Intérpretes y lenguaraces de lenguas indígenas en los siglos XVIII y

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Intérpretes y lenguaraces de lenguas indígenas en los siglos XVIII y XIX en territorio
oriental
Cecilia Bértola [email protected]
Amparo Fernández [email protected]
Introducción
Este trabajo se integra en una línea de investigación mayor1 que tiene por uno de sus
objetivos documentar la presencia y ámbitos de uso de las lenguas indígenas en la región del Río
de la Plata en la época colonial y durante el siglo XIX.
En este trabajo buscamos describir situaciones de comunicación en las que se hacen
presentes intérpretes de las lenguas indígenas de modo de intentar establecer algunas
consideraciones generales sobre la comunicación entre hablantes de lenguas indígenas y
hablantes de español en los siglos XVIII y XIX en el Río de la Plata2.
A partir del estudio de documentos oficiales seleccionados de los primeros 36 tomos del
Archivo Artigas (Archivo General de la Nación) se aportan datos referidos a intérpretes de la
lengua hablada por minuanes y guaraníes, así como a la necesidad de intérprete en una situación
de contacto entre hispanohablantes y miembros de la nación charrúa. Asimismo, analizamos los
términos intérprete y lenguaraz a partir de los documentos relevados en la investigación sobre
las situaciones de comunicación recientemente mencionadas y de un documento del Archivo
Pivel Devoto (Archivo General de la Nación). Se busca no solo contribuir al estudio de estos
términos —asociados a situaciones de comunicación multicultural y multilingüe—, sino también
mencionar las diferencias semánticas entre estos, registrar ejemplos de sus usos en documentos
de los siglos XVII a XIX y presentar brevemente su evolución.
1
Proyecto CSIC I+D “Lenguas indígenas y lenguas africanas en la conformación del español del Uruguay”, a cargo
de las docentes Virginia Bertolotti y Magdalena Coll. Instituto de Lingüística, FHCE, UR. Esta investigación se
propone también describir las características sociohistóricas del contacto entre el español y las lenguas indígenas a
partir de la época colonial, ampliar la documentación sobre la presencia y ámbitos de lenguas africanas en territorio
oriental en el siglo XIX y principios del XX y describir las características sociohistóricas del contacto entre el
español y las lenguas africanas en el siglo XIX en el Uruguay. No abordaremos esta temática en el presente trabajo.
2
Para ello nos proponemos presentar dos estudios que, aun persiguiendo objetivos distintos, sirvieron como
complemento uno de otro y por este motivo se unifican en el presente trabajo. Ambos fueron presentados como
ponencias, uno en las Primeras jornadas de pueblos originarios: nuevas miradas y debates en torno al pasado
indígena, organizado por el Instituto de Ciencias Antropológicas, FHCE, UR (octubre, 2011), y otro en el V
Seminario sobre lexicología y lexicografía del español y del portugués americanos, organizado por el Instituto de
Lingüística, FHCE, UR, y la Academia Nacional de Letras del Uruguay (octubre, 2011).
Fuentes y metodología
Como ya dijimos, se utilizó el Archivo Artigas, conformado por documentos escritos
entre 1717 y la segunda mitad del siglo XIX, reunidos en 37 tomos, 36 de ellos digitalizados. Es
un archivo de gran utilidad para la Lingüística Histórica ya que, si bien contiene documentos que
según la tipología utilizada por el proyecto “Historia del Español del Uruguay”3 son
mayoritariamente oficiales, los hay de diverso tipo y están comprendidos en un período de más
de cien años.
En el Archivo Artigas, en primer lugar, analizamos un documento con las instrucciones
dadas por el gobernador de Buenos Aires a los regidores encargados de restablecer la paz con los
caciques de los minuanes en 1730; en segundo lugar, un informe militar que evidencia la
comunicación con un grupo de charrúas en 1796; en tercer lugar, una causa judicial en la que los
acusados hablan guaraní, en 1804, y, por último, una nota escrita por Artigas en 1817 desde
Purificación mediante la que solicita un religioso lenguaraz. En el Archivo Pivel Devoto,
analizamos la “Copia del expediente sobre los indios infieles Charrúas y Minuanes”, en el que se
relata, a modo de diario de viaje, la expedición que realizó Juan Bentura Yfran en 1800.
