TEMA 2. LA MORFOLOGÍA. ESTRUCTURA DE LAS PALABRAS. CLASES DE PALABRAS. La morfología se puede definir, en general, como el estudio de las formas. Este término se puede aplicar al estudio de las formas en muy numerosos campos. Dentro de la gramática en particular, la morfología es la disciplina lingüística que estudia las unidades significativas mínimas de la lengua, es decir, básicamente, la estructura de la palabra (los monemas) y sus diferentes clases. I. PRIMERA PARTE: la estructura de la palabra Unidades significativas mínimas Para entender el concepto de unidad significativa mínima debemos partir del concepto de signo lingüístico con el que hemos trabajado repetidamente. Recordemos que consideramos signo cualquier realidad cuya función es significar algo. La característica fundamental de cualquier realidad que denominemos signo, será por tanto la de estar constituida por dos planos inseparables, que, en el caso del signo lingüístico, reciben el nombre de significante (la parte material y percibida, imagen acústica de la cadena sonora del habla) y de significado (la parte conceptual). Recordemos que, tras un proceso de desglose de las unidades significativas de la lengua (los signos), nos encontrábamos con muy distintas clases de unidades significativas perfectamente estructuradas que van desde las más complejas (los textos completos) hasta las más simples que se daban libremente (las palabras). El proceso de desglose seguía, más o menos, los siguientes pasos: a) b) c) d) e) textos. parágrafos o párrafos. oraciones. sintagmas o frases. palabras. Por debajo de la palabra, definida como la unidad lingüística significativa mínima que se da separadamente en el discurso, existen todavía signos menores, es decir, unidades dotadas de dos planos. Son los monemas, auténticas unidades centrales de la morfología. El monema 1 se define tradicionalmente como la unidad mínima del análisis gramatical dotada de significado. A diferencia de la palabra, el monema puede no darse separadamente, coincidiendo, por tanto, en ocasiones con ella (es el caso de los monemas llamados libres 2). Clasificación de los monemas Se puede establecer la siguiente clasificación: a) 1 monemas léxicos, llamados lexemas: son los que aportan el contenido léxico de la palabra (entendida como unidad de diccionario). En el ejemplo de intratable la unidad /-trat-/ es la que acota la parcela de realidad a la que nos referimos (en este caso, la del trato), totalmente distinta a la que encontraríamos si el segmento fuese /-cur-/ (en ese caso, la de las curaciones). La terminología es la propia de André Martinet en sus Principios de lingüística general, Madrid, Gredos, 1971. Para una visión general de todo este tema es imprescindible el estudio de Ignacio Bosque, “La morfología” en José Yllera et alii, Introducción a lingüística, Madrid, Alhambra, 1988, pp. 115-153. 2 Sólo en este sentido es posible afirmar que la palabra es un tipo especial de monema. b) monemas gramaticales, llamados morfemas: son los que aportan los contenidos gramaticales. Los hay de dos tipos fundamentales: a. flexivos: aportan una información exclusivamente gramatical (género, número, grado, tiempo, aspecto, modo y voz). Su número es muy reducido en castellano y su posición en la palabra está muy limitada, pues casi siempre van después de cualquier otra clase de monema. b. derivativos: aportan una información algo más compleja que la de los morfemas flexivos, pero su característica definitoria más evidente es que permiten crear palabras diferentes de aquellas a las que se adjuntan. Esto no sucede con los morfemas flexivos. Por ejemplo, dependiendo de un morfema flexivo de plural /-s/ podemos obtener dos unidades lingüísticas: intratable e intratables. Sin embargo, nadie dirá que se trate de dos palabras diferentes sino más bien de distintas formas de la misma palabra. Al consultar el diccionario, de hecho, siempre hallaremos una sola forma que presupone a las dos. Lo mismo sucede con las distintas formas de los verbos o con los grados del adjetivos, puesto que todas ellas dependen sólo de la variación de los morfemas flexivos. En cambio, sí tenemos palabras diferentes en el caso de intratable y tratable, de donde podemos inferir que la secuencia /in-/ es un morfema derivativo. Según la posición de los morfemas derivativos, estos pueden ser: prefijos: van antes del lexema. sufijos: van después del lexema. interfijos: van entre los sufijos y el lexema. Clasificación de las palabras según su estructura Dependiendo de su estructura y origen, las palabras pueden clasificarse en cuatro grupos, cada uno de los cuales refleja un medio de creación de palabras que posee el idioma español. Son los siguientes: palabras simples: están formadas por un monema léxico y sus correspondientes morfemas flexivos de género, número, tiempo, etc. Es un núcleo de palabras prácticamente invariable en la lengua, dado que casi todas ellas forman el conjunto primitivo de palabras sobre el cual se han formado todas las demás. Por esta causa, se las denomina también palabras primitivas. b) palabras derivadas: están formadas por un monema léxico y, al menos, un morfema derivativo con sus correspondientes morfemas flexivos de género, número, tiempo, etc. Se denominan derivadas porque, como su nombre indica, derivan de otras de estructura más sencilla (que reciben el nombre de tema de derivación). Son las de mayor número en el vocabulario castellano, aproximadamente un 60%. c) palabras compuestas: están formadas de la unión de varios lexemas (dos o más) con sus correspondientes morfemas flexivos. Son bastante raras en castellano, que apenas cuenta con un 10% de palabras compuestas, aunque es relativamente frecuente encontrar neologismos de origen grecolatino que se pueden considerar formados de dos raíces léxicas (aunque no castellanas). d) palabras parasintéticas: hay bastantes discusiones sobre el sentido de la parasíntesis. La mayoría de las gramáticas se debaten entre dos explicaciones. Aquí propondremos una de las más habituales. Son parasintéticas las palabras que están formadas al mismo tiempo por composición y por derivación, independientemente de que ambos procesos sean o no simultáneos. Están formadas, por tanto, por, al