El productor cinematográfico

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Escuela Regional Cuyo de Cine y Video
Producción I
JACOSTE QUESADA, José. (1996] El productor cinematográfico.
Madrid, Ed. Síntesis, Capítulo 5: El proceso de producción, pp.
130 - 133
El desglose del guión
En primer lugar, debemos dejar claro que nos estamos refiriendo al desglose de
guión que realiza el director de producción, pues en otro momento y a otros efectos el
trabajo de desglose del guión es efectuado por el ayudante de dirección. Una vez
aclarado quién realiza el trabajo de desglose, pasemos a expresar nuestro concepto
sobre dicho trabajo.
¿Qué se entiende por desglose? Se entiende por tal el análisis pormenorizado del
guión que sirva para determinar el conjunto de elementos necesarios en el rodaje del
mismo. Ahora bien, ese análisis se efectuará con arreglo a una determinada óptica y
objetivo: la confección de un plan de trabajo, todavía sin pulir, que sirva de sustento a
un racional presupuesto. Por lo tanto, se tratará de extraer del guión todos aquellos
datos significativos a tales fines; extracción que se efectuará siguiendo una sencilla
técnica o procedimiento.
En primer lugar, se procede a la división del guión en un número determinado de
escenas o secuencias mecánicas. Debe subrayarse que nos estamos refiriendo a
secuencias mecánicas, distinguiéndolas de las dramáticas, ya que estas últimas pueden desarrollarse en diferentes escenarios. Por ejemplo, si dos personajes mantienen
una discusión que comienza en un restaurante, continúa en un paseo por la calle y
termina en un automóvil, desde el punto de vista argumental la secuencia es única,
tratándose entonces de una clara secuencia dramática; sin embargo, desde una óptica
de producción existen tres secuencias: en el restaurante, en la calle y en el automóvil.
Una secuencia dramática puede comprender varias secuencias mecánicas, que se
corresponden con la parte de la acción que se desarrolla en un mismo escenario sin
que se produzcan saltos de tiempo. Es decir, el concepto de secuencia mecánica debe
sustentarse fundamentalmente en la idea de unidad de espacio en relación al guión, o
entenderse como la mínima unidad de rodaje posible, a efectos de su uso en la técnica
de desglose de guiones y realización de planes de rodaje. Si la denominada secuencia
dramática es una unidad narrativa, la secuencia mecánica es una típica unidad de
trabajo de producción.
Por todo lo dicho, ante un determinado guión estructurado a partir del concepto de
secuencia dramática (unidad de acción), antes de proceder a su desglose debemos
acotar las secuencias mecánicas siguiendo un criterio muy simple, como es considerar
que estaremos ante diferentes secuencias mecánicas cuando pasemos de manera
ostensible de un determinado escenario o decorado a otro, siguiendo la cronología del
guión.
La denominación ”secuencia mecánica” está inspirada en la idea de un cierto equilibrio expresivo frente a la denominación ”secuencia dramática”, aunque lo realmente
significativo es – según nuestro parecer- el calificativo ”mecánica”, dado que este
concepto se creó para ayudar a la mecánica de realización del plan de rodaje, pues al
planificar éste, generalmente rompiendo la cronología del guión, no hay nada más útil
que descomponer el guión al máximo con un criterio espacial para después, con la
máxima facilidad, poder planificar el rodaje agrupando espacios (escenarios) idénticos,
que aparecen de forma intermitente a lo largo de guión y que pueden ser encontrados
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fácilmente a través de esa técnica de descomposición. Por ejemplo, tenemos que
acotar el espacio (escenario) ”hall casa Antonio”, inmerso en la secuencia dramática n°
13, y separarlo de los escenarios ”escalera” y ”dormitorio” de dicha secuencia, para
poder ver muy fácilmente el agrupamiento en un mismo día de rodaje del escenario
”hall casa Antonio” de la secuencia n° 13, con el mismo escenario que aparece en las
secuencias n° 25 y n° 75. Una vez delimitadas las diferentes secuencias mecánicas, se
trata de extraer de ellas todos los datos significativos a los que anteriormente hacíamos referencia. Resumiendo y generalizando a la vez, podemos decir que será significativo lo siguiente:
1. El lugar de la acción y el efecto (día/noche).
2. Relación de personajes: protagonista, principales, secundarios y figuración.
3. Relación de vestuario y complementos.
4. Atrezzo y accesorios de la secuencia.
5. Semovientes y vehículos.
6. Medios técnicos especiales.
7. Número de planos o número de páginas de la secuencia.
8. Resumen de la acción.
En relación al dato del número de planos o número de páginas de cada secuencia,
nos parece oportuno puntualizar que la significación del mismo viene dada porque
sobre él se va a cimentar la determinación del tiempo necesario de rodaje de cada
secuencia, y cuando se trata del número de páginas nos parece una base poco sólida
para un trabajo serio. Esta situación es bastante corriente en los últimos tiempos, en
los que se suele trabajar con guiones literarios, sin referencias expresas a la planificación. Esa falta de solidez está originada porque establecer una correlación, sin más,
entre número de páginas y tiempo necesario de rodaje es algo tan simplista como
arriesgado. Precisamente, al ser conscientes del carácter obligadamente burdo de la
relación apuntada, estaremos en la mejor disposición para plantearnos la ineludible
necesidad de acometer la oportuna depuración. Depuración que habrá de efectuarse a
través del director de producción o, mejor dicho, sirviéndose de su profundo conocimiento de la técnica de rodaje y experiencia profesional.
Ahora bien, por muy grande que sea dicha experiencia nunca será suficiente para
resolver, con la exactitud deseable, el problema de la medida del tiempo necesario de
rodaje de cada secuencia. Ello nos autoriza a decir que la disposición del desglose
efectuado con la técnica más depurada será algo necesario pero no suficiente, en pro
de la consecución de los objetivos marcados (plan de trabajo y presupuesto); de ahí
que se hagan necesarios unos pasos complementarios con anterioridad a plantearse la
realización del plan de rodaje.
Se tratará, en primer lugar, de realizar el que podemos denominar ’”tercer grado
del director”. El director de producción buscará, en el único sitio donde teóricamente se
puede encontrar la información que no ha podido obtener del mero análisis sistemático
del guión, ni de su experiencia de rodaje.
El director podrá ser, efectivamente, quien cuente al director de producción cómo
ve tal o cual secuencia; y nunca mejor dicho ”ver”, pues ese diálogo en términos de
imágenes servirá al director de producción para ir disipando sus dudas sobre la realización. Diálogo que hemos de reconocer suele ser, en la mayoría de las ocasiones, tan
difícil como fructífero; difícil porque el director, en la mayor parte de los casos, no
tiene todavía las cosas suficientemente claras, y además porque suele tener miedo a
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comprometer el futuro (por ejemplo, si hoy dice que la ”escena del baile” podrá rodarse en dos días y con ochenta figurantes, será difícil obtener después un día más de
rodaje y cien figurantes); y también será fructífero, pues podrán desterrarse equívocos
de raíz, pero sobre todo porque por muy completo y explícito que sea un guión literario
nunca ofrecerá la vasta información que será capaz de mostrar un interrogatorio
dirigido por un especialista como el director de producción. Con esa información
complementaria, aplicada a la que le ha suministrado el desglose del guión y pasando
por la propia experiencia de rodaje, el director de producción podrá alcanzar ese
objetivo intermedio de medir el tiempo de realización de cada escena.
Detengámonos, pues, a analizar la tan repetida experiencia, y hagámoslo diciendo
que dicha experiencia se concreta generalmente efectuando las siguientes consideraciones.
