZMÁN Diana. Proceso de reparación para las mujeres víctimas de violencia en el marco del conflicto armado colombiano. En: Sin tregua. Políticas de reparación para las mujeres víctimas de violencia sexual durante dictaduras y conflictos armados. Santiago de Chile: Corporación Humanas, 2008. p. 123. En este orden de ideas, es menester dedicar algunas reflexiones en torno al momento más oportuno para abordar la construcción y aplicación de las medidas dirigidas a prevenir la repetición de los crímenes contra los derechos humanos. Por tal motivo, esta sección aborda de manera específica el “Cuándo” de las garantías de no repetición, sin la pretensión de señalar un periodo específico de tiempo para llevar a cabo esta tarea, sino, por el contrario, de ofrecer algunos elementos de discusión que permitan identificar momentos apropiados para su diseño y ejecución, de forma tal que se maximice su efectividad en la práctica. El Cuándo C5 C6 El Cuándo 1. Obstáculos para determinar el “Cuándo” La discusión alrededor de las garantías de no repetición incluye cuándo se deben poner en marcha, atendiendo a la complejidad del contexto y a los impactos perseguidos con ellas. A continuación, se ilustran algunas dificultades que se deben sortear con el fin de dilucidar el momento propicio para emplear medidas de no repetición: a) Existencia de una estrecha relación entre la idea de justicia transicional y garantías de no repetición15. Ese vínculo implica la búsqueda de un punto intermedio entre dos objetivos generales: la paz y la aplicación de justicia. Para muchos, hablar de justicia transicional implica la verificación de cambios en los modelos de gobierno o la superación de conflictos internos o de carácter internacional16. Sin embargo, es difícil hablar de transiciones, completas o parciales, cuando persisten las estructuras sociales que dieron lugar a las violaciones masivas de derechos humanos o del DIH. Por ejemplo, según Uprimny, “para hablar de justicia transicional, parecería necesario que al menos Colombia estuviera viviendo realmente una transición, esto es, una superación del conflicto armado”17. En consecuencia, para algunos la ejecución de garantías de no repetición en nuestro país estaría supeditada al cese completo de las hostilidades. b) Desconocimiento del contexto en el que se dieron las violaciones a los derechos humanos y al DIH. La eficacia de las medidas de no repetición supone identificar los patrones característicos de las violaciones masivas, de tal forma que aquellas sean pertinentes y adecuadas para combatir los factores detonantes de la victimización. No obstante, en la práctica se observa que la violencia es el resultado de dinámicas complejas. Por ejemplo, en el caso colombiano, se suele destacar la multiplicidad de actores envueltos en el conflicto y la conducta activa u omisiva del Estado frente a muchas violaciones a los derechos humanos18. 15. La justicia transicional no es un concepto meramente jurídico. Para Teitel, alude a la “concepción de justicia asociada con períodos de cambio político, caracterizados por respuestas legales que tienen el objetivo de enfrentar los crímenes cometidos por regímenes represores anteriores”. TEITEL Ruti, “Transitional Justice Genealogy” (2003) Harvard Human Rights Journal, 16, p. 69. 16. Para Naomi Roth-Ariza la justicia transicional “incluye un conjunto de prácticas, mecanismos y preocupaciones que surgen después de un periodo de conflicto, guerra civil o represión y que apuntan directamente a enfrentar violaciones de los derechos humanos y el DIH”. Naomi Roth-Ariza, “The new landscape of transitional justice”. En, “Transitional Justice in the Twenty-First Century Beyond Truth versus Justice”, Cambridge University Press, 2006, p. 2. 17. UPRIMNY Rodrigo y SAFFON María. Usos y abusos de la justicia transicional. Law in Peace Negotiations, Publications Series No. 2 Oslo: Bergsmo y Kalmanovits (Ed ), 2007.p. 1. 18. Como lo destaca el Informe Nacional de Desarrollo Humano 2003: “todas las ‘guerras internas’ son complejas, pero la colombiana lo es especialmente, y por eso yerra quien la reduce a una cualquiera de sus facetas”. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). El conflicto, callejón con salida, Informe Nacional de Desarrollo Humano para Colombia 2003, Bogotá, 2003. p. 141. Adicionalmente, ciertas garantías de no repetición, como la realización de investigaciones judiciales, buscan precisamente aclarar los hechos ilícitos, lo cual tiende a confundir el objetivo de la medida con un requisito para su efectiva implementación. c) Falta de identificación de las condiciones objetivas y subjetivas necesarias para la eficaz ejecución de las garantías de no repetición. La experiencia comparada demuestra la existencia de condiciones mínimas para la correcta El Cuándo C7 19. Corte IDH. Caso de la “Masacre de Mapiripán” vs. Colombia, sentencia de 15 septiembre de 2005 (Fondo, Reparaciones y Costas), Párr. 238. 20. Corte IDH. Caso González y otras (“Campo Algodonero”) Vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 16 de noviembre de 2009. Serie C No. 205. Párr. 541. 21. Corte IDH. Caso Radilla Pacheco vs. México, Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de Noviembre de 2009. Serie C No. 209. Párr. 347. ejecución de estas medidas (por ejemplo, el mantenimiento del orden público), cuya verificación depende en gran parte de la acción estatal (como es el caso de la capacitación a funcionarios públicos y la articulación interinstitucional). Dichas condiciones pueden ser necesarias en cualquier contexto (objetivas) o responder a las dinámicas específicas de un territorio o una comunidad (subjetivas). Por lo anterior, la eficacia de cualquier garantía de no repetición involucra la correcta identificación de ambos grupos de condiciones. Ejemplo: condiciones para el esclarecimiento de la verdad judicial Establecer la verdad judicial sobre las violaciones a los derechos humanos como garantía de no repetición, implica adelantar investigaciones serias sobre los hechos y sus posibles responsables. Sin embargo, en algunos casos la persistencia del conflicto les impide a los funcionarios estatales adelantar estas investigaciones. En consecuencia, el Estado debe crear los mecanismos tendientes a evitar la obstaculización de la actividad judicial, incluso en ambientes de enfrentamientos armados. Este criterio fue adoptado por la Corte IDH en el caso de la Masacre de Mapiripán contra Colombia, en el cual advirtió que la difícil situación de orden público de nuestro país no lo exime de adelantar las investigaciones judiciales a su cargo: “[L]a Corte reconoce las difíciles circunstancias por las que atraviesa Colombia en las que su población y sus instituciones hacen esfuerzos por alcanzar la paz. Sin embargo, las condiciones del país, sin importar qué tan difíciles sean, no liberan a un Estado Parte en la Convención Americana de sus obligaciones establecidas en ese tratado, que C8 El Cuándo subsisten particularmente en casos como el presente. El Tribunal ha sostenido que al llevar a cabo o tolerar acciones dirigidas a realizar ejecuciones extrajudiciales, no investigarlas de manera adecuada y no sancionar, en su caso, a los responsables, el Estado viola el deber de respetar los derechos reconocidos por la Convención y garantizar su libre y pleno ejercicio, tanto de la presunta víctima como de sus familiares, impide que la sociedad conozca lo ocurrido y reproduce las condiciones de impunidad para que este tipo de hechos vuelvan a repetirse”19. Por otra parte, la investigación judicial demanda funcionarios capacitados que cuenten con las herramientas técnicas y conceptuales necesarias para identificar los patrones y las causas de las violaciones a los derechos humanos, sin limitar su análisis a la simple determinación de los autores materiales. Por ejemplo, en el caso González y otras vs. México, la Corte IDH le ordenó al Estado continuar con los programas de capacitación a funcionarios públicos en derechos humanos y género, y lo conminó a emprender otros que comprendieran la “perspectiva de género para la debida diligencia en la conducción de averiguaciones previas y procesos judiciales relacionados con discriminación, violencia y homicidios de mujeres por razones de género”20. De igual forma, en el caso Radilla Pacheco vs. México la Corte indicó que “la obligación del Estado de investigar de manera adecuada y sancionar, en su caso, a los responsables, debe cumplirse diligentemente para evitar la impunidad y que este tipo de hechos vuelvan a repetirse”. Por ende, le ordenó al Estado crear un “programa de formación sobre la debida investigación y juzgamiento de hechos constitutivos de desaparición forzada de personas”, con el fin de que los funcionarios del poder judicial, “cuenten con los elementos legales, técnicos y científicos necesarios” para evaluar integralmente esta clase de delito21. d) Especificidad de las medidas. Cada garantía de no repetición posee lógicas propias, por lo cual, el momento adecuado para su ejecución debe valorase separadamente. Por ejemplo, las condiciones proclives al desmantelamiento de los grupos armados no son las mismas a la reintegración social de los niños, niñas y adolescentes. Así las cosas, cada garantía exigirá tiempos diferentes para su aplicación. Algunas tendrán mayor relevancia en el corto y mediano plazo, mientras que otras resultarán pertinentes de instaurar en el largo plazo. En todo caso, la temporalidad en la implementación de las medidas de no repetición no solo está definida por la naturaleza de cada una de ellas, sino también por el contexto en el cual se pretenden aplicar. El Cuándo C9 C10 El Cuándo 2. El “momento” de las garantías de no repetición Determinar el momento más oportuno para poner en marcha medidas de no repetición es una tarea compleja que requiere conocer a profundidad el contexto en el cual se dieron los hechos victimizantes. Con tal fin, a continuación se sugieren algunos elementos del contexto sobre los cuales es preciso tener claridad para tomar una decisión al respecto: a) La naturaleza de las violaciones a los derechos humanos y al DIH. Caracterizar el tipo de delitos cometidos, la entidad de los mismos y las dinámicas sociales que subyacen a las violaciones sistemáticas de los derechos humanos, constituye un punto de partida seguro para dilucidar los patrones de la violencia ejercida contra ciertos grupos poblacionales, y así, proyectar estrategias conducentes a su prevención. Solo a partir del conocimiento a profundidad del tipo de victimización, así como de sus detonantes, circunstancias y consecuencias, pueden formularse estrategias de prevención a gran escala. Lo anterior, pues la acción estatal no podrá ser igual para combatir violaciones derivadas de estructuras discriminatorias en la sociedad, delitos cometidos en el marco de un conflicto interno armado o violencias producto de tensiones socio-políticas. 22. LÓPEZ María de la Paz. La discriminación contra las mujeres: una mirada desde las percepciones. En: Revista de la Información Básica Vol. 2 No. 2. Bogotá: Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), 2007. [En línea] http://www.dane.gov.co/revista_ib/ html_r4/potadilla_r4.htm [consultado el 21 de diciembre de 2012]. 23. Cfr., Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la violencia contra la mujer. Convención de Belem do Pará, 1994. 24. Ibíd., artículo 8.b. 25. Cfr., entre otros, el Informe de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos sobre la situación de los derechos humanos en Colombia, 31 de enero de 2012, documento A/ HRC/19/21/Add.3, p. 20. Por ejemplo, la discriminación por razón del género es de aquellas más toleradas y naturalizadas en el imaginario colectivo22. En consecuencia, para su prevención se recomienda enfocarse en la modificación del ordenamiento jurídico de forma tal que sancione los actos contrarios a los derechos de las mujeres, les facilite acceder a la justicia y les garantice su participación en los espacios de decisión colectiva23; junto con la implementación de acciones pedagógicas que contribuyan a “modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres”24. Por su lado, en materia de prevención de delitos cometidos con ocasión de una guerra interna, la tendencia es privilegiar la búsqueda de soluciones pacíficas al conflicto mediante la suscripción de acuerdos de paz para la dejación de las armas y la reintegración de los ex combatientes25. El Cuándo C11 Ejemplo: mujeres y niños habitantes de la calle 26. Por ejemplo, la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, reconoce la gravedad de estas violaciones y solicita a todas las partes en un conflicto armado de tomar medidas para proteger las mujeres y niñas contra de los actos de violencia sexual. Así mismo, el Estatuto de Roma tipifica algunas conductas de violencia sexual como elementos de los delitos de genocidio, crimen de guerra y crimen de lesa humanidad: violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado, esterilización forzada y otros abusos sexuales de gravedad comparable. 27. Instituto Interamericano de Derechos Humanos IIDH y Centro por la Justicia y el Derecho Internacional CEJIL, Los derechos humanos de las mujeres : Fortaleciendo su promoción y protección internacional – De la formación a la acción. 2004, p. 84. [En línea]: http://www.iidh.ed.cr/ comunidades/derechosmujer/docs/ dm_documentospub/proteccion/ proteccion.pdf [Consultado el 5 de diciembre de 2012] 28. Cfr., Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) Vs. Guatemala, Sentencia de 19 de noviembre 1999 (Fondo). 29. Por ejemplo, ver la campaña “Africa for Women’s Rights: Ratify and Respect” que contiene un análisis de más de 40 países africanos sobre sus prácticas y leyes discriminatorias en contra de las mujeres. [En linea] www.fidh.org/We-demandrespect-for-women-s [consultado el 18 de diciembre de 2012]. C12 El Cuándo - Violencia sexual contra mujeres, niñas y adolescentes en contextos de conflicto armado. Diversos instrumentos internacionales incluyen este tipo de afectación como un “arma de guerra”26 cometida contra las mujeres “en función de su género, de los roles y estereotipos que la sociedad históricamente les ha atribuido”27. Estas manifestaciones delincuenciales evidencian estructuras patriarcales y discriminatorias ancladas en la sociedad. - Homicidios de niños, niñas y adolescentes habitantes de la calle por la fuerza pública28. La práctica sistemática de ejecuciones extrajudiciales en contra de menores de edad en situación de indigencia, o mal llamada “limpieza social”, denota la falta de protección estatal hacia la niñez y la ausencia de políticas públicas específicas de atención a la población en situación de vulnerabilidad por factores económicos. Estos ejemplos ilustran la utilidad de conocer la naturaleza de las violaciones a los derechos humanos como insumo para diseñar e implementar medidas de no repetición. En el primer caso, estas deberán enfocarse en identificar y combatir las prácticas sociales y las leyes discriminatorias. Así mismo, deberán incluir la creación de programas de sensibilización y erradicación de la violencia de género al interior de la sociedad29. En el segundo caso, la naturaleza de los hechos victimizantes recomienda capacitar a los funcionarios públicos en materia de protección a la niñez, reforzar la persecución penal y disciplinaria de quienes vulneren sus derechos y concebir políticas para garantizar el disfrute integral de los derechos sociales, económicos y culturales a dicha población. Ejemplo: violencia socio-política contra el movimiento sindical en Colombia Según el proyecto “Reparación colectiva del movimiento sindical en Colombia: memoria histórica y garantía de los derechos de las víctimas”30, la victimización del sindicalismo en nuestro país “ha sido tan persistente en el tiempo, tan extendida territorial y socialmente, tan profunda y destructora”31, que es necesario “un largo y serio ejercicio”32 para establecer las acciones institucionales y sociales que será necesario adelantar con el fin de restablecerle su vitalidad y devolverle su lugar en el buen funcionamiento de la democracia. Un primer acercamiento a las formas de victimización de este movimiento llevado a cabo durante los años 2010 y 2012, permitió identificar tres sujetos de reparación (el movimiento en su conjunto, las organizaciones sindicales en sus diferentes niveles y dimensiones, y los sindicalistas considerados de manera individual), cuya intensidad del daño parece depender de al menos cuatro variables: región, sector, capacidad para “afrontar la victimización” y dimensión singular o plural de la organización sindical. En cuanto a la primera, se encontró que si bien la violencia contra el movimiento sindical es un fenómeno nacional, el 68% de los asesinatos y el 64% de las desapariciones forzadas de sus miembros se concentran en cinco departamentos del país (Antioquia, Santander, Valle del Cauca, Cesar y Magdalena); mientras que los sectores en donde se registra el mayor número de homicidios de sindicalistas son: “educación; agricultura, caza y pesca; minas y canteras; e industria manufacturera”33. Así mismo, se encontró que algunos sindicatos “resistieron” más a los impactos de la violencia que otros, como es el caso de Fecode y Sintraintagro, que a pesar de sufrir una fuerte persecución lograron darle continuidad a sus actividades de incidencia y activismo. Finalmente, la investigación reveló que la intensidad del daño tiende a variar según se trate de violencia ejercida contra los sindicatos a nivel local (dimensión singular) o contra las federaciones y confederaciones gremiales del nivel departamental y nacional (dimensión plural). 30. Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (Codhes), Instituto Sindical de Cooperación al Desarrollo (ISCOD) et. al.. “Sindicalismo es Democracia: elementos de política pública para la reparación individual, colectiva y política de victimización del movimiento sindical”, CODHES, 2012. 31. Ibíd., p. 28. 32. Ídem. 33. Ibíd., p. 45. 34. Ibíd., p. 46. Con base en estos y otros hallazgos, el Proyecto le recomendó al Estado adelantar una caracterización a profundidad de las violaciones a los derechos humanos cometidas contra el movimiento sindical y sus integrantes, teniendo en cuenta factores tales como la pertenencia de las víctimas a poblaciones históricamente excluidas (mujeres, grupos étnicos, etc.), su situación socioeconómica anterior a la agresión (propiedades, acceso a salud y educación) y las repercusiones de los delitos en el funcionamiento del sindicato (disminuciones en la tasa de afiliación, cierre de sedes, cancelación de proyectos, entre otros). Estos datos deberán servir para la “construcción de tendencias de victimización” o la identificación de “conductas sistemáticas de agresión”, que faciliten el diseño y la ejecución de las políticas públicas de reparación y no repetición34. El Cuándo C13 35. ROTH André-Noël. Políticas públicas. Formulación, implementación y evaluación. Sexta edición. Bogotá: Ediciones Aurora, 2007. pp. 60 a 61. 36. Orden No. 8. 37. Las observaciones se pueden consultar en www.oas.org/es/cidh/prensa/ comunicados/2012/144A.asp. b) El número y la ubicación de las víctimas. Estos datos sirven como indicadores del carácter sistemático y masivo de las violaciones a los derechos humanos perpetradas en un territorio determinado. Por ende, es esencial tenerlos en cuenta al momento de estudiar los posibles patrones de la victimización y seleccionar las medidas de no repetición a implementar. Dicha información puede recolectarse empleando herramientas de medición como los censos y los registros de poblaciones. En general, para construir una política pública es necesario determinar, entre otras cosas, la cantidad de afectados por el problema que se quiere enfrentar, así como el marco geográfico de la intervención estatal. Lo anterior, “implica recolectar y organizar información y, eventualmente, realizar encuestas estadísticas o sondeos. Estas indagaciones deben permitir comprender cómo ‘funciona’ el problema, facilitar la identificación de los actores implicados e investigar lógicas de comportamiento de estos. Además, este proceso es importante para explicar cómo se constituye el problema y lograr detectar interacciones entre los distintos actores y elementos del problema”35. En aplicación de este principio, por ejemplo, la Corte Constitucional profirió el auto No. 383 de 2010 con ocasión del seguimiento a las órdenes emitidas en la sentencia T-025 de 2004 sobre desplazamiento forzado, mediante el cual le requirió a los alcaldes y gobernadores de las entidades territoriales descentralizadas que finalizaban su periodo en el año 2011, incluir en su informe de gestión un capítulo sobre la situación de desplazamiento forzado en el que presentaran “el censo con la caracterización de la población desplazada que habita la jurisdicción territorial correspondiente”36. De forma similar, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en sus observaciones preliminares a la visita “in loco” a Colombia de diciembre de 201237, tras registrar, entre otras cosas, las múltiples denuncias elevadas por organizaciones sociales sobre violaciones a los derechos humanos de lesbianas, gay, bisexuales, personas trans e intersexuales (LGBTI), manifestó su preocupación sobre “la inexistencia de un sistema apropiado de recolección de información especializada sobre las personas LGBTI” Ibíd., y añadió que la carencia de datos “que permitan diagnosticar adecuadamente la situación de los derechos humanos de las personas LGBTI en Colombia [re]presenta un obstáculo para el diseño de una política” Ibíd. C14 El Cuándo Ejemplo: procedimientos de registro de la población desplazada en Colombia Más de cinco millones de colombianos han sido víctimas de desplazamiento forzado. La magnitud de este delito ha permitido establecer el carácter sistemático y masivo de esta violación múltiple a los derechos humanos. Para acceder a las medidas de asistencia y reparación dispuestas en la Ley 1448 de 2011, la población en situación de desplazamiento deberá ingresar al Registro Único de Víctimas, de acuerdo con la modalidad de los hechos. Así, tratándose de desplazamientos masivos38, el ingreso depende del censo que realicen el ente territorial y las personerías municipales. En materia de desplazamientos individuales, las víctimas acudirán al Ministerio Público para rendir su declaración. En ambos casos, la información recopilada es enviada a la Unidad para la Atención y la Reparación Integral de Víctimas para su valoración. Como se observa, frente a los desplazamientos masivos la institucionalidad busca a las víctimas y recopila su información, mientras que en los desplazamientos individuales las víctimas deben acudir a la institucionalidad y solicitar su ingreso en el registro. En la práctica, estas dos formas de recopilar la información inciden en la valoración del carácter masivo y sistemático de la violación a los derechos humanos. Puede ocurrir, por ejemplo, que en los desplazamientos masivos las comunidades expulsadas se separen buscando redes familiares y sociales de apoyo. De este modo, se registran en el lugar de acogida como víctimas de desplazamiento individual, con lo cual se afecta la recopilación de la información y se invisibiliza el carácter masivo del crimen. Por otro lado, el registro del desplazamiento individual a petición de parte puede favorecer el subregistro cuando desborda las categorías fijadas por la ley, como ocurre en el caso de los desplazamientos intra-urbanos. Sin embargo, es importante aclarar que la calidad de víctima se determina a partir de hechos objetivos y de acuerdo con las normas internacionales de derechos humanos39. No está sujeta, de forma exclusiva, al marco legal creado a nivel nacional. De allí que la falta de reconocimiento como tal por parte de las normas locales no implique automáticamente la pérdida de la calidad de víctima ni la imposibilidad de disfrutar de las garantías de no repetición. c) La identidad de las víctimas. Para establecer cuándo se deben ejecutar garantías de no repetición en un contexto determinado, es menester identificar a las víctimas y reconocer su individualidad. Introducir un enfoque diferencial en la política de atención y reparación, supone distinguir la identidad de las víctimas y estudiar su eventual pertenencia 38. Según el artículo 45 del Decreto 4800 de 2011, constituyen desplazamientos masivos el desplazamiento forzado conjunto de diez (10) o más hogares, o de cincuenta (50) o más personas. 39. De tal forma lo reconoce la Ley 1448 de 2011 o Ley de Víctimas. Al respecto, en la sentencia C-052 de 2012, la Corte Constitucional estudió el artículo 3° de la Ley 1448 de 2011, sobre la noción de víctima, y expresó que “el legislador decidió definir el concepto de víctimas tomando en cuenta lo esencial de tales criterios, particularmente aquellos contenidos en la definición incorporada en el Conjunto de Principios sobre el derecho de las víctimas aprobado por la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas”. El Cuándo C15 40. MEREDITH Valerie M. Identidad de las víctimas y respeto de la dignidad humana: análisis terminológico. En: International Review of the Red Cross, Selección de artículos. Buenos Aires: Cruz Roja, 2009. p. 168. 41. MARÍN Iris. Seguridad y protección de las víctimas en Colombia. Análisis desde la perspectiva de género. En: “¿Justicia desigual?. Género y derechos de las víctimas en Colombia. Bogotá: Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM), 2009. p. 241. 42. Ibíd., pp. 245 y 246. a poblaciones minoritarias o históricamente excluidas por motivo del género, la orientación sexual, la religión, la raza y la etnia, entre otros. Reconocer la identidad de las víctimas y realizar censos diferenciados que revelen su situación concreta, contribuye a dignificarlas e incide en el diseño de las garantías de no repetición. En cuanto a lo primero, es innegable que “la dignidad humana se relaciona en parte con el sentido de la identidad y el valor que uno tiene, [de allí que] el acto de reconocer la identidad que alguien proyecta es, entonces, un acto de respeto por su dignidad”40. En segundo lugar, experiencias como las medidas de protección creadas para mujeres víctimas inscritas en el proceso penal de la Ley de Justicia y Paz, demostraron que la ausencia de un enfoque sensible al género y ajustado a las condiciones particulares de vida de las beneficiarias conduce a la creación de estrategias de prevención impertinentes e ineficaces que terminan por facilitar su revictimización. En este caso se constató que el Estado colombiano “otorgaba protección con escoltas o camionetas blindadas a mujeres campesinas que trabajaban en veredas y para quienes esas medidas las exponía a un riesgo adicional. En otras situaciones, ese tipo de medidas sencillamente no se ajustaban a su forma de vida, por lo que en la práctica terminaba siendo inadecuada para su protección”41. En la sentencia T-496 de 2008 la Corte Constitucional tuvo la oportunidad de estudiar los esquemas de seguridad y protección creados para mujeres por parte del Ministerio del Interior y de Justicia, y ordenó su modificación atendiendo a varios principios, entre los cuales se destacan: • La especificidad en la valoración del riesgo, por cuanto se debe atender a la particular vulnerabilidad de los destinatarios de las medidas y a condiciones como el género, la edad, el estado de salud, entre otros. • La adecuación de la respuesta, pues a la fecha no existía “un tratamiento diferencial de factores de riesgo, ni del impacto también diferenciado de la violencia ejercida sobre sujetos particularmente vulnerables”42. Por otra parte, identificar a las víctimas no solo implica conocer su nombre, sexo, edad, estado civil y residencia. También supone determinar otros elementos identitarios y sus relaciones familiares. Así, como mínimo deberá tenerse en consideración: C16 El Cuándo • Su pertenencia a un grupo étnico o racial minoritario. • Su vinculación con grupos sociales y/o políticos. • Sus creencias religiosas. • Su situación de maternidad o parternidad. • Sus incapacidades, físicas o mentales, de carácter permanente o transitorio (en especial, si son el resultado del hecho victimizante). • Su nivel de escolaridad. • Su profesión u oficio. • Las personas a su cargo o su rol de cabeza de hogar. Del mismo modo, en relación con los hechos victimizantes, es necesario establecer: • Sus presuntos móviles. • Los daños ocasionados. • Las circunstancias modales43. Con todo, el manejo de la información recolectada deberá respetar derechos fundamentales como la intimidad, el habeas data y el debido proceso, de manera que las víctimas puedan conocer, corregir y disponer de los datos personales o “sensibles”44 que consten en los registro públicos creados con este fin. 43. Por ejemplo, el lugar (y su significado en el caso concreto, como ocurre cuando la víctima pertenece a una comunidad indígena y el delito se cometió al interior de su territorio ancestral), la fecha (si posee algún significado especial en el caso), el rol de la víctima en su comunidad, las costumbres locales, las percepciones de la víctima frente al delito, entre otras. 