Don Juan Manuel - ¡Ya estamos en tercero!

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 DON JUAN MANUEL_ Lo que le ocurrió a un hombre que por pobreza y falta de otro alimento comía altramu‐
ces. Localización Se trata de uno de los 51 relatos, que su autor llama ejemplos adelantándonos su intención didáctica, que componen el libro de El Conde Lucanor, de don Juan Manuel. Con este libro de relatos, don Juan Manuel consigue afianzar la prosa literaria en lengua romance en el siglo XIV. Análisis del contenido El título ya nos pone en antecedentes: nos va a narrar qué es lo que le pasó a un hombre, que care‐
ciendo de otra posibilidad, comía altramuces, tema sobre el que va a versar el relato de Patronio ante la duda que le plantea el conde. Este hombre, rico y poderoso en otro tiempo, quejoso ahora con su mala suerte y poca fortuna, en‐
contró consuelo al ver a otro en peores condiciones. Verlo le da fuerza para luchar y “con la ayuda de Dios” volver a ser rico. El tema: Si te esfuerzas, si no te desanimas, consigues lo que quieres. Ciertamente tanto el argumento como el tema, así planteados, podrían ser muy actuales. No es tan imposible en nuestros tiempos que algún poderoso llegue a verse en situación de penuria –aunque no parece fácil que la situación llegue a los extremos del ejemplo de Patronio‐, y no es menos cierto que sin esfuerzo nada se consigue. Chocante resultan, sin embargo, los versos incluidos como moraleja: el consuelo y el ánimo para salir de una situación penosa se encuentra en pensar que siempre hay alguien que está peor. Y, na‐
turalmente, como cabía esperar en un texto medieval, nada sería posible sin la ayuda de Dios. Estructura El ejemplo de don Juan Manuel presenta la estructura característica con que se organizan todos los relatos. Hay un marco que nos presenta a un gran señor que habla con su consejero que no tiene otra fun‐
ción que la de situarnos y dar apertura y cierra el relato. Le sigue la historia y por último los versos. Podríamos encontrar entonces: Un planteamiento inicial que incluye el dilema que el conde le presenta a Patronio, (en este caso la congoja del conde ante la posibilidad de perderlo todo), y la respuesta de este, aconsejando la conveniencia de saber qué ocurrió en un caso concreto, aquí: dos hombres que fueron muy ricos. Desde el inicio del relato a la línea 10, en la que el conde le pide que se lo cuente. El ejemplo propiamente dicho, relatado por Patronio. Hasta la línea 30. Interviene ahora con el consejo Patronio y puesto que don Juan Manuel halla consuelo en el ejemplo, lo aplica, le va bien, lo cree provechoso y lo manda “poner en este libro”. Desde la 30 a la 41. El pareado final que incluye recogiendo la enseñanza. Del 41 al final. Estudio de la forma Don Juan Manuel introduce en nuestra literatura un tradición, la del relato corto literario, arraigado en otras literaturas. Escribe “El Conde Lucanor” con una finalidad claramente didáctica, planteada ya en el prólogo de su obra: o fizo por entención que se aprovechasen de lo que él diria las gentes que no fuesen muy letrados nin muy sabidores. E por ende, fizo todos los sus libros en romançe e esto es señal çierto que los fizo para los legos de non muy gran saber como lo él esʺ. Lo hizo, pensando en que había de utilizar un lenguaje claro, preciso, que conectara con todos los públicos. Y ese es el estilo que preside su obra. Esa función didáctica recorre toda la obra, tanto en la elección de los ejemplos, como en la del pro‐
pio marco que escoge para cada relato (y de amplia tradición en la narrativa oriental): un consejero, y un discípulo. Y así, en cada ejemplo, la enseñanza se extrae del propio ejemplo que nos presenta Patronio como una argumentación irrefutable. Don Juan Manuel parece abandonar, incluso, su papel de narrador (por lo demás en tercera per‐
sona,) en gran parte del relato y deja a sus personajes, el conde Lucanor y Patronio, que lo hagan por él, mediante el diálogo que se establece entre ambos: Directo, generalmente, cuando hablan entre ellos: ‐Patronio, bien sé que Dios….. –línea 2‐ ‐Señor conde Lucanor –dijo Patronio‐, para que encontréis…., ‐línea 7‐ Indirecto cuando Patronio cuenta el ejemplo, ..Cuando aquello vio el que comía altramuces, preguntó al otro por qué se comía las pieles que tiraba.. –línea ‐23‐ El narrador aparece fugazmente en tres momentos: 1 Una breve frase introductoria que nos sitúa en el marco de un gran señor hablando con su consejero y que nos hace evidente la presencia de dos interlocutores. Tras ello se inicia el diálogo y el relato. El conde plantea el problema, en este caso absolutamente personal, y pide consuelo. La propuesta de Patronio, empieza, generalmente, con un vocativo: Señor conde Lucanor al que sigue el caso ejemplar del que se extraerá la enseñanza y que da título al relato. 2
Reaparece el narrador y el conde pregunta que cómo fue aquello (diálogo indirecto aquí) Y comienza la historia. 3 Finalizado el ejemplo, reaparece el narrador. Pero su afán didáctico lleva a don Juan Manuel a incluir como ajenas las enseñanzas y simplemente Y viendo Don Juan que el cuento era muy bueno, lo mandó poner en este libro e hizo los versos que dicen así…. Don Juan Manuel nos plantea desde una perspectiva distanciada, pretendidamente objetiva, su propio código personal (incluida su religiosidad), de una forma amena, de manera que consigue hacerlo universal. Logra reunir de una manera inteligente procedimientos de la tradición oriental y europea: el diálo‐
go, el ejemplo, el proverbio, la exposición o la argumentación. En definitiva, su intención didáctica abarca todos los aspectos de la condición humana y preside toda su obra. Relación del texto con el autor y su obra Estamos en el siglo XIV, don Juan Manuel es un noble, nieto de Fernando III y sobrino de Alfonso X. Un noble culto, aficionado a las letras, profundamente religioso. Lógico resulta, pues, que en los relatos que componen El Conde Lucanor exponga sus ideales. Es fácil identificar, en este caso, al autor con su personaje, también culto y noble castellano, el conde Luca‐
nor y que sea éste el vehículo utilizado para plantear los temas, los problemas (en el cuento que ana‐
lizamos, por ejemplo, la preocupación por mantener la riqueza y conservar sus posesiones), las ex‐
periencias personales, los valores y las enseñanzas de su creador, don Juan Manuel y de la nobleza a la que orgullosamente pertenece. 
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