6 RÍO NEGRO DEBATES DOMINGO 17 DE AGOSTO DE 2008 ENTREVISTA: Khatchik Derghougassian EXPERTO EN RELACIONES INTERNACIONALES, SEGURIDAD Y CONFLICTOS EN EL CÁUCASO “Rusia demostró su fuerza, castigó a Georgia y generó un nuevo escenario ” LEONARDO HERREROS [email protected] P rimero duros bombardeos georgianos y avance militar sobre áreas civiles; luego, contraofensiva de tanques rusos. En el medio, miles de muertos. Barrios enteros destruidos y aterrados pobladores huyendo con lo puesto. Las imágenes parecían regresar desde los ’90, de la guerra en la ex Yugoslavia o de Chechenia. Pero tuvieron lugar esta semana en Osetia del Sur, un territorio separatista reivindicado por Georgia como propio. Finalmente hubo un acuerdo de cese del fuego con duras condiciones de Moscú. Para entender mejor este conflicto, “Debates” dialogó con el profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de San Andrés Khatchik Derghougassian, experto en temas de seguridad y en los conflictos en el Cáucaso y Medio Oriente. –¿Por qué se produjo esta guerra entre Rusia y Georgia por esta región separatista de Osetia del Sur? –Primero hay que aclarar una cosa: la guerra la empezó Georgia atacando a Osetia del Sur en la noche del 7 de agosto, el mismo día en que el presidente georgiano, Mikhail Saakashvili, había ofrecido a la región “autonomía ilimitada” dentro de las fronteras de Georgia con Rusia como garante. Osetia del Sur, junto con Abjasia y Adjaria, era hasta los ’90 una región autónoma dentro de la jurisdicción de la República Soviética Socialista de Georgia. Pero los osetos, así como los abjasios, nunca se identificaron con los georgianos, que son el grupo étniconacional mayoritario en el país. Las actuales fronteras de Georgia, así como de los demás países del Cáucaso, se trazaron entre 1921 y 1924 y en términos territoriales favorecieron a los georgianos, probablemente porque quien entonces era el comisario de las nacionalidades del Partido Comunista, Josef Stalin, era él mismo georgiano. El hecho es que dentro de Georgia nacionalidades como abjasios, adjaros, osetos, armenios y azeríes quedaron como minorías con o sin autonomía jurídica en los territorios donde históricamente habitaban. –¿Qué pasó con la caída de la URSS? –Cuando el imperio soviético dejó de existir y se declararon las independencias, el primer presidente de Georgia, Zviad Gamsajurdia (un escritor nacionalista, disidente en tiempos soviéticos) puso fin a las autonomías de Osetia del Sur y Abjasia. La decisión generó un conflicto armado entre Tiblis, capital de Georgia, y las dos regiones, que se declararon independientes. – Estamos hablando de principios de los ’90... –Más precisamente entre el ’91 y ’94-’95. El gobierno de Tiblis fracasó en imponer su control en Abjasia y Osetia del Sur que, además, contaron con el apoyo de Rusia en la guerra. Se acordó un cese del fuego y, bajo el auspicio de la ONU, se formó una fuerza de paz liderada por soldados rusos. En Georgia, a su vez, Gamsajurdia fue derrocado por sus propios seguidores y le El analista señaló que Saakashvili se lanzó a una “aventura bélica” en la separatista Osetia del Sur por razones políticas internas y “una errónea interpretación de señales de Occidente”. Moscú reaccionó reafirmando su poderío e influencia en el Cáucaso. En el medio, miles de muertos. sucedió el ex canciller de Mikhail Gorbachov, Edward Shevardnadze. Tiblis nunca aceptó el separatismo de las dos regiones, cuya independencia de hecho no ha sido reconocida internacionalmente. La reincorporación de las dos regiones y de la “integridad territorial” de Georgia, entonces, se transformó en el principal objetivo nacional de los georgianos. Tanto los abjasios como los osetos, a su vez, insisten sobre el derecho de autodeterminación y consideran el regreso bajo el control de Tiblis una amenaza a su supervivencia nacional. –¿Y qué sucedió con la llegada al gobierno de Mikhail Saakashvili? –Saakashvili llega al gobierno con la llamada “Revolución de las Rosas” (Nota de la Redacción: un movimiento de protesta pacífico y masivo ocurrido en noviembre del 2003 que desplazó del poder a Shevardnadze luego de cuestionar la legalidad de su reelección). Saakashvili apuesta fuertemente a una alianza con Occidente, buscando integrarse a la Unión Europea y formar parte de la OTAN, estrechando relaciones con Turquía y facilitando la construcción del oleoducto que transporta el crudo del Mar Caspio a los mercados internacionales, esquivando a Rusia. Desde su llegada al poder, Saakashvili recibe una ayuda masiva de Europa y Estados Unidos, con el cual además Georgia había firmado un acuerdo militar en abril del 2003 en