EL TRAJE

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El
traje
Sajid Lonngi
L
as luces de las cámaras hacen eco en las pupilas de los
espectadores, la música estruendosa inunda sus sentidos
y el ritmo de colores de los vestidos en tonos frescos hace
que parezcan hipnotizados ante el paso de una joven de
apenas 17 años que se mueve rítmicamente mientras posa en la
pasarela de la semana de la moda en Río.
Una comentarista sonríe a la cámara mientras la hermosa figura de
la joven desaparece tras bambalinas. Está siendo vista por millones
de personas en todo el mundo, no solo por la importancia del
evento en el mundo de la moda sino por el asombroso regreso a las
pasarelas de Alexandra Falcao; la modelo que venció a la muerte
y al fuego.
—Y ahí está para todos ustedes, despampanante, brillante y
exuberante ¡Alexa Falcao! Que a tan sólo un año de su accidente
ha regresado para mostrar la colección del fabuloso Marco Luca.
La gente está sumida en el estupor del evento, desfilan lindas mujeres
con cuerpos perfectos, envidiables; saludables como se dice en esos
ambientes. Pues las modelos Anoréxicas de los años 90`s son cosa
ya pasada. Ahora los cuerpos se moldean con ejercicio y cirugías
con nano reconstituyentes. Los concursos de belleza y modelaje
están abarrotados de mujeres que con un poco de dinero han
moldeado su figura perfecta con el costo de consumir biocentrums,
una sustancia que alimenta a los robots en su cuerpo.
Tal es el caso de Penélope Nobrega una modelo de 25 años que
sometió su cuerpo a toda clase de abusos nanotecnológicos con tal
de mantenerse vigente en el gusto de los diseñadores y de las altas
casas de costura; y así lo había logrado. Por casi diez años había
sido la top model en los festivales más importantes, los contratos
para posar, desfilar e inclusive desnudarse en las revistas o en el cine
le había dejado una cuantiosa fortuna y una fama de avariciosa que
la perseguía hasta ese momento. No le había importado que los
modelamientos la dejaran estéril, o que le tuvieran que extirpar un
seno por una mala praxis. Había conseguido una prótesis natural
Universidad Veracruzana Intercultural
donada por una joven en miseria que prefirió
vender su busto antes de dejar morir a sus dos hijos
de hambre.
A Penélope no le importaba en lo más mínimo de
donde venían sus piezas de reemplazo, ella pagaba
y tras una leve cirugía cada desfile aparecía con un
busto nuevo, otros color de ojos o un nuevo trasero.
Todo iba excelente, de maravilla, las críticas le eran
insulsas mientras ganara dinero… hasta que Alexa
apareció.
El retorno de los cuerpos sin modificaciones
tecnológicas, que eran producto de la genética
humana sin modificación alguna retumbó en el
mundo de la moda. La muerte de 2 mil adolescentes
japonesas en Kioto hace tres años en una cirugía
masiva para parecerse a esas modelos cambiantes
fue la gota que derramó el vaso.
La joven modelo fue como un balde de agua fresca
al entorno, su cabello dorado, sus ojos verdes y su
sonrisa perfecta enmarcaban una silueta voluptuosa
pero bien definida, su ombligo parecía el centro
del mundo y sus piernas eran dos perfectas torres
que sostenían un breve pero firme trasero que era
la envidia y la codicia de hombres y mujeres por
igual. Alexa había salido de una tribu de la extinta
selva amazónica y se había ido a vivir a Río a una
antigua Fabela ahora llamada Castillos.
Fue descubierta en la playa de Ipanema, usaba
un vestido ligero y Karl Kofty el famoso fotógrafo
reconoció su belleza en cuanto la vio. Vendía
veladoras para alumbrar los pequeños campamentos
de los refugiados argentinos que huían del régimen
paramilitar instalado recientemente.
Octubre 2009
—Es Dios, en mi corazón…mi alma.
La gente no entendía cómo alguien que había
pasado privaciones y guerra en su vida pudiera
donar la mitad de sus ganancias a cientos de obras
de beneficencia. De hecho, ella vivía en un modesto
departamento cerca del antiguo parque Chico
Méndez. Pues decía que le recordaba sus orígenes
en la amazonia. Fue justo ahí donde sucedió el
siniestro que le diera un giro inesperado a su vida.
Penélope Nobréga se mordía los labios hasta
sangrarse para aguantarse las ganas de gritarle
a Alexa después de la presentación. Cuando se
enteró del regreso no podía creerlo, aún recordaba
la madrugada del sábado 21 de enero en la que el
departamento de Alexa parecía una pira encendida
para la quema de brujas en Salem, cómo las llamas
y el humo arrasaban todo a su paso, y cómo podían
ver a miles de metros de distancia.
