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Mujer moderna y transmisión de ideas: las crónicas periodísticas a principios del
siglo XX
Mtra. Nora Lizet Castillo Aguirre, UANL
Dr. Víctor Barrera Enderle, UANL
Resumen
La palabra sugerida en la crónica periodística, en los escritos que a principios del siglo XX proponían
algunas mujeres que luchaban por derechos y por un espacio público, es un puente que comunica al
escritor con el lector. En el caso de las mujeres migrantes que comenzaban con su moda del periódico,
era un doble puente, primero, porque de esta forma figuraban en el ambiente público y segundo porque al
estar alejadas de los suyos por migrar y vivir en ciudades de Estados Unidos, podían expresarse y su voz
era comprendida por quienes también padecían los sentimientos de nostalgia.
Palabras clave: mujer, crónica periodística, comunicación, migración, espacio púbico
Para efectos de este estudio nos proponemos a esclarecer varios conceptos básicos para una mayor
comprensión de este apartado.
Por una parte hablamos de mujer y periodismo, es decir: la relación de la mujer con los medios de
comunicación a principios del siglo XX, en una época específica que es la época de la Revolución
Mexicana, que por situaciones diversas empujó a muchos nacionales a emigrar a otros países, entre ellos
Estados Unidos de Norteamérica.
Tomamos en cuenta también la noción de comunicación y de crónica periodística como manera de
establecer contacto, por medio de la palabra, entre escritores y lectores para mantener un diálogo.
Aludimos también al concepto del “México de Afuera”1, por tratarse, precisamente, de una visión sobre
México que tienen algunos periodistas y letrados de esta época y a la que recurren para fomentar el amor
patrio, inclusive fuera del país.
Para abordar estas temáticas recurrimos al texto teórico del doctor Darío Ángel Narrativas y memoria
(2007) en el cual hace una reflexión muy amplia sobre “la manera como los miembros de una comunidad
determinada o de un grupo cuentan una experiencia. Lo que se pretende averiguar mediante el
descubrimiento de narrativas frente a cualquier fenómeno relacionado con las marcas simbólicas que esa
experiencia ha causado en dicho grupo” (p. 165).
También consideramos la idea de identidad que maneja Magdalena Maiz (1998), quien comienza con la
reflexión de que “cada época lee de manera diferente a los autores del pasado pues cambian las
circunstancias del lector y los modos de aproximarse a las obras y de valorarlas” (p. 11)
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El concepto de “México de afuera” se refiere a la visión idílica que de México poseen los inmigrantes más cultos y que piensan que
no se deben cambiar los valores patrióticos como el idioma, la religiosidad y ante todo conservar el concepto de familia tradicional.
Gabriela Baeza (2006), La imagen de la mujer en la crónica del “México de afuera”, p. 26.
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Tratamos, de alguna manera, de establecer la relación entre el ente que escribe las editoriales y lo que
representa en el marco de la interacción cultural tomando en cuenta el repertorio social dentro del
espacio histórico, social en la que se manifiestan sus ideas y se propagan sus palabras.
La palabra sugerida en la crónica periodística, en los escritos que a principios del siglo XX
proponían algunas mujeres que luchaban por derechos, por igualdad y por un espacio público, es este
puente que comunica al escritor con el lector, y en el caso de las mujeres migrantes que comenzaban
con su moda del periódico, era un doble puente, primero porque así figuraban en el ambiente público y
segundo porque al estar alejados de los suyos al establecerse en San Antonio, en Houston y en otros
lugares de Estados Unidos podían expresarse y su voz era comprendida por quienes padecían esos
mismos sentimientos de abandono y de vacío.
En su editorial ARS LONGA VITA BREVIS……. 2, Loreley comienza con estas palabras:
“Salud, mis lindas compatriotas!
Desde la tierra – madre- doliente, que nos diera la vida, he llegado claudicante el alma, a
compartir con vosotras, el pan amargo del destierro.”
Evidentemente la manera de dirigirse a las lectoras pone de manifiesto que las lectoras comparten su
situación de migrante, que le duele la distancia y que se sienten transterradas. El lenguaje que maneja es
completamente formal y marca una distancia de respeto hacia sus lectoras, pero que las lectoras deban
respetarla también.
A finales del siglo XIX, principalmente en Europa se puso de moda la creación de los periódicos
femeninos, es decir, periódicos escritos por mujeres y cuyo contenido era leído y disfrutado
principalmente por mujeres. Rápidamente este auge de la comunicación epistolar, literaria y en forma de
panfletos llegó a ocupar espacios públicos en muchos lugares del mundo, México y Estados Unidos, no
fueron excepción.
