villa bilbao - Hemeroteca Digital

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N 4 A J D R I D 1.° D B
NUESTROS GRABADOS
En nuestro constante deseo de
dar cada día más importancia y
mayor amenidad á esta REVISTA,
con el presente número, y como
por vía de ensayo, empezamos
la publicación de monografías de
edificios modernos con la de la Vüla que,
para su residencia, ha edificado en esta
Corte nuestro compañero el Arquitecto Don
Julio de Saracíbar, al cual debemos la atención de habernos facilitado los clichés fotográficos con que se han hecho las cuatro
fototipias que acompañamos.
En uno de los próximos números publicaremos la del hotel que para morada del señor conde de Valdelagrana construyó en
el Paseo de la Castellana el distinguido
Arquitecto D. Lorenzo Alvarez Capra.
A sernos posible, en igual forma seguiremos publicando las de aquellos edificios
públicos, palacios, hoteles ó casas particulares cuyos autores ó propietarios nos faciliten datos, noticias, vistas fotográficas de
interiores, etc., etc., único medio de poder
hacer algo más completo que la reproducción de la fachada.
OCTUBPiE
DK
1893
VILLA BILBAO
En el anchuroso y aristocrático barrio de
Salamanca, y al final de la calle de Claudio
Coello, se levanta un elegante y artístico
hotel que, con la denominación de Villa
Bilbao, es morada y propiedad del conocido
Arquitecto D. Julio de Saracíbar.
Es aspiración natural y constante en el
hombre labrarse su propia vivienda con
aquellas condiciones más ajustadas á sus
gustos, á sus costumbres, á sus destinos y
á sus necesidades sociales; aspiración difícil
de satisfacer y que relativamente satisfacen
pocos, y más difícil cuando la aspiración
no se contrae sólo á tener albergue cómodo
y seguro, sino que se extiende á disfrutar
en él delicados goces del espíritu, que á veces se oponen á los completos regalos de la
materia. Saracíbar, que ha pasado lo mejor
de su vida creando y embelleciendo la morada de muchos extraños, ha podido, por
su dicha, construirse la suya, hallando cumplidos sus deseos y recompensado su trabajo, pudiendo en ella desarrollar las galas
de su ingenio, su larga práctica de constructor y su innegable gusto artístico.
El carácter y condiciones de esta edificación, en la que he visto resueltos con grtm
acierto problemas de economía, de estética,
de construcción y de higiene, me sugirió
la idea de darla á conocer en esta autorizada REVISTA, por más que tenga que refrenar mi entusiasmo y ceñir mi crítica á la
índole esencialmente técnica de esta publicación: bien que suplirán á muchas de las
descripciones que omitiré los dibujos é ilustraciones que la acompañan.
Distribución. — Ocupa la propiedad del
Sr. Saracíbar una superficie escasa de 8.000
pies, y no es posible distribuir este espacio
con más aprovechamiento ni mejor acierto
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que el que tiene; en él se implanta la casa,
con su amplia y marmórea escalinata exterior, jardín, un pequeño lago, una gruta,
un kiosco, cochera, cuadra, pajera, invernadero y algún otro accesorio, colocado
todo de manera que nada se estorba, todo
se ve, todo se aisla.
En la casa, todas las piezas son anchurosas, altas de techo, profusamente alumbradas y ventiladas, con tal aprovechamiento
del sitio, que su estudio es una de las cosas
más notables de la construcción que analizamos.
Tiene la finca acceso por la calle de Claudio Coello y por una monumental puertaverja, que se abre entre dos grandiosos pilares ornamentados con detalles alegóricos,
dedicados á la invicta villa de Bilbao y á su
célebre süio^ y que es un recuerdo de gratitud que este Arquitecto dedica á la ciudad
en la quemas ha trabajado y más conocido
y apreciado ha sido, y donde, con la constancia de su labor, ha realizado una modesta fortuna.
Se halla dividida la casa en tres pisos generales: bajo, jjrincipal y segundo.
El bajo, con su ingreso al enrás del jardín,
en su mayor parte se halla elevado más de
un metro sobre el nivel de aquél, aprovechando ventajosamente la pendiente del
solar y librando á sus habitaciones de la humedad de las plantaciones que bordean el
edificio: la sala de billar, el cuarto de baño,
cocina, despensas, lavadero y cuartos de
criados, constituyen el total de servicios de
este piso; al principal se asciende, en el interior, por una cómoda escalera, y al exterior por la gran escalinata que hemos citado; aquí se ha establecido: el gabinete de
trabajo del Sr. Saracíbar, el gran salón de
recibo, el comedor con una encantadora rotonda al lado del jardín, vestíbulo y la hermosa escalera para el piso segundo: en éste,
los amplios dormitorios y piezas anejas,
todas con luz directa y todas en condiciones
inmejorables de higiene y comodidad; otras
habitaciones de criados y servicios domésticos en los peraltes de las armaduras, y un
aislado y alegre cuarto de estudio en lo
alto de la torre que domina el edificio.