44. De acuerdo con la Ley 1581 de 2012, se entiende como “dato sensible” toda aquella información vinculada con la intimidad de las personas: “Artículo 5°. Datos sensibles. Para los propósitos de la presente ley, se entiende por datos sensibles aquellos que afectan la intimidad del Titular o cuyo uso indebido puede generar su discriminación, tales como aquellos que revelen el origen racial o étnico, la orientación política, las convicciones religiosas o filosóficas, la pertenencia a sindicatos, organizaciones sociales, de derechos humanos o que promueva intereses de cualquier partido político o que garanticen los derechos y garantías de partidos políticos de oposición así como los datos relativos a la salud, a la vida sexual y los datos biométricos”. 45. Corte IDH. Caso de las Masacres de El Mozote y lugares aledaños Vs. El Salvador. Fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 25 de octubre de 2012 Serie C No. 252. Ejemplo: la obligación internacional de identificar a las víctimas En el caso de las Masacres de El Mozote vs. El Salvador, la Corte Interamericana de Derechos declaró la responsabilidad del Estado por las sucesivas masacres de campesinos cometidas en 1981 por miembros de la Fuerza Pública, en desarrollo de operativos de contrainsurgencia, las cuales fueron sistemáticamente encubiertas hasta la expedición del informe final de la Comisión de la Verdad en 1993. En su decisión, la Corte Interamericana condenó el hecho casi 31 años después de ocurridas las masacres, el Estado salvadoreño no había efectuado las labores necesarias para la completa y correcta identificación de las víctimas del caso. Por este motivo, en su capítulo sobre reparaciones, le ordenó al Estado cumplir con esta obligación internacional y “continuar con la plena puesta en funcionamiento del ‘Registro Único de Víctimas y Familiares de Víctimas de Graves Violaciones a los Derechos Humanos durante la Masacre de El Mozote’”, en un término perentorio de un año contado a partir de la expedición de esta sentencia45. El Salvador GUATEMALA HONDURAS EL SALVADOR San Salvador Océano Pacífico El Cuándo C17 Ejemplo: Registro Único de Víctimas (RUV) El Registro Único de Víctimas creado con la Ley 1148 de 2011 busca dignificar el trato hacia las víctimas de la violencia, facilitando su reconocimiento y acceso a las medidas de atención, asistencia y reparación dispuestas en el mismo instrumento normativo46. El RUV también abre un espacio para escuchar la historia de la víctima, conocer su situación actual e indagar acerca de sus aspiraciones en materia de reparación integral47. Con todo, para que este y cualquier otro proceso de registro de víctimas sea efectivo, adecuado y repercuta positivamente en la asistencia y reparación, debe contar con una adecuada articulación institucional que coordine los procesos administrativos y de toma de declaración, evitando la duplicidad. De lo contrario, se podría generar una re-victimización de la población afectada por el conflicto. En tal sentido, pretende orientar la ejecución del procedimiento administrativo creado para garantizar la participación de la víctima en la configuración de las formas específicas de reparación de las cuales será beneficiaria. 46. Presidencia de la República de Colombia. [En línea] http://wsp. presidencia.gov.co/Prensa/2011/ Diciembre/Paginas/20111220_09.aspx. [consultado 18 de noviembre de 2012]. 47. ROLDÁN, Sergio. [En línea] http:// sergioroldan.co/blog/2012/06/registrounico-de-victimas-para-que-sirve. [consultado el 10 de noviembre de 2012]. C18 El Cuándo La plena identificación de las víctimas sirve también para conocer el impacto desproporcionado de hechos como el desplazamiento forzado interno en el disfrute de sus derechos individuales y colectivos, por ejemplo, cuando pertenecen a etnias minoritarias. En tal sentido, el Auto 004 de 2009 de la Corte Constitucional, emitido como parte del seguimiento a la sentencia T-025 de 2004, explicó que la afectación diferencial del desplazamiento forzado en las comunidades indígenas del país “radica en que entremezcla facetas individuales con facetas colectivas de afectación, es decir, surte impactos destructivos tanto sobre los derechos individuales de las personas pertenecientes a las etnias afectadas, como sobre los derechos colectivos de cada etnia a la autonomía, la identidad y el territorio. Lo individual y lo colectivo del desplazamiento se retroalimentan e interactúan. Además, cada grupo étnico en particular tiene sus propios patrones de desplazamiento forzado, y su propia situación específica, que se deben reconocer en la magnitud plena de su gravedad para dar una respuesta apropiada de parte del Estado”. Ejemplo: Comunidades afrodescendientes de las cuencas de los ríos Curvaradó y Jiguamiandó (Chocó) Las comunidades ubicadas en las cuencas de los ríos Curvaradó y Jiguamiandó han sido víctimas de desplazamiento forzado por parte de grupos armados al margen de la ley desde 1997. A raíz de estos hechos, empresarios ganaderos, bananeros y palmicultores emprendieron proyectos agrícolas extensivos en los territorios abandonados. A pesar del reconocimiento formal de estos predios como territorios colectivos por parte del Estado, las comunidades no han podido recobrar su posesión. Al respecto, la Defensoría del Pueblo consideró que las formas en las cuales estas comunidades se organizan y hacen uso colectivo de las tierras “facilita la utilización de medios de intimidación y el consecuente desplazamiento masivo de comunidades”48 por parte de grupos armados ilegales. Asimismo, la Corte Constitucional colombiana en el auto 005 de 2009 identificó una serie de riesgos a los cuales están expuestas dichas comunidades. Curvaradó y Jiguamiandó Chocó En este caso, las garantías de no repetición no deberían limitarse al desmantelamiento de los grupos armados ilegales que operan en la zona, sino también en revertir los principales factores de victimización de esta población, tales como la exclusión social, ineficacia del marco jurídico creado para la protección de sus predios, el impacto diferenciado del conflicto armado, entre otras. CÓRDOBA Curvaradó ANTIOQUIA Jiguamiandó Océano Pacífico Quibdó CHOCÓ RISARALDA VALLE d) La estructura del Estado. Identificar, analizar y formular las políticas de no repetición atendiendo a la específica estructura del Estado, son pasos preliminares y fundamentales al momento de determinar la capacidad real de las entidades territoriales en el cumplimiento de sus responsabilidades. Así mismo, discernir a profundidad las lógicas de funcionamiento cotidiano de la administración pública, junto con las experiencias y trayectoria de cada institución responsable, favorece la formulación de planes de acción en materia de prevención ajustados a los tiempos reales de gestión de cada entidad territorial. TOLIMA 48. Obervatorio para los Derechos Humanos. Algunos indicadores sobre la situación de derechos humanos en Chocó. 2005 [En linea] http://www.acnur.org/t3/ uploads/media/COI_889.pdf?view=1. Por ejemplo, garantizar la participación de las víctimas en el diseño, la implementación y la evaluación de los programas de reparación, es un objetivo general de las políticas de transición cuyo cumplimiento exige conocer las competencias específicas delegadas en cada dependencia o entidad pública del nivel administrativo nacional y territorial El Cuándo C19 49. CUERVO Jorge Iván. Las políticas públicas: entre los modelos teóricos y la práctica gubernamental: una revisión a los presupuestos teóricos de las políticas públicas en función de su aplicación. En: Ensayos sobre políticas públicas. Bogotá: Universidad Externado de Colombia, 2007. p. 87. involucrada en lograr las metas trazadas por ley. De igual forma, la experiencia acumulada por muchas instituciones públicas en materia participación ciudadana, puede servir para evitar errores comunes, como la generación de falsas expectativas, que obren en detrimento de una deliberación efectiva y apropiada de las víctimas en torno al sí, al cómo y al cuándo de las medidas de no repetición. En este punto, debe tenerse en cuenta que el Estado colombiano, a pesar de responder a un modelo descentralizado y con autonomía de las entidades territoriales, según lo dispone la Constitución Política (artículo 1°), enfrenta en la práctica un alto grado de centralización que se explica, entre otras cosas, por la escasa capacidad operativa o “fortaleza institucional” de muchos gobiernos locales y su reducida disponibilidad de recursos propios49. Lo anterior conlleva a que los márgenes de acción local terminen en la mayoría de casos absorbidos por el Gobierno Nacional, en detrimento de la posibilidad de formular y ejecutar políticas de prevención o no repetición congruentes las lógicas y dinámicas sociales, políticas y económicas de cada región. Ahora bien, según el artículo 174 de la Ley 1448 de 2011, los programas de prevención, asistencia, atención, protección y reparación integral a las víctimas a cargo de las entidades territoriales deberán contar con asignaciones presupuestales en los respectivos planes de desarrollo local y responder a los lineamientos establecidos en el Plan Nacional para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas. Para el cumplimiento de estas responsabilidades, las autoridades locales deberán darle aplicación a los principios de concurrencia, complementariedad y subsidiariedad que gobiernan el ejercicio de competencias (artículo 288 de la Constitución Política). El artículo 27 de la Ley 1454 de 2011, por la cual se dictan normas orgánicas de ordenamiento territorial, le atribuye el siguiente significado a los mismos: “(i) Coordinación. La Nación y las entidades territoriales deberán ejercer sus competencias de manera articulada, coherente y armónica. En desarrollo de este principio, las entidades territoriales y demás esquemas asociativos se articularán, con las autoridades nacionales y regionales, con el propósito especial de garantizar los derechos fundamentales de los ciudadanos como individuos, los derechos colectivos y del medio ambiente establecidos en la Constitución Política. C20 El Cuándo (ii) Concurrencia. La Nación y las entidades territoriales desarrollarán oportunamente acciones conjuntas en busca de un objeto común, cuando así esté establecido, con respeto de su autonomía. (iii) Subsidiariedad. La Nación, las entidades territoriales y los esquemas de integración territorial apoyarán en forma transitoria y parcial en el ejercicio de sus competencias, a las entidades de menor categoría fiscal, desarrollo económico y social, dentro del mismo ámbito de la jurisdicción territorial, cuando se demuestre su imposibilidad de ejercer debidamente determinadas competencias. El desarrollo de este principio estará sujeto a evaluación y seguimiento de las entidades del nivel nacional rectoras de la materia […]”. 50. El artículo 252 del Decreto 4800 de 2011 describe sus funciones generales. 51. Cfr.,Fundación Social. Implementación de la Ley de Víctimas en las entidades territoriales. Bogotá, 2011. [En línea] http://www.proyectossocialesdirectos.org/ index.php/es/publicaciones-recientes/227implementacion-de-la-ley-de-victimas-enlas-entidades-territoriales [consultado el 11 de diciembre de 2012]. Ejemplo: Implementación de la Ley de Víctimas por entes territoriales La Ley de Víctimas creó los Comités Territoriales de Justicia Transicional, como “la máxima instancia de articulación territorial” en la materia. Entre sus integrantes se encuentran diversas autoridades locales y el Gobernador (a nivel departamental) o el alcalde (a nivel municipal), quienes las presiden50. Con todo, la misma ley convoca a otras entidades locales en el logro de sus objetivos, tales como los Centros Regionales de Atención y Reparación, las personerías municipales y distritales y las oficinas regionales de las entidades nacionales que conforman el Sistema Nacional de Atención y Reparación a Víctimas51. Para una efectiva coordinación entre el Gobierno Nacional y las entidades territoriales, aquella ley retoma los principios constitucionales de coordinación, concurrencia y subsidiariedad. La aplicación de estos principios también puede verse en el auto 383 de 2010 proferido por la Corte Constitucional, que le ordenó a las entidades territoriales y del orden nacional integrantes del Sistema Nacional de Atención Integral a la Población Desplazada (SNAIPD) “aplicar los principios de concurrencia y subsidiaridad” en el desarrollo de sus funciones. Así mismo, en dicha providencia la Corte le ordenó a las autoridades locales “que requieran la ayuda del Gobierno Nacional en materia presupuestal, que antes del 30 de julio de 2011 realicen la respectiva solicitud debidamente sustentada”; e indicó que ante la omisión de tal petición, “se presumirá que cuenta con el presupuesto necesario para atender debidamente a las víctimas del desplazamiento forzado en su territorio”. e) La estructura de la sociedad. Los arreglos y dinámicas sociales presentes en una determinada comunidad afectan el buen desenvolvimiento de cualquier proceso de transición, y en general, de protección de los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación. Por ello, la puesta en marcha de medidas de prevención, como forma de reparación, supone el estudio previo de diversos elementos culturales y sociológicos con eventual repercusión en la sostenibilidad y éxito del proceso, como por ejemplo, las El Cuándo C21 52. p. 419. 53. VILLAMIZAR Darío. Bogotá y Medellín, referentes en un proceso de reinserción. En: Boletín Hechos del Callejón No. 25, año 5, Bogotá: PNUD, 2007. p. 6. 54. Emitido el 1° de diciembre de 2008. estructuras de poder informal subyacentes en la sociedad, los patrones de discriminación o exclusión latentes en el entorno, la existencia de imaginarios colectivos favorables o adversos a la reconciliación, la fortaleza o el grado de consolidación de la sociedad civil y las percepciones hacia las víctimas y los victimarios, entre otros. En este sentido, el Informe Nacional de Desarrollo Humano para Colombia 2003, “El conflicto, callejón con salida”, reconoció la importancia de cambiar los imaginarios presentes en nuestra sociedad tras reconocer su papel en la continuidad de la guerra. Según este Informe “[l]a cultura de una sociedad —su sistema de creencias, valores y actitudes— es el marco simbólico que determina las conductas distintivas de sus miembros. Y aunque hablar de una ‘cultura de violencia’ tal vez sea excesivo, no hay duda de que un conflicto tan prolongado y traumático tiene resonancias en esta esfera: la violencia acaba por afectar el modo en que pensamos, y el modo en que pensamos puede traer más violencia. Así, en el proceso de cambiar las ‘señales’ o estímulos que dan pie a las acciones violentas […] es crucial incluir los ‘imaginarios’, vale decir, las representaciones generalizadas sobre el ser y el deber ser de la sociedad donde vivimos”52. Con base en estas consideraciones, planteó la necesidad de implementar programas de educación para la paz, que incluyeran educación para las víctimas y la convivencia, junto con una invitación a reflexionar sobre los contenidos que diariamente transmiten los medios de comunicación a la ciudadanía colombiana. A su turno, la forma improvisada y apresurada en que, para muchos, se emprendieron los primeros ejercicios de reintegración de antiguos paramilitares y guerrilleros en Colombia durante el gobierno nacional 2002-2006 ilustra la relevancia de trabajar en torno a los imaginarios y prejuicios arraigados en la sociedad. En numerosas ocasiones, las comunidades receptoras rechazaron abiertamente la presencia de aquella población en su ámbito local, poniendo en riesgo la estabilidad de los programas de reinserción. Así, “a Bogotá llegaban cientos de desmovilizados individuales (desertores) que, de manera inconsulta con la administración de Lucho Garzón, eran ubicados en albergues por el Gobierno Nacional. Esta situación generó brotes de inconformidad en habitantes de barrios y localidades donde fueron instalados los eufemísticamente llamados ‘Hogares de paz’”53. En tal sentido, el Consejo Nacional de Política Económica y Social, en su documento No. 3554 sobre “Política nacional de reintegración social y económica para personas y grupos armados ilegales”54, incluyó entre C22 El Cuándo los principales obstáculos al proceso de reintegración “la falta de receptividad de algunos sectores de la sociedad y de las comunidades víctimas de la violencia armada”55, seguramente animados por imaginarios negativos sobre los desmovilizados. Para el Consejo, entre los factores de rechazo hacia el proceso de reinserción, se encuentran algunos de tipo “comunitario” que aluden a “la estigmatización y bajo o inexistente apoyo por parte de las comunidades receptoras; el miedo y temor que éstas puedan tener, dado que muchos desmovilizados cometieron y participaron en violaciones a los DDHH y al DIH, o por la posibilidad que pueda haber represalias por parte de [Grupos Armados Ilegales] GAI activos por el hecho de acogerlos […] Por otro lado, en algunos casos, en estas comunidades y en la sociedad en general, existe desconfianza y resentimiento hacia el proceso de reintegración, dado que pueden percibir que la [Política de Reintegración Socio-Económica] PRSE se dirige exclusivamente a los desmovilizados, que las estrategias implementadas no son equitativas y que hay exceso de asistencialismo en un entorno donde hay víctimas y otros grupos vulnerables”56. 55. Documento Conpes No. 3554, p. 18. 56. Ibíd., p. 23. 57. Medios para la Paz, Fundación Colombia Multicolor y Unión Europea. Buenas prácticas en derechos humanos. Senderos de esperanza: Valle del Cauca. Bogotá, 2007. p. 16; citado en: Fundación Social. Propuesta para la construcción de procesos de reconciliación en el Catatumbo. Bogotá, 2010. p. 39. 58. MULLER Pierre. Las políticas públicas. Bogotá: Universidad Externado de Colombia, 2006. pp. 58-60. De igual forma, la existencia de una sociedad débil o debilitada dificulta el acceso de sus demandas y posturas sobre el cómo y el cuándo de las garantías de no repetición ante los tomadores de decisiones. En efecto, “en la medida en que existen organizaciones activas y con capacidad de hacer valer sus derechos, la comunidad pasa de ser una abstracción para convertirse en un ente emprendedor capaz de construir discursos, inventar caminos, promover acuerdos, proponer cambios legislativos, asumir la administración o bien de fiscalizarla”57. Por el contrario, ante una estructura social precaria o desarticulada, difícilmente una demanda social capta la atención de las autoridades públicas y logra posicionarse dentro de la agenda política nacional y local. Es sabido que los “problemas” que generan políticas públicas son necesariamente constructos sociales que obtienen respuestas estatales cuando activan y captan la atención de los gobernantes58. El Cuándo C23 Ejemplo: Persistencia de la violencia contra la mujer en Ruanda Ruanda Las mujeres fueron las principales sobrevivientes del genocidio ruandés. Los censos realizados con posterioridad al conflicto indicaron que el 70% de la población estaba compuesto por mujeres y que tenían a su cargo el 50% de todos los hogares59. Sin embargo, las políticas de transición no han tenido en cuenta la configuración patriarcal y la “débil posición estructural de la mujer en la sociedad”60 ruandesa, por lo cual, han omitido formular e implementar medidas eficaces para evitar la repetición de las violaciones a los derechos humanos perpetradas en su contra. UGANDA REPÚBLICA DEL CONGO RUANDA Kigali TANZANIA BURUNDI 59. ROMBOUTS Heidy. Mujeres y reparaciones en Ruanda: un largo camino por recorrer. En:¿Y qué fue de las mujeres? Género y reparaciones de violaciones de derechos humanos. New York: International Center for Transitional Justice – Social Science Research Council, 2010, pp. 227-228. 60. Ibíd., p. 228. 61. Idem. 62. Ibid., p. 229. 63. Ibid., p. 257. C24 El Cuándo Así, durante la época del genocidio las mujeres fueron víctimas de múltiples formas de violencia, con especial énfasis en agresiones de tipo sexual que incluyeron las mutilaciones sexuales, la esclavitud sexual, los embarazos forzados, la desnudez forzada y el contagio del VIH como un arma de guerra. Una vez superados los enfrentamientos e implementadas medidas de reparación y justicia transicional, la intensidad de la violencia contra la mujer disminuyó pero continuó presente en la sociedad ruandesa. Un estudio de la Cruz Roja Internacional encontró que cerca del 16% de las mujeres han sido víctimas de agresiones corporales y que una de cada diez ha sido obligada a tener relaciones sexuales con su pareja. El mismo estudio comprobó que las mujeres no analfabetas, educadas y empleadas “son las más afectadas por la violencia comunitaria, llegando a ser objeto tanto de obscenidades verbales, como de violencia psicológica e incluso física”61, lo cual ha sido interpretado como un intento por revertir su emancipación con respecto a las estructuras patriarcales de la sociedad. En el mismo sentido, la violación de jóvenes y niñas continúa siendo un problema en este país, agravado por las creencias populares que recomiendan las relaciones sexuales con mujeres vírgenes “como una manera de purificar el cuerpo y deshacerse del VIH”62. Por otro lado, la dependencia de las mujeres frente a los hombres, avalada por la ley civil, ocasionó que muchas debieran abandonar sus inmuebles, pues durante el periodo siguiente al genocidio, el régimen de sucesiones estaba determinado por la ley consuetudinaria que les impedía heredar las posesiones de sus esposos o compañeros. Si bien estas normas fueron modificadas en 1999, el acceso efectivo de las mujeres a la justicia se ha visto obstaculizado, no sólo por el desconocimiento de sus derechos, sino también por el temor a ser revictimizadas (como ocurrió con algunas sobrevivientes que rindieron testimonios ante tribunales locales “gacaca”) o a poner en riesgo los mecanismos que tienen para sobrevivir diariamente, como sus relaciones vecinales63. Así las cosas, la ausencia de garantías de no repetición dirigidas a desmontar las estructuras sociales que propician la dominación masculina sobre la mujer, facilita la continuidad de las violaciones a sus derechos humanos. De otra parte, la duración del conflicto permea y altera las dinámicas sociales y, en consecuencia, condiciona la posibilidad de alcanzar una reconciliación motivada por la implementación de programas de reparación y prevención. En otras palabras, cuanto más perviva el conflicto, mayores serán las divisiones internas de la sociedad, debido a las actitudes y posiciones adoptadas por sus miembros durante el mismo. Por ejemplo, en el caso de Irlanda del Norte, el conflicto latente entre las dos comunidades que habitan ese territorio ha perdurado por cerca de 400 años. Esta longevidad ha creado imaginarios y actitudes sobre la propia comunidad y la otra que actualmente generan grandes desafíos en el proceso de construcción de un marco de cooperación social y político que conduzca a la paz64. Percepciones y valoraciones sobre las víctimas del conflicto armado interno La encuesta nacional “¿Qué piensan los colombianos después de siete años de Justicia y Paz”65 de la Fundación Social y el Centro de Memoria Histórica, constituye una herramienta valiosa para conocer las percepciones de la sociedad colombiana frente al modelo de justicia transicional acogido por el gobierno central. Con respecto a las percepciones y valoraciones sobre las víctimas, la encuesta mostró que el 20% de las personas “no afectadas” por el conflicto armado las consideran, en general, como “personas vinculadas con grupos armados ilegales o que se dedicaban a actividades ilícitas”. Así mismo, la encuesta reveló que el 54% de los no afectados piensa que la mayoría de los destinatarios de la Ley de Víctimas “son personas que se hacen pasar por víctimas para recibir beneficios”. Esta evidencia de percepciones negativas frente a las víctimas y sus derechos dificultan la aplicación de las garantías de no repetición, pero sobre todo, la posibilidad de generar transformaciones reales al interior de la sociedad colombiana. f) La persistencia del conflicto armado o de violaciones masivas a los derechos humanos. Es común objetar la viabilidad y legitimidad de instaurar medidas para la prevención de violaciones graves a los derechos humanos cuando no se han superado las hostilidades o desactivado los factores causantes de la victimización68. Esta crítica pareciera fundarse en el carácter netamente transicional de las garantías de no repetición. 64. BLOOMFIELD David y BARNES Teresa. Reconciliation after Violent Conflict: A Handbook. International Institute for Democracy and Electoral Assistance. Estocolmo: Luc Huyse ed, 2003. p. 42. 65. Centro de Memoria Histórica, Fundación social y otros. Encuesta Nacional - ¿Qué piensan los colombianos después de siete años de justicia y paz. Bogotá: Fundación Social, 2012. p. 85. 66. Cfr., Fundación Social. Guía sobre reconciliación. Claves para la construcción de un horizonte en Colombia. Bogotá, 2006, p. 9. Reparaciones a víctimas ex combatientes En el derecho internacional de los derechos humanos, la víctima que fue también perpetrador no pierde su derecho a la reparación66. Sin embargo, en algunos casos se ha decidido no reconocerlas como titulares de aquel derecho, como ocurrió en Perú, cuando mediante ley se ordenó excluir a “los miembros de organizaciones subversivas” del Programa Integral de Reparaciones67. 67. Artículo 4 de la Ley 28592 “Ley que crea el Programa Integral de Reparaciones (PIR)”. 68. Así lo registra Michael Reed en “Justicia transicional bajo fuego: cinco reflexiones marginales sobre el caso colombiano”. En, “Transiciones en contienda. Dilemas de la justicia transicional en Colombia y la experiencia comparada”, Centro Internacional para la Justicia Transicional, Bogotá, 2010, p. 87. El Cuándo C25 69. Por ejemplo, en la sentencia C-936 de 2010, la Corte indicó que un parámetro de constitucionalidad de las disposiciones legales expedidas con el fin de facilitar la suscripción de acuerdos de paz con los grupos armados ilegales es la “no suspensión de las obligaciones de los Estados partes de la Convención Americana en materia de investigación, juzgamiento y sanción de los atentados contra los derechos humanos, mientras se adelantan procesos de paz”. 