También incorporamos los datos que presenta Bertolotti en “El español y las lenguas indígenas
en el Río de la Plata: análisis de una causa judicial de 1686” (inédito)4.
Los términos estudiados fueron buscados en las fuentes lexicográficas del Nuevo Tesoro
Lexicográfico de la Lengua Española (www.rae.es), lo que desarrollamos en el apartado 2 de
este trabajo.
Dado que utilizamos el mismo corpus para los dos estudios mencionados en la nota 2, a
los efectos de que esta presentación sea de fácil seguimiento los ejemplos que valen para ambos
estudios se citan en el análisis correspondiente al primero y en el segundo solo se menciona el
número del documento.
La metodología para el análisis sobre intérpretes de lenguas indígenas en los siglos XVIII
y XIX en territorio oriental consistió en la búsqueda primaria automática de términos que
3
Dicho proyecto nació en el Instituto de Lingüística de la FHCE, UR, en la década del 90, bajo la dirección de
Adolfo Elizaincín.
4
Ponencia presentada en el I Simposio Nacional de la Lengua Española y IV Coloquio de Historia del Español.
ANEP. Consejo de Formación en Educación. Departamento Nacional de Español (setiembre, 2011).
refieren a hablantes de más de una lengua tales como lenguaraz, intérprete, traductor y ladino
—los dos últimos no presentaron ninguna ocurrencia—. La búsqueda del primer término arrojó
una única ocurrencia mientras que la del segundo arrojó más de 500. No obstante, estas últimas
no responden en todos los casos a intérpretes de lenguas indígenas sino también a lenguas
europeas o al uso del término para referir a un intermediario pero no entre diferentes lenguas. Por
esta razón se descartaron aquellas ocurrencias relativas a intérpretes de lenguas europeas y
aquellas que refieren a otros usos del término. Del análisis de las ocurrencias y sus contextos
surgen tres situaciones de comunicación en las que se hacen presentes los intérpretes de lenguas
indígenas.
Análisis
1. Sobre intérpretes de lenguas indígenas en los siglos XVIII y XIX en territorio
oriental
La cantidad de ocurrencias encontradas para el término intérprete es un dato relevante
para confirmar que el uso del término en este tipo de documentos era entonces similar al uso
actual. La edición del Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) de 1734 define el
término en una de sus acepciones como “El que interpreta, explica u declara alguna cosa o
idioma”, mientras que la edición del DRAE actual (2001) lo define en una de sus acepciones
como “Persona que explica a otras, en lengua que entienden, lo dicho en otra lengua que les es
desconocida”.
A partir de las ocurrencias de los términos relevadas, se clasificaron cuatro situaciones de
contacto entre hispanohablantes y hablantes de lenguas indígenas.
Situación 1: contacto entre hispanohablantes y minuanes
Encontramos una situación de contacto entre hispanohablantes y minuanes en un
documento de 1730 en el que se establecen las instrucciones dadas por el gobernador de Buenos
Aires a los regidores encargados de restablecer la paz con los caciques minuanes. Para este
cometido, los regidores necesitan a los intérpretes, ya que no comparten con los indígenas de ese
grupo una lengua vehicular; los intérpretes se convierten también en negociadores con el fin de
“establecer la paz y buena correspondencia entre los Españoles y los caciques de los Indios
Minuanes” (Documento Nº8, Tomo I, AA).
Se trata de una situación extrema de conflicto generada a partir del asesinato de un
indígena de este grupo, aparentemente cometido por un portugués. Como retomaremos más
adelante, los documentos en torno a este asunto demuestran la preocupación explícita de los
españoles por el intercambio entre ambos grupos humanos, e inevitablemente, la preocupación
por la lengua vehicular.