No cansaremos al lector con una minuciosa relación de la esplendidez y elegancia
del decorado de estas habitaciones, puesto
que, además de llevarnos esto más allá de
los límites que nos señala la índole de este
periódico, las reproducciones en fototipia
que se acompañan pueden dar una idea
vaga, pero aproximada, de la realidad. Consignaremos, sí, que todo lo que allí hay,
desde el herraje de las puertas hasta el tallado mueble, desde la plegada cortina
hasta la monumental chimenea, el mosaico
de los pisos y la composición pictórica de
los techos, todo en absoluto, se ha ejecutado con los diseños y con la dirección de
su propietario, y todo lleva el sello original
y distinguido del artista.
Aspecto exterior del edificio. — Todo el
que contemple esta construcción, por desconocidos que le sean los principios teóricos
é históricos del arte y hasta los más rudimentarios de la Arquitectura, comprende
que no es aquello, ni el palacio de un magnate, ni la amplia y suntuosa morada de un
gran capitalista, ni la pretenciosa de un
burgués de pronto enriquecido y con afán
de hacer pública ostentación de su fortuna:
hay allí un conjunto original, algo grandioso y bello, refinamientos de gusto poco
vulgar, un todo que rompe los moldes conocidos y que desde luego y á la primera impresión se señala como mansión de un artista que rinde culto fervoroso al arte por
el arte. La lámina, con la vista del edificio,
que se acompaña , bastará para comprobar
la verdad de este aserto; con ella será innecesaria una descripción detenida de sus
partes y detalles; pero no me priva de acentuar algunos que son muy dignos de ello.
La distribución de sus masas, la proporcionalidad de sus partes, el movimiento de
sus líneas generales, la razonada y rica
ornamentación de sus huecos y sus muros,
y hasta el perfil verdadera'mente escultórico
del conjunto, son condiciones que sobresalen á primera vista.
Hay en el cuerpo principal de este edificio,
que avanza hasta la línea de la calle, una
ornamentación que es, al parecer, exuberante, y que algunos han calificado (\&recargada\ pero sería difícil señalar en ella algo
que estorbe á la belleza armónica del todo.
Está dividido en tres alturas ó secciones,
que señalan la de los tres pisos interiores:
robusta y sencilla la primera, como basamento principal de las otras que sustenta;
la de encima, con su amplio hueco tripartido, por donde entra copiosa la luz precisa
para los trabajos de dibujo, pues corresponde al gabinete de estudio, está severamente decorada con elementos apropiados
para facilitar la suave y razonada-transición
á la parte superior, que es la que más riqueza ostenta y de la que más detenidamente
voy á tratar. Se compone de basas geminadas en los extremos, cuyas moldaduras
corren por toda la línea de la fachada; de
cariátides de gran tamaño; de un hueco central con bello guardapolvo y de un gran
cornisamento. Este conjunto remata con un
frontón triangular, cuya pesadumbre sostienen las cuatro cariátides pareadas, que
representan las cuatro bellas artes: Arquitectura, Pintura, Escultura ^ Música.
Sabido es que la figura esculpida, la estatua de gran tamaño, tiene siempre un gran
valor como elemento decorativo; y colocadas como están, con su tamaño y en aquel
reducido campo, dan una gran importancia
á esta parte del edificio, que algunos juz-
RESUMEN DE ARQUITECTURA
Saiucibar, Arquitecto propietario.
Fototipia de Hauser }• Menet.
VILLA BILBAO, líN MADRID
Vista
general.
RESUMEN DE ARQUITECTURA
, i.;\.l,..L.ai
F u l o t i p i a de H a u s e r y Monel,
V I L L A B I L B A O , EN MADRID
Fachada
principal.
RESUMEN DE ARQUITECTURA
Saraci'bar, Arquitecto propietario.
Fototipia de Hauser y Menet.
VILLA BILBAO, EN MADRID
¡Gabinete de trabaje del Sr.
Saraclbar.
RESUMEN DE ARQUITECTURA
Saracibar, Arquitecto propietario.
VILLA BILBAO, EN MADRID
Detalles de los interiores, tomados de log planos.
Fototipia de Hauser y Menet.
RESUMEN DE ARQUITECTURA
PLANTA BAJA
PLANTA
1.
2.
3.
4.
.").
6.
7.
1. Vestíbulos.
2. Salón de billar.
3. Cuarto de baño.
4. Cocina.
5. Lavadero.
6.
WC
7. Mcntaplatos.
PRINCIPAL
Vestíbulo.
Gabinete de trabajo.
Archivo.
Salón antedespacho.
Comedor.
Serré.
Escalera.
PLANTA SEGUNDA
8. Dorinilorio de criadas.
1.
2.
3.
4.
5.
9. Anuario.
10. Despensas.
11. Leñera.
1?. Bodega.
Escalera.
Vestíbulo.
Dormitorios.
Subida al piso tercero y torre.
Azotea.
PLANTA BAJA
PLANTA SEGUNDA
PLANTA PRINCIPAL
Escala 1 : 200.
