cuela. Faltaba Ja nación que nos dio un Lavoisier, y con él una

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DE CIENCIAS NATURALES.
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cuela. Faltaba Ja nación que nos dio un Lavoisier, y
con él una química nueva. Pero si es notorio que la
Francia ha descollado en esta ciencia, y ha sabido
abrir á las demás naciones nuevas sendas de instruc­
ción sólida; también lo es que adelantó poco en la
mineralogía, por no haberse atrevido á separarla de
la química, que con razón le merecía toda su atención.
N o se puede negar que algunos sabios naturalis­
tas de Francia se han ocupado últimamente en varios
ramos aislados de la mineralogia, y que han enrique­
cido la historia natural con obras inmortales; pero
también es innegable que faltaba alguno que organi­
zase la ciencia mineralógica , fixase sus límites verda­
deros, y diese siquiera una-nomenclatura metódica, .
para que los sabios de otras, naciones pudiesen reco­
nocer con exactitud los verdaderos minerales de que
han tratado en sus obras : obras sin contradicción pro­
fundas , y de mucho mérito.
E l célebre Saussure hizo observaciones muy im­
portantes, y colectó un numero precioso de materia­
les para la geonosia. Deluc se cubrió de gloria en la
misma carrera. Faujas, Dolomieu, Patrin y otros di­
rigieron su atención á los volcanes, y estudiaron con
ardor este grande fenómeno de la naturaleza.
Tales observaciones debian esparcir por precisión
nuevas luces sobre la construcción del globo que ha­
bitamos ; y de hecho demostraron que la tierra ha pa­
decido en algún tiempo revoluciones muy considera­
bles , unas generales y otras particulares.
Mucho hubiera ganado la mineralogia si limitan-^
dose los naturalistas á observar con imparcialidad los
hechos, no se hubiesen entregado al ardor de su ima- '
ginacion. Pero resonó la palabra geología, y el espí­
ritu atrevido del naturalista, abandonando la expe-
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