En contravía, buscando nuevos senderos por Jorge Krekeler, Asesor Temático – Misereor Septiembre 2014 La foto muestra una escena en el que el autor invita a conocer una situación futurista además de apocaliptica. Fotografía ganadora del concurso “Ponle rostro al cambio climático” organizado por el Grupo de Trabajo Cambio Climático y Justicia, Bolivia, 2013 © Diego Zambrana. El presente texto se presenta como una señal de alto en el camino, en la búsqueda de ideas, experiencias y elementos de reflexión en torno a un futuro más esperanzador para la humanidad. El artículo cuenta con pequeños compartimentos, tales como así Estado de arte siendo un intento de una radiografía tipo relámpago de la situación actual, seguido por Olfateando donde habla de las reacciones ante el panorama en cuestión y Cambiando la lógica, complementado por Posibles Senderos: desde los imaginarios de la gente, intento de aportar con posibles formas de actuación ante el panorama vigente. Estado del arte El cambio climático es quizás el fenómeno más presente que nos muestra el choque entre la lógica desarrollista actual y los límites de nuestro planeta, y con esto de la humanidad. Los efectos y los daños de los cambios, provocados por el hombre, van en constante aumento. Todos nos percatamos de que las cosas están cambiando; pero las consecuencias, que traen estos cambios, no son iguales para todo el mundo ya que afectan más a unos que a otros, y particularmente a muchas personas quienes, de por sí ya tienen desventaja para su participación en el desarrollo. Este creciente grupo de personas y hasta pueblos enteros son cada vez más afectados por los acontecimientos del clima y de las catástrofes, en mayor intensidad y, sobre todo más frecuentes. Estudios serios muestran con mucha claridad cuáles serán los escenarios a nivel mundial a futuro si no se logra globalmente una modificación de las formas de vivir (consumo), de producir (menos hasta ninguna emisión) y de crecer (crecimiento en términos de calidad de vida para todos y no crecimiento económico destructivo e inequitativo). Las iniciativas emprendidas por las Naciones Unidas y particularmente las negociaciones acerca del cambio climático no logran avanzar, encontrándose en un callejón, por el momento sin salida. Los negociadores de muchos países, entre ellos del norte pero también las economías emergentes más importantes como China, India y otras se niegan rotundamente a asumir nuevos compromisos para contribuir a la disminución de la emisión de gases de efecto invernadero. Por lo visto, todo gira en torno al aparente credo de la humanidad –crecimiento económico perpetuo-. Las metas del milenio (los compromisos consensuados internacionalmente en la lucha contra la pobreza, en términos de salud, educación, mayor equidad etc.) serán reemplazadas a partir del 2015 por nuevos objetivos de desarrollo para convertirse en nuevos horizontes de la comunidad internacional, en materia de desarrollo. En este proceso de concertación tampoco hay un aire o una búsqueda hacia alternativas viables de un desarrollo que se oriente al Bien Común de todas y todos. En contravía, buscando nuevos horizontes – Jorge Krekeler – Septiembre 2014 -­‐ Página 2 Olfateando Cooperar al desarrollo en un mundo cada vez más cambiante y globalizado significa encontrar respuestas ante múltiples procesos de acelerada transformación: un mundo donde hay cada vez más concentración de riqueza rodeada por mayorías que viven en mucha carencia. Sigue la dominancia de la lógica macroeconómica, donde países con mucha pobreza pertenecen al grupo de estados con ingresos medios; sacando el promedio de ingresos de unos pocos que concentran la riqueza sumada a la multitud pobre dando una imagen de cierta prosperidad que invisibiliza a las mayorías pobres. Para América Latina, el reto mayor ante este desequilibrio creciente es encontrar mecanismos y dinámicas que permitan a las mayorías participar más equitativamente en sus sociedades y poder materializar el desarrollo en sus contextos locales. La globalización, en vez de extender progreso e inclusión a todos los grupos poblacionales y, particularmente a los grupos más vulnerables como pueblos indígenas, jóvenes y mujeres, entre otros, contribuye, desde la actual lógica desarrollista, a la ampliación de brechas sociales, generando pocos ganadores y mayorías perdedoras. Se constituye en un reto mayor repensar el actual modelo civilizatorio, desde una escucha detenida y abierta de lo que nos pueden decir representantes de base, gente de a pie, acerca de sus imaginarios en torno a la vida plena, el futuro y lo que puede significar desarrollo y el bien común en lo local y en lo global. Esta opción de escuchar a quienes, por lo general no tienen voz o no son escuchados, desde sus aportes, deseos, sueños y preocupaciones se basa en la fuerte convicción que los grandes cambios de la humanidad han surgido desde lo pequeño, desde lo local y, sobre todo, desde la gente. El cambio climático está íntimamente relacionado con el empeoramiento de condiciones de vida y opciones de desarrollo para grupos poblacionales, que de por sí ya se encuentran en desventaja por su vulnerabilidad económica y social. Surge la urgencia de construir nuevos u otros paradigmas de desarrollo, viables con cara a las condiciones reales del planeta, respetando el agotamiento de los recursos y la cada vez más baja tolerancia de los ecosistemas ante futuras emisiones y contaminaciones, depredación y destrucción. Actualmente, la búsqueda de nuevos conceptos y de visiones de desarrollo está llevada adelante ante todo por el mundo académico en el Norte y, en En contravía, buscando nuevos horizontes – Jorge Krekeler – Septiembre 2014 -­‐ Página 3 menor grado, en el Sur. Son casi siempre carentes las voces de las mayorías, en estos procesos de búsqueda y de construcción. Los Estados y las sociedades, particularmente los grupos de poder económico y las clases medias, siguen orientándose en el paradigma de desarrollo dominante, donde cualquier forma de desarrollo está linealmente asociada con el