" V I L L A B I L B A O r, E N
MADRID
75
gan excesiva; sin embargo, en esta concepción del artista ha presidido una idea
muy feliz.
Las cuatro bellas artes tienen entre sí
lazos de unión, leyes que les son comunes,
que tienden á un mismo fin y que el Arquitecto debe conocer y cumplir. La Arquitectura, como la Música, ha de buscar la armonía de sus partes con el todo: el perfecto
acorde de sus elementos; como la Pintura,
estudia el efecto de luz, el claroscuro, la
perspectiva, la entonación del color; como
la Escultura, busca la grandiosidad de la
línea y ha de acusar la estructura, la anatomía del cuerpo que modela, del edificio que
levanta; y el Arquitecto Saracíbar, que tan
religiosamente sabe cumplir los principios
y leyes del buen aite, no ha podido menos
de rendir pitblico homenaje á las cuatro
hermanas, recibiéndolas y dándolas sitio
preferente en su propia casa. En estas cariátides hay originalidad y gracia: ni son
las canéforas de la villa Álbani, ni las
cariátides del Pamirosium ateniense: son
suyas y nada más.
El frontón remata elegantemente esta
parte del edificio, y por ese eclecticismo
artístico, que en todas las obras de este artista se percibe, y que hace tan originales y
particularísimas sus concepciones, ni tiene
las proporciones y carácter del frontón griego , ni el peralte del triangular usado por
los arquitectos del Renacimiento. Hay en él
un detalle muy original: con los miembros
superiores de la cornisa con que aquél se
forma, ha modelado en el vértice la base ó
pedestal de la colosal cabeza del Genio del
arte con que corona el frontón: simplemente
descrito este detalle, sin que el dibujo venga á aclararlo, pudiera hacer creer que se
trataba de uno de esos frontones del Rcnacimimiento, entrecortados ó rotos, que tan
profusamente se ven y tan mal efecto producen; pero no es así; las líneas principales,
los miembros más robustos de la cornisa, se
unen rectos y forman el ángulo superior,
dibujando claro y limpio el triángulo buscado; en el tímpano se han esculpido los
emblemas de la Arquitectura, rodeados de
ramas de laurel y de roble: escudo heráldico
que ostenta con mucho orgullo el Sr. Saracíbar y que cuelga en el lugar más noble de
la fachada.
Unido á este cuerpo del edificio siguen
por su lado izquierdo, y paralelos á la vía
pública, otros dos que se hallan en segundo
término: en el del centro se abre la puerta
de entrada, y encima, y en el mismo eje, un
hueco de balcón; delante de la puerta hay
una pequeña terraza, donde termina la gran
escalinata, y cuyo antepecho se halla en la
línea de la calle exornado con calados y
jarrones de buen corte.
El otro cuerpo de la izquierda lo constituye la cuadrada torre, tan característica de
las construcciones españolas de alguna importancia. En él se presentaba un problema
de no fácil solución: en sus grandes macizos
resultaban anchurosos lienzos, que había
que decorar sobriamente, pero en relación
armónica con el resto de la obra: un busto
colosal y una estatua han bastado para resolver la dificultad con el acierto y grandeza que el lector puede ver en la estampa
adjunta. ¡Y qué busto y qué estatua ha elegido! ¡El de Miguel Ángel Buonarotti y la
Venus de la isla de Milo! ¡Buonarotti! ¡El
egregio artista, el Arquitecto de la Basílica
de Roma, el pintor de la capilla Sixtina, el
escultor del Moisés! Ningún otro mejor que
el de este portentoso ingenio podía escoger
.Saracíbar, que tiene del Arquitecto concepto tan sublime.
En bien proporcionada hornacina se destaca la celebrada Venus griega, que tanto
se admira y que ha sido objeto de tanto
estudio y de tanta polémica entre los sabios
arqueólogos. Esta estatua tiene para mí, en
este sitio colocada, un carácter simbólico
que acaso no buscó nuestro amigo. Incompleta y mutilada, basta contemplarla para
adivinar por el fragmento lo que sería la
obra completa, el grandioso grupo de que
formaba parte; también Saracíbar, dejándonos contemplar la obra por él ideada y realizada en su pequeño hotel, nos deja adivinar
todo lo que haría si le pusieran á mano
espacio, capital y libertad de acción
Termina la torre con un elevado cuerpo
abierto y dividido por pilastras y columnas
ornamentales, y en el centro de su cornisa
se destaca el colosal busto de Apolo, el
mitológico Dios de la poesía y de la música,
el que preside á las Bellas Artes. El hijo de
Júpiter tiene en este verdadero Belvedere
opurtinísimo lugar: es la nota final de este
himno que el Arquitecto Saracíbar ha entonado en loor y gloria del arte magno.
No cansaremos al lector con la descripción de las otras partes del edificio, todas
menos importantes, pero todas sujetas al
buen gusto y á los buenos principios de
construcción; sin embargo, no cerraremos
esta sección de nuestro artículo sin hacer
mención de otros detalles que dibujan de
cuerpo entero el carácter artístico de Saracíbar.
