9. LA ESPAÑA DEL SIGLO XVII 9.1. Los Austrias del S. XVII. Gobierno de validos y conflictos internos. Felipe III, Felipe IV y Carlos II son llamados los Austrias Menores porque, con ellos, España perdió la hegemonía de España en Europa y por delegar sus responsabilidades políticas en los validos. Los Austrias Menores reinaron en el S. XVII, un siglo de crisis política y económica en España y en Europa. Los validos fueron elegidos entre la nobleza más por lazos de amistad que por su preparación, acapararon mucho poder, y, en algunos casos, hicieron grandes fortunas (duque de Lerma) mediante la corrupción. El valido más importante fue el conde duque de Olivares. - Felipe III (1598-1621): era débil de carácter y dejó el poder en manos de su valido, el duque de Lerma, quién se enriqueció de forma irregular y repartió cargos entre sus familiares. La corte se trasladó a Valladolid durante 6 años. Los escándalos por corrupción le llevaron a caer en desgracia. Le sucedió su hijo, el duque de Uceda, que actuó como su padre. - Felipe IV (1621-1665): culto pero también débil de carácter, puso el gobierno en manos de su valido el Conde-Duque de Olivares. Para fortalecer la monarquía y recuperar el prestigio perdido en Europa, Olivares puso en marcha un amplio programa de reformas con el que pretendían la unificación jurídica y fiscal de los reinos siguiendo el modelo centralista de Castilla. Su proyecto de la Unión de Armas, con el que quiso distribuir los gastos militares entre todos los reinos, desencadenó una rebelión general en 1640. - Carlos II (1665-1700) fue un rey enfermizo y retrasado debido a la consanguinidad de sus padres. Los primeros diez años transcurrieron bajo la regencia de su madre, Mariana de Austria, que delegó en los validos Nithard y Valenzuela. Tras su mayoría de edad, se impone don Juan José de Austria, hijo bastardo de Felipe IV, que empezó a preocuparse por el desarrollo económico del país aplicando doctrinas mercantilistas con las que se inició la recuperación. Carlos II tuvo que soportar las intrigas y sobornos de las cortes europeas que pretendían colocar a uno de sus miembros en el trono español. Al morir deja el trono a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV, con el que llegaría al trono español la dinastía borbónica tras la guerra de Sucesión. Los conflictos internos más importantes fueron: - La expulsión de los moriscos (1609) durante el reinado de Felipe III, por el deseo de unificación religiosa, para evitar las tensiones entre cristianos y conversos y por miedo a que proporcionaran ayuda a una supuesta invasión de los turcos. La salida de casi 300.000 moriscos provocó una crisis demográfica y una gran decadencia de la artesanía y la agricultura en las huertas de Valencia, Murcia y el valle del Ebro al perder una mano de obra experta. - La crisis de 1640, durante el reinado de Felipe IV, amenazó la unidad peninsular en plena guerra de los 30 Años. Los proyectos centralistas y autoritarios del conde-duque de Olivares provocaron sublevaciones en Andalucía, Aragón y Nápoles, que fueron dominadas rápidamente. Más graves fueron las rebeliones independentistas de Cataluña y Portugal en 1640. En Cataluña los segadors asesinaron al virrey (Corpus de Sang)y recibieron ayuda de Francia en la guerra. Cataluña se sometió en 1652 y el rey se comprometió a mantener los fueros. En Portugal el duque de Braganza se nombró rey y logró la separación en 1668 gracias al apoyo europeo. Olivares fue apartado del gobierno en 1643 por el fracaso de su política. 9. La España del S. XVII 1 9.2. La crisis de 1640 El conde duque de Olivares pretende recuperar el prestigio perdido por España interviniendo en la Guerra de los 30 Años pero esto exigía un programa de reformas internas –en sentido absolutista y centralista- que fortalecieran económica y políticamente al país. El reino de Castilla, que había soportado todo el peso de la política imperial, estaba agotado por lo que pretendía hacer colaborar a los demás reinos en los gastos del estado. Su proyecto de Unión de Armas, un ejército reclutado y pagado por todos los reinos, pero sin valorar su riqueza y población provocó una rebelión general. - La rebelión de Cataluña (1640-1652). Las Cortes se negaron a conceder lo exigido por Olivares y éste presionó llevando allí la guerra contra Francia. Los abusos cometidos por los tercios reales provocaron una revuelta campesina. Los segadors entraron en Barcelona durante el Corpus de Sangre, asesinaron al virrey y ofrecieron el condado catalán al rey francés Luis XIII. Tras 12 años de guerra, los insurrectos se rindieron ante las tropas de Juan José de Austria en 1652. - La sublevación de Portugal. Existe un descontento latente por la débil defensa de sus