1 IGLESIA PARROQUIAL DE SAN CARLOS BORROMEO GUÍA PARA MINISTROS LITÚRGICOS Los acogedores, los acólitos (monaguillos), los lectores, los músicos, los ministros extraordinarios de la Eucaristía y los sacristanes responden a una llamada especial del Señor a desempeñar una función durante la celebración litúrgica. Como figuras públicas deberán lucir no solamente en el servicio que ejercen sino sobretodo el la integridad de sus vidas. Nunca es superfluo recordarnos que nuestra colaboración en la Liturgia es participación misma en el culto integral del Cristo Total ―Cabeza y miembros― en Espíritu y Verdad (cf. SC 7). Nuestro ministerio ejercido con dedicación es oración en acción y contribuirá a la participación plena, activa y fructífera de toda la asamblea. Los ministros litúrgicos tienen el cometido de asistir al celebrante que guiará el pueblo de Dios en la oración. Por eso, es importante que cada ministro conozca bien su función, la ejerce a lo mejor de sus posibilidades y que colabore con los demás ministros. La misma persona no debe ejercer más de un oficio en la misma celebración (con la excepción de los miembros del coro o en extrema necesidad). Los ministros deberán ser vestidos propiamente y presentarse en la iglesia al menos 15 minutos antes de la celebración. SACRISTANES O COORDINADORES DE LA MISA Habrá dos (2) sacristanes en cada misa. Asignan con tiempo los servidores de cada misa. Los coordinadores tendrán que asegurar que todos los ministerios (lectores, ministros de comunión, monaguillos) estén cubiertos; los ornamentos y los enseres (libros, cálices, agua, vino, formas... ) estén preparados para la celebración; que las velas y luces estén encendidas; que el sistema de megafonía esté funcionando y que el micrófono transmisor tenga suficiente batería. que haya suficiente pan y vino para la misa. 2 Los demás ministros deberán informar a los coordinadores si no pueden estar presentes e indicar su suplente con tiempo para que pueda proveer. LECTORES El Lector presta su voz y su persona para que el Señor pueda seguir proclamando su Palabra. Para eso: Ningún lector debe subir al ambón sin haber primero ensayado la lectura y haber identificado la página del Leccionario que va a leer. Se lee, no del misalito del pueblo, sino del Libro Sagrado, el Leccionario. El Lector hace la procesión con el celebrante durante la entrada (vea el orden de la procesión, Sección Acólitos). El Lector que proclama la primera lectura llevará mostrando el Evangeliario en la ausencia de un diácono. Al llegar al santuario, sin pausa y reverencia, colocará el Evangeliario sobre el altar. Bajará y, en línea con los demás ministros, hará la reverencia a Cristo simbolizado por el altar. Se recomienda que los lectores estén sentados en los bancos más próximos al ambón. Que suba el lector o cantor al ambón sólo cuando es su turno. Cuando el celebrante esté concluyendo la oración colecta el primer lector tiene que estar preparada para subir al ambón a leer. Debe ajustar el micrófono para la mejor proyección de su voz (previamente ensayado). Las rúbricas (“primera lectura” o las didascalías) no están destinadas a la proclamación y no deben ser leídas. Para dejar la asimilación de la Palabra se debe hacer una pequeña pausa antes de decir “Palabra de Dios”. El Salmo, nuestra respuesta a la Palabra, es parte integral de su proclamación. Por eso, el salmista deberá cantarlo o proclamarlo desde el ambón. Es aconsejable que se cante el Salmo, pero en la ausencia de un buen cantor, es preferible que se proclame. El segundo lector tiene que prepararse a ir al ambón mientras se esté recitando la última estrofa del Salmo. El primer lector hará las invocaciones de todos los fieles. Debe caminar hacia el ambón mientras las últimas líneas del Credo se estén recitando. 3 En la ausencia de un comentarista el segundo lector pueda hacer los anuncios antes de la procesión de entrada y sólo después de la oración de comunión. Los lectores no hacen la procesión final. El ambón es “la mesa de la Palabra” y de allí se proclaman las lecturas, se canta el Salmo Responsorial y la oración de los fieles. El atril es para los anuncios antes y después de la misa y también para el animador de música. MINISTROS EXTRAORDINARIOS DE COMUNIÓN Tendrá que haber al menos cuatro (4) ministros extraordinario de comunión durante la misa dominical: dos (2) ministros del Cuerpo y dos (2) ministros de la Sangre. Aseguren que el número de cupones y cálices contando con los que estén en el sagrario corresponden con el número de ministros. Harán procesión con el celebrante para que la congregación les pueda identificar (vea orden de procesión, Sec. Acólitos). Después de haber hecho la reverencia hacia el