En la fachada Norte, descubierta y azotada por este viento, ha tenido muy buen cuidado de disponer un hueco en cada piso,
para que sirviese única y exclusivamente de
ventilación del edificio. E,sta fachada, que,
por tanto, debía resultar fría y sin movimiento alguno, aparece agradable y ai'mónica sólo con un hueco central de colosales
dimensiones, relativamente á las del edificio, decorado con fuertes pilastras y un arco
de medio punto peraltado, por los cuales se
facilita la salida de humos de cuatro chimeneas, convirtiendo esta necesidad en un
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grandioso motivo que por sí solo constituye
la decoración de la fachada.
Limita el solar de su finca por el lado
izquierdo un largo muro de medianería de
no mucha altura: pensó desde luego en
cubrir el frío y antiestético aspecto de esta
pared, y no acudió al recurso vulgar de cubrirlo con un traülaje en que las plantas
trepadoras cubrieran su desnudez; lejos de
eso, gastó tiempo y mucho dinero en reproducir, adosado á este muro y con todos sus
detalles, el famoso frontispicio del Speos
egipcio de Isambonl, dedicado á la diosa
Hathor
Más al fondo, y en el encuentro de esta
medianería con la del testero de su solar,
fabricó una espaciosa gruta, en que las figuradas estalacmitas sostienen la bóveda estalactítica de irregulares formas, y allí colocó
los transparentes cristales de un aquarium,
los asientos formados con capiteles persas
y uno de los gigantescos ídolo de Bamiyán,
mientras que al exterior cubrió de plantas
la artificiosa bóveda: figuró un montículo, y
sobre él erigió un faro que, de noche y con
su brillante luz, sirve de farola en aquella
parte del jardín.
Construcción.—Como complemento y terminación de este ligero estudio que hacemos , y después de vagar por los sublimes
espacios á que nos ha conducido la idea de
la belleza, siempre infinita, descendamos
más á tierra, en donde esa idea cierra sus
alas y queda presa y aherrojada entre las
inflexibles líneas de la geometría, los inalterables guarismos del cálculo matemático
y las exigencias y necesidades de la materia.
Poco puedo decir en esta sección de mi
artículo, porque en construcciones de esta
clase no se presentan muchas dificultades,
ni hay grandes espacios que cubrir en los
que el Arquitecto necesite armaduras cuyos
pesos y resistencias ha de calcular, ni bóvedas que necesiten del cálculo para conocer
sus empujes y determinar sus contrarrestos,
ni otros muchos problemas para cuya solución hayan de aplicarse los principios científicos, que son la base de su carrera: éstos
ya ha tenido Saracíbar ocasión de aplicarlos, y los ha aplicado, ya en el templo, ya en
el teatro, en el puente, en el mercado, en el
hospital y en tantas obras como en su ya
larga práctica ha ejecutado.
En su casa me han llamado la atención
dos cosas dignas de consignar aquí: la economía de los materiales de construcción y
el empleo de uno, poco usado entre nosotros, y cuyos resultados en la práctica
merecen que dedique á su elogio algunas
frases.
Respecto á lo primero, en ésta, como en
todas las construcciones que conozco de
este Arquitecto, se nota empeño verdadero
en dar á los muros y puntos de carga los
espesores estrictamente precisos para que
respondan á la condición necesaria de estabilidad y resistencia, y aparte de los de fachada y cajas de escalera, los suprime en
las traviesas ó división de crujías, sustituyéndolos con columnas ó pilastras de hierro, distanciadas con seguro conocimiento
de su resistencia, y sobre las que tiende las
carreras del mismo metal: esto le permite
cerrar estos espacios, en donde le conviene,
con sencillos tabiques, y dejar abiertos otros,
sin complicaciones de construcción: abandona los entramados verticales de madera
en absoluto, y con ello aprovecha el terreno
todo lo posible y evita el agrietamiento en
las pai'edes, que es inevitable en esta clase
de armazones. Estudia las plantas con muchísimo esmero, y aprovecha las irregularidades del solar con gran oportunidad y
acierto.
Es extranjero el material á que he aludido más arriba, y procede de la fábrica
Sable-Mortier- Coloré que Mr. Charles Stocker posee en París, QuaideVOise, núm 35.
Es una piedra artificial de muy estimables
condiciones, que, amasada cuando se recibe
molida ó en polvo, puede moldearse y hacer
con ella corridos de terraja exactamente lo
mismo que se hace con el yeso, adquiriendo
luego una gran dureza y las condiciones de
la mejor piedra de construcción: se revisten
con ella los muros, y pueden hacerse vaciados de estatuas, adornos y toda clase de
altos y bajorrelieves; se evita con esta masa
pétrea el revoco y la pintura, y es tan uniforme y agradable el color que toma, que, realmente, con ninguna clase de piedra natural
se consigue. Saracíbar usa mucho este material, y todos los tendidos de muros de
fachada y toda la obra de escultura con
que ha exornado su hotel se han ejecutado
con él.