70. DÍAZ Catalina, SÁNCHEZ Nelson Camilo y UPRIMNY Rodrigo. Reparar en Colombia: los dilemas en contextos de conflicto, pobreza y exclusión. Bogotá: Centro Internacional para la Justicia Transicional y Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad, 2009, p. 8. No obstante, como se advirtió previamente, el cumplimiento de las obligaciones estatales en materia de reparación y prevención no se suspende por obra del conflicto, y resulta exigible por los titulares de estos derechos aún bajo la persistencia del fuego cruzado. Al respecto, la Corte Constitucional colombiana, retomando el precedente de la Corte IDH en casos como la Masacre de Mapiripán vs. Colombia del año 2005, ha establecido que los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación imponen deberes que deben honrarse en toda circunstancia, sin poderse supeditar a la verificación de un determinado estado de cosas en materia de orden público o al sometimiento a la justicia de los responsables69. De igual forma, la tendencia nacional pareciera orientarse cada vez más al reconocimiento de la necesidad de implementar los derechos de las víctimas como estrategia para motivar la superación del conflicto interno armado. Así, la apuesta colombiana por emprender garantías de no repetición en medio de la guerra, representa un empleo novedoso y propositivo de las herramientas típicamente adscritas a épocas de transición hacia la paz. En este sentido se ha dicho que: “Los contextos políticos del uso de la justicia transicional se han diversificado considerablemente en los últimos años y Colombia no es la excepción. Los mecanismos de verdad, justicia y reparación ya no se aplican exclusivamente en configuraciones post dictatoriales o de post conflicto, sino que tienden a implementarse en contextos en los cuales no hay una transición clara hacia la paz o la democracia. En este tipo de contextos pueden alterarse algunos de los supuestos de la justicia transicional, presentarse modificaciones no deseadas de los estándares y conceptos, y generarse procesos sociales contrarios a los fines deseados. Con todo, no resulta descabellado acoger enfoques creativos “para la formulación de mecanismos de justicia transicional que permitan la defensa y promoción de los derechos de las víctimas y, de ninguna manera, la mera postergación de esta agenda en nombre de circunstancias particulares. Los derechos de las víctimas no pueden aguardar la resolución final del conflicto armado para ser protegidos. [Por ello] los mecanismos de la justicia transicional son pertinentes para Colombia, porque sólo a través de ellos se puede garantizar una paz sostenible y duradera, que vaya más allá de acuerdos bilaterales o soluciones unilaterales”70. C26 El Cuándo g) La confianza entre la sociedad y el Estado. Crear y ejecutar políticas de no repetición en contextos sociales marcados por una fuerte desconfianza hacia las instituciones públicas conduce al fracaso. En general, la construcción de la paz, la generación de condiciones sociales proclives a la reconciliación y el tránsito hacia una democracia sustancial, son tareas colectivas que requieren la participación de todos los actores sociales; la evidencia de valores, creencias y sentimientos comunes entre la población que sirvan de sustrato ideológico al nuevo proyecto de sociedad71; y la presencia de confianza entre las personas y de estas hacia el Estado. Sin embargo, la guerra destruye el tejido social, deslegitima al Estado cuando sus agentes participaron directa o indirectamente en su desarrollo y tiende a modificar los valores y las creencias ciudadanas. En particular, los sectores afectados con mayor rigor por el conflicto no ven en las autoridades públicas un interlocutor válido para exponer sus demandas ni un aliado para emprender medidas de sanación colectiva y reconstrucción de capital social. En suma, los imaginarios colectivos prevalecientes en contextos de posguerra o vigencia actual del conflicto, se caracterizan por una desconfianza generalizada hacia los representantes del Estado, ausencia de credibilidad frente a sus acciones y desinterés en cooperar con sus labores. 71. En efecto, como lo destaca Christian Welzel, la democratización requiere una fuerte voluntad ciudadana, alimentada por valores e imaginarios individuales que respalden la lucha por las libertades que definen a este tipo de régimen político. WELZEL Christian. Theories of Democratization. En: Democratization, Oxford University Press, 2009, p. 84. 72. WELZEL Christian, INGLEHART Ronald y DEUTSCH Franziska. Social Capital, Voluntary Associations and Collective Action: Which Aspects of Social Capital Have the Greatest ‘Civic’ Payoff? En: Journal of Civil Society Vol. 1, No. 2, 121 –146. Taylor & Francis, 2005. p. 122. 73. PUTNAM, R. D. Making democracy work: civic traditions in modern Italy. New Jersey: Princeton University Press, 1993. 74. BLOOMFIELD David y BARNES Teresa. Reconciliation after Violent Conflict: A Handbook. Estocolmo: International Institute for Democracy and Electoral Assistance, 2003. p. 22. Por ende, es importante favorecer la reconstrucción de la confianza entre la sociedad y el Estado, para generar mayor capital social. La existencia de capital social se traduce en la presencia de confianza interpersonal72, reglas y redes que facilitan la acción colectiva en una sociedad73. Sin capital social resulta inviable cualquier proceso de reconciliación que contemple medidas de no repetición, pues esta clase de ejercicios demandan la participación y cooperación de todos los sectores de la sociedad, en especial, de eventuales antiguos antagonistas como quienes fueron directamente afectados por el conflicto, los protagonistas de las atrocidades y las autoridades públicas74. El Cuándo C27 Participación de las víctimas La participación de las víctimas es fundamental en el diseño e implementación de las garantías de no repetición. Ellas fueron testigos directos de las dinámicas, las causas y las consecuencias de la violencia y son más vulnerables frente al riesgo de repetición de los hechos. No obstante, en muchas ocasiones se les priva de la posibilidad de incidir en la toma de decisiones, ya sea por la persistencia de estructuras discriminatorias en la sociedad, la existencia de percepciones negativas generalizadas en su contra, o por su misma condición de vulnerabilidad social. Como lo destaca Felipe Gómez, un elemento crucial en cualquier proceso de reparaciones, es la participación de las víctimas, pues “[s]on ellas las que han experimentado el sufrimiento y las que mejor conocen sus necesidades y sus prioridades en materia de reparación. [Además] el participar en el diseño del programa de reparaciones otorga a las víctimas la sensación de que se les reconoce, de que se les tiene en cuenta, lo que contribuye a generar un sentimiento de apropiación (ownership) del proceso […]. Ello es algo esencial cuando lo que está en juego es la autoestima de las víctimas, víctimas que han sufrido mucho y cuya recuperación psicológica descansa en buena parte en ese sentimiento de reconocimiento público y de participación”75. No obstante, la definición del contenido y los alcances de las reparaciones difícilmente podrán efectuarse con la participación efectiva de todo el universo de víctimas, por lo cual, es importante favorecer la organización de aquellas, de forma tal que sus asociaciones puedan fungir como los “interlocutores legítimos, aunque no los únicos, ante los responsables políticos a la hora de diseñar el programa concreto de reparación y de participar en su puesta en marcha”76. En consecuencia, es indispensable reforzar los mecanismos que faciliten la deliberación de las víctimas en este ámbito, teniendo en cuenta que la participación, entre otras cosas: • Favorece la apropiación de las medidas de no repetición por parte de las víctimas, generando mejores condiciones para su efectividad. Es importante mencionar que este sistema no es el primero creado en Colombia para garantizar la participación de las víctimas en las decisiones que les competen (por ejemplo, con anterioridad existían las Mesas de Fortalecimiento a las Organizaciones de Población Desplazada). • Contribuye a recuperar la confianza de las víctimas en la sociedad y en la institucionalidad, requisito esencial para lograr un impacto positivo con las garantías de no repetición. Con el fin de reglamentar el ejercicio de la participación en el marco de las Mesas de Participación, la Ley ordenó la elaboración de un Protocolo de Participación (artículo 194), el cual deberá, entre otras cosas: • Representa en sí misma una forma de reparación. • Ayuda a restablecer la capacidad de las víctimas de agenciar sus derechos, pues refuerza su rol como ciudadanos activos y responsables de su entorno. Participación en la Ley de Víctimas 75. GÓMEZ ISA Felipe. El derecho de las víctimas a la reparación por violaciones graves y sistemáticas de los derechos humanos. En: El Otro Derecho, No. 37, ILSA. Bogotá, 2007. pp. 50 y 51. 76. Ídem. C28 El Cuándo sistema parte de la creación de “Mesas de participación” en todos los niveles territoriales y a nivel nacional, como espacios dirigidos a permitir que las víctimas incidan en la ejecución de la Ley. Así mismo, establece otras instancias de decisión en las cuales pueden participar las víctimas, entre ellas se destacan los Comités Territoriales de Justicia Transicional, el Comité Ejecutivo para la Atención y Reparación a las Víctimas, los Subcomités Técnicos, el Consejo Directivo de la Unidad Administrativa Especial de Gestión de Restitución de Tierras, el Consejo Directivo del Centro de Memoria Histórica y la Comisión de Seguimiento y Monitoreo de la ley. La Ley de Víctimas y sus decretos reglamentarios crearon un sistema de participación cuyo objetivo es garantizar que las medidas de atención, asistencia y reparación correspondan a las necesidades reales de sus beneficiarios. Este • Generar mecanismos de representatividad efectivos. • Garantizar la participación de sectores especialmente vulnerables (como las mujeres, la población en situación de discapacidad, las minorías étnicas, los niños, niñas y adolescentes). • Incluir voceros representativos de todos los hechos victimizantes. • Velar por una participación cualificada. 3. ¿Qué se busca al preguntar sobre el “Cuándo”? Con la discusión sobre el “cuándo” de las garantías de no repetición se busca identificar las condiciones necesarias para su efectividad y pertinencia. Como ya se mencionó, el Estado está llamado a generar condiciones propicias para su implementación. Ahora bien, el carácter “general” u “objetivo” de una condición alude a su naturaleza imprescindible al momento de implementar medidas de prevención. Este tipo de condiciones se identifican a partir de las enseñanzas recogidas en experiencias de justicia transicional de otros países, como las expuestas en la sección primera de esta guía. 77. SPRINGER, Natalia. Restablecer el equilibrio: Justicia y Reconciliación. En: Cuadernos del Conflicto, Reconstrucción, Reinserción y Región. Semana y Fundación Ideas para la Paz. Bogotá,2006. p. 30. Algunas condiciones generales u objetivas son las siguientes: • Un sistema judicial capaz de castigar las violaciones a los derechos humanos y al DIH en el marco de procesos de desmovilización de grupos armados ilegales. Como es sabido, la reintegración de ex combatientes no se limita a desarmar personas. También comprende la obligación de desactivar estructuras criminales que emergieron como resultado de la confluencia de múltiples factores sociales, económicos y culturales en un territorio determinado. En tales circunstancias, es importante garantizar la aplicación de justicia estatal como estrategia para lograr la prevención general de las conductas delictivas y erradicar el ciclo de violencia que trae consigo la impunidad. Al respecto, “[g]eneralmente, se dice que la impunidad es el precio que debemos pagar por conseguir la paz y la seguridad. La evidencia, sin embargo, apunta a que, aún en condiciones muy limitadas, cuando prevalece la impunidad, el proceso puede malograrse, por una razón muy sencilla: si los autores de los crímenes más graves, que por lo general, son figuras conocidas y visibles, no asumen su responsabilidad, el resto del sistema social podrá legítimamente negarse a cooperar y asumir sus propias responsabilidades; es decir, el precio de la paz es muy alto, el precio de la paz tendremos que pagarlo todos”77. • La difusión de la verdad debe acompañarse de garantías para evitar la revictimización. Adelantar ejercicios de reconstrucción y difusión de verdad en medio del conflicto y sin medidas de protección para sus protagonistas, puede resultar perjudicial. Así lo demostró el caso del proyecto para la “Recuperación de la Memoria Histórica” -Remhiadelantado por la Oficina de Derechos Humanos de la El Cuándo C29 78. MERSKY Marcie. Guatemala en la memoria. Dos experiencias de búsqueda de la verdad. En: El mosaico de la memoria: experiencias locales, no oficiales o parciales de búsqueda de la verdad histórica. Bogotá: Fundación Social, 2007. p. 36. 79. Ídem. 80. SPRINGER, Natalia. Sobre la verdad en los tiempos del miedo. Del establecimiento de una comisión de la verdad en Colombia y los desafíos para la justicia restaurativa. En: Colección Pretextos No. 19. Bogotá: Universidad Externado de Colombia.. 2002. pp. 135 y 137. Iglesia Católica “cuando el conflicto permanecía aún sin resolverse”78 en Guatemala. Tras varios años de investigación y recolección de miles de testimonios, en 1998 entregó su informe final, ampliamente difundido por los medios de comunicación. Sin embargo, “sus conclusiones fueron opacadas por el asesinato de monseñor Juan Gerardi, coordinador general de todo el equipo de trabajo”79, días después de presentarlo al público. Por ende, es importante “observar si el conflicto ha madurado como para admitir la instauración de una comisión de la verdad”, puesto que “las experiencias pasadas muestran que sin contar con la seguridad suficiente el proceso de decir la verdad sobre las atrocidades cometidas en el pasado es imposible”80. • Los programas estatales deben ser pertinentes y garantizar la participación de las víctimas en su diseño e implementación. Las estrategias de pedagogía social para promover la reconciliación y los proyectos de comunicación en derechos humanos y DIH, deben ajustarse a las necesidades expresadas por las víctimas. También deberá promoverse la (re)construcción de los lazos sociales rotos por el conflicto y la generación de confianza entre la sociedad y el Estado, con el fin de asegurar la eficacia de estos ejercicios. Por otra parte, las condiciones específicas o subjetivas aluden a las dinámicas específicas del contexto a nivel nacional y local, que deberán tenerse en cuenta al momento de implementar garantías de no repetición. Ejemplo: Garantías de no repetición en el contexto colombiano. Persistencia del conflicto armado. Para identificar las condiciones subjetivas en el contexto colombiano, es menester conocer las dinámicas locales del conflicto armado: • En ocasiones las causas de las violaciones masivas a los derechos humanos persisten en una zona, mientras que en otras han sido mitigadas. En el primer escenario, el enfoque hacia la protección de la seguridad personal de las víctimas debe ser prioritario en comparación C30 El Cuándo con el segundo, pues el proceso de justicia transicional busca ante todo evitar la revictimización. • También pueden existir zonas del país en donde los actores del conflicto armado han tenido mayor presencia a lo largo del tiempo, mientras que en otras su incursión es más reciente. En estos escenarios variará la forma en la cual se busque la prevención de los hechos violentos. • Las características sociales, culturales y económicas de la población no son homogéneas en todo el territorio nacional. Por ende, no será lo mismo adelantar acciones de prevención en un escenario donde la mayoría ha sido afectada por el conflicto, pertenece a comunidades afrodescendientes y se encuentra en zonas rurales; que en otro donde la población es urbana y enfrenta problemas asociados con el reclutamiento de niños, niñas y adolescentes. Como se mencionó en la primera sección sobre la importancia del “Cuándo”, el Estado tiene la obligación de generar ciertas condiciones institucionales para que los programas de prevención sean efectivos y adecuados. A continuación, se ilustran algunas de estas condiciones: a) Capacitación a funcionarios 81. Sentencia de 24 de febrero de 2012 (Fondo, Reparaciones y Costas). 82. Párrafo 271. 83. Sentencia de 7 de septiembre de 2004 (Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas). 84. Párrafo 263. 85. Sentencia de 23 de noviembre de 2010 (Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas). La capacitación a funcionarios públicos en la jurisprudencia de las cortes internacionales de derechos humanos es fundamental para evitar la repetición de los crímenes atroces. Estos procesos de formación incluyen la capacitación de los miembros de la Fuerza Pública involucrados en violaciones a los derechos humanos y al DIH. Sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que ordenan capacitar a funcionarios públicos 1) Caso Atala Riffo y Niñas Vs. Chile81. La Corte le ordenó al Estado capacitar a sus funcionarios públicos en materia de: “i) derechos humanos, orientación sexual y no discriminación; ii) protección de los derechos de la comunidad LGBTI, y iii) discriminación, superación de estereotipos de género en contra de la población LGTBI”. Además, la Corte advirtió que estos cursos debían “estar dirigidos a funcionarios públicos a nivel regional y nacional, y particularmente a funcionarios judiciales de todas las áreas y escalafones de la rama judicial”82. 2) Caso Tibi Vs. Ecuador83. En esta ocasión, la Corte ordenó la creación de “un programa de formación y capacitación para el personal judicial, del ministerio público, policial y penitenciario, incluyendo al personal médico, psiquiátrico y psicológico, sobre los principios y normas de protección de los derechos humanos, relacionados con la detención de personas, sus derechos y garantías judiciales, el trato que deben recibir, sus condiciones de detención, tratamiento y control médico, el derecho a contar con un abogado, a recibir visitas, a que los procesados y condenados se alojen en instalaciones diferentes”84. Así mismo, se estableció que la implementación de estos cursos debía contar con la participación de la sociedad civil y que el Estado debía crear en un plazo de seis meses contados desde la expedición de la sentencia, un comité interinstitucional que coordinara todo el proceso. 3) Caso Vélez Loor Vs. Panamá85. La Corte estableció que “el Estado debe implementar, en un plazo razonable, programas de capacitación sobre la obligación de iniciar investigaciones de oficio siempre que exista denuncia o razón fundada para creer que se ha cometido un hecho de tortura bajo su jurisdicción, destinados a integrantes del Ministerio Público, del Poder El Cuándo C31 Judicial, de la Policía Nacional, así como a personal del sector salud con competencia en este tipo de casos y que por motivo de sus funciones sean los primeros llamados a atender a víctimas de tortura”86. 4) Caso Ibsen Cárdenas e Ibsen Peña Vs. Bolivia87. En esta decisión la Corte resaltó que las medidas de capacitación en derechos humanos buscan fortalecer la capacidad institucional de los Estados y representan una forma de “brindar al funcionario público nuevos conocimientos, desarrollar sus capacidades, permitir su especialización en determinadas áreas novedosas, prepararlo para desempeñar posiciones distintas y adaptar sus capacidades para desempeñar mejor las tareas asignadas”88. En consecuencia, la Corte ordenó “implementar, en un plazo razonable y con la respectiva disposición 86. Párrafo 280. 87. Sentencia de 1° de septiembre de 2010 (Fondo, Reparaciones y Costas). 88. Párrafo 257. 89. Párrafo 258. 90. Intervención de Luz Marina Monzón, defensora de derechos humanos y experta en litigio ante el Sistema Interamericano de Derechos Humanos. En, Fundación Social, relatoría del seminario “Garantías de no repetición desde la perspectiva comparada: retos y desafíos para el caso colombiano”, realizado el 23 de noviembre de 2012 en la ciudad de Bogotá. C32 El Cuándo presupuestaria, un programa de formación sobre la debida investigación y juzgamiento de hechos constitutivos de desaparición forzada de personas, dirigido a los agentes del Ministerio Público y a los jueces del Poder Judicial de Bolivia que tengan competencia sobre tales hechos, con el fin de que dichos funcionarios cuenten con los elementos legales, técnicos y científicos necesarios para evaluar integralmente el fenómeno de la desaparición forzada. De manera particular, en este tipo de casos las autoridades encargadas de la investigación deben estar entrenadas para el uso de la prueba circunstancial, los indicios y las presunciones, la valoración de los patrones sistemáticos que puedan dar origen a los hechos que se investigan y la localización de personas desaparecidas de manera forzada”89. Los procesos de capacitación a funcionarios públicos pueden perseguir diferentes objetivos y son indispensables para generar condiciones adecuadas para el acceso de las víctimas a los programas de reparación, por ejemplo, cuando pretenden mejorar el trato que les brindan al momento de solicitarla. En el caso colombiano, la Corte IDH ha dictado doce sentencias condenatorias que han decretado medidas de no repetición como la capacitación de funcionarios estatales. Mediante este tipo de estrategias pedagógicas se intenta promover la transformación de prácticas y la adecuación del funcionamiento interno de la administración pública a los estándares internacionales de protección a los derechos humanos. No obstante, vista de forma aislada o desarticulada, la capacitación en derechos humanos resulta insuficiente si no se acompaña de modificaciones estructurales del aparato estatal y de los imaginarios colectivos que tienden a ver al otro (diferente, disidente u opositor) como enemigo y no como ser humano titular de la misma dignidad90. b) Estrategias de sensibilización Los procesos de sensibilización dirigidos a la sociedad y la institucionalidad son claves para generar condiciones favorables a la implementación de las garantías de no repetición. Así, podría ocurrir que un discurso fuerte por parte del Estado sobre la necesidad de garantizar los derechos de las víctimas no necesariamente encuentre respaldo en las autoridades locales encargadas de otorgarles las medidas de atención, asistencia y reparación. Lo anterior, dada la existencia de percepciones negativas hacía aquellas que conducen a una falta de voluntad en protegerles sus derechos. En este contexto, la sensibilización promueve la generación de percepciones positivas hacía las víctimas, vistas como sujetos de derechos, y contribuye al reconocimiento por parte del Estado de las acciones y omisiones que generaron violaciones a los derechos humanos. Por ello, es importante que en los procesos de justicia transicional se establezca “una sensibilización precisa sobre la reparación a las poblaciones afectadas”91, como condición para su efectiva implementación. 91. Victims’ Rights Working Group. The impact of the Rome Statue System on victims and affected communities 2010. Traducción no official.[En linea] http:// www.vrwg.org/VRWG_DOC/2010_Apr_ VRWG_Impact_of_ICC_on_victims.pdf. 92. International Center for Transitional Justice. Reparations in Theory and Practice. p. 9. [En línea] http://ictj.org/sites/ default/files/ICTJ-Global-ReparationsPractice-2007-English.pdf [consultado el 7 enero de 2012]. Por otro lado, las estrategias de sensibilización también deberán dirigirse a la población en general, teniendo en cuenta las “percepciones de la sociedad como un todo”92, con el fin de combatir o desmontar los estigmas sociales que pesan sobre víctimas y victimarios, restándole eficacia a las políticas públicas creadas para garantizar la reparación y la no repetición. c) Reformas institucionales En todo proceso de justicia transicional las reformas a las instituciones son necesarias para prevenir nuevas violaciones a los derechos humanos. En muchos casos, el aparato estatal omitió cumplir con sus deberes de protección a los habitantes de su territorio o sus agentes fueron los directos responsables de la victimización. En ambos casos, la evidencia de crímenes atroces revela fallas en su funcionamiento que merecen atención por parte de los gobernantes. El Cuándo C33 Ejemplo: Escrutinio al sector de la seguridad 93. Institute for Democracy and Conflict Resolution (IDCR), Briefing Paper Transitional Justice: Key Concepts, Processes and Challenges, 2011, p. 10. 94. CUÉLLAR Benjamín. Por si algún día: los retos de la no repetición en El Salvador. En: Transiciones en contienda: disyuntivas de la justicia transicional en Colombia desde la experiencia comparada. Centro Internacional para la Justicia Transicional (ICTJ). Bogotá: Editor Michael Reed, 2010. pp. 420 y 421. Un elemento central en los procesos de reformas institucionales es la modificación de la estructura y normas de funcionamiento del sector público encargado de la seguridad, el cual incluye a la policía, las Fuerzas Militares, los servicios de inteligencia, las aduanas, funcionarios de la rama judicial y otros actores no estatales con responsabilidades en esta área. El objetivo de estas reformas es “transformar la cultura y la estructura que permitió las atrocidades, así como (re) construir instituciones débiles o no existentes”93 identificando las fisuras que permitieron las violaciones. Dichos procesos de reforma al sector de la seguridad incluyen procesos de “investigación de antecedentes” (vetting) para los funcionarios con responsabilidades en este sector. Por lo cual deberán existir, entre otras cosas: • Reglamentos para que los funcionarios sean sancionados y destituidos de sus cargos cuando falten a su deber de integridad. • Códigos de conducta. • Rigurosos procesos disciplinarios y penales. • Procesos de formación a funcionarios. Caso El Salvador Entre las estrategias formuladas en este país para evitar la repetición del conflicto, se encuentran algunas reformas institucionales recomendadas por la Comisión de la Verdad, producto de los acuerdos alcanzados entre el Gobierno salvadoreño y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Algunas de ellas fueron: El Salvador GUATEMALA HONDURAS EL SALVADOR San Salvador Océano Pacífico “1)Cambios profundos y rápidos impulsados por una comisión especial legislativa, con énfasis en el sometimiento de los militares al poder civil. Los ascensos y destinos de mando debían estar bajo control democrático, asi como el presupuesto. Había que prestar especial atención a la aplicación de la nueva doctrina institucional, su nuevo sistema educativo y la constante profesionalización de sus miembros. 2) Revisión integral de la normativa castrense para adecuarla a las reformas constitucionales y el respeto de los derechos humanos. 3) Crear un mecanismo sencillo y ágil para resolver los casos de C34 El Cuándo subordinados que no cumplieron una orden ilegal; asimismo, dejar claro que la ‘obediencia debida’ no exonera a quien cumple una orden ilegal. 4) Sancionar internamente a quienes incurrieron en violaciones de derechos humanos, incluso con su baja y sin permitir su reingreso, sin que eso los exima del proceso penal. 5) Los estudios militares debían incluir la investigación profunda de los derechos humanos. Para eso se debía contar con profesorado civil. 