La huelga general deja “persianas a medias” en el

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La huelga general deja “persianas a medias” en el comercio de
moda
Como si de una estampida se tratara, las tiendas de moda
se han visto obligadas a cerrar sus puertas al paso de los
piquetes. Persianas abiertas hasta la mitad, dependientes
en la calle asombrados y guardias de seguridad en cada
una de las puertas. La huelga general ha obligado a las
cadenas de moda españolas a cerrar sus puertas,
intermitentemente, durante la mañana.
En el centro de Barcelona se respiraba un cierto aire de
preocupación. Los piquetes se ensañaban con los
establecimientos que permanecían abiertos a su paso. La
cadena de moda Blanco ha tenido que cerrar sus puertas
(con clientes dentro) al grito de unos manifestantes que les
avisaban de que hoy “no se trabaja”.
Todas las cadenas del gigante gallego mantenían sus
persianas bajadas a la mitad. Todas excepto Zara, que ha
permanecido con las persianas bajadas durante toda la
mañana. “Estamos atentos a la calle, ya que si vienen los
piquetes tenemos que cerrar nuestras persianas”, asegura
una dependienta de Stradivarius.
Massimo Dutti, Oysho, Bershka, Stradivarius y
Uterqüe. Cada una de ellas tenía en su puerta a un guarda
de seguridad y un dependiente, invitando a sus
consumidores a entrar a comprar y avisándoles, como en la
anterior huelga general, de que si se quedaban encerrados
dentro de la tienda a causa del paso de los piquetes
podrían salir por la puerta de emergencia.
Cordón policial en El Corte Inglés
Al contrario que las demás empresas de moda, que han
sufrido la huelga de una manera moderada y discreta, los
grandes almacenes El Corte Inglés han tenido que utilizar
servicios policiales para evitar que los huelguista
invadieran sus establecimientos.
En el edificio que la compañía posee en la Plaza de
Cataluña de Barcelona, los empleados han tenido que
acceder a él por la entrada que posee el centro en el
aparcamiento para evitar enfrentamientos entre los
empleados que no se han unido a la huelga y los
manifestantes.
El punto de venta que la compañía posee a cien metros de
Plaza Cataluña, especializado en el negocio multimarca, se
mantenía abierto con normalidad. Dentro del
establecimiento, los turistas, ajenos a esta huelga,
realizaban sus compras con total normalidad. La puerta
estaba vigilada por dos guardias de seguridad y la
encargada de la tienda, que ha asegurado seguir la misma
técnica que los demás comercios y cerrar las puertas de su
punto de venta cuando pasaban los piquetes.
El paisaje comercial en Barcelona cambiaba según la hora.
A las once de la mañana, en pleno apogeo de la huelga
general, todas las calles comerciales permanecían casi
vacías. Desigual, Mango, Hakei y la británica Top Shop,
por ejemplo, tenían sus persianas bajadas. Los empleados
miraban desde dentro de las tiendas. “La verdad es que ya
no nos asombra, está pasando lo mismo que en la anterior
huelga general pero se está viendo mucha menos
participación y menos vandalismo”, asegura uno de los
empleados.
Madrid: de la rebelión de Gran vía a la tranquilidad
de Preciados
En Madrid los efectos de la huelga general son muy
distintos entre las calles Preciados y Gran Vía. Mientras en
Preciados todas las tiendas permanecen abiertas con
absoluta normalidad, en Gran Vía la mayoría de los
comercios de las principales cadenas de distribución
tienen la persiana bajada a medias y los escaparates
repletos de pegatinas y pintadas sobre la huelga.
¿El motivo? Desde primera hora de la mañana, hay un
amplísimo despliegue policial en los alrededores de
Preciados, mientras que en Gran Vía todo lo contrario. Es
decir, los piquetes de los sindicatos han andado casi por su
anchas por Gran Vía, mientras que en Preciados la Policía
les ha cortado el paso.
La diferencia entre ambas calles es muy evidente a simple
vista. La principal arteria comercial de Madrid tiene menos
transeúntes que de costumbre pero los comercios (como
Zara, H&M, y Mango) están abiertos como un día
cualquiera. Además, apenas hay pegatinas de la huelga en
los escaparates ni en la acera.
En Gran Vía, en cambio, el ambiente es totalmente
opuesto: un tanto fantasmagórico. Las aceras están
absolutamente repletas de panfletos de los sindicatos y no
hay ni un solo escaparate ni fachada de edificio que no
tenga decenas de pegatinas de la huelga.
Además, numerosos escaparates tienen pintadas, como el
de H&M en el que se lee “Toma la huelga” o el de
Springfield, “Defiende tus derechos”. Por ejemplo, los
locales de H&M, Mango o Lefties tienen la persiana
medio bajada pero operan con normalidad, mientras que
Zara tiene la persiana totalmente subida. De entre las
grandes firmas presentes en Gran Vía, Custo Barcelona
es la única que tenía este mediodía su comercio
completamente cerrado.
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