menos dos lexemas, al menos un morfema derivativo y sus correspondientes morfemas flexivos3. a) 3 Dada su importancia en no pocos libros, debe tenerse en cuenta también otra explicación del fenómeno de la parasíntesis. En concreto, las palabras parasintéticas son aquellas que pueden definirse por haberse producido por e) f) siglas: son palabras formadas a partir de las iniciales de otras expresiones. Las siglas deben escribirse con mayúsculas y es usual separar cada letra con un punto, aunque la tendencia actual es omitirlo. Las siglas pueden leerse como letras independientes (UGT, OCDE, TVE), como palabras unitarias (CIU, AISO) o como una combinación de ambas (PSOE). acrónimos: es frecuente considerar los acrónimos como un tipo de siglas, en concreto, como aquella palabra integrada por siglas que se pueden leer unitariamente. Esta definición, no obstante, es algo inexacta. En realidad, la acronimia es el procedimiento de formación de palabras a partir de fragmentos no sígnicos de otras. Por ejemplo, PLATEGA (PLAtaforma TECnolóxica GAlega), osga (Orquesta Sinfónica de GAlicia), RENFE (REd Nacional de Ferrocarriles Españoles), teleñeco (televisión, muñeco), monicaco (mono, macaco). Alomorfo y morfo ø Al establecer relaciones entre los monemas y al estudiar detenidamente su estructura y comportamiento, iremos paulatinamente siendo conscientes de la necesidad de algunas precisiones. Es relativamente frecuente encontrarnos con que un mismo significado de signo está representado en la lengua por diferentes significantes. El análisis detallado de estos significantes, nos lleva a comprobar que, en realidad, no nos encontramos ante diferentes signos que comparten una misma parcela de contenido (lo que sería un caso de sinonimia entre monemas), sino en realidad de meras variantes de realización que afectan al significante según aparezca en posición tónica o átona, ante una vocal o una consonante, o según adopte su raíz de origen culto o su evolución patrimonial. En estos casos, entendemos que un mismo monema puede presentar variantes de realización ligeramente distintas (distintos significantes), a cada una de las cuales damos el nombre de alomorfos. Por ejemplo: el monema léxico {fuert} admite la realización {fort} cuando va en posición átona, así frente a fuerte o fuertemente, hallamos también fortaleza, fortín, fortalecer, etc. Podemos afirmar, por tanto, que el monema (signo) {fuert} presenta dos alomorfos (significantes de signo): uno con la misma forma {fuert} y otro con la forma {fort}. Otro caso es el del prefijo {in-} de sentido negativo, que en castellano puede adoptar tres formas diferentes según el sonido que lo suceda: {in-} {im-} {i-} → increíble, im-posible, i-rresoluble. Diremos por tanto que el monema derivativo prefijo de la negación {in-} presenta tres alomorfos o variantes de realización que son {in-} {im-} e {i-}. Junto a este fenómeno encontramos también el llamado morfo ø. Se da en el caso de monemas que no presentan realización fónica, es decir, que no tienen significante, pero cuyo significado es evidente. En estos casos, se entiende que el monema presenta un significante vacío de contenido fónico que recibe el nombre de morfo ø. Por ejemplo, en el caso de la palabra gato podemos decir que su segmentación es comos sigue: gat- : Mon. lexema ligado -o: Mon. morfema flexivo de género masculino ø : Mon. morfema flexivo de nº singular (sin significante fónico o con morfo ø). Amalgama y sincretismo En general, los monemas son signos unívocos. Es decir, que para cada monema en cada expresión concreta, existe un solo significante al que corresponde un solo significado. Existen, sin embargo, dentro de los morfemas gramaticales, algunos casos en que esta correspondencia derivación prefijal y sufijal simultáneas, de modo que no se pueda establecer relación de precedencia alguna entre prefijación o sufijación (aterrizar). No debe confundirse este fenómeno, sin embargo, con el de los llamados morfemas discontinuos (en—ecer), en los que, de hecho, lo que tenemos es un solo morfema indivisible (siempre que aparecer -ecer aparece en-) frente al caso anterior en que ambos morfemas pueden aparecer por separado en otros entornos (formalizar). sufre alteraciones. Se trata de los fenómenos denominados con los términos amalgama y sincretismo. En concreto, la amalgama se produce cuando el significante de un monema se contrae con el significante de otro de tal manera que compartan alguno de sus componentes fónicos sin que se pueda afirmar a ciencia cierta a quién pertenecen. Es lo que sucede en expresiones como “contrataque” formada por los monemas {contra-}+{-ataque}, cuyas aes final e inicial son compartidas por ambos en amalgama. La amalgama es más frecuente en las palabras formadas por composición (paraguas, benemérito, magnánimo, etc.). El sincretismo, en cambio, es un fenómeno que afecta al plano del significado y se puede definir como un caso de monema polisémico. Se da en el caso de monemas que poseen diversos significados simultáneos, de tal manera que resulta imposible determinar cuál es el significante propio de cada uno de ellos. En estos casos se dice que dichos significados son compartidos por un mismo signo mediante sincretismo. En castellano, este fenómeno se produce únicamente en los morfemas flexivos modotemporales y número personales de los verbos. Por ejemplo, en el verbo tem-e-re-mos, el morfema {-re-} indica al mismo tiempo modo indicativo, tiempo futuro y aspecto imperfecto. Se produce, por lo tanto, un fenómeno sincretismo. Raíces prefijales de origen griego a-,anacroanaanfiantropoapoarchiautobibliobiobraquicacocromocronodemodiadidactdinamdodecaem-, enendoentomoepieuexogalactgastrogeogerontoheliohemihemoheterohipo- sin altura contra alrededor/ambos hombre fuera de preeminencia a sí mismo libro vida pequeño malo color tiempo pueblo separación enseñanza fuerza doce dentro interno insecto encima bien, bueno fuera leche estómago tierra viejo sol mitad sangre distinto bajo ateo: sin Dios acrofobia: odio a las alturas anacronismo: contra la verdad cronológica anfibio: que vive en dos medios antropología: estudio del hombre apogeo: punto más lejano a la tierra archipiélago: que sobresale del mar autómata: que