6) La selección de militares para realizar estudios fuera del país debía realizarse considerando actitudes democráticas y de respeto de los derechos humanos. 7) Se debía superar definitivamente toda relación entre militares con aparatos paramilitares y grupos armados ilegales. Lo anterior fue cumplido de manera formal. Se llevaron a cabo cambios constitucionales y al interior de la [Fuerza Armada de El Salvador ] FAES. No obstante, existen casos e indicios de regresión al momento de cumplirse las nuevas normas”94. 4. La priorización de las garantías de no repetición Dentro de la discusión en torno al “cuándo” de las medidas creadas para evitar la repetición, surge una nueva pregunta relativa a cómo priorizarlas al interior de la política pública. Tal como se señaló en la primera parte de esta guía, las medidas enfocadas a la prevención pueden ser muy variadas. Asimismo, los tiempos para su implementación no son idénticos. Mientras ciertos cambios institucionales podrán lograrse en el corto y mediano plazo (por ejemplo, reforzar los mecanismos de monitoreo de las violaciones a los derechos humanos o efectuar modificaciones legislativas), otros requerirán de mayores periodos de tiempo para su verificación (por ejemplo, restructurar las diferentes ramas del poder público o garantizar la recepción de los estándares internacionales sobre derechos humanos). Adicionalmente, las garantías de no repetición están interrelacionadas, lo cual significa que las políticas públicas orientadas hacia su ejecución deberán tener un enfoque integral. 95. Revista Semana. Reina impunidad en asesinatos de líderes de tierras. [En línea] www.semana.com/nacion/articulo/ reina-impunidad-asesinatos-liderestierras/256131-3, [consultado el 10 de enero de 2013]. Ahora bien, la respuesta al interrogante planteado se relaciona con el contexto y con la identificación de los grupos poblacionales, sectores sociales o individuos afectados por el conflicto, que atraviesan por una situación de urgencia, en cuyas circunstancias se encuentra en peligro inminente el pleno ejercicio de sus derechos humanos. Por ejemplo, la protección a los defensores de derechos humanos en Colombia destaca la importancia de analizar el cuándo de la implementación de las garantías de no repetición. Así, en los últimos años se han presentado numerosos asesinatos a líderes que participan en el proceso de la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras. La persistencia del conflicto interno también incide en la eficacia de políticas de restitución de tierras usurpadas por los actores armados y, en general, en las medidas encaminadas a reparar, mejorar las condiciones socio-económicas de amplios sectores de la población victimizada y garantizar su participación en el diseño y la ejecución de las medidas de no repetición. Para la muestra, según cifras de la Defensoría del Pueblo, sólo entre los años 2006 y 2011 “ocurrieron al menos 71 asesinatos de líderes de procesos de restitución de tierras en 14 departamentos del país como Atlántico, Bolívar, Sucre, Córdoba, Guajira, Antioquia, Meta y Tolima”95. El Cuándo C35 96. BARRAZA Cecilia y GUZMÁN Diana. Proceso de reparación para las mujeres víctimas de violencia en el marco del conflicto armado colombiano. En: Sin tregua. Políticas de reparación para las mujeres víctimas de violencia sexual durante dictaduras y conflictos armados. Santiago de Chile: Corporación Humanas, 2008. p. 123. A su vez, los esquemas de protección a víctimas que decidieron reivindicar sus derechos por la vía judicial, han demostrado su incapacidad para contener los riesgos asociados con la vigencia del conflicto. Tal es el caso de muchas mujeres que además de amenazas, han recibido ataques contra sus vidas “principalmente cuando han asumido roles de liderazgo dentro de sus comunidades. En este sentido, es importante mencionar el caso de cuatro mujeres líderes de organizaciones de defensa de derechos de víctimas, que por adelantar acciones en el marco de la Ley de Justicia y Paz y de mantener un rol público fueron asesinadas, luego de recibir amenazas de grupos paramilitares”96. Lo anterior, indica que es urgente reforzar y priorizar estrategias de protección que atiendan, con mayor peso en el presupuesto asignado, las demandas de las víctimas inmersas en los procesos de justicia transicional. Como muestra la tendencia de agresiones graves a los derechos humanos de líderes que demandan reparación integral, en el primer semestre de 2011, es urgente ampliar la cobertura de atención a este grupo poblacional. Por lo tanto, es importante revisar la calificación de riesgo de ciertos grupos de población que deben ser objeto de especial atención en el contexto de garantías de no repetición y al inicio de la implementación de una iniciativa como la Ley de Víctimas. C36 El Cuándo 5. ¿Por qué se pregunta sobre el “Cuándo”? Teniendo en cuenta la obligación estatal de prevenir las violaciones a los derechos humanos, la pregunta sobre el mejor momento para ejecutar las medidas de prevención resulta oportuna, pues nos permite reflexionar sobre la existencia de condiciones favorables a su eficacia, evitando de ese modo revictimizar a la población afectada o defraudar las expectativas depositadas en aquellas por la sociedad. Además, entre más impactos y resultados positivos se alcancen, mayores probabilidades habrán de recuperar la confianza de las personas hacia el Estado. 97. Redress. Victims, Perpetrators or Heroes? Child Soldiers before the International Criminal Court. Septiembre 2006. A continuación, se ilustran algunos hechos adversos que podrían presentarse cuando se implementan garantías de no repetición en condiciones adversas o insuficientes: a) Esfuerzos institucionales incoherentes con las realidades o las demandas sociales. Por ejemplo, dedicar recursos públicos a la construcción de monumentos cuando las comunidades beneficiarias carecen de acceso a servicios públicos esenciales. b) Fuertes tensiones políticas. Por ejemplo, cuando las reformas institucionales conllevan un cambio importante en la distribución de poderes. Esta hipótesis podría verificarse como consecuencia de procesos de purgas o destituciones de los funcionarios públicos involucrados en violaciones a los derechos humanos. c) Revictimización de la población. Por ejemplo, cuando es probable que niños en proceso de reintegración sean objetos de amenazas por parte de los grupos armados ilegales que los reclutaron; cuando se excluyen las violaciones cometidas por agentes estatales en los procesos de difusión de la verdad o cuando se pone en riesgo a las víctimas con medidas de protección inadecuadas. d) Prolongación de la marginalización y la exclusión de las víctimas. Por ejemplo, cuando los procesos de reintegración de niños, niñas y adolescentes vinculados a grupos armados ilegales, no se acompañan con un trabajo de sensibilización del resto de la sociedad. Una lección aprendida al respecto en el norte de Uganda, es que los programas de reintegración de niños, niñas y adolescentes deben incluir a sus familias y comunidades receptoras entre los beneficiarios. De lo contrario, si los programas singularizan al niño, niña y adolescente ex-combatiente como el único beneficiario de la acción estatal, puede favorecerse su estigmatización y consecuente revictimización97. El Cuándo C37 DIFERENTES MOMENTOS DE LAS GARANTÍAS DE NO REPETICIÓN País Suceso Fecha de inicio y de culminación Garantía de no repetición Tiempo en que se implementó Chile Dictadura Militar Entre 11 de septiembre de 1973 y el 11 de marzo de 1990. Sanción de miembros de la Fuerza Pública98 A partir de 1988- hasta la fecha Argentina Dictadura Militar 24 de marzo de 1976 - 10 de diciembre de 1983 Sanción de miembros de la Fuerza Pública99 A partir de 1983 - Se suspende en 1986- reinició en 2005 Búsqueda de la verdad Durante los años 1983 y 1984 Desarme, desmovilización y reintegración Durante los años 1996 y 1999 Guatemala C38 El Cuándo Conflicto armado 1960-1996 Descripción Si bien en 1990 se termina la dictadura gracias al plebiscito nacional de 1988, Augusto Pinochet continuó teniendo gran poder primero como jefe del Ejército y después como senador vitalicio. Además, instituciones como la Corte Suprema seguían siendo partidarias de la dictadura lo que conllevó a que durante varios años no fueron juzgados los crímenes cometidos durante este período. Después de ocho años de gobierno democrático, la Corte Suprema cambia de posición y reabre causas anteriormente amnistiadas en tribunales militares. En el 2001, el poder judicial designó a jueces de dedicación preferente o exclusiva para investigar estos crímenes. Sin embargo, su penalización seguía obstaculizada por las figuras jurídicas de prescripción, cosa juzgada y amnistía (establecida en el Decreto de Ley de amnistía de 1978) que aún siguen vigentes. A partir del 2002, la Corte Suprema empezó a reconocer normas internacionales que declaran imprescriptibles e inamnistiables crímenes de guerra y de lesa humanidad y emitió más de 150 fallos condenatorios. Entre 2004 y 2007 fueron pronunciadas las primeras sentencias condenatorias contundentes. No obstante, desde mediados de este mismo año la Corte Suprema aplicó sus facultades discrecionales para reducir la condena impuesta a quienes perpetraron violaciones de derechos humanos, en reconocimiento del tiempo transcurrido desde el delito. Así mismo, se penalizaron delitos de lesa humanidad bajo figuras de delitos comunes. Esto ha repercutido en que en Chile a pesar de ser es el país a nivel regional con más ex agentes condenados por estos crímenes, las penas aplicadas han sido notablemente bajas en comparación con la gravedad de los delitos, hasta el extremo de que solamente un tercio de ellas involucraron la privación de la libertad. En el 2011, el poder judicial reconoce que el deber de persecución penal rige independientemente de la existencia de familiares dispuestos a presentar denuncias. En 2012 se realizan cambios en la composición de la Sala Penal de la Corte Suprema y se dan los primeros fallos desde 2007 declarando improcedente la aplicación de la prescripción gradual. De otro lado, en 2005 la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el fallo Palamara Iribarne, condenó a Chile por el sistema de justicia militar, que se mantiene casi intacto desde 1925, y ordenó hacerle modificaciones en un plazo prudente. Tras las recomendaciones formuladas por la Corte, en el 2010 se puso fin a la competencia de los tribunales militares sobre civiles. No obstante, las reformas no modificaron la competencia en casos de abusos de policías contra civiles, que aún corresponde a tribunales militares. En 1983 el presidente Raúl Alfonsín por medio del decreto 158 ordenó someter a “juicio sumario ante el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas a los integrantes de la Junta Militar que usurpó el gobierno de la Nación el 24 de marzo de 1976 y a los integrantes de las dos juntas militares subsiguientes”. Dos años después, comenzó el juicio oral y público de las juntas militares acusadas de cometer crímenes de lesa humanidad y graves violaciones de los derechos humanos. En este juicio “se presentaron más de 700 casos y alrededor de 800 testigos”. El 9 de diciembre de 1985, la Cámara Federal condenó a dos militares a cadena perpetua, y a otros dos miembros a 17 y 8 años de prisión. Los otros miembros de la junta fueron absueltos. En 1986, la Cámara de Diputados de la Nación aprobó la Ley de Punto Final, que estableció un plazo (sesenta días corridos a partir de la fecha de promulgación de la ley) para enjuiciar a los militares involucrados en los crímenes de la dictadura. Un año después, el Congreso aprueba la Ley de Obediencia Debida que absolvía a los militares de rango intermedio y menor, acusados de violaciones a los derechos humanos durante la dictadura, por haber obrado en virtud de obediencia debida. Entre 1989 y 1990, el presidente Carlos Menen firma los decretos de indulto que beneficiaron a los miembros condenados de la Junta militar y a otros militares que no habían sido acogidos por las leyes de punto final y obediencia debida. El 2 de agosto de 2003, la Cámara Nacional de Diputados anuló las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, y el 20 del mismo mes la Cámara Nacional de Senadores finalizó su retiro del ordenamiento jurídico. El 14 de junio de 2005, la Corte Suprema ratificó la inconstitucionalidad de aquellas leyes. En consecuencia, “A partir del 2006 hasta el 2011 fueron sentenciados 259 imputados: 239 fueron condenados y 20 fueron absueltos. Siete de los 239 imputados condenados han fallecido, cuatro de ellos durante 2011.También durante este año han muerto impunes, sin sentencia, otros 35 imputados”100. La Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), fue creada en 1983 por el presidente Raúl Alfonsín por medio del Decreto 187/83 con el fin de esclarecer los hechos relacionados con la desaparición de personas ocurridas en el país. Las funciones establecidas para esta comisión eran: a)Recibir denuncias y pruebas sobre aquellos hechos y remitirlas inmediatamente a la justicia si ellas están relacionadas con la presunta comisión de delitos; b)averiguar el destino o paradero de las personas desaparecidas, y toda otra circunstancia relacionada con su localización; c) determinar la ubicación de niños sustraídos a la tutela de sus padres o guardadores a raíz de acciones emprendidas con el motivo alegado de reprimir al terrorismo, y dar intervención en su caso a los organismos y tribunales de protección de menores; d) denunciar a la justicia cualquier intento de ocultamiento, sustracción o destrucción de elementos probatorios relacionados con los hechos que se pretenden esclarecer; e) emitir un informe final, con una explicación detallada de los hechos investigados. Este informe final, fue llamado NUNCA MÁS y publicado en 1984. Allí se estimó en 8960 el número de personas que continuaban en situación de desaparición forzosa, se documentó la acción represiva de la dictadura, la existencia de centros clandestinos de detención, la identidad de las víctimas, y se realizaron recomendaciones con la finalidad de prevenir, reparar y evitar la repetición de violaciones de derechos humanos. A partir de los Acuerdos de Paz de 1996 entre el Gobierno de Guatemala y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (Urng), se estableció el desarme, la desmovilización y reintegración gradual de los miembros de esta guerrilla. La desmovilización y el desarme de la Urng se llevaron a cabo en varias etapas con la supervisión de la misión de la ONU para Guatemala (Minugua). La primera etapa terminó el 16 de abril de 1997 con la entrega de “1818 fusiles y pistolas, un centenar de kilos de explosivos y 409 minas, junto a otras armas pesadas, en poder de sus 3614 activistas”101. La segunda etapa, culminó el 22 del mismo mes, y la tercera finalizó el 2 de mayo. Al final de estas tres etapas un total de 2959 miembros de la (Urng) se habían desmovilizado y desarmado. De otro lado, la reintegración consistió principalmente en programas de capacitación vocacional y técnica en agricultura, piscicultura y trabajo de la tierra; nivelación escolar. Además, había una serie de planes económicos para la construcción de casas y la adquisición de tierras. “En general, se logró de cada ex-combatiente un diagnóstico económico, social, educativo, de orientación vocacional, de trabajo y de salud para conocer y planificar el desarrollo en cada una de esas áreas para ellos, sus familiares y sus comunidades”102. El 18 de diciembre de 1998, la Urng inicia su reinserción a la vida política al convertirse en un partido político, y participar por primera vez en el proceso electoral de 1999. El Cuándo C39 98. Karinna Fernández, “Breve análisis de la jurisprudencia chilena en relación a las graves violaciones a los derechos humanos cometidos durante la dictadura militar”, Estudios Constitucionales, 8 (1), 2010, pp. 467-488. Centro de Derechos Humanos, “Informe anual sobre derechos humanos en Chile 2012”, Universidad Diego Portales, 2012. 99. Cronología obtenida de: http:// www.comisionporlamemoria.org/ investigacionyenseñanza/recursoscronologia.html. 100. Centro de Estudios Legales y Sociales. Derechos humanos en Argentina: Informe 2012. 1a ed. Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2012. 488 p. 101. El Tiempo. Comenzó desarme de la URNG en Guatemala, 4 de marzo de 1997. [En línea] http://www.eltiempo.com/ archivo/documento/MAM-560553. [consultado el 5 de enero de 2013]. 102. Sociedad Española de Psicoterapia y Técnicas de Grupo. Acerca de los talleres para el cambio de vida realizados en los campamentos de exguerrilleros en Guatemala durante los meses de marzo y abril de 1997. [En línea] http://www.septg. org/symposio/sim28/arc28/textos/perigua1. htm. [consultado el 13 de enero de 2013]. C40 El Cuándo Contenido Introducción D3 1. Desarme, Desmovilización y Reintegración D5 2. Proceso de paz actual entre el Gobierno colombiano y las FARCD9 3. Otros esfuerzos para garantizar la no repetición de violaciones a los derechos humanos en Colombia D11 3.1. Reforma a los criterios de investigación penal D11 3.2. Capacitación en derechos humanos y dinámicas del conflicto interno en Colombia D12 4. Protección y Prevención D15 5. Análisis de algunas rutas creadas para garantizar la no repetición de los hechos en poblaciones específicasD17 5.1. Protección a periodistas en Colombia 5.2. Análisis de la ruta de coordinación Nación-Territorio en el marco de las garantías de no repetición 5.3. Análisis de la estrategia de atención y reparación construida para niños, niñas y adolescentes desvinculados del conflicto interno armado 5.4. Atención y reparación para las mujeres víctimas del conflicto interno armado 5.5. Propuesta para desarrollar una estrategia de reparación colectiva 5.5.1. Ruta de reparación colectiva 5.6. La preservación de la memoria histórica del olvido 5.6.1. Memoria histórica: una apuesta integral D17 D21 D24 D31 D35 D37 D42 D42 6. Control civil sobre la Fuerza PúblicaD47 7. Cambio en el trato a las víctimas y en el lenguaje del gobierno con la Ley 1448 de 2011D49 El Cómo D1 D2 El Cómo Usted está aquí A B C D El Qué El Quiénes El Cuándo El Cómo Introducción Quizá la pregunta más pertinente para el diseño, implementación y evaluación de las garantías de no repetición en Colombia, es si resulta posible emprenderlas en medio del conflicto armado. La respuesta obligada es que no solamente es posible, sino necesario promover su creación. Por lo anterior, este capítulo busca mostrar los esfuerzos en marcha en Colombia con el fin de prevenir la repetición de hechos violatorios de los derechos humanos. Dado que las garantías de no repetición son de diversa índole y tienen una naturaleza multifacética y altamente contextual, esta sección se enfoca primero en las medidas tomadas en materia de desarme, desmovilización, reintegración como una garantía de no repetición fundamental. Posteriormente, se describen de manera breve los esfuerzos en curso para la protección a poblaciones y grupos vulnerables, capacitación de periodistas y funcionarios públicos en derechos humanos, reformas institucionales, preservación de la memoria histórica y control civil sobre la Fuerza Pública, entre otros. El Cómo D3 D4 El Cómo 1. Desarme, Desmovilización y Reintegración El desarme, desmovilización y reintegración de ex-combatientes (DDR) es una garantía clave de no repetición. Los programas de DDR pueden contribuir a crear contextos más estables y propicios para la implementación de otras medidas de justicia transicional. En este sentido, el DDR y la justicia transicional son imperativos que se refuerzan mutuamente1. La experiencia colombiana en cuanto al desarme de individuos y grupos alzados en armas ofrece interesantes aprendizajes. La experiencia nacional en estos procesos ha llevado a que el Estado colombiano desarrolle los siguientes principios rectores2, plasmados en el Documento Conpes No. 3554 del 1° de diciembre de 2008: 1. Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, Informe del Secretario General sobre el estado de derecho y la justicia de transición en las sociedades que sufren o han sufrido conflictos, 3 de agosto 2004, S/2004/616. 2. Consejo Nacional de Política Económica y Social, CONPES. República de Colombia. Departamento Nacional de Planeación. “Política Nacional de Reintegración Social y Económica para personas y grupos armados ilegales. Versión aprobada. 1 de diciembre de 2008. Bogotá. 3. Proceso de desmovilización y reintegración. • Apropiación nacional: “el diseño, planeación e implementación de un proceso de DDR está a cargo de la nación (…) el principal responsable por la efectiva implementación y gestión del proceso es el Estado”. • Reconciliación: “es un proceso de reconstrucción de relaciones y vínculos sociales que se basa en las relaciones de confianza y cooperación entre los ciudadanos y de estos hacia las instituciones políticas. La reconciliación implica reconocer y reflexionar sobre el pasado para construir un futuro común (…) Este principio contempla la creación de espacios y lugares para el encuentro de actores en conflicto”. • Sostenibilidad: “las estrategias de la reintegración deben preservar los recursos humanos, técnicos y económicos”. • Equidad: “los beneficios se aplican por igual a todos los desmovilizados sin discriminación alguna”. • Transparencia: “el PDR3 brinda garantías para su escrutinio público”. • Corresponsabilidad: “tanto los desmovilizados del PDR, como la sociedad y las distintas instituciones públicas y privadas, tienen funciones y responsabilidades que deben desarrollar para el éxito del PDR”. El Cómo D5 4. El Tiempo, “Heredero de H. Giraldo, en lista de expulsados de Justicia y Paz”, 14 de diciembre de 2012. 5. Informe anual de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, documento A/HRC/19/21/ Add.3,201, p.9. 6. Cfr., intervención de Gustavo Gallón, director de la Comisión Colombiana de Juristas. Fundación Social, relatoría del seminario “Garantías de no repetición desde la perspectiva comparada: retos y desafíos para el caso colombiano”, realizado el 23 de noviembre de 2012 en Bogotá. Colombia ha vivido diversos procesos de paz, ampliamente evaluados. Por ejemplo, el proceso de paz con el M-19 es considerado exitoso por muchos colombianos que le atribuyen como resultado la Constitución de 1991, la cual contó con una amplia participación ciudadana que revistió de legitimidad este esfuerzo de reconciliación política. En contraste, el proceso de paz con las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), bajo el primer gobierno de Álvaro Uribe, presentó varias dificultades. Una de ellas fue el inusitado incremento en el número de excombatientes que serían procesados a través de la Ley de Justicia y Paz, creada para sancionar los crímenes más graves cometidos por los líderes paramilitares, que para la época se calculaba no eran más de 100. Sin embargo, el Gobierno Nacional terminó postulando a más de 3000 desmovilizados de aquel grupo ilegal para que fuesen juzgados a través de dicha ley, lo cual propició el desbordamiento del sistema judicial especial creado para tal fin. Adicionalmente, en muchos casos los desmovilizados no asistían a las audiencias o abandonaron el proceso penal. Estas anomalías llevaron a que a finales del año 2012 la Fiscalía General de la Nación solicitará la expulsión de 354 desmovilizados de las AUC del procedimiento de Justicia y Paz, entre los que se encuentran ocho exjefes de rango medio. Entre las justificaciones aducidas por el ente acusador, además de la inasistencia reiterada a las diligencias de Justicia y Paz, estuvo la evidente reincidencia en actividades delictivas después de la desmovilización4. A este inconveniente se suma la extradición de los principales doce paramilitares comandantes de las AUC por el gobierno de Álvaro Uribe, situación valorada de forma negativa por las organizaciones de víctimas que vieron interrumpido el camino hacia la justicia y la reconstrucción de la verdad. Así mismo, un alto número de paramilitares desmovilizados se reorganizaron en nuevas agrupaciones armadas ilegales que continúan delinquiendo en todo el país. Por ejemplo, “En 2011, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Colombia observó con preocupación la continua expansión de grupos armados ilegales surgidos después de la desmovilización de organizaciones paramilitares. Estos grupos organizados, en torno al narcotráfico y otras actividades criminales, generalmente evitan enfrentarse con la Fuerza Pública y tienen un impacto abrumador en la vida de la población”.5 Por consiguiente, se afirma que el proceso de DDR con los paramilitares sólo implicó un cambio en su estructura confederada y un relevo en la dirección de mando6. D6 El Cómo A pesar de estas dificultades, el gobierno del presidente Santos creyó en la importancia de seguir trabajando para conseguir la paz a través de la negociación. Por ello, apoyó la expedición del proyecto de Acto Legislativo 01 de 20127, mejor conocido como Marco Legal para la Paz, aprobado en el mes de julio del año 2012. Esta reforma constitucional aporta varios elementos importantes para las garantías de no repetición. Así, autoriza la utilización de varios instrumentos de justicia transicional, como una comisión de la verdad y el establecimiento de criterios de priorización para el ejercicio de la acción penal en aras de enfocar los esfuerzos de la investigación en los delitos cometidos por los máximos responsables8. 7. Diario oficial, Presidencia de la República. Edición 48.508. Martes 31 de julio de 2012. Acto Legislativo Número 01 de 2012 “por medio del cual se establecen instrumentos jurídicos de justicia transicional en el marco del artículo 22 de la Constitución Política y se dictan otras disposiciones”. 8. Ídem. 9. Ídem. El acto legislativo también abre la puerta para la participación política de los desmovilizados, siempre y cuando no hayan estado involucrados en crímenes de lesa humanidad y genocidio. A su vez, en materia de desmovilizaciones, señala que: “[e]n los casos de la aplicación de instrumentos de justicia transicional a grupos armados al margen de la ley que hayan participado en las hostilidades, esta se limitará a quienes se desmovilicen colectivamente en el marco de un acuerdo de paz o a quienes se desmovilicen de manera individual de conformidad con los procedimientos establecidos y con la autorización del Gobierno Nacional”9. El Cómo D7 D8 El Cómo 2. Proceso de paz actual entre el Gobierno colombiano y las FARC Tras rumores de negociaciones secretas entre el gobierno de Juan Manuel Santos y el grupo guerrillero más grande del país, las FARC, en agosto de 2012 se confirmó que habían entrado en proceso de diálogo para encontrar una salida negociada al conflicto. Las deliberaciones empezaron formalmente en octubre del mismo año en Oslo (Noruega) y se trasladaron luego a La Habana, donde avanzan al momento de desarrollarse esta guía. Teniendo en mente las enseñanzas de procesos pasados, el Gobierno colombiano anunció que la Fuerza Pública no cesará sus actividades y que el plazo máximo para alcanzar los primeros acuerdos definitivos de paz es el mes de noviembre de 201310. Si para esa fecha, a juicio de las partes, no se ha avanzado en los diálogos, se darán por terminados. La agenda de negociaciones, a su turno, contiene seis puntos prioritarios: 1.Política de desarrollo agrario integral, 2. Participación política, 3. Fin del conflicto, 4. Solución al problema de las drogas ilícitas, 5. Víctimas del conflicto, y, 6. Implementación, verificación y refrendación11. 10. Univisión. Santos pone fecha límite a diálogo con las FARC. 3 de diciembre del 2012. [En linea] http://noticias.univision. com/america-latina/colombia/ article/2012-12-03/santos-pone-fechalimite-a-las-farc#axzz2FQ4Ky7cb [consultado 18 de diciembre del 2012]. 