Males propios de los niños

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Males propios
de los niños
Muchas de las enfermedades típicas de la infancia afectan a las vías respiratorias y se
contagian a través de las pequeñas gotas de saliva que se expelen al toser o estornudar
E
nfermedades como la varicela o el
sarampión se consideran típicas
de la infancia. Son muy contagiosas y
los menores se las transmiten con facilidad. Según la Asociación Española
de Pediatría (AEP), el hecho de que
cada vez más niños acudan a centros
escolares desde muy pequeños provoca una “exposición más temprana e
intensa a los agentes infecciosos”, la
cual, “casi inevitablemente, se traduce
en repetidos episodios de resfriados,
gastroenteritis, infecciones de la piel,
conjuntivitis, etc.; muchos de ellos con
fiebre”. Además, los pediatras destacan que muchas afecciones de las vías
respiratorias se transmiten antes de
que se adviertan los primeros síntomas, lo cual dificulta la prevención.
En cualquier caso, la AEP señala que
esta época se considera “una etapa
más o menos inevitable que habrá que
pasar y que un niño normal superará
sin grandes problemas”.
Estas siete enfermedades son las más
comunes:
1.
Varicela
Es muy contagiosa. Según la AEP, en
los países templados afecta a nueve de
cada diez personas antes de los 20 años.
Cuando alguien que no la ha padecido
convive en el hogar con un enfermo, las
probabilidades de que se contagie se
estiman entre el 80% y el 90%.
Se caracteriza por una erupción en
forma de granos, ampollas y costras en el cuerpo, que generan
picor. También provoca fiebre y,
a veces, dolor de cabeza, malestar general, vómitos y pérdida de apetito. Se contagia
a través de las gotitas de saliva que
se expulsan por la boca, en particular, por tos o estornudos.
Suele ser benigna y se cura por sí sola al cabo de unos días (alrededor de
una semana). El tratamiento consiste
en aliviar los síntomas. Conviene tener
mucho cuidado para evitar que el niño
se lesione al rascarse, ya que pueden
quedarle marcas o incluso contraer
alguna infección de la piel.
2.
Catarro y gripe
Se sufren muchas veces a lo largo
de la vida. Sus principales síntomas
son congestión, aumento de la mucosidad, tos y, en el caso de la gripe,
fiebre. Se contagian a través de la
saliva que se expele por la boca al
hablar y sobre todo al toser y estornudar, pero también se transmite por
medio de las manos (cuando alguien
se toca la nariz o la boca y luego
toca a otra persona).
Existen medicamentos para aliviar
los síntomas. Pero los especialistas
recuerdan que ambas dolencias están causadas por un virus, por lo que
los antibióticos no son los fármacos
adecuados.
Para impedir el contagio, se recomiendan medidas de prevención, como
evitar el contacto con personas enfermas o con vasos, toallas u otros objetos que haya usado alguien enfermo,
lavarse las manos a menudo y ventilar
habitaciones y espacios cerrados.
3.
Boca-mano-pie
La causa son diferentes virus (por lo
que se puede contraer más de una
vez) y se presenta en forma de brotes,
granos en la piel que, en ocasiones,
hacen que se confunda con la varicela.
Sin embargo, no generan picor, lo que
hace que los niños la toleren mejor.
En los días previos es normal que el
pequeño experimente también fiebre y
malestar general.
El contagio se produce, además de
por las gotitas de saliva, a través de
las heces. Por eso, es importante que
los adultos se laven las manos con
frecuencia, principalmente después
de cambiar el pañal (esta enfermedad
afecta sobre todo a los pequeños entre uno y tres años).
4.
Tosferina
La AEP destaca que es una enfermedad muy contagiosa y peligrosa
para los bebés, en particular para los menores de cuatro meses. La
infección comienza como un catarro
con fiebre, empeora a gran velocidad
y puede desembocar en neumonía,
suspensión de la respiración, convulsiones e incluso la muerte. Los pediatras han observado un aumento en la
cantidad de casos a partir de 2010. El
40% de ellos ha afectado a niños de
menos de un año de edad.
El mejor modo de prevenir esta enfermedad es que la madre se vacune
durante el embarazo, a partir de la semana 27. Esta inmunización alcanzará
los primeros meses de vida del bebé,
hasta que a los dos meses ya pueda
recibir la primera dosis de su propia
vacuna. Otra medida preventiva es
que se vacunen los demás adultos del
entorno más cercano, ya que, según
la AEP, en el 83% de los casos los
pequeños se contagian por un adulto
que convive con ellos.
5.
Sarampión
6.
Escarlatina
7.
Megaloeritema
Se manifiesta a través de un intenso
sarpullido, que comienza por la cara y
se extiende al resto del cuerpo. Otros
síntomas son los de un catarro fuerte
y fiebre.
La mejor forma de prevenir el contagio
es a través de la vacunación. La vacuna contra el sarampión se administra
junto con la de otras dos enfermedades (paperas y rubéola) y se conoce
como “triple vírica”; forma parte del
calendario oficial de vacunación. Su
eficacia es muy alta: según la AEP,
“evita la enfermedad durante el resto
de la vida en más del 90% de los niños
con la primera dosis”.
Los síntomas son anginas (faringoamigdalitis aguda) y erupciones en la
piel, acompañadas de fiebre y picor.
Afecta sobre todo a los niños de entre
dos y ocho años y, en particular, en
invierno y primavera.
La vía de contagio son las gotitas de
saliva emitidas al hablar, toser o estornudar. La escarlatina se trata con
antibióticos, en general, penicilina.
Es una enfermedad leve y menos conocida, pero muy contagiosa. También
se llama eritema infeccioso, quinta enfermedad e incluso “enfermedad de la
bofetada” porque brota una erupción,
sobre todo en las mejillas, como si el
menor hubiera recibido un golpe en
la cara. Además, provoca fiebre y malestar general. Es benigna, por lo que
no requiere tratamiento y su recuperación es rápida.
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