se mueve por sí mismo biblioteca: donde se guardan los libros biología: estudio de la vida braquilogía: expresión reducida (abreviatura) cacofónico: de mal sonido cromaturia: orina con color anormal cronómetro: aparato para medir el tiempo democracia: gobierno del pueblo diástole: movimiento de separación del corazón didáctico: que se estudia con facilidad dinamómetro: aparato para medir fuerzas dodecasílabos: de doce sílabos encéfalo: dentro de la cabeza endogastritis: inflamación del interior del estómago entomólogo: el que estudia insectos epidermis: capa superior de la piel eufónico: que suena bien exótico: que viene de fuera galactómetro: aparato para medir el espesor de la leche gastritis: inflamación del estómago geología: estudio de la tierra gerontocracia: gobierno de los ancianos heliocéntrico: con centro en el sol hemiciclo: mitad de un círculo hemorragia: pérdida de sangre heterogéneo: de distinto tipo hipotálamo: parte del cerebro que está bajo el tálamo histohomoiso macromega, megalo mesometamicropan-, pantoperipolisin- tejido igual igual grando grande medio cambio, más allá pequeño todo alrededor varios con histología: ciencia que estudia los tejidos orgánicos homófono: de igual sonido isomorfo: que tiene la misma forma macrocefalia: tener la cabeza grande megalomanía: manía de grandezas mesocarpio: zona media del fruto metafísica: más allá de la física microscopio: aparato para ver seres de pequeño tamaño pantomima: obra de teatro en la que todo es mimo perímetro: contorno de una figura polisílabo: de varias sílabas síntoma: lo que viene con una enfermedad Raíces sufijales de origen griego -algia -arquía -atra -céfalo -cracia -dromo -filia -fobia -fonía -gamia -geno -lito -mancia -manía -oide -patía -podo -poli -ptero -scopio -teca -tecnia -terapia -tipia -tomía dolor gobierno que cuida o se preocupa de cabeza gobierno carrera amor odio sonido matrimonio creación, generación piedra adivinación pasión por con forma de enfermedad pie muchos ala mirar lugar en que se almacena técnica tratamiento impresión corte lumbalgia: dolor de espalda monarquía: gobierno de una sola persona idólatra: el que adora ídolos encéfalo: en el interior de la cabeza democracia: gobierno del pueblo hipódromo: donde se celebran carreras de caballos cinefilia: amor al cine hidrofobia: odio al agua homofonía: relación entre palabras de igual sonido monogamia: matrimonio con una sola persona patógeno: que crea o genera enfermedades monolito: una piedra de gran tamaño quiromancia: adivinación por la mano bibliomanía: pasión por los libros esferoide: con forma de esfera ludopatía: enfermedad de dependencia por el juego pseudópodo: falso pie polisílaba: de muchas sílabas áptero: que no tiene alas microscopio: aparato para mirar seres muy pequeños discoteca: donde se almacenan discos luminotecnia: técnica del uso de la luz eléctrica hidroterapia: tratamiento por agua fototipia: tipo de impresión por medio de luz traqueotomía: corte en la tráquea para poder respirar II. PARTE SEGUNDA: las clases de palabras La morfología estudia también los diferentes tipos de palabra ante los que podemos encontrarnos. El concepto de clase de palabra ha recibido otras denominaciones a lo largo del tiempo. No es raro que las gramáticas se refieran a esta misma noción con expresiones del tipo: categorías gramaticales o partes de la oración, todas ellas se refieren a una misma realidad. Como el tema de las clases de palabras forma parte de los planes de estudio desde la educación primaria, no dedicaremos aquí más espacio del estrictamente necesario para recordar las principales características de cada una de las clases de palabras existentes. En primer lugar, conviene establecer una primera distinción como punto de partida. Atendamos a la significación de estas dos secuencias lingüísticas del tipo palabra: apartamento y que. ¿Significan las dos de la misma manera? O, dicho de otro modo, es igual el tipo de significado que podemos asignar a la primera que el significado que podemos aplicar a la segunda. Indudablemente no. La primera unidad lingüística tiene un significado muy bien delimitado que hace referencia a una realidad del mundo (el objeto real que designamos con ese nombre). La segunda, en cambio, no hace referencia a ninguna realidad del mundo; su significado nace de la propia lengua, decimos que es gramatical. La primera distinción que conviene hacer, por lo tanto, es la que nos permite oponer unidades gramaticales a unidades léxicas. Las palabras léxicas, que hacen referencia a hechos del mundo, son: el sustantivo, el adjetivo, el verbo y el adverbio; las gramaticales, que sirven para relacionar, sustituir o presentar a las anteriores son: el artículo, los determinativos, los pronombres, las preposiciones y las conjunciones. PALABRAS LÉXICAS Sustantivo Adjetivo Verbo Adverbio PALABRAS GRAMATICALES Artículo Determinativos Pronombres Preposiciones Conjunciones Interjecciones Las palabras léxicas A. EL SUSTANTIVO. Es la clase de palabra que designa objetos, seres o nociones. Tiene dos rasgos gramaticales fundamentales, que son: el género y el número. A pesar de que muchos libros establecen numerosos tipos de género para el sustantivo, desde el punto de vista gramatical, el sustantivo sólo puede tener dos géneros: el masculino o el femenino4. Son femeninos los sustantivos que se combinan con un modificador en forma femenina (aunque vayan con la forma masculina del artículo): el alma desesperada, la niña buena... Son masculinos los sustantivos que se combinan con el artículo el y un adjetivo en forma masculina. En cuanto al número, puede ser singular o plural. 