11. Centro de Memoria, Paz y Reconciliación. Acuerdo general para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera. 4 de septiembre del 2012. [En línea] http://www. centromemoria.gov.co/index. php?option=com_content&view=article&id =910:acuerdo-general-para-la-terminaciondel-conflicto-y-la-construccion-de-una-pazestable-y-duradera-&catid=53:iniciativas&It emid=110 [consultado el 18 de diciembre del 2012]. 12. Ejército Nacional de Colombia. [En línea] www.ejercito.mil. co/?idcategoria=340921 [Consultado el 26 de diciembre 2012]. La noticia de los diálogos generó diferentes reacciones en el país, algunas a favor y otras en contra. Entre los detractores se invocan las historias de fallidas negociaciones entre el Gobierno colombiano y las FARC (sobre todo, el llamado proceso del Caguán). Por su parte, las reacciones favorables argumentan que hay que aprender de los errores del pasado y avanzar hacia una salida negociada al conflicto armado. Con todo, las negociaciones podrían eventualmente facilitar la desmovilización de aproximadamente 8000 personas bajo el mando de las FARC12. En conclusión, los esfuerzos de desmovilización de grupos ilegales han sido recompensados con logros parciales o relativos. En algunas ocasiones los excombatientes no volvieron a delinquir, se reintegraron a la vida civil y buscaron el cambio social a través de las vías democráticas y pacíficas. Sin embargo, muchos retornaron al conflicto y continúan vulnerando los derechos de la población civil. Por esto, dichos esfuerzos no han sido suficientes para desterrar la violencia en Colombia. El Cómo D9 13. Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Informe sobre el proceso de desmovilización en Colombia. 13 diciembre 2004. http://www.cidh.org/ countryrep/colombia04sp/informe3.htm#_ ftnref41 [consultado 28 de noviembre del 2012]. 14. KOTH, Marcus. To End a War: Demobilization and Reintegration of Paramilitaries in Colombia. Bonn International Center for Conversion, 2005. p. 14. [En linea] www.bicc.de/uploads/ tx_bicctools/paper43.pdf [consultado el 28 de noviembre]. D10 El Cómo Entre las causas que explican este fracaso, suele incluirse la ausencia de medidas integrales para aliviar a las víctimas de la violencia y esclarecer numerosos delitos impunes13, y la tendencia a postergar o no priorizar las políticas de reintegración. Así ocurrió, por ejemplo, en el proceso de desmovilización con el M-19. En dicha ocasión, la primera Oficina Nacional de Reintegración abrió en abril de 1991, trece meses después de que sus integrantes dejaran las armas, y el primer programa de reintegración comenzó a funcionar tan sólo hasta diciembre de 199214. Sin embargo, los procesos descritos son antecedentes fundamentales para entender el contexto normativo actual y para contemplar el ‘cómo’ de las garantías de no repetición. Por ejemplo, contar en la actualidad con un organismo especializado en gestionar el desarme, la desmovilización y la reintegración, como lo es la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR), es un aporte a la paz y un producto de este proceso histórico de desmovilización, que se concreta en la transformación de personas alzadas en armas a ciudadanos en ejercicio de sus derechos. 3. Otros esfuerzos para garantizar la no repetición de violaciones a los derechos humanos en Colombia Aparte de los importantes procesos de desarme, desmovilización y reintegración de excombatientes, en Colombia se han dado múltiples acciones para asegurar la no repetición, desde ámbitos oficiales y no oficiales. Con respecto a las iniciativas promovidas desde el Estado cabe mencionar los siguientes ejemplos. 3.1. Reforma a los criterios de investigación penal La falta de reconstrucción de la verdad histórica a través de la investigación judicial ha sido una de las principales críticas a la implementación de la Ley de Justicia y Paz. Intentando subsanar esta debilidad, la Fiscalía General de la Nación creó la Unidad de Análisis y Contexto para facilitar la indagación de los contextos y entornos en los cuales tuvo lugar la victimización. Algunos obstáculos para la instrucción adecuada de los expediente penales, son la gran cantidad de delitos cometidos y el amplio espectro territorial, en el cual operaron los grupos armados ilegales, los cuales sumados a otros factores ocasionaron la saturación y el desbordamiento de la capacidad operativa disponible en el ente investigador. Ante la imposibilidad de investigar cada uno de los hechos ilícitos, surgió la alternativa de analizar los contextos y los patrones de criminalización, para determinar el carácter sistemático y de lesa humanidad de las violaciones denunciadas, y contribuir así con la reconstrucción de una historia colectiva del conflicto armado. Entre los temas priorizados por la Fiscalía en esta Unidad se encuentran el desplazamiento forzado, las violaciones de derechos humanos imputables a funcionarios públicos, el reclutamiento de menores, la violencia contra sindicalistas, la violencia sexual en el marco del conflicto, los mal llamados “falsos positivos” o ejecuciones extrajudiciales y el exterminio del partido político Unión Patriótica. El Cómo D11 15. El Espectador. Tribunal de Yugoslavia va a asesorarnos. [En línea] http://www. elespectador.com/noticias/judicial/ articulo-384774-tribunal-de-yugoslavia-va[consultado el 15 de noviembre de 2012]. 16. Se puede mencionar, entre otros, la Fundación para la Libertad de la Prensa (FLIP), la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), El Centro de Investigación de Educación Popular (CINEP) y la Organización Medios para la Paz. 17. Medios Para la Paz. Para Desarmar la Palabra: Diccionario de Términos del Conflicto y de la Paz. Planeta: Corporación Medios para la Paz, 2005. 18. Medios para la Paz y Fundación Colombia Multicolor. Manual: Niños vinculados al conflicto, cubrimiento periodístico responsable. Corporación, 2009. [En línea] www.mediosparalapaz.org/ mpp/index.php?option=com_content&task =view&id=65&Itemid=64 [consultado el 7 de diciembre de 2012). 19. Ministerio de Defensa de Colombia. El compromiso de la Fuerza Pública colombiana con los derechos humanos.[En línea] www.mindefensa.gov.co/irj/go/km/ docs/Mindefensa/Documentos/descargas/ Asuntos_de_Interes/Derechos_Humanos/ Destacado/CompromisoDDHHCARTA.pdf [consultado el 18 de enero del 2013]. En el caso de la responsabilidad estatal por violaciones a los derechos humanos, la Fiscalía ha reconocido el deber de investigar a los funcionarios superiores como garantía de no repetición. Esta nueva directriz concuerda con lo señalado por los tribunales internacionales, en el sentido que la reconstrucción del contexto del crimen permite determinar de manera técnica si un acto violento encaja en la categoría de lesa humanidad. En consecuencia, identificar los patrones y los planes criminales ejecutados por los actores armados le permitirá a la Fiscalía General de la Nación reunir pruebas judiciales más contundentes y efectivas15. 3.2. Capacitación en derechos humanos y dinámicas del conflicto interno en Colombia La capacitación a servidores públicos y miembros de la Fuerza Pública encargados de velar por la seguridad de las víctimas es una importante medida para garantizar la no repetición. Al respecto, vale la pena destacar los esfuerzos de la sociedad civil en la materia16. Por ejemplo, organizaciones como Medios Para la Paz y la Fundación para la Libertad de Prensa, han coordinado procesos de capacitación dirigidos a periodistas y editores, por medio de los cuales se otorgan valiosos insumos para registrar y difundir los hechos de forma responsable, ética y profesional en medio del conflicto armado. Entre los objetivos de tales ejercicios pedagógicos se encuentra transformar el lenguaje utilizado frente al conflicto y las víctimas, y sensibilizar a la opinión pública en general sobre la importancia de garantizar los derechos de las víctimas. Así, la organización Medios para la Paz elaboró un manual llamado “Para Desarmar la Palabra: Diccionario de Términos del Conflicto y de la Paz”17, que recoge cerca de 1000 términos alusivos al conflicto armado mal utilizados con frecuencia o confundidos por las fuentes y los periodistas. La misma organización llevó a cabo un programa de formación en “Cubrimiento periodístico responsable de la vinculación y desvinculación de niños, niñas y adolescentes del conflicto armado”18, para facilitar la comprensión de este fenómeno y promover un cubrimiento periodístico responsable. Por su parte, la Fuerza Pública colombiana ha contado con asesoría técnica internacional para integrar en su doctrina, educación y entrenamiento, los principios del DIH19. Tal capacitación promueve un cambio en el funcionamiento institucional de las Fuerzas Armadas y de seguridad, de forma tal que operen en armonía con las normas del derecho humanitario y los derechos humanos. Sin embargo, D12 El Cómo como lo indica el Comité Internacional de la Cruz Roja, institución con larga trayectoria en el tema de capacitación, no basta con conocer el derecho. Según su experiencia, también es necesario verificar: • El compromiso firme por parte de las altas autoridades. • La incorporación de los tratados internacionales en la legislación nacional. • La incorporación de las normas pertinentes en los códigos de conducta y las directrices operativas de la Fuerza Pública. • La realización de ejercicios prácticos y la utilización del equipo adecuado para la misión. 20. Comité Internacional de la Cruz Roja. Diálogo con los portadores de armas. [En línea]http://www.icrc.org/spa/what-wedo/building-respect-ihl/dialogue-weaponbearers/overview-icrc-weapon-bearers.htm [consultado el 18 de enero del 2013]. 21. Cfr., intervención de Luz Marina Monzón, defensora de derechos humanos y experta en litigio ante el Sistema Interamericano de Derechos Humanos. En, Fundación Social, relatoría del seminario “Garantías de no repetición desde la perspectiva comparada: retos y desafíos para el caso colombiano”, realizado el 23 de noviembre de 2012 en la ciudad de Bogotá. • El establecimiento de un sistema sancionatorio para los que infrinjan la ley. • Una cadena de mando eficaz20. Adicionalmente, deberá propiciarse un cambio de mentalidad entre los miembros activos de las fuerzas de seguridad y una modificación en los patrones de conducta que facilitan la discriminación y las violaciones a los derechos humanos21. El Cómo D13 D14 El Cómo 4. Protección y Prevención A. Protección La protección a la integridad personal es una medida crucial de no repetición. El Estado colombiano tiene el deber de proteger de manera especial a las personas que se encuentren en situación de riesgo extraordinario o extremo de sufrir daños contra su vida, integridad, libertad y seguridad personal por ejercer su trabajo o cargo. Además, la protección es una medida inicial y urgente, con la cual se puede iniciar la construcción o reconstrucción de la confianza con grupos e individuos en situación de vulnerabilidad. Para responder a la fuerte demanda de las víctimas en materia de protección, el Gobierno Nacional emitió el Decreto 4065 de 2011, por medio del cual creó la Unidad Nacional de Protección (UNP)22, con el fin de fortalecer la institucionalidad encargada de atender las necesidades de protección de víctimas del conflicto interno armado y de los defensores de derechos humanos, entre otros grupos en permanente amenaza. 22. Cfr., Decreto 4065 de 2011. Diario Oficial No. 48.239 de 31 de octubre de 2011. www.secretariasenado.gov.co/senado/ basedoc/decreto/2011/ decreto_4065_2011.html. 23. Cfr., intervención de Juan David Bello, Asesor de la Unidad Nacional de Protección. En: Fundación Social, Relatoría del seminario “Garantías de no repetición desde la perspectiva comparada: retos y desafíos para el caso colombiano”, realizado el 23 de noviembre de 2012 en la ciudad de Bogotá. Entre las funciones encargadas a la UNP se encuentra definir las medidas a implementar, coordinar la prestación del servicio de protección con las entidades competentes a nivel nacional y territorial, así como ejecutar y evaluar los programas diseñados para salvaguardar los derechos a la vida, la libertad, la integridad y la seguridad personal. Cabe mencionar que en ocasiones las medidas de seguridad responden a un enfoque diferenciador. Por ejemplo, en comunidades indígenas se ha entregado dotación para los guardias indígenas que prestan seguridad directa a sus comunidades. Lo anterior, atendiendo a los instrumentos de riesgo diseñados en conjunto con la Corte Constitucional23. Con todo, pese a la creación de una nueva institucionalidad nacional y la construcción de diversas rutas y estrategias de atención, persiste la amenaza a grupos específicos, como los periodistas y las mujeres que lideran procesos de reivindicación de sus derechos. Entre los factores que facilitan su victimización, se identifica mayoritariamente la ausencia de mapas de riesgos apropiados, contextualizados, individuales y colectivos, que definan elementos adecuados para su debida protección. El Cómo D15 24. Entrevista de la Fundación Social con la Directora de la Unidad de Atención y Reparación Integral a las Víctimas, Paula Gaviria Betancur. Noviembre 2012. 25. Al respecto, para la época de redacción de este escrito, la Unidad se encuentra trabajando en la formulación de un documento CONPES específico en materia de violencia contra la mujer en el marco del conflicto armado. 26. Diario El Tiempo. Ley de víctimas, en riesgo por falta de planeación presupuestal, 5 de diciembre de 2012. [En línea] www.eltiempo.com/politica/ ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_ INTERIOR-12426881.html [ consultado el 15 de enero de 2012]. B. Prevención Un ejemplo de iniciativas para la prevención son los programas de consolidación del territorio, con los cuales el Estado busca retomar el control de regiones previamente sometidas por grupos armados al margen de la ley. Con ellos se busca restablecer la institucionalidad civil de la mano con la Fuerza Pública. Esto es, garantizar el acceso a servicios básicos de justicia, educación, salud, trabajo e infraestructura a la población, con el acompañamiento del Ejército y la Policía. Por otro lado, para la Unidad de Atención y Reparación Integral a las Víctimas las garantías de no repetición son un asunto prioritario24. Su papel al respecto se concreta actualmente en brindar asesoría técnica a los Comités Territoriales de Justicia Transicional en la elaboración de planes de contingencia (cerca de 80 planes locales para el año 2012) y fortalecer el Sistema de Alertas Tempranas (SAT). Según la directora de la Unidad, los temas principales en la agenda de dicha institución son prevenir la vinculación de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes al conflicto armado y la violencia contra la mujer25. No obstante, las organizaciones de víctimas llaman la atención sobre la falta de estrategias efectivas, integrales y territoriales que respondan a las demandas y contextos de las comunidades que día a día enfrentan el conflicto interno armado. Así mismo, la Contraloría expresó preocupaciones por la falta de disponibilidad presupuestal para financiar los programas claves incluidos en la misma ley26. D16 El Cómo 5. Análisis de algunas rutas creadas para garantizar la no repetición de los hechos en poblaciones específicas En Colombia se han venido desarrollando iniciativas en materia de reparación que incluyen un fuerte componente de protección y prevención a grupos específicos. Así como rutas de coordinación Nación-Territorio que permitan otorgar insumos a los entes territoriales en la formulación de políticas públicas que procuren la no repetición de los hechos. 27. Propuesta realizada por David González M. Periodista y Director del portal La Otra Orilla y ex asesor de protección de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP). Si bien los avances en la materia son notorios, existen preocupaciones en su implementación que hacen necesaria una evaluación de las principales rutas y propuestas existentes, a saber: 1. Protección a periodistas. 2. Coordinación Nación-Territorio. 3. Atención y reparación para niños, niñas y adolescentes desvinculados del conflicto interno armado. 4. Atención y reparación para mujeres víctimas del conflicto interno armado. 5. Estrategia de reparación colectiva. 6. Apuesta por la construcción de una memoria histórica. 5.1. Protección a periodistas en Colombia27 El sistema colombiano de protección a periodistas ha sido reconocido como un modelo latinoamericano a seguir en materia de seguridad y garantía para el ejercicio de la libertad de expresión. Sin embargo, la realidad es muy distinta. La censura se ha instalado en lo más profundo de los medios regionales y las amenazas e intimidaciones siguen siendo la constante. ¿Funciona entonces un sistema de protección que no ha podido evitar la autocensura en el periodismo regional?. Un sistema que si bien previene algunas agresiones a la vida, no ataca todos los factores que restringen el derecho fundamental de expresión. Como se explicará más adelante, no es adecuado concebir un sistema de protección limitado a prevenir homicidios a través de medidas de seguridad, que deje al vaivén la protección de los El Cómo D17 28. Cifras de Informe Anual. El olvido de la Justicia de la Fundación para la Libertad de Prensa 2011. 29. Cifras del informe: Presencia de organizaciones guerrilleras y ‘Bacrim’ en territorio colombiano 2012, del Observatorio de Procesos de Desarme, Desmovilización y Reintegración -ODDR-. demás derechos fundamentales, como la libertad de informar. Algunos factores complementarios podrían ser: herramientas para la lucha contra la impunidad, estrategias pedagógicas de prevención que consideren a los periodistas como una población de especial atención y, lo más importante, un plan para fomentar los mecanismos de autoprotección entre aquellos. A. Colombia, el país de los temas vedados Ser periodista en Colombia no es fácil. Muestra de lo anterior son las cifras de amenazas y muertes, así como la impunidad de sus casos. Desde el año 1977 hasta hoy, han sido asesinados aproximadamente 139 periodistas por ejercer su oficio, y sólo se han condenado a cinco autores intelectuales28. De igual forma, nueve periodistas, según las cifras de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), fueron obligados a convertirse en desplazados anónimos lejos de sus regiones, sólo durante el año 2011. Las amenazas nunca terminan en sentencias condenatorias contra los agresores y la falta de protección estatal, torna el trabajo periodístico en una actividad de alto riesgo. Esta situación repercute en las regiones, entre otras cosas, con la poca o sesgada información que se le entrega a la ciudadanía, y con ello, el desconocimiento de la realidad del conflicto. En la actual coyuntura del país, donde las guerrillas operan en 30 de los 32 departamentos y por lo menos 8 grupos neoparamilitares o Bandas Emergentes actúan en todas las regiones29, es importante contar con una población informada y enterada de lo que sucede a su alrededor, como punto de partida para la toma de decisiones dirigidas a prevenir el conflicto. B. Un programa de protección a periodistas, modelo de censura Luego del asesinato de cerca de 50 periodistas durante la década de los 90, entre ellos el del reconocido humorista y periodista Jaime Garzón, la presión gremial y de la sociedad civil condujo a que el gobierno de Andrés Pastrana tomara cartas en el asunto. Una de las primeras medidas fue decretar un programa de protección de emergencia. Así, el Decreto 2546 de 1999 creó el Programa de Derechos Humanos del Ministerio del Interior, el cual contaba con Comités de Regulación de Evaluación de Riesgo (CRER) por población. Buscando mayor especificidad y enfoque diferencial, en agosto del año 2000 se creó el programa de protección a periodistas con el Decreto 1592, el cual mostró resultados en la disminución de asesinatos. De los diez o quince periodistas víctimas de este delito D18 El Cómo cada año en Colombia, se pasó a uno o ninguno durante el mismo lapso. Si bien tales logros son para destacar, no significan que las condiciones para informar libremente en el país hayan mejorado. La ruta de protección evolucionó hasta lo previsto en el Decreto 4912 de 2011 del Ministerio del Interior, según el cual, cuando un periodista es amenazado, su caso se somete a un procedimiento con dos componentes: la valoración de riesgo y la implementación y seguimiento de medidas de protección. La ruta ordinaria de un periodista amenazado se ilustra más claramente con el siguiente ejemplo: Orellana es un periodista radial independiente de un departamento donde las bandas criminales y los funcionarios públicos son aliados. En su programa de opinión de la mañana Orellana denuncia hechos de corrupción de la administración local. A los pocos días recibe una llamada anónima donde le advierten que hay una orden para “desaparecerlo”. Lo primero que hace el periodista es interponer la denuncia ante cualquier autoridad competente. La misma llega al conocimiento de la Unidad Nacional de Protección30 (UNP) y se transmite a la dirección si cuenta con la documentación mínima requerida (denuncia y solicitud del peticionario). Si la gravedad del caso lo amerita, se envía al subdirector de protección para que este implemente medidas de emergencia. En el caso de Orellana la gravedad no lo ameritó, así que surtió todos los protocolos ordinarios, descritos a continuación: • La UNP le ordena a los oficiales del Cuerpo Técnico de Recopilación y Análisis de Información (CTRAI) levantar información relevante sobre el riesgo. Para eso utilizan una matriz de protección que pondera valores de vulnerabilidad, antecedentes de amenaza y contexto de la región. • El CTRAI es un grupo interinstitucional conformado por funcionarios de la Unidad y la Policía Nacional. Mediante entrevistas con el peticionario recoge la información pertinente en terreno y la remite al grupo de Valoración Preliminar. • El Grupo de Valoración Preliminar (conformado por representantes de distintas instituciones públicas), recibe la información, valora los casos de manera individual, establece el nivel de riesgo y emite recomendaciones de medidas de protección dirigidas al Comité de Evaluación de Riesgo y Recomendación de Medidas (CERREM). • Los niveles de riesgo se discriminan en tres niveles: ordinario, extraordinario e inminente. La puntuación de riesgo de Orellana es de 72, es decir, es un riesgo extraordinario, por lo cual se le deben brindar las medidas de protección inmediata estipuladas en el Decreto 1740 de 2010. 30. La Unidad Nacional de Protección es la entidad especializada en implementar las medidas físicas de protección, desde dos estructuras básicas: el Cuerpo Técnico de Recopilación y Análisis de Información (CTRAI) y el grupo de Valoración Preliminar. última instancia que valida y estudia los resultados del proceso anterior. En este espacio, los representantes de la sociedad civil tienen voz para objetar o ratificar las medidas de protección. Esta institución cuenta con el apoyo de la Defensoría del Pueblo y de organizaciones sociales invitadas. Incluso pueden ser convidados al CERREM empresas con incidencia en el riesgo de los peticionarios, como una multinacional. Las medidas ratificadas o discutidas pueden ser desde preventivas, como rondas policiales, hasta esquemas duros de protección, como vehículos blindados, apoyos de reubicación o unidades de escoltas. Esta decisión del CERREM pasa a la coordinación de gestión de servicio de la UNP para que las implemente y las notifique a los peticionarios. • El Grupo de Valoración Preliminar recomienda entonces al CERREM las medidas adecuadas, en este caso, un esquema de protección compuesto por un vehículo y una unidad de escoltas. El CERREM es la El Cómo D19 31. Distintas organizaciones como la FLIP, han señalado como fallas del sistema, las demoras en la implementación de medidas de protección, la falta de oportunidad en las valoraciones de riesgo y el nulo seguimiento a la idoneidad de los esquemas. 32. Entrevista realizada por Cecilia Orozco a Claudia Julieta Duque. Tomada del diario El Espectador, edición del 14 de enero de 2012, http://goo.gl/RHinP. Un primer problema, además de los inherentes al sistema31, se relaciona con la temporalidad de los esquemas. Como no se castiga al responsable de las amenazas, se pensaron temporales (cada 6 meses se evalúa el riesgo y las medidas) pero se volvieron permanentes. En la práctica, los periodistas atemorizados desarrollan su labor con hombres armados protegiéndolos. No es difícil imaginar el temor que genera en las fuentes rendir declaraciones frente a individuos armados, con chalecos alusivos al Ministerio del Interior. Otras consecuencias negativas provienen del mismo decreto. Una causal para perder el esquema de protección es darle un mal uso. Entonces, si un periodista evade su esquema para hablar con una fuente en reserva, incumple el decreto y esa conducta se configura en una causal de pérdida de protección. Así mismo, cuando salió a la luz pública el escándalo sobre las interceptaciones ilegales efectuadas por el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), se conoció que algunos periodistas protegidos habían sido espiados por sus propios esquemas de seguridad. El caso más grave tal vez fue el de la periodista Claudia Julieta Duque, quien además cuenta con medidas cautelares ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Como lo relató la periodista ante varios medios de comunicación, no sólo fue espiada por los hombres encargados de su protección, sino que esa información obtenida ilegalmente fue usada por el mismo DAS para amenazarla e intimidarla32. Estos ejemplos buscan evidenciar que si bien se hacen esfuerzos por brindarles protección a los colombianos, son insuficientes para salvaguardar el ejercicio fundamental de la libertad de expresión y pensamiento. Aún así, es deber constitucional del Estado proteger a las poblaciones vulnerables. Por eso, es urgente formular un plan de protección integral que integre políticas de prevención con enfoque diferencial, herramientas robustas de investigación judicial para luchar contra la impunidad y soluciones de acompañamiento y reparación del daño. D20 El Cómo 5.2. Análisis de la ruta de coordinación NaciónTerritorio en el marco de las garantías de no repetición33 Para que las políticas públicas de prevención respondan al contexto y a las demandas de las víctimas, es de vital importancia fortalecer los procesos de coordinación entre la Nación y el territorio. Lo anterior, con el fin de que las directrices formuladas desde la institucionalidad central sean adecuadas a las circunstancias específicas de los territorios, directos encargados de su ejecución. A continuación se presentan algunas recomendaciones orientadas a fortalecer la construcción de una ruta para la adecuada implementación de las garantías de no repetición en los municipios, distritos y departamentos, de acuerdo con las competencias establecidas en Ley 1448 de 2011 o Ley de Víctimas. Estas recomendaciones tienen en cuenta las dimensiones preventiva y reparadora de las garantías de no repetición, y reconocen la complejidad de desarrollar una política pública para víctimas en el territorio, dada la continuidad del conflicto armado y las dificultades propias de articular las medidas previstas en el nivel nacional con las efectivamente ejecutadas en el ámbito local34. Si bien el Gobierno Nacional aún no cuenta con una ruta de coordinación territorial definida específicamente para las garantías de no repetición, los Comités de Justicia Transicional y los Planes de Acción Territoriales previstos en la Ley de Víctimas35, son los espacios destinados a coordinar la implementación de los programas de atención, reparación y prevención a nivel local, alrededor de los cuales giran las siguientes propuestas. A. Recomendaciones para una ruta de coordinación Nación-Territorio La ruta de coordinación Nación–Territorio tiene como eje principal la instancia de articulación territorial prevista por la Ley 1448 de 2011, es decir, el Comité de Justicia Transicional. Estos organismos debieron entrar en funcionamiento en todos los departamentos, municipios y distritos del país, durante el segundo semestre de 2012. En materia de garantías de no repetición, es importante que se lleven al Comité los debates y decisiones sugeridas por el Subcomité Técnico de prevención, protección y garantías de no repetición, y se cuente con la participación de todos los actores necesarios para la articulación de las medidas. 