colonias por parte de España ante los ataques holandeses, a lo que se suman las exigencias de Olivares (más impuestos y tropas para sofocar la revuelta de Cataluña) provocando una rebelión independentista. El duque de Braganza (Juan IV) es proclamado rey con apoyo de los ingleses y sin mucha dificultad se impone a las tropas reales que cuentan con escasos apoyos en los territorios portugueses (excepto Ceuta). Portugal y sus colonias se separaron “de hecho”, aunque España no reconoce oficialmente la independencia hasta 1668. - El ejemplo es seguido en Andalucía y Aragón, donde conspiraciones nobiliarias pretenden declarar la independencia, pero fueron sofocadas con rapidez al igual que las protestas populares en Nápoles y Sicilia por la carestía de alimentos. La crisis de 1640, que se produce en un momento culminante de la Guerra de los 30 Años, contribuyó al fracaso exterior español. El conde duque fue alejado del gobierno por Felipe IV en 1643. 9.3. El ocaso del Imperio español en Europa La política exterior estuvo dirigida a mantener el patrimonio de las dos casas de Austria, defender el catolicismo y conservar el monopolio comercial con América. Los fracasos militares llevaron a la pérdida de la hegemonía en Europa que pasó a la Francia del cardenal Richeliu (Luis XIII) y de Luis XIV. Felipe III llevó a cabo una política pacifista. Firmó la Tregua de los 10 Años (1609) con Holanda que supuso la independencia “de hecho” de este país, aunque la guerra seguía en ultramar con grave perjuicio para las colonias portuguesas. También firmó la paz con el nuevo rey británico Jacobo I y con Francia. A la muerte del rey francés Enrique IV, se produce un acercamiento al concertarse el matrimonio de Isabel de Borbón y el futuro Felipe IV. Pero, al final del reinado, una sublevación en Bohemia (La defenestración de Praga, 1618) contra el emperador católico Fernando II, de la rama austriaca de la casa de Augsburgo, decide a España a intervenir en la Guerra de los 30 Años. Felipe IV y su valido el conde duque de Olivares continúan la política militarista con la que terminó el reinado anterior. Al acabar la Tregua de los 12 años, se reanuda la guerra con Holanda, convertida ahora en un episodio de una guerra general europea, con éxitos como la toma de Breda por Spínola y fracasos en el mar. A pesar de la situación de crisis económica, España intervendrá activamente en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) para ayudar a la monarquía austriaca, atacada por los protestantes alemanes, daneses y suecos, que pretenden acabar con la hegemonía de los Augsburgo en Europa. Los éxitos iniciales de las tropas imperiales (Montaña Blanca y Nordlingen) llevaron desde 1636 a la intervención de Francia, país católico, en ayuda de los protestantes para acabar con la hegemonía de los Austrias. Los ejércitos españoles fueron derrotados en el mar (Las Dunas, 1639) y en tierra (Rocroi, 1643). En la Paz de Westfalia (1648), España reconoce la independencia de las Provincias Unidas del Norte (Holanda) mientras que los Países Bajos del Sur (Bélgica y Luxemburgo), de religión católica, siguen en manos de España. La rama austriaca renuncia a dominar Alemania. La guerra entre España y Francia continúa hasta la Paz de los Pirineos (1659) en la que España cede a Francia: el Rosellón y la Cerdaña, la región de Artois y otras plazas, y se acuerda el matrimonio de Mª Teresa, hija de Felipe IV, con Luis XIV. Estos tratados representan la decadencia del poder de los Austrias en Europa. 9. La España del S. XVII 2 Carlos II es un rey débil y enfermizo. España es un país agotado que sufre los ataques de los franceses. España es derrotada y los franceses se anexionan plazas fronterizas en los Países Bajos y el Franco Condado. El apoyo de otros países, agrupados en la Liga de Augsburgo, impidió que las pérdidas fueran mayores. Ante la muerte inminente del rey sin descendencia, los diplomáticos extranjeros intrigan en la corte para colocar a algunos de sus miembros en el trono español. Carlos II deja el trono al candidato francés, Felipe de Anjou (nieto de Luis XIV). El testamento no será aceptado por las demás potencias, ya que rompe el equilibrio europeo a favor de Francia, que dan su apoyo al archiduque Carlos (hijo del emperador Leopoldo de Austria) desencadenándose la Guerra de Sucesión Española (1700-1714). Terminada la guerra, llega al trono español la dinastía borbónica de origen francés. 