4 Es importante no confundir el género (una categoría de la gramática) con las diferencias de sexo de la realidad. No existe ninguna relación entre ambas. En gramática, un sustantivo es femenino cuando se puede combinar con el artículo femenino la y con un adjetivo en forma femenina; y masculino cuando lo hace con el artículo el o con un adjetivo con forma masculina. Así, muchas realidades sexuadas en el mundo presentan en la gramática un género “que no les corresponde”. Existen diferentes clasificaciones del sustantivo. Las más comunes son las que lo clasifican según su significación. Un ejemplo de clasificación de ese tipo lo podemos ver en el siguiente cuadro: Propios: designan individuos concretos, seres, espacios 5. Sustantivos abstractos: no perceptibles por los sentidos comunes: contables individuales (designan clases de cosas) concretos: no contables (perceptibles por contables los sentidos) colectivos no contables B. EL ADJETIVO. Es la clase de palabra que designa cualidades de los sustantivos. Se caracteriza porque va siempre acompañando al nombre como modificador. En este sentido, son adjetivos tanto los artículos y determinativos como los llamados adjetivos calificativos. Como los dos primeros tienen carácter gramatical y no léxico, serán estudiados más adelante. Aquí nos referiremos sólo a los adjetivos con significación léxica, los calificativos. Desde el punto de vista formal, se caracterizan porque poseen género, número y grado. En cuanto al género y el número, el adjetivo siempre adopta los del sustantivo al que acompaña, con lo que se puede decir que estos dos rasgos no son verdaderamente propios de los adjetivos. El grado, en cambio, constituye un rasgo flexivo típico de la adjetivación. El grado es un fenómeno que depende de la capacidad de las cualidades de ser cuantificadas. Por ejemplo, una persona puede poseer las cualidades de ser alta o baja, pero, al referirnos a estas cualidades, siempre podemos precisarlas mediante elementos que las cuantifiquen: más alta, terriblemente alta, poco alta, menos alta, tan alta, absolutamente alta, altísima... Esta capacidad de cuantificar la cantidad mediante recursos lingüísticos es lo que llamamos el grado del adjetivo. Existen tres formas de graduar el adjetivo: a) grado positivo: el que tiene el adjetivo sin más → Pedro es alto. b) grado comparativo: el que se produce cuando establecemos una comparación entre la cantidad de cualidad que aplicamos a un ser y la cantidad que le aplicamos a otro. Puede ser: i. de superioridad: más ---- que. ii.de igualdad: tan/tanto ---- como, igual ---- que. iii. de inferioridad: menos ---- que. c) grado superlativo: el que se produce cuando aplicamos una cualidad en la cantidad máxima que podemos imaginar. Puede realizarse: i. mediante los morfemas flexivos /-ísimo/, /-érrimo/: limpísimo, pulquérrimo. 5 La distinción entre nombres propios y comunes tiene que ver con la oposición individuo/clase. Se entiende que el nombre común designa conjuntos o clases de objetos por sus rasgos (una casa es todo aquel objeto que, por sus características, se ajusta a lo que consideramos una casa); mientras que el nombre propio no designa clases por sus características sino que identifica individuos concretos sin aportar ningún matiz de significado (son meros identificadores, Madrid es el nombre que identifica a una ciudad, pero no porque tenga las características propias de un “Madrid”, lo mismo para un hombre que se llame Juan o Pedro, no porque comparta unas características comunes con los Juanes o los Pedros, sino como una mera forma lingüística de identificarlo concretamente). ii.mediante distintos adverbios cuantificadores o intensificadores: el más ----, el menos ----, muy ----, absolutamente ----, increíblemente ----, etc. Rasgo especial del adjetivo es que, cuando se omite el sustantivo al que acompaña, puede pasar a funcionar como núcleo de un sintagma nominal. Es el fenómeno llamado sustantivación6. Por ejemplo: — Las corredoras mediofondistas llegaron extenuadas. — Las mediofondistas llegaron extenuadas. Se suelen distinguir dos clases de adjetivos según el tipo de significado que aporten al sustantivo al que se adjuntan. Así, podemos hablar de adjetivos explicativos o especificativos: los explicativos son adjetivos ornamentales que no establecen diferencias internas entre la clase de objetos a los que se aplica. Por ejemplo, al decir: Los altos edificios de esta ciudad siempre me asombran, el hablante toma una clase de objetos (los edificios de la ciudad) y les aplica una cualidad ornamental que todos ellos comparten: el ser altos. b) los especificativos son adjetivos que establecen diferencias internas entre un grupo de objetos, oponiendo los que poseen la cualidad designada por el adjetivo a aquellos que no la poseen. Por ejemplo, al decir: Los edificios altos de esta ciudad siempre me asombran, el hablante toma una clase de objetos (los edificios de la ciudad) y, dentro de ella, selecciona una parte de los mismos (de todos los edificios de la ciudad, sólo aquellos que son altos). c) los relacionales son adjetivos especificativos que se forman a partir de nombres y que van siempre detrás del sustantivo. Su significado se desarrolla como una amalgama de la expresión 'DE + sustantivo'. Así, español ('de España'), televisivo ('de la televisión'), arbóreo ('de los árboles'). a) En un nivel formal, los explicativos van siempre ante el sustantivo al que modifican o entre comas; los especificativos, en cambio, van siempre después del sustantivo. Se puede, también, establecer una distinción entre los adjetivos según su contenido léxico. Así, se puede hablar de: adjetivos calificativos: indican cualidades mensurables que se aplican al nombre. adjetivos relacionales: proceden de nombres y establecen la pertenencia del sustantivo a un grupo (con el que se “relaciona”): equipo nacional (=de una nación), hombre alemán (=de Alemania), etc. No pueden ser explicativos. adjetivos determinativos: son los determinantes. C. EL VERBO. Es el núcleo de la oración. Es la clase de palabra que designa acciones o procesos. Sus rasgos formales son: el tiempo, el aspecto, el modo, la voz, el número y la persona. Todos ellos se expresan mediante morfemas flexivos adjuntos al tema verbal 7. Los rasgos gramaticales que afectan al verbo, pues, son los siguientes: 6 La sustantivación no es un fenómeno que afecta únicamente al adjetivo sino a cualquier otra palabra (el ayer, el mañana, un para, tres que), sintagma (el de la derecha) e incluso oración (Ha dicho que vengas). Los elementos más comunes como transpositores de palabras a la función de un sustantivo son los artículos y los determinativos, en el caso de las oraciones se utilizan las conjunciones que o si. 7 Llamamos tema verbal a la secuencia resultante de extraer las desinencias (de vocal