altar con los demás ministros irán a sus asientos. La señal para que vayan al santuario es cuando el celebrante, después de haber comulgado, distribuya la comunión a los monaguillos. Esto es para evitar la distracción de movimientos en el santuario en el momento más solemne de la celebración. Procedan a sus posiciones en el santuario sin hacer reverencias y sin purificar las manos. La purificación de las manos en el santuario está reservada al celebrante como parte del rito. Los ministros deben lavarse bien las manos antes de la celebración y durante la época de la gripe se darán instrucciones para asegurar que no haya contagio por descuido nuestro. Los ministros se situarán en los dos lados del altar (o 2 y 3, o 3 y 3) detrás de los acólitos. Deben evitar de cruzar el espacio entre el altar y el tabernáculo (Vea dibujo 1). De acuerdo con la sacralidad de este momento de la Liturgia se debe evitar todo movimiento, menos todavía el hablar, que pueda distraer a la gente. Después de distribuir el Cuerpo, el celebrante ofrecerá la copa. El ministro a quien el sacerdote entrega la copa queda como ministro de ella; beberá primero él, luego se lo ofrece a los demás ministros a su lado. 4 Después de que el sacerdote entregue el cupón a los demás ministros cada cual irá a su estación como indicado en el dibujo 2. tabernáculo EM A EM A A EM A EM (lado izquierdo del altar) C ambón sede altar EM = Ministro de la Euc.; A = Acólito dibujo 1 dibujo 2 EMc = minister of the cup Altar EM EMc EMc EM EMc EM 5 Después de la comunión los ministros del Cuerpo dejarán el cupón sobre el corporal o se lo entregan al sacerdote si ya está allí. Volverán a sus asientos sin hacer reverencias. Los ministros de la copa puedan terminar el resto de la Sangre o ofrecérselo a los otros ministros. Pasando por el espacio antes de las gradas, irán a la parte izquierda del altar y entregarán la copa al sacerdote, reteniendo el purificador. Después de hacer las abluciones, el sacerdote les devolverá la copa que terminarán de purificar, secándola con el purificador. Luego la coloca sobre la credencia y volverá a su sitio sin hacer reverencias. Durante la comunión no hacemos reverencias porque llevamos al Señor en nuestros cuerpos y somos miembros de su Cuerpo, pues comulgamos con el Cuerpo del Señor para que seamos transformados en aquello que recibimos (S. León Magno, san Agustín). Los ministros de comunión no harán la procesión final. ACOGEDORES Los Acogedores tienen la función de dar bienvenido a los hermanos a la Casa de Dios y, por lo tanto, deben ser signo de su acogida sobretodo si alguien tenga una necesidad especial. Deben identificar asientos libres para dirigir a los que llegan. Animen que la gente se congregue más cerca del santuario cuando hay poca gente. Ofrezcan su ayuda a las familias o que sugieran de calmar sus niños cuando éstos si descontrolan. Los Acogedores se encargan de la colecta que se inicia a pedir nada más concluida la oración de los fieles. Se recoge todo en una bolsa prevista y previamente marcada que se deposita a los pies del altar, evitando de hacerlo después del “Santo”. Los estatutos diocesanos indican que dos Acogedores alternando con otros dos se encargan de juntar la colecta en la bolsa y de depositarla en la sacristía después de la Misa. El Acogedor principal designa antes de la Misa a una familia o a individuos para que lleve la ofrenda. Les instruirán (que quizás recordarles) de estar al lado de la mesa de ofrendas mientras se hace la Oración de los Fieles y de iniciar la procesión una vez el sacerdote se levante de la sede. No esperen por la ofrenda de dinero. 6 ACÓLITOS o MONAGUILLOS Los monaguillos o acólitos están para asistir al celebrante a ejercer el Sacerdocio de Cristo durante la celebración litúrgica. Deben estar atentos a él. Debe haber al menos tres (3) servidores durante la Misa dominical: un portador de la cruz procesional (A1) y los otros dos (2) serán portadores de candelabro (A2 & A3). Ritos Iniciales. Deben asegurar que haya suficiente cera líquida para toda la celebración. Llevan la cruz y las velas al vestíbulo, enciendan las velas y formen allí la fila procesional en este orden: 1. Portador de la cruz procesional y en cada lado suyo los portadores de velas. Cristo Crucificado, remarcado por las velas, precede nuestra procesión hacia el Altar de Dios, es decir, nuestra peregrinación hacia el trono de Dios. Cuando hay menos de tres acólitos, el símbolo esencial que debe estar en la procesión es el Crucifijo. En celebración solemne el acólito con el incensario perfuma el camino del Crucificado y, por lo tanto, el primero en la procesión. 2. 3. 4. 