Sus manos temblaban de excitación cuando forzó
la entrada del departamento de Alexa. Un pequeño
gato clonado le hizo una fiesta al llegar pues sus
visitas eran frecuentes. Ella lo acarició, se quitó sus
sandalias y caminó lentamente hacia la habitación
de la joven modelo. Recostada con tan sólo una
sábana, respiraba plácidamente y la luz de la luna
se colaba iluminando el escenario.
Penélope vació el contenido de un quitaesmalte en
la alfombra del cuarto y parte de la cama, luego
lentamente prendió fuego y encendió un incienso
de los que tenía la chica para aromatizar su casa.
El color rojo de la punta que se quemaba era un
avatar silencioso del infierno que estaba a punto
de soltarse. La mujer sonrió levemente y aspiró el
aroma del sándalo que se desprendía lentamente.
Su mente se llenaba de recuerdos del rechazo
recibido al aparecer esa joven. Tiró torpemente
la varita sobre las colchas de la cama, la acetona
hizo efecto como acelerante y en menos de tres
segundos la cama ardía con Alexandra dentro.
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Los científicos y doctores biotecnológicos no
dudaron en ningún momento en aprovechar este
evento y vendían la posibilidad de transformarse en
Alexandra Falcao. Los efectos fueron devastadores,
Cuando le preguntaban a Alexa sobre su secreto de
ser tan bella ella sólo respondía:
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Su portugués era fluido pero no sabía hablar en
inglés, sin embargo, él le tomó una foto y le pidió
sus datos. La imagen recorrió el mundo en cuestión
de días, las personas no podían creer que esa belleza
fuera natural y mucho menos que procediera de
un estrato social tan bajo. La agencia de modelos
Kia en Brazil la contactó rápidamente y en solo
un año ganó millones en contratos, pasarelas y
comerciales.
las morfologías de las mujeres que se sometieron al
tratamiento rechazaban a los nanobots; pretendrían
parecerse pero nunca igualarían su belleza. Inclusive
lo intentaron con las técnicas antiguas de cirugía
invasiva pero solo resultaban malas imitaciones
que por burdas eran rechazadas.
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Al sentir el fuego su cuerpo saltó inmediatamente
pero su mente no comprendía lo que pasaba, su
cuerpo desnudo era consumido por la sábana que
se pegaba a su piel y convertía la otrora suavidad
en llagas y pedazos que se desprendían. Penélope
miraba maravillada. Y aspiraba maliciosamente el
aroma a carne quemada.
Alexa se movía frenéticamente tirando y prendiendo
las cosas a su paso, quiso tirarse y rodar para
apagar las llamas, pero el combustible que había
sido vertido en la alfombra solo empeoró el fuego.
Fue cuando empezó a gritar, pero su voz ya no era
esa dulce voz que salía por los diferentes medios;
ahora era un intento ronco que pedía auxilio. Como
pudo giró sobre su eje y se dirigió hacia fuera, hacia
el baño donde estaba segura que la tina se había
quedado con el agua de su reciente baño y que
no había desaguado para utilizarla en la mañana
para el pozo de reciclaje como acostumbraba. Pero
sorpresivamente la puerta se cerró.
Se podían escuchar las uñas de la mujer en llamas
que rascaba la puerta en un intento desesperado.
Los investigadores determinaron más tarde que
posiblemente el aire caliente en la habitación
había provocado esto mientras removían las uñas
calcinadas de la modelo. El dolor era insoportable,
como miles de agujas que se clavan al mismo
tiempo, sus pulmones no recibían oxígeno y estaba
a punto de desmayarse cuando con el único ojo que
no se había quemado pudo ver la luz de la Luna.
Ella sólo relata que sus pensamientos eran los de
alejarse del fuego, seguir a la luna y morir.
calle abajo. Se subió y nerviosamente puso su mano
sobre el tablero, su voz cortada dio la dirección
de destino, la pequeña capsula voló hacia el cielo
para perderse con el humo y las estrellas entre la
confusión.
Pero ahí estaba Alexa otra vez regresando de
la tumba desde el año en que se autoexilió en la
clínica de recuperación para quemados. Todo el
mundo suponía que la habían sanado con piel
sintética. Sin embargo, se había sometido a una
prueba en el programa “En Vivo con Viviana” y
los resultados mostraban piel natural. Nadie podía
creerlo y cuando la cuestionaron la modelo sólo
sonreía y decía:
—Las plantas curativas nos pueden dar más de lo
que creemos… eso y la fe.
La verdad es que causó tal conmoción que nadie la
siguió inquiriendo en eso, lo importante era verla
de nuevo por las pasarelas mostrando las telas
recicladas con diseños bioadaptables.