temática, modo-temporal y número-personal) en cada una de las formas del paradigma. De este modo, puede hablarse de tres temas (el de presente, el de perfecto y el de futuro). Se habla de verbos irregulares según se den o no variaciones ente ellos: dig-o, dij-e, dir-é; pierd-o, perd-í, perd-eré, etc. En los verbos regulares los tres temas coinciden. Debe distinguirse este concepto del de lexema. — Según el tiempo, un verbo puede estar en presente (indica una acción simultánea respecto al momento en que se habla), pretérito (indica una acción anterior al momento en que se habla) o futuro (indica una acción posterior al momento en que se habla). — Según el aspecto o perspectiva temporal, la acción verbal puede ser perfecta (indicar una acción que se interpreta como ya acabada) o imperfecta (una acción que se interpreta como no acabada). — Según el modo o forma de enfocar la acción, ésta puede concebirse como una acción real (verdadera o falsa) en el modo indicativo, como una acción irreal (un deseo, una posibilidad, una duda) en el modo subjuntivo o como una orden en el modo imperativo8. — Según la voz (es decir, según la relación entre el sujeto y la acción), puede ser activa (el sujeto indica al ser que realiza la acción) o pasiva (el sujeto indica al ser que recibe o sufre la acción). — La persona verbal remite a las personas del discurso (1ª, 2ª y 3ª), y el número a la misma categoría que ya hemos visto en sustantivos y adjetivos: singular o plural9. La temporalidad verbal. Cuando estudiábamos las formas verbales, pudimos comprobar que uno de los accidentes verbales más importantes era el tiempo. Señalábamos entonces la existencia de tres tiempos fundamentales: a) el presente: para indicar hechos que suceden en el mismo instante del habla. b) el pasado: para indicar hechos que sucedieron antes del instante del habla. c) el futuro: para indicar hechos que sucederán después del instante del habla. No obstante, dentro de los diferentes modos nos encontramos con diversas formas verbales que suponen distinciones y matices mucho más precisos dentro del esquema básico presente/ pasado/ futuro. Conviene, por lo tanto, distinguir los valores temporales propios de cada forma verbal. Los veremos solo respecto al indicativo. Los valores en el subjuntivo son equivalentes a estos10. Presente de indicativo (canto) Indica una acción que se considera simultánea con el momento del habla: Yo camino por la calle [la acción de caminar se realiza mientras lo digo]. Pretérito imperfecto de indicativo (cantaba) 8 Las nociones de tiempo, aspecto y modo han sufrido en los últimos años una revisión a fondo en la mayoría de los estudios de gramática modernos. En esta exposición respetamos la visión tradicional del tema. 9 Es importante destacar que estos rasgos gramaticales y sus subclases han estado sujetos a una profunda revisión en los últimos treinta años, de manera que pocos gramáticos admitirían hoy una clasificación del paradigma como el reflejado en los puntos anteriores. Lo mantenemos únicamente como ejemplo del análisis “tradicional” de estos rasgos sin entrar en más precisiones, pero destacando lo inadecuado de ciertas distinciones para el verbo español. 10 Téngase en cuenta, sin embargo, que todas las formas del subjuntivo presentan una ambigüedad temporal que anula con frecuencia la perspectiva del futuro en las formas simples. Es decir, el presente de subjuntivo puede tener también valor futuro (Cuando yo cante... [mañana]) y los pretéritos también (Si yo cantase con Ana... [mañana]). No así en las formas compuestas (haya cantado/ hubiera o hubiese cantado). Indica una acción anterior al momento del habla, pero vista en su desarrollo, es decir, como si se estuviese desarrollando (presente del pasado): Ayer yo cantaba [Es decir, cuando era ayer, yo estaba desarrollando esa acción]. A este valor temporal se lo denomina también co-pretérito. Pretérito perfecto simple de indicativo (canté) Indica una acción pasada sin más que se concibe como terminada: Ya estudié la lección [La acción de estudiar la lección ya se ha terminado en el momento en que lo digo]. Pretérito perfecto compuesto de indicativo (he cantado) Indica una acción ya terminada, pero que se ha producido en una paréntesis temporal en el que todavía nos encontramos: Hoy he visto a Pedro [La acción de ver a Pedro ya está acabada, pero el día de hoy no se da como terminado]. A este valor temporal se lo denomina también antepresente. Pretérito pluscuamperfecto de indicativo (había cantado) Indica una acción anterior a otra acción que a su vez ya se considera pasada: Cuando tú veniste, él ya se había marchado [la acción de marcharse él es anterior a la acción de venir tú, que, a su vez, era ya un pasado]. A este valor temporal se lo denomina también ante-pretérito. Pretérito anterior de indicativo (hube cantado) Es igual que el pluscuamperfecto, un pasado de un pasado. Añade el matiz de algo inmediato: Apenas Juan hubo llegado allí... [me sitúo en el instante justo en el que él acaba de llegar]. Su valor se denomina también ante-pretérito. Observa que, al tener el mismo sentido que el pluscuamperfecto, se ha convertido en un tiempo un poco “inútil”, de ahí que casi se haya dejado de usar en la lengua oral. Futuro imperfecto de indicativo (cantaré) Indica una acción posterior al momento del habla: Mañana cantaré en el teatro [la acción de cantar no se ha producido todavía, pero la considero algo que se producirá sin duda]. Futuro perfecto de indicativo (habré cantado) Indica una acción futura que ya se ve como terminada respecto a otra: Cuando tú llegues, Pedro ya se habrá marchado [la acción de marcharse Pedro ya estará terminada en el momento en que tú llegues, pero ambas acciones no se han producido todavía]. A este uso se lo denomina también ante-futuro. Condicional imperfecto de indicativo (cantaría) Indica una acción que se ve como posterior, pero no respecto al momento al que hablamos sino respecto a algún instante del pasado: Juan prometió que vendría al día siguiente [la acción de venir Juan es posterior con respecto al momento en que realizó la promesa, pero no es necesariamente posterior al momento en que hablamos]. A este valor temporal se lo denomina post-pretérito. Condicional