9.4 Evolución económica y social El S. XVII es un periodo de depresión en toda Europa. En España la crisis ya se había iniciado en el siglo anterior al declararse las bancarrotas con Felipe II pero se agrava en este siglo debido a varios factores: - Las malas cosechas y las epidemias que provocan una gran mortandad. - La expulsión de los moriscos que agrava la crisis agraria y demográfica. - La disminución del oro y plata que llega de América desde 1630. - La nefasta política económica de los Austrias cuyo objetivo principal es sufragar los gastos militares: aumento espectacular de los impuestos, venta de cargos, títulos nobiliarios, bienes públicos y hasta perdones de delitos, además de las alteraciones monetarias de la moneda de vellón. El reino de Castilla fue el más afectado por la crisis al sufrir los abusos de la política real: o El abandono y despoblación de los campos, ya iniciado en el S. XVI, alcanza cifras espectaculares: los impuestos, las malas cosechas y el apoyo del Estado a la Mesta arruinan al campesinado. o En las ciudades, sigue la decadencia de la artesanía: los impuestos, la ausencia de una política proteccionista, las alteraciones monetarias y las técnicas atrasadas hacen poco competitivos a los talleres castellanos (paños, sederías, cuero, jabón, etc.) o El comercio interior está en decadencia por el empobrecimiento general, las numerosas aduanas y el mal estado de las vías de comunicación. o El comercio exterior era deficitario al exportarse materias primas (lana, etc.) e importarse manufacturas. Además, los tratados internacionales impidieron aplicar medidas proteccionistas al permitir la entrada de productos extranjeros y no sirvieron para evitar el tráfico ilegal. En el reinado de Carlos II se inició una tímida reactivación económica gracias a la relativa pacificación y a las medidas proteccionistas aplicadas por los nuevos gobernantes, que afectó más a las áreas periféricas que a Castilla. La crisis económica provocó un cambio social y de mentalidad: las clases trabajadoras (campesinos, artesanos y comerciantes) que soportaban la mayoría de los impuestos se arruinaron mientras que los que los privilegiados que vivían de las rentas salieron mejor parados gracias los privilegios (mayorazgo, manos muertas) o fortalecidos gracias a la especulación o la compra de cargos o tierras (los nuevos ricos). Se impuso una mentalidad nobiliaria cuyos principios son el honor, el orgullo y el desprecio al trabajo. 9.5 El esplendor cultural. El Siglo de Oro El S. XVII fue un época de crisis política y económica pero España vive una época de esplendor de la cultura y el arte, el Siglo de Oro, que corresponde con el barroco. La cultura barroca española es cortesana y católica; sirve de instrumento propagandístico al servicio de las ideas de la Contrarreforma frente a los protestantes. Tiene como fin conmover a las masas de escasa cultura para someterlas a la voluntad de la Iglesia y los privilegiados, con el fin de que no se rebelaran; de ahí su carácter popular y sentimental. El teatro, las festividades religiosas o las ceremonias oficiales solemnes evadían al pueblo de sus penalidades. Frente a ello, la sátira y la crítica - En el pensamiento político se pasó de justificar la política imperial a un realismo crítico. La figura más destacada es Baltasar Gracián (El Criticón). - El pensamiento económico se desarrolló con los arbitristas, que analizaron las causas de la decadencia y propusieron soluciones. El pensamiento arbitrista influyó en el proyecto reformista de Olivares. - La ciencia, perjudicada por el edicto de 1559 de Felipe II, se desarrolló poco; aunque resurgió durante el reinado de Carlos II con los novatores. - Los principales representantes de la literatura barroca fueron Quevedo y Góngora, en poesía, tanto en su forma popular como culta. El teatro - medio predilecto de difusión de los valores dominantes- contó con las figuras de Lope de Vega, Calderón de la Barca y Tirso de Molina, que escribieron comedias, tragedias y autos sacramentales. Miguel de Cervantes con El Quijote (1605) dio origen a la novela moderna, y la llamada novela picaresca alcanzó su esplendor (Mateo Alemán). - En el arte destaca la importante escuela de pintura española con autores tan destacados como Velázquez, Murillo, Zurbarán, José Ribera), la imaginería (esculturas hechas para los pasos de Semana Santa) y la arquitectura barroca tuvo dos principales autores: Pedro de Ribera y los hermanos Churriguera. 