Penélope se dirigió tras bambalinas y escuchaba los
aplausos y alaridos que vitoreaban la presentación
de la joven modelo que no pudo matar. Se mordía
nuevamente los labios hasta que la sangre se los
tornaba pintados. De todas formas nadie la volteaba
a ver. Se escabulló en el camerino de Alexandra y
se escondió en uno de los closets improvisados (no
pudo pasar por alto el tamaño del espacio casi el
triple del que le habían dado a ella).
El cuerpo de la modelo cayó de un segundo piso
sobre un transeúnte que a deshoras de la noche
violaba el toque de queda, el impacto amortiguó
su caída y el sorprendido hombre después de
recuperarse apagó las llamas del cuerpo quemado
con su abrigo.
Una cosa era segura la ahora reina de la popularidad
ya no permitía que nadie la acompañara a su
camerino como antes, permanecía en él un rato
y luego salía con un traje de polímeros que la
cubría de pies a cabeza. Ella decía que su piel
estaba todavía sensible al clima artificial con el que
estaban controladas todas las ciudades.
Todo pasó tan rápidamente que Penélope reaccionó
hasta que el humo la hizo toser, salió rápidamente
del apartamento cuando la alarma de incendios
sonaba para desalojar a las personas, los aspersores
funcionaron demasiado tarde. Las autoridades
se lo atribuyeron a la falta de mantenimiento del
edificio algo común en ese barrio. De reojo vio
cómo el hombre le apagaba las últimas llamas al
cuerpo calcinado y con asco y nerviosa emprendió
la huida hacia su Cap estacionada unos metros
Desde el interior del closet pudo ver por una rendija
a Alexa que se despedía amablemente de las
personas que la habían acompañado, en sus manos
llevaba un ramo de flores que colocó gentilmente
en una silla. Dejó caer el vestido descuidadamente
sobre el piso y su cuerpo desnudo se reflejó en el
espejo. Se veía más que perfecto, la firmeza de
su piel y las curvas de sus hombros y sus caderas
enmarcaban todo el resto de su cuerpo, parecía más
bello que antes del accidente. Sin imperfecciones,
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sin manchas ni lunares o cicatrices que atestiguaran
el siniestro.
Penélope apretó una navaja arpía que guardaba en
su bolso, esta vez se aseguraría que ni un suspiro
saliera de su pecho, así tuviera que cortarle la
cabeza lo haría. Justo cuando tomó la puerta
para abrirla y saltar sobre ella vio que empezaba
a hablar con alguien. Pensando que otra persona
hubiera entrado o que estuviera con ella se detuvo
a escuchar. La voz de Alexa sonaba dulce, inclusive
condescendiente.
—Si, sé que no te gustan las luces ni tanto ruido.
¿pero que se le va a hacer?, así nos ganamos la vida
y podemos ayudar a la gente.
—Tienes razón hay muchos oportunistas, pero
recuerda que somos las estrellas y todo lo que
pedimos nos los dan.
Cuando la modelo le dio la espalda para ir a la
ducha Penélope dio el primer paso, pero no siguió
avanzando ante la sorpresa de ver como de entre
su pelo y a lo largo de toda su espalda se veía algo
como una línea. Después se tornó más densa y
se empezó a abrir poco a poco como si fuera una
planta que florece, dejando ver debajo de ella una
piel con miles de cicatrices producto del fuego.
Se abalanzó frenéticamente a la espalda de Alexa
que no escuchaba ni veía pues sus tímpanos se
habían quemado y sus retinas derretido, caminaba
en la completa obscuridad y silencio hacia la ducha
cuando sintió un golpe frío en la base de la columna.
Primero sintió frío y después calor, sus piernas se
doblaron y calló pesadamente en el mosaico de
la entrada del baño. La sangre empezó a surgir y
mojó los pies de Penélope, que se subió al cuerpo
sin piel y empezó a acuchillarlo repetidamente en
el abdomen y el pecho. La respiración desaparecía
lentamente mientras la sangre que se iba a los
pulmones formaba burbujas carmesí.
Penélope se levantó jadeando del piso, el esfuerzo
y la adrenalina la hacían respirar con dificultad.
Sentía sus piernas pesadas y sus brazos parecían
no tener fuerza. Se alejó de su víctima y la
vio retorcerse del dolor hasta quedarse quieta
agonizando. Sonrió triunfalmente y le escupió, se
sintió libre y perfecta por primera vez en mucho
tiempo. Ese pensamiento se fue trasformando en
una idea. ¿ Y si pudiera alcanzar más perfección?.
¡Podría lograrlo con el traje! Podría tener un cuerpo
perfecto nuevamente, ser amada y contratada, ser
la única.
Sin pensarlo más tomó el traje y este se revolvía
como afectado, sintió un poco de miedo, pero la
posibilidad de la belleza absoluta era más poderosa.