perfecto de indicativo (habría cantado) Indica una acción que se ve como ya terminada en el futuro respecto a una acción pasada, es decir, es un ante-post-pretérito: Juan prometió que al día siguiente ya habría pintado todo el garaje [la acción de pintar el garaje ya estará acabada al día siguiente, pero es posterior respecto a la acción de la promesa, que a su vez es anterior respecto al momento en que hablamos]. Valores temporales y modales desplazados de las formas verbales del indicativo. Sin embargo, la temporalidad verbal es una noción relativa, psicológica. Esto significa que el hablante puede situarse al enunciar un contenido en momentos diferentes al aquí y ahora. Ello implica que nos podemos encontrar con presentes que no indiquen hechos presentes, pasados que no indiquen hechos pasados o futuros que no indiquen hechos futuros. A estos tiempos “desplazados” los llamaremos en esta ocasión valores especiales de los tiempos verbales en castellano. Los veremos a continuación tiempo por tiempo: A. PRESENTE DE INDICATIVO [canto]. a. presente inmediato → indica un futuro muy próximo: Ahora acabo. b. presente habitual → indica costumbres: Todos los sábados salgo. c. presente gnómico → indica una afirmación de orden general: Dos y dos son cuatro. d. presente histórico → indica una acción pasada: En 1492 Colón llega a La Española. e. presente de futuro → indica una acción posterior: Mañana voy a Ponferrada. f. presente de mandato → indica una orden o una exhortación: Ahora mismo te vas de aquí. B. PRETÉRITO IMPERFECTO DE INDICATIVO [cantaba]. a. pret. imp. de hábito → indica hábito en el pasado: Yo iba mucho a casa de los abuelos. b. pret. imp. de conato → indica que alguien está a punto de realizar una acción: Ya me iba. c. pret. imp. condicional → en lugar de un condicional: Si me hubieses dicho eso, no me iba. d. pret. imp. de cortesía → indica distanciamiento cortés: ¿Quería usted algo? e. pret. imp. de cierre → culmina una narración: Al fin, llegábamos a la meta. f. pret. imp. de futuro → indica una acción posterior: ¿No dijiste que venía mañana? C. FUTURO DE INDICATIVO [cantaré]. a. fut. de probabilidad → indica algo posible, pero no seguro: Serán las cinco más o menos. b. fut. imperativo → indica una orden: Lo harás ahora mismo. c. fut. intensificador → indica énfasis: ¡Serás sinvergüenza! D. CONDICIONAL DE INDICATIVO [cantaría]. a. cond. de probabilidad → indica algo posible: Llegaría Juan, porque esta es su ropa. b. cond. de cortesía → indica uso cortés: ¿Querría usted algo? Formas no personales y perífrasis Aparte, existen formas no personales que no implican expresión de temporalidad alguna: el infinitivo, el gerundio y el participio. Es frecuente que las tres adopten la función de otras clases de palabras: el infinitivo de un sustantivo, el gerundio de un adverbio y el participio de un adjetivo: o o o Fumar es malo para la salud / El mucho caminar cansa las piernas. He llegado a la meta caminando / Nos hemos pasado la tarde cantando. Los jugadores, cansados, se acercaron al entrenador. Al mismo tiempo, las formas no personales del verbo participan también en la formación de las perífrasis verbales. Una perífrasis verbal consiste en la utilización conjunta de dos verbos de manera que funcionen como uno solo. Ambos verbos alteran levemente el significado de la acción proporcionando diversos matices a su interpretación (aspectuales, es decir, precisando el desarrollo temporal de la acción, o modales, o sea, precisando la intención del hablante en la acción). Toda perífrasis verbal se compone de dos partes: a. un verbo en forma personal, semivacío de significado léxico, que aporta solo el contenido gramatical (persona, número, tiempo, modo de la acción) y un matiz expresivo de tipo temporal, modal o aspectual (si la acción expresa una orden, si está al comienzo de su desarrollo...). b. un verbo en forma no personal (infinitivo, gerundio o participio) que expone la acción verbal aportando su significado léxico. c. entre los dos puede aparecer un elemento de enlace (una preposición o una conjunción)11. Las clases de perífrasis fundamentales pueden resumirse en el siguiente cuadro: A. Perífrasis que expresan algún matiz de tipo TEMPORAL: se reduce a la perífrasis IR A + INF que indica un matiz de 'futuro de intención', se la suele llamar 'perífrasis prospectiva'. B. Perífrasis que expresan matices ASPECTUALES: es decir, las que afectan a cualquier aspecto del desarrollo de la acción (si la acción está o no terminada, si se repite...). Según el aspecto, una perífrasis puede expresar que la acción: - va a iniciarse en breves instantes → llamadas perífrasis ingresivas. IR a + INF. [también posee valor intencional] Estar a punto de + INF. - está en el mismo instante de comenzar → llamadas perífrasis incoactivas. EMPEZAR a + INF. ROMPER a + INF. Ponerse a..., echarse a... + INF. - está en el medio de su desarrollo → llamadas perífrasis durativas. ESTAR + GER. SEGUIR + GER. IR + GER. Andar, llevar, continuar + GER. - está al final y terminada → llamadas perífrasis terminativas. LLEVAR + PART. TENER + PART. [también con valor iterativo] DAR + PART. DEJAR + PART. LLEGAR A + INF ACABAR DE + INF. - la acción se reitera o repite → llamadas perífrasis iterativas o reiterativas. VOLVER A + INF C. Perífrasis que expresan algún matiz MODAL, en concreto, si la acción se presenta como un mandato o como una posibilidad. Hay, por lo tanto, dos clases: - perífrasis de obligación , de mandato u obligativas. DEBER (de) + INF. TENER que + INF. HABER que + INF. HABER de + INF. - perífrasis de posibilidad. DEBER (de) + INF. PODER + INF. VENIR A + INF. 11 Téngase en cuenta que no todas las agrupaciones de dos verbos que siguen la estructura referida son perífrasis verbales. Para que lo sean es necesario que actúen en todo caso como una sola forma. De este modo, si los dos verbos que aparecen juntos son separables de algún modo en el contexto (transformando uno de los dos en un pronombre, por ejemplo) no estaremos ante una perífrasis verbal sino ante una mera concatenación de formas verbales. Por ejemplo: Yo decidí salir (no es perífrasis porque puedo decir “Yo lo decidí” con el mismo sentido). En cambio: Comenzó a llover (es perífrasis, porque