33. Propuesta elaborada por Claudia Santamaría Vecino, consultora de la Fundación Social en materia de coordinación Nación-Territorio. Diciembre de 2012. 34. Otros retos identificados por las entidades territoriales son: (i) Los problemas históricos de las políticas sobre desplazamiento forzado siguen limitando la capacidad del Estado para guiar su intervención en la implementación de la Ley; (ii) El retraso en la valoración ha generado cargas que desbordan la capacidad de las EETT y dificulta el avance en otros componentes de la política como reparación y memoria histórica; (iii) Las nuevas competencias de la Ley están desarticuladas, pues no hay una aplicación del marco lógico de atención a reparación integral. (iv) No hay reglas claras frente a la relación entre la nación y el territorio, pues ante la falta del sistema de corresponsabilidad, la posibilidad de implementar una política local depende de las capacidades mismas de “gestión” de la EETT; (v) Los espacios de interlocución no dejan de ser escenarios de encuentro con poca capacidad de impacto en la efectiva implementación de la política; (vi) La intervención de las entidades nacionales en el territorio no siempre cuenta con las administraciones locales como actores clave en la superación del problema; (vii) No se ha logrado el cambio de la entrega de una oferta atomizada a una oferta que garantice la superación de las vulnerabilidades. Conclusiones tomadas del IV Encuentro de entidades territoriales sobre su rol en la implementación de la Ley de Víctimas, organizado en el marco del “Programa de Apoyo a la Consolidación de los Derechos de las Víctimas” auspiciado por la Cooperación Española en Colombia, desarrollado en abril del año 2012. 35. Para mayor información puede revisarse el Informe de Rendición de Cuentas de la Unidad para la Atención y Reparación Integral a Víctimas, 2012. [En línea] http://www.atencionyreparacion. gov.co/images/pdf/rendicion_ cuentas_2012.pdf y el anexo al presente documento. El Cómo D21 36. Decreto 4800 de 2011, artículos 258 y 259. Este equipo interinstitucional está conformado por el Ministerio de Hacienda y Crédito Público, el Ministerio del Interior, el Ministerio de Justicia y del Derecho, el Departamento Administrativo para la Prosperidad Social que actuará a través de la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas y el Departamento Nacional de Planeación. 37. Ley 1448 de 2012, artículo 172. Actualmente está en construcción el Sistema de Corresponsabilidad para definir el alcance de los principios de coordinación, complementariedad y subsidiariedad entre los diferentes niveles de gobierno. 38. Cfr., recomendaciones sobre el “cuándo” de las garantías de no repetición, propuestas en esta guía. Ahora bien, para la implementación territorial de la política pública para víctimas se requiere contar con los Planes de Acción (PAT), adoptados por el Comité de Justicia Transicional con la asesoría del Equipo de Asistencia Técnica Territorial del Gobierno Nacional36. Este Plan representa el instrumento guía en el territorio y su efectividad en materia de garantías de no repetición depende de que sean incluidas de manera concreta y articulada, no sólo con la política prevista por el nivel nacional, sino también por otras sectoriales que las afectan de manera directa, tal como se mostrará más adelante. La ruta prevista también potencializa el rol de los departamentos para mejorar la interlocución entre el nivel nacional y el municipal, siempre y cuando se cuente con gobernaciones fuertes, cuya capacidad institucional permita brindar la debida asistencia y acompañamiento técnico a las alcaldías en la formulación y ejecución de la política pública para víctimas. Por otro lado, las actividades de coordinación con el territorio implican distintas variables que deben ser tenidas en cuenta por las entidades del orden nacional, a quienes se les sugiere: • Desarrollar esquemas diferenciados de intervención, acompañamiento y asistencia técnica de acuerdo con la situación y la capacidad territorial de los departamentos, municipios y distritos, quienes reiteradamente han solicitado la aplicación del sistema de corresponsabilidad según sus condiciones heterogéneas37. Sin duda, el desarrollo de garantías de no repetición exige además, una focalización territorial dependiendo del momento propicio para su implementación en cada zona38. • Sincronizar desde el nivel nacional las políticas de prevención y promoción de derechos humanos y la de consolidación y DDR, con la de atención y reparación integral a víctimas para que la intervención territorial no entorpezca los procesos en curso, sino que por el contrario, los potencialice a partir de la articulación de acciones y oferta institucional. Es necesario que se establezcan lineamientos y metodologías claras frente a la consecución de los objetivos de reconciliación comunes entre la política para víctimas y la de DDR. Por su parte, la coordinación del Sistema de Derechos Humanos con el SNARIV, debe ir más allá de espacios interinstitucionales comunes, de diálogo y trabajo técnico en materia de prevención, para trascender a una ejecución integrada en el territorio de los planes de contingencia, prevención y el de acción territorial. D22 El Cómo • Desarrollar estrategias que garanticen la integralidad de la reparación, comenzando con la apropiación de las mismas por parte de las entidades territoriales (EETT), estableciendo claramente sus competencias y promoviendo una actuación conjunta, con miras a cambiar la oferta territorial atomizada, por una coordinada que contribuya al fortalecimiento institucional y a la garantía de los derechos de las víctimas. B. Recomendaciones para las entidades territoriales-ruta territorial Las siguientes recomendaciones buscan trazar una ruta de implementación de las garantías de no repetición en municipios, distritos y departamentos39: • Instalar y garantizar el funcionamiento del Subcomité de protección, prevención y garantías de no repetición en el marco del Comité Territorial de Justicia Transicional, de acuerdo con el artículo 241 del Decreto 4800 de 201140, con el fin de coordinar las medidas a implementar en su territorio, buscando siempre la integralidad de la reparación, en especial en los procesos colectivos, los de retornos y reubicación. • Priorizar las garantías de no repetición en el desarrollo de su política de atención y reparación integral a víctimas, focalizando aquellas que resulten estratégicas de acuerdo con el contexto local y la disponibilidad de recursos. • Incluir en los Planes de Acción Territorial (PAT) las medidas concretas para implementar las garantías de no repetición en el territorio, materializándolas a través de programas y proyectos que deben quedar claramente reflejados en los Planes Operativos Anuales de Inversiones (POAI) y en las demás herramientas del presupuesto territorial. Estas medidas deben estar articuladas con las previstas en el Plan Integral de Prevención a violaciones de Derechos Humanos41 y los Planes de Contingencia. 39. Estas propuestas concuerdan y complementan las emitidas por las entidades del Gobierno Nacional dentro del proceso de acompañamiento y asistencia técnica a las entidades territoriales para la implementación de la Ley 1448 de 2011. 40. El Comité Territorial de Justicia transicional estará organizado por subcomités técnicos de trabajo temático acorde con los requerimientos para la implementación de la política de prevención, protección, asistencia, atención y reparación integral a las víctimas del conflicto armado interno en el departamento, municipio o Distrito. Este es uno de los subcomités previstos dentro del núcleo básico de trabajo del Comité de Justicia Transicional. 41. De acuerdo al artículo 202 del Decreto 4800 de 2011, “se deberán elaborar, validar y actualizar a nivel departamental, regional o local, unos Planes Integrales de Prevención a las violaciones de Derechos Humanos e infracciones al Derecho Internacional Humanitario que contengan estrategias y actividades claras de prevención a partir de una metodología rigurosa. Recogerán las particularidades de cada hecho victimizante que requiera de estrategias propias para prevenir el mismo y estrategias de cultura de Derechos Humanos y reconciliación (…) Las gobernaciones y alcaldías conjuntamente serán las encargadas de formular y ejecutar dichos planes con el apoyo técnico del Ministerio del Interior y en concertación con los Comités Territoriales de Justicia Transicional y Comités Territoriales de Prevención”. • Promover la inversión conjunta para implementar algunas garantías, por ejemplo, las de memoria histórica o educación en derechos humanos, con el fin de optimizar los recursos disponibles. Los municipios deben emplear los espacios del Comité de Justicia Transicional Ampliado para delimitar las acciones concretas que desarrollarán frente a las garantías de no repetición y así evitar la duplicidad de recursos con el nivel departamental. El Cómo D23 • Ejecutar los programas o proyectos donde se prevén las garantías de no repetición, de manera articulada con otras medidas de reparación y las de prevención y protección que resulten afines. • Emplear mecanismos de seguimiento, de acuerdo con los instrumentos e indicadores dispuestos desde el Sistema Nacional para la Atención y Reparación Integral a Víctimas, con miras a la reconciliación y garantía de los derechos de las víctimas. Alistamiento institucional • Instalación y sesión del Subcomité técnico en el marco del CTJT • Articulación con procesos nacionales y otros sectoriales de la misma EETT • Priorización de acciones estratégicas Inclusión en la política territorial • Inclusión en el Plan de Acción Territorial • Articulación con el Plan Integral de Prevención a violaciones de DDHH e infracciones al DIH • Asignación y definición de recursos Ejecución y Seguimiento • Implementación de programas y proyectos • Actuación sincronizada de los diferentes actores institucionales • Desarrollo de los mecanismso de seguimiento 5.3. Análisis de la estrategia de atención y reparación construida para niños, niñas y adolescentes desvinculados del conflicto interno armado Una de las poblaciones más vulnerables en el conflicto interno armado son los niños y las niñas. Su reclutamiento forzado por parte de grupos armados ilegales limita y niega sus derechos fundamentales. Además de las violaciones padecidas durante su pertenencia al grupo, si corren con suerte y son recuperados por el Estado antes de cumplir los 18 años, se consideran víctimas e inician su ruta de restablecimiento de derechos. En caso contrario, si la dejación del grupo se verifica siendo mayores de edad, adquieren el estatus de victimarios, no se les reconoce su vinculación por medio del delito de reclutamiento forzado y deben cumplir las rutas destinados a los victimarios. Preocupa aún más la situación de los niños que permanecen en los grupos armados y ante los cuales el Estado no tiene estrategias para detener la victimización. Por lo mencionado, la situación de los niños en la guerra en Colombia debe contar con estrategias y medidas articuladas que abarquen desde la prevención hasta la reparación integral y la (re)construcción de sus proyectos de vida. D24 El Cómo A. Retos para el cumplimiento de las garantías de no repetición en el caso de los desvinculados del conflicto armado interno42 El niño o joven que abandona una organización armada al margen de la ley aún no cuenta con una visión completa o con un mapa que le permita ubicarse y comprender su transición hacia la vida civil. Hoy en día no existe una ruta única actualizada, ni gráfica que le muestre al niño, niña o adolescente43 desvinculado, ni a los funcionarios del Estado, el recorrido completo que debe seguir desde el momento en que abandona las filas armadas de un grupo ilegal, culmina su proceso de atención y prosigue con el de reparación integral. Las rutas parciales existentes están siendo ajustadas por la institucionalidad competente, principalmente por la Unidad para la Atención y Reparación Integral para las Víctimas (UARIV) y por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), de acuerdo con el nuevo marco normativo. Lo anterior, atendiendo a los cambios que introdujo la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, sus decretos reglamentarios y el Documento Conpes 3726 de 2012, que define los lineamientos, plan de ejecución de metas, presupuesto y mecanismo de seguimiento para el Plan Nacional de Atención y Reparación Integral a Víctimas. 42. Propuesta realizada por Irina Mago, consultora de la Fundación Social en la temática de niños y niñas en el conflicto interno armado, 13 de diciembre 2012. 43. Se usará el término “niños” para referirse a niños, niñas y adolescentes. 44. Congreso Internacional de Desarme, Desmovilización y Reintegración (CIDDR). La contribución de Cartagena al desarme, desmovilización y reintegración, 2009. [En linea] www.reintegracion.gov.co/Es/...doc/ contribucioncartagenaddr.pdf. [consultado el 28 de diciembre de 2012]. 45. Defensoría de Pueblo, y Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Ruta ético jurídica para la atención de los niños, niñas y adolescentes desvinculados de los grupos armados al margen de la Ley. Bogotá, 2008. Antes de presentar las rutas existentes, es fundamental advertir que las mismas se formulan e implementan en medio del conflicto armado, lo cual se convierte en el mayor desafío para evitar su repetición. Así mismo, donde persista el conflicto habrá niños involucrados en facciones armadas y aquellos desvinculados podrán fácilmente ser reclutados nuevamente, retomando así las habilidades que adquirieron en la guerra44. Situación que aumenta la probabilidad de continuar el ciclo de violencia y, en consecuencia, el fracaso de las garantías de no repetición. B. Rutas de atención y reparación integral para niños y niñas víctimas • Ruta ético jurídica para la atención de los niños, niñas y adolescentes desvinculados de los grupos armados al margen de la Ley (2008)45. Compuesta por ocho pasos que sigue un menor de edad cuando abandona un grupo armado ilegal o es recuperado por la Fuerza Pública. Define distintos procesos jurídicos que se activan en la ruta de atención, pero no establece el significado de la atención ni del restablecimiento de derechos. El Cómo D25 1 La autoridad civil, militar o judicial que constata la desvinculación del menor de edad lo entregará al ICBF de manera inmediata, o dentro de las 36 horas ordinarias siguientes a su desvinculación. Cuando sea indígena contactará en coordinación con el ICBF a la comunidad a la que pertenece el niño/a, respetando la diversidad étnica y multicultural de la Nación. 3 La autoridad que verifique la desvinculación efectuará el acta de entrega dejando constancia de los datos de individualización del niño/a, las circunstancias de su desvinculación (forma de desvinculación y grupo al que pertenecia) y su huella dactilar. Cuando el adolescente tiene entre 14 y 17 años el acta se enviará a la autoridad judicial competente (Fiscal del sistema penal adolescente) del lugar donde ocurrió la desvinculación en los lugares donde este sistema se encuentre vigente, o al juez de menores o promiscuo de familia en aquellos lugares donde el sistema penal para adolescentes aún no se encuentre vigente. 2 5 4 7 El ICBF les brindará atención especializada en el programa especial establecido para tal fin. Avisará al Ministerio de Interior y de Justicia para seguimiento y posterior reconocimiento de los beneficios a que tienen derecho. Verificará que los niños y niñas adquieran los documentos legales necesarios para el restablecimiento de sus derechos. Contactará a sus familias, brindará información sobre su proceso de protección y efectuará los trámites necesarios para reparación por vía administrativa de sus derechos. La autoridad judicial competente iniciará el proceso judicial y un defensor público ejecutará la defensa técnica del niño/a desvinculado. Existirá la participación de otras autoridades encargadas de proteger sus derechos fundamentales (defensores/ as de familia, procuradores/ as judiciales). El procedimiento tendrá en cuenta sus condiciones de víctima del conflicto armado. Además el fiscal/juez remitirá la información necesaria a la autoridad encargada de iniciar el proceso penal en contra de quien lo reclutó ilícitamente. Iniciado el proceso, la autoridad judicial remitirá al CODA para la certificación: copia de acta de entrega, de la versión libre, y de la providencia que define su situación jurídica en un término de 3 días. El CODA tendrá un plazo de 20 días para verificar la vinculación del niño, niña o adolescente al grupo armado ilegal, expedir la certificación correspondiente y remitirla al funcionario de conocimiento. En caso en los que el fiscal continúa la persecución penal y pasa al juzgamiento por parte del juez penal de adolescentes o de menores, el juez puede cesar el procedimiento o no imponer medidas cuando lo considere pertinente. En caso de proferir una medida por responsabilidad penal, ésta deberá sentirse exclusivamente en el Programa de atención especializada para la niñez desvinculada. 6 El fiscal que adelanta el proceso penal, solicitará al ICBF los informes que le permitan tener fundamentos para aplicar el principio de oportunidad: I) Si el adolescente tuvo como fundamento de su vinculación las condiciones sociales, económicas y culturales de su medio para haber estimado como de mayor valor la presencia en un grupo armado al margen de la ley o; II) Si tenía condiciones de marginamiento social, económico y cultural que le impedían contar con otras alternativas para el desarrollo de su personalidad o; III) Si no estaba en capacidad de orientar sus esfuerzos a conocer otra forma de participación social o; IV) Si en su vinculación hubo fuerza, amenaza, coacción o constreñimiento. 8 En todo los casos, el ICBF efectuará acciones pertinentes para el restablecimiento y reparación de derechos de los menores de edad desvinculados del conflicto armado, incluidos aquellos miembros de grupos indígenas, para lo cual coordinará lo pertinente con las autoridades de sus pueblos. Fuente: Ruta ético jurídica para la atención de los niños, niñas y adolescentes desvinculados de los grupos armados al margen de la Ley (2008). 46. Documento Conpes 3726 de 2012, que define los lineamientos, plan de ejecución de metas, presupuesto y mecanismo de seguimiento para el Plan Nacional de Atención y Reparación Integral a Víctimas. 47. Por ejemplo, el Conpes señala para niños desplazados que “la entidad territorial debe informar a la Unidad para las Víctimas y al ICBF para que se inicie el respectivo proceso de restablecimiento de derechos (…) y se tramiten las medidas de identificación, salud y educación”. 48. Así mismo, el documento Conpes 3726 señala que “(…) en el marco normativo interno que rige en materia de protección no existe una ruta diferencial aplicable para niños, niñas y adolescentes víctimas del conflicto armado interno”. D26 El Cómo • Rutas del Conpes 3726 de 201246. Define los lineamientos, el plan de ejecución de metas, el presupuesto y el mecanismo de seguimiento para el Plan Nacional de Atención y Reparación Integral a Víctimas. También presenta flujogramas con las rutas correspondientes a los cinco componentes de aquel Plan: asistencia y atención, reparación integral (individual y colectiva), prevención y protección, verdad y justicia. El texto que las acompaña contiene algunas orientaciones para el caso de niños, aunque no específicamente para desvinculados47. En consecuencia, se trata de rutas incompletas para esta población48. • Rutas para la prevención del reclutamiento y utilización de niños, niñas y adolescentes por grupos organizados al margen de la ley y grupos delictivos organizados (2010). Contiene una ruta de Prevención Temprana (estrategias y líneas de acción a mediano plazo), otra de Prevención Urgente (líneas de acción a corto plazo para responder a amenazas colectivas) y otra de Protección en Prevención (líneas de acción inmediata sobre amenazas individuales o contra un grupo de niños). La Ruta de Protección en Prevención es la única de las tres con una línea de acción inmediata (ver siguiente recuadro)49, teniendo en cuenta si el niño cuenta o no con una red adulta50. A. Conformación y activación de un grupo de acción inmediata en el municipio, integrado por autoridades públicas, líderes comunitarios, organizaciones sociales, cooperación internacional, entre otros actores. B. Movilización para la protección del niño, niña y adolescente amenazado: • Sin su familia o cuidadores: la autoridad pública (alcalde, gobernador, secretarios, entre otros), apoyada por los líderes (comunitarios o indígenas), gestiona los recursos para el traslado a un lugar físico seguro y notifica a la autoridad competente (Defensor de Familia, Comisario de Familia o Inspector de Policía) para seguimiento del caso. 49. La Ruta de Prevención Temprana señala líneas de acción asociadas a procesos a mediano plazo como participación de los niños, movilización social para rechazar y reportar violaciones a los derechos de los niños, etc. La Ruta de Prevención Urgente propone gestión urgente de las autoridades locales para rodear a los niños, mediante programas; así como el fortalecimiento de redes familiares, comunitarias e institucionales en torno a los niños. 50. El recuadro menciona a Acción Social, entidad que se transformó en el Departamento Administrativo para la Prosperidad Social. • Con su familia o cuidadores: las autoridades públicas apoyan el traslado de la familia a un lugar seguro. La personería (municipal o distrital) comunica a Acción Social sobre el caso de desplazamiento a causa de una amenaza de reclutamiento forzado. Esta entidad, a su vez, inscribe a la familia en el registro único, entrega ayuda humanitaria de emergencia y notifica el caso ante la autoridad competente, que decidirá otras medidas a que haya lugar. Fuente: Prevenir el reclutamiento y utilización de niños, niñas y adolescentes es asunto de todos. Versión resumida, Documento Conpes 3673 de 2010, p. 35. También propone una metodología para la implementación de las rutas compuesta por siete elementos, entre ellos, adelantar o reforzar la apropiación del marco normativo de protección integral e identificar autoridades públicas, líderes comunitarios y lugares de mayor riesgo. El Cómo D27 51. La Ley 418 de 1997 encargó al ICBF a atender a los niños provenientes de grupos armados ilegales (CNRR, 2010), pero solo hasta 1999 se expidió el Decreto 1137 con el que se creó un programa piloto especializado (ODDR, 2009). C.Recomendaciones para la construcción de rutas dirigidas para niños, niñas y adolescentes desvinculados del conflicto interno armado. A continuación, se presentan algunas recomendaciones para contribuir al cumplimiento del deber de formular e implementar garantías de no repetición en materia de niños, niñas y adolescentes desvinculadas del conflicto interno armado en Colombia: • Consolidar y difundir una o varias rutas detalladas en materia de desvinculación, atención y reparación de niños, niñas y adolescentes, dirigidas a funcionarios públicos y a los propios beneficiarios. Lo anterior, dado que las rutas vigentes son poco claras, muy generales e incompletas, como se observó previamente. También se sugiere que los formatos y la información a divulgar se ajusten a las capacidades de lectoescritura de los niños excombatientes; que se evalúe la efectividad de los mensajes desde la visión de los destinatarios y que las rutas se planteen con una perspectiva de sujeto de derechos y no bajo una lógica asistencialista. Por último, las rutas deben responder a “la complementariedad del proceso de restablecimiento de derechos y del de reparación integral”, como lo ordena el Conpes 3726. • Realizar evaluaciones técnicas y transparentes de los resultados de la desvinculación, el desarme y la reintegración de niños, niñas y adolescentes, así como del Programa de Atención Especializada. Se busca entonces determinar si después de más de 10 años de implementación del Programa, el Estado ha logrado restablecer los derechos de aquella población y generar las condiciones para garantizar la no repetición de los hechos violentos. En efecto, el Programa inició operaciones en 199951. Para el año 2010 se esperaba conocer un balance de sus resultados. Sin embargo, este nunca fue difundido. Como consecuencia, no se conocen públicamente los resultados del modelo de atención prestada a una población inferior a los 5000 niños, objeto de múltiples críticas desde la academia y las organizaciones de la sociedad civil. Incluso, se ha señalado con preocupación que el sistema de monitoreo y seguimiento ha presentado fallas graves, lo que podría poner en juego las garantías de no repetición. D28 El Cómo Por su parte, el informe de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación titulado “La reintegración: logros en medio de rearmes y dificultades no resueltas”52, califica los procesos de reincorporación de niños en el país como defectuosos y parciales, pues no cubren a toda la población afectada. También llama la atención sobre los altos márgenes de deserción y las expresiones de reincidencia entre esta población, concluyendo que se debe “revisar” el proceso de desarme, desvinculación y reinserción de niños53. Por consiguiente, es el momento indicado para reflexionar sobre los obstáculos a superar. Por ejemplo, de acuerdo con investigaciones académicas, muchos niños no participan en el Programa de Atención Especializada y no hay indicios de que los encargados indaguen las opiniones de los menores durante la atención, sino sólo al momento de finalizar el proceso54. Al respecto, la Universidad de los Andes55 adelantó un estudio etnográfico en los Centros de Atención Especializada56 del ICBF durante seis años, y encontró que las prácticas de participación y toma de decisiones por consenso eran limitadas, siendo más frecuente la adopción de posturas autoritarias57. • Evaluar y recoger enseñanzas de la desmovilización de las AUC y de la implementación de la Ley de Justicia y Paz. Esta evaluación pretende identificar lecciones aprendidas y asuntos por corregir de las desmovilizaciones y las leyes que ampararon a los niños desvinculados. Esta labor es fundamental, teniendo en cuenta el posible proceso de paz con la guerrilla de las FARC58. Una falla destacada en el proceso de desmovilización de las AUC, fue que solo se incluyó un pequeño porcentaje de los menores de edad vinculados a sus tropas. Sin embargo, el ICBF solo inició la búsqueda de los niños excluidos de las desmovilizaciones de enero de 2010. No se justifica entonces, que las entidades competentes tomen medidas tardías para una población que merece decisiones y cambios urgentes. 52. Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (CNRR). La reintegración: logros en medio de rearmes y dificultades no resueltas. II Informe de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación. Bogotá: CNRR, 2010. 53. Íbidem. 54. MAULDEN, P. Former Child Soldiers and Sustainable Peace Processes: Demilitarizing the Body, Heart and Mind. PhD dissertation. George Mason University. 2007. 55. ESTRADA, A. M. Moralidad y cultura en Colombia: contextos de socialización e identidad social de niño/as y jóvenes desvinculados del conflicto armado colombiano. Informe final de investigación. Bogotá: Universidad de los Andes, Colciencias, y ICBF, 2006. 56. Una de las modalidades de atención del Programa de Atención del ICBF. 57. ESTRADA, A. M. Moralidad y cultura en Colombia: contextos de socialización e identidad social de niño/as y jóvenes desvinculados del conflicto armado colombiano. Informe final de investigación. Bogotá: Universidad de los Andes, Colciencias y ICBF, 2006. 58. También deben tenerse en cuenta procesos de desmovilización y reintegración anteriores para construir nuevas estrategias sobre el conocimiento acumulado y sistematizado que debería poseer el Estado colombiano sobre cómo reinsertar efectivamente a niños utilizados o reclutados por grupos armados ilegales. 59. Sobre esto, el Informe del Secretario General sobre los niños y el conflicto armado en Colombia, de marzo 2012 (S/2012/171), indica que solo se ha dictado una sentencia en relación con el reclutamiento de niños en el marco de la Ley de Justicia y Paz. • Eliminar el déficit en torno al ejercicio de los derechos a la verdad y a la justicia de los niños, niñas y adolescentes desvinculados. Esto implica, por ejemplo, sancionar a los servidores públicos y particulares que impidan u obstaculicen los derechos fundamentales de una población considerada víctimas del conflicto armado interno. En tal sentido, el Conpes 3726 reconoce el bajo nivel de denuncias existentes y de reclutadores sancionados59. Para muchos, el uso y reclutamiento ilícito constituye un “delito invisible” que ha permanecido en la impunidad, lo cual genera impactos negativos en las garantías de no repetición. El Cómo D29 Adicionalmente, muy pronto los desmovilizados amparados por la Ley 975 empezarán a cumplir con las penas alternativas de 8 años aplicadas en su contra, sin haber contribuido sustancialmente a la verdad, a la memoria y a la justicia del delito de reclutamiento ilícito. Por estas razones, se deben establecer mecanismos de rendición de cuentas anuales que involucren al ICBF y a la Fiscalía General de la Nación y reflejen los avances y obstáculos que afectan el ejercicio concreto de los derechos. Dicha rendición deberá liderarse por los órganos de control con competencia para imponer las sanciones respectivas cuando haya lugar. En cuanto a los Acuerdos de Contribución a la Verdad Histórica y la Reparación, establecidos en la Ley 1424 de 2010, el Centro de Memoria Histórica, el ICBF, la Unidad para la Atención y Reparación Integral a Víctimas y la Agencia Colombiana para la Reintegración, deben tener en cuenta el bajo grado de participación de los niños desvinculados en los procesos judiciales. Estas instituciones deben asegurar que los procesos de reconstrucción de la memoria histórica, realmente aporten a los derechos de la población infantil. Así mismo, no deben esperar que los niños colaboren en la búsqueda de la verdad, sin que los responsables de su reclutamiento hagan lo mismo por ellos. Finalmente, las organizaciones de la sociedad civil, de derechos humanos y las mismas víctimas cuentan con información relevante para orientar a las entidades públicas en el cumplimiento de sus deberes frente a los niños desvinculados. • Involucrar a todos los actores sociales en el seguimiento a la ejecución de las políticas públicas de infancia y adolescencia en Colombia. Según el principio de corresponsabilidad, la sociedad en general está llamada a participar en el seguimiento a la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, y en las demás normas legales encargadas de atender las necesidades de la población menor desvinculada. Con respecto a la Ley 1448 de 2011, existen mecanismos concretos y periódicos para mostrar el avance en su implementación con un enfoque diferencial. De igual forma, la Comisión de Seguimiento de la Ley de Víctimas podría jugar un papel importante en la entrega de análisis técnicos y temáticos sobre la gestión de las entidades públicas competentes. • Diseñar e implementar una estrategia nacional, de largo plazo, para rechazar el uso y el reclutamiento de niños, niñas y adolescentes por parte de grupos armados ilegales. La población colombiana, sobre todo en zonas rurales, no siempre es consciente de que el reclutamiento de menores es un delito que deben denunciar. Pueden existir rutas de prevención de distinta índole, pero si los maestros, los padres y los demás familiares no comprenden que el Estado, la sociedad y la familia tienen el deber de proteger a los niños e impedir que se incorporen a las organizaciones criminales, jamás acudirán a denunciar. Los cambios culturales necesarios para que la sociedad rechace el uso y la vinculación de niños a la guerra, implican esfuerzos sostenibles en el tiempo. Esta estrategia debe involucrar a entidades de diversa índole, como el Ministerio de Educación, el Centro de Memoria Histórica y los entes territoriales. D30 El Cómo • Exigir al Ministerio de Defensa y a los órganos de control el cumplimiento del derecho interno. Por ejemplo, en cuanto prohíbe el uso de niños para tareas de inteligencia militar o les impide retener a los menores desvinculados de grupos armados ilegales. El informe más reciente del Secretario General de Naciones Unidas sobre niños y conflicto armado en Colombia (2012) señala que “siguen constituyendo motivo de preocupación los casos en que los miembros de las Fuerzas Militares de Colombia someten a interrogatorios a los niños capturados por grupos armados no estatales que han sido liberados por estos o que han huido, así como el incumplimiento del plazo de 36 horas para entregar a los menores a las autoridades civiles, como establece la legislación nacional”60. 60. Organización de Naciones Unidas (ONU)). Informe del Secretario General sobre los niños y el conflicto armado en Colombia S/2012/171, 2012. [En línea] www.un.org/spanish/docs/report12/repl12. htm. Aunque son prácticas recurrentes, no es claro que las autoridades militares estén siendo castigadas formalmente, ni que el Estado colombiano esté diseñando un plan de acción para frenar la violación del derecho interno. El trabajo con la Fuerza Pública debe tomar como punto de partida que las rutas de atención y reparación coexisten con los esfuerzos militares, por lo cual, en ciertos casos pueden confundirse y desdibujar el sentido de procesos como la reintegración de niños y jóvenes. Así, el acercamiento de un menor desvinculado a un miembro de la Fuerza Pública puede ser interpretado por dicho funcionario como una posibilidad de obtener información del grupo armado enemigo o como la posibilidad de desvincular a alguien del conflicto para que reconstruya su proyecto de vida por fuera de la guerra. Es fundamental capacitar a los integrantes de la Fuerza Pública para que reconozcan a los niños desvinculados como víctimas del conflicto armado, a pesar de que vistan prendas militares y porten armas ilegales, y entiendan los pasos de las rutas de atención diferenciada. 5.4. Atención y reparación para las mujeres víctimas del conflicto interno armado Otra población gravemente afectada por el conflicto interno armado son las mujeres. Muchas fueron víctimas directas de los delitos, son madres de niños reclutados o no deseados producto de violaciones sexuales, o en general, llevan a cuestas las consecuencias nocivas de una estructura social machista o favorable a la discriminación. En este contexto, le corresponde al Estado colombiano emprender acciones integrales y diferenciadas de atención y reparación, como las enunciadas a continuación. El Cómo D31 61. Propuesta desarrollada por Ana María Loaiza, investigadora de la Universidad Industrial de Santander. Doctora en paz, conflicto y Democracia, diciembre de 2012. A. Propuestas de rutas de atención y reparación a mujeres víctimas de la violencia61 Para ofrecer una atención y reparación adecuada a las mujeres víctimas del conflicto armado, es necesario reconocer su calidad de sujetos de especial protección constitucional y, por lo tanto, sujetos prevalentes de derechos. Así las cosas, se plantea la pregunta sobre si es posible diseñar una ruta de atención que condense toda la normativa para la reparación integral, desde un enfoque diferencial y con perspectiva de género. Para responder esta pregunta es clave tener en cuenta las especificidades de la afectación que padecen las mujeres en el marco del conflicto. Además, el mandato de atención integral implica facilitar, como mínimo, asesoría legal, salud psicosocial (promoción y protección), restitución de tierras, verdad, justicia y reparación, al mismo tiempo que trabajar con el apoyo de su familia y comunidad. Si bien en la actualidad existe una gran oferta legislativa en materia de enfoque diferencial y de género, necesaria para la atención integral de las mujeres, no existe una ruta definida, un modelo o una fórmula aplicable en escenarios territoriales complejos y diversos. Es necesario pensar entonces en un proceso sistémico que nos permita, a partir de la identificación del tipo y la magnitud del daño individual y colectivo sufrido, reconocer no solo el momento, sino también la institución encargada de brindar la protección del derecho vulnerado. Así, esta reflexión parte de los Indicadores de Goce Efectivo de Derechos (previstos en el Auto 116 de 2008, emitido por la Corte Constitucional), los cuales constituyen herramientas valiosas de medición para determinar la efectividad de los programas de atención y reparación. Además de la perspectiva diferencial, se plantea la necesidad de adoptar un enfoque territorial que conduzca a una proyección y planeación pertinente, no solo con los recursos, sino también con el tipo de población de cada municipio, departamento o distrito. En este sentido, antes de pensar en cualquier propuesta de ruta, es imperativo lograr la consolidación de los Centros de Atención y Reparación a Víctimas, puesto que allí es donde se articula la oferta institucional local. La propuesta de fases descrita a continuación se basa en la idea de un proceso lineal, con etapas sucesivas y de necesario agotamiento. D32 El Cómo Fase I. Estudio normativo. El objetivo de esta primera fase es lograr un análisis minucioso y reflexivo del marco jurídico aplicable en materia de atención y reparación a mujeres víctimas. Algunos de los instrumentos a considerar son: • Ley 1448 de 2011, y los apartes que detallan “las funciones de las mesas de víctimas a nivel nacional, departamental y distrital, quiénes y cómo se conforman, requisitos para hacer parte (Art. 193)”; el Sistema Nacional de Atención y Reparación Integral a Víctimas (Art. 160); el Consejo Directivo de la Unidad de Gestión de Restitución de Tierras Despojadas (Art. 107) y los Comités Municipales de Justicia Transicional (Art. 173). • Decreto 4800 de 2011 y los Decretos Ley 4633, 4634 y 4635 de 2011. También deben considerarse los avances del Auto 116 de 2008 (en la batería de indicadores de goce efectivo de derechos), el Auto 092 de 2008, la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el Auto 006 de 2009 de discapacidad, los documentos CONPES (en especial, el No. 3712 sobre el plan de financiamiento para la sostenibilidad de la ley 1448 de 2011). • Derecho Internacional Humanitario, y sus categorías criminales, para dotar de coherencia a la reparación con el daño sufrido por las mujeres, de manera individual o colectiva. La utilidad de esta fase radica en que una de las principales dificultades para la atención y reparación integral de las mujeres, es el desconocimiento del marco legal aplicable y de la afectación diferencial de las mujeres en el conflicto armado interno, lo cual lleva, en muchos casos, a que sigan siendo victimizadas a pesar de estar inmersas en un proceso de atención y reparación. Por consiguiente, el estudio constante y reflexivo de la normativa permitirá minimizar este tipo de efectos indeseados. Fase II. Cartografía institucional y social La segunda fase consiste en adelantar una cartografía institucional para identificar las instituciones obligadas a atender a las víctimas, sus funciones y sus competencias, según la Ley 1448. Así mismo, implica levantar un mapeo de organizaciones sociales, universidades y demás actores sociales, que de una u otra manera prestan atención a las mujeres víctimas de la violencia y construyen conocimiento en torno a sus realidades. Dicha cartografía, como todos los procesos que involucran víctimas del conflicto armado, debe construirse de manera participativa, lo que implica un trabajo decidido hacia la inclusión de la experiencia vivida por cada una de las personas. De igual forma, permitirá focalizar y centralizar los esfuerzos para la atención, pues dependiendo del daño cada institución e individuos tendrá claridad sobre sus responsabilidades. Fase III. Coordinación por ejes de derechos Una vez se cuente con la cartografía definida, es necesario que las instituciones, con el apoyo de las organizaciones sociales, se articulen por ejes de derechos, con lo cual se evita la duplicidad de esfuerzos y se garantiza que los recursos se distribuyan eficientemente. Con lo anterior, se espera determinar los responsables institucionales, los derechos a restituir y las funciones y estrategias a implementar en el marco de la normativa vigente. El Cómo D33 En este punto, es menester llamar la atención nuevamente sobre el enfoque diferencial, pues no es igual la atención a una mujer indígena que a una Rom o en condición de discapacidad. Cada una de ellas padeció una afectación diferente y demanda una atención específica. Fase IV. Caracterización de la población La cuarta y última fase previa a la preparación de las rutas de atención, consiste básicamente en la caracterización de la población de cada territorio. La ruta de atención debe contener asistencia y reparación individual y colectiva y para que sea efectiva es necesario conocer las características de la población destinataria. También debe existir una estrategia de atención psicosocial transversal, independientemente del daño, de la institución o del momento que se llegue a la ruta, que permitirá mitigar los impactos de la violencia de la cual se ha sido víctima y prepararse de una mejor manera para participar en el proceso de reparación. Superadas estas fases, estamos en capacidad de responder la pregunta inicial sobre la posibilidad de construir una o varias rutas de atención y reparación diferencial para las mujeres víctimas. Ahora bien, la respuesta será afirmativa al menos con respecto a una ruta genérica que permita incorporar algunas variaciones de acuerdo con las especificidades de la población beneficiaria y las posibilidades institucionales y operativas locales. B. Consideraciones y recomendación en materia de reparación a las mujeres víctimas. Consideraciones Lo primero es incorporar la Atención Humanitaria Inmediata posterior al hecho victimizante. Con tal fin, debe contarse con una declaración individual ante el Ministerio Público o la autoridad competente, que deberá valorarse y remitirse a las dependencias territoriales encargadas de prestar la atención de emergencia. Cabe destacar que la atención y la reparación deben ser por oferta, y prestarse de manera gradual y progresiva. Una preocupación frente a una ruta de atención para las mujeres víctimas es lograr su participación real y efectiva en su diseño, implementación y evaluación. Para ello existen instrumentos internacionales en los que es posible apoyarse. Agotado el proceso de atención de emergencia, es posible iniciar un proceso de reparación integral teniendo como marco la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, herramienta que da una perspectiva diferente a las mujeres y su capacidad para hacer la paz, al mismo tiempo que evidencia la protección que necesitan frente a la violencia, las diferentes vivencias entre hombres y mujeres en el marco del conflicto y la participación de las mujeres en los escenarios de decisión para la construcción de paz. Adicionalmente, la ruta de reparación integral individual debe tener en cuenta, como mínimo: 1) ofrecer orientación a la mujer víctima acerca del proceso de reparación en coherencia siempre con el hecho victimizante; 2) entregar el documento de reconocimiento de su condición de víctima; y, 3) presentar el enlace de reparación y caracterización. En este momento juega un papel destacado D34 El Cómo el acompañamiento en la construcción del “plan individual de reparación”, el cual deberá recoger toda la oferta construida en la cartografía institucional, de manera que se puedan lograr los objetivos propuestos y su operativización según el enfoque diferencial. A su turno, la ruta que oriente la reparación colectiva62 debe tener presente el tipo de agrupación titular del derecho, lo cual significa que si son mujeres pertenecientes a grupos étnicos, por ejemplo, se debe realizar un proceso de consulta previa para conocer el registro, la identificación y la caracterización del daño, para luego, en coherencia con ello y según la oferta institucional disponible, iniciar los planes colectivos de atención. Recomendaciones 62. Existe afectación colectiva cuando son violaciones a derechos colectivos, violaciones graves y manifiestas de los derechos individuales de miembros de colectivos o cuando existe un impacto colectivo de la violación de los derechos individuales. 63. Propuesta realizada por Ana Lucía Moncayo Albornoz, Docente investigadora del Centro de Investigación en Política Criminal de la Universidad Externado de Colombia, diciembre 2012. 64. En el caso de una vulneración sistemática de los derechos de los integrantes de pueblo étnico o de otra colectividad por ser parte de la misma. Cfr. art. 42 del Decreto 4633/2011, art. 6 del Decreto 4634/2011 y art. 6 del Decreto 4635/2011. • Es necesario que la política de reparación trascienda la idea de las mujeres como meros objetos de atención y las reconozcan como sujetos activos de derechos. • La asistencia y atención psicosocial debe tener un acceso prioritario, preferente, diferencial y voluntario. La atención psicosocial transversal es una medida urgente en el contexto nacional. • El conocimiento y la futura cuantificación, del daño sufrido por las mujeres en el marco del conflicto armado, es esencial para identificar en cuál momento de la ruta se inicia el proceso de atención y garantizar una reparación pertinente y coherente. 5.5. Propuesta para desarrollar una estrategia de reparación colectiva63 El artículo 151 de la Ley 1448 de 2011 consagró la obligación de brindar reparaciones colectivas, le encargó dicha misión a la Unidad Administrativa Especial para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas (UARIV) y determinó los siguientes casos en los que se debe aplicar: a) Cuando el daño ocasionado por la violación sea a derechos colectivos; b) cuando se presente una violación grave de los derechos individuales de miembros de los colectivos64; y, c) cuando se genere un impacto colectivo de la violación de los derechos individuales. El Cómo D35 65. Derechos colectivos reconocidos por la Corte Constitucional a comunidades étnicas, entendidas como un sujeto colectivo de derechos. Este Tribunal ha afirmado tal concepto, entre otras en Sentencia T-380/93. M. P. Eduardo Cifuentes Muñoz, Sentencia T-405 del 1993, M.P. Hernando Herrera Vergara, Sentencia T 118 de 1993, M. P. Eduardo Cifuentes Muñoz, (pueblos indígenas), Sentencia 955 de 2003 (Pueblos afrocolombianos), y confirmados en los Autos 004 de 2009, 382 de 2010 y 173 de 2012 (pueblos indígenas víctimas de desplazamiento forzado) y el Auto 005 de 2008, entre otras. En lo normativo expresamente reconocidos tales derechos en los Decretos de 2011, 4633, 4634 y 4635. 66. Otras, entendidas según el Plan Nacional de Atención y Reparación a Integral a Víctimas, como: “Comunidad: conjunto social que comparte identidad basada en prácticas, cultura, patrones de enseñanza, territorio o historia, con interés en generación de bienes indivisibles, o públicos”; “Grupo: conjunto de personas que se relacionan entre sí, y tienen condiciones comunes respecto de la causa que origina el daño”; “Organización: conjunto de personas organizadas en torno a fines comunes que propenden por bienes indivisibles, que poseen sistemas de regulación interna de funcionamiento, solución de disputas y relevos, con una vida en lo público reconocida por sus integrantes. Tal es el caso de las Juntas de Acción comunal, agrupaciones de docentes, sindicatos, entre otros” (2011, p. 75). 67. En la ejecución de tales decretos se dio por parte del gobierno aplicación al derecho de consulta, aunque las comunidades negras, raizales y palenqueras han cuestionado su legitimidad, debido a que su participación se centró en la Comisión Consultiva de Alto Nivel y muchos no se sintieron representados (Contraloría General de la República, Procuraduría General de la Nación y Defensoría del pueblo, 2012, p. 256). 68. Literal i, del art. 149 de la Ley 1448 de 2011. 69. Literal d, del art. 149 de la Ley 1448 de 2011. D36 El Cómo La misma Ley estableció algunos sujetos de reparación colectiva en su artículo 152: 1. Grupos y organizaciones sociales y políticos; 2. Comunidades determinadas a partir de un reconocimiento jurídico, político o social que se haga del colectivo, o en razón de la cultura, la zona o el territorio en el que habitan, o un propósito común. Por su parte, el Decreto 4800 de 2011 reglamentario de la Ley 1448, incluyó un capítulo relacionado con la reparación colectiva y en él, además de los sujetos anteriormente citados, añadió a las organizaciones sindicales como titulares de la misma. Así las cosas, se trata de un amplio abanico de colectividades, algunas más definidas que otras, unas entendidas como sujetos colectivos65 de derechos -distintos a la sumatoria de sujetos individuales- y otras reconocidas como sujetos individuales con propósitos comunes e intereses colectivos. Es decir, un extenso escenario de colectividades, entre ellas, las étnicas (indígenas, afrocolombianos y Rrom) provistas de derechos colectivos y otras66, con o sin personería jurídica, pero con intereses o propósitos comunes. En consecuencia, una pluralidad de sujetos con diferentes características, propósitos, derechos, intereses, patrones de vulneraciones y daños, entre otros, todas en busca de una reparación colectiva, adecuada y oportuna. Para implementar la Ley 1448 de 2011, y con ella, las medidas de asistencia, atención, reparación integral y restitución de derechos territoriales a las víctimas pertenecientes a los pueblos étnicos, el Gobierno expidió los siguientes decretos con fuerza de ley67: para los pueblos indígenas, el Decreto 4633; para las comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras, el Decreto 4635; y para el pueblo Rom o gitano, el Decreto 4634; los cuales incorporan enfoque diferencial y acciones afirmativas. En suma, con esta modalidad de reparación se espera contribuir a garantizar la no repetición de las violaciones de derechos en comunidades, grupos, organizaciones, pueblos étnicos, ya que de una parte se fortalecerá “la participación efectiva de las poblaciones vulneradas y/o vulnerables, en sus escenarios comunitarios, sociales y políticos, para contribuir al ejercicio de sus derechos culturales”68, y de otra, se prevendrán dichas violaciones a colectivos históricamente vulnerados69. 5.5.1. Ruta de reparación colectiva El Programa de Reparación Colectiva será implementado y coordinado por la UARIV, de conformidad con el Decreto 4800 de 201170 y el Plan Nacional de Atención y Reparación Integral a Víctimas. El mismo decreto divide el Programa de Reparación Colectiva en fases, para una implementación gradual. 70. Art.224 del Decreto 4800 de 2012. 71. Plan Nacional de Atención y Reparación Integral a Víctimas y en el Conpes 3726 de 2012. 72. Plan Nacional de Atención y Reparación Integral a Víctimas, pág.77. Es importante mencionar que frente a los pueblos étnicos existen algunas diferencias en relación con las fases contempladas en el Decreto 4800, reconocidas en los decretos ley para pueblos y comunidades étnicas, en el Plan Nacional de Atención y Reparación Integral a Víctimas y en el Conpes 3726 de 201271. En consecuencia, dichos pueblos cuentan con una ruta específica. A. Fases de reparación colectiva para comunidades, grupos y organizaciones 1. Identificación del sujeto de reparación colectiva tanto por oferta del Estado como por demanda. La primera hace alusión a que la UARIV sea quien identifique previamente a los sujetos de reparación colectiva, y la segunda, a que quienes se consideren sujetos de reparación colectiva sean quienes adelanten el procedimiento de registro. 2. Registro de sujetos de reparación colectiva en el RUV. En la identificación del sujeto colectivo por demanda participa el Ministerio Público, para facilitar los procesos de registro, y la UARIV. 3. Alistamiento para iniciar la construcción de los Planes Integrales de Reparación Colectiva (artículo 228 del Decreto 4800 de 2011). Esta fase requiere identificar necesidades y expectativas de reparación, promover el conocimiento sobre el significado, objetivos, componentes y mecanismos de la política de reparación colectiva. Desde este momento “se inicia el proceso activo de participación de los sujetos de reparación colectiva”72. En esta fase participan las entidades territoriales –EETT-; el ICBF; la Defensoría del Pueblo, entre otras instituciones. Es importante señalar que el Plan Nacional de Atención y Reparación Integral a Víctimas contempla la participación del sector privado en este momento, dependiendo de la realidad de cada sujeto colectivo. El artículo 228 del Decreto 4800 además establece que todas las instituciones del Estado con competencia en el proceso de construcción e implementación de los planes de reparación, deben recibir una capacitación sobre esta clase de reparación. El Cómo D37 73. Art. 230 del Decreto 4800 de 2011. 74. Ibíd. 4. Identificación y diagnóstico de los daños colectivos de los sujetos de reparación colectiva. Con el soporte de la UARIV se convoca abiertamente a todos los integrantes del sujeto de reparación colectiva, con quienes se definirá una metodología para la identificación y diagnóstico de los hechos, daños, afectaciones, necesidades y expectativas de la reparación colectiva73. La UARIV liderará dicha metodología de identificación y caracterización de los daños. Según el Plan Nacional de Atención y Reparación Integral a Víctimas resulta necesaria la convocatoria del Centro de Memoria Histórica, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, la Procuraduría General de la Nación y las organizaciones de la sociedad civil. 5. Diseño y formulación concertada del Plan Integral de Reparación Colectiva. Se trata de la fase de diseño y formulación de medidas de reparación que se encuentren en el Plan Integral de Reparación Colectiva. Esta etapa cuenta con la participación de las instituciones estatales que se consideren pertinentes para la construcción del Plan Integral de Reparación Colectiva74. Entre ellas, la UARIV, las entidades territoriales (EETT), el Ministerio de Educación, el Ministerio de Salud, el Ministerio de Hacienda; el Ministerio de Defensa; el Ministerio de Cultura, el Ministerio de Agricultura; la Unidad para la Gestión y Restitución de Tierras; el ICBF; el SENA y el Departamento para la Prosperidad Social (DPS). Con todo, no se trata de una lista taxativa, pues dependerá del Plan Nacional de Atención y Reparación Integral a Víctimas. Luego, el Plan Integral de Reparación concertado deberá ser aprobado por el Comité Territorial de Justicia Transicional (del nivel distrital, municipal o departamental). 