crecimiento económico permanente. Este pensamiento no admite otro desarrollo sino el que, supuestamente surge desde el crecimiento económico. Cambiando de lógica Ante este panorama, muchas instituciones y personas se ven frente a grandes desafíos en cuanto a la proyección de su futuro trabajo, intentando reorientar sus estrategias y conceptos. Corrientes de opinión desde la gente de a pie (las bases), por lo general no alcanzan los debates y discusiones en torno a los necesarios cambios en el concepto de desarrollo. Los procesos emprendidos en la definición de un modelo civilizatorio alternativo, de todas maneras mejor adaptado a los limites del crecimiento, son numerosos. Un modelo civilizatorio más acorde con los límites de la naturaleza y necesidades de la humanidad entera tendrá que tener en cuenta los diferentes grados de desarrollo entre los Estados y sociedades, donde algunos tienen más necesidades de desarrollarse que otros, sin negar a nadie su derecho a desarrollarse. En este sentido es oportuno y necesario buscar diálogos regionales e interculturales que permitan contribuir con elementos para orientar el modelo civilizatorio con el principio de responsabilidad compartida pero diferenciada, donde todos tienen derechos y responsabilidades, pero dentro de este esquema a los más desventajados les correspondería mayores oportunidades mientras que otros, más afortunados deberían estar dispuestos a asumir mayores responsabilidades. Este principio necesita ser aplicado entre y dentro de las sociedades y países. Hay orientaciones y puntos de vista muy ideologizados y sucede que las discusiones en el nivel internacional e intercontinental se agotan muchas veces, señalando la culpa y la responsabilidad que tienen los países del norte ya que su proceso de desarrollo ha significado un alto grado de destrucción del medio ambiente y gigantescos volúmenes de emisiones contaminantes además de un comportamiento cultural orientado al En contravía, buscando nuevos horizontes – Jorge Krekeler – Septiembre 2014 -­‐ Página 4 consumo desmedido. En América Latina se encuentra con frecuencia esta lectura, con la consecuencia que procesos de reflexión y de debate acerca de nuevos paradigmas al desarrollo terminan centradas en discusiones sin propuestas concretas. Es un proceso bastante demorado. Pero la finitud de los recursos y la capacidad cada vez más limitada del planeta soportando un (mal llamado) desarrollo convencional no dejan mucho margen de tiempo. Es asombroso que no haya más procesos que apuntan desde objetivos bien definidos a la sistematización y al aprovechamiento sinérgico de experiencias referenciales, la mayoría de ellas construidas en contextos locales y por la misma gente. Intercambios de experiencias y debates interinstitucionales en torno a estas experiencias referenciales y motivadoras, que muestran desde lo pequeño y local como puede funcionar un desarrollo más equitativo y sostenible, respetando los límites y el equilibrio del planeta, son aun la excepción. Posibles senderos: desde los imaginarios de la gente Los encuentros y diálogos, para lograr nuevos y relevantes aportes han de tener su punto de partida en experiencias bien concretas y desde los imaginarios de la gente. Se trata de abrir espacios de escucha para alimentar la reflexión y lograr construcciones conceptuales muy valiosas y, sobre todo, tomando en cuenta a la vida y a la gente. Se trata lograr visibilidad y accesibilidad a experiencias referenciales para convencer y motivar a otros. Se trata de ampliar la masa crítica de quienes pensamos distintos o que por lo menos compartimos la convicción que no se puede continuar en la vía actual. Partiendo del fenómeno del cambio climático, enfocado desde la dimensión de la justicia y siguiendo desde allí a la pregunta acerca de posibles formas de vida y de economía para el futuro, surge la necesidad de tomar iniciativa; o dicho de otra forma, además de analizar, lamentar, criticar etc. asumir iniciativas y propuestas. Procesos de escucha (p. ej. mediante entrevistas, conversatorios y talleres) con actores sociales de base son una opción, logrando socializar sus imaginarios; quiere decir los sueños, ideales y aspiraciones de la gente de a pie en cuanto al desarrollo que quisieran, a la vida en plenitud, al bien común. En contravía, buscando nuevos horizontes – Jorge Krekeler – Septiembre 2014 -­‐ Página 5 La sistematización de estos mensajes claves abre la posibilidad de enriquecer los diálogos y debates en marcha desde esta escucha: hacer escuchar las demandas y lecturas desde la gente. Es a partir de allí que los debates, en vez de producir meramente teorías muy abstractas o científicas tendrán que tomar en cuenta las realidades concretas de las personas. La escucha abre el camino para reorientar o enriquecer no solamente temas relacionados con el actual modelo de desarrollo (entre otros: extractivismo – post-extractivismo – procesos de transición, pautas de modelos alternativos) sino también procesos de información y sensibilización en torno a las consecuencias del actual modelo de desarrollo (agua- escasez – contaminación – manipulación genética / transgénicos – alimentación sana, entre otras). En pocas palabras Urge el trabajo en torno a la identificación de aspectos que ayudan modificar los conceptos de desarrollo hacia este derrotero (bien común global, modelos civilizatorios, cambios paradigmáticos en el concepto y modelo de desarrollo). Procesos regionalizados de debate, investigación e incidencia en torno a nuevos paradigmas del desarrollo y la agenda post 2015, parecen una propuesta viable, poniendo mucho énfasis en escuchar a las bases y partir desde sus lecturas, deseos y preocupaciones sobre la vida plena y el desarrollo en la construcción de modelos civilizatorios. Mediante procesos sinérgicos y más continuos regionales es válido el intento de identificar puntos de encuentro entre las agendas glocales y globales, en torno a nuevos paradigmas al desarrollo. En contravía, buscando nuevos horizontes – Jorge Krekeler – Septiembre 2014 -­‐ Página 6