Los Títulos y Nombres de Jesucristo

Los Títulos y Nombres de Jesús.
Jesús, Nuestro abogado
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Los Títulos y Nombres de Jesucristo
Los nombres en la Biblia son muy significativos, estos denotan características, cualidades y
naturaleza de la persona que lo posee. Así por ejemplo, Abram que significa padre enaltecido,
Dios se lo cambio por Abraham que significa Padre de muchedumbre.
Un título es un oficio, o labor de alguien. En cuanto a Cristo, la Palabra de Dios le declara con
muchos títulos y nombres que aluden obviamente a su naturaleza, por ejemplo: El pastor de las
ovejas, Abogado, el Hijo de Dios, etc.
Vamos a comenzar a estudiar a la luz de la Palabra “Los títulos de Jesús”, y que aprendamos
más acerca de su naturaleza y la obra que hace en cada uno de nosotros.
Jesucristo, el abogado o intercesor.
Un abogado es aquella persona que ejerce profesionalmente la defensa jurídica de una de las
partes en un juicio. La Palabra declara en 1 Juan 2:1 de que Jesucristo es nuestro abogado:
Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno
hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el Justo.
(1 Juan 2:1)
El Señor Jesús es el abogado de aquellos que pertenecen a Dios.
Este versículo bíblico de 1 Juan 2:1 nos exhorta a dos cosas:
a. A no pecar
b. Esta segunda, es que tengamos confianza porque tenemos a Cristo, que es nuestro
intercesor o abogado.
El lenguaje de este pasaje es un lenguaje legal, el contexto del pasaje es la Suprema corte de
justicia del cielo, nos encontramos ante el juez de universo. El creyente es acusado delante del
juez, Jesucristo es el abogado, y como el acusador, que no se dice en este versículo, está
Satanás.
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Este pasaje nos introduce a un elemento de la salvación que es importante que sepamos: La
salvación está íntimamente ligada a la justicia de Dios. Por lo general cuando pensamos en la
salvación, pensamos en el amor de Dios, en su misericordia y en su gracia; pero rara vez la
relacionan con la justicia de Dios.
Dios es un Dios de Justicia, y su justicia debe ser satisfecha también en el acto tan grande que
El hizo para salvarnos.
Como creyentes todos hemos tenido caídas, hemos pecado contra Dios, pero este pasaje, nos
da ánimo, porque hay uno que está a la derecha del padre intercediendo por nosotros,
haciendo esa labor, Jesucristo.
Hay un acusador, que aunque en este pasaje no se menciona, si lo podemos leer en
Apocalipsis 12:9-10:
Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás,
el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados
con él. Entonces oí una gran voz en el cielo que decía: Ahora ha venido la salvación, el
poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado
fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día
y noche. (Apocalipsis 12:9-10).
Este enemigo de nosotros se toma muy en serio su trabajo, y en el texto leemos que está
acusando a los hijos de Dios de día y de noche. La Palabra de Dios nos deja ver esta realidad
espiritual en el libro de Job.
(Job 1:6-11) Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales
vino también Satanás. 7) Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a
Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella.
8) Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has
considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto,
temeroso de Dios y apartado del mal? 9) Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job
a Dios de balde? 10) ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al
trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra.
11) Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu
misma presencia.
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Satanás continuamente se presenta a la corte de Dios para lanzar acusaciones contra los hijos
de Dios. Tratando de que el juez quien ya les ha justificado se arrepienta y dicte condena
contra los que hemos creído y aceptado la salvación que Dios nos ofrece; Satanás es un
acusador rabioso, despiadado y perseverante.
¿De qué somos Salvos?
Somos salvados de la ira de Dios. Necesitamos su misericordia, pero somos salvos de la paga
que su justicia demanda, esa justicia que nuestro sustituto y abogado Jesucristo satisfizo en la
cruz del calvario. Jesucristo mismo hablo de la ira de Dios (Mateo 10:28, Lucas 12:5).
Mucha gente incluso cristianos, ven a Dios solo como el Dios de amor y misericordia, y lo es!
Pero también es un Dios que se aíra, dice la Biblia que Dios está airado todos los días con el
impío (Salmo 7:11), También la Palabra nos dice que horrenda cosa es caer en manos del Dios
vivo (Hebreos 10:30-31). El ser humano que no cree, que no se arrepiente, va a experimentar
ese día de la ira del Señor.
Pero a los hijos de Dios, no nos toca ese día de la ira de Dios, ninguno de sus hijos va a
experimentar ese juicio eterno de Dios. Y ya como cristianos tenemos un abogado defensor, y
las credenciales de ese abogado defensor son:

