La depresión y el corazón

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La depresión y el corazón
Sábado, 21 de Marzo de 2009 20:35 - Actualizado Martes, 31 de Mayo de 2016 10:39
Clásicamente se consideraba la depresión como un simple estado de ánimo que afectaba
únicamente a las sensaciones del individuo. Sin embargo, hoy en día se sabe que puede dar
lugar a alteraciones orgánicas, como la enfermedad cardiovascular. La depresión es un factor
de riesgo independiente para la enfermedad coronaria y el infarto de miocardio. Además,
empeora el pronóstico de los pacientes con patología cardiovascular. Las personas
con depresión tienen un estado de ánimo triste, ansioso y pesimista de forma mantenida.
Esto se suele acompañar de diversos síntomas que no están relacionados con ninguna
alteración orgánica. Así, los pacientes deprimidos suelen tener dolores de cabeza, molestias
abdominales, trastornos digestivos, dolores osteomusculares, etc., sin que se encuentre la
causa de los mismos. Sin embargo, la depresión se acompaña de alteraciones hormonales que
pueden favorecer a la larga la aparición de arteriosclerosis y sus consecuencias. Por todo ello,
es necesario tomar medidas para prevenir la depresión, diagnosticarla precozmente y tratarla
convenientemente.
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La depresión no se manifiesta de igual forma en todas las personas. Existen varios tipos de
depresión y, en cada uno de ellos, su intensidad puede variar desde leve a severa. Los
sentimientos más típicos son la tristeza, ansiedad, pesimismo y desamparo. Además, el
paciente depresivo suele tener decaímiento, fatiga, insomnio, pérdida de interés por las cosas,
dificultad para concentrarse y recordar, pérdida de apetito y pensamientos de suicidio.
La depresión es un problema muy frecuente en la sociedad actual. Se observa en ambos sexos
y en todas las capas sociales, aunque es más frecuente en las mujeres y en los individuos con
peor nivel socioeconómico. La prevalencia de la depresión es cada vez mayor y se cree que en
pocos años será la segunda causa de incapacidad, tras las enfermedades cardiovasculares.
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Las personas deprimidas suelen tener síntomas parecidos a los de los pacientes cardiópatas,
incluso aunque no tengan enfermedad del corazón. Es frecuente que refieran sensación de
ahogo o de falta de aire, dolor en la región anterior del tórax y palpitaciones. En muchas
ocasiones presentan frecuencia cardiaca elevada, la cual se denomina "taquicardia de
ansiedad" y produce sensación de palpitaciones rápidas. El dolor intenso en la región del
corazón simula a veces el dolor de un infarto de miocardio.
Por todo esto, las personas deprimidas son referidas con frecuencia a la consulta del
cardiólogo o a los servicios de urgencia. En la mayoría de los casos, los individuos deprimidos
que presentan estos síntomas no padecen enfermedad alguna. Sin embargo, se recomienda
que sean estudiados con precaución dada la asociación de la depresión con la enfermedad
cardiovascular. Los deprimidos también tienen infartos y otros problemas cardiacos.
La depresión supone un estrés psíquico mantenido que puede afectar al sistema
cardiovascular debido a la liberación constante de hormonas. La depresión se asocia
habitualmente a una frecuencia cardiaca elevada, la cual es un factor de riesgo para desarrollar
enfermedad cardiovascular. Las personas deprimidas se cuidan menos, no suelen practicar
ejercicio físico regularmente, ni llevar una dieta sana y con frecuencia no se toman la
medicación convenientemente.
Todo ello puede explicar la mayor incidencia de enfermedades cardiovasculares en pacientes
con depresión. Por último, desde hace mucho tiempo se sabe que muchos pacientes que
padecen del corazón, sobre todo después de un infarto de miocardio, desarrollan depresión sin
un motivo aparente. Además, estos pacientes tienen peor pronóstico que los que no presentan
depresión. Incluso se ha observado una mayor incidencia de muerte súbita en los pacientes
con depresión mayor.
Por todo lo comentado, se hace necesario prevenir la depresión, diagnosticarla precozmente y
tratarla convenientemente. Para ello hay que aplicar las correspondientes medidas sociales,
psicológicas y farmacológicas. Las personas con depresión y enfermedad cardiovascular
deberían tener asistencia por psicólogo, psiquiatra y cardiólogo. En estas personas deben
estimulase los pensamientos positivos, las responsabilidades de la vida normal, la aceptación
de sí mismo y el control de las emociones. Además, se le recomienda la práctica habitual de
ejercicio físico, la dieta sana, evitar el tabaco, visitar periódicamente a los médicos y
terapeutas, y seguir los tratamientos que éstos le indiquen.
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