9. La España del S. XVII 3 Tema 9. LA ESPAÑA DEL SIGLO XVII 9.1. Los Austrias del S. XVII. Gobierno de validos y conflictos internos. Se llaman Austrias menores a los reyes del S. XVII: Felipe III, Felipe IV y Carlos II. La crisis demográfica, económica y política que afectó a España en estos reinados provocó una insuficiencia militar y la pérdida de la hegemonía en Europa arrojando un balance desfavorable que justifica el apelativo de “menores”. Además, estos monarcas no gobernaron personalmente por la incapacidad personal en algunos casos, por la complejidad administrativa y la ambición de sectores nobiliarios, delegando su responsabilidad en personas de su confianza o validos elegidos por lazos de amistad o por proximidad a la corte, en raras ocasiones por experiencia o preparación profesional, siempre pertenecientes a la nobleza. Los validos intentaron gobernar al margen de los Consejos, creando juntas y rodeándose de parientes y amigos; acapararon mucho poder político y económico, amasando grandes fortunas y levantando las enemistades de muchos. Felipe III (1598-1621), abúlico, poco interesado por la política y más por la caza y los deportes, instauró la costumbre dejó el poder en manos de su valido, el duque de Lerma. El valido consiguió tener un inmenso poder: apartó de la corte a las personas más influyentes del reinado anterior, restringió el acceso a la personal del rey y fortaleció las Juntas frente a los Consejos para rodearse de sus partidarios. El poder político lo utilizó para su propio enriquecimiento personal con métodos corruptos y para repartir cargos, títulos y otras prebendas entre sus familiares. Por su consejo, se trasladó la Corte a Valladolid durante seis años, lo que le permitió hacer grandes negocios inmobiliarios. Los abusos y escándalos por la corrupción del valido y las personas que le rodeaban, llevaron a la formación de una oposición y a una conspiración contra él encabezada por la propia reina, Margarita de Austria, en la que también participó su propio hijo y Olivares. Para evitar un proceso judicial, como el que afectó a su valido personal (Rodrigo Calderón, terminó ajusticiado en la Plaza Mayor), se hizo nombrar cardenal por el Papa y terminó su vida retirado en Lerma en medio de un gran desprestigio. Le sucedió su hijo, el duque de Uceda, que actuó como su padre aunque tuvo menos poder. Si el duque de Lerma había inaugurado una política exterior pacifista, con el duque de Uceda se entra en la guerra de los 30 años. Felipe IV (1621-1655): culto pero débil de carácter, puso el gobierno en manos de su valido Gaspar de Guzmán, el conde-duque de Olivares. Olivares, de mentalidad autoritaria, se propuso mantener la hegemonía de España en Europa y recuperar el prestigio perdido lo que le llevó a participar activamente en la Guerra de los 30 Años. Esto exigía fortalecer el reino para lo que emprendió un amplio programa de reformas internas: - Atacó la corrupción con juicios y castigos para los nobles que el anterior reinado se había enriquecido desde el poder. No se salvaron los antiguos validos: el duque de Uceda terminó en la cárcel y el de Lerma desprestigiado. - Promovió la educación de las élites dirigentes –que encargó a los jesuitas-. - Adoptó medidas de tipo mercantilista 1 : fomento de la natalidad, prohibición de la emigración y protección del comercio y la 1 Mercantilismo: teoría económica que aplicaron los estados durante la Edad Moderna (S. XVI, XVII y parte del S. XVIII). Según esta doctrina, la riqueza de un país se basa en la acumulación de metal monetario por lo que el comercio es visto como la actividad económica principal. El Estado interviene en la economía practicando el proteccionismo (altos aranceles a las importaciones), creando manufacturas y concediendo monopolios comerciales a las Grandes Compañías Privilegiadas), con estas medidas se trata de reducir las importaciones de otros países para evitar la salida de moneda. 9. La España del S. XVII 1 industria. Trató de aumentar los ingresos de la Hacienda mediante un reparto fiscal entre todos los reinos a cambio de un reparto equivalente de los beneficios obtenidos en América, ya que tanto la carga fiscal como la explotación del imperio americano habían recaído sobre Castilla. - Intentó una mayor centralización del Estado, siguiendo el modelo de Castilla, mediante un proyecto de unificación jurídica de los reinos siguiendo y la Unión de Armas, un ejército pagado por todos los reinos (tradicionalmente sólo por Castilla), lo que provocó el estallido de una sublevación general. Cayó en desgracia por los fracasos de su política y le sustituyó su sobrino, Luís Méndez de Haro. Carlos II “El Hechizado” (1665-1700) era un rey enfermizo y retrasado 2 debido a la consanguinidad de sus padres. Los diez primeros años transcurrieron bajo la regencia de su madre, Mariana de Austria, que puso como valido al jesuita alemán Nithar, su confesor, que fue rechazado por la nobleza y el pueblo, y fracasó en su política exterior contra la Francia de Luis XIV. Le sustituye Valenzuela, que tampoco contó con apoyo social. Al llegar el rey a la mayoría de edad, Juan José de Austria, hijo bastardo de Felipe IV, entró en Madrid con un pequeño ejército y se hizo con el poder. El nuevo valido es un hombre culto y de gran experiencia militar y política, que