Nunca ha perdido un caso ni una batalla (Apocalipsis 1:8)

Conoce nuestras debilidades y se compadece de nosotros (Hebreos 4:15)

Conoce al juez y el Juez es su Padre. Y ese Juez también es nuestro Padre.
¿De que nos defiende El Señor Jesús? ¿Por qué necesitamos un abogado?
Muchos dicen que Cristo nos defiende del Padre, pero eso no es así, porque El Padre Dios fue
que por amor envió a su Hijo a morir por nosotros. (Gálatas 4:4-5).
La realidad es que tenemos un acusador que continuamente nos acusa delante de Dios, pero
nuestro abogado también continuamente aboga por nosotros. (Hebreos 7:25).
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Dios nuestro Juez, sabe que somos pecadores; Nuestro abogado, Jesús, sabe que somos
pecadores; nuestro acusador, Satanás, sabe que somos pecadores y nosotros mismos
sabemos que somos pecadores. Todo el mundo está de acuerdo en ese punto.
Pero el veredicto en este caso, nos lo dice el texto de 1 Juan 1:9.
(1Jn 1:9) Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar
nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
Este veredicto es legal, ya que nuestro abogado, ya pagó por nuestra culpa.
(1Jn 2:1) Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si
alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el
justo. 2) Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por
los nuestros, sino también por los de todo el mundo.
No solo es nuestro abogado sino que también Cristo es la satisfacción de la justicia de Dios. (2
Corintios 5:21, 1 Pedro 2:24, Isaías 53:5-6).
La justicia de Dios es satisfecha por la muerte sustitutoria de su Hijo, por medio de la cual,
todos nuestros pecados fueron pagados.
Ahora Dios puede manifestar su misericordia y perdonar al pecado arrepentido. Pero antes de
poder hacer eso, algo más tenía que suceder: La muerte de Cristo.
Nos dice la Palabra de Dios que sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecados
(Hebreos 9:22).
Dios es Justo y demanda justicia, y ya que la paga de pecado es muerte, su justicia se
satisfacía solo con la muerte del pecador; por eso el mismo se hizo carne y murió en la cruz
por ti y por mí. (Colosenses 2:13-15, Romanos 3:21-22).
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Cuando el acusador viene y trae sus acusaciones al trono de Dios en contra de un cristiano, El
Señor Jesús intercede por nosotros y es como si dijera: “Es cierto, es pecador, es culpable,
pero yo ya he pagado por ese pecado, muriendo por él, yo soy su sustituto”; entonces Dios que
es un Juez justo, ahora sí puede perdonarnos porque su justicia fue satisfecha en Cristo.
Dios no pasa por alto el pecado, a sus hijos nos disciplina y castiga, pero si ya le hemos
reconocido, a Cristo, como Señor y Salvador, no nos va a condenar con los que no son hijos,
porque ya Cristo tomó nuestro lugar en la cruz. (Romanos 8:1).
¿Puede alguien acusar con éxito a los hijos de Dios, en la corte de Dios?
(Rm 8:33) ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
¿Nos va a condenar Cristo que es nuestro abogado y la justicia de Dios?
(Rm 8:34) ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el
que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que
también intercede por nosotros.
¿Existe alguna posibilidad remota que el Dios del universo cambie de opinión, o Cristo
deje de interceder por nosotros, o que algo suceda que nos separe de Él?
(Romanos 8:35-39) ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o
angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? 36) Como está
escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como
ovejas de matadero. 37) Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por
medio de aquel que nos amó. 38) Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la
vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39) ni lo
alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios,
que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
“Si tú perteneces al Señor Jesús, Él es tu intercesor y abogado, y ejerce esa función por ti y por
mí y por cada uno de sus hijos siempre.”
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