Hecha mención especial de estas dos particularidades de la obra, no quiero cansar
más á los lectores reseñando los sistemas
empleados para la calefacción, ventilación
y saneamiento, ni el cómo ha establecido
las cañerías de agua fría y caliente para
baños y lavabos, las del alumbrado, teléfonos interiores, timbres eléctricos y otras
aplicaciones que hoy ha puesto la industria
al alcance de todos; pero obligado á poner
término á estos apuntes, no lo haré sin cercenar la gloria de nuestro amigo con la
parte que de justicia corresponde á otros
artistas é inteligentes auxiliares que ha
tenido en su obra, que, como los Sres. Benito é hijos, pintores y decoradores de mucha valía y estimación, y el maestro albañil D. Gregorio Yuste, han contribuido,
dentro de su campo de acción respectivo, al
mayor lucimiento y perfección de la obra
concebida por el Arquitecto Saracíbar, cosa
que no siempre se consigue.
Basta con lo descrito para disculpar el
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afán que yo sentía de dar á conocer esta
notable obra; sus condiciones especialísimas lo requieren, porque no se trata de uno
de esos grandes palacios que se levantan en
estas populosas ciudades, que admiran en
su exterior por la riqueza y valor de los materiales empleados y atesoran en sus múltiples habitaciones valiosas obras de arte antiguo y moderno; no: se da á conocer una
obra en que el buen gusto y la acertada disposición de todas las partes, dentro de una
relativa economía, forman bellísimo conjunto, á que se llega sólo con el estudio, la
práctica y el instinto artístico que posee su
dueño.
Le felicitamos con entusiasmo, y dichoso
él, que halla, al fin, compensadas de algún
modo las vigilias transcurridas con el lápiz
en la mano "sin dar un momento de reposo
al espíritu, que tiende sin cesar á remontarse á regiones más elevadas.
JUAN BAUTISTA DE LA CÁMARA.
LA ARQUITECTURA MILITAR
E N LAS E D A D E S A N T I G U A
Y MEDIA
Conferencia dada por el Sr. Fernández Casanova en la Sociedad Central de Arquitectos el dia 20 de Mayo último.
(Conclusión.)
Los Arquitectos observaron que, siendo
las torres y murallas macizas, como habían
venido construyéndose en los primeros siglos de la Edad Media, no podían batir al
sitiador que se acercaba al pie de la muralla de frente, sino de lado, no teniendo más
defensa que las troneras que tenían en su
parte alta, por lo cual los muros macizos
les perjudicaban. En vista de esto, adoptaron los lienzos de cortina y las torres huecas desde el fondo del foso ó al nivel del
agua, estableciendo además una serie de
troneras á la altura del camino de ronda,
que se corrían por las torres y que permitían al sitiado dirigir una lluvia de dardos,
que dificultaban muchísimo el asedio de la
plaza.
Para hacer más fructífero el resultado de
los ataques, establecieron una serie de carpinterías voladas, que colocaban sobre el
adarve de los muros, y en esta situación los
defensores, colocados sobre el pisa de esta
construcción saliente, estaban á plomo sobre los sitiadores que se acercaban, y á los
que arrojaban aceite hirviendo y toda clase
de materias destructoras; con lo cual, si no
conseguían alejar de la plaza al enemigo,
por lo menos retardaban mucho las operaciones del sitio.
Visto esto por el sitiador, buscó medios de
lanzar proyectiles incendiarios á estas carpinterías para pegarlas fuego. Mas á medida que van descubriéndose nuevos medios
de ataque, se introducen también los oportunos medios de defensa que respondan á
esos elementos de agresión.
Así vemos que el sitiado sustituye estas
carpinterías por verdaderas construcciones
voladas de cantería, establecidas sobre una
serie de canecillos de hiladas superpuestas,
y deja, entre canecillo y canecillo, huecos
por los cuales el sitiado puede lanzar todas
esas materias sobre el sitiador sin temor alguno, siendo ésta otra de las nuevas ventajas que se introducen en el arte de las defensas.
Como serían muchos los puntos que tendría que tratar y no quiero fatigar tanto
vuestra atención, omitiré una porción de detalles, que soii verdaderamente interesantes, respecto á las diversas transformaciones que sucesivamente van sufriendo las
construcciones de este género, con especialidad desde el descubrimiento de la pólvora,
cuya fuerza explosiva se conoció ya en la
Península en el siglo xii, con anterioridad
á todas las demás naciones, y se hicieron
entonces algunas pruebas parciales, aunque
sin resultado positivo; pero su aplicación á
la balística, como medio regular de ataque,
no se adoptó en España hasta muy entrado
el s i g l o XIV.
Conocido ya este nuevo medio de ataque,
hubo, como es consiguiente, que ir modificando los medios de defensa que hasta entonces se habían empleado, á medida que las
lombardas podían disparar proyectiles de
mayor calibre, y que, por lo tanto, batían
murallas que antes podían considerarse
inexpugnables.