comprendió la necesidad de emprender reformas económicas y sociales. Sus reformas de tipo mercantilista: protección de la industria textil –sobre todo sedera- y del comercio –restauración de la marina y del tránsito por los canales interiores- contribuyeron a la recuperación económica del país. Al final de su vida, Carlos II tuvo que soportar las intrigas y sobornos de los diplomáticos extranjeros que pretendían colocar a uno de sus miembros en el trono español. Al morir sin descendencia, dejó el trono a Felipe de Anjou, con lo que se instalaron los Borbones en España tras la guerra de Sucesión. Los conflictos internos - En el reinado de Felipe III, el duque de Lerma decidió la expulsión de los moriscos (decreto de 1609) por motivos diversos: el deseo de unificación religiosa, su supuesta connivencia con los turcos, las malas relaciones entre los conversos moriscos y los cristianos viejos que los despreciaban y, también, el deseo de controlar sus riquezas. Las consecuencias fueron negativas: las fértiles huertas de regadío de Valencia, Murcia y el valle del Ebro quedaron sin una mano de obra muy experta y tardaron tiempo en recuperarse (Valencia perdió la tercera parte de su población). La convivencia entre culturas que benefició a los reinos hispanos medievales terminó. - En 1640, durante el reinado de Felipe IV se produjo la mayor crisis de la monarquía de los Austrias en plena guerra de los 30 Años, cuando cuatro sublevaciones en Portugal, Andalucía, Aragón y Cataluña pusieron en peligro la unidad peninsular. Todas fueron sofocadas excepto la de Portugal que terminó separando de España. 9.2. La crisis de 1640 La causa de la crisis citada fue la política centralista del conde duque de Olivares. En plena crisis económica se produce la guerra de los 30 Años. El reino de Castilla, que había soportado todo el peso de los gastos del Imperio, estaba agotado por la presión fiscal y militar. Los demás reinos no habían contribuido a los gastos generales ya que los reyes tenían que contar con la autorización de Cortes para exigir nuevos tributos. Olivares intentó hacer contribuir a todos los reinos con impuestos y levas y avanzar en el proceso de integración detenido desde los RRCC. Su proyecto de Unión de Armas, que pretendía crear una reserva de 140.000 soldados sufragado por los distintos reinos, fue el detonante que hizo estallar el conflicto. Las Cortes aragonesas y valencianas aceptan en parte la propuesta, pero las instituciones catalanas (Generalitat y Consell de Cent) se niegan a ello. El conde duque presionó llevando la guerra contra Francia a Cataluña: los saqueos y abusos cometidos por las tropas sobre los campesinos catalanes (algo habitual en la época 2 Felipe IV, al morir su mujer Isabel de Valois y el príncipe Baltasar Carlos, contrajo matrimonio con su sobrina Mariana de Austria para dar un heredero al reino. De este matrimonio saldrá Carlos, el futuro rey, afectado de de graves deficiencias. 9. La España del S. XVII 2 ya que los ejércitos se abastecían en el territorio) terminaron desembocando en la sublevación de los segadors en Barcelona, el día 7 de junio de 1640, día del Corpus en que asesinan al virrey. Estalló la guerra y la Generalitat ofreció el condado de Barcelona al rey Luis XIII. La lucha se prolonga, pero la presión del ejército castellano que terminó tomando Barcelona y el hecho de que los catalanes se dieran cuenta de que la monarquía francesa es más centralista que la española, lleva a que finalmente juren fidelidad a Felipe IV. En Portugal existe un fuerte descontento porque sus colonias están sufriendo los ataques holandeses y consideran que España no hace el esfuerzo suficiente para protegerlas. A esto se suman las exigencias de Olivares que le pide a las Cortes más impuestos y a la nobleza que acuda a combatir la revuelta en Cataluña. En 1640 una conspiración encabezada por la nobleza proclamó rey al duque de Braganza, Juan IV, al que apoyarán ingleses y franceses. Las tropas de Olivares tienen muchos frentes abiertos y cuentan con poco apoyo en los territorios portugueses (excepto en Ceuta) por lo que serán derrotadas en Elvas. Portugal y sus territorios se separaron “de hecho” pero España no reconoce su independencia hasta 1668. En Andalucía, por contagio, también estalló un movimiento secesionista por parte de algunos nobles que proponen como rey al duque de Medina Sidonia, pero como no existe tradición foralista el conflicto fue sofocado más fácilmente. En Aragón también se produjo una conspiración nobiliaria con fines independentistas - dirigida por el duque de Híjar- que fue sofocada rápidamente. En Nápoles y Sicilia hubo protestas por la carestía de alimentos que fueron reprimidas por las tropas de Juan José de Austria con el apoyo de la nobleza local. La crisis supuso la caída y el destierro del conde-duque de Olivares. 