En Estados Unidos, los escritos en los que baso mi estudio tienen distintos enfoques, fueron
hechos por una escritora con ideas muy particulares sobre la comunicación y la necesidad de transmitir
sus puntos de vista por medio de la prensa.
María Luisa Garza, Loreley contaba con la sección de Crónicas femeninas en el periódico El
imparcial de Texas (editoriales que tomamos en cuenta para este trabajo), que publicaba semanalmente.
Espacio en que hace una crítica evidente a ciertas tendencias en la conducta de algunas personas, sobre
todo a las mujeres que, a decir de ella, desatienden a su familia por trabajar fuera del hogar. Loreley, es
exponente de las ideas de la mujer moderna3. Fue la jefa de redacción en La Época y escribió para los
2
Editorial publicada en El Imparcial de Texas el 19 de agosto de 1920.
Se puede considerar que que un gran número de personajes femeninos de obras narrativas mexicanas entre 1816 y 1902 se
presenta una constante en su caracterización por medio de las virtudes hacen de la mujer decimonónica un modelo de la buena
hija, la buena esposa, la buena madre, la buena soltera y la buena solterona, es decir, la mujer hermosa sincera, generosa,
humilde, callada, obediente, recatada, doméstica pudorosa, fiel, religiosa, fuerte más no briosa, bella pero no despampanante; en
suma, el ejemplo de la mujer siempre vinculada con la vida familiar y dispuesta a cualquier sacrificio por defender su honor, su buen
nombre y la felicidad de los suyos, que son los “otros” en sus relaciones de familia. Ana Rosa Domenella y Nora Pasternac (1997),
Las voces olvidadas. México, COLMEX, p. 122-3.
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periódicos El Demócrata y El Universal gráfico. En su escritura novelada se identifican la idealidad y la
inspiración semejantes a la de los poetas modernistas. Sus crónicas son muy semejantes a las crónicas
modernistas que destacan un lenguaje serio, un vocabulario muy rebuscado y el uso de términos
europeizantes, sus crónicas son de carácter serio y aunque no contienen burlas, en muchas ocasiones si
emiten juicios muy severos a las personas que no comparten su manera de pensar. También hace una
crítica velada a ciertas tendencias en la conducta de algunas personas, sobre todo a las mujeres que, a
decir de ella, desatienden a su familia por salir a trabajar fuera del hogar.
En su calidad de migrante, por medio de sus textos se dirige a los que como ella, sufren el
alejamiento de su país de origen y los invita a leer su columna para escaparse de la realidad en que
viven y la nostalgia que les provoca el no poder estar en México:
“Las que como yo, añoráis entristecidas la patria enferma y acaso por enferma amada,
como lenitivo a esos quebrantos, venid conmigo después de haber visitado esos infiernos del
comercialismo brutal, hacia la gloria imperecedera del arte”. (16 de noviembre de 1920).
Con este tipo de escritos busca ganar la simpatía de los lectores, sin embargo es claro que su pretendida
solidaridad es atravesada por su posición elitista. Su público son las mujeres de posición media alta que
tienen acceso al periódico y a la lectura y que también son transterradas en Estados Unidos.
En las columnas de Loreley se vislumbra su lucha por crear una comunidad imaginada, una
nación mexicana en Estados Unidos. Sus crónicas revelan una actitud conservadora y tradicional que
dictamina que la mujer y el hombre deben seguir comportamientos distintos que han sido dictados por la
moral y las buenas costumbres. Estas diferencias entre hombres y mujeres se deben continuar y no se
deben cuestionar. En su crónica ella hace una diferencia entre lo que son los Estados Unidos y lo que es
México, algo que es un lugar común en la literatura de la inmigración. La comunidad estadounidense es
vista como un infierno comercial y se contrapone a la espiritualidad y la belleza de la comunidad
mexicana. La cronista se ve como representante del arielismo4. Loreley muestra su nacionalismo y dirige
su discurso con la ideología tradicional recordándoles a los lectores su condición de inmigrantes
mexicanos y ella es firme defensora de lo mexicano.
Dentro de sus textos apreciamos los binarios en los roles sociales, y otro aspecto que podemos
revisar de Loreley es el hecho de sentirse amenazada por la americanización y la pérdida del idioma de
sus lectoras. Loreley considera de gran importancia remarcar y enaltecer los valores del patriotismo, la
religión, el idioma, así como la importancia de la noción de la identidad que conforma una nación. De esta
forma enaltece el valor de la comunidad para evitar la aculturación. Entre las muchas formas que tiene
para representar sus ideas y transformarlas en escritos, utiliza los personajes bíblicos, mitológicos e
históricos para que las lectoras entiendan fácilmente lo que se les está tratando de decir. Intenta
4
Este término fue dado a conocer por José Enrique Rodó en su libro Ariel y señala que Latinoamérica es el espacio donde se
mantiene la esencia, la espiritualidad, que se pierde en Estados Unidos por el comercialismo.