Repito que no quiero entrar en los detalles de esta transformación, porque esto me
llevaría demasiado lejos y casi se puede
decir que corresponde su aplicación á la
Edad Moderna. Únicamente os diré que la
torre del Homenaje vuelve á establecerse
de planta rectangular, aislándose en ella
completamente erdueño del castillo, el cual,
desconfiando de todos los que tiene á su alrededor, viene á ser, no el protector del
estado que posee, sino el hombre que, por
decirlo así, explota á todos los que le rodean, teniendo, por este motivo, que resguardarse con toda clase de precauciones,
no sólo del ataque de los extraños, sino de la
misma guarnición, estableciendo para ello
comunicaciones interiores sólo conocidas
por el dueño y sus más allegados, á fin de
garantirse denlas agresiones del resto de
sus subordinados. En estos hechos se ven
ya los últimos esfuerzos de esta privilegiada clase, que trata á todo trance de
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retener un poder que ve escapar de sus
manos. En cuanto á la forma de estas torres, ya he dicho que vuelven á adoptarse
las de base cuadrada ó rectangular, flanqueándolas por pequeñas torrecillas cilindricas, colocadas en sus ángulos, constituyendo la parte superior un verdadero parapeto almenado, con el vuelo ya indicado, á
fin de poder lanzar contra el sitiador todo
género de materias inflamables y de destrucción, viniendo á constituir los llamados
matacanes.
En el siglo xv siguen siendo las torres de
base cuadrada, y algunas veces poligonal,
colocándose en la parte superior de sus
ángulos garitas cilindricas, siendo éste el
último tipo adoptado para torre del Homenaje.
Examinados ya los puntos más culminantes de la fortificación en la Edad Media,
veamos ahora lo que, por decirlo así, viene
á enlazar dicha Edad con la Moderna en lo
relativo á la fortificación. Tales son las
casamatas.
En los castillos de Niebla y de Sanlúcar
de Barrameda encontramos ejemplos de
estas construcciones; es decir, de la adopción de baterías cubiertas y de tiros rasantes. Examinando las fábricas en que
están alojadas estas casamatas, se ve que
no son obras posteriores hechas en construcciones más antiguas, sino que son coetáneas á las fábricas en que están alojadas; 5^
como estas fortalezas pierden completamente su valor y su importancia estratégica
mucho antes de la Edad Moderna, resulta
que dichas obras tienen que corresponder
forzosamente á la Edad Media.
Las casamatas de Sanlticar deben haber
sido posteriores á la de Niebla, cual lo comprueba el examen de las construcciones, y,
sobre todo, los elementos característicos
de la arquitectura propios de cada época,
cuales son los arcos y otros elementos de
construcción.
Por otra parte, en el castillo de Niebla
tenemos todavía una manifestación más terminante de la antigüedad que alcanzan
estas casamatas, que son las troneras de los
recintos en que están alojadas. Estas troneras son como las que se empiezan á usar en
tiempos de San Fernando, ó sean circulares
y perforadas en las losas, sobre las cuales
hay una cruz, también perforada, en la misma losa. Además, estas troneras son de pequeña extensión, pues su diámetro no llega
á 30 centímetros, debiendo advertir que
estas losas son sumamente delgadas.
Todas estas circunstancias unidas patentizan que la artillería no se aplicaba aún
como medio regular de ataque, dando por
resultado que estas fortificaciones deben ser
muy antiguas y que se remontan á los
siglos xiii y xiv, y cuando más al siglo xv,
por lo cual los extranjeros, que tanto dispu-
tan sobre la invención de estas casamatas,
y que unos quieren atribuir al famoso Alberto Durero y otros á Micheli, como quiera
que estos artífices no hicieron estas construcciones hasta muy entrado el siglo xvi,
resulta que en España se construyeron muchísimo antes que en Italia. Es, pues, una
nueva evolticíón en el arte de la guerra,
debida á nuestros antepasados, la cual proporciona á los Arquitectos españoles laureles no menos inmarcesibles, de los que les
corresponden por el arte religioso y civil.
No quiero molestar más vuestra atención
en cuanto se refiere al punto de vista estratégico, puesto que creo haber conseguido
mi objeto, que era demostrar la importancia
de las evoluciones verificadas por los Arquitectos en cuanto se refiere al arte de la
construcción militar. Vamos á examinar
ahora estas mismas construcciones desde un
punto de vista tan importante para nosotros como es el artístico.
Si notables son estas construcciones en el
concepto que acabamos de examinar, no lo
son menos ciertamente en el estético.
En cuanto á la Edad Antigua, no encontramos apenas restos que nos indiquen la
importancia que indudablemente debieron
alcanzar estas fábricas en laPenínsula; pues,
efecto de los cataclismos, de las grandes
revoluciones y de las terribles contiendas
de que en todas épocas ha sido víctima nuestra pobre España, es natural que desapareciesen todos los elementos artísticos que
podían venir á dar realce á esas A^etustas
fortificaciones. Así es que de estas construcciones sólo podemos citar algunos ejemplos particulares; tales son: la puerta ciclópea de los muros de Tarragona, las murallas romanas de Sevilla, en las cuales hay
algunos trozos que se conservan en muy
buen estado y denotan á primera vista la
índole de las construcciones de su época; el
puente romano, que he citado antes, sobre el
Salado de Morón, y algunas otras más de
este género.