9.3. El ocaso del Imperio español en Europa A lo largo del S. XVII se produce la decadencia del Imperio español y la pérdida de la hegemonía en Europa. España está agotada por la crisis económica y los gastos militares pero seguirá participando en guerras y perderá territorios en Europa. En cada reinado la política exterior tendrá una orientación distinta pero los objetivos serán los mismos: mantener el patrimonio de las dos casas austriacas, salvaguardar los intereses de la Iglesia católica y defender militarmente el monopolio comercial con América. Felipe III. Política pacifista El agotamiento financiero que sufren todas las potencias debido a las guerras del periodo anterior, el cambio generacional y el desinterés de sus validos por la política internacional llevaron a una política pacifista. Se firmó: - La Paz de Londres (1605) con el nuevo rey inglés Jacobo I, sucesor de Isabel, que se hace eco de los intereses comerciales británicos. - Tregua de los 10 Años (1609) con Holanda que supuso la independencia “de hecho” de este país. La guerra seguía en ultramar con grave perjuicio para las colonias portuguesas. - Paz de Vervins (1598) con Francia firmada por Enrique IV. Al morir este rey se produce un acercamiento y una alianza matrimonial entre Isabel de Borbón y el heredero español Felipe IV. - En el norte de Italia, Venecia y Saboya tratan de contrarrestar la hegemonía española con acciones como la Conjura de Venecia. La falta de firmeza supuso una pérdida de prestigio. Al final de este reinado, se inicia la Guerra de los ·30 Años, al producirse una sublevación en Bohemia (“La defenestración de Praga”) contra el emperador Fernando II de Habsburgo. Los protestantes checos eligieron rey a Federico V (príncipe protestante del Palatinado) como rey y las tropas españolas acudieron en ayuda de sus familiares: ocuparon el Palatinado y vencieron en Montaña Blanca. Felipe IV. Política militarista Felipe IV y su valido, el conde duque de Olivares, llevaron una política militarista con el fin de mantener el patrimonio de los Austrias, recuperar el prestigio perdido y mantener la hegemonía en Europa. - En 1921 termina la Tregua de los 12 Años y se reanudan las hostilidades con Holanda. A los éxitos iniciales como la toma de Breda por Spínola (La rendición de Breda es un importante cuadro de Velázquez donde se representa la rendición del ejército holandés) le suceden fracasos sobre todo por el desarrollo de la guerra en el mar (batalla de las Dunas, 1639). Los holandeses atacaban a la flota de Indias y se apoderaban de colonias portuguesas. La guerra entre España y Holanda se convierte en un episodio más de la Guerra de los 30 Años. 9. La España del S. XVII 3 - El enfrentamiento entre el emperador católico y sus súbditos checos condujo a una guerra general europea, la Guerra de los 30 Años, en la que se enfrentaron los países protestantes (príncipes alemanes, Holanda, Dinamarca, Suecia) con los católicos (Austria y España). En las dos primeras etapas se producen victorias imperiales. El propio hermano del rey, el cardenal infante don Fernando, participa en la guerra venciendo a los daneses en Nördligen, (1634). Pero a partir de 1635 interviene directamente Francia –país católico- a favor de los protestantes lo que cambió la marcha de la guerra. Francia, dirigida por Richelieu (primer ministro de Luis XIII) trataba de evitar el triunfo de los Habsburgo en Alemania y acabar con la hegemonía de los Austrias. Inglaterra, con el nuevo rey Carlos I, también interviene colaborando con Holanda y dificultando el envío de refuerzos a Flandes. En la batalla de Rocroi (1643) los Habsburgo son derrotados estrepitosamente y han de aceptar la Paz de Wesfalia (1648) que consagra su ruina: España reconoce la independencia de Holanda y la rama austriaca renuncia a sus pretensiones de hegemonía sobre Alemania. Los Países Bajos del sur (Bélgica y Luxemburgo) siguen en manos españolas. Francia que desea apoderarse de Flandes, Rosellón y el Franco Condado sigue luchando contra España. La derrota de Dunkerque frente a un ejército anglo-francés llevó a la Paz de los Pirineos (1659): España cedió a Francia Rosellón, Cerdaña, plazas en Flandes y ventajas comerciales. Francia se convierte en el país hegemónico en Europa. Carlos II. Pasividad España es un país agotado económica y militarmente que no puede defenderse de los ataques franceses. Francia que desea anexionarse los Países Bajos, mantiene guerras con España y se apodera del Franco Condado y de algunas plazas en Flandes. España participa en la Guerra de los Nueve Años dentro de la una coalición de potencias, la Liga de Ausgburgo, contra