3
presentar más información sobre el origen mexicano para enaltecer su patriotismo y convertirse en la voz
que refleja el pensar de la comunidad de mexicanas en Estados Unidos.
En muchas de sus crónicas encontramos que uno de los elementos repetitivos son el establecer
un diálogo directo con sus lectoras y su constante referencia a que en las calles de San Antonio caminan
personas como ella: artistas generales, damas ricas de México, personas de la élite que se encuentran
en el mismo plano que el refugiado económico que por causas de la Revolución Mexicana emigra. Todos
han sido desterrados y viajan solos, pero que se sientan afortunados que ahora ella está en los Estados
Unidos para que sepan que tienen una compatriota que escribe para ellos. No obstante afirmar que el
exilio pone a todo inmigrante al mismo nivel ella, por tener el don de ser una persona letrada, sobresale y
adquiere responsabilidad de instruir y moralizar a sus lectores en los Estados Unidos. Ella se denomina el
guardián de la moralidad mexicana5.
Un ejemplo de esta necesaria manera de salvaguardar las buenas costumbres es la editorial
titulada “la mujer creyente”
“En estos días de recogimiento y de piadosa contemplación ¿de qué podría yo hablar que
no fuera del misterio sublime de nuestra creencia?
Creer nada más grande, nada más bello, nada más consolador para la existencia…”6
Señala Gabriela Baeza Ventura que “la importancia de hablar de la mujer radica en que se le
considera la base de la familia, el centro, el ancla de la identidad nacional”7, de acuerdo con el concepto
de mujer que manejan los cronistas su rol principal está destinada a mantener la tradición cultural y
familiar, y muy particularmente de la mujer mexicana, que siempre ha gozado de mantener una firme
postura tradicionalista.
El doctor Nicolás Kanellos, creador the Recovering the U.S. Hispanic Literary Heritage Project de
la Universidad de Houston, en su estudio sobre la importancia de la prensa de inmigración afirma que por
medio de las ideas impresas al lector transterrado se le dificulta menos integrarse al país nuevo. En el
caso de Loreley, ella aporta su voz femenina con la intención de que no cambie nada, para que las
mujeres conserven su idílica visión de México, su imaginario “México de afuera” y que no se dejen
influenciar por la aculturación en Estados Unidos.
A manera de conclusión y después de mostrar algunos elementos que se encuentran en las
editoriales de Loreley, rescatamos el interés de la periodista en mantener las cosas sin cambio, pretende
que las mujeres mantengan su statu quo y que no se dejen ganar por el comercialismo brutal de los
Estados Unidos.
5
Como fiel seguidora de la tendencia arielista Loreley necesitaba conservar su lugar de elite y su idea de moralidad propagada de
sus lecturas. En varias de sus editoriales de 1916 a 1920 es frecuente observar esta auto nominación de “guardián de la moral”.
6
El imparcial de Texas. 24 de marzo de 1921.
7
Gabriela Baeza Ventura. (2006) La imagen de la mujer en la crónica del México de afuera, p. ++
4
Referencias:
Ángel, D. (2007). “Narrativas y memoria”. En Revista Ánfora, año 14 N° 23. Pag 165-184. Manizales:
Universidad Autónoma de Manizales.
Ariño, A. (1997) Sociología de la cultura, la constitución simbólica de la sociedad. Barcelona: Editorial
Ariel, S.A.
Baeza Ventura, G. (2006). La imagen de la mujer en la crónica del “México de afuera”. México: UACJ.
Domenella, A. y Pasternac, N. (1997), Las voces olvidadas. México, COLMEX.
Garza, M. Loreley. Editoriales diversas compiladas por Dr. Kanellos de la Universidad de Houston.
Guerra, L. (2007), Mujer y escritura. Fundamentos teóricos de La crítica feminista. México, UAM.
Kanellos, N. (2000) Hispanic Periodicals in the United States. Houston: Arte Público Press.
Kanellos, N. (2002), En otra voz. Antología de la literatura hispana de los Estados Unidos. Houston: Arte
Público Press.
Macías, A.(1982) Against all odds. The Feminist Movement in Mexico to 1940. U.S.A:
Greenwood Press.
Maiz, M. (1998). Identidad, nación y gesto autobiográfico. México, colección anadamios.
Ramos Escandón, C. (1992), Género e historia: La historiografía sobre la mujer. México: UAM, 1992.
Valdés, G. (1982), Puentes y fronteras. Estados Unidos de América: Castle Graphics.
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