En la Edad Media tenemos ya vei-daderos
monumentos, correspondientes, tanto á las
artes cristianas como á las mahometanas.
Así, en el período hispano-árabe podemos
considerar como verdadera fortaleza la
gran aljama cordobesa, la cual está flanqueada de fuertes murallas guarnecidas de
gruesos contrafuertes almenados.
De fábricas hispano-sarracenas esencialmente militares encontramos también ejemplos importantísimos; tales son, entre otros
muchos que pudiera citar, las puertas del
Sol y Visagra, en Toledo; una porción de
obras correspondientes á los castillos de
Alcalá de Guadaira y de Niebla, algunas de
las cuales son verdaderos monumentos de
gran interés para la historia del Arte; multitud de puentes y otras construcciones de
verdadera importancia artística.
79Respecto al arte granadino, todos conocéis
la Alhambra y las puertas tan hermosas, de
agradables proporciones y bella ornamentación, que existen en este monumento.
Pues bien; en todas estas construcciones
se ve que los elementos esenciales que las
caracterizan, por razón de la función que
debían desempeñar, como son saeteras,
troneras, garitas y todos los demás que les
corresponden como obras defensivas, se
hallan de tal suerte realzados por arcos, ya
aislados ó cruzados, formando bellas arcaturas entrelazadas, hermosas y variadas lacerías y otros elementos ornamentales, que
hacen que estos monumentos, si considerados desde el punto de vista militar son tan
importantes, vistos por el prisma artístico
nos causen un verdadero contento.
Ahora bien; si en las obras sarracenas encontramos ejemplos tan notables , no^ son
menos valiosos los de la misma época ejecutados poj Arquitectos cristianos. La Catedral de Ávila es una verdadera fortaleza, en
la que su ábside, saliendo fuera de las murallas, está coronado por un doble parapeto
que produce un efecto sublime, demostrando ser una resistente fortaleza que admira y
cautiva.
Si tan importante, como monumento á la
vez militar y artístico, es la Catedral de
Avila, lo son tanto, y no sé si decir más, las
Catedrales de Salamanca y Zamora y la Colegiata de Toro. Estos templos, que desde el
punto de vista militar son, como el anterior,
verdaderas fortalezas, en el terreno artístico
ofrecen la excepcional importancia de ser
acaso los únicos ejemplares que contamos
en nuestro suelo del estilo aquitano-bizantino. Al contemplar las magníficas cúpulas
que las coronan sobre rotondas cortadas de
arquerías y guarnecidas por altos y robustos torreones perforados por saeteras, que
las dan un aspecto tan grandioso, se siente
conmovido poderosamente el ánimo que las
contempla.
Tenemos además muchas torres de gran
interés que pudiéramos citar; tales son^ por
ejemplo, la de Toro y la del Clavero en Salamanca, ofreciendo esta última la particularidad de que, siendo de planta cuadrada y
pasando á la ochavada superior las garitas
de defensa que coronan la parte alta, no
están colocadas en los ángulos, sino en los
centros, y quedan sostenidas por repisas
formadas por entretejidos mimbres.
Otros ejemplos pudiera citar, que omito
para no cansaros, y sólo os indicaré, para
terminar esta parte, la derruida Torre de
Santorcaz, que ofrecía la interesante circunstancia de cubrir su sala de armas una
bóveda de crucería de estilo anglo-sajón ó
anglo-normando, de que hay pocos ejemplares en España, motivo por el cual era de
suma importancia su conservación.
Examinados ya nuestros antiguos tem-
plos en el doble concepto sacro-militar,
puesto que son á la vez monumentos religiosos y verdaderas fortalezas, lo que aumenta
todavía más su importancia, pues revélase
fielmente el espíritu de la época en que se
erigieron, pasemos á examinar las puertas
fortificadas.
De esta clase de monumentos contamos,
como todos sabéis, ejemplares notabilísimos
de la Edad Media, tales como las puertas del
Monasterio de Poblet y de Serranos en Valencia.
• Y si, por último, pasamos á considerar los
monumentos cívico-militares, como son los
alcázares, nos encontramos que entre todos
descuella notablemente el de Olite, en el
que, al aspecto formidable y guerrero que
le comunican las fuertes murallas que le rodean y los robustos toi'reones que flanquean
sus murallas, se oponen las caladas galerías,
los bellísimos ajimeces, los amenos jardines
y otros risueños elementos que contiene, y
que forman un contraste tan especial con
las formidables murallas que lo circundan,
que produce un efecto verdaderamente encantador.