Francia que le permite conservar los Países Bajos (Paz de Ryswick, 1698). Carlos II es un rey enfermizo que no puede tener descendencia y la diplomacia europea se dedica a las intrigas y sobornos en torno a la corte española. Los candidatos principales son el propuesto por Luis XIV de Francia (su nieto Felipe) y por el emperador Leopoldo de Austria (su hijo el archiduque Carlos). Carlos II deja como heredero a Felipe de Anjou. El testamento no será aceptado por las demás potencias, ya que rompe el equilibrio europeo a favor de Francia, y dan su apoyo al archiduque Carlos, desencadenándose la Guerra de Sucesión Española (1700-1714). Terminada la guerra, llega al trono español la dinastía borbónica de origen francés en la figura de Felipe V. 9.4. Evolución económica y social El S. XVII fue un siglo de crisis general en toda Europa. La crisis afectó de manera muy aguda a España y sobretodo al reino de Castilla, ya que los factores que provocaron la crisis actuaron sobre una economía que estaba en decadencia desde 1550. Además, la crisis se vio agravada por la inepta política de los Austrias, en especial Felipe IV y el conde-duque de Olivares, que actuaron como si España fuera una gran potencia ignorando la difícil situación económica. Los factores de la crisis son variados: a) Económicos. Las malas cosechas, el hambre y las epidemias –que aparecen de nuevo- junto a la expulsión de los moriscos producen un fuerte retroceso demográfico –de 8 millones a 7 millones- que afectó sobre todo a la Meseta. - El retroceso demográfico y las malas cosechas llevan a un descenso de la producción agraria (centrada en la trilogía mediterránea). El abandono y despoblación de los campos, ya iniciado en el S. XVI, alcanza 9. La España del S. XVII 4 - - cifras espectaculares: los impuestos, las malas cosechas y el apoyo del Estado a la Mesta arruinan al campesinado. En las ciudades, sigue la decadencia de la artesanía ya iniciada en el S. XVI: los impuestos, la ausencia de una política proteccionista, las alteraciones monetarias y las técnicas atrasadas hacen poco competitivos a los talleres castellanos que se dedican a la producción de paños de lana, tejidos de seda, cuero y jabón. El comercio entra en decadencia: el comercio interior por el empobrecimiento general junto a las numerosas aduanas y las difíciles comunicaciones; y el exterior es deficitario ya que se exportan materias primas, sobre todo la lana merina en perjuicio de la artesanía local, y se importan productos manufacturados (textiles, vidrio, papel) que se quedan en España o se envían a América. Los tratados de paz con Holanda, Inglaterra y Francia impidieron aplicar una política proteccionista (mercantilismo) al permitir que introdujeran libremente sus mercancías en el mercado español. A esto se suma el tráfico ilegal de los comerciantes extranjeros. A lo anterior, hay que sumar la disminución radical de la cantidad de oro y plata que llegaba de América. b) Políticos. Los gastos cortesanos y militares (guerras interminables como la de los 30 Años) crecieron desmesuradamente en el S. XVII. Los Austrias adoptaron tres tipos de medidas que tuvieron consecuencias nefastas para la economía nacional. - Una política fiscal despiadada. Felipe II había subido tanto los impuestos que parecía que subirlos más era imposible. Pero con Felipe IV se sobrepasaron todos los límites: todos los productos de uso corriente fueron gravados, se crearon nuevos impuestos como el del tabaco; todo producto que se exportase había de pagar el 140% de su valor; se redujo a la mitad el interés de los juros; se pidió dinero a los grupos privilegiados (alta nobleza y clero) en forma de "donativos" que de hecho eran forzosos (por ejemplo: los nobles fueron obligados a reclutar compañías militares). Esta enorme presión fiscal afectó sobretodo al reino de Castilla. Aunque EL conde duque de Olivares trató de aumentar la contribución de los países no castellanos, sólo consiguió pequeños donativos de sus Cortes. - La venta de cargos, pueblos, títulos nobiliarios, etc. El Estado vendió todo lo que podía vender (regalías) incluyendo el perdón de los delitos si la parte perjudicada perdonaba (también por dinero). Esto afectó de nuevo a Castilla y tuvo una gran repercusión en la vida económica y social: la venta de cargos aumentó la burocracia y los abusos; la venta de pueblos de realengo y tierras baldías incrementó los señoríos y el latifundismo. - Las alteraciones monetarias. Afectaron a la moneda de vellón (cobre+plata) utilizada para el comercio interior; la moneda de plata, usada en los pagos internacionales, no sufrió variaciones. Los precios se desquiciaron causando graves problemas a la industria y al comercio. Las regiones periféricas sufrieron