no equivale a “Lo comenzó”) D. EL ADVERBIO. Es la clase de palabra que designa cualidades de los verbos. Se caracteriza porque es invariable en género y número. Sirve de modificador a verbos, adjetivos y adverbios. — con un adjetivo: un hombre terriblemente alto. — con un verbo: el día termina terriblemente. — con otro adverbio: dejamos el coche terriblemente lejos. También podemos encontrarnos con adverbios que modifican a oraciones en su conjunto (llamados modificadores oracionales): —Terriblemente, no se encontró al responsable de la masacre. E incluso hay adverbios que puede modificar a un sólo sintagma en su conjunto, como al SN sujeto en este caso: Sólo los tres ganadores recibieron premio. Las principales clases de adverbios son bien conocidas: de tiempo, modo, lugar, afirmación, negación, duda y cantidad12. Es frecuente que dos o más palabras funcionen conjuntamente como adverbios, se trata de las llamadas locuciones adverbiales: a pies juntillas, a oscuras, de pronto, desde luego, a lo mejor, tal vez, puede, de veras, a tontas y a locas, etc. Las palabras gramaticales. A. EL ARTÍCULO Y LOS DETERMINATIVOS. Tienen como función presentar y determinar al sustantivo al que acompañan. Sus formas son muy variadas. El artículo. Siempre va acompañando a un sustantivo o a un adjetivo. No posee suficiente autonomía para formar sintagma por sí solo. Existen dos clases de artículo, el indeterminado y el determinado. Las formas del determinado son: el, la, los, las, lo (neutro). Las formas del indeterminado: un, una, unos, unas. Los determinativos. A diferencia del artículo, tienen la suficiente autonomía para poder sustituir al nombre en algunas ocasiones, funcionando como pronombres. Es decir, pueden ser indistintamente determinantes, si van junto a un nombre o núcleos, si lo sustituyen. Según la manera en que presentan al sustantivo pueden ser: demostrativos, posesivos, numerales, indefinidos, interrogativos y exclamativos. a) Los demostrativos: indican la distancia a la que se encuentra el referente del sustantivo al que acompañan o sustituyen. Sus formas son: este, esta, esto/ ese, esa, eso/ aquel, aquella, aquello para el singular; estos, estas/ esos, esas/ aquellos, aquellas. b) Los posesivos: indican la posesión del referente del sustantivo al que acompañan o sustituyen. Sus formas son: mi, mío, mía/ tu, tuyo, tuya/ su, suyo, suya/ nuestro, nuestra/ vuestro, vuestra para el singular; mis, míos, mías/ tus, tuyos, tuyas/ sus, suyos, suyas/ nuestros, nuestras/ vuestros, vuestras. c) Los numerales: indican cantidades de modo preciso. Pueden ser de dos tipos 13 fundamentalmente: 12 A los que hay que añadir los de inclusión, adición o exclusión (sólo, aun, incluso, inclusive, además, únicamente, exclusivamente), los de identidad (mismamente, cabalmente, propiamente, precisamente, concretamente), etc. 13 Aparte de los dos citados existen otros más, aunque puede dudarse de su carácter determinativo en algunos casos: partitivos (medio, tercio, doceavo, quinceavo, treintavo...), multiplicativos (doble, triple, cuádruple, quíntuple), distributivos (cada y sendos) y duales (ambos). a. numerales cardinales: son los números → uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, etc. b. numerales ordinales: indican el lugar que ocupa un elemento en una serie ordenada → primero, segundo, tercero, cuarto, quinto, sexto... c. numerales partitivos: indican denominadores por los que se divide una unidad → medio, tercio, cuarto, quinto, dozavo, veinteavo... d. numerales multiplicativos: indican múltiplos de una unidad cualquiera → doble, triple, cuádruple, quíntuple... d) Los indefinidos: indican cantidad de modo no preciso o identifican al sustantivo al que acompañan o sustituyen. Por eso se suele distinguir entre los que son cuantificadores y los que son identificadores. Damos la lista de todos ellos sin más: algún, ningún, todo, nada, poco, mucho, tanto, bastante, demasiado, más, menos, mismo, propio, mero, cierto, tal, cualquiera, quienquiera. Conviene señalar que muchos de ellos pueden desempeñar las funciones de un adverbio, por lo que es importante distinguirlos: serán determinativos cuando, en el entorno sintáctico en el que se hallan, pueden variar en número o en género; si son invariables, su función será la propia del adverbio. e) Los interrogativos y exclamativos: sirven para encabezar una interrogación o una exclamación. Sus formas son: qué, cuál, cuánto. Existen otras formas con otros valores no propiamente determinativos: quién es básicamente un pronombre —nunca acompaña sustantivos, siempre va solo o precedido de preposición—; cómo, cuándo, dónde se consideran tradicionalmente adverbios interrogativos por funcionar siempre como circunstanciales. B. PRONOMBRES Es la palabra que sustituye al nombre o a cualquier sintagma nominal del discurso. Los pronombres evitan repeticiones inútiles y establecen relaciones por sustitución entre las distintas partes de un texto. También pueden tener valor deíctico (identificando algún objeto, espacio o ser dentro del contexto espacial o temporal en el que nos situamos al comunicarnos). Se trata, por tanto, de una clase de palabra fundamental en la organización del discurso como un conjunto coherente14. Los pronombres, así pues, se refieren a otro elemento (del texto o del contexto) al que señalan y que recibe el nombre de referente. Existen tres tipos de pronombres: a. los determinativos: demostrativos, posesivos, numerales, indefinidos, interrogativos y exclamativos. Los hemos identificado en el punto anterior. b. los relativos: QUE, CUAL, QUIEN, CUYO. Hacen referencia a un elemento que aparece antes en el discurso y que constituye su antecedente o referente, se trata siempre, por tanto, de pronombres anafórico. Su valor como nexos es fundamental en la oraciones subordinadas clasificadas normalmente como adjetivas (Cf. tema de sintaxis de la oración compuesta). c. los pronombres personales: identifican a las personas del discurso. La persona que habla o emisor (1ª persona), la persona que escucha o receptor (2ª persona) y los elementos y personas del contexto (3ª persona). Podemos ver sus formas en el siguiente cuadro, que incluye también las reflexivas y recíprocas. 