En primer lugar, se puede establecer una relación directamente proporcional entre
el tiempo de rodaje y la envergadura del trabajo de interpretación; es decir, una
página de guión con predominio de acción requerirá menor tiempo de realización que
otra en la que el diálogo tenga mayor cabida, con la consiguiente necesidad de un
importante trabajo de interpretación.
Todavía en el ámbito de los condicionantes de carácter más abstracto, podemos
decir que cuando la interpretación sea soportada por actores profesionales se dará una
posibilidad de aligeramiento del tiempo de rodaje, que deberá ser desestimada cuando
los intérpretes sean ajenos a la profesión; y si estamos ante el caso de la actuación de
un niño, salvo para el caso de los auténticamente prodigio, habrá que contar con unas
necesidades de tiempo de realización más importantes.
En estrecha relación con lo mencionado, se encuentra la consideración de unas
mayores necesidades de tiempo de rodaje en virtud de la intervención en escena de un
número superior de personajes. El diálogo de dos personajes, que podría resolverse
con el clásico plano-contraplano, planteará unas necesidades de tiempo inferior al
requerido cuando se trate de cuatro, que a su vez será inferior al que haría falta en
una escena de seis, y así hasta llegar a la escena de masas.
Por otro lado, si ante la cámara se sitúa cualquier tipo de animal, el tiempo de rodaje será muy superior al requerido para la misma escena sin contar con dicha participación especial.
La iluminación de escenarios plantea también una problemática propia, que deberá
ser tenida en cuenta igualmente en la valoración de tiempos de rodaje.
Mediante la lectura del guión, el director de producción deberá detectar, en función
de las características estructurales de los escenarios descritos (grandes o pequeñas
dimensiones), mayores o menores dificultades para el director de fotografía. En el
mismo sentido, la existencia de efectos especiales de rodaje es una pieza clave en la
estimación del tiempo que nos ocupa: desde la simp1e explosión hasta el efecto más
sofisticado constituirían un delicado trabajo de rodaje.
La forma de realización viene a ser otro elemento determinante del tiempo de rodaje de gran importancia. Los complicados movimientos de cámara y los difíciles
emplazamientos suponen siempre unas necesidades de tiempo superiores. Por el
contrario, la admisión por parte del director de un rodaje ”por campos de luz” propiciará unas necesidades inferiores de tiempo de rodaje.
Una vez efectuada la estimación del tiempo de rodaje necesario para todas y cada
una de las secuencias mecánicas del guión, el objetivo del director de producción será
lograr el óptimo orden de rodaje, de tal forma que de la más inteligente integración de
aquellos tiempos parciales resulte el menor número de semanas de rodaje. Para ello se
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deberá pasar por una primera determinación de los lugares de rodaje, la cual suele
realizarse de forma imprecisa en esta fase del proceso de producción; se tratará de
establecer las líneas generales y básicas condicionantes de actuaciones posteriores.
Por ejemplo, ante el escenario, “restaurante casa Juan” se optará por la construcción
en el plató de un estudio o por un decorado natural, que se elegirá concretamente con
posterioridad. Respecto al escenario “desierto”, se elegirá simplemente entre el Sahara
y un lugar de Almería. Y en cuanto el escenario “restaurante New York int. día.”, habrá
que decidirse por su localización en conexión con el decorado “restaurante New York
ext. día.” o prescindir de la racionalidad geográfica y buscar o construir el interior, por
ejemplo, en Madrid. Lo que está claro, es que incluso a ese nivel las referidas elecciones afectarán de manera decisiva a la confección del plan de rodaje y, en conexión con
éste, al presupuesto buscado.
Algunas de las decisiones de esta índole, por su trascendencia artístico-económica,
pueden ser tomadas por el Productor, después de tener en cuenta los puntos de vista,
en ocasiones encontrados, del director y del director de producción. Cuando el director
de producción puede considerar los lugares básicos de rodaje como un dato, y cuando
igualmente se puede decir respecto a los tiempos de rodaje de cada escena es el
momento oportuno de acometer la realización de un racional plan de rodaje, base de
un plan de trabajo general.
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