menos la crisis aunque también aquí las técnicas eran atrasadas y la competitividad escasa. En las zonas costeras se empiezan a introducir lentamente cultivos procedentes de América pero todavía lentamente como el maíz y la patata. Los astilleros vascos fabricaban los grandes barcos que iban a las Indias; en Cataluña se producen tejidos, cerámica y vidrio. En el reinado de Carlos II se inició una tímida reactivación económica que respondió a un cambio de coyuntura a nivel europeo y a la disminución de los gastos militares y, también, a las medidas mercantilistas tomadas por los nuevos gobernantes: se protegió la industria y se evitó la salida de oro, se estabilizó la moneda, se favoreció el establecimiento de comerciantes extranjeros en España y se empezó a restaurar la marina mercante. Todo ello contribuyó a la recuperación del comercio. Aún así, en 1700, sólo el 5% de las mercancías embarcadas para América eran españolas. Las nuevas medidas apenas produjeron efectos en Castilla, pero ya estaba en marcha una recuperación espontánea en amplias zonas de la periferia con una reactivación del comercio y la artesanía, sobretodo en Cataluña. 9. La España del S. XVII 5 Los cambios sociales. Aunque la sociedad siguió siendo feudal y estamental y muy jerarquizada como en la Edad Media, la crisis provocó importantes transformaciones. - El estado llano (80-85% de la población) formado por artesanos, campesinos y comerciantes salió muy perjudicado al soportar la mayoría de los impuestos: muchos se arruinaron y entraron a formar parte de sectores marginados: mendigos, delincuentes o bandoleros cada vez más numerosos. - Los grupos privilegiados: nobleza y clero que vivían de las rentas salieron mejor parados. Gozaban de privilegios y conservaron un gran poder económico gracias al mayorazgo y las "manos muertas". El nº de privilegiados aumentó gracias a la venta de títulos que compraban burgueses adinerados, y especialmente el clero (en un 60%): la exención de impuestos, de levas y quintas lo hacía muy atractivo en época de crisis. Algunos sectores nobiliarios- media y parte de la baja nobleza (procedente de la burguesía ennoblecida)salieron fortalecidos. Controlaban el poder municipal y se beneficiaban de las ventas de tierras, de cargos o de la especulación de granos. Son los “nuevos ricos”, personas inútiles y dañinas, a los que despectivamente se les empieza a llamar "caciques". La crisis hizo que la mentalidad nobiliaria se extendiera a todos los sectores sociales: el noble que no trabaja y vive de las rentas se convierte en el modelo a imitar. Los conceptos aristocráticos de: el honor, el orgullo y el desprecio hacia el trabajo serán ideas típicas de los españoles durante mucho tiempo. Los que tienen algo de capital no invierten en negocios productivos -poco seguros- sino en tierras o juros imitando a la nobleza y compran títulos nobiliarios. Como consecuencia de esta mentalidad aumentará el paro y la miseria y crecerá la masa de grupos marginados. 9.5. Esplendor cultural. El Siglo de Oro En este siglo de decadencia, la cultura española vivió uno de sus momentos de esplendor: el Siglo de Oro de la literatura y el arte barroco La cultura del barroco es una cultura propagandística al servicio de la Iglesia católica y de la monarquía absoluta. El barroco español es la expresión del espíritu de la Contrarreforma, popular y sentimental. El teatro, las festividades religiosas o las ceremonias oficiales solemnes evadían al pueblo de sus penalidades. Frente a ello, la sátira y la crítica. En el pensamiento político se pasó de justificar la política imperial a un realismo crítico. La figura más destacada es Baltasar Gracián (El Criticón). El pensamiento económico se desarrolló con los arbitristas, que analizaron las causas de la decadencia y propusieron soluciones. El pensamiento arbitrista influyó en el proyecto reformista de Olivares. La ciencia, perjudicada por el edicto de 1559 de Felipe II, resurgió durante el reinado de Carlos II con los novatores. La literatura barroca está representada por Cervantes, Quevedo, Góngora, Calderón, Lope de Vega y Tirso de Molina y en el arte destaca la importante escuela de pintura española con autores tan destacados como Velázquez, Murillo, Zurbarán, José Ribera, etc), la imaginería (esculturas hechas para los pasos de Semana Santa) con Gregorio Fernández de la escuela castellana y Martínez Montañés y Pedro de Mena de la escuela andaluza; la arquitectura barroca tuvo dos principales autores: Pedro de Ribera (autor del Hospicio de Madrid) y Alberto de Churriguera (autor de la Plaza Mayor de Salamanca). La mayoría de las obras artísticas son religiosas ya que los obispados y conventos hacen los principales encargos. 9. La España del S. XVII 6