¿Cuándo empieza y termina la vida pública y privada de los

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¿Cuándo empieza y termina la vida pública y privada de los c
Diario Concepción (http://www.diarioconcepcion.cl)
¿Cuándo empieza y termina la vida pública y privada de los congresistas?
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Se trata de un tema complejo que ni siquiera la legislación vigente establece con claridad.
Dos abogados y docentes en Derecho de la Información analizaron la situación que afectó al
parlamentario del PPD y dan luces de los hechos que debieran estar en el foco de la
discusión.
Ángel Alexis Rogel Álvarez
[email protected]
El 23 de agosto de 1992, en medio del espacio televisivo "A eso de...", que por entonces transmitía
Megavisión (actual Mega), se produjo uno de los episodios más polémicos de la política reciente, post
dictadura militar.
Ese día, el empresario Ricardo Claro, premunido de una radiocassette marca Kioto, divulgó una
conversación, aparentemente telefónica, entre el entonces senador Sebastián Piñera y el empresario
Pedro Pablo Díaz. En el mencionado registro el primero le solicitaba al segundo influir para que el
periodista Jorge Andrés Richards pusiera en aprietos en un debate televisivo a Evelyn Matthei.
En esos años, tanto Piñera como Matthei eran parte de la denominada patrulla juvenil de Renovación
Nacional, y ambos se perfilaban como eventuales cartas presidenciales.
El hecho, por cierto, mermó, al menos por un tiempo, el futuro de los dos personeros.
Pero más allá del efecto político, el hecho generó un insospechado efecto jurídico penal. Hasta
entonces, la legislatura no castigaba un hecho como este, de invasión a la privacidad. Fue así como se
incorporaron al Código Penal el artículo 161 A, que en su inicio manifiesta lo siguiente:
"Se castigará con la pena de reclusión menor en cualquiera de sus grados y multa de 50 a 500 Unidades
Tributarias Mensuales (UTM) al que, en recintos particulares o lugares que no sean de libre acceso al
público, sin autorización del afectado y por cualquier medio, capte, intercepte, grabe o reproduzca
conversaciones o comunicaciones de carácter privado".
Las fotografías que captan el momento en que el diputado del Maule, Guillermo Ceroni (PPD),
intercambia mensajes de connotación sexual con otros individuos desde una cuenta de WhatsApp, y
que fueron difundidas por distintos medios de comunicación, vuelve a colocar en debate el límite que
existe entre la vida pública y privada.
El tema es complejo, y así coinciden, tras ser consultados, dos abogados y docentes en derecho de la
información de las universidades del Desarrollo (UDD) y San Sebastián (USS).
Eduardo Andrades Rivas, abogado y profesor de Derecho de la Información de la Universidad del
Desarrollo (UDD):
"El tema se puede analizara desde distintos puntos de vista jurídicos. No hay una sola alternativa.
Tratando de hacer una vista un poco más general, desde el punto de vista penal, la legislación aplicable
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es relativamente nueva en Chile, me refiero a la reforma que se efectuó entre 1992 y 1993. Se
incorporaron dos nuevos artículo al Código Penal, el 161 A y B. Ahí se sanciona la obtención de todo tipo
de material, documentación, grabación o video, sin la autorización de la persona que está siendo
grabada.
Pero esa legislación, que surgió a raíz del escándalo de espionaje y las grabaciones del entonces
Sebastián Piñera, trató de cubrir una figura que no existía. Entonces, la legislación vigente era 1970,
donde obviamente no existía telefonía celular.
Esa legislación tiene tal cantidad de requisitos que no es fácil que un profesional de la prensa o
personas cualquiera puedan incurrir en el delito. Para empezar, la captación se tiene que producir en un
recinto privado.
En este caso, la fotografía fue obtenida de la galería de la Cámara de Diputados que tiene un estatus
bien especial, porque no se trata de un bien de uso público, no es lo mismo que una calle, pero tampoco
es un bien fiscal, porque hay libertad de acceso. Y los fotógrafos que cubren los debates parlamentarios
gozan de la autorización del presidente de la Cámara. Por tanto, no es una imagen que haya sido
captada sin la autorización de la persona que administra el recinto. Por tanto, no concurren los
elementos para decir que se trata de un delito, eso desde el punto de vista penal.
Pero hay otras facetas de carácter jurídico que sería interesante poder analizar, por ejemplo, el respeto
a la vida privada. Evidentemente, obtener una imagen con esa dimensión de su vida privada puede
comprometer el derecho constitucional al resguardo de la vida privada, de la persona y su familia.
El diputado, eventualmente, podría haber recurrido de protección para que las personas que obtuvieron
esas fotografías dejaran de hacerlas públicas. Pero como esto escaló, y trascendió a la opinión pública,
las bajaron rápidamente. Es decir, ya no tiene sentido que el diputado recurra a esta acción legal.
Otro hecho es que el parlamentario pudiera presentar una demanda por indemnización de perjuicios,
por daño moral.
Cuando hablamos de daño moral, hablamos de una institución de derecho civil, por lo tanto podría
implicar un juicio ordinario que puede durar años".
Carlos Salazar, abogado y director de la Escuela de Derecho de la Universidad San Sebastián (USS):
"Como en todo tema legal, hay muchas interpretaciones, pero son interpretables los hechos.
En este caso, se puede tomar desde el punto de vista del derecho penal, o desde el punto de vista de la
libertad de expresión, y en lo personal, desde ambos puntos, la situación es complejilla.
Desde el punto de vista penal se atentaría contra uno de los derechos garantizados por la Constitución
que es la protección de la vida privada y la honra. Es curioso porque lo que está protegido es la vida
privada y pública.
En el 161 hay que considerar cuatro elementos. El primero, el recinto. La Cámara de Diputados, yo creo,
es un lugar de libre acceso al público, sin perjuicio de que haya mecanismos de control. Cualquier
persona puede entrar. Y, por sobre todas las cosas, en ese lugar se desarrolla una función pública.
El segundo elemento es que no haya autorización del afectado, y aquí, aparentemente, no hay
autorización del afectado. Luego viene el medio, que no tengo claro si fue con un teléfono o una cámara
profesional, y por último, cuando se alude a conversaciones de carácter privado.
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En este punto, pareciera ser que sí hay un conversación de carácter privado, con un elemento que es el
teléfono de uso privado. Pero, a propósito de la pregunto que algunas personas me han hecho, y el
teléfono, ¿de quién es? ¿del diputado o se lo proporciona la Cámara para que realiza su función? Si
fuera lo último, sería un teléfono de propiedad del Estado.
Luego, con independencia de propiedad del teléfono, el diputado en el ejercicio de su función, durante
una discusión en el hemiciclo, está ejerciendo un cargo público o ejerciendo su vida privada.
Ahora desde el punto de vista de la libertad de información, hay que preguntarse cuál es el derecho que
debo proteger más, porque tanto el informador tiene el derecho a informar, y el afectado tiene derecho
a su privacidad y honra.
No tengo una respuesta clara, porque no tengo claro si todos los elementos juegan para un lugar u
otro".
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