virtud del cual el Pentágono entrena fuerzas especiales de Georgia en el contexto de la “guerra contra el terrorismo”. Georgia, a su vez, participó con 2.000 soldados de la coalición liderada por Estados Unidos en la intervención militar en Irak. Saakashvili, entonces, se presenta como un presidente joven y moderno, democrático y reformista, que se siente más cómodo hablando inglés que ruso. Su movida inevitablemente puso en alerta a una Rusia que con Vladimir Putin al poder no sólo se había recuperado económicamente sino que también reforzaba su presencia en la “vecindad inmediata”, los países ex soviéticos eurasiáticos, donde cualquier expansión de la OTAN es percibida por Moscú como una amenaza. La apuesta de Saakashvili provocó una fuerte preocupación rusa pero no alteró la relación de fuerzas en la región. –¿Por qué? –Para empezar, los rusos todavía tienen una influencia muy importante en toda la región. Rusia no quería enfrentarse con Occidente al estilo de la Guerra Fría, pero tampoco estaba dispuesta a ceder su influencia en la zona. Ahora, tanto en Europa como en Estados Unidos hay sectores políticos que impulsan un mayor avance de la OTAN hacia el Este y proponen debilitar la presencia rusa en el sur del Cáucaso, fundamentalmente para asegurar el flujo del petróleo del Mar Caspio. Por otra parte, Saakashvili ve en la expansión de la OTAN hacia el Cáucaso una oportunidad para la concreción de su agenda política. –¿Cuál es ésta? –Es una agenda nacionalista que busca la “recuperación” de las regiones “separatistas”. El nacionalismo es funcional a Saakashvili. Pese a tener una excelente imagen en Occidente y a la ayuda multimillonaria que recibió desde que asumió el poder, en la política económica y social a Saakashvili no le está yendo bien, su posición interna no es tan sólida y no goza del apoyo de un sector importante de la sociedad que se vio perjudicado por su política. De hecho, en noviembre del 2007 tuvo que salir a reprimir manifestaciones provocando desconcierto en sus aliados europeos y estadounidenses. Aunque ganó las elecciones presidenciales de enero de este año, ya no es el líder indiscutido de la “Revolución de las Rosas”. La agenda nacionalista le sirve para movilizar a los georgianos y hacer aceptar su liderazgo. Sin embargo, aparentemente calculó mal subiendo la apuesta al máximo. –¿Cómo es esto? –Saakashvili estimó que con un ataque relámpago podría rápidamente ocupar todo el territorio de Osetia del Sur, sobre todo la capital, Tsjinvali, y cortar el acceso de las tropas rusas. Su objetivo era, tras el restablecimiento del control sobre Osetia del Sur, conseguir que cualquier intervención rusa fuera interpretada por la comunidad internacional como una invasión a un país soberano. Pero DOMINGO 17 DE AGOSTO DE 2008 la reacción rusa fue muy rápida, pudo parar el avance georgiano y pasar a la contraofensiva cambiando radicalmente la situación militar. En dos días, de una postura desafiante los georgianos pasaron a aceptar todas las condiciones de Moscú: retirarse de Osetia del Sur y aceptar una misión de paz rusa. Si Saakashvili esperaba que Estados Unidos o la UE le dieran un apoyo que fuera algo más que discursos, se equivocó. –¿Por qué esta dureza rusa, que bombardeó e incluso avanzó con ataques sobre Georgia? –Es un mensaje muy duro y sólido no sólo a Georgia sino también a la OTAN. Según varios analistas, Rusia cazó la oportunidad para tomar su revancha de cuando Estados Unidos y países europeos reconocieron unilateralmente la independencia de Kosovo, ex provincia de su aliada Serbia. Sin embargo, Rusia podría haber dado antes ese paso tanto para Abjasia como para Osetia del Sur y no lo ha hecho, porque no le conviene demasiado reconocer la independencia de regiones separatistas. –¿Por qué? –Porque estas demandas también pueden venir de regiones dentro de Rusia, como pasó en Chechenia. No creo que Moscú esté dispuesto en reconocer la independencia de Abjasia, Osetia del Sur o Nagorno Karabakh en el Cáucaso. Por lo tanto, su reacción a la agresión georgiana debe interpretarse como su determinación de impedir la expansión de la OTAN hacia las fronteras de Rusia y una advertencia para que no se haga demasiadas ilusiones con la llamada “revolución de color” . –A nivel regional, ¿cómo repercute este conflicto? –Esta guerra es un antecedente peligroso para todo el Cáucaso. Azerbaiyán, que intentó en marzo de este año una nueva guerra contra Nagorno-Karabakh después de la crisis interna que vivió Armenia tras los comicios presidenciales (Nota de la Redacción: la soberanía sobre este enclave ha sido objeto de una larga disputa entre Armenia y Azerbaiyán y