14 Sobre el concepto de sustitución y sus tipos, acúdase al tema de “Gramática del texto: coherencia y cohesión”, en el que se analiza más pormenorizadamente el concepto y las características de la cohesión sustitutiva, así como los conceptos de anáfora, catáfora o referente y referencia. SINGULAR 1ª pers. 2ª pers. Sujeto Yo Tú O.D. Me Te O.I. Mí Ti Prep. Conmigo Contigo 3ª pers. Él/ Ella/ Ello Lo, la Le/ se Se/ Sí Consigo PLURAL 1ª pers. Nosotros/ as 2ª pers. Vosotros/as Nos Os 3ª pers. Ellos/ Ellas Los/ Las Les/ se Se/ Sí Consigo Recuerda que son pronombres reflexivos los que indican que el sujeto realiza una acción sobre sí mismo (reflexividad → ME, TE, SE, NOS, OS). Los pronombres recíprocos, en cambio, indican acciones mutuas entre dos o más seres (reciprocidad → NOS, OS, SE). El pronombre SE: valores El pronombre SE puede tener muy diversas funciones en una oración que conviene distinguir adecuadamente. Son las siguientes: a. SE en función de CI sustituyendo a LE → cuando el pronombre LO (de C.D.) se combina con LE (de C.I.) se evita la cacofonía entre los dos sustituyendo este último por SE. Por ejemplo: Le dije a Tomás que viniese debería pronominalizarse como *Le lo dije a Tomás, sin embargo, los hablantes evitan la repetición del fonema /l/ sustituyendo el pronombre por SE: SE lo dije. b. SE como pronombre reflexivo → indica que la acción la realiza una tercera persona sobre sí misma. Por ejemplo: Andrés SE señaló el pecho o Los pasajeros SE abrocharon el cinturón de seguridad. c. SE como pronombre recíproco → indica que la ación la realizan dos o más seres mutuamente. Por ejemplo: SE dirigieron insultos alucinantes (uno a otro y el otro al uno). d. SE como indicador o marca de impersonalidad → el pronombre es una marca que impide al verbo la concordancia con un sujeto. Va con verbos en 3ª persona del singular: Se recibió al embajador con un gran festejo (obviamente alguien lo recibió pero ese alguien es indeterminable en la oración: * [El rey] se recibió al embajador. e. SE como indicador o marca de pasiva refleja → el pronombre es una marca que pasiviza la voz verbal, es decir, el sujeto del verbo no realiza la acción verbal sino que la recibe (es un sujeto paciente). Se han adquirido varios ordenadores para el centro de estudios (“Los ordenadores” son el sujeto, pero no realizan la acción de “adquirir nada”, sino que “alguien los adquirió”)15. f. SE como indicador pseudorreflexivo → algunos verbos son pronominales, es decir, se construyen con un pronombre obligatorio, pero no indican acciones reflexivas ni recíprocas. Hay muchos tipos de SE pseudorreflexivo (de interés, posesivo, simpatético, etc.). Por ejemplo: Juan se arrepintió de su precipitada decisión (no *se arrepintió a sí mismo ni *se arrepintió a nadie, tampoco carece de sujeto -Juan- ni se puede decir que Juan no realice la acción -no es paciente-, la única opción, por tanto, es interpretarlo como pseudorreflexivo). g. SE expletivo → es un tipo de pronombre pseudorreflexivo. Se produce en aquellos casos en que el pronombre es eliminable sin alterar la estructura ni el sentido de la oración en que 15 Cuando estas oraciones van en singular son ambiguas, es decir, se pueden interpretar como pasivas o como impersonales. Por ejemplo, la oración “En este lugar se tritura la basura de toda la ciudad”, puede interpretarse como impersonal (alguien tritura la basura, pero no precisamos quién) o como pasiva (la basura es triturada en ese lugar, no realiza la acción de triturar nada). aparece. Simplemente aporta a la oración un matiz psicológico de interés personal en la acción. Por ejemplo, cuando alguien afirma que “Él se comió tres filetes” sólo aporta un matiz de énfasis psicológico a la oración “Él comió tres filetes”, que es, esencialmente, la misma. C. LAS PREPOSICIONES Y LAS CONJUNCIONES Son dos clases de palabra cuya función es la de enlazar y relacionar sintagmas o palabras. Las formas de las preposiciones son bien conocidas, por lo que no diremos más sobre ellas. Las conjunciones, en cambio, funcionan como elementos de unión que establecen relación entre dos unidades de la lengua. Suelen relacionarse con los nexos de las oraciones compuestas y con los marcadores textuales que sirven como enlace entre las distintas partes de un texto. En el siguiente cuadro se exponen los principales de todos ellos con las principales relaciones interoracionales que se pueden dar: a) Coordinantes: unen elementos que comparten la misma función en la oración (dos núcleos, dos modificadores, dos sujetos, dos complementos verbales iguales, dos predicados, dos oraciones). o copulativas: indican suma de elementos: y, e, ni o disyuntivas: indican separación de elementos: o, u, o bien... o adversativas: indican contraposición de dos elementos: aunque, mas, pero, sin embargo, no obstante. b) Subordinantes: unen elementos que no comparten la misma función . o sustantivas o completivas (introducen oraciones que funcionan como un SN dentro de o o la oración): si, que. adjetivas (introducen una oración que funciona como adjetivo. No se trata de conjunciones sino de pronombres relativos, es decir, que hacen referencia a un término referido con anterioridad, término que recibe el nombre de antecedente): que, cual, quien, cuyo. adverbiales (introducen una oración que funciona como complemento circunstancial): temporales: cuando, hasta cuando, desde cuando, mientras, antes que, después que... locales: donde, por donde, a donde, de donde, hacia donde... modales: como, de manera que, de modo que... finales: indican finalidad: para que, con el fin de que, a que... causales: indican la causa: porque, ya que, puesto que, dado que, siendo que... condicionales: indican una hipótesis o condición: si, como, a condición de que, con la condición de que, según que, en el caso de que, con tal de que... consecutivas: indican una consecuencia que se deriva de algo dicho antes: de manera que, de tal manera que, tan/tanto que, en consecuencia, así que, así pues, como consecuencia, luego, conque... concesivas: indican una idea que se contrapone a otra, pero que no impide su desarrollo completo: aunque, a pesar de que, con todo, aun así... comparativas: comparan dos elementos: tanto como, más que, menos que, igual que...