Por consiguiente, veis, señores, que si
desde el punto de vista estratégico son tan
admirables nuestros monumentos y colocan á España en tan alto lugar, toda vez
que la mayoría de las evoluciones son debidas á Arquitectos españoles, no son menos
dignos de consideración desde el artístico;
y si de estos dos conceptos pasamos al histórico, ¿quién, que de español se precie, no
siente latir su corazón al recordar las hazañas de Viriato ó las inmortales glorias de
Sagunto y de Numancia, y no deplorará,
seguramente, qtie no se conserve rastro
alguno de tan importantes hechos, que tanto
realzan nuestra historia? ¿Quién no se siente
conmovido al admirar la torre en que
Guzmán el Bueno llevó á cabo su heroico
sacrificio? ¿Quién no siente legítimo orgullo
nacional al recorrer los lugares conquistados por un Pelayo, un Cid Campeador, un
Gran Capitán y otros insignes caudillos que
asombraron al mundo con sus proezas? ¿Y
quién, por fin, si examina el castillo de
Torrelobatón, último refugio de los Comuneros, de esos inmortales héroes de nuestras
gloriosas tradiciones y mártires de nuestras
libertades patrias; quién, repito, al penetrar en su sala de armas no se ha de sentir
de tal modo conmovido ante la soledad y
los recuerdos, que no le parezca todavía
ver orlados sus muros con los relucientes
cascos y lanzas de los caballeros, y no se
le figure que aun retumba en sus oídos el
crujir del pesado rastrillo, que después de
haber abierto paso á las ondeantes banderas
de la libertad, acogió en su seno el estandarte del absolutismo? (Muy bien.) (Aplausos.)
No quiero molestar más vuestra atención,
que vengo cansando demasiado, y termino
80afirmando, en vista de todo lo expuesto:
primero: que el estudio estratégico de nuestras fortalezas demuestra la prioridad de
España sobre todas las demás naciones en
el arte de la guerra, tanto en cuanto se refiere á la fortificación, como á la poliorcética y á la balística; segundo, que muchas
de esas fortalezas son verdaderos monumentos de grandísimo interés artístico, revelando en sus ennegrecidos muros otras
tantas páginas de nuestra inmortal historia;
y, por lo tanto, que es de todo punto indispensable, y de alta necesidad nacional, que
estos monumentos sean declarados monumentos nacionales, procurando conservarlos á todo trance con la mayor solicitud y
esmero, y, ya que muchos de ellos han desaparecido, no tanto por la acción del tiempo
como por la destructora mano del hombre,
es preciso, por lo menos, que se conserven,
de los existentes, todos aquellos que ofrezcan marcado valor artístico ó histórico, y
también los que representan los sucesivos
períodos militares que comprende la gloriosa epopeya que, naciendo en las ásperas
cumbres de Covadonga, termina ocho siglos
más tarde en la deliciosa vega granadina.—
H E DICHO. (Prolongados
aplausos.)
DE TODAS PARTES
Informe favorable. — Como en España.
En las columnas de esta REVIST.A. se publicó á principio del presente año la descripción del nuevo sistema de ventilación, saneamiento y calefacción del Sr. Atienza.
Dicho sistema ha merecido de entidad tan
respetable y competente cual la Sociedad
Española de Higiene, conceptos muy favorables, que se expresan en el informe emitido por la ponencia nombrada al efecto.
El concepto, síntesis del informe, se halla
brevemente expresado en estas palabras:
"La Comisión cree que, si con el aparato
„de ventilación del Sr. Atienza el problema
„de la ventilación de las habitaciones no se
„ halla resuelto en absoluto, se le acerca en
„lo posible
„
Felicitamos al Sr. Atienza, que cuenta, de
hoy más, con un nuevo voto en pro de su
invento, y voto de calidad.
Ya tienen conocimiento nuestros lectores
de que, aunque faltan siete años para la
próxima Exposición universal de París, han
empezado los trabajos preparatorios para la
misma.
Referente á este asunto hemos leído en
un periódico profesional de la vecina República que se ha presentado al Gobierno
para su aprobación la lista de los individuos
que han de componer la Comisión encargada de intervenir en todo lo referente al
gran Certamen.
Compónese ésta de cien personas, entre
las que figuran altos funcionarios de la Administración , comerciantes, industriales,
ingenieros, presidentes de las grandes sociedades y empresas, incluso de la de coches de punto; la representación de todo,
pero ni un Arquitecto.
Estas cosas no ocurren más que en España, es la frase obligada cuando se comete una falta de esa naturaleza; por eso,
cuando se comete en otra parte, debemos
decir: fowo en España, y servirnos, si no
de consuelo, al menos de lenitivo al pesar
que nos proporciona.
No se concibe nunca un olvido, si lo es,
de esa naturaleza, ó una falta semejante, si
el hecho es intencional; pero menos en París,
que debe casi en su totalidad el éxito de la
pasada Exposición á las soberbias construcciones ideadas por Arquitectos franceses ó
extranjeros, y en la que hasta el plan general fué trazado por uno de ellos.
Los Arquitectos han protestado enérgicamente, y es de creer que se subsane la
omisión; pero el hecho de haber prescindido de ellos es irremediable.
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