provocó una guerra entre febrero de 1988 y mayo de 1994. En 1991 la población armenia, mayoritaria en la región, declaró su independencia de Azerbaiyán), estaba observando muy de cerca la ofensiva georgiana. Bakú emitió una declaración apoyando la iniciativa de Saakashvili, diciendo que es un “derecho soberano” el uso de la fuerza para recuperar territorios. Estos dos países recibieron señales equivocadas de Occidente o de ciertos sectores de Europa y Estados Unidos que aún mantienen la mentalidad de la Guerra Fría y con- DEBATES sideran a Rusia como su mayor enemigo. Sin embargo, ni a Estados Unidos ni a Rusia les conviene un estallido general en el Cáucaso, una región de inmediata vecindad al Medio Oriente, pues un estallido simultáneo de todos los frentes conflictivos puede rápidamente llevar a una situación de descontrol con una seria amenaza de derrame y escalada a una guerra general. –¿Qué rol juega el petróleo en todo este escenario? –Azerbaiyán confía en que su enorme reserva de petróleo y en que la necesidad de Occidente de este recurso le aseguran una postura de poder en términos militares. De hecho, una buena parte del enorme ingreso que le está generando el petróleo se está destinando a Defensa que, como el propio presidente Heidar Aliev ha prometido, va a alcanzar los 1.000 millones de dólares anuales, creando un desequilibrio de poder tremendo en términos de balance militar. Y Georgia se presenta como aliado de Azerbaiyán en asegurar la ruta de salida del crudo evitando a Rusia. Pero es un error considerar que la razón fundamental de estas guerras sea el petróleo. Es no entender la importancia que aún tienen la agenda étniconacionalista y territorial, las disputas históricas en la EL ELEGIDO Khatchik Derghougassian es doctor en Relaciones Internacionales por la Universidad de Miami en Coral Gables, F l o r i d a . Tr a b a j a como profesor de la Universidad San Andrés en la Maestría en Relaciones y Negociaciones Internacionales y es profesor visitante de la American University of Armenia en Ereván. Especialista en temas de seguridad, publicó capítulos de libros, artículos y ensayos sobre el Cáucaso, Medio Oriente, América Latina, el fundamentalismo islámico y la proliferación y el control de armas. RÍO NEGRO 7 reconfiguración de las fronteras y la construcción de los estados en el Cáucaso después de la caída de la URSS. El interés de Occidente en el Cáucaso, por cierto, pasa por el petróleo. Las inversiones multimillonarias generaron expectativas –quizá desmesuradas– acerca del petróleo en el Mar Caspio, pero estas expectativas tienen sus limitaciones, pues una guerra generalizada en la región afectaría directamente las rutas y las reservas petroleras. Por lo tanto, no es del interés de Estados Unidos ni de Europa generar expectativas en cuanto a su apoyo a políticas anti-rusas de actores locales. Otra es la señal que Saakashvili o Aliev quisieran interpretar... –Hay distintas agendas entre la región y Occidente. –Son agendas distintas, no siempre compatibles. Se mandan señales equivocadas que captan ciertos líderes que hacen jugadas fuertes y arriesgadas. Todavía no hay un nuevo gran juego al estilo de la rivalidad anglo-rusa del siglo XIX en el Cáucaso y la inclinación hacia la cooperación es mayor, aun con una agenda competitiva que no descarte pequeños avances y retrocesos en las zonas de influencia. –¿Cuáles son los límites de Rusia? ¿Habrá un avance geopolítico más allá del repliegue? –El repliegue georgiano de Osetia del Sur fue total a las 24 horas de la contraofensiva rusa. Rusia luego se dedicó a dañar la infraestructura militar georgiana y apostó a un objetivo de máxima: que Saakashvili se alejara del poder. Sin embargo, es difícil que dentro de Georgia haya un sector tan pro-ruso que tome la iniciativa de derrocar a Saakashvili. Lo concreto es que Moscú demostró fuerza, castigó a Georgia por su aventura y generó una nueva situación en la región con esta demostración de fuerza. – La prensa de Serbia señaló las contradicciones de Occidente: por lado apoyó la secesión de Kosovo por razones “étnico-nacionales” y ahora respaldaba la “integridad” de Georgia. ¿Hay un efecto en cadena? –Este dilema profundo que existe desde los ’90 entre el principio de integridad territorial y el principio de autodeterminación de las nacionalidades nunca se resolvió. Todo queda en la agenda de política de poder y los cálculos estratégicos de las potencias, como se vio en los Balcanes. No hay un contexto institucional internacional donde se analicen y se puedan resolver los conflictos étnicos donde hay disputa territorial. (Ver la entrevista extendida en www.rionegro.com.ar)