5. Los lectores Ministros extraordinarios de la Eucaristía El Portador del Evangeliario El Celebrante Deben caminar reverentemente y más lento que la caminada normal para marcar el paso para los demás ministros. Al llegar al santuario, sin pausa y sin hacer reverencias, colocarán los símbolos en su sitio. Poniendo las velas en los dos lados del altar es para remarcar que a partir de ahora la atención de la congregación ha de ser centrado en el Altar, el símbolo de Cristo. La cruz procesional no se coloca al lado del altar sino detrás porque un Crucifijo ya domina nuestro santuario. El principio litúrgico indica que no más de una imagen del mismo Santo debe estar expuesto en el mismo santuario. Volverán a los pies del santuario en línea con los otros ministros para hacer la reverencia al Señor simbolizado por el Altar. Porque el Santísimo está reservado al centro del santuario la reverencia correspondiente es la genuflexión. Los monaguillos no harán más reverencias hasta el final excepto con una inclinación leve de la cabeza cuando estén sirviendo directamente al sacerdote que re-presenta al Señor. Los acólitos no harán reverencia si tienen en las manos cruz y velas. Van a sus puestos asignados. En celebración solemne dos acólitos llevan incensario y navecilla al celebrante nada más éste haya besado el Altar. Se apartarán dos pasos al lado mientras el sacerdote inciensa el altar. Cuando les entregue el incensario los dos se retiran y lo dejen fuera de la puerta trasera para no afectar a personas hipersensibles al humo. A1 debe tener el Misal a su lado y debe estar atento cuando el celebrante lo necesita: llevarlo antes de finalizar el “Gloria”, sostener el libro de 7 oración de fieles, llevar el Misal sobre el altar durante el ofertorio, quitarlo después del signo de paz, y sostenerlo para la oración final. Liturgia de la Palabra. Cuando el coro canta “Aleluia” los portadores de candelabros (A2 & A3) se posicionarán con las velas al lado del celebrante que muestra el Evangeliario a la congregación. Caminarán un poco delante de él hacia el ambón. Este rito es para simbolizar que el Evangeliario es Cristo, Palabra del Padre, que habla a su pueblo. En celebración solemne dos acólitos llevarán incensario y navecilla nada más terminada la segunda lectura. Se pondrán de rodillas ante el celebrante que colocará incienso. Procedan al lado derecho del ambón y se entrega el incensario al celebrante después que diga “...del Evangelio según...” Cuando se les devuelve lo retiren afuera. A1 sostiene el libro de la oración de los fieles para el celebrante. Liturgia de la Eucaristía. Presentación de los dones. A1 colocará el Misal sobre la parte centro izquierda del altar. A2 llevará el cáliz del celebrante y extenderá el corporal sobre el centro del altar. El cáliz y los demás cálices que traerá A3 serán colocados al lado derecho fuera del corporal. Cuando el celebrante baja las gradas, los acólitos deben flanquearlo para ayudarle con los dones. El acólito que trae la patena debe posicionarse al lado izquierdo del altar, cerca al sacerdote para entregársela. El que lleva el vino debe estar al mismo sitio para entregarle garrafa de vino. El tercer acólito debe estar preparado para entregar la vinajera con agua. Una vez libres, los acólitos deben recoger de la credencia las cosas necesarias para lavatorio. En Misa solemne dos acólitos traerán incensario y navecilla. El lavatorio de hace después de que el sacerdote haya incensado a la congregación. tabernáculo A asientos A2 A acólito A1 (centro izq.) x C ambón sede Altar 8 Durante la Plegaria Eucarística los acólitos se arrodillan en las posiciones indicadas en dibujo arriba. En celebración solemne el acólito con incensario se posiciona ante el altar e inciensa mientras el sacerdote expone las especies sagradas. Comunión. Después del signo de la paz, A1 quita el Misal del altar y la coloca en su puesto. A2 o los monaguillos al lado izquierdo traen los cupones vacíos y sin tapa desde la mesa credencial. Los acólitos permanecen en sus sitios para esperar a comulgar. Vuelven a sus asientos sólo cuando los ministros de comunión estén yendo a sus estaciones. Después de comunión. Los acólitos deben estar atentos al celebrante cuando termine de distribuir la comunión. Uno lleva la vinajera con agua al celebrante. Los otros deben atender a celebrante retirando los vasos sagrados que haya purificado. Durante el momento de silencio se acerca A1 al celebrante para sostener el Misal. Cuando el celebrante besa el altar los monaguillos tienen que estar ya en su posición debajo de las gradas ante el altar con candelabros y Crucifijo procesional listos a hacer la procesión. Los monaguillos deben estar atentos a caminar con discreción y sin correr en el santuario. P. Ron, 24 de Junio, 2013