De esta manera, las instrucciones dadas a los negociadores se basan en hacer explícitas
las dificultades que se sabía tendría la comunicación entre ambos grupos humanos y en los
aspectos fundamentales que se intentaría trasmitir a los indígenas. Consideremos el siguiente
fragmento5:
Con el mejor modo quehallaren los Dípútados los persua―
Diran que restituian al Rey los Cavallos quelequitaron /
el dia primero del año passado en lafuncíon quetubieron
con Escudero, y Romero, loque les persuadirán alos Ca―
zíques por medio delos intérpretes avísta delarecompensa
que deven tener por los regalos conq. seles agassaja.
Todo loque vá referido, y lo demas que la experiencia
puede dictar alos Diputados lepondran por escrito, y
enla forma enque los Indios acostumbran selo hara Jurar,
y les aseguráran que quanto antes pueda passare, áMon―
tevideo averlos.
Nota Todo lo referido se expone parala intelix.a delos Dípu―
tados con el conocimiento deque estas expresiones son
impracticables con los Indíos, pero deellas se podra ex
plicar loquefuere dable asu conocim.to delos Indíos.
Y acaudada la conferencia se restituíran aesta Ziud.d enla
misma embarcación que van, teniendo particular cuí―
dado enel modo que han de repartir loque levan para
agassajar los Indios.
(Documento N° 8. Tomo I, AA, página 68).
Hay varios aspectos interesantes a considerar en este fragmento. En primer lugar, como
ya mencionamos, se necesitan intérpretes que lleven adelante la negociación. En segundo, se
trata de una situación de contacto cultural en la que se hace explícito un conflicto cultural y este
forma parte de las instrucciones dadas a los intérpretes: “Estas expresiones son impracticables
5
En este y los documentos siguientes, la negrita es nuestra.
con los indios, pero de ellas se podrá explicar lo que fuere dable a su conocimiento de los
indios”; es decir, el hecho de que una persona “[…] explica a otras, en lengua que entienden, lo
dicho en otra lengua que les es desconocida” (DRAE, 2001 ) no asegura que se entienda lo que
se está diciendo. Los intérpretes son fundamentales en la negociación, son los encargados de
presentar los regalos y de hacer el acuerdo, pero son prevenidos acerca de que los indígenas no
comprenderán ciertas prácticas culturales de los españoles/criollos y de que estos tampoco
comprenderán las prácticas de los indígenas. Se hace hincapié en la importancia de seguir sus
protocolos: “En la forma enque los Indios acostumbran se lo hara Jurar”.
Los documentos N° 9 y N° 10 del mismo tomo del AA complementan la causa de los
minuanes incrementando la información brindada para esta primera situación. El Nº 9 refiere al
acta de sesión celebrada por el Cabildo de Montevideo en la que estaban presentes 19 minuanes
entre los que se encuentra el cacique Tacu:
[…] an venido aesta ciudad de orden del exo Dn Brruno maurisio desavala nuestro
governador, y de aquel cavildo de Buenos aires por Diputados para selebrar y
ajustar la pas entre los indios minuanes )[quienes]) (quienes) llegaron a esta dha
ciudad dies y nuevemimuanes y entre ellos un casique que dixo llamarse tacu y
aviendo ese mismo dia con asistencia del señor Cappta Dn frrancisco lemos como
persona diputada par.a dho efeto se tuvo la prrimera conferensia dando selos demas
pasos que este Ylustre caVildo no inora de que Resulto aver dhos yndios y casique
ofrecido yr por los demas casiques para con ellos ajustar la dha pas […]
(Documento Nº 9. Tomo I, AA, página 69.)
El Nº 10 trata del convenio de paz que juran tanto españoles como caciques minuanes.
Hacen el juramento de la siguiente manera:
[…] levantándose los dos Casiques y coxieron por la mano primero al Capitan
Comandante y le pusieron su mano derecha en el pecho isquierdo el dho capitan y luego
hisieron la misma seremonia con los diputados y los demas españoles que se hallaron
presentes […]
(Documento Nº 10. Tomo I, AA, página 70.)