6. Implementación de Planes de Reparación Colectiva. Se refiere a la ejecución de las medidas de reparación colectiva. Esta fase la lideran todas las entidades competentes para la ejecución de las diferentes medidas de reparación que intervienen en el plan de reparación colectiva. La UARIV coordinará la ejecución del Plan, apoyará la gestión de recursos (técnicos y financieros) y efectuará las medidas que sean de su competencia. En esta fase, la mencionada Unidad debe articularse con las EETT; el Ministerio de Educación, el Ministerio de Salud y Protección Social, el Ministerio de Hacienda, el Ministerio de Defensa, el Ministerio de Ambiente, el Ministerio de Cultura, el Ministerio de Agricultura; la Unidad para la Gestión y Reparación de Tierras; el ICBF; el SENA y el DPS, así como con las entidades del orden nacional y territorial competentes. D38 El Cómo 7. Seguimiento, evaluación y monitoreo del Plan de Reparación Colectiva. Se trata de un monitoreo para la implementación y ejecución de los planes Integrales de Reparación Colectiva por parte de la UARIV. Los sujetos de reparación colectiva pueden participar en el seguimiento y evaluación de sus respectivos planes. El Plan Nacional de Atención y Reparación Integral a Víctimas señala que también deben participar la Defensoría del Pueblo, la Procuraduría General de la Nación y la Contraloría General de la República75. B. Fases de reparación colectiva para pueblos étnicos76 1. Identificación del sujeto de reparación colectiva, tanto por oferta del Estado como por demanda. La UARIV se articula con las diferentes entidades que hacen seguimiento a estos pueblos, como el Ministerio del Interior, el Centro de Memoria Histórica, la Unidad para la Gestión y Reparación de Tierras, el INCODER, el Instituto Geográfico Agustín Codazzi y la Registraduría Nacional del Estado Civil. 75. Plan Nacional de Atención y Reparación Integral a Víctimas, op. cit, p.80. 76. Diferencias reconocidas en los decretos ley para pueblos y comunidades étnicas, en el Plan Nacional de Atención y Reparación Integral a Víctimas y en el Conpes 3726 de 2012. 77. Plan Nacional de Atención y Reparación Integral a Víctimas, 2011, p. 87. 78. Art. 139 del Decreto Ley 4633 de 2011. En el Decreto 4634 de 2011 (Pueblo Rom o Gitano) el art. 99 correspondiente a la caracterización de daños colectivos e identificación de necesidades hace parte de la fase de pre-consulta. Situación similar ocurre en el Decreto 4635 art. 105 (comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras). 79. Art. 139 el Decreto 4633 de 2011 sobre caracterización integral de daños. 2. Registro de sujetos de reparación colectiva en el Registro Único de Víctimas (RUV). El Plan Nacional de Atención y Reparación Integral a Víctimas considera necesaria la articulación entre la UARIV y las personerías, la Defensoría del Pueblo y la Procuraduría General de la Nación. En el proceso de valoración para la inclusión también se requiere del concurso de todas las entidades del Sistema Nacional de Atención y Reparación Integral de Víctimas – SNARIV- y del Ministerio del Interior. 3. Pre-consulta: apertura, alistamiento institucional y comunitario. En esta fase se requiere definir la metodología y el cronograma a seguir en la construcción de su Plan Integral de Reparación. Este es “el primer acercamiento a la comunidad como sujeto de reparación”77. 4. Consulta previa: caracterización de daños y afectaciones. En esta fase se realiza una identificación de los hechos, el contexto, los factores intervinientes en la vulneración de los derechos de los pueblos étnicos, los daños y las afectaciones de los pueblos étnicos78. Es importante señalar que en los eventos en los que las colectividades o grupos étnicos requieran de la restitución de tierras, la caracterización integral de los daños y afectaciones será realizada por la UARIV conjuntamente con la Unidad Administrativa de Gestión de Restitución de Tierras Despojadas79. Además de las citadas entidades, se requiere de la participación del Ministerio del Interior, del Centro de Memoria Histórica, de las El Cómo D39 80. Comisión de Seguimiento a la Política Pública sobre Desplazamiento Forzado, 2011. p. 53. entidades del Ministerio Público, de las entidades territoriales y de las demás entidades del SNARIV. 5. Fase de protocolización del Plan de Reparación Integral en la que, de manera simbólica, se suscriben los acuerdos a implementar. 6. Implementación del Plan de Reparación Colectiva. 7. Seguimiento control y vigilancia a la implementación del Plan Integral de Reparación Colectiva. El Ministerio Público, junto con las instancias nacionales de representación de los grupos étnicos harán el seguimiento permanente y control del Plan de Reparación Integral. C.Consideraciones a tener en cuenta en relación con la ruta de Reparación Colectiva: Como se advirtió, la reparación colectiva se proyecta sobre un extenso ámbito de colectividades con distintas caracterizaciones, orígenes, propósitos, formas de vulneración, daños y pretensiones de reparación. Además de la violación de sus derechos, estos sujetos han visto afectado su tejido social y sus propias formas de organización social y política como consecuencia del conflicto, razón por la cual acceder y activar el Programa de Reparación Colectiva no les resulta del todo fácil. De ahí que todos los sujetos colectivos (en especial las comunidades, grupos y organizaciones) requieran información y asesoría en la fase de identificación y registro, no solo por parte de la UARIV sino de la Defensoría del Pueblo y del Ministerio Público. A diferencia de los sujetos colectivos citados, los grupos étnicos durante estas fases cuentan con una mayor oferta institucional. La participación del sujeto colectivo dentro de la ruta de reparación colectiva resulta fundamental para su efectividad. Tal participación se torna más efectiva en la reparación de los pueblos étnicos, no así en otras colectividades, entre otras razones, porque cuentan con una mayor organización y con mecanismos como la consulta previa y las preconsultas, reconocidas incluso en los decretos ley 4433, 4434 y 4435 de 2011. Situación diferente sucede con las comunidades o grupos que carecen de una fuerte identidad colectiva u organización. Estas características aseguran una débil participación y con ella, una ineficaz reparación, por lo cual es importante que los mecanismos de participación no se limiten al acceso a información oportuna, clara y precisa (como lo señala el art. 228 del Decreto 4800 sobre la fase de alistamiento)80, sino que además se faciliten otras herramientas que les permitan a todos los sujetos colectivos intervenir y contribuir dentro de todas las fases de la reparación colectiva. D40 El Cómo De otra parte, el artículo 230 del Decreto 4800 contempla en la fase de implementación que “[d]efinidas y diseñadas las medidas de reparación colectiva, la Unidad Administrativa para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas y el respectivo Comité Territorial de Justicia Transicional aprobará el Plan Integral de Reparación Colectiva”, es decir, este último será eficaz en la medida que quede incluido dentro del Plan de Acción de los municipios o en el plan departamental, ya que la responsabilidad presupuestal la detentan las entidades territoriales, con los riesgos que esto implica. Por ejemplo, una marcada debilidad institucional a nivel regional, tal como lo señaló la Comisión de Seguimiento a la Política Pública sobre Desplazamiento Forzado81. • Es importante recordar que las medidas de reparación tanto en el ámbito individual como en el ámbito colectivo deben ser complementarias y en ningún caso pueden sustituirse entre sí 82. Se trata de dos ámbitos de reparación diferentes, que buscan satisfacer derechos diferentes y reparar daños igualmente distintos, de tal manera que el reconocimiento de medidas de reparación colectiva no suple ni deben remplazar las medidas de reparación individual, sobre todo cuando se trata de indemnizaciones. • Entre las grandes afectaciones de las colectividades por la violación de derechos humanos se encuentran: la destrucción del tejido social y político, la pérdida de las redes solidarias existentes y el deterioro colectivo de la ciudadanía política. En tales casos las garantías del derecho a la verdad y las medidas de reparación simbólica resultan fundamentales. No obstante, existen otros derechos lesionados y otros daños sobre derechos sociales, económicos, culturales y políticos83 que requieren ser reparados a través de estrategias económicas, aunque en ocasiones se corre el riesgo de invadir la esfera de las políticas públicas para el desarrollo84. Sin embargo, las estrategias económicas son esenciales para garantizar la reparación transformadora y deben ser complementarias con las medidas simbólicas. 81. Comisión de Seguimiento, op. cit, p.53. 82. Esto último regulado en el art 14 del Decreto 4633 de 2011. 83. Entre las afectaciones: pérdida de la prestación de servicios públicos, profundización de la pobreza (caso El Tigre, en la Hormiga, Putumayo); contaminación del medio ambiente, deterioro de la infraestructura (La Gabarra, Tibú, Norte de Santander. Asociación de Trabajadores Campesinos de Carare ATCC- La India, Santander). Unidad Administrativa Especial para la Atención y Reparación Integral de Víctimas, 2012. 84. BERISTAIN, Carlos Mario. Diálogos sobre reparación: Qué reparar en los casos de violaciones de derechos humanos. Quito: Ministerio de Justicia y Derechos Humanos 2009, p. 173. 85. Contraloría General de la República, Procuraduría General de la Nación, & Defensoría del Pueblo, 2012, pág. 256. En el mismo sentido, lo señalado por el Sr. Acxan Duque Gámez. Asociación de Afrocolombianos Desplazados –AFRODES-. En la sesión No. 18 de la Comisión Legal de Seguimiento del Congreso de la República a la Implementación de la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, noviembre de 2012. • En cuanto a la participación es necesario replantear la misma en las comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras, ya que no hay consenso en cuanto a sus representantes85 en los procesos de consulta, así como frente a la Comisión Consultiva de Alto Nivel. Lo que significa que los resultados de la consulta, no serán válidos para toda la comunidad, lo cual puede frustar los propósitos de la reparación colectiva, entre ellos, restablecer el tejido social y la cohesión. El Cómo D41 5.6. La preservación de la memoria histórica del olvido 86. Corte IDH. Caso Masacre Plan de Sánchez Vs. Guatemala. Fondo. Sentencia de 29 de abril de 2004. Serie C No. 105. 87. Propuesta elaborada por Nathalia Contreras Pardo, consultora para la Fundación Social, diciembre de 2012. 88. Ibíd., Art. 8. República de Colombia. Decreto 3391 “Por el cual se reglamenta parcialmente la ley 975 de 2.005” de Septiembre 29 de 2005. Art. 19. 89. Ob. Cit., Ley 975 de 2005. Art. 52.2. Como se ha indicado previamente, la memoria es un relato histórico que se transmite a las futuras generaciones, recuerda los hechos violentos del pasado y registra los daños que ellos aparejaron. Contar lo que pasó es afirmar en las futuras generaciones el rechazo al recurso de la violencia por las causas que se identifican en el proceso de búsqueda de la verdad. En este sentido, tribunales internacionales como la Corte Interamericana de Derechos Humanos han considerado que las medidas preventivas y de no repetición empiezan con la revelación y reconocimiento de las atrocidades del pasado y que la sociedad tiene el derecho a conocer la verdad en cuanto a tales crímenes para poder prevenirlos en el futuro86. Colombia reconoce en la memoria un excelente elemento para garantizar el derecho a la verdad de las víctimas y contribuir en la implementación de medidas de satisfacción. En este sentido, desde la expedición de la Ley 975 de 2005 hasta la promulgación de la Ley de Víctimas se ha reconocido su valioso aporte a la construcción de la paz. 5.6.1. Memoria histórica: una apuesta integral87 El artículo 50 de la Ley 975 de 2005 creó la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (CNRR) y le otorgó, entre otras funciones, la reconstrucción de la memoria histórica como un elemento de la reparación simbólica y de la reconciliación nacional88. Así, le asigna a dicho ente la obligación específica de “presentar un informe público sobre las razones para el surgimiento y evolución de los grupos armados ilegales”89. Con el fin de cumplir con las labores encomendadas, la CNRR creó el Grupo de Investigación de Memoria Histórica (GMH) para que elaborara y divulgara, desde una visión participativa, las narrativas del conflicto armado colombiano, al igual que las verdades y las memorias acalladas o silenciadas por las dinámicas de la guerra. Este grupo se constituye en el antecedente funcional del Centro de Memoria Histórica (CMH), entidad actualmente encargada de reconstruir la memoria nacional. Por lo tanto, debe propiciar las garantías y condiciones necesarias para que los diversos grupos sociales, entre ellos las víctimas y sus organizaciones, la academia, los centros de pensamiento, las organizaciones sociales, organizaciones de derechos humanos y los organismos del Estado, D42 El Cómo realicen ejercicios de reconstrucción de la memoria como aporte a la protección del derecho a la verdad y a las garantías de no repetición. 90. Decreto 4803 de 2011. 91. Ley 975 de 2005. Art. 57. El CMH fue creado por la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras (Ley 1448 de 2011) y es una entidad del orden nacional, descentralizada y con autonomía administrativa y financiera90. Puntualmente, el CMH está llamado a recoger los aprendizajes y logros que dejó el GMH, y a recuperar, conservar, compilar y analizar todo el material, documental, testimonial, o de cualquier otra índole, relativo a las violaciones ocurridas con ocasión del conflicto armado interno colombiano. Para ello, deben llevar a cabo investigaciones, actividades museísticas, pedagógicas y otras que sean pertinentes con el fin de determinar las causas y conocer la verdad de la guerra. Con relación a las actividades museísticas, la Dirección de Museos de la Memoria del CMH es la encargada de diseñar, crear y administrar un “Museo de la Memoria”, el cual, debe contar con el apoyo del sector público y privado, de la sociedad civil y de la cooperación internacional, pues su fin es lograr el fortalecimiento de la memoria colectiva de los hechos ocurridos en la historia de violencia reciente de Colombia y de esa forma, contribuir a la reparación de las víctimas y a la no repetición. Por su parte, a la Dirección de Archivos de Derechos Humanos se le encomendó la labor de: 1) Integrar un archivo de documentos, originales o copias fidedignas, de las violaciones ocurridas con ocasión del conflicto armado; 2) Recopilar los procesos similares en otros países que reposen en sitios como museos, bibliotecas o archivos de entidades públicas; 3) Recoger testimonios por medio de ejercicios de investigación; 3) Preservar y garantizar la custodia de los materiales recopilados o que de manera voluntaria le sean entregados; y, 4) Diseñar y crear un Registro Especial de archivos de memoria histórica y un Protocolo de política archivística en materia de derechos humanos y DIH. Como se sabe, el derecho a la verdad está ligado a la preservación de los archivos y es por este motivo que existe un mandato especial para todas las entidades que, como la Procuraduría General de la Nación, la Fiscalía, Archivo General de la Nación y el CMH, tienen a su cargo archivos. El deber de estas instituciones es impedir la sustracción, destrucción o falsificación de los archivos91, en aras de garantizar los derechos de las víctimas a la verdad y a la prevención de la impunidad. El Cómo D43 92. De estos archivos se excepcionan los archivos judiciales, los cuales estarán a cargo de la Rama Judicial, la cual podrá determinar, cuando lo considere pertinente y oportuno para fortalecer la memoria histórica, encomendar su custodia al Archivo General de la Nación o a los archivos de los entes territoriales. 93. Ley 1424 de 2010. Decreto 2601 de 2011. Adicionalmente, el CMH debe diseñar, crear y administrar el Programa de Derechos Humanos y Memoria Histórica. Este tiene como objetivo acopiar, preservar y custodiar todos los materiales, sin carácter reservado, que se refieran a las violaciones de derechos humanos e infracciones al DIH de las que trata el artículo 3° de la Ley 1448 de 201192. Con todo, las labores del CMH no deberán obstaculizar a, ni obstaculizarse por, otras iniciativas regionales e institucionales que surjan, por lo cual, es importante la articulación por parte de las diferentes entidades para el logro de sus objetivos. En materia de producción de conocimiento sobre las violaciones ocurridas en el marco del conflicto, su discusión y difusión, le corresponde al CMH llevar a cabo investigaciones, seminarios, eventos, foros, debates, entre otros, encaminados a construir la verdad, la reparación y la convivencia ciudadana. Una tarea esencial es la difusión amplia y masiva de los resultados de las investigaciones, pues de ella depende que los diferentes enfoques, voces de la memoria y conclusiones sean conocidos por la sociedad y se entienda su relevancia en la búsqueda de la verdad. Estas labores las adelanta la Dirección de Construcción de la Memoria. Otra función del CMH es la recolección, clasificación, sistematización, análisis y preservación de la información obtenida de forma individual o colectiva, por parte de los desmovilizados que hayan suscrito el Acuerdo de Contribución a la Verdad Histórica y la Reparación93 y de las personas que voluntariamente deseen hacer manifestaciones sobre asuntos que guarden relación o sean de interés para la reconstrucción de la memoria histórica. El Acuerdo de Contribución a la Verdad Histórica y la Reparación es un documento que contiene el compromiso del desmovilizado y del gobierno para garantizar su aporte a la construcción de la verdad del conflicto armado en el país. Dicho aporte debe hacer énfasis en la conformación de los grupos organizados al margen de la ley, el contexto general de la participación del desmovilizado en el grupo armado ilegal, y todos los hechos de los que tenga conocimiento en razón a su pertenencia al grupo armado ilegal. La firma de tales acuerdos la realiza ACR, y los envía a la Dirección de Acuerdos de la Verdad (DAV) del Centro de Memoria Histórica. A partir de allí se inicia el proceso de entrevistas en las cuales recogen las contribuciones. Es importante resaltar que la información entregada por el desmovilizado no tendrá implicaciones penales o mérito procesal. D44 El Cómo Dirección de Archivo de Derechos Humanos Dirección General Dirección de Construcción de Memoria Dirección de Museos de la Memoria Dirección de Acuerdos de la Verdad Oficina de Asesoría Jurídica Dirección Administrativa y Financiera Por otra parte, el CMH también está encargado de apoyar las iniciativas locales, regionales, nacionales, públicas y privadas, en temas de memoria, con el fin de potenciar el enfoque diferencial y la participación de las víctimas. Así mismo, debe proveer insumos y apoyar, en el marco de sus competencias, a las entidades encargadas de la atención, reparación integral y garantía de los derechos humanos y del DIH para implementar y formular políticas sobre el particular. Para finalizar, es indispensable destacar que el éxito de las iniciativas de memoria, de las investigaciones y de la consolidación de archivos de derechos humanos está estrechamente relacionado con la implementación de estrategias pedagógicas, de comunicación y de apropiación social, que tengan en cuenta el enfoque diferencial y la participación de las víctimas, pues gracias a los buenos resultados de estas últimas se logrará que cada colombiano entienda el por qué de la violencia, la magnitud de las atrocidades aquí ocurridas, sus repercusiones a nivel individual y social, y generar un compromiso para la no repetición. El Cómo D45 D46 El Cómo 6. Control civil sobre la Fuerza Pública El ejercicio de un control efectivo por las autoridades civiles sobre la Fuerza Pública es una garantía de no repetición que el Estado colombiano debe adoptar. Como un ejemplo de iniciativas en este sentido se puede mencionar la Ley de Inteligencia y Contrainteligencia donde se introdujo un mecanismo de control y supervisión civil al sector de inteligencia a través del establecimiento de una Comisión Legal Parlamentaria del Seguimiento94. Esta comisión debe cumplir funciones de control y seguimiento parlamentario, verificando la eficiencia en el uso de los recursos, el respeto de las garantías constitucionales y el cumplimiento de los principios, límites y fines establecidos en la ley95. 94. Artículo 13, Ley 1288 de 2009. 95. Ley 1448 de 2011. 96. Decreto 4057 de 2011. Las actividades de inteligencia y contrainteligencia pueden entrañar riesgos para las libertades individuales. De allí que su control efectivo por el poder civil sea de suma importancia. En Colombia esos riesgos se han consumado constituyendo violaciones a los derechos de magistrados de las altas Cortes, otros altos funcionarios públicos, periodistas, defensores de derechos humanos y líderes sociales y políticos, entre otros. Los escándalos relacionados con la interceptación de líneas telefónicas y la obtención de información de manera irregular por funcionarios del entonces Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), junto con la necesidad de armonizar el funcionamiento del sistema de inteligencia, motivó la reforma estructural del DAS. Así, el Gobierno Nacional presentó ante el Congreso de la República un proyecto de ley en 2009 que proponía la supresión del Departamento Administrativo de Seguridad y la creación de la Agencia Central de Inteligencia de Colombia (ACI). Finalmente, en el año 2011, por medio del Decreto 4057 de 2011, se suprimió el DAS y se reasignaron sus funciones a otras entidades del Estado colombiano96. El Cómo D47 D48 El Cómo 7. Cambio en el trato a las víctimas y en el lenguaje del gobierno con la Ley 1448 de 2011 Las garantías de no repetición incluyen la sensibilización de los funcionarios públicos y la ciudadanía para que empleen un lenguaje propicio a la reconciliación. El lenguaje dignificante adicionalmente contribuye a la reivindicación de las víctimas como sujetos de derechos y al reconocimiento de las obligaciones estatales frente a las mismas. Los programas de sensibilización resultan fundamentales en la prevención del conflicto, teniendo en cuenta lo siguiente: 97. CUTRE PATEL Ana, DE GREIFF Pablo y WALDORF Lars. Disarming the Past – Transitional Justice and Excombatants, Advance Transitional Justice Series. Social Science Research Council. Nueva York: Centro Internacional para la Justicia Transicional 2009. [En línea] http://www. ssrc.org/workspace/images/crm/new_ publication_3/%7B465ede38-0c0d-df119d32-001cc477ec70%7D.pdf [consultado el 18 de diciembre 2012]. • En la sociedad que busca la no repetición de los hechos violentos pueden subsistir tensiones entre varios sectores de la población con discursos antagonistas. En estos casos, el lenguaje utilizado no debería agudizar las tensiones, por ejemplo, validando el discurso de un sector de la sociedad en detrimento del otro. • Muchos ciudadanos, incluyendo en ocasiones a las mismas víctimas, no entienden para qué sirven los programas de reparación, los procesos destinados a la no repetición, ni quiénes son sus beneficiarios. En estos casos, la utilización de un lenguaje apropiado, sencillo y claro es fundamental para que estos procesos sean más transparentes y disfruten de un nivel de aceptación mayor. Por ejemplo, malentendidos y concepciones erróneas en torno a los programas de DDR y los procesos de judicialización de crímenes internacionales, podrían desestimular la desmovilización de combatientes preocupados por su eventual persecución penal97. • Pueden persistir discursos contradictorios al interior del Estado que generen confusión entre la sociedad y los beneficiarios de los programas de reparación y prevención. En estos casos se deslegitima la acción pública y se propicia la desconfianza sobre la verdadera voluntad política de adelantar estos procesos. Por ejemplo, un discurso favorable del Gobierno Nacional sobre los derechos de las víctimas carecería de efectividad si no cuenta con el respaldo de las administraciones territoriales. El Cómo D49 98. Redress, Victims, Perpetrators or Heroes? Child Soldiers before the International Criminal Court, Septiembre 2006, p.32. [En línea] http://www.essex. ac.uk/armedcon/story_id/000403.pdf (consultado 18 de diciembre 2012]. 99. Por ejemplo la campaña de Care “I am powerful” [En línea] http://www.care. org/newsroom/articles/2006/03/20060301_ iap_launch.asp [consultado el 18 de diciembre 2012]. 100. Office of the United Nationas High Commissioner for Human RightsRule-of-Law Tools for Post-Conflict Status – Nacional Consultations on trasntional justice, Nueva York y Ginebra, 2009, p. 13. [En línea] http:// www.ohchr.org/Documents/Publications/ NationalConsultationsTJ_EN.pdf [consultado el 18 de diciembre 2012]. 101. Ibid. • El lenguaje empleado para definir el pasado (por ejemplo, reconocer o no que existió un conflicto armado) define categorías e imaginarios colectivos que inciden en los procesos de reparación y las garantías de no repetición. Éstos serán legítimos cuando se perciban como justos por sus beneficiarios y la sociedad en general. • Existen riesgos de revictimización cuando el lenguaje utilizado es inadecuado o genera estigmatizaciones contra las víctimas. Por ejemplo, muchos niños, niñas y adolescentes en proceso de reintegración quieren ser aceptados y no ser vistos como “dañados”98. Por estas razones, existen iniciativas para evitar el uso de la categoría de “víctima” frente a esta población, y reemplazarla por la de “sobreviviente”99. • Ciertas violaciones a los derechos humanos son invisibles por la persistencia de fenómenos de discriminación en un contexto dado. Por ejemplo, se ha podido evidenciar que “durante los procesos de sensibilización de justicia transicional en Perú, muchas comunidades rurales de las zonas montañeras se enteraron que violar una mujer era un crimen”100. Es importante señalar que los procesos de sensibilización y la utilización adecuada del lenguaje, buscan específicamente: • Empoderar a las víctimas a través de su reconocimiento como sujetos de derecho y como actores de la sociedad. • Contribuir al restablecimiento de la dignidad de las víctimas. • Contribuir al restablecimiento de la confianza entre las víctimas y el Estado. • Garantizar que los procesos de reparación y prevención sean percibidos como legítimos. • Evitar las estigmatizaciones y los prejuicios en contra de los sobrevivientes. También deberían implementarse de modo “comprensible y según las circunstancias, garantizando, por ejemplo, que se utilicen todas las formas de expresión y de lenguaje, incluyendo idiomas indígenas y dialectos locales”101. Existen muchas formas para sensibilizar a todos los sectores de la población que van más allá de la utilización de medios de comunicación masivos, e incluyen el uso de otras metodologías como el teatro, los ejercicios de grupo, la utilización de canciones, etc. Las víctimas no forman un bloque homogéneo de personas y presentan identidades muy diferentes, por tal razón, el lenguaje debe adaptarse a su diversidad. D50 El Cómo El Cómo D51 D52 El Cómo