Se desnudó rápidamente y empezó a ponerse el
traje. En el piso Alexa trataba de hablar pero su voz
era una ronca sinfonía, sólo se entendían algunas
palabras:
—No…Alma…
Penélope estaba emocionada y no hizo caso
alguno a la moribunda rival. Tomó el traje y se
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—¡Así que la hija de puta se hizo un traje!
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A través del espacio que dejaban las dos puertas
buscaba por todo el camerino y no veía a nadie,
sin embargo la joven modelo estaba prendiendo
uno de sus acostumbrados inciensos y se quitaba
el maquillaje. Seguía hablando con lo que parecía
un diálogo ameno. No había nadie más o al menos
eso parecía, hasta que la mujer dentro del closet
cerró los ojos y escuchó un leve ruido como de
campanitas que provenían desde donde estaba
la modelo. Por un momento pensó que estaba
hablando con alguien por Vía y el pánico se apoderó
de ella pues seguro la escucharían morir, pero
recordó que una de las cosas raras que traía Alexa
con su regreso es el uso mínimo de la tecnología
y que en una entrevista dijo que no usaría nunca
un Vía u otro medio para comunicarse que sólo lo
haría en persona. Así que puso más atención y notó
que el sonido interactuaba con la modelo y subía y
bajaba de tono como si fuera un lenguaje. Cuando
se repuso de la sorpresa cobró valor y apretó la
navaja en sus manos; esta vez se aseguraría.
El traje se abrió y Alexa se lo quitó suavemente,
su cuerpo se parecía al de un cadáver sin piel, se
podían ver los músculos y las articulaciones. El
cuero cabelludo tenía pequeños mechones de pelo
y no tenía cejas ni nariz. Ante la visión que se le
presentaba de su enemiga Penélope se congeló por
unos segundos, y vio como “el traje” empezaba
a devorar las flores de la silla donde había sido
puesto. Un sentimiento de asco la inundó, pero era
más poderoso su odio y masculló entre dientes:
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lo ajustó, sintió cómo se iba cerrando y cómo
sus sentidos se aumentaban, su vista y sus oídos
mejoraban, su busto se tornaba redondo y firme,
el abdomen plano y fuerte; sus glúteos redondos y
sedosos. Empezó a sonreír mientras observaba su
transformación frente al espejo. Sus pezones, sus
muslos, la espalda y sus labios: eran perfectos tan
sensuales y sin errores.
La voz de Alexa la sacó de su admiración y
pensó que debía deshacerse de las huellas que la
incriminaran y huir de ahí sin despertar sospechas.
Después de todo nadie podría reconocer el cuerpo
que estaba en el piso, tal vez hasta culparía a la
modelo de la muerte de una desconocida y su
reputación de joven y bella se iría a la basura
junto con su misteriosa desaparición. Sin embargo
empezó a escuchar más claramente por traer el
traje puesto.
sangre se tornaba espesa. El dolor era inimaginable,
sus ojos se salían de las orbitas y sus músculos se
contraían en espasmos violentos que la hicieron
caer. El cuerpo de Penélope se veía cada vez más
pequeño pues el traje estaba licuando sus órganos
y los integraba a él, alimentándose. El proceso
siguió por unos segundos hasta que sólo quedó una
bolsa de piel suave y cabello brillante. Se arrastraba
hacia el cuerpo casi inerte de Alexandra que
estaba apunto de caer en shock. El traje se integró
poco a poco en el cuerpo de la chica, se abría y
cerraba hasta vestirla mientras absorbía la sangre
derramada en el piso.
Para Alexandra Falcao todo parecía sólo un sueño,
se levantó del suelo frío y se frotó los ojos, movió su
cuerpo como si se hubiera despertado de un largo
sueño. Se acarició un brazo y dijo tiernamente.
—No toquen el traje, se alimenta de tu alma.
—Gracias por salvarme nuevamente, te estaré por
siempre agradecida.
La advertencia llegó demasiado tarde, cuando
volteó al espejo se dio cuenta que donde había
estado unos segundo atrás una piel perfecta ahora
se mostraban arrugas y manchas, cicatrices y
verrugas. Los senos se veían disparejos y caídos,
el vientre abultado y con pliegues que se extendían
por las caderas, los muslos y la espalda. Un grito
ronco salió de su garganta, empezó a notar cómo
el aire le faltaba, sus pulmones se colapsaban y la
Una voz como de campanas sonó en la habitación
mientras ella se vestía con el traje especial con
el que salía a la calle. Reconoció las ropas de su
antigua amiga, y por fin entendió por qué se había
alejado de ella cuando ocurrió el accidente y no
la había buscado a su regreso. Se sintió triste y
desilusionada, una lágrima recorrió su mejilla y
su piel tembló. Esta vez sólo escuchó la voz de
campanas en su mente.
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