Es interesante señalar que en el documento Nº 8 se registra la presencia del intérprete
para la negociación propiamente dicha con los indígenas y no así en los otros dos que completan
la causa, en los que se juran y se firman acuerdos. Del análisis de estos pasajes puede
desprenderse que si bien entre hispanohablantes y minuanes era necesaria la presencia de
intérpretes, estos estaban presentes en situaciones de mayor conveniencia para los españoles y ya
no cuando el asunto estaba presuntamente resuelto. También puede suponerse que como no
cumplen un rol relevante en determinado asunto, no se hace mención a ellos.
Situación 2: contacto entre hispanohablantes y guaraníes
En este caso se trata de una causa judicial de 1804 en la que participan cuatro presos,
todos ellos provenientes de las misiones6, pero de los cuales solo uno no habla español (Esteban
Aripuy), de manera que —respetando lo expuesto por las Leyes de Indias para sus
declaraciones— era obligatoria la presencia de intérprete de esa lengua para que la declaración
fuese válida.
En la causa judicial se establece, una vez que se los menciona, que dos de ellos son
indígenas: “Informe del Indio Esteban Aripuy” e “Informe del Indio Ambrosio Llary”.
[…] su havitacion dondese halla/ enfermo, el Preso Estevan Aripuy*, y no encontrandole/
instruido en el idioma Castellano, porser el suyo propio/ unicamente el Guarani, le
nombró elSeñor Comisionadopor/ Ynterprete al Blandengue JuanBaptista Sarate
quelo/ posée perfectamente […]
(Documento N° 40. Tomo II, AA, página 292).
Aunque es probable que los demás presos también hablaran esta lengua, nos centraremos
en el caso del preso Esteban Aripuy ya que es para quien se establece la necesidad de recurrir a
un intérprete. El documento hace mención al origen del preso, quien es “Natural del pueblo de
San Juan de los Guaranis”.
Como vemos en el ejemplo, Aripuy no habla español sino que maneja “únicamente el
guaraní”. Por último, el intérprete de guaraní es el blandengue Sarate, de quien se dice que
“posee perfectamente” esa lengua.
Si bien se hace explícita la presencia del intérprete porque uno de los acusados habla
exclusivamente guaraní, es posible que los otros presos tuvieran también el guaraní como lengua
materna o aprendida ya que provienen todos de las misiones, y en particular de Ambrosio Yari se
sostiene que es indígena guaraní, aunque no se utiliza el intérprete para su declaración. Esto
6
Las misiones fueron una empresa fundada en el siglo XVII por la Compañía de Jesús con el objetivo de
evangelizar a los pueblos nativos.
último es también un dato interesante: parece ser que la utilización de intérpretes se aplica solo
para los casos en que el acusado habla exclusivamente una lengua que no es el español, distinto a
lo que registra Bertolotti (2011) en el análisis de un caso de ciento cuarenta años antes.
Situación 3: contacto entre hispanohablantes y charrúas
Encontramos una situación de contacto en 1796 entre hispanohablantes y hablantes de la
lengua de la nación charrúa, en la que los interlocutores no comparten una lengua franca y por lo
tanto es necesario un intérprete. Sin embargo, en esta ocasión no se menciona al intérprete sino
que se sostiene:
[…]biendo que nose atrebieron a insultarnos [doscientos Indios Infieles de nacion
charrúa], mande por un Paysano que sabia el Idioma de estos Infieles saliesen los
Casiques que heran quatro con quienes queria hablar […]
(Documento Nº 4. Tomo IV, AA, página 485).
La situación es la de un paisano que sabía la lengua que hablaban los charrúas pero quien
no es considerado intérprete ni parece desempeñarse como tal, excepto para esa situación. De
este pasaje se desprenden ciertas observaciones: en primer lugar —algo relativamente obvio—
que los españoles no se entendían con los charrúas y para ello necesitaban de un intermediario y,
en segundo, que había algunos hablantes de español que se entendían con los charrúas en la
lengua de estos, fuere cual fuere, y que la reconocían como lengua de la nación charrúa, y no
con un nombre propio, como era el caso del guaraní.
Situación 4: uso del término lenguaraz
La edición del DRAE de 2001 define el término con la marca “desuso”, mientras que la
edición del DRAE de 1734 la registra de la siguiente manera: “Se aplica al que es inteligente y
habla algún idioma extraño con propiedad”.
En los documentos aquí relevados este término tiene una frecuencia de aparición menor a
la de intérprete, analizado anteriormente. Aparece en 1817 en un documento en el que José
Artigas solicita al padre comendador de la Merced que le facilite un religioso para que se
desempeñe como lenguaraz en la Villa de Purificación y en el Ejército:
Incluyo a VS la adjunta p.a. el R.do P.e Comend.or dela Merced
Ansiosos de q.e nos facilite un Relig.o. lenguaraz p.a Cura de esta
Villa, y el Exto. Si el no pudiese facilitarlo por escases es―
pero q.e. VS nos rimitirá otro qualq.q de probidad, y virtud
capaz de subministrar el pasto espiritual a estos infelices.
(Documento Nº 1179. Tomo XXXIV, AA, página 136).
Es muy posible que se trate del pedido de un religioso capaz de comunicarse con
indígenas ya que la solicitud de Artigas es al Cabildo de Corrientes desde Purificación, donde se
encuentra junto a varios indígenas. Vemos que en este caso lenguaraz refiere a quien sabe la
lengua de los indígenas, y a quien, al ser cura, puede predicar en la lengua materna de los
indígenas, pero sin la necesidad explícita de desempeñarse como intérprete.
2. Sobre las voces intérprete y lenguaraz en territorio oriental (siglos XVIII y XIX)
Término intérprete
Como mencionamos anteriormente, este término es el que más ocurrencias arrojó a partir
de la búsqueda automática (casi 500 ocurrencias, aunque no todas con la acepción de nuestro
interés).
La edición actual del DRAE, 2001, como se dijo anteriormente, define el término en una
de sus acepciones como “Persona que explica a otras, en lengua que entienden, lo dicho en otra
lengua que les es desconocida”, mientras que la edición del DRAE de 1734 lo define en una de
sus acepciones como “El que interpreta, explica u declara alguna cosa o idioma”. Esta acepción
se mantiene en las siguientes ediciones hasta la de 1803, en la que se suprime la alusión a la
lengua o idioma y se define el término en una acepción como “El que interpreta” y en su
acepción metafórica: “Cualquiera cosa que sirve para dar a conocer los afectos y movimientos
del alma”. En la edición de 1884 se introduce nuevamente la acepción relativa al idioma y a la
lengua y se define: “Persona que se ocupa en explicar a otras, en idioma que entiendan, lo dicho
en lengua que les sea desconocida”, tal como se mantiene en la actualidad.
Los documentos del Archivo Artigas evidencian el uso del término intérprete para
referirse a la necesidad de este en situaciones de contacto con hablantes de otras lenguas
europeas, principalmente inglés y portugués, en situaciones en las que no se especifica la lengua,
en situaciones en las que hace referencia a alguna lengua africana y en otras en las que se alude a
lenguas indígenas. Para este último caso encontramos situaciones en las que se interpreta la
lengua hablada por los minuanes, la lengua guaraní y la lengua de la nación charrúa.
El primer caso registra una situación de contacto entre hispanohablantes e indígenas
minuanes; se trata de los documentos presentados arriba que tratan de la causa para restablecer la
paz con los caciques de los indígenas minuanes (documentos Nº 8, N°9 y N°10. Tomo I, AA).
Recordemos que la presencia del término intérprete se registra en el documento N°8, la
negociación propiamente dicha con los indígenas y no así en los documentos N°9 y N°10, en los
que se juran y se firma acuerdos.
El segundo caso trata de la situación de contacto entre hispanohablantes y guaraníes: una
causa judicial en la que se juzga a cinco individuos provenientes de las misiones, de los cuales se
dice que dos son indígenas y para tomar la declaración de uno de ellos se requiere a un intérprete
(documento N° 40. Tomo II, AA). En este caso, como ya vimos, un blandengue se desempeña
como intérprete de guaraní, exclusivamente respecto a las declaraciones de Aripuy, aspecto que
observamos ya que se afirma que Yari es indígena guaraní pero no se utiliza al intérprete para su
declaración.
Finalmente, el tercer caso muestra el contacto entre hispanohablantes y hablantes de los
miembros de la nación charrúa: se trata del documento en el que se desempeña como intérprete
“un Paysano que sabia el Idioma de estos Infieles” (documento Nº 4. Tomo IV, AA). En este
caso no se utiliza el término intérprete pero reconocemos la situación en la que el paisano se
desempeña como tal.
Como mencionamos anteriormente, también tomamos datos y reflexiones hechas por
Bertolotti (2011) en el análisis de una causa judicial de 16867. El primer dato considerado por
Bertolotti sobre la presencia de intérprete en el documento mencionado es el siguiente:
[…] mandó comparecer ante sí una india inteligente en la lengua española, que dijo
llamarse Antonia y ser de nación serrana, sujeta a la parcialidad del cacique Bravo y
que ha más de ocho años asiste en la reducción de Santo Domingo Soriano, y sin
7
Este documento es un expediente de 105 folios, en algunos casos recto y verso, perteneciente al Archivo General
de Indias, Sección Gobierno, Subsección Charcas, Legajo Nº 283. La ubicación y la transcripción es de Rogelio
Brito y se accedió a él a través de Bracco y López (2006), quienes lo publican con una introducción, actualizando
“la ortografía y la gramática”.
embargo de ser inteligente en dicha lengua española fue examinada con dicho
intérprete […]
Bracco y López (2006: 81)
Bertolotti destaca la utilización de intérprete a pesar de afirmarse que la indígena es
“inteligente en la lengua española”. Se pregunta si se tratará de un español adquirido por la india
en edad adulta y por ende muy imperfecto, lo que haría necesaria la presencia del intérprete, o si
se le había puesto intérprete para que no se pudiera pedir la nulidad del juicio por no cumplir con
las Leyes de Indias. En este sentido observamos la diferencia que encontramos en la causa
judicial estudiada del AA (Documento N° 40. Tomo II, AA), en la cual se registra la presencia de
un indígena guaraní al que no se le otorga un intérprete en el momento de la toma de declaración,
como ya dijimos.
Una última consideración respecto al término intérprete para todos los casos presentados
aquí radica en la diversidad de construcciones en las que aparece registrado:
“Que debe acompañar á la expedicion vn Interprete inteligente, y de probidad”.
Documento N° 34 del 14 de noviembre de 1806, página 109
“Doy Igualm.te deso.on de quese busque un Interprete aun q.e no Blandengue llamado
Fran.co Maciel está en el Quartel g.l del Ten.te Cor.l D.n Juan Moreno con este encargo”.
Documento N° 35 del 14 de noviembre de 1806, página 110:
“sin embargo que el dicho preso es bien inteligente y ladino en la lengua castellana, para
más justificación y que se proceda conforme a derecho se nombrará intérprete
lenguaraz para que aceptándolo y jurado con su asistencia se le reciba su confesión al
dicho indio preso”.
Bracco y López (2006: 83)
Término lenguaraz
Como observamos al comienzo de este trabajo, la frecuencia de este término es menor
que la del analizado anteriormente.
Mientras que la edición del DRAE de 2001 registra la acepción relevante para nuestro
interés con la marca “desuso”: “Que domina dos o más lenguas”, en la edición del DRAE de
1734 se define: “Se aplica al que es inteligente y habla algún idioma extraño con propiedad”.
Entre 1817 y 1984 se mantiene la definición de la edición de 1803: “Hábil, inteligente, en
dos o más lenguas”, y en 1984 esta edición suprime el adjetivo “hábil”, definiendo: “Inteligente,
en dos o más lenguas”.
Con respecto a las definiciones brindadas, notamos que no se detienen en describir con
exactitud el nivel o grado de dominio, habilidad o inteligencia en varias lenguas. Tampoco hacen
referencia a la función social de quien se desempeña como intérprete en la situación de
comunicación. Esto lo consideramos relevante ante ciertos ejemplos como
la posible
construcción intérprete lenguaraz, en la que lenguaraz funciona como complemento del término
que le antecede, y no hemos registrado una construcción con el orden de estos términos
invertido. Una posible lectura para aquel caso es que intérprete refiera a la función de
comunicador y lenguaraz esté brindando cierta información respecto al grado dominio de la
lengua aprendida, y que es interpretada.
El término lenguaraz también es registrado en los documentos que analizamos como
complemento en otro tipo de construcción, como vemos en los siguientes ejemplos.
En primer lugar, “un Relig.o. lenguaraz p.a Cura de estaVilla” (Documento Nº 1179.
Tomo XXXIV, AA. pág. 136). Recordemos que se trata del documento en el que Artigas solicita
un cura para que se desempeñe como tal en Purificación para dirigirse a “estos infieles”, por lo
que entendemos se busca un religioso que hable la lengua materna de los indígenas.
En segundo lugar, registramos este término en el Archivo Pivel Devoto en un documento
de 1800 sobre la intención de los españoles de reducir a los indios charrúas y minuanes. El diario
relata la expedición que realizó Juan Bentura Yfran al otro lado de la banda del río Uruguay para
tratar de cruzar esta con las “Naciones Ynfieles Charrúas, y Minuanes”. El período que relata
Yfran abarca desde el 1º de marzo al 9 de junio de 1800, y este fragmento está fechado el 10 de
junio de 1800 desde San Miguel.
A las dose del dia […] se presento el Casique Masalana con 38 Ynfieles Armados a
quien, y a quienes recivi con aprecio mande se apeasen y tomasen asiento sentandose dho
Casiqe ami lado junto con los Ynbiados, le hise inmediatamente el regalo de un Poncho
un Sonbrero, y un Pañuelo con un poco de Yerva, en nombre del Exmo Señor Virrey, y le
en pese por medio de lenguaras y dhos Ynbiados aexplicarle la mente de su Exa afin de
que largase aquella vida feros en que vivía y seredujera a Poblacion pa recivir las aguas
del bautismo y entrar en el gremio dela Yglecia Catolica que el fin p.a q.e D.s lo havia
criado, pues por medio de estas, llegaria, agosar despues de esta vida dela gloria; acuyo
rasonam to estava unos delos Ynfieles parlando en su Ydioma disiendo que no hera
verdad quanto yo havia ablado
En este caso podemos interpretar que lenguaraz tiene también el significado de intérprete
en tanto es el intermediario mediante el cual Yfran sostiene que explica su mensaje (“por medio
de lenguaras”). Por otro lado, es interesante la referencia que se hace al final del fragmento a la
conversación entre los indígenas: “estava unos delos Ynfieles parlando en su Ydioma disiendo
que no hera verdad quanto yo havia ablado”. Por un lado, una posibilidad es analizar este
comentario como que Yfran comprende la lengua de los indígenas, aunque podemos suponer que
no puede hablarla. Por otro, resulta interesante la alusión a parlar asociado al “idioma de los
infieles” y a que estos estaban deslegitimando su discurso. En este sentido, encontramos que
parlar se registra en el DRAE de 1791 en su segunda acepción como “Las aves que imitan la
locución humana” y en tercera acepción como “Revelar y decir lo que se debía callar o no hay
necesidad de que se sepa”. Ambas acepciones parecen estar presentes en este ejemplo, aquel
“infiel” debería haber callado su comentario, y su idioma encuentra similitudes con “las aves que
imitan la locución humana”. En una interpretación aún menos lineal, podemos sostener que los
indígenas, infieles, son quienes imitan la locución humana.
Término ladino
Por último nos referiremos a la voz ladino, que es la que aparece con menor frecuencia en
nuestro corpus.
El término aparece registrado en el DRAE desde 1734, edición en la que se define en su
primera acepción como “El que con viveza o propiedad se explica en alguna lengua o idioma”.
Esta definición es modificada en la edición de 1803, siendo ésta: “El que sabe alguna lengua o
lenguas además de la suya materna”. Entre las ediciones de 1817 y 1869 se mantiene la
definición anterior pero se suprime el adjetivo “materna”. En la edición de 1869 aparece con la
marca “desuso” y su definición, en consecuencia, está en pretérito: “El que sabía alguna lengua o
lenguas además de la suya”. Entre las ediciones de 1884 y 1992 se retoma la definición anterior
pero nuevamente en presente. En la edición de 1992 se mantiene la definición anterior ahora sin
marca “desuso” pero definida en pretérito. En esta edición el término incorpora dos nuevas
acepciones, una establece una asociación a “mestizo”: “Esclavo ladino” y otra lo define como
“Mestizo que solo habla español”.
En la vigésimo segunda edición, el término es definido manteniendo tres de las
acepciones mencionadas: “Se decía de quien habla con facilidad alguna o algunas lenguas
además de la propia”; “Esclavo ladino” y “Mestizo que solo habla español”.
En el Archivo Artigas solo lo registramos en documentos en portugués; sin embargo,
Bertolotti lo registra en la causa ya referida:
“sin embargo que el dicho preso es bien inteligente y ladino en la lengua
castellana, para más justificación y que se proceda conforme a derecho se
nombrará intérprete lenguaraz para que aceptándolo y jurado con su asistencia
se le reciba su confesión al dicho indio preso”.
Bracco y López (2006:83)
También lo registra en el siguiente ejemplo:
“Los indios de nación charrúa […] como siempre han sido y son amigos de los
españoles, habiendo tenido noticia de parte de tarde, del daño que dichos serranos y
pampas habían causado, se determinaron venir, como vinieron, guiados por un indio
ladino doméstico llamado Miguel a dicha reducción”.
Bracco y López (2006:39-40)
En los ejemplos registrados por Bertolotti claramente se trata del término según la
definición de la primera edición del DRAE (1734), en la que se evidencia, al igual que con el
término lenguaraz, un grado de bilingüismo, aunque en este caso parece ser un poco menor
(recordemos que el término lenguaraz era definido en esa misma edición como quien era
inteligente y hablaba otra lengua con propiedad, y, en este caso, ladino se define como quien
tiene la competencia de explicarse en otra lengua).
Consideraciones finales
En este trabajo buscamos estudiar situaciones de comunicación en las cuales se hicieran
presentes intérpretes de distintas lenguas indígenas. Así, encontramos casos concretos de
intérprete de lengua hablada por minuanes, de lengua guaraní y de lengua hablada por la nación
charrúa. También se registró el término lenguaraz.
De esta manera podemos establecer que hay datos concretos referidos a la existencia de
tres variedades lingüísticas para las que se necesitan “mediadores”: la lengua hablada por
minuanes, en 1730; lengua de la nación charrúa, en 1796, y guaraní, en 1804.
Por un lado, en el AA el término intérprete está seguramente vinculado a situaciones
formales de comunicación y el único ejemplo registrado de lenguaraz parecería asociar este
término a un ámbito distinto de lo judicial. Por otro, podemos deducir en base a los documentos
aquí analizados que el término intérprete es utilizado en estos documentos con determinada
función social, además de que refiere al dominio de dos lenguas. Asimismo, los términos
lenguaraz y ladino también muestran cierto grado de bilingüismo, de dominio de una lengua
adquirida, aunque la información explícita al respecto no se extrae de las definiciones en las
obras lexicográficas consultadas.
Si bien a partir de estos documentos no podemos hacer generalizaciones respecto a qué
lenguas hablaban los distintos grupos étnicos, ni hacer categorizaciones claras acerca de qué
grado de bilingüismo tenían los intérpretes de estas lenguas indígenas, podemos establecer que
los documentos demuestran la preocupación explícita por las situaciones de contacto cultural
entre indígenas y españoles.
Referencias